Notas Iniciales: Hemos llegado oficialmente el lemon de la OTP, después de tantas parafilias sin alcanzar el punto más alto.
Illudofilia
El mundo nuevamente había conspirado a su favor. Emma tendría que salir con sus compañeras de la escuela para trabajar en un proyecto de equipo, todo ToMan estaba libre de reuniones importantes, sus amigos más cercanos estaban ocupados con sus propios asuntos mientras Draken estaría libre para pasar el rato junto a él. Mikey no podía pedir oportunidad más perfecta para tratar de conseguir un nuevo avance en su relación. Normalmente era Manjirou quien atacaba, buscando provocarlo para que se rozaran más allá de lo cotidiano, pidiéndole sutilmente un beso o alguna caricia poco inocente. Ese era el día en que trataría descubrir otro modo de despertar los instintos sensuales de su pareja además de los besos. No era que a Mikey le aburriera besar a su subcomandante porque no era así en absoluto; besar los labios de Draken era toda una experiencia, lo delataban los gemidos que era incapaz de contener sentado sobre su regazo mientras el más alto usaba como respaldo el borde de su cama sin soltar a su líder de la cintura.
—Kenchin, la forma en que me besas… —dijo entre jadeos, deslizando con cierta timidez la lengua contra la ajena únicamente para alejarla de nuevo—, se siente tan bien, es… es como si me cogieras con nada más que tu boca.
—Sólo estás divagando —le reprendió, dejándolo recuperar el aliento un momento sin apartarse demasiado, frente contra frente, mirándolo a los ojos, gesto al cual Mikey correspondió agregando una sonrisa seductora.
—Tenernos a Emma y a mí te ha vuelto mejor, más hábil cada día. Llegará el momento en que consigas hacernos llegar al clímax con sólo besarnos.
—Lo dudo.
—Yo sé que sí, no te tengas tan poca fe.
—Soy realista. Es decir, seguro a ustedes les gustan los besos pero no tanto como a mí, es imposible que puedan sufrir orgasmos sólo con eso.
— ¿Me estás proponiendo tener sexo?
—Si eso quieres.
—Quiero —aceptó Mikey rompiendo la escasa distancia entre sus labios para darle el beso más profundo que pudo realizar en esos momentos aunque se separó teniendo una idea en la cabeza que no pensaba descartar—. Pero no puedo ser el único que lo disfrute. Dime qué quieres hacer.
— ¿Qué más podemos hacer aparte de elegir nuestro rol?
—Quiero que tú me penetres, no hay nada qué elegir. —Draken se avergonzó por la rapidez con la que Manjirou había seleccionado sus posturas en la cama, estaba agradecido con su elección pero eso no impedía que se sonrojara—. Me refiero a que… puedes elegir alguna actividad que te haga sentir inspirado mientras tomas mi virginidad.
— ¿Como qué?
—Algo que hayas pensado pueda ayudarte alcanzar el placer al máximo. Como cuando aceleramos nuestras motos adelantándonos a todo vehículo recorriendo la carretera.
Draken reflexionó en ello un par de minutos, dejando que un silencio cómodo los abrazara mientras su líder y pareja se entretenía desatando sus cabellos teñidos de rubio, acariciando con devoción el tatuaje de dragón adornando la zona rapada de su cabeza. Ese tiempo lo aprovechó también para contemplar a Mikey, pensando en que era de los pocos miembros de Tokyo Manji que nunca tuvo la intención de hacerse un tatuaje, y el pensamiento golpeó la mente de Draken con algo que no había considerado hasta el momento a pesar de todo.
—Creo que sé lo que podría hacer.
— ¿Si?
—Mikey, ¿te molestaría que manchara tu limpia piel?
— ¿Ah? —El joven Sano miró confundido a su segundo al mando.
—Es algo que tengo tiempo pensando… jamás te has mostrado interesado por tatuarte algún símbolo, ni siquiera el logo de nuestra gang. Nunca has querido hacerte un piercing o algo así. Tengo curiosidad de ver tu piel marcada con frases denigrantes.
—Kenchin… —Mikey tembló impresionado por la lujuria que cargaba aquella frase final, reconociendo ese brote de calor que fue directo a su sexo, haciendo que su respiración fuera laboriosa mientras Draken usaba sus labios para plantarle una serie de besos duros en su garganta expuesta—. E-Está bien… —tartamudeó. El invencible Mikey nunca había tartamudeado pero decidió entregarle el beneficio a su subcomandante por haberlo excitado así—. Tienes mi permiso, sólo… mierda, sólo asegúrate que las marcas se borren lo antes posible. Y… y no pintes donde sea muy visible.
—De acuerdo.
Ambos se movieron por la alcoba de Draken en la búsqueda de plumones, y después de unas cuantas pruebas en el dorso de la mano del propio Ryuuguji, se acomodaron en el centro de la cama. Después de desnudarse por completo, Mikey se recostó con las almohadas en un ángulo adecuado para no cansarse y poder observar cómo su pareja escribía la primera frase sucia en el vientre. Y aunque no podía ver los kanjis con claridad, le complació ver que tal había excitado a Draken lo suficiente para que tomara la iniciativa de practicarle un oral. Le complació tanto que hubiese gemido en volumen alto pero no quería verse demasiado emocionado por la situación. Cuando Ryuuguji apartó sus labios del glande de su pene, Mikey le dedicó una sonrisa satisfecha.
— ¿Funcionó, Kenchin?
—Si —dijo, deslizando sus grandes manos desde su abdomen hasta su cadera, la cual tomó con fuerza, girándolo con facilidad para que el pecho de Mikey impactara contra las almohadas—. Gracias a eso, ahora sabrás lo que es bueno.
—Kenchin —lo aclamó alargando las vocales para demostrarle su urgencia.
Draken escribió algo más en la espalda baja del más pequeño, letrero que lo ayudó apresurarse con la elasticidad posterior a la preparación que habían realizado antes de enfocarse en la actividad sexual acordada, haciendo a Mikey sacudirse con antelación, impaciente por experimentar el sexo entre varones. Draken lo penetró con cuidado sin perder de vista las palabras escritas en un dialecto obsceno mientras el Sano se sentía enloquecer por la sensación invasiva.
—Maldición, esto no es como me lo imaginé —jadeó reduciendo lo más posible la tensión en su voz.
—Respira, Mikey. Está siendo doloroso también para mí —gruñó Ryuuguji.
Manjirou tomó en cuenta su sugerencia, amando en silencio las caricias de los largos dedos de Draken en su flácido miembro que volvía a transformarse en erección por la generosa atención. El subcomandante de la ToMan empujó una y otra vez hasta que finalmente estuvo hasta el fondo en su recto, presionando algo en su interior que enviaba pulsaciones placenteras a todo su cuerpo. Mikey apretó los dientes, inseguro de lo que debería hacer ante las sensaciones, todo lo que podía era sentir y reaccionar por instinto, ni siquiera podía pensar en quejarse. Se mordió los labios.
—No te costó trabajo encontrarlo, Kenchin —le felicitó después de unos minutos, abriendo los labios de tal manera que estaba salivando con la punta de la lengua ligeramente afuera. Al ver esto Draken no perdió tiempo en atrapar su boca para besarlo con la misma severidad con la que comenzó a embestirlo—. Kenchin… tan rudo… —susurró lanzando un brazo hacia atrás para sostenerse de la nuca de Draken, enterrando los dedos en las largas hebras rubias—. No te… detengas… Kenchin…
— ¿Oh? ¿Te gusta así? —jadeó contra su oído, inspirando una segunda ola de placer.
—S-S-Si…
—Perfecto, no pensaba dejarte escapar de todos modos.
Draken volvió a erguirse para impactar su pelvis contra los glúteos a su disposición distrayéndose nuevamente con las palabras que había escrito en la piel de Mikey, sintiéndose mucho más excitado por ello. Si el sexo consistía en adueñarse del cuerpo del invencible Mikey el tiempo que quisiera y cómo le placiera, definitivamente tendría que agregarlo a la lista de sus pasatiempos favoritos. Había crecido entre condones y aroma a lubricante pero esta era la primera vez que realmente gozaba de los beneficios del sexo. Y le encantaba. Ya quería intentarlo con Emma también. Aumentó el ritmo de sus embestidas, obteniendo un grito que Mikey ahogó impactando su cara entre las sábanas y ocultando su cabeza entre los brazos antes de que finalmente eyaculara. Draken lo acompañó cuando el más pequeño fue incapaz de mantener el equilibrio, así que lo sostuvo en posición hasta que él mismo perdió todas sus fuerzas.
Se quedaron así, recuperando el aliento. Y aunque Manjirou estuvo tentado a dormirse con la facilidad con la que su consciencia se perdía entre parpadeos, decidió moverse de su posición, colocándose boca arriba para encarar a su acompañante, estirando sus brazos en su dirección para darle a entender que se recostara a su lado, indirecta que Draken captó por lo que se tumbó a su costado. Mikey recibió a Ryuuguji entre sus brazos, acomodándose de tal manera que lo hacía lucir como un koala.
—Esto va doler cuando me enfríe, ¿verdad? —inquirió indispuesto a moverse.
—Supongo. Pero no te preocupes, cuidaré bien de ti como siempre.
Con un gemido que pretendía confirmar la declaración de Draken, el líder de la ToMan se movió sólo para darle un beso en la frente mientras que su subcomandante estiraba un brazo hacia el suelo para tomar sus chaquetas y de esa forma cubrirse ya que no iban a romper su posición para deshacer la cama. Esa noche Mikey decidió quedarse a dormir, maquinando en su mente ir a presumirle a su hermana al día siguiente que cogió con Kenchin antes que ella. Sólo esperaba no sentirse demasiado celoso cuando fuera el turno de Emma para restregarle en la cara la maravillosa sección de sexo que compartió con Ken en esa noche futura.
