N/A: No, esto no está abandonado, aunque sí lo dejé de lado un tiempo por varias razones diferentes (siendo honesto, se aplica a todos mis fanfics desde el año pasado). Pero como siempre me pasa, dejé la escritura de lado pero seguí trabajando en ideas y lore (y vaya que esto ha sido desarrollado en varios aspectos, especialmente en temas de cómo se diferencia del fanfic principal más allá del oficio de nuestro protagonista).
Una gran diferencia, de hecho, es que la Guerra Mágica, que en la historia principal terminó un año antes del canon, aquí todavía está en curso, aunque no como una guerra totalmente activa. En una nota aparte, la idea original para este capítulo la tiré al siguiente.
Dicho esto, los invito a leer y dejar reviews (o no, pero ojalá sí).
Disclaimer: "Highschool DxD" no me pertenece, todos los derechos a su respectivo autor. Este es simplemente un proyecto de un fan y solo clamo la propiedad de los elementos originales de la historia.
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Capítulo 3
Recuerdos Amargos
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—Despejen ambos lados. Ocho, derecha. Yo tengo la izquierda. Catorce, centro. Fuerza letal autorizada. —Catorce asintió, su espalda contra la pared mientras aceptaba la instrucción, contando los segundos en su mente mientras controlaba su respiración. Su comandante contó de cinco a uno con su mano izquierda y cerró el puño, lo que provocó que su compañero, Ocho, volara la puerta hacia adentro de un solo golpe tras aplicar un simple hechizo de silencio. Se apresuraron a entrar apenas un momento después.
Catorce fue el tercero en entrar, yendo directo al centro. A pesar de los disparos que escuchó a su izquierda, no encontró nada en la sala vacía frente a él. Miró a su derecha: Ocho acababa de dejar inconsciente a lo que parecía ser un civil, y a su izquierda, su comandante disparó dos veces hacia un sujeto frente a él, inquietándose ante un segundo cadáver a sus pies lo inquietó. Odiaba tener que matar si podía evitarlo.
Su atención volvió al centro cuando escuchó una puerta abrirse, instintivamente invocando un círculo mágico en su puño y golpeando hacia adelante. El hombre que apareció por la puerta no alcanzó a procesar la acción, recibiendo el golpe y clavándose en la pared a su espalda con suficiente fuerza como para abollar la estructura, cayendo inconsciente un segundo después.
—Revisen los cuerpos. Catorce, revisa el edificio.
Catorce asintió, cruzando la puerta por la que apareció el hombre al que noqueó. El pasillo estaba despejado, al igual que las otras habitaciones, todas envueltas en un exasperante silencio. 'Extraño', pensó. Estaba seguro de que los ocupantes que quedaran habrían sido alertados en ese momento. Tragó saliva antes de subir las escaleras, puños apretados, listo para lanzar otro puñetazo mientras sus ojos escaneaban en busca de una emboscada, sus oídos en busca de alguna pista.
Arriba había tres habitaciones, dos de ellas abiertas y despejadas. Uno mostraba señales de que sus ocupantes se habían largado a toda prisa. "Probablemente sea de donde vino el hombre de abajo", razonó Catorce. La puerta de la tercera habitación estaba cerrada y, como notó mientras se acercaba en silencio, ocupada, según observó por la rendija de la madera con el marco. Tres hombres, todos en guardia alrededor de la puerta. También estaban armados, lo que los hacía enemigos.
Se abstuvo de chasquear la lengua, un reflejo, aunque no pudo evitar tensarse. Entrar por la puerta era lo más sencillo, pero aparte de la posibilidad de que lograran dañarlo con sus balas, el ruido que harían alertaría a toda la ciudad. Fue a la habitación de al lado, colocando su palma en la pared. Tras hacer un simple hechizo de silencio, movió su puño atrás y...
[¡BOOST!]
La débil pared no fue rival para el puño blindado aumentado a varias veces su fuerza normal, permitiéndole a Catorce saltar a través de esta medio segundo después. Los tres enemigos no tuvieron oportunidad: dos quedaron inconscientes con un solo golpe antes de notar a su oponente, y el tercero apenas logró levantar su rifle antes de ser lanzado hacia adelante por un hechizo, su cabeza chocando con el puño en armadura carmesí justo antes de que el hechizo de silencio desapareciera. Catorce inspeccionó la escena, asintiendo para sí mismo antes de disipar su [Sacred Gear] y revisar en los muebles de la habitación, levantando los tres cuerpos con un hechizo de viento y llevando todo de vuelta al primer piso.
—¿Alguna suerte? —Preguntó su comandante, asintiendo como respuesta. Catorce le entregó los pocos documentos que encontró, dejando caer a los tres hombres que traía a un costado para que Ocho los buscara.
—¿Ustedes hallaron algo? —Inquirió por curiosidad. Su comandante se encogió de hombros indiferente, asintiendo antes de arrojarle algo. Lo atrapó con facilidad, encontrándose con un anillo con un complejo símbolo grabado.
—¿[Echelon]? —Murmuró, levantando una ceja—. Pensé que se disolvieron el año pasado.
—Yo también lo pensé. Al parecer alguien regresó de entre los muertos, y sin la ayuda de los demonios, para variar.
—Pareciera que no aprendieron nada después de la guerra. ¿No fueron prácticamente cazados hasta la extinción? —Preguntó Ocho, todavía buscando entre las personas inconscientes.
—Y sin embargo, aquí están, y cooperando con las cábalas mágicas nuevamente... necesitamos informar al mando de esto.
—¿Podemos siquiera contactar al comando divisional? —Preguntó Catorce, rascándose la nuca—. Sé que nos ordenaron silencio de radio, pero dada la importancia de esto...
—El Consejo lo entenderá. Eso espero, al menos. —Declaró su comandante, suspirando—. La Sexta División todavía está aliada con nosotros en lo que respecta a la política interna. Si hay un comando con el que es seguro hablar, es ese. Prepárese para retirarse pronto.
Ocho y Catorce asintieron, pero este último miró preocupado a sus víctimas. Normalmente, cuando tomaban prisioneros, los ataban hasta cuando volvieran o los dejaban en paz, pero en esta situación…
—¿Y ellos? —Señaló a los cuatro hombres inconscientes, aún vivos.
—¿Qué pasa con ellos? —Repitió su comandante, y a pesar de la menguante oscuridad previa al amanecer, Catorce podía apostar que lo vio levantar una ceja. Mientras tanto Ocho, terminada su búsqueda de los cuerpos, se dirigió hacia la salida para montar guardia a la espera de sus compañeros.
—No podemos dejar que den la alarma. Lo más fácil es atarlos, pero dada la importancia de esto...
—¡¿Eh, señor?! —Ocho llamó en voz baja desde la puerta—. ¡Tal vez quiera ver esto!
Los dos corrieron hasta la entrada de la casa, donde estaba Ocho. El susodicho señaló temblorosamente hacía unos puntos brillantes elevados en el cielo, que se alzaban lentamente hasta llegar al límite de la cúpula mágica que cubría la ciudad.
—Qué... demo... —murmuró el comandante.
—Esos... esos son ataques mágicos, ¿no? Y bastante poderosos —murmuró Ocho, ojos abiertos de la incredulidad y la voz temblorosa por el nerviosismo.
—¿Y si fueron alertados de nuestra redada? —Preguntó Catorce, dando un paso atrás.
—Imposible. Enviamos un PEM y un pulso mágico antes de entrar, y esos ataques vienen desde el centro, demasiado lejos para que nos hayan escuchado —replicó su comandante, mordiéndose el labio inferior—. Tampoco podrían haber recuperado su magia antes de que los noqueáramos. Entonces ¿cómo…?
—¿Serán para la batalla de la ciudad? —Ocho intervino, pero el comandante negó con la cabeza.
—No, no debería. Es una combate de posiciones de baja intensidad, al menos por ahora. Las pocas veces que se intensifica es siempre cuando un lado realiza una ofensiva.
—¿Había alguna ofensiva programada?
—Negativo. Ni nuestra ni de ellos, si los datos de los prisioneros son correctos.
—Pero entonces, ¿cómo? ¿Hay combate en otra parte de la ciudad...? Oh, oh no.
—¿Qué pasa, Catorce?
—Comunicación análoga. Los tres que había arriba estaban atrincherados en una habitación con mucho equipo destrozado. Podrían haber tenido algún equipo análogo ahí para comunicaciones de emergencia. —Se volvió hacia sus dos compañeros, ojos muy abiertos y sudor frío en la frente—. Estamos lidiando con [Echelon], ¿verdad? Trucos como este son sacados directamente de su manual, ¿verdad?
—Mierda...
—Espera… ¿eso no viene hacia nosotros? —Interrumpió Ocho, dando un paso atrás—. Son demasiados hechizos para tres tipos.
—¿Eh? —Tanto Catorce como su comandante levantaron la cabeza, notando que los hechizos, que ahora descendían, cambiaban de dirección y aceleraban cada vez más...
…directamente hacia ellos.
—¡Mierda! ¡Corran, ahora!
Pero ya era demasiado tarde: la velocidad de los ataques aumentaba metro a metro, y los tres apenas lograron llegar a la calle antes de que los alcanzaran. Lo último que Catorce logró escuchar antes de ser envuelto por un mar de llamas fue-
—¡-Hyoudou, despierta de una puta vez!
Los ojos de Issei se abrieron de golpe al saltar de su posición sentada, sus piernas pasando en cuestión de un segundo de estar flojamente extendidas a sostener su flexionadas y sus manos buscando un arma inexistente en su cinturón. Le tomó unos segundos darse cuenta de dónde estaba exactamente, notando la mirada desaprobatoria (y algo intimidada) de su jefe en el bar. Mirando a su alrededor para desviar la mirada, Issei notó que estaba en la sala detrás del mostrador, llena de cajas, casilleros y algunas pertenencias personales de las personas que trabajaban allí. Notando también que estaba pegado a la esquina de dicha sala, llegó a la conclusión más simple: tras sentarse contra la pared algún rato antes, se quedó dormido por accidente.
Eso también explicaría el desafortunado amargo recuerdo de unos meses antes.
—Perdón, jefe. Me quedé dormido.
—Así veo. —Se cruzó de brazos, una ceja levantada en lo que inspeccionaba a Issei. El japonés no se veía en mal estado, ello pese al desordenado sueño que parecía estar teniendo y que estaba durmiendo en el suelo—. ¿Estás bien? Si bien me gusta la gente dedicada, no me sirven las personas sin descanso adecuado. Lo sabes, ¿verdad?
—Sí, señor. —Issei arrastró un poco las palabras, el hábito de usar la palabra "señor" deslizándose inadvertido como un último recuerdo de sus días en el campo, poniéndose lentamente de pie—. No se preocupe, todavía puedo trabajar bien. Solo vine a descansar un poco antes del cambio de turno.
—Ajá... —Su jefe asintió lentamente, claramente sin creerle—. Bueno, lo que sea. Pero si necesitas tomarte un día libre o algo solo envíame un mensaje, ¿ok? No nos iremos a la bancarrota porque un barman está ausente un día o dos.
—Entendido. Ah, debería irme a la barra ahora…
—Claro. Nos vemos.
Issei asintió y se arregló el cabello antes de salir hacia el mostrador. El turno de la tarde casi había terminado, sus últimos minutos entremezclándose con los primeros del primer turno de la noche que le seguía. Eso también significaba que el bar, por un breve periodo de tiempo, tenía el doble de personas trabajando en la barra, lo que permitía a los clientes una gran facilidad para conseguir bebidas... y algunas luchas internas entre los trabajadores también.
—¡¿Quién diablos tomó el ron?!
—¡No puedes hacer un martini para salvar tu puta vida, mierda!
—¡Muévete, muévete!
—¡Mesa 14, anda rápido o perdemos la propina!
—¿Siquiera nos dan propina? Digo, estamos en Europa…
—¡No lo sé, ni me importa! ¡Muévete!
—Bueno, este es un pedido personalizado salido del infierno si alguna vez he visto uno…
Issei suspiró para sí mismo ante la escena, arremangándose la camisa y caminando hasta el punto medio entre el centro y las esquinas del mostrador. Era el lugar con la menor cantidad de trabajadores y clientes de toda la barra. Se cuestionó si unirse al desorden que eran los otros bartenders atendiendo a la gente, pero al final decidió no hacerlo, permaneciendo en segundo plano y esperando a que los trabajadores que terminaban su día en el turno de la tarde abandonaran el área, que calculaba sería en los próximos minutos.
—¿Aburrido?
Oyó preguntar a alguien, levantando la mirada buscando la de su interlocutor. Ojos marrones hallaron azules, e Issei sonrió en lo que daba un par de pasos adelante para encontrarse cara a cara con la teniente Alice Meyer.
—No realmente. Solo esperando que la barra se despeje algo de gente. A ambos lados —respondió, descruzando los brazos. Optó, en cambio, por apoyarse en la mesa con ambas manos—. Está desordenado, sí, pero es el tipo bueno de desorden.
—Ya sé a qué te refieres. —La rubia alemana se encogió de hombros, tomando asiento en el taburete frente a él y observando la masa de clientes—. Es un tipo diferente de desorden si lo comparamos al combate.
—Como el que fuiste a hacer en Alejandría, ¿verdad? —Se permitió una sonrisa victoriosa, burlándose de la teniente—. Oh no, espera, eso fue solo un ejercicio, ¿verdad?
—Chistosito… —Alice giró los ojos mientras apoyaba ambos codos sobre la mesa, cruzando los brazos sobre su pecho—. Ahora me dirás que hubo una misión secreta justo bajo de nuestras narices todo el tiempo, ¿verdad?
—Admito que sería bastante divertido, pero no es el caso —respondió con una sonrisa.
Técnicamente hablando, el rescate de Asia no fue bajo de las narices de Overwatch: no solo tenían un océano entero entre ellos y enfrentaban (y distraían) a diferentes grupos, Issei estaba bastante seguro de que la mayoría del personal de Overwatch no estaba precisamente al tanto del verdadero propósito del ejercicio (no es que los Equipos Centrales fueran exactamente abiertos con sus misiones. Si algo, era todo lo contrario), por lo que en realidad no estaba mintiendo cuando dijo respondió a Alice.
—Aun así, es la primera vez en mucho tiempo que vengo aquí durante la hora pico. Está mucho más ocupado de lo que recuerdo.
—Bueno, no somos exactamente un local grande, por lo que incluso una pequeña multitud puede ralentizarnos. Tener el doble de gente en una barra diseñada para la mitad del número regular no nos ayuda tampoco precisamente. —Issei se encogió de hombros ante su propio comentario, observando perezosamente la aglomeración en el centro de la barra.
—¿Lo tomo como la razón por la que estás aquí y no trabajando ahora? —preguntó Alice con una sonrisa burlesca, a la que Issei respondió con una propia.
—Me tomaré unos minutos libres hasta que se vaya el turno de la tarde.
—¿Eso significa que no puedo conseguir cerveza hasta que se vayan?
—Oye, nunca dije eso. —Tomó un vaso de cerveza y caminó hacia los grifos más cercanos, preparándose mentalmente para empujar a algunos compañeros de trabajo en el camino—. Siempre hay lugar para chicas hermosas en mi bar.
—Que sin embargo no es tu bar —respondió ella con una sonrisa todavía más amplia.
—Tampoco eres una chica hermosa, pero aquí estás —bromeó de vuelta con una sonrisa juguetona. Conversar con Alice era una forma infalible de mejorar su estado de ánimo, algo que necesitaba especialmente después de los recuerdos de su sueño. A menudo la consideraba una de sus únicas amigas verdaderas en el lugar traicionero que era la [Organización], al menos para los involucrados en su "lado oscuro", como lo llamaba. Tras un tiempo (y más de un poco de lucha que incluyó empujar a otros fuera del camino), Issei le estaba entregando un vaso cervecero repleto a la oficial rubia, quien la levantó en un brindis juguetón.
—¡Por nuestra exitosa misión!
Y tomó un gran trago del líquido dorado, sonriendo para sí misma. Issei simplemente se encogió de hombros ante la escena, apoyando los brazos sobre el mostrador mientras examinaba la escena.
—¿El teniente Kaltenbrunner tampoco vendrá hoy?
—¿Franz? —Alice se limpió un poco de espuma de los labios ante un gesto de Issei—. Dijo que estaba cansado. Nunca fue de climas cálidos, y el verano en Egipto no es realmente lo que llamas 'frío', ¿verdad?
—Cierto. ¿Está bien?
—¡Bien y vivo!
—Eso es bueno.
La mención de Egipto le trajo recuerdos de su anterior siesta involuntaria. No pudo evitarlo: era la última vez que ponía un pie en un desierto, y fue una especie de fracaso que lo hizo escoger abandonar el servicio activo (aunque definitivamente no fue el mayor fracaso en la historia de la [Organización], ese título todavía era propiedad de Operation Romade hace dos años. La caza de brujas en que se convirtió la búsqueda de culpables duró demasiado para su gusto).
Recorrió con la mirada a los clientes, buscando distraerse: mientras que el principal tipo de cliente allí era el individuo de alto nivel que quería algo de disimulo y calma, y probablemente discutiera uno que otro tema delicado, el bar también era el hogar de aquellos que realizaban misiones especiales y necesitaban un lugar para ahogar sus penas y preocupaciones en veneno legal, con una minoría de individuos felices que los acompañaban. Su jefe los había descrito no hace mucho tiempo en términos simples y no había olvidado las palabras que usó esa vez.
—De perdidos, prohibidos, destruidos, deprimidos, fracasados, malheridos y el ocasional optimista con poca esperanza de vida.
—¿Ah?
—Nada, nada. Solo como mi jefe describió la segunda mitad de nuestra clientela hace un tiempo —respondió sinceramente, cambiando su mirada de la masa de personas borrachas a su amiga—. Al menos en sus palabras.
—Fue un poco duro con ellos, si me preguntas.
—Siendo justo con él, no está tan equivocado.
—¿Y a qué grupo se supone que pertenezco? —preguntó Alice, ocultado su rostro con la cerveza. Issei decidió no darle el gusto de seguirle el juego esta vez.
—Supongo que de la mitad que no está hecha de esos.
Alice se encogió de hombros y siguió con su bebida. Issei sonrió brevemente y volvió a apoyarse en el mostrador, observando a la gente. La cantidad de bartenders estaba disminuyendo, y el momento de unirse a ellos estaba cerca.
Pero, hasta entonces, podía permitirse un poco más estar al margen.
—¿No deberías estar trabajando ahora? —preguntó Alice, levantando una ceja.
—Mira quién habla —respondió sin demora, su sonrisa juguetona regresando.
—No dije nada. —Con un gruñido, Alice volvió a su bebida. Issei tuvo que reprimir una corta risa ante sus payasadas.
"Un poco de bromas nunca hizo mal a nadie después de todo".
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N/A: Pues bueno, escribí la mitad del capítulo original en inglés en un avión (¿mencioné que me gustan los aviones?), pero demoré en algunos aspectos porque mantengo mis notas en discord o Google Docs, no muy amistoso a vuelos sin internet. Fue precisamente por eso que me tomé la libertad de dejar el tema que originalmente iba a venir en este capítulo, el de los invitados agresivos, en el siguiente, y desarrollé entonces una temática algo más ligera y exploré un poco del pasado de este Issei.
Aviso también, para las pocas personas que leen esto, que no planeo actualizar este fanfic en lo que resta del año en vista al anuncio que hice en el cap piloto de GATE: 1915. Tiene que ver con la poca prioridad de este fanfic.
Eso es todo. Espero que les haya gustado este capítulo, dejen un review (o no), y nos leemos más tarde,
RedSS.
