Hola! Este es uno de los capítulos más esperados no sólo por ustedes sino también por mi, espero disfruten tanto como yo lo hice al escribirlo.
*Personajes propiedad de Tom Warburton
Operación R.E.G.R.E.S.O.
Regresa al
Equipo elemento
Genial y
Rudo
Especializado en
Someter
Oponentes con fuerza
Rachel se puso de pie, logrando que el silencio se impusiera.
−En la fiesta del fin de semana logramos avances, no tantos como habríamos querido, pero al menos—miró a Kuki y Wally− lograron una buena distracción afuera. Padre y Rose se reunieron para sostener una charla, la conversación fue corta porque los ánimos se calentaron, pero logramos asegurar que hay una pelea de bandos, se están peleando por el territorio, si bien la mayoría de los adolescentes están con los ninjadolescentes de Rose, hay algunos que aún le son fieles a Padre, incluida Cree, personas clave. Podemos asegurar que el virus no fue obra de Padre, sino de los ninjadolescentes, aunque no abordaron mucho sobre el tema, como dije, fue una conversación rápida y el alboroto del patio hizo que se terminara antes.
−Aparte de eso− comenzó Chad− hemos logrado rastrear a 30C, quien estuvo presente en la fiesta, aunque no logró entrevistarse con Padre, creemos que el plan original era que él estuviera en la junta, no sabemos por qué fue el cambio de planes, pero gracias a los audios que consiguió 34, y que en realidad se grabaron gracias a Tres, logramos escuchar bastante de su charla con Evan, está aquí para dotar de armamento a los ninjadolescentes y eso es una mala noticia, según los informes que ustedes mismos han logrado encontrar, él creó los robots a los que se enfrentaron en el Ártico, sí Dos− el castaño había levantado la mano.
−También puede ser que… que número Vivianita haya tenido algo que ver, yo… no podría jurarlo, pero es algo que debemos tener en mente.
−Aún no hemos sabido nada de ella− agregó Mauricio− tenemos a nuestros mejores espías buscándola, pero pareciera que se la tragó la tierra.
−Ahora enfoquémonos en 30C− agregó Rachel− parece que estará en la ciudad y eso nos ocasionará problemas, nosotros y un par de ojos que tenemos en puntos estratégicos nos encargaremos de mantenerlo a raya, así que probablemente a nuestras tareas habituales se sume el seguir a ese traidor− miró a Tres y Cuatro− bueno, quizás no a todos les encargaremos la misión, pero si es que les toca, por favor haga su mejor esfuerzo.
−Creo que todos sabemos a quienes no vamos a encomendarles una misión tan peligrosa ¿verdad?− exclamó Fanny.
−Sí, sí, ya sabemos que lo arruinamos− se defendió Cuatro− pasa de página.
−Ya veremos cuando llegue el momento− interrumpió Mauricio− de todas formas, aún estamos trabajando en ello, lo que en realidad queremos anunciar, y que sí les corresponde directamente como sector es que después de hablarlo con el mini Sector V, quienes están a cargo de que ustedes no nos traicionen, hemos llegado a la conclusión de que necesitamos a todos de nuestro lado, y por ello, hemos decidido regresarle sus memorias a número Cuatro.
−¡¿Es en serio?!− exclamó el rubio− pero lo echamos a perder…
−En realidad− intervino Chad− la conversación que Kuki obtuvo de Evan nos vino como anillo al dedo, así que no fue un fracaso, no voy a decir que fue una misión exitosa, pero al final logramos ubicar a uno de los traidores que buscamos y vincularlo directamente, así que, gracias a ella serás restituido a tu equipo.
−En dos semanas le regresarán las memorias a número Cuatro, Dos tiene permitido comenzar a preparar la máquina y mientras tanto los exhorto a no meterse en más problemas, por favor− intervino Mauricio− lamento no estar aquí cuando eso pase, pero tengo algunos asuntos de los cuales encargarme y estaré fuera de la ciudad, creo que ya están acostumbrados a estos eventos así que en realidad no pienso que me necesiten, ya tienen a número Dos y él podrá encargarse de todo, me parece que 587 también tiene planes para el pequeño Sector V, así que lo más probable es que el regreso de Cuatro sea algo más pequeño, pero no por eso menos importante.
−¡Felicidades Cuatro, volveremos a ser un equipo!− exclamó Dos.
−Ya lo somos, pero nos vendrá bien que sepa lo que está haciendo− Abby le guiñó un ojo− y que encuentre el baño sin dar tantas vueltas por la casa.
−Bien hecho Cuatro− exclamó Uno− estoy impaciente porque me cuentes cómo fue ser líder de sector.
−Ah si… yo… al fin sabré… sabré cosas…− no pudo evitar mirar a Kuki, quien permanecía en silencio.
−Felicidades Wally, te lo mereces− dijo en voz queda− lo siento, estoy cansada, me iré a dar un baño y a la cama− se puso de pie y se marchó a su cuarto.
−¿Qué le pasa?− preguntó Fanny− pensé que pegaría brincos de emoción.
−¿En serio eres una chica?− le preguntó Chad− hasta yo entiendo qué le ocurre.
−¡Repítelo!
Los días siguientes habían sido los más largos para número Cuatro desde que había vuelto a reencontrarse con su equipo y no sólo por la emoción de que pronto volvería a recordar todo, sino porque Kuki seguía ignorándolo, ni siquiera parecía molesta, simplemente no hablaba con él a menos de ser necesario, no lo miraba y ni siquiera permanecía en la misma habitación que él si no era necesario o estaban acompañados.
Ese sábado Wally caminaba distraídamente por la Base del árbol, había estado entrenando un poco de box en su habitación y eso le había dejado hambriento, así que pensaba picar algo antes de ducharse cuando se topó a Kuki Kiut de frente, él pensó que ella simplemente pasaría sin mirarlo, pero lejos de eso, lo habló.
−Me alegra encontrarte, justo iba a buscarte a tu habitación− le dijo sin mirarlo a los ojos.
−¿Q-qué necesitas?− le dijo nervioso.
−Quiero regresarte esto− la chica le entregó entonces una chamarra doblada.
−Mi chamarra del equipo− dijo con el corazón acongojado−no es… necesario…
−No me siento bien de tenerla, y-ya no salimos de a mentiritas y… es tuya, tú te la ganaste− el chico asintió.
−Claro… entiendo− Kuki asintió y dio media vuelta por donde había venido dejando al rubio molesto, de hecho, dio media vuelta para regresar a su cuarto y desquitarse un rato más con el nuevo costal que Dos le había dado y que marcaba puntos y fuerza aplicada en sus golpes para así mejorar sus ataques.
La dinámica entre ellos siguió siendo tensa mientras la fecha para el regreso de número Cuatro se acercaba, una semana pasó rápido y cuando menos se dieron cuenta ya solo faltaban un par de días para el tan esperado día sábado, día que Dos había elegido para tener la máquina lista. Kuki seguía evitando hablar con Wally aunque quizás de lo único que no se podía librar eran las clases que compartían juntos, si bien en casi todas las clases podía elegir sentarse sola o con algún otro miembro del sector, en matemáticas la chica no tenía esa opción.
Ese miércoles por la mañana Wally había llegado temprano esperando pacientemente a que la chica ocupara su lugar a su lado, a inicios de semestre habían elegido compañero de banca y el profesor pidió que se sentaran así todo el curso debido a que los trabajos en parejas serían con ese compañero. Miró con una sonrisa como Kuki suspiraba antes de tomar asiento junto a él intentando apartar su silla lo más que podía.
−Buenos días Kuki− saludó él esperanzado a escucharla dirigirse a él.
−Buenos días− contestó sin siquiera míralo antes de ponerse los audífonos y esconder el rostro entre los brazos, dispuesta a ignorarlo hasta que el profesor llegara, algo que no tardó en ocurrir.
Aunque Cuatro se había mantenido dándole su espacio, no podía negar que le dolía sentirla tan distante por eso seguía dándole los buenos días, para al menos escuchar su voz. Además, tampoco podía permitir que reprobara matemáticas, así que a pesar de no hablarse él estaba al pendiente de los ejercicios que el profesor les había pedido resolver y le hacía notar a la asiática que sus operaciones no eran correctas, ella asentía sin mirarlo.
A mitad de la clase el profesor comenzó a repartir tareas ya revisadas y Sarah, quien estaba con ellos en clase pasó corriendo por la suya mientras Wally revisaba el procedimiento que su compañera de banca acababa de terminar, aunque no le hablaba le había puesto la hoja lo bastante cerca para que él pudiera echarle un vistazo. En el momento en que la chica pasó a su lado el Güero Torres notó un olor familiar, se giró hacia Kuki y la miró… pero el olor no provenía de ella.
−Mira Wally, un diez perfecto− le dijo Sarah al pasar de regreso junto a él, dedicándole una sonrisa. Él la miró intentando componer una sonrisa sin entender por qué le decía algo así a él… y entonces se percató que el olor venía de ella, fue más que obvio cuando se tocó el cabello haciéndolo hacia atrás en un claro signo de coqueteo adolescente mientras seguía su camino. Wallabee Torres reconoció de pronto ese olor y se giró a ver a Kuki, quien estaba recargando el codo en la banca y su barbilla en su mano intentando no prestarles atención.
Wally se acercó a ella y comenzó a olerla con descaro, incluso tomó un poco de su cabello y se lo llevó a la nariz, algo estaba mal.
−¿Qué te ocurre?− le dijo ella quitándole su cabello de las manos enojada.
−¿Por qué no hueles como siempre?− le dijo él en un susurro.
−¿A qué te refieres?
−Ya sabes… tu siempre hueles… bueno … hueles bien− la chica lo miró sin comprender− hueles delicioso en realidad− le dijo algo abochornado.
−No me hables…− le espetó molesta.
−¡No!− le dijo intentando modular su voz− hablo en serio, siempre hueles a… a vainilla, panqueques… no sé… es un olor particular que me recuerda algo que no… no logro asociar aún− Kuki lo miró y se obligó a contar hasta diez.
−Es el champú de vainilla de los simios arcoíris− le dijo resignada− se me acabó ayer y no he podido ir a comprar otra botella, así que Abby me dio del suyo, huele como a hierbas porque… es contra piojos.
−¿Y no te diste cuenta?
−¿De qué?
−Sarah…olía… olía como tu− le dijo Wally incómodo mientras ella lo miraba raro.
−No tengo tiempo de estar oliendo personas, además, el champú lo venden en cualquier tienda de Simios arcoíris, no es como que sea algo especial.
−Pero…
−Wally, en serio, no quiero hablar contigo− el chico dio un golpe en la mesa molesto mientras cruzaba los brazos ¿sólo a él le parecía raro que de buenas a primeras otra adolescente usara ese champú? Suspiró, bueno, tampoco es como que ser tonta fuera un crimen.
Ese día más tarde Kuki caminaba hacia los laboratorios algo distraída, se sentía así desde que sabía que número Cuatro regresaría ese fin de semana ¿aún quería hablar con él después de todo lo que había ocurrido? Ya no estaba tan segura, no después de todos los problemas en los que se había visto arrastrada, quizás, simplemente ella y Wally no estaban destinados a estar juntos, por mucho que le doliera pensar así ¿no ya se habían visto inmersos en demasiados malentendidos?
Tan distraída estaba que no notó a cierta chica poniéndole la zancadilla para hacerla tropezar; sin embargo, sus reflejos fueron más rápidos y pese a tropezar y soltar las cosas que llevaba en la mano, logró apoyarse en su mano y usar ese impulso para dar un medio giro y caer de pie. Se giró a ver qué había pasado y se encontró con Sarah, mirándola huraña.
−Veo que no por nada te aceptaron en las porristas− Kuki rodó los ojos, lo que le faltaba que de pronto esa chica se volviera de nuevo su peor pesadilla, la semana anterior no había parado de empujarla siempre que estaba sola y pasaba a su lado, incluso había fingido tropezarse frente a ella para bañarla de soda, pero en esa ocasión los reflejos de número Uno la habían apartado justo a tiempo para no terminar más que con un par de gotas en los tenis.
−No tengo tiempo para tonterías− le dijo molesta antes de que Sarah se pusiera delante de ella− tengo prisa.
−Sabes, no me simpatizas Kuki, no importa que ahora seas algo popular por ser parte de las porristas y la ex novia del Güero Torres− le dijo haciendo énfasis en ex.
−Sarah no te conozco, no te he hecho nada y si me permites, no tengo tiempo de hablar de tonterías− le dijo ella nuevamente, con fastidio, no era secreto que odiaba a esa chica, pero no iba a empezar una confrontación en la escuela, Mauricio les había pedido portarse bien y ella ya había jugado todas sus cartas, no creía seguir teniendo la misma suerte si seguía cometiendo errores en TND.
−Quizás tu no me recuerdas, pero yo a ti sí− con un movimiento le tiró los libros que recién había recogido y pateó uno de ellos cuando ella se agachó, nuevamente, a recogerlo− y amo hacer esto, sigues siendo tan patética.
Kuki recordó entonces varias veces en que de niñas, Sarah la había atormentado de esa forma y suspiró, no estaba dispuesta a ser nuevamente una víctima.
−No está bien molestar a las personas− le dijo mirándola de frente− discúlpate.
−¿Disculparme contigo? Sueñas− pisó uno de sus cuadernos para demostrarle que no estaba bromeando.
−No digas que no te lo advertí− le dijo Kuki tomando aire.
−¿Y qué me hará una porrista? ¿lanzarme un pompón?− le dijo la chica empujándola, pero entonces Kuki la tomó de la muñeca y se la torció, dándole un pequeño golpe en la boca del estómago que le sacó el aire y la hizo retroceder.
−No solo soy porrista, también estoy en el equipo de karate, búscate a alguien a quien molestar− se había agachado a recoger su cuaderno, su libro y su bolsa de plumas− no te metas conmigo porque estoy loca, por si tampoco eso sabías de mí. − unos pasos las hicieron girar hacia el pasillo, por donde venían Wally y Guillermo hablando de su clase de francés cuando ambos se quedaron paralizados al ver a Sarah doblada y jalando aire mientras Kuki terminaba de recoger sus útiles.
−Wally− logró decir Sara, quien había comenzado a llorar y corrió hacia él, intentando esconderse detrás− ella se volvió loca, me pegó, choqué con ella y por accidente tiré sus cosas, iba a ayudarle a recoger cuando− Wally se soltó del agarre.
−Sarah, en primera no es mi asunto y en segunda conozco a Kuki y ella no es así− le dijo intentando alejarse de ese olor a vainilla que tanto le recordaba a Tres y que le hacían no querer apartarse.
−Pero Wally, en serio ella…
−No es mi asunto− le dijo mientras se dirigía a la escalera desde donde Kuki los miraba y comenzó a bajarla− tengo clase, ustedes también deberían irse, si el prefecto las ve, ambas tendrán problemas.
Kuki comenzó a caminar por el pasillo sin decir nada más, pero no sin antes lanzarle una mirada de advertencia a la chica, ya no tenía 10 años y no iba a ser tan fácil intimidarla, menos cuando ella misma tenía tantas ganas de comenzar una pelea.
−Espera Kuki, yo tengo clase de biología contigo− dijo Memo echando a correr para alcanzarla y dejando a Sarah en el pasillo mientras más adolescentes comenzaban a pasar con dirección a sus clases, ella tuvo que quedarse un momento allí mientras recuperaba el aire y maldecía a la agente, eso no se iba a quedar así.
El viernes por la noche Wallabee Torres daba vueltas en el ring que usaba por cama sin poder conciliar el sueño, estaba nervioso por reencontrase con todas esas aventuras que ya todos sus compañeros recordaban, aunque también le daba miedo saber qué había hecho para que Kuki lo hubiera abofeteado nada más despertar. Tenía un par de ideas, claro está; sin embargo, sentía que le faltaba un poco de contexto.
Era algo referente a Sarah, a quien había borrado completamente de sus recuerdos hasta que había vuelto a aparecer, ella había sido su novia por un par de meses cuando él tenía 13 años y sinceramente ya ni se acordaba por qué había pasado eso. No es que se le hiciera una chica fea, pero ahora tampoco la consideraba una belleza y no creía que tuviera una buena charla, en general ella se limitaba a coquetearle descaradamente y é no pensaba que tuvieran nada en común, por más que pensaba no recordaba muy bien cómo es que habían terminado saliendo.
Vagamente recordaba que la conoció en el parque, hablaron de algún tema que ya no recordaba y de pronto se había sentido terriblemente atraído por ella, sin saber muy bien por qué. Ahora mismo culpaba a las hormonas, porque sinceramente, no se veía a él mismo saliendo con alguien que además usaba champú de Simios arcoíris, a menos claro, que fuera Kuki Kiut.
Pero a final de cuentas ¿por qué eso molestaría a Kuki? Ella le había dicho que habían sido su primer beso, quizás Kuki estaba celosa, pero de ser así ¿no era demasiado guardar rencor? Después de todo él era un adolescente libre cuando había andado con Sarah.
El rubio se levantó rindiéndose, no iba a poder dormir. Salió de su cuarto con rumbo a la cocina en la búsqueda de algo de comer mientras seguía pensando en las demás cuestiones que le daban curiosidad. Recordó nuevamente el video de su yo del pasado para Kuki, para ese momento estaba casi seguro de lo que quería decirle, pronto lo confirmaría.
Apenas había entrado a la cocina notó una lampara en forma de simio arcoíris sobre la mesa y a su lado vio a Kuki sentada junto a uno de sus peluches comiendo cereal, lo más seguro es que ella hubiera estado distraída y no lo oyera, de lo contrario ya se habría ido de la habitación.
Intentando no hacer ruido tomó un plato y se sentó frente a ella, sirviéndose leche y del mismo cereal de Avena con canela manzana, él miró que el peluche que la acompañaba era el Simio Arcoíris naranja con sudadera que casi siempre traía consigo y sin saber por qué, sonrió. La chica estaba con la mirada perdida, aprovechó para disfrutar del aroma que provenía de ella, parecía salida de bañar ya que el olor a vainilla era muy potente así que supuso había comprado nuevamente el champú de simios arcoíris, su cabello aun estaba húmedo; usaba un camisón lila de manga corta, el chico comenzó a comer despacio, mirándola.
Después de un par de minutos la chica parpadeó y habría tirado su plato, por el sobresalto que le causó ver a Wally tan cerca y sin que ella lo hubiera notado, de no ser por los reflejos del rubio, quien logró atrapar el plato y la sujetó de la mano.
−Yo también vine a cenar, no hablaré si no quieres− le había dicho mientras la invitaba a sentarse y seguir comiendo− pero tampoco me iré, yo también tengo derecho de estar aquí y sería agradable no comer solo.
Kuki respiró sobresaltada y se llevó las manos al pecho por la impresión, lo miró un largo rato mientras su corazón se tranquilizaba y después comenzó a comer de nuevo.
− Me gusta tu lámpara.
−Me la regaló Uno, no me gusta caminar a oscuras por la Casa del árbol, hay demasiados fantasmas de hámsteres por la casa− le dijo de manera neutra, ciertamente a ella también la ponía triste no poder hablar con su mejor amigo, extrañaba esos pequeños momentos.
−C-claro− le dijo él− por eso trajiste el peluche, para no estar sola− ella miró de reojo al peluche y asintió.
−¿Cómo se llama?
−¿Quién?
−El peluche, siempre lo tienes contigo, supongo que debe ser especial, además sé que les pones nombre a todos− ella tragó saliva.
−Es un secreto− le dijo sonrojándose, aunque seguía enojada, no podía negar que tener a Wally tan cerca, de noche y a unas horas de recobrar sus memorias la hacían sentir rara, además, no era buena para estar enojada con las personas, sin importar qué le hubieran hecho.
−Ya veo− dijo sirviéndose más cereal, era mejor no presionar, ya que era la conversación más larga que había tenido con la pelinegra desde el asunto con Rose.
−¿Estás nervioso?− preguntó después de un rato, el asintió.
−No le digas a nadie, pero… tengo miedo− le confesó.
−¿Miedo? No es tan malo, te electrocutan un par de minutos y sientes que te estalla la cabeza por un par de días, pero al final ganas más de lo que padeces.
−No me da miedo la máquina, me da miedo… lo que vaya a recordar− se sinceró.
−¿Por qué?
−Porque creo que soy una mala persona− le dijo desviando la mirada, no había podido de hablar de eso con nadie, pero con Kuki siempre podía ser él, incluso mostrarse vulnerable, extrañaba a su compañera de misión, pero también a su amiga− yo… bueno, sé que hice cosas y… tengo miedo de que ni yo pueda perdonarme− Kuki se quedó callada y por primera vez en mucho tiempo lo miró a los ojos, buscando las palabras adecuadas.
−Número Cuatro no hizo nada malo, tú sí− él la miró− pero no vas a entenderlo hasta que sepas… hasta que recuerdes que…bueno, mañana lo entenderás− Wally se quedó callado.
−Sé que estás ocupada con el entrenamiento de animadoras, pero ¿mañana estarás aquí? Cuando… cuando sea mi momento.
−Tengo que, es mi obligación como parte del sector.
−P-pero yo… yo… no quisiera que estuvieras por obligación… sino por… ya sabes… porque quieres− Kuki dejó escapar el aire que mantenía guardado.
−Si no quisiera no vendría, tu estuviste cuando número Tres regresó, yo estaré para ver a Cuatro regresar− el asintió, un poco más feliz y tranquilo.
−Y entonces hablaremos.
−No sé− le dijo ella incómoda− he estado pensando que quizás no tiene sentido hablar de nada, eso no cambiará lo ocurrido y…
−Ese no era el trato− dijo Wally levantando la voz− me dijiste que aceptarías que yo hablara cuando… cuando estuviera completo.
−Pero ya no tiene mucho caso− dijo Kuki− es que creo que sin importar las causas…el daño ya está hecho y…
−No, no, no, no, lo prometiste− se había puesto de pie− llevo meses callándome lo que quiero decirte porque me pediste que esperara a esa charla, no puedes simplemente decirme ahora que has cambiado de opinión.
−Sí puedo Wally, simplemente ya no− hizo ademán de levantarse.
−Pues entonces te lo diré aquí y ahora…
−No me interesa− se había puesto de pie, pero el rubio fue más rápido y se puso entre ella y la salida.
−Pues sabes qué, no me importa. He tratado de ser bueno y paciente contigo, me he callado lo que quiero decir para que tú estés bien y tranquila y ahora resulta que para ti no vale la pena, pues bien, entonces te lo voy a decir, quieras o no. Escucha Kuki Kiut, sé muy bien que estoy lejos de ser el número Cuatro que todos recuerdan y me da igual porque ni siquiera sé quién es, no puedo meter al fuego las manos por él, así que sólo hablaré por mí, yo… yo… tú− el chico se desordenó el cabello mientras ella retrocedía y respiraba agitadamente, una parte de ella quería salir de allí, la otra quería escucharlo− no siento nada por Rose, sé que es linda, pero no es mi tipo, tampoco Sarah, sé que fue mi novia pero no… ni siquiera sé por qué salí con ella, he salido con varias chicas y sé que no a todas las traté bien, pero desde hace ya algún tiempo, hay alguien que no me he podido sacar de la cabeza, en realidad… creo que me gusta la misma chica desde que tengo 13 años, pero apenas soy capaz de ponerlo en palabras.
−No… Wally…
−Me gustas Kuki, me gustas desde la primera vez que noté que me seguías, me gustabas incluso sin que habláramos o supieras que existía, pero desde que hemos empezado a hablar simplemente no hay lugar para nadie más en mi cabeza y yo… estoy casi seguro que es algo que Cuatro también sentía, que era eso lo que quería decirte en el video y lamento que no lo haya logrado pero… aunque estoy aterrado de lo que siento por ti yo si quiero decírtelo, hablando enteramente por Wally, yo… no puedo sacarte de mi cabeza y sé que estás en tu derecho de estar molesta por lo de Rose y no quererme cerca, lo entiendo, pero quiero que sepas que de verdad yo no la besé, no podría ni tampoco querría estar con alguien que no fueras tú, y… yo… quería que no sólo fuéramos una pareja de misión, quería… quería algo en serio aunque sé que lo eché todo a perder−dijo atropelladamente y bajó la mirada−y no tienes que contestarme nada, solo quería que lo supieras… antes de…
Kuki lo empujó contra la pared con las mejillas rojas e intentando con todas sus fuerzas no besarlo.
−Maldita sea Wally, siempre tienes que hacerlo en el último momento ¿no es así? − infló las mejillas, molesta.
−No comprendo.
−¡Ya lo sé!− se separó de él− eres realmente exasperante− resopló aun sonrojada y sin atreverse a mirarlo a los ojos− Cuando tengas tus memorias hablaremos ¿de acuerdo? Hablaremos de todo, ahora mismo estoy cansada, me iré a la cama− comenzó a caminar
−O-oye tu peluche y tu lámpara− tartamudeó él intentando que el corazón dejara de martillarle los oídos ¿había salido bien o mal su confesión? Ella se regresó y se los arrebató de las manos.
−Puedes decirle "Bee"− contestó sonrojada con la mirada gacha.
−¿A quién?
−A mi Simio Arcoíris, le digo "Bee"− dijo antes de marcharse casi corriendo intentando evitar que él se percatara del temblor de sus manos y del latido de su corazón que juraba terminaría por despertar a toda la base. Pasados unos minutos el rubio levantó los platos, guardó la leche, el cereal y se encaminó a su cuarto, algo más tranquilo y con esperanza de que pronto se aclarara el asunto que le preocupaba.
Uno, Dos y Cinco miraban todo desde uno de los pasillos en completo silencio y cobijados por la oscuridad.
−Bueno, al menos hablaron− susurró Dos.
−Honestamente estaba preocupado por ellos, pero tiene una esperanza ¿qué creen que pase? − empezó Uno enfundado en una pijama de tela escocesa roja.
−Esos dos se adoran− susurró Cinco usando una gran playera de la escuela sobre un short mientras se tallaba los ojos− yo creo que mañana todo debería solucionarse.
−No sé Abby, Kuki de verdad está molesta nunca le había dejado de hablar tanto tiempo− Memo usaba un pans gris y encima una playera de Star wars color azul.
−¿Kuki te ha dicho algo de este asunto?− preguntó Uno.
−No les diré nada, mis labios están sellados.
−No seas así Cinco, me preocupa mi equipo, esos dos no pueden estar así, no funcionamos como equipo si ellos no se llevan bien.
−Uno, al final yo tampoco sé que va a pasar ¿de acuerdo? Tengo fe en que logren hablar para al menos volver a ser amigos, ya si se vuelven una pareja… bueno, eso no podría asegurarlo.
−Sigo creyendo que si no hubieras mandado a Cuatro a la boca del lobo− empezó Dos.
−Oye, tampoco tenía forma de saber que algo así ocurriría ¿por qué insistes en culparme Dos?
−Porque Wallabee es mi amigo y todos sabemos que no podemos confiarle una misión así y menos sin memorias− le dijo algo molesto− te quiero nena, pero también creo que debiste haberlo pensado mejor si él no quería irse con Rose.
−Ya basta− dijo Uno cansinamente al ver que Abby se preparaba para defenderse− lo único que me falta es que ustedes también se peleen, vamos a ver qué ocurre mañana y si las cosas no avanzan tendremos que intervenir, ahora mismo mejor vamos a dormir, mañana nos espera un largo día a todos− los otros dos agentes asintieron.
Ese sábado había sido de mucho ajetreo en La casa del árbol, dado que el pequeño Sector V había tenido que ir a una misión por encargo de 587, Memo se habían pasado casi toda la mañana y tarde preparando a S.A.R.N.A. él solo ya que el castaño quería probar también los avances que había tenido con la esfera obtenida de la Base lunar y para eso necesitaba lograr que ambas máquinas se acoplaran, misión que no podía confiarle al resto de su equipo.
Por su parte, Cuatro había pasado todo el día en uno de los balcones de la Base del árbol mirando la ciudad y recordando la conversación que había tenido con Kuki, se sentía avergonzado, pero liberado. No había podido toparse con número Tres ya que había salido temprano a un último entrenamiento antes de la competencia de porristas que tendría lugar al día siguiente en el gimnasio de la escuela.
−¿Estás ocupado Cuatro?− Uno apareció detrás de él sacándolo de sus cavilaciones− hoy esperamos tener una pequeña celebración y no tenemos suficiente comida ¿me acompañas a hacer las compras?− el rubio se giró.
−Siempre vas con Cinco.
−No está en casa, salió a una misión ninjadolescente y volverá hasta la tarde, no tendremos suficiente tiempo, vamos Cuatro, te servirá para distraerte un rato y necesito ayuda para comprar todo− el rubio suspiró.
−Está bien, no me molesta, vamos.
−Me alegra que haya sido fácil convencerte- le lanzó un juego de llaves y el chico lo miró con suspicacia.
−¿Esto qué es?
−Las llaves del carro de mi papá, descuida, tenemos su permiso para usarlo, él y mamá están en casa del tío Ben, así que no lo necesitan.
−¿El carro de tu papá?
−O sea hello Güero, el único capaz de manejar el SCAMPER es Dos y no estoy loco para ir a molestarlo ahorita, y dado que como ya les he dicho muchas veces yo era un niño hasta hace unos meses, es obvio que no sé conducir y sin Cinco aquí, tú eres el único que sabe manejar un auto.
−¿Cómo sabes que sé conducir?− comenzó a girar las llaves en su dedo.
−Leí tu expediente, me gusta pensar que sigo conociendo a mi equipo, además, después de Dos y Cinco eres el que salió más alto en la prueba de vuelo.
−Sé conducir, pero no tengo permiso, creo que mis padres creen que huiré de casa si lo saco y, dado que no tengo auto, tampoco es que lo necesite.
−Mientras logres llevarnos al supermercado y traernos vivos no le veo problema.
−De acuerdo, pero no te quejes por cómo conduzco, por lo general son distancias cortas y con la supervisión de mi padre que se muere si algo le pasa a su camioneta.
Ambos chicos caminaron hacia el elevador que los bajaría a la casa de Uno y, con Wally al volante, se dirigieron al supermercado, donde surtieron rápidamente la lista de compras, para después, dirigirse al centro. Una vez que el inglés se sintió más confiado de las habilidades al volante de su amigo, se atrevió a pedirle que fueran a comprar un pastel, quería festejar en grande que esa noche por fin se reunirían todos.
Habían aparcado frente a una pequeña cafetería que Miguel había descubierto hace poco gracias a Rachel, los chicos entraron al lugar que tenía un par de mesas donde varios adolescentes estaban tomando café y comiendo, al fondo estaba una vitrina con los pasteles exhibidos y una pequeña fila.
Wally notó entonces que entre las adolescentes de una mesa estaba Sarah con algunas chicas de la clase.
−Miguel ¿puedes comprar el pastel tu solo? Necesito un momento.
−Claro ¿chocolate está bien?
−Está perfecto, si me disculpas tengo que hacer una última cosa como Wally− el inglés notó entonces la presencia de Sarah, que parecía haberlo notado y se susurraba con sus amigas.
−De acuerdo.
El rubio se acercó a la mesa de Sarah, provocando que todas se callaran y se giraran a verlo.
−Hola Wally− dijo Sarah jugando con su cabello− ¿estás pasando el rato con Miguel? − el rubio asintió− ¿es cumpleaños de alguien?
−A-algo así ¿podemos hablar en privado?− las otras tres chicas se miraron con sonrisitas mientras Sarah se apresuraba a ponerse de pie y salir del local hacia la esquina de la calle, donde nadie pudiera verlos.
−¿Qué sucede Wally?− le dijo ella sin dejarse de tocar el pelo, haciendo que de nuevo el chico percibiera el aroma a vainilla.
−Deja de meterte con Kuki.
−¿Q-qué?− preguntó la chica perpleja.
−Ya me oíste, deja de molestarla.
−N-no sé qué te haya dicho, pero es mentira, yo no…
−Sarah, hasta hace un par de meses yo también molestaba a los más débiles, sé darme cuenta de las rutinas de los abusivos. En las últimas semanas la has empujado al pasar más de una vez, le pones el pie, le lanzas bolas de papel e incluso has tratado de humillara y atemorizarla, no había querido decir nada porque sé que puede defenderse ella solita, pero la escena de la otra vez, si ella tuvo que ponerse física es porque ya la tienes harta y, seguramente tus acciones han escalado de nivel.
−Ya te lo dije, fue ella, está celosa porque le dije que hace un tiempo salimos y creo que eso la molestó.
−Sé que tú eres de esas chicas que les gusta molestar a otras y que Kuki pide a gritos que la molesten ahora que no tiene a un novio tan genial como yo para ahuyentar bravucones. Sé que ya no debería ser mi asunto, pero no puedo estar tranquilo. Me da igual si molestas a alguien más, no soy quién para juzgarte, pero déjala a ella tranquila.
−¿Ella te lo pidió?− le dijo con los labios apretados intentando tranquilizarse.
−No, por si no te has dado cuenta, no me habla. Como sea, sólo déjala en paz ¿de acuerdo? Sé que ella puede defenderse, pero no quiero que tenga problemas con los prefectos o el director, el busca pleitos soy yo, no ella.
−¿Y si me niego?− se cruzó de brazos.
−Dejaremos de ser amigos y no te lo aconsejo.
−¿Me estás amenazando?
−No, no lo tomes así, sólo tómalo como un favor a un buen amigo… o atente a las consecuencias− se quedaron mirando unos segundos− y otra cosa, cambia de champú, no me gusta que huelas igual a ella.
−¿De qué h-hablas?
−No sé, solo deja de oler como ella− en ese momento Uno lo llamó.
−Wally, ya lo compré, es hora de irnos− le hizo señales con una mano.
−Debo irme Sarah, piensa en lo que hablamos− el chico dio media vuelta y se marchó mientras la chica miraba el auto alejarse ¿cómo se atrevía a hablarle así?
Los dos adolescentes pasaron el resto de la tarde jugando videojuegos, era cierto que Miguel no solía ser fan de pasar el rato lejos del trabajo, pero después de haber estado separado de su equipo tanto tiempo, había descubierto que bien valía la pena pasar un rato con ellos y crear recuerdos en lugar de solo trabajar. Además, podía notar que Wally se moría de los nervios y realmente no quería estar solo.
Casi a las seis apareció Abigail arrastrando los pies.
−¿Cómo te fue Cinco?− preguntó Uno poniendo pausa al juego− ¿algo interesante?
−No, nada. Molestamos a un par de niños y tuvimos que pelear con algunos Chicos del barrio, que por cierto es lo que más odio de trabajar con los ninjadolescentes, tengo que dejar que me den mis pataditas y medir mi fuerza ¿aún no termina Dos?
−Ya no debe tardar− dijo Uno− no me he atrevido a acercarme ¿y si tú le preguntas? Contigo no se molestará.
−Seguro, pero primero debo darme un baño y cambiarme de ropa, no pienso recibir a Wally así− su ropa estaba quemada y sucia− ¿ya estamos todos?
−Falta Kuki− se quejó Cuatro, quien comenzaba a preocuparse.
−Ella vendrá Wally, descuida− le dijo Uno mientras Abby se encaminaba a su habitación.
−¿Seguro? Sé que sigue molesta conmigo…
−Cuatro, conozco a Tres mejor que tú en estos momentos y te puedo decir que sin importar qué tan enojada esté, no va a perderse tu regreso, dale tiempo, tuvo práctica de las porristas, quizás pasó a su casa primero o algo así− Cuatro lo miró no muy convencido, pero volvió a poner su atención a la partida.
Abby se apresuró a tomar un baño y vestirse, decidió ponerse un short de mezclilla negro, un top blanco y una sudadera oversize dejándose el cabello suelto; en cuanto se sintió lista se encaminó al cuarto donde Dos estaba armando la máquina.
−¿Necesitas ayuda?−preguntó Cinco entrando con sigilo.
−Hola Abby ¿puedes pasarme aquella llave que está sobre la mesa?− la morena se acercó y le pasó la herramienta, mientras echaba un vistazo alrededor, notando que además de una computadora que estaba conectada al casco había una canica.
−¿Es la bolita que trajiste de la Base lunar?
−Sí ¿quieres verla de cerca? Ven conmigo, quiero mostrarte algo− la tomó de la mano y se acercó con ella a la esfera, tomó uno de sus dedos y lo acercó ligeramente a la canica, ésta comenzó a lanzar rayos de colores mientras la castaña sentía electricidad en la yema de los dedos.
−¿Qué es?
−Es electricidad, conectada a S.A.R.N.A y el casco para novios, creo que podría regresarle las memorias a un agente.
−¿La probarás con Wally?
−No, con él lo haré de la forma que ha funcionado, pero quiero ver cómo se comporta la esfera, mira, la conecté a mi computadora donde hice un simulador de cerebro, así podré ver que zonas se iluminan y compararlas con las que se iluminen con Cuatro, quizás sea posible traer a número 60.
−No solo a él, sabes que si funciona ella te pedirá traer a más agentes ¿no es cierto?− Dos suspiró.
−Lo sé, pero creo que vamos a necesitar toda la ayuda que necesitemos ¿estas molesta? Sé que no es lo más ético y que darle por su lado a 86 nunca nos ha llevado a nada bueno, pero…
−Está bien Dos− lo tomó de la mano− sé que ahora mismo tu máquina es necesaria, además también yo quiero que nuestros antiguos amigos nos recuerden y creo entender cómo se siente Fanny estando con alguien que no recuerda la mitad de las cosas que vivieron juntos− se paró de puntillas y le dio un beso.
−Debo ir a tomar un baño antes de que Wally regrese, estoy todo sudado y lleno de aceite.
−Siempre he creído que tiene cierto encanto verte así− le pasó los brazos alrededor del cuello.
−¿A sí?− le dijo tomándola de la cintura y besándola− ¿quieres un pedazo de número Dos?
−¿Y por qué solo un pedazo?− comenzaron a besarse de manera desesperada, habían estado bastante ocupados esos últimos días y no habían tenido mucho tiempo para estar juntos.
−¡Ay por favor, otra vez besándose en horario de trabajo!− gritó Uno intentando no mirar.
−¿Puedes aprender a tocar?− le dijo número Dos exasperado y sin soltar a Abby− de verdad amigo, un día verás algo que no te va a agradar en lo absoluto.
−Ustedes son los que deberían poner un letrero o algo, en fin, me da igual, sólo quiero avisarles que ya apareció número Tres, el pequeño Sector V está en una misión y no podrá estar presente, lo mismo ocurre con Mauricio…
−Fanny y Rachel tienen una misión con los ninjadolescentes− agregó Abby aun entre los brazos de Memo− tampoco vendrán.
−Así que solo seremos nosotros− dijo Dos− me parece bien, aun no quiero que nadie más vea los avances con esa pequeña esfera.
−Bueno, entonces ¿empezamos? − apremió Uno− no sé tú, pero yo he esperado ya mucho este momento, quiero abrazar a mi equipo.
−Necesito tomar un baño, no tardaré− le dio un beso en la frente a Abby y se separó de ella− no creo que les pase nada por esperar 20 minutos más, la máquina ya está lista.
−De acuerdo− aceptó Uno− pero Abby tu vienes conmigo, no es buena idea dejar a Tres y Cuatro solos en la misma habitación− la morena asintió y lo siguió de nuevo a la sala de entretenimiento
−¿Kuki no tomará un baño?− preguntó la morena mientras caminaban.
−Está molida, dudo que sea capaz hasta de ponerse de pie, llegó a tirarse sobre el sillón, dijo que Rose la tomó contra ella, la verdad no me sorprende.
Treinta minutos después todo el Sector V estaba sentado en la sala de entretenimiento en un silencio sepulcral mientras Dos acomodaba la cinta donde Wally había dejado un último mensaje para su yo del futuro. Cuatro estaba sentado en el sillón grande junto a Uno mientras Kuki, aún con el traje de porrista estaba tirada sobre la alfombra, a un lado estaba Cinco, comiendo palomitas, pronto se le unió Dos con el control en la mano mientras ella le echaba las piernas encima, tenía muchas ganas de ver esa película.
−¿Listo Wally?− el rubio asintió− muy bien, vamos a ver qué tenía que decir el buen número Cuatro.
En la pantalla apareció una melena rubia sobre la lente y algunos ángulos del rostro, ya con rasgos adolescentes de número Cuatro, quien intentaba acomodar la cámara de mal humor. Detrás sólo se podía ver el ring que usaba de cama, una mochila y una bolsa negra. Pudieron ver que el chico se separaba del aparato y se alejaba un poco, sentándose frente a la cámara.
−Ahm… bueno… hola número Cuatro, espero que llegue el momento en que tengamos que ver esto y estemos de nuevo a lado de número Uno− una sonrisa llenó su rostro− si es así y está contigo ahora, quiero decirte, Uno, que nos has hecho mucha falta, he intentado… bueno, ya sabes, no echar las cosas a perder ahora que soy líder. Wally yo… siento que no tengo muchas cosas que decirte, podría parecer que ahora que me convertí en el líder del Sector he madurado, pero lo cierto es que sigo siendo… un cobarde− suspiró− no le digo que no a una pelea, pero soy incapaz de hablar de mis sentimientos con ella. Bien nos lo dijo ese viejito raro cuando nos rescataron de aquel internado y ahora te lo digo yo, somos unos cobardes, pudimos haberlo dicho y librarnos de la duda, saber si ella nos correspondía, pero siempre tuvimos más miedo de ser rechazados y confirmar lo que siempre hemos creído… que no la merecemos− se llevó las manos al cabello y pudieron ver las ojeras que rodeaban sus verdes y afligidos ojos− en los últimos meses sólo he intentado ponerla celosa una y otra vez con otras niñas ¿y por qué? Porque soy idiota, soy yo el que está aterrado de que por fin se decida por alguien más, le llegan tantas declaraciones que… que no tendría por qué elegir a un buscapleitos como yo− echó la cabeza hacia atrás−Wallabee Torres, cuando regresen nuestras memorias tienes… tenemos que decírselo sin que nos importe la respuesta, sólo… sólo para liberarnos de este peso, tenemos que ser una versión más valiente que como me siento en este momento, porque yo… yo ya no tengo tiempo− con el codo golpeó su mochila y ésta se fue de lado, como aún no estaba bien cerrada el contenido se salió y entre algunas prendas de ropa y una bolsa de galletas pudieron ver algo naranja y esponjoso que quedó en primer plano de la cámara.−Tonta mochila− tomó el simio arcoíris − estúpido chango, espero que al menos le gustes ¡Nos vemos en el futuro número Cuatro, y número Uno, estaré listo para volver a las filas de KND cuando sea!− hizo un saludo militar y se apresuró a apagar la cámara− ahora debo irme antes de que esa loca de Ochenta y seis venga a buscarme de nuevo, este sector no necesita más escándalos, se levantó y apagó la cámara.
Un silencio invadió la habitación, incluso Dos se había guardado sus bromas.
−O-oye Tres… e-ese… ese peluche del video…¿e-era Bee?− sintió cómo su cara comenzaba a arder.
Kuki se había sentado en la alfombra intentando no ponerse a llorar.
−S-sí, es Bee.
−B-bueno chicos− Dos se puso de pie− ¿por qué no dejamos esa charla para después? Ahora mismo es momento de activar a S.A.R.N.A, Cinco necesitaré de tu ayuda para operar la máquina, Uno y Tres ¿les importa quedarse aquí a esperar? − Uno y Tres asintieron.
−Aquí te esperaremos Cuatro− le dijo Uno.
−Buena suerte Güero− le apremió Kuki intentando componer una sonrisa y olvidarse de su enojo por un rato.
−G-racias, los veo en un rato− el rubio suspiró y siguió a Dos hacia la cámara de memoria, ahora más que nunca necesitaba respuestas. Wally caminó detrás de Memo y Abby hasta perderse de vista mientras Uno y Tres se quedaban en la sala en silencio, unos minutos después Kuki se levantó.
−Voy a estar un momento en mi habitación− dijo algo nerviosa.
−¿Segura? Pensé que esperarías a Cuatro…
−S-sí, sólo quiero asearme un poco, no tardaré.
−De acuerdo, apresúrate− la japonesa asintió y corrió hacia su cuarto.
Cuatro entró a la habitación de S.A.R.N.A con menos valor del que sentía y se apresuró a sentarse donde Dos le indicaba mientras Cinco le conectaba varios cables que Memo le había puesto en las manos mientras él tecleaba algo en una computadora que él no podía ver.
Unos minutos después Wally no paraba de gritar al sentir las descargas de S.A.R.N.A sobre su cuerpo, Abby había tenido que apartar la mirada de su amigo y únicamente revisaba los signos vitales de la computadora como Memo le había dicho mientras este revisaba el efecto de la esfera en la simulación y escribía cosas en una libreta.
Casi treinta minutos tuvieron que pasar antes de que la computadora mostrara que los datos se habían sincronizado con éxito y Memo le pedía apagar la máquina. Cuando el humo se disipó notaron a un chico mareado y confundido sobre el sillón donde estaba amarrado, Dos se acercó a desatarlo.
−¿Cómo te encuentras nene?− preguntó Abby con una enorme sonrisa.
−Creo que me cayeron 1000 pianos encima− le dijo en apenas un susurro y cerrando los ojos.
−Necesita unos momentos para recuperarse.
−Iré por los demás mientras tanto− le dijo Abby mientras salía a buscar a Uno y Tres.
−¿Puedes enderezarte amigo?− el rubio asintió y Memo le ayudó a sentarse bien en el sillón, recordaba muy bien la sensación de vértigo después de la máquina.
−Tu máquina sí que fríe los sesos− le dijo unos minutos después respirando con menos dificultad y menos nauseas− ¿no pudiste hacerla más amable?
−Bueno, jamás tuve oportunidad de probarla antes de esto, pero te prometo que vale completamente la pena, en unos días estarás mejor que nunca.
−Eso espero gordo, porque estoy a punto de vomitar los tacos que comí con…¡Uno! Oh Dios, Uno volvió− sintió una jaqueca abrirse paso.
−Sí, calma, estarás un poco confundido un rato mientras ambas memorias se acoplan, es normal, yo también sentí que me moría.
−Se siente tan raro, pareciera que acabo de cerrar los ojos en la Cámara de borrado de memoria en la Base lunar y luego se juntan recuerdos de chicas que no tengo la menor idea de quienes sean con... ¡no inventes!− intentó ponerse de pie pero tuvo que sentarse de inmediato porque la cabeza le daba vueltas− D-Dos… Tres me… ella me besó y…
−Relájate, llévate las cosas con calma, poco a poco todo se va a poner en orden, pero dale tiempo, y eso que ya te tocó una versión más sofisticada, le hice unos ajustes para que fuera menos caótico, aun así, entiende que no fue algo sencillo y necesito que te tomes tu tiempo para que…
−¡Cuatro! ¿eres tu?− Uno entró corriendo− ¿cómo estás Güero?
−No me alborotes al chamaco Uno…− se quejó Dos apartándose para que Uno pudiera acercarse a Wally.
−¡Uno, sabía que ibas a volver! El espacio no iba a ser tan genial como tu antiguo equipo− se puso de pie para abrazarlo− siempre les dije que ibas a volver ¿verdad que te lo dije Dos?
−Sí, sí, lo dijiste, ahora podemos todos calmarnos unos minutos no quiero que le dé un derrame o algo− dijo cruzado de brazos.
−Ahora que estamos todos juntos esos adolescentes no van a saber de dónde les llegaron sus pataditas− exclamó el Güero Torres al ver que Cinco entraba también a la habitación.
−¿Dónde está Tres?− preguntó Memo− solo me falta que salte a abrazarlo o alguna cosa así− la morena intentó hacerle una seña para que se callara, pero el daño estaba hecho.
−¿Dónde está Tres, Cinco? Pensé que irías a buscarla a su habitación− inició Uno.
−Ah, sí, sí fui pero…
−¿Dónde está Kooks?− preguntó Cuatro sintiendo de nuevo una punzada en la cabeza.
−No lo sé− declaró Abby− en su cuarto no está y según la información de la computadora… no está en la base.
−¿Se fue?− exclamó Uno− imposible ella quería que él volviera ¿no? O sea hello…
−Bueno… es que Kuki…
−Estaba molesta con Wally− completó Dos− pero no pensé que…
−¿Cómo puede estar molesta conmigo? Le regale un estúpido chango ¿saben cuánto me costó conseguirlo? Malagradecida…
−Güero, deja que acaben de llegar los recuerdos y te aseguro que vas a entender− empezó Memo.
−¡Ay no! – se había puesto de pie tan rápido que casi se tropieza con Uno, quien logró ayudarlo a recobrar el equilibrio a tiempo− ya me acordé…está furiosa, me golpeó… tengo que…− Dos lo tomó por los hombros y lo volvió a sentar.
−Lo que tienes que hacer es sentarte y dejar que nosotros nos preocupemos por Kuki.
−Sí Cuatro, ella estará bien, seguro mañana viene corriendo− le dijo Uno.
El chico intentó decirles algo más pero no logró hablar puesto que un escalofrío le recorrió el cuerpo mientras sentía en su mente caer otro puñado de recuerdos que mezclaban memorias de Wally y de número Cuatro por igual, sin dejarlo saber qué ocurría en el presente y qué se había quedado en el pasado.
−Creo que va a vomitar− escuchó que decía Cinco.
−En definitiva, va a vomitar, hay que buscar una … ya no.
Kuki Kiut se había sentado en uno de los columpios del parque que tantas cosas la había visto pasar, a esas horas los niños ya estaban en casa cenando y aunque se había topado con un par de adolescentes rondando ninguno le había puesto demasiada atención, quizás era la playera desgastada que traía puesta o tal vez les incomodaba verla llorar y no saber qué podrían decirle, lo cierto es que no era tan fácil ligarse a una chica en ese estado como todo mundo pensaba.
No había tenido el valor de esperar a Cuatro en la sala de la Base del árbol, había tenido tanto miedo que se había escapado en la primera oportunidad que había visto y se sentía terriblemente mal porque recordaba cómo era despertar después de S.A.R.N.A., necesitaba de todo su equipo, de sus amigos; pero también podía traerle memorias de golpe, como había ocurrido con ella al ver al rubio, se preguntaba ¿él qué recordaría cuando la viera?
La noche comenzaba a refrescar y ella solo traía puesta una playera verde de las Chicas Super poderosas, había escapado tan deprisa que olvidó tomar una chamarra, se abrazó a sí misma para intentar entrar en calor, ni siquiera había traído consigo el celular o el reloj comunicador para que no pudieran contactarla, necesitaba estar sola.
−Bien hecho Kuki, de nuevo actúas por impulso y ahora no podemos ni siquiera llegar a casa porque mamá y papá salieron a cenar y olvidé mis llaves− miró la luna, si sus cálculos eran correctos Cuatro ya tendría que haber despertado− y seguro todos están tan emocionados que ni siquiera se han percatado que me fui− la pelinegra se columpió un poco sin apartar su mirada del cielo, sin haberlo notado comenzó a llorar al recordar todas las cosas que habían ocurrido en las últimas semanas, no estaba segura cómo se sentía después de la confesión de la noche anterior− sólo quisiera que todo fuera como antes, aunque no fuéramos novios, sólo… tenerte a mi lado…
−Aquí estás− escuchó una voz tras ella que la hizo girarse dispuesta a mandar de paseo a cualquier adolescente que intentara acercarse− ¿de verdad creías que no iba echarte en falta, niña tonta? − ella se quedó con la boca abierta al ver Wallabee Torres con una palidez mortecina y sobándose la cabeza. El australiano tenía una migraña que parecía partirlo en dos y se sentía muy desorientado; sin embargo, no había dudado en salir a buscarla en cuanto sintió que las piernas le contestaban.
−¿Q-que h-haces aquí?− le dijo intentando salir del asombro− ¿¡estás loco!? Necesitas descansar, esa cosa te hace polvo el cerebro, no puedes andar afuera y menos tú solo, me sorprende que hayas llegado hasta acá− le dijo la chica histérica y levantándose del columpio.
−Necesitaba hablar contigo− le dijo trastabillando para sentarse en el otro columpio.
−¡Estás loco! Eso puede esperar, ahora mismo necesitas estar en cama y ordenar tus ideas…
−¡No!− le dijo él mirándola con profundidad pese a sentir que se moría− ya esperé bastante, le prometiste a Wally que hablaríamos y… Cuatro y tu prometieron venir al parque− sintió que se desmayaba pero logró asirse del columpio mientras la chica se levantaba y trataba de sostenerlo.
Transmisión interrumpida
