Naruto y Harry Potter no me pertenecen.

Escrito sin fines de lucro.

Espero, disfruten de este capitulo.

Lamento mi tardanza.

Advertencia: capitulo caliente. Leer a discreción del lector.

/Koi No Yokan /

Todo el trayecto de regreso a su lugar de hospedaje había transcurrido en un tenso silencio. Los compañeros de equipo de Shikaku habían huido lo más pronto que pudieron. Astromelia creía que el Nara la pondría sobre sus rodillas y la azotaría. Se sentía un ambiente pesado y la tensión entre ellos crecía cada vez más. Cuando dirigió su mirada hacia él lo vio con una expresión en blanco. Nada delataba lo que sucedía con él. La calma antes de la tormenta, una tormenta que estaba a punto de desatarse.

Ella no sabía cómo empezar una conversación con el ninja. El pequeño paseo a la luz de la luna se suponía que debía ser romántico. Era todo lo contrario para ellos. La tensión persistía. Era un repentino abismo, al cual no podía cruzar.

—Shikaku-san… —murmuró, él pudo oírla. Se detuvo como lo hizo la joven mujer, pero no hizo señal alguna de querer comenzar una conversación.

Ella comprendió el mensaje. No era el momento ni el lugar. No sabía cuándo lo seria. Entonces decidió que lo hablaría con él cuando estuvieran en sus aposentos.

Siguió caminando, sintiendo como la miraba. No sabía si debería angustiarse, enloquecer, llorar o suplicar. Necesitaba que él le dijera lo que estaba pensando. No quería tener que leer los pensamientos. Sería contraproducente, él era un hombre demasiado inteligente. Se daría cuenta de que ella no era del todo una "Hime-sama vulnerable" como la hacían parecer. Sabía que no podía decirle lo que era, no podía decírselo… por mucho que guardar secretos no era nada bueno. Ellos tenían un trato, un trato en el que se habían prometido ser del otro mientras durase la misión. Konoha terminaría todo, cortaría sus lazos de forma permanente. En este momento, no podía permitir que un mal entendido terminara esto que ambos tenían.

Debería esperar y ver, actuar según como se desarrollarán las cosas, no se preocuparía demasiado. Él podría estar molesto tanto como quisiera, ella no había hecho nada malo. Qué culpa podría tener ella si un sujeto acostumbrado a tener todo lo que quería con tan solo hacer un berrinche, una demanda, exigir las cosas que creía merecer había puesto sus ojos en ella. Por muy hijo del Daimyo del fuego que fuera, ella no estaba disponible para él. Quizás Shikaku estaba confundido con todo lo que había ocurrido.

Llegaron a sus habitaciones, ella estaba sumergida en sus pensamientos, se detuvieron al ingresar al cuarto. Ella procedió a quitarse la capa, las que siempre solía usar y que al Nara le parecía una moda extraña. Se acercó mientras ella se deshacía de la capa, se quedó detrás de ella, debatiendo si atraerla hacia sí en un abrazo de sus fuertes brazos o esperar y ver qué haría ella. Quizás el silencio era la única repuesta de ambos lados, pero era insoportable. En un impulso, la rodeó con sus brazos, hundiendo su rostro en su cuello. Su aroma lleno sus fosas nasales, había extrañado esto. Ella cerró sus ojos y no contuvo su suspiro.

—Te extrañé —admitió ella, mientras que él mantenía su estoico silencio.

Ella esperó a que él dijera algo, mostrara una señal o algo de su parte. Solo que quedó abrazándola. Se preguntó si acaso tendría algo más que hacer o si ya estaba libre de las obligaciones que le apartaron de ella por toda una semana. Quería escucharlo hablar. Que le dijera lo que estaba pensando, pero no obtuvo más que silencio entre sus fuertes brazos. Ciertamente, Shikaku no estaba de humor para hablar en ese momento. Se acercó a él de frente, sabiendo que no la apartaría de su lado, se puso de puntillas para besar su tensa mandíbula, con una sonrisa en sus labios siguió dejando pequeños besos es su rostro. Le quito su chaleco, dejándolo caer al suelo, ella se quedó observando la remera que cubría su torso, era transparente y cono una especie de rejilla. Toco su torso por encima de aquella prenda, volvió a besar sus labios mientras el Nara le correspondía con ansias, le ayudó a quitarse su camiseta, viendo lo guapo que se veía, ella se quedó sin aliento por un momento.

Besándolo, sus suaves manos hicieron su recorrido hacia más abajo, notando el gran bulto en sus pantalones. Lo escucho gruñir cuando metió su mano y acarició su polla, la mujer sonrió con satisfacción, lo había extrañado y quería disfrutar su noche juntos.

Shikaku se sorprendió al ver a la Hime-sama arrodillarse frente a él, bajar su pantalón y ropa interior, su polla erecta contra el hermoso rostro de la mujer, ¿lo chuparía? La idea de que ella lo hiciera lo encendía, quería ver hasta donde pensaba llegar. Vio como lamia su polla, chupando su glande con sus manos acariciando sus testículos. Siguió acariciando sus testículos con una mano y su miembro con la otra, observando la satisfacción en su rostro, ella creía que esta noche iba a ser verdaderamente larga y placentera.

—No le haría a un príncipe lo que quiero hacerte a ti, Shikaku-San —aseguró para llevarlo profundo en su boca.

Ella era infame y hermosa. Shikaku la pudo observar chupando su polla, como sus labios recorrían su envergadura, cerró sus ojos disfrutando del momento. Sus caderas empezaron a moveré, follándose esa pequeña boca astuta, el ritmo de sus embestidas variaba… Su húmeda y cálida boca seria su muerte, nunca, ni en sus más locos sueños pensó que Su Hime-sama le haría esto, ella lo estaba enloqueciendo.

Salió de su boca, se sentía tan cerca, no quería que esto terminara tan rápido, no ahora. La mujer se quedó de rodillas, su respiración agitada, labios hinchados y un bonito tono de rojo en sus mejillas. Ella chupó suavemente el glande, probando su sabor una vez más. Lamio el erecto miembro, sus ojos fijos el su amante, mientras alejaba su boca. Shikaku hizo que se levantara, ayudando a la mujer, mientras se besaban.

—Sabes tan bien, Shikaku-san —La mujer le dijo entre besos, acariciando con un agarre firme el miembro erecto —Quiero probarte más… Quiero que acabes en mi boca…

—Hoy no —La seriedad del ninja la hizo detenerse.

—Entonces, Nara-san. ¿Qué quieres de mí? —Una bonita sonrisa hizo que él se quedara observándola. Se acercó despacio a ella, besando sus labios, siendo correspondido con igual fervor y pasión.

—En este momento… Quiero quitarte esto —Sus manos se encargaron de quitar suavemente aquel hermoso vestido, que se deslizo por su cuerpo, quedando en el suelo. No pudo evitar mirar su figura, el conjunto de ropa interior blanco que llevaba y como podría desgarrar con un simple tirón aquellas prendas. Desprendió el sostén, ella lo dejo caer al suelo y permitió que él se acercara a ella.

Shikaku acercó el cuerpo de la joven lo más cerca que pudo al suyo, sonrió cuando la vio suspirar al sentir el contacto de su piel y sus manos recorriendo su espalda. Volvieron a besarse, un beso suave que ella correspondió. Beso su rostro, su cuello, fue bajando sus labios poco a poco, adorando cada segundo que probaba un poco de piel. Ella rodeo con su mano la polla de Nara, haciendo lentos movimientos, de arriba abajo, apretando poco a poco su agarre sin llegar a ser demasiado, lo escucho gruñir y sonrió divertida, no planeaba detenerse en ese momento. Vio como él tiraba sus pantalones, ropa interior y calzado lejos de ellos, deteniéndose un momento para poder hacerlo. Se sintió curiosa al ver que no se había quitado el resto de su ropa, mientras ella solo estaba en bragas, el ninja la atrajo hacia su cuerpo de forma brusca, permitiendo que ella rodeara los brazos en su cuello para besarse una y una vez, rodeando con sus brazos su pequeña cintura.

La polla de Shikaku entre sus muslos, rozando las suaves bragas mientras él movía sus caderas para crear fricción y con su agarre movía el cuerpo de ella suavemente. Se besaron despacio, disfrutando de las sensaciones que se brindaban entre sí, ella escondió su rostro en su pecho, aferrándose más a él gimiendo y jadeando de placer.

Él hizo que se diera vuelta, con ella dándole la espalda agarro su cintura y volvió a simular embestidas con sus caderas. Se detuvo, con un brazo rodeo su torso de forma firme, su otra mano fue bajando por su cuerpo, metiéndose en sus bragas, su dedo medio se hundió entre sus pliegues íntimos haciéndola suspirar y arqueándose de forma involuntaria…

—Estoy tan enojado, Hime-sama —le hablo en el oído, ella abrió sus ojos sorprendida intentando agarrarse del brazo que la sujetaba firmemente —No creo que hoy pueda ser amable. Solo dime ahora que me detenga, no haré después.

Ella gimió al sentir como acariciaba su clítoris, demasiado bueno, estaba tan mojada y lo quería, lo quería de cualquier modo que él quisiera.

—¿Quieres que me detenga? —ralentizo el movimiento de su dedo, hasta que se detuvo por completo, ella protesto mientras movía sus propias caderas para sentir una vez más ese embriagante placer que sus caricias le provocaban —Dime, Hime-sama.

—No. No te detengas ahorra —exigió.

—Tan mojada —dijo en tono de aprobación.

Volvió a rozar su clítoris en forma circulatoria, apretando y deslizando su dedo, dos de sus dedos siguieron acariciando ese lugar, frotando una y otra vez, siendo más rudo y despiadado.

—Aaaaah, Shi-Shikaku —gritó, y volvió a hacerlo.

Él no se detuvo, la sostuvo mientras seguía acariciándola y ella sintió su cuerpo tensarse y contraerse sin poder evitarlo, estaba experimentando un orgasmo con su toque, su simple toque le hacía esto… Nara no se conformó, siguió tocando ese lugar, haciendo que ella perdiera más su control hasta perder la coherencia de sus palabras.

Él la sostuvo, permitiendo que experimentara cada una de las sensaciones que le producían sus carias, quería probar un poco sus límites, sabía que ella podría estar un poco consternada por lo que su cuerpo podía o no sentir y hasta que limite podría llegar esta vez. Besó su cabeza, escuchando su respiración agitada.

—¿Aun quieres seguir? —cuestionó, quitando su mano de sus bragas, probo su sabor mientras ella se esforzaba por mirarlo.

—Si —Aceptó, ella no sabía hasta donde podría llegar, sentía un poco de curiosidad.

—Bien, ve hacia la cama, dándome la espalda. Apoya tu torso en el colchón, solo tu torso, los pies en el suelo —Ordenò.

La dejo ir, sonrió al ver que las piernas de la mujer aún seguían débiles. La vio seguir sus órdenes, tal cual le había dicho que hiciera. Su polla estaba palpitando, quería hundirse entre sus suaves pliegues hasta correrse y así, grabar todas las reacciones de la mujer. Se acarició la polla, mientras veía en silencio a su Hime-sama, solo en pensar lo que podría hacerle es este momento…

Se acercó, arrodillándose detrás de ella, para quitar las empapadas bragas que ella estaba usando, viendo la prenda en sus manos la usó para rodear su polla y moverla despacio, gruño solo por la idea de lo que estaba haciendo mientras la mujer no tenía idea, siguió obedientemente en su posición, esperando tranquilamente. Shikaku dejó las bragas envuelta en su polla, se acercó a la mujer, acariciando sus piernas, besándola despacio, acarició sus nalgas mientras las separaba un poco, viendo la zona intima aun húmeda y un poco enrojecida, hundió su rostro, lamiendo y chupando, la escuchó sorprenderse, gemir y jadear su nombre…

Podría decirse que la noche aun era joven.

continuara...