Capítulo III

-No princesa, él no era mi padre..

-¿Quién era ese hombre?

-Si me dejan continuar con la historia lo sabrán. Él era el hombre que me dio una familia, un sentido de pertenencia ya no era una huérfana más, ahora pertenecía un clan, sin embargo, nunca lo miré así en mi infancia hasta varios años después, por ironía de la vida o del destino, ya que todos estamos unidos a través de los hijos invisibles de este, ese hombre era mi amigo misterioso William Albert Ardaly.

-Oh por Dios, es el abuelo tu amigo misterioso, exclamó Pauna

-En ese momento entendí muchas cosas y otras tanta no entendí

-Abuela no comprendo qué es lo quieres decir.

-Will hijo, la vida en sí es misteriosa, yo conocí a mi amigo misterioso nunca le cuestioné nada sólo lo que él quiso compartir, entregué mi corazón lo puse en sus manos, pero al irse no entendía porque me había dejado a mi suerte, inconveniente no fue así.

-Abuela, dijo Pauna -sigo sin comprender.

-¿Por qué inconveniente?, preguntó Tony

-Porque él era el jefe del Clan Ardaly, un hombre poderoso con el mundo a sus pies y yo una enfermera sin futuro, por lo que nunca me dejo a mi suerte, siempre me cuido y me protegió a la distancia quizás, algunas veces cerca, así que sentí que no tendría un futuro a su lado yo una pobre enfermera que podía aspirar de esta al lado de un hombre como él.

-Mi amor no digas eso tú eras, eres y serás lo mejor que me ha pasado en mi vida, eres mi mayor fortuna.

- Hoy lo sé amor, sin embargo, en esos días fueron muy difíciles, el honorable Sir Ardlay, era inalcanzable para cualquier chica de la alta sociedad, me sentí feliz y devastada al mismo tiempo, estaba muy contenta de que tú fueras mi amigo el vagabundo, pero muy triste porque a partir de ese momento ya no te tendría a mi lado, fue como de telenovela cuando irrumpiste la fiesta de compromiso con Neal y dijiste que no estabas de acuerdo con el compromiso, que yo era tu hija y que nadie te había consultado.

-Mi hija por Dios, solo fue una manera de establecer mi autoridad y no permitir alguna denegación, fueron palabras muy difíciles de pronunciar mi amor, te lo prometo.

Volteando a ver a Candy y regalando una dulce sonrisa.

-Mí amor, después te fuiste de viaje y me volviste abandonar.

Reclamó Candy haciendo un puchero

-No te abandoné, tú decidiste ir al hogar de Pony a recargar fuerzas, mientras yo cumplía con mis obligaciones solamente.

-Vaya ya acabamos con la historia y ahora estamos contemplando los reclamos de antaño de los abuelos.

-Claro que no, aún no acaba la historia y no son reclamos son aclaraciones.

-En fin mi amigo misterioso el vagabundo, tenía nombre ya apellido completo ya no solo era Albert, si no el flamante jefe del clan Ardaly, William Albert Ardaly el también misterioso y excéntrico millonario.

Todos rieron dado el tono, los gestos y los movimientos de Candy

-Hoy en día el abuelo sigue siendo eso, el clan ya no es tan grande, pero somos miembros cien por ciento Ardaly, indicó Will.

-Sí hijo el abuelo es muy misterioso después de regresar de varios viajes de negocios, empezó a cortejar sin ser claro, un día me llegaba una carta de su parte, otro una visita inesperada, un día unos chocolates con una nota, pensándolo bien siempre llegaban esos detalles cuando algún caballero buen mozo se acercaba a mí, no sé cómo se daba cuenta.

-Ese secreto me lo llevaré a la tumba, dijo Albert sonriendo

- Él quería sorprenderme con la remodelación del hogar de Pony, así que contrató al mejor arquitecto de Chicago, para encomendar el proyecto de tal magnitud, con lo que no contaba es que dicho arquitecto empezó a cortejar y créanme no quieren al señor Ardaly de enemigo en esos terrenos.

-En ningún terreno abuela, volvió a intervenir Will, quien admiraba de sobre manera a su abuelo.

-Ese hombre no sé qué pretendía, además de no hacer el proyecto como se lo autoricé ya que cada detalle que realizaba lo consultaba con su Candy, quería conquistar el corazón de mi mujer.

-Así que utilizaste tu última arma.

-¿Qué hizo el abuelo?, interrogó Pauna

-Una hermosa mañana de primavera un par de semanas después de mi cumpleaños, llegó de repente al Hogar de Pony y me dijo, -Candy me acompañas a dar un pequeño paseo al padre árbol, por supuesto señor Ardaly respondí, fuimos a la colina y bajo la sombra que nos cobijaba me dice:

¡Candy, crees que ya puedas devolverme mi broche!

En ese momento abrí mis ojos y se llenaron de lágrimas, no podía creer que frente a mí tuviera al mismísimo príncipe de la colina, ese chico que había conocido por casualidad hacía varios años y que nunca había logrado olvidar. Mí príncipe estaba ahí a mi lado sonriéndome, en ese momento tuve una revelación una utopía hecha realidad, amaba a ese hombre desde mi infancia.

Estaba extasiada, sentí como todo mi mundo cobraba sentido, no solo era mi amigo, mi protector era mi vida entera mi amor por siempre.

-Aún lo soy princesa

-siempre

-Qué romántico, dijo Pauna en medio de un suspiro, así quiero encontrar un amor como el de ustedes y todo inicia por un misterio, podrá Henry sorprenderme así.

-No lo creo princesa porque yo soy único.

-Amor no seas vanidoso, claro que sí Pauna, Henry te puede sorprender y ser el hombre con el que decidas compartir tu vida.

-Abuela, dijo Will.

-Tú también puedes ser el príncipe de Emma

-Bien creo que esta historia si tuvo un final feliz.

-Vamos abuela a tu habitación para que me muestres ese bendito broche con el que todo inició.

Salieron Candy y Pauna del salón del té.

Al quedarse solo los caballeros, Tony intervino.

Que buena historia abuelo, algo había escuchado, pero no tantos detalles tendrás que instruirnos más en el arte de conquistar a las chicas.

Yo solo he trabajado por conquistar a tu abuela, ella siempre ha sido la elegida sólo que tomó algún tiempo para darme cuenta de ello.

-Abuelo si eso fue así, por que enviaste a la abuela Candy a viajar sola a Rockstown a buscar otro hombre, en primer lugar, puedo estar en situaciones peligrosas y en segundo lugar que tal si ella hubiera elegido a ese hombre.

Cuestiono Will.

-pongan mucha atención hijos, su abuela siempre fue una mujer muy fuerte y ha sabido enfrentar la vida sola, puse escoltar a cuidarla a la distancia, no podía partir que algo le pasara así que por ese lado estaba tranquilo no iba a permitir que algo le pasara a la niña de mis ojos, como hombres siempre tenemos que proteger a nuestras mujeres, pero tenemos que darles la liberta de ser ellas quienes luches sus batallas, por lo que hace a tu segundo punto esa ha sido una de las decisiones más difíciles de mí vida, no quería un amor a medias o una vida con sombras, quería que Candy mi elogiará a mí sin dudas, sin miedos con plena convicción de ser yo el hombre elegido, para ser su compañero de vida y gracias al cielo así fue.

Sonrió Albert a terminar de explicar

Estuviste nervioso abuelo durante ese viaje de la abuela,

William, nervioso, ansioso y lo que le sigue, era mi felicidad la que estaba en juego. ¿Tienes dudas de declarar tu amor a Emma?

-Sí

-El que no arriesga no gana hijo, en la vida hay que apostar, yo he visto a Emma como te mira, no tengas miedo, lucha por ser el hombre que ella necesita.

-Gracias abuelo.

Se despidieron y Albert subió a su habitación.

-Hola princesa,

-Mi príncipe, te amo

- Y esa declaración de amor.

-Al recordar nuestra historia una vez más quiero darte las gracias, por ser tú, por estar, por darme un nombre, una familia, una vida, un amor, un sueño hecho realidad.

Esto lo dijo mientras se abrazaban.

-Gracias a ti mi amor por permitirme ser el príncipe de la colina, tu primer y último amor.

FIN…