Y aquí llegamos, el capítulo final.

Capítulo 11. Sesión 11: La despedida... y la cuenta.

Luego de algunos minutos de discusión sobre quien se sube en quien, la cosa terminó así: Tai no tuvo más remedio que soportar a Ranamon en la espalda del Guerrero Dragón -el cual también tuvo que soportar los pleitos de ambos- Matt, Mimi, Deramon y Floramon montaron en Metalgarurumon; Sora, Joe, Elecmon, Gekomon y Otamamon se subieron a la espalda de Garudamon, que a la vez, tuvo que cargar a Zudomon con ambos brazos nuevamente; Izzy, Andromon, Leomon, Centarumon, Frigimon, Meramon, Ogremon y el Sr. Johnson iban sobre Megakabuterimon; los digimon ángel cargaban a TK y Kari; y por último, Lillymon, Unimon y el Sr. Gennai volaban solos: todos en dirección a la Ciudad del Inicio de la Isla File.

Una vez llegados allí, y con todos los digimon regresando a su etapa novato, descubrieron que la ciudad se había restaurado por completo, y que del cielo caían cientos de digihuevos que aterrizaban cómodamente en la superficie pachoncita. Elecmon y los demás digimon recorrían el lugar, maravillándose ante este milagro.

Después de una pequeña fotografía entre todos los presentes, la despedida de Ogremon y de casi todos los digimon renegados, el grupo partió al lago Ojo de Dragón, donde pasaron su primera noche en el Digimundo. Los Elegidos conversaban amenamente, para después oír a los dos digidoctores explicar lo sucedido en la Dimensión Oscura.

- Bien… Ahora que ya está todo resuelto… -proseguía Izzy- ¡¿PODRÍAN DECIRNOS CÓMO HIPNOTIZARON A TODOS LOS HUMANOS?!
- Eso es bastante fácil de explicar. -contestó Agumon- Como estábamos en el Digimundo, Metalgarurumon se aprovechó de la situación para acceder a las redes satelitales, informáticas y de telecomunicaciones de la Tierra, incluyendo radio y televisión: así, tuvo la capacidad de transmitir nuestra "pequeña" orden hipnótica a todo el mundo, en caso de que no todos los humanos nos vieran en el cielo.
- El resto, lo hizo la maleable mente humana.
- ¡¿Nos acusan de tener una mente débil?! -refunfuñó Tai-
- No precisamente. -contestó nuevamente Gabumon- Los digimon también caen fácil; no nos culpen que ambos sean tan fácilmente influenciables ante cosas tan absurdas como los mensajes subliminales de los comerciales y anuncios. ¿Acaso no vieron la película "They Live", de John Carpenter y su mensaje acerca de la publicidad subconsciente?
- Eh… No.
- Deberían verla. -agregó el dinosaurio naranja-
- Yo si la vi. -respondió el abogado-
- Ehm... Linda conversación acerca de la publicidad gratis, pero… ¿Que va a pasar ahora? -les preguntó Tentomon- ¿En verdad creen que hipnotizaron a todos los humanos de la Tierra alterando su memoria?
- A decir verdad… No estamos seguros.
- ¡¿QUE NO ESTÁN SEGUROS?! -les gritaron los niños-
- Les recuerdo que casi todos en la Tierra nos observaban, pero nosotros no podíamos verlos u oírlos. -agregó Agumon- Así que no podemos asegurarles de que haya funcionado hasta que estemos allá.
- Cosa que ocurrirá muy pronto… -interrumpió Gennai, que miraba el cielo-

Todos alzaron la vista a donde miraba Gennai: se sorprendieron al ver lo que parecía ser un eclipse solar, algo muy inusual en el Digimundo; Izzy pronto notó que no era un eclipse normal, y el anciano les explicó que debían regresar al Mundo Real de inmediato, ya que desde la aparición de Apocalymon, el tiempo en ambos mundos corre a la misma velocidad, además de que si permanecían por más tiempo en el Digimundo, este no reconocería su base de datos y terminaría borrándola para siempre.

- ¿Y no podremos regresar? -le preguntó Mimi, afligida-
- Lamento decirles que…
- ¡Espere un momento, anciano! -interrumpió nada más y nada menos que el abogado- ¡Deje de mentirle a estos niños!
- ¡¿Qué?!
- ¿Quién es usted?
- Alguien que sabe que usted está mintiendo: la puerta al Digimundo es demasiado fácil de abrir, si no: ¿Cómo llegué yo aquí? ¿O esas adorables gemelas de cabello rojo y azul que me encontré en la estación del Trailmon? ¿O los inspectores ambientales que visitaron a Machinedramon hace un par de días? Créame, señor comosellame: no somos ningunos idiotas.
- Ehm... -nervioso-
- ¡GENNAI!
- ¡Cómo sea! Tienen dos horas para despedirse de sus digimon: después se van, y adiós. Hasta la próxima amenaza. Mientras, Izzy, Centarumon y yo le haremos unos ajustes a ese tranvía. -señalándolo- Bueno, nos vemos -y se alejó en compañía de los citados por él-
- ¿Dos horas para despedirnos de nuestros digimon, a sabiendas que los volveremos a ver en cualquier momento, tomando en cuenta la demanda que le hicieron a Wargreymon y a Metalgarurumon? -preguntó Sora con ironía- ¿No les parece demasiado estúpido?
- ¡LA DEMANDA! -gritaron Tai y Matt- ¡LA OLVIDAMOS!
- Descuiden, muchachos. -los calmó Gabumon- Nosotros tenemos cubierto ese asunto: si nos disculpan, debemos hablar con el Señor Johnson.
- Acompáñenos por favor, señor; debemos hablar de nuestros negocios.
- Como digan. -asintió el abogado, tomó su maleta con suma estoicidad y siguió a ambos digimon-

Agumon y Gabumon -bajo la atenta mirada de Tai y Matt- conversaron con el abogado, explicándole la naturaleza de su caso y mostrándole el citatorio: el Sr. Johnson leyó varias veces el documento, y luego de acabarlo, asintió con la cabeza; sin embargo, necesitaba ya un adelanto.

- No se preocupe por ello: tenemos el dinero.
- ¿De dónde lo sacaremos, Gabumon? -le preguntó Agumon, aun confundido- Nunca me dijiste de donde lo sacarías.
- Yo siempre tengo un as bajo la piel… -dijo con cierta malicia- Tai, Matt…
- ¿Sí?
- ¡ATRAPEN A JOE! -señalando al niño acusado- ¡ÉL TIENE DIAMANTES!
- ¡¿QUÉ?!
- ¡TRAS ÉL! -gritaron los dos niños y sus digimon-
- ¡NOOOOOOOOOO! ¡MIS DIAMANTES!

Fue inútil que Joe opusiera resistencia: Tai, Matt y los digimon forcejearon contra él por muy breve tiempo como para quitarle su preciado botín, mientras el Señor Johnson los observaba sin levantar siquiera la ceja y Gomamon permanecía quieto sin dar señales de defenderlo. Con la bolsa de escamas de diamantes de MetalSeadramon en mano, y Joe en posición fetal, Agumon se dirigió al abogado y le pasó la bolsa con su preciado contenido, el cual la recibió agradecido y sacó de uno de sus bolsillos unas lupas de joyero.

- ¿Lleva esos todo el tiempo, señor? -le preguntó Tai-
- Como les dije… -argumentó el abogado- No saben las locuras por las que llaman a un abogado en estos días, sin mencionar los tipos de pago. -observando las escamas con cuidado- Se ve que son de muy buena calidad, ¿Me pagarán con estos?
- ¡Sí! -asintieron todos los involucrados en el caso-
- ¡NOOOOO! -gritó Joe, siendo totalmente ignorado-
- De acuerdo. -guardando la bolsa en su bolsillo- Considérenme contratado.
- ¡AH, MUCHAS GRACIAS, SEÑOR! -exclamaron muy agradecidos los niños-
- Y díganos, Señor Johnson. ¿Cuáles son sus referencias? -le preguntó Gabumon-
- Pues… Conocen el lobby sionista de Estados Unidos, ¿No?
- ¿Huh?
- ¡Sí! -asintieron los digimon- ¿Quién no lo haría?
- Pues he atendido varios casos en su contra.
- ¿Y?
- Sólo digamos que muchos de ellos terminaron peor que los ex esposos de varias de mis clientas: no soy conocido por el lobby sionista como "Nazi" por nada.
- ¡OH, VAYA! -exclamaron los digimon-
- ¡Gabumon, contratamos al mejor abogado de todo el Multiverso!
- Ni que sea par tanto… -se excusaba humildemente el hombre-
- ¡Tenemos la victoria asegurada: Fuji T.V., cuídate! -exclamó Gabumon-

El Señor Johnson les deseó buena suerte, les dejó su tarjeta y se marchó hacia un punto desconocido en busca de otro Trailmon que lo llevara al Mundo Real, específicamente hablando, a la ciudad de Nueva York donde trabajaba; Matt y Tai, decidieron esperar a que Agumon y Gabumon hablaran entre sí para despedirse. Por otra parte…

- ¡Ejem! -interrumpió una de las chicas, golpeando su hombro con el dedo- Estamos esperando…
- Ah, si… Discúlpenme por favor, Ranamon, Gatomon, Floramon y Palmon. -les dijo con humildad y sinceridad- Me sobrepasé al decirles todas esas cosas: lo lamento de verdad.
- Mmm… nos dijiste cosas muy feas. -aclaró Palmon-
- No deberíamos volver a hablarte. -continuó Gatomon-
- Pero sabemos que las cuatro podemos a ser bastante insoportables, así que…
- Te perdonamos. -completó Ranamon- Además, gracias a Agumon, me siento más motivada para seguir adelante.
- ¿No estás enfadada conmigo por lo de…?
- ¡Para nada! Además, me sigues pareciendo lindo. Las chicas me dijeron que estabas fingiendo estar enamorado de mi para ayudar a tus amigos a vencer a Piedmon, y si bien al principio me molesté, las palabras de aliento que me diste me parecieron muy sinceras, y me hicieron comprender que debo cambiar. Por eso, decidí abrir mi Salón de Spa en las cercanías de la Montaña Mugen.
- ¿En verdad? -se preguntaron todos-
- ¡SÍ!.. Pero… -golpeando la barriga de Agumon con su dedo- Más vale que te pongas a dieta: quiero volver a ver a ese semental que guardas muy en tus adentros…
- Eh... ¡Ejem! ¡Ejem! -sonrojado- Ehm…. Sí.
- Bueno, nos vemos. -y se alejó de allí, a través de sus columnas de agua- ¡Cuídense!
- Será mejor que nos despidamos de los chicos. -sugirió Gabumon-
- Sí. -asintieron los demás-


A la par que Gennai reparaba el tranvía de la isla con la ayuda de Centarumon e Izzy, los Niños Elegidos se despedían de sus digimon.

- Agumon…
- ¿Sí, Tai?
- Pese a todas las locuras que pasamos, no me arrepiento de haberte conocido.
- Yo tampoco, eres un gran amigo… aunque a veces te pasas con las bromas.
- Ah... sí: te prometo no volverá a pasar.
- Ni tampoco con esas ideas estúpidas, o te dejaré en ropa interior la próxima vez.
- ¡Cómo cre…! Espera… ¡¿PENSABAS HACERME PASAR POR MESERO EN ROPA INTERIOR?!
- Era mi idea original, pero luego pensé: "Creo que es un poquitín exagerado".
- ¡AGUMON!
- Ah, por cierto, Tai… Aléjate de la piña colada, y más aún ahora que nos enfrentaremos a juicio todos nosotros la próxima semana... y lo último que necesitamos en un niño "muy alegre"… -haciendo el gesto con sus garras- Si sabes a lo que me refiero.

- Disculpen...
- Ah… hola, Floramon.
- ¿Qué haces aquí? -le preguntó molesto Tai- ¿Acaso tienes que interrumpir una conmovedora despedida?
- No exageres, cabeza de piña: lo volverás a ver en una semana. Ahora, Doctor Agumon.
- ¿Sí?
- ¿Recuerda la promesa que me hizo?
- Ah, sí... Sí, lo recuerdo: cuando Tai y los demás chicos se vayan, cumpliré la promesa que te hice.
- ¡GRACIAS! -y se retira, dejándolos solos-
- ¿Promesa?
- Tendré una cita con ella.
- Agumon tiene novia... -cantó burlonamente- Sentado con Floramon bajo un árbol... B-E-S-...
- Aun puedo castrarte, Tai.

- Aunque... ella comienza a gustarme.
- ¡Pero está loca!
- Lo sé... y es muy linda.

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- Gabumon
- Dime, Matt.
- ¿En verdad dijiste todas esas cosas?
- Sí... Agumon se vuelve un psicópata al enfurecerse, y yo alguien con boca sucia, pero descuida; no tendrás que volver a oírme hablar así... Espero.
- Jeje... ¿Esperas? Si mis padres te oyeran hablar así, nos prohibirían vernos.
- ¿Acaso eso nos detendría?
- Nah... Creo que no.
- Por cierto; cuando vuelvas a tu mundo...
- ¿Sí?
- No trates de matar a tu padre de nuevo...
- ¡GABUMON!
- Y aléjate de las chicas lindas, o te perseguirán de por vida, considerando que eres la versión humana de Wargreymon a lo que respecta a sex appeal, y tenerlo a los diez años es muy riesgoso. Y no te vuelvas una estrella de rock juvenil en el futuro; eso empeoraría tu situación. Sólo ve lo que les pasó a las estrellas del Club Disney.
- ¡JAJA! ¿Estrella de rock? Eso suena bastante loco. -dejando de reír- Oye... ¿Quieres que toque mi armónica? Sé que te gusta.
- Adelante: hazlo por favor.
- Bien… -comienza a tocar su canción, pero luego de unos segundos...-
- Matt... ¿Puedo preguntarte algo muy personal?
- Claro, Gabumon: somos amigos, puedes decirme lo que sea.
- ¿Podrías tocar otra canción con tu armónica por favor? -deja a Matt sintiéndose un inútil- Me gusta esa que sueles tocar, pero la repites tanto que ya me aburre. -esto hace que el niño se avergüence- ¿O no te sabes otra?
- Ehm… Pues...
- Uy, Matt, mejor si te vuelves rockero y aprendes otras canciones.
- ...

########

- Sora... No te vas a olvidar de mandarle saludos a tu mamá, ¿Verdad?
- Claro que no, Biyomon; me dijiste que ella y tú se llevan muy bien.
- ¿Y no te vas a olvidar de mí?
- ¿Pero cómo podría? -ella la abrazó- Si eres una de mis grandes amigas.
- Eres muy linda, Sora; por ese eres mi modelo a seguir: aprenderé tu forma de hablar, a jugar soccer, a dar bofetadas a los muchachos idiotas y hasta buscaré un sombrero igual al tuyo.
- Eh... ¿No crees que es demasiado? -le preguntó con una risita nerviosa- En especial lo del sombrero.
- Es que así voy a mantener tu memoria, Sora: te quiero mucho, mucho, mucho, y el solo hecho de perderte para siempre me hace sentir mal...
- ¡BIYOMON! ¿Qué no oíste lo que dijo el Sr. Johnson? la puerta al Digimundo no es TAN difícil de abrir; podremos volver en cualquier momento. Además, debemos hacer de testigos en el juicio contra Wargreymon y Metalgarurumon la próxima semana: eso nos lo explicó el abogado.
- Ah... sí. Me olvidé...
- Ayayay... -acariciándose las sienes- Bueno; y dime: ¿Qué piensas hacer con Deramon? Se ve que es un digimon muy educado, aunque algo sarcástico y cínico. ¿Piensas salir con él?
- Pues... Creo que debo darle una oportunidad, ¿No?
- ¡Así se habla! ¡ESE ES EL PODER DEL AMOR!

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- Tentomon...
- Dime, Izzy.
- Hay algo que... he querido decirte. Pero...
- Izzy; no es necesario que lo digas, descuida...
- Debo, debo decirlo... Yo quisiera...
- ¿Sí?
- Quisiera saber... ¡¿CÓMO RAYOS USTEDES TIENEN DOCTORADOS UNIVERSITARIOS SI APENAS TIENEN CUATRO AÑOS DE EDAD?!
- ¿QUÉ? ¿Eso era lo que querías decirme? Creí que sería algo así como: "Tentomon; eres mi mejor amigo", o "Gracias por todo"
- Nos volveremos a ver en una semana: no exageres con las cursilerías telenovelescas; ambos somos genios. Y ahora, contesta mi pregunta por favor.
- Agh... Bueno... Lo que sucede es que los digimon aprendemos más rápido que los humanos: tal vez por estar hechos de datos: tenemos un mes de jardín de niños, después pasamos un trimestre de primaria, el siguiente de secundaria y luego un semestre por cada par de años universitarios.
- ¡¿CÓMO?! ¡¿TERMINAN LA ESCUELA EN SEIS MESES EN LUGAR DE DOCE AÑOS Y LA UNIVERSIDAD EN UN AÑO EN LUGAR DE CUATRO?!
- Pues sí... Además que nuestros institutos están muy bien equipados y los profesores son excelentes y dan muy buenas clases, no aprendemos cosas superfluas, y... Izzy ¿Qué estás haciendo? ¿Qué estas escribiendo en ese papel?
- Una carta para mis padres, diciéndoles que me quedaré en el Digimundo un par de años.
- Ehm... No me parece muy sensato de tu...
- ¡ADIOS; IDIOTAS! -saliendo del tranvía- ¡EDUCACIÓN SUPERIOR; AQUI VOY! -corriendo a toda velocidad adentrándose en la jungla-
- ¡Izzy, espera! -y salió volando en su búsqueda-

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- Es horrible a lo que me he degradado. -decía sollozando- De poseedor a una riqueza diamantífera a un pobre enclenque que vacía un bolso lleno de vómito de un digimon dragón... ¡AGH, APESTA!
- Joe... Por favor, sé ya un hombre y deja de quejarte como bebé: estás vivo y nuestros mundos están a salvo, ¿No? De todas formas, los diamantes no compran buenos recuerdos y una buena amistad.
- ¡LA AMISTAD NO PAGA LOS ESTUDIOS UNIVERSITARIOS EN EL EXTRANJERO! -le gritó- O tal vez si... aunque eso significaría ser corrupto y...
- Ni siquiera lo piensas...
- Ah, bueno. –Joe suspiró resignado- Tal vez tengas razón, Gomamon: tal vez deba ver lo positivo de todo esto y seguir adelante, continuar con mis estudios al máximo y no rendirme nunca.
- ¡Esa es la actitud que agrada al Universo, Joe! ¡Me alegra que pienses así, ya que significa que no necesitas esto! -mostrando una brillante partícula entre sus garras-
- Eso es...
- Me imaginaba que Metalgarurumon pensaba usar tus diamantes para pagar al Sr. Johnson, y que te los quitarían de todas formas... y que llorarías como quinceañera cuando pasara, así que me tomé la molestia de apartar una pequeeeeeeña escamita para guardártela de recuerdo. Pero como veo que ya no la nece...
- ¡DAMELA! -y se la arrebató en su santiamén, acariciándola contra su rostro- See... mi preciosa... mi preciosa mota de esperanza basada en carbono... See... mi hermoso pedazo de estrella...
- Sigh... Creo que cometí un error …-olfateando- Joe...
- ¿Qué pasa? ¿No ves que estoy muy ocupado planeando mi futuro?
- ¿No piensas enjuagar tu bolso del vómito de Wargreymon? Esa cosa realmente apesta... Sin mencionar que su contenido mató a la plantas del lugar donde lo arrojaste.
- ¡Es cierto! -y tomó el bolso y lo metió en el lago a toda prisa- ¡Ya voy!
- Hunab Ku, por favor... Que Joe tenga algún remedio.

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- Así que supongo nos volveremos a ver en una semana en la Corte Suprema de Japón.
- Así mismo, Mimi. No me extrañarás demasiado, ¿Verdad?
- Sólo es una semana... No creo que me muera de no verte en ese tiempo.
- ¿O sea... que no me vas a extrañar?
- Si te voy a extrañar, Palmon: pero no como para que derrames un mar de lágrimas.
- Ah, bueno: eso sí.
- Dime una cosa, ya que tienes cinco Oscares... ¿Crees que tenga el potencial para llegar a un Grammy?
- ¡Claro que sí, princesa! ¡Croac!
- ¡GEKOMON! ¿Qué te dije de no llamarme más princesa?
- Lo siento, Mimi; Croac.
- En fin... ¿Me decías?
- Pues yo pienso que tienes mucho potencial gracias a tu voz tan bonita, Mimi. Así que no veo nada malo en que sueñes con obtenerlo. Sólo que...
- ¿Sí?
- ¿Qué otras cosas te gustarían hacer? No se puede vivir de solo cantar en estos días, a menos que te vendas a alguna gran compañía disquera y arruines tu creatividad.
- Pues me agrada la moda; tal vez me ponga a estudiar sobre ello, así como decoración de interiores. Y la cocina: me encantaría cocinar como mi mamá.
- Ehm... Mimi ¿Puedo ser sincera contigo? Como buenas amigas que somos.
- Por supuesto, dime...
- Si te vuelves cocinera como tu madre, como mínimo te morirás de hambre...
- ¿Qué?
- Y en el peor caso, te encerrarán en la cárcel por intoxicar a tus comensales.
- ¡ERES MUY MALA, BUAHHHHHHHHHH! -y corrió en dirección al lago-
- Yo te lo advertí... -suspiro-

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- Supongo que es el adiós.
- Patamon; tenemos que ir a juicio de Wargreymon y Metalgarurumon la próxima semana: el abogado nos dijo que servimos de testigos.
- Es cierto, lo olvidé; supongo que nos divertiremos mucho.
- Sí; aunque debo usar un traje de pingüino con corbata… Agh, los detesto... Y mi estatura no ayuda para nada.
- Sólo será por un día.
- Agh... sí. Y dime ¿Ya superaste tu complejo de inferioridad?
- No; supongo que tengo que vivir con la triste realidad de que sólo soy un Deux Ex Machina.
- A aceptarte cómo eres, entonces... ¿Y sobre Gatomon? ¿Sigue siendo tu novia?
- Si, lo sigue siendo, pese a que me molestó eso del "Amante Platónico" y su comportamiento tan infantil al pelearse con las demás chicas... -suspiro- Pero aun la sigo amando.
- El amor es duro, ¿Eh?
- Bastante... Aunque creo que vale la pena, TK... Espero que no pases por lo mismo cuando te llegue el momento.
- ¡JA! ¿Yo? ¿Enamorarme? ¿De quién? ¡Tengo siete años: lo que más aprecio en este momento es mi tierna infancia, los videojuegos, la comida chatarra y los dibujos animados con mucha violencia! El amor lo dejaré para... los catorce años por ahí; que se yo. Cuando las hormonas me hagan actuar como un idiota.
- Que romántico eres, TK. -le dijo sarcásticamente-

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- ¿Me lo vas a dar, Kari?
- Si, Gatomon; ya no necesito este silbato, así que te lo regalo. -colocándoselo a modo de collar- Se te ve muy bien.
- Ah... Gracias. -avergonzada- Y dime... Kari.
- ¿Sí?
- ¿Podrías hacerme un favor cuando vuelvas a tu casa?
- Claro que si, Gatomon. -le respondió gentilmente y con una sonrisa- Pídeme lo que quieras.
- Cuando regreses a tu casa, tira a la basura toda esa actitud revolucionaria, que da miedo...
- ¿Qué?
- Y no leas más a Karl Marx, te pudre la mente... Y más que nada, deja de hablar con... ¿Huh?

En ese momento, apareció un pequeño cúmulo de luces tintineantes que se acercaron a Kari; Gatomon trató de espantarlo, pero recibió una descarga eléctrica que la mandó volar unos metros atrás. Las luces entraron al cuerpo de la niña -curiosamente, con su consentimiento- y desaparecieron.

- Ayayay… -adolorida- Con eso perdí una de mis nueve vidas... -viendo a la niña- Kari, ¡Kari! ¿Estás ahí?
- Discúlpame, Gatomon, pero necesitaba usar el cuerpo de Kari.
- ¿Quién eres tú?
- Un amigo... Por favor, llévame con los demás Elegidos: debo decirles algo muy importante.
- Está bien... ¿Y Kari regresará con nosotros después?
- Por supuesto.


Ya estaban por cumplirse las dos horas, y Gennai ya había terminado de hacerle los últimos ajustes al tranvía que según él, usarían los Niños para volver al Mundo Real; ya todos se estaban reuniendo junto al lago para la partida... Bueno, no todos.

- ¿Ya terminaron de despedirse? -les preguntó Gennai-
- Sí -le contestaron todos-
- Pero me sigue pareciendo estúpido, ya que los volveremos a ver en la Corte Suprema de Chiyoda la próxima semana. -agregó Sora- No es para armar una escena dramática.
- Eso no es importante... -le contestó Gennai- El punto es que se tienen que ir.
- Oigan... ¿Alguien vio a Izzy? No lo veo por aquí.
- ¿Huh? -se preguntaron todos al ver que Joe tenía razón-
- ¡Esperen! -gritó Tentomon a lo lejos, que traía a Izzy a rastras, sujetándolo del pie- Ayay… Aquí lo traje: por suerte los Gekomon me ayudaron.
- ¡NOOOOOOOOOOOOO! ¡SUÉLTAME, SUÉLTAME: NO ME QUIERO IR! -gritaba Izzy a todo pulmón, arañando el suelo con sus dedos mientras era arrastrado- ¡ESTE ES MI LUGAR, MI PARAISO ACADÉMICO, MI FUENTE DEL SABER UNIVERSAL! ¡NO QUIERO VOLVER A ESE CRIADERO DE IDIOTAS LLAMADO EDUCACIÓN PÚBLICA! ¡PREFIERO SER BORRADO POR EL DIGIMUNDO QUE PERMANECER EN ESE MUNDO DE TONTOOOOOS!
- Y creía que Izzy era el más cuerdo... -se decía Tai, muy apenado al igual que los demás- Hasta yo sé que en Japón la educación pública es muy buena. Siempre que no te mate, claro.
- Oigan muchachos; una entidad extraña se posesionó del cuerpo de Kari. -interrumpió Gatomon, quien acababa de llegar- Y nos quiere decir algo muy importante.
- Ah... otra cosa loca que nos ocurre en este mundo… -se decía Matt- Pues ya que: oigámosla.

Como aún tenían unos cuantos minutos, y Gennai parecía estar de acuerdo, los Niños Elegidos y los digimon reunidos se pusieron enfrente de la niña, esperando que hablara y diera su mensaje: todos esperaban que fuera una despedida, o algún tipo de información para aclarar algunas dudas... Pero lo que recibieron fue...

- ¡YA ERA HORA, MALDITA SEA! ¡¿SABEN TODO EL TIEMPO QUE ESPERAMOS PARA PODER HABLAR CON USTEDES, PENDEJOS INÚTILES?!
- ¿HUH? ¿QUIEN ERES? ¿QUIENES SON?
- ¡¿QUE CARAJOS LES IMPORTA?! ¡SÓLO ESCÚCHENNOS!

- ¡Desde que ustedes llegaron a este mundo, tratamos de hablar con ustedes! ¡Y cuando estuvieron en el bosque de esa marioneta, vimos que teníamos la oportunidad, pero siempre nos esquivaban,... Y TODO POR ESOS PUTOS DOCTORES DE PACOTILLA!
- ¿Nosotros? -se preguntaron Agumon y Gabumon-
- ¡Y una y otra vez nos alejaban de Kari, que era la única pendeja entre ustedes, bola de tarados, que nos servía para comunicarnos...! ¡AGH, YA NOS TIENEN HARTOS CON SU IDIOTEZ!
- Espera, espera... -trató de excusarse en Tai en nombre de su grupo, pese a estar boquiabierto ante la actitud del ente- Lamentamos que hayas pasado por tantas dificultades, pero... ¿Qué era eso tan importante que querías decirnos?
- ¡BAH, OLVÍDENLO! ¡NO VALE LA PENA! ¡YA HICIERON LO QUE TENÍAN QUE HACER, SÓLO LARGUENSE DE UNA PUTA VEZ!
- Como que merecemos al menos una versión resumida, ¿No? -asumió Izzy-
- ¿Quieren la versión resumida? -les preguntó irónicamente- ¡Les daremos la versión resumida, así que destapen sus orejas de cerumen y escuchen cada palabra!
- Ehm... no creo que deba...
- ¡SILENCIO, VEJESTORIO! -le gritó a Gennai- ¡Somos tus superiores, así que cierra el hocico! ¡No se perderán el puto eclipse! Bien: hace siete años ocurrió un incidente en su mundo, un digihuevo fue criado por Kari y su hermano cabello de escoba, este evolucionó hasta ser Greymon, peleó con el perico gigante, ustedes ocho los vieron mientras que los retrasados mentales de sus congéneres no los vieron; los escaneamos a ustedes obteniendo sus datos y los reunimos, los monstruos se esfumaron, Gennai y sus clones crearon los digivice y los emblemas con su información, así como a los digimon que los acompañan; Los Dark Masters se enteraron, el payaso fracasado -refiriéndose a Piedmon- atacó su guarida, que es ahora el Castillo del vampiro inútil conocido como Myotismon, Gennai se enfrentó a Piedmon, el payaso le colocó una pelota negra que con el tiempo lo dejaría un baboso arrugado, Gennai escapó con los emblemas, digivice y etiquetas, Piedmon lo persiguió hasta que se cansó y se aburrió, el torpe de Gennai dejó caer el Digihuevo, Digivice y emblema de Gatomon en el continente Sarva.
- ¡GENNAI!-le gritaron los niños-
- Así que por eso tuve que vivir ese infierno con el metrosexual de Myotismon. -le gritó Gatomon, apuntándole sus garras-
- ¡NO NOS INTERRUMPAN! El resto de los digimon los dejó en la Isla File que por alguna razón que ni me importa, estaba en una edad de hielo pese a estar en el trópico, donde nacieron, se criaron y siguieron con sus vidas hasta que aparecieron ustedes... ¡Y COLORÍN COLORADO, ESA ES SU PUTA HISTORIA, CARAJO! ¡ASÍ QUE GRACIAS, ADIOS, HASTA NUNCA..., Y VÁYANSE A LA MIERDA! -les gritó con todas sus fuerzas antes de abandonar el cuerpo de Kari- ¡Inútiles! -refunfuñó como un eco en el aire antes de desaparecer en el cielo-

El grupo quedó con la boca abierta, sin nada más que decir ante las "palabras" de la entidad desconocida, pero algo satisfecho al tener una breve explicación acerca de sus orígenes. Finalmente, después de que Kari despertara sin recordar nada, y pese a los ruegos de Izzy, los Niños Elegidos subieron al tranvía, y miraron por la ventana a sus compañeros digimon, pese a que los volverían a ver dentro de una semana, ya se habían acostumbrado a su presencia.

Gatomon tocó el silbato, esperando a que el tren se pusiera en marcha. Sin embargo…

- ¿Qué le pasa a esta chatarra? -se quejó Mimi- El eclipse está por terminar.
- ¡Maldición! -refunfuñó Gennai- Las torres de tensión están dañadas: no pueden transmitir energía. Se supone que el Digimundo se restauró: no debería tener esta clase de fallos.
- Tal vez yo pueda hacer algo… ¡Supertrueno! -lanzando su ataque al trole de pértiga por el cual normalmente tomaría contacto con el conductor de energía- Parece que no funcionó.
- No tenemos opción, ¿Verdad, Agumon?
- ¿Huh? -se decían los niños-
- Así es Gabumon… Como dice Tai…

Agumon warp digivolve a… Wargreymon!
Gabumon warp digivolve a…
Metalgarurumon!

- ¡¿CÓMO?! -gritaron Tai y Matt- ¡¿PUEDEN DIGIEVOLUCIONAR SIN LOS DIGIVICE?!
- Cuando las cosas no funcionan, lo mejor es darle un golpe, o en este caso… -guiñando el ojo derecho, tomando el tranvía y levantándolo por encima de sus hombros- un empujoncito.
- ¡AHH! -gritaban los niños-
- ¡NO, WARGREYMON! ¡¿QUE HACES?! -le gritaban Tai y los demás-
- Metalgarurumon, ¿Ya están listos tus cálculos? La masa y peso de este tranvía no son nada para mí, pero su volumen superior al mío me causan problemas.
- ¿Cálculos? -se preguntaron los digimon-
- Espera… -dijo Tentomon algo nervioso- No nos digan que…
- ¡ESTÁN LOCOS! -gritó aterrado Izzy desde la ventana-
- Ángulo inicial: calculado. Distancia desde el punto de inicio hasta el portal: calculado. Trayectoria parabólica: calculada. Wargreymon, el ángulo debe ser 1 grado y 16 minutos más cerrado.
- Entendido. -inclinando el tranvía, provocando que los chicos griten- ¿Ahí está bien?
- Perfecto: puedes proceder con el lanzamiento.
- ¡¿LANZAMIENTO?!
- Adiós muchachos. -se despedían los digimon- Que les vaya bien.
- ¡No, no! -se decían los Elegidos- ¡Deben estar bromeando!
- "Por favor, coloquen sus cinturones de seguridad y mantengan pies y manos en los asientos y dentro del vehículo" -dijo la voz femenina grabada del tranvía-"La próxima parada será la estación Odaiba Kaihin-koen"
- Nos vemos pronto, Tai.
- Wargreymon, no hagas lo que pienso estás por hacer. -le suplicaba nervioso-
- Descuida. Recuerda que soy tu psiquiatra, digimon acompañante y amigo; no te pasará nada malo.
- Me estás asustando…
- ¡BUEN VIAJE! -y lanzó el tranvía con fuerza, haciéndolo volar en dirección al portal-

- ¡WAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAARRRRRGREEEEEEEEEEYYYYYYYY YYYYYMOOOOOOOOOOOOOONNNNNNNNN! -gritaban los niños desde la lejanía-

Los digimon observaban como el tranvía se alejaba a toda velocidad en dirección al portal que poco a poco se desvanecía. Mientras los demás digimon en su estado novato permanecían boquiabiertos ante lo ocurrido, los megas se comportaban con total normalidad.

- ¿Crees que lleguen con bien, Metalgarurumon?
- Descuida, Wargreymon; mis cálculos siempre son exactos.
- ¡¿PE... PER... PERO?! ¿Cómo es que…?
- De seguro se preguntan cómo evolucionamos sin los digivice: -les decía Wargreymon- Metalgarurumon nos lo puede explicar.
- Al hackear los digivice, accedí a un programa que nos permitiría digievolucionar a voluntad, sin necesidad de depender de los chicos: y copié ese programa a nuestros diginúcleos.
- Son unos... -refunfuñaba Tentomon, hasta que…-
- Pero dudo que crean que nos reservamos esto sólo a nosotros dos, ¿Verdad? -insinuaba el Guerrero Dragón- Metalgarurumon se lo agregó a los ocho.
- ¿En serio?
- No pensarán que yo, el digimon de la amistad, los dejaría de lado ¿O sí?
- ¡Ustedes son…. Ustedes son geniales! -exclamó Tentomon- ¡Los besaría si no fuera tan controversial!
- Por favor, no lo hagas. -le pidió Wargreymon- Ya tuvimos bastantes "controversias" de ese tipo el día de hoy.
- Como quieras; yo me iré a probar mis habilidades con unos molestos Kuwagamon , jejeje… -y se apartó del grupo-
- Iré a nadar en el lago, y asustar a Seadramon siendo Zudomon.
- Patamon y yo vamos a la Ciudad del Inicio.
- Yo voy a salir con Deramon en nuestra primera cita. -agregó Biyomon-
- Bella señorita, hágame sólo un favor.
- ¿Sí?
- No digievolucione a Garudamon, por favor.
- No hay problema. -y partieron volando-

Los demás también se alejaron y comenzaron a recorrer la isla File para probar sus digievoluciones; entretanto, los doctores regresaron a su nivel novato, sólo para reencontrarse con uno de sus asistentes.

- Floramon, ¿Qué sucede? Ya tendremos nuestra cita; no debes preocuparte.
- No es eso, es que me encontré con alguien que conoce al Doctor Ishida.
- ¿Quién? -preguntó curioso el mencionado especialista-
- Gabumon, ¿Eres tú? -dijo una digimon que salia de los arbustos-
- ¡RENAMON! -y corrió a abrazarla- ¡Tanto tiempo sin vernos!
- Me dijeron que salvaste al Digimundo junto con tus amigos, que eras uno de los digimon elegidos y comencé a buscarte por todas partes. ¿Qué se hizo de ti después de la escuela? No volví a verte.
- Pues… fue la escuela, la universidad; ya sabes.
- ¿Aun te sientes apenado por lo de Impmon? -le dijo con ternura- No deberías; fuiste muy valiente al no volverte histérico y aceptarlo con normalidad, pero debes olvidarte de eso.
- Aun lo quiero hacer pedacitos. -contestó Gabumon-
- Tranquilo. -le decía, acariciando su cabeza- Eso ya pasó.
- Dime, Renamon… Te… te… ¿Te gustaría dar un paseo conmigo?
- ¿Salir contigo? O sea… ¿En una cita?
- Pues…
- Bien ahí, Gabumon… -lo animó Agumon, golpeándolo suavemente con el codo-
- Y… Está bien -dijo con su característica actitud estoica- ¿Por qué no?
- Vamos…

Gabumon ultradigivolve a… Weregarurumon!

El lobo karateca tomó a Renamon y la alzó en sus brazos con delicadeza, listo para llevarla a recorrer los alrededores.

- Oh, vaya… Es sorprendente… Pero oí que puedes llegar al nivel mega, y además que eres un psiquiatra.
- Sí, lo sé, y eso es verdad. Pero ahora… -colocándose unas gafas oscuras- quiero manifestar mi espíritu libre… Sujétate fuerte: daremos un recorrido a saltos, y luego te llevaré volando por la isla.
- Está bien.

Apenas dijo esto, Weregarurumon desapareció en los árboles dando ágiles saltos junto con Renamon, dejando a Agumon a solas con Floramon.

- Y dices que yo soy un as con las chicas, Weregarurumon… Al menos tú tienes la actitud.
- Ehm… Doctor Kamiya.
- Ah, sí… ¿Adónde quieres ir, Floramon?
- Pues… pensé que podríamos comer algo y caminar en la playa…
- ¡Genial, me estoy muriendo de hambre!
- En Los Santos.
- ¡¿Qué?! ¡Los Santos queda en el continente Server!
- Lo sé…
- Aghh... Quieres que vayamos volando, ¿No?
- Sí. -dijo de manera inocente-
- Pues ya qué… Que conste que lo hago porque fuiste una buena secretaria y me pareces linda… -apenas dijo esto, Floramon se emociona completamente-

Agumon warp digivolve a… Wargreymon!

- Sujétate fuerte, Floramon. -subiéndola a sus hombros- El viaje será algo largo.
- Como diga, doctor Wargreymon.
- ¡Allá vamos!

Los dos digimon se alejaban de la Isla File en dirección oeste, en dirección a Los Santos, llenos de expectativas -y Wargreymon más que nada, de preocupaciones- Ninguno se percató sin embargo, de cierta hada del bosque que los vio ya muy tarde, y gritando:

- ¡WARGREYMON MALO! ¡NUNCA ME LLEVASTE A VISITAR JUNTOS LOS SANTOS, BUAAAAAAAAAHHHHHHHH!


El viaje de los Niños Elegidos en el tranvía fue sumamente agitado: volando por los aires del Digimundo a toda velocidad debido al lanzamiento calculado de Wargreymon y gritando aterrados en todo el camino, sujetándose de los asientos y barras de la cabina con todas las fuerzas que tenían, de manera no salir disparados de la misma. Los únicos que parecían disfrutar del viaje, eran TK y Kari.

Al atravesar el portal, volvieron a tener la misma sensación que la primera y segunda vez que viajaron al Digimundo: por unos minutos se sintieron sumamente mareados, como si atravesaran un largo túnel. Después de pasados unos minutos, el tranvía atravesó al otro lado, pero para su desagradable sorpresa, no apareció sobre la calle, sino varios metros por encima, por lo que se aterraron aún más y sujetaron de lo que podían, preparándose para el impacto.

El tranvía voló unos cuantos metros más, hasta aterrizar con turbulencia en el asfalto, produciendo chispas al contactar sus ruedas metálicas con el pavimento a causa de la fricción. Finalmente, el tranvía frenó suavemente hasta estacionarse justo enfrente del edificio donde vivían Tai y Kari. Los Niños Elegidos habían regresado a Japón… hechos un verdadero revoltijo en la cabina.

- "Pasajeros con destino a la estación Odaiba Kaihin-koen, por favor bajar con cuidado por las puertas laterales: hemos llegado a destino" -repitió la voz automática con su tono agradable y femenino- "Esperemos que hayan disfrutado viajar con nosotros; los esperamos de regreso."
- ¡Estás loca, mujer! -le gritó Tai a la voz, como si esperara una respuesta- ¡No pienso viajar en una de estas cosas nunca más!
- ¡Creí que iba a morir! -gritó Mimi-
- ¡Yo también! -agregó Sora-
- Creo que voy a vomitar por los nervios… -decía Izzy, cubierto de sudor-
- ¡OTRA, OTRA! -coreaban TK y Kari, contentos- ¡Fue muy divertido: como estar en la montaña rusa! ¿No crees hermano?
- TK, cállate, o te… Agh, olvídalo, estoy exhausto.
- Debo pedirle a Wargreymon que aparezca en mi cumpleaños. Imagínate: todos en un tranvía, Wargreymon nos arroja y... ¡WII!
- Oigan, por cierto… -reponiéndose de sus náuseas- Esto parece ser Odaiba… y según mi Digivice son las nueve de la mañana.
- Es cierto, Izzy... -mirando por la ventanilla- ¡Es nuestro vecindario!
- Hermano, mira... -señaló Kari- Son mamá y papá.

Los señores Kamiya habían salido del apartamento al oír el ruido del metal chirriante del tranvía. Pese a moverse con prisa, se veían algo cansados; incluso el señor Kamiya aun portaba en su mano izquierda una taza de café. Como los niños aún no se habían desenredado de la caída, fue la señora Kamiya quien abrió la puerta de la cabina con total normalidad.

- Hola, Tai, Kari. ¿Qué tal les fue?
- Eh… Bien mamá… -le respondió el primogénito- ¿Ustedes cómo están? ¿Nos vieron?
- Claro que los vimos, hijo… -dijo su padre con una voz que reflejaba su agotamiento- Dieron una gran batalla… -bebiendo un sorbo de café- Aaunque muy corta a mi parecer.
- ¿BATALLA? -se preguntaron los chicos-
- Sí, Tai… Todos los padres nos quedamos viendo como peleaban con sus amigos monstruos… -bostezando- Ese apuesto guerrero dragón sobre el que estabas volando… -bostezo- Sí que sabe pelear…
- ¿"Apuesto" Guerrero Dragón? -decía Tai con un tic nervioso en el ojo- ¿Te refieres a Wargreymon? Maldita sea, Wargreymon, hasta a mi madre idiotizaste con tu sex appeal… aunque no me sorprende de ella.
- Sí, como sea… el naranjita pelirrojo… -mirando a los niños- Ah, bueno; nos vemos, niños: diviértanse…
- ¿Qué? ¿No nos vas a preguntar si estamos bien, o tenemos alguna herida… o al menos alguna de nuestras aventuras? ¿No ves que estamos hecho un ovillo aquí?
- Hijo… -bostezando- Estuvimos toda la noche mirando hacia el cielo… -contestó la señora- con el cuello en alto -acariciándose el cuello que le dolía- Si nos disculpan…
- Queremos dormiiiiir…
- ¿Y el desayuno? ¿El almuerzo? -le preguntó Tai, aún más indignado por la indiferencia de sus padres-
- Ya estás grandecito para hacértelo solo, Tai. -le contestó su padre- Nos vamos a dormir aprovechando que declararon asueto…
- Cuando despertemos en unas diez horas, todos los padres nos vamos a reunir para oír lo de sus aventuras… Hasta más tarde…

Sin decir más, los Señores Kamiya regresaron al edificio a dormir un buen rato sin darle mayor importancia a sus hijos y sus amigos. Los Niños Elegidos estaban estupefactos ante la actitud de sus padres, ¿Se ponen a dormir después de lo que vivieron sus hijos?

- Kari… Debes saber la verdad: Nuestros padres son idiotas.
- Eso ya lo sé, hermano.
- ¿Qué quieren que les digamos de nuestras "aventuras" cuando se despierten? -cuchicheó Izzy-
- ¿Por qué los padres deben entrometerse siempre en la vida de sus hijos si no les importa lo más mínimo? ¡Es molesto!
- Porque son padres: es su trabajo, Mimi. -respondió Matt- Queramos o no… Y yo la verdad no quiero.
- Parece que Wargreymon y Metalgrurumon tuvieron éxito, hermano: no mencionaron nada de la terapia de Apocalymon, el vómito, o las palabrotas.
- ¡Es cierto, TK! -asintió Tai- Eso quiere decir que nadie en la Tierra vio nuestra máxima humillación… Lo que significa… que podemos decirles a nuestros padres lo que sea.
- ¡¿QUÉ?!
- ¿Piensas mentirles a nuestros padres, Tai? -recriminó Joe-
- ¡Claro! -exclamó como si no fuera la gran cosa- Yo aún sigo siendo el líder, así que lo haremos: no me digan que piensan decirles que Wargreymon y Metalgarurumon eran psiquiatras que nos sometieron a su loco tratamiento.
- ¡YO NUNCA! -gritó Matt- ¡APOYO EL PLAN DE TAI COMO SEGUNDO AL MANDO!
- Jeje… No te emociones, Matt.
- ¿No creen que es muy deshonesto y malagradecido de nuestra parte? -les preguntó Sora- Ellos nos hicieron un gran favor a todos.
- Está bien, Sora.-le contestaron- Le contaremos a tu madre cómo nos peleamos por tu amor durante más de seis años y como te sentiste humillada al descubrirlo.
- Tenemos diez horas: busquen papel y lápiz… ¡Y PONGANSE A ESCRIBIR! -le gritó a los demás de manera imperativa y enfática- ¡AHOOOOOOOOOOOOORAAA!

Unas horas después:

- Entonces así quedamos, chicos. -aclaró la garganta Tai- Matt y yo nos peleamos, Wargreymon y Metalgarurumon también. Entonces la cosa esa que poseyó a Kari aparece, detiene la pelea y nos explica AMABLEMENTE por qué fuimos elegidos y toda la cosa.
- Ajá... -dijo Sora poco convencida- ¿Y por qué ellos dos también pelearían si nunca tuvieron alguna discusión como ustedes dos?
- Porque siempre nos apoyan, pese a las estupideces que hagamos. -le contestó Matt-
- A mí no me convence… -se decía Joe-
- Sigo. -continuó Tai- Después Matt, porque es el clásico lobo solitario, abandona el grupo a "buscar su destino" en compañía de Metalgarurumon; Mimi decide no seguir más porque es muy llorona…
- ¡HEY! ¡Yo no autoricé eso!
- El resto sí, así que te callas; aparte que es muy creíble de tu parte. -le dijo Tai, haciendo que Mimi echara humo por las orejas- Joe decide acompañarte para que no estés sola.
- ¿Y mis diamantes?
- Nunca los tuviste. -le dijo Tai a secas- ¿O quieres que les diga a tus padres que te volviste un obsesionado? -no recibe respuesta- Bien, a ver… ustedes dos se encuentran con MetalEtemon…
- ¡NOOOO! ¡ESE SIMIO NO!
- Lo siento, pero esa es idea de Izzy. En fin, también con Puppetmon, quien se pelea con el simio; luego aparece SaberLeomon al rescate, y los lleva a una ciudad en ruinas donde hallan a Gekomon y Otamamon… Después regresa el simio sin chiste, y se enfrentan a él Zudomon y SaberLeomon contra ese idiota, pero por culpa de Mimi, Saberleomon es herido de muerte y Zudomon lo derrota con su martillo.
- ¿Por qué Leomon debe morir por mi culpa? -le recriminó Mimi- Además, él acabó con MetalEtemon muy fácil.
- Porque así le damos más drama a nuestro relato. -le dijo Tai- Además, por tu culpa también se murió Chuumon, así que no me reclames.
- Hmph…
- En fin… -leyendo sus anotaciones- Mientras, nosotros -los que seguimos unidos- atacamos a la marioneta en su casa, conocemos a Floramon y Deramon que nos ayudan a entrar a la casa…
- ¿A iniciar una terapia? -preguntó Kari-
- ¡NO! -le gritó Tai- ¡ESO JAMÁS! -calmándose- Bien… entonces Puppetmon viene de repente, le disparamos con el cañón, después esos cobardes de Floramon y Deramon se van y NO LOS VOLVEMOS A VER NUNCA MÁS. -enfatizó con fuerza esto último- EN ESPECIAL A FLORAMON.
- Uff… Sí que le tienes rencor a la pobre, ¿No?
- ¡ESA FLOR ESTABA LOCA! -le gritó a Izzy- En fin, a ver... batalla contra la marioneta, él usa sus hilos, Wargreymon queda aprisionado…
- Oye, oye... Espera, hermano. ¿Wargreymon atrapado en los hilos de Pupppetmon? ¿Quién se va a creer eso? ¡Es un psiquiatra que hipnotizó a toda la humanidad!
- Te lo repito, Kari: AQUÍ NI ÉL NI NI METALGARURUMON SON PSIQUIATRAS. Sigamos: aparece la robomansión gigante de madera, luego la marioneta se ríe, blablá... aparece Metalgarurumon, lo derrota de una sola vez con su ataque de Lobo Metálico y ahí termina lo del bosque. Matt, esa parte te quedó bien.
- Gracias, Tai.
- Después, lo de la ciudad de Machinedramon es casi lo mismo, excepto que Matt, Joe y Mimi no están… así como esa flor psicópata y el pájaro arbusto. Lo único que omitimos aquí fue lo de la Kari comunista, la sesión psiquiátrica de esos dos megatontos de Wargreymon y Metalgarurumon y el hecho de que Machinedramon estaba borracho.
- ¿Y lo de LadyDevimon, Tai? -preguntó Izzy-
- Kari me sugirió moverla a la cima de la Montaña Espiral reemplazando a Ranamon, y que Angewomon tenga con ella una pelea de gatas: a mí me pareció excelente… en especial porque nos deshacemos de la parte de Ranamon que preferiría olvidar…
- Pero si Metalgarurumon no está… ¿Cómo vencemos a Machinedramon?
- Créeme, Sora... -le decía Izzy, apenado- Esa parte no te va a gustar: la hizo Tai.
- Es sencillo: por un motivo desconocido, Kari comienza a brillar y le da más poder a Wargreymon, haciendo que este rebane a Machinedramon de un solo golpe.
- ¡¿Qué?!
- ¡TAI, TE ESTAS HACIENDO VER COMO LA ESTRELLA! -le acusaron-
- ¡Eso no es cierto! -se excusó-
- Además que eso de "motivo desconocido" es un agujero enorme en la trama. -señaló Joe-
- Tai… No tiene sentido esa parte: Wargreymon quedó contra la pared como 3 veces antes de acabar con él; sin mencionar lo del aliento de ese borracho.
- Matt, tu opinión no cuenta porque "no estabas" ahí.
- Gr…
- Como sea... Volvamos a la cima de la montaña... ¿Mencioné que Joe y Mimi se separan, ya que Joe también está en la onda de "buscar su destino"? Creo que eso compensa la codicia por los diamantes.
- Supongo que sí. -asintió el chico de los lentes-
- ¿Y yo que hago?
- Tú vas a buscar a más digimon para luchar junto a nosotros en la cima de la montaña: ya sabes: Frigimon, Meramon, y etc.
- Genial; debo reclutar a los Renegados.
- Sí; al menos eso te hace quedar mejor tras haber causado la muerte de Chuumon y Saberleomon. Ahora… Obviando lo de Ranamon y… -sonrojándose-
- ¿Cyprine y Petirol? -dijo Sora- no me digas que también las excluiste, Tai.
- Ejem... es que… jeje… No les puedo decir que dos chicas de dieciocho años vencieron a nuestros digimon más poderosos… Además, fue idea de Izzy y Joe... -mirando a Sora, que estaba molesta- ¡ELLOS INSISTIERON!
- Son un par de ridículos. -les refunfuñó a los chicos mencionados- Agh... continua.
- Bien… Luego de vencer a LadyDevimon, aparece el payaso de Piedmon, que lucha contra Wargreymon, mientras tú -refiriéndose a Sora- y TK buscan a Matt para ayudarnos en la batalla final con Metalgarurumon.
- Hasta ahora me parece bien… -aclaró la pelirroja-
- Espera a oír lo siguiente…-dijo Izzy, anticipando otra metida de pata de Tai-
- Wargreymon pelea con todas sus fuerzas, pero Piedmon es más fuerte que él... y de un golpe, destroza su armadura.
- ¡¿Qué?! -gritó TK alzando la voz- ¡TAI! ¡¿SE TE FUNDIÓ EL CEREBRO O QUÉ?! ¡¿WARGREYMON HECHO TRIZAS POR PIEDMON?! ¡Puede que nuestros padres sean despistados, pero no son ningunos idiotas!
- TK, lo acordamos entre todos... -trataba de tranquilizarlo Matt-
- ¡NO ME IMPORTA! ¡ESA COPIA DE RONALD McDONALD NO ES NADA ANTE WARGREYMON! ¡Y MENOS FRENTE A SUPERWARGREYMON!
- Por cierto... eso también lo omití.
- ¿QUÉ?
- Velo de este modo, TK. -agregó Matt- Si les decimos que Wargreymon derrotó a Piedmon como sucedió, lo culparán del terremoto de 2 en la escala de Richter y no lo podremos volver a ver... Sin mencionar que estaría en su contra cuando aparezca la próxima semana.
- Está bien… Me convencieron… ¡PERO ÉL SIGUE SIENDO SUPER! ¿EH?
- Sí, sí… Como digas. -dijo sin prestarle importancia- Después, aparecen Matt y Garurumon y nos reconciliamos; Garurumon le cura a Wargreymon con el poder de la Amistad, o sus lágrimas, yo que sé: cualquier cursilería, y renuevan su amistad.
- ¡Pero si ellos nunca se pelearon! -exclamó Kari- No tiene sentido: además de ser bastante cursi.
- Eso les gusta a los padres… A ver… Entonces ambos vuelven al nivel mega, luchan contra Piedmon, y cuando parece que están por derrotarle, él les arroja un pañuelo al que caen fácilmen...
- ¡ALTO! -gritó Matt- ¡¿Que ambos caen en ese truco del pañuelo "fácilmente"?!
- Se los dije… -dijo Izzy-
- Tai, no puedo creer que hagas ver a Wargreymon como un completo idiota: que Puppetmon lo controla con sus hilos, que vence a Machinedramon con un Deus Ex Machina que ni fundamento tiene -dejándolo como alguien que depende de los milagros-, que Piedmon destroza su armadura... y que DESPUÉS literalmente ¿VA CAMINANDO hacia el pañuelo?
- Lo mismo digo: tal vez Metalgarurumon es algo pervertido, sarcástico y al final un boca-sucia, pero es muy inteligente, versátil y buen amigo: dudo que haya podido caer tan bajo.
- Sora y Matt tienen razón. -asintió Mimi- Les quitas toda la inteligencia que mostraron en el viaje… Sin mencionar la galanura de War...
- Agh… Es precisamente lo que quiero hacer: ¿Wargreymon un sex symbol? ¿Psiquiatra? ¿Quién nos va a creer todo eso?
- Agh… -suspiró por parte de todos-
- ¿O sea que no será un psiquiatra en esta "historia"? -le preguntó Kari-
- Para nada. -le dijeron tanto Tai como Matt- No tendrán doctorados, los digimon no tendrán carrera, y tampoco mencionaremos a Martha Stewart y su plan de asesinarnos… Y menos de que los Elegidos anteriores a nosotros murieron…
- Yo digo que mejor ni mencionemos su existencia. -sugirió Izzy- Para no preocupar a nuestros padres, digo.
- Bien; algo menos de que preocuparnos. -señaló Tai-
- ¿Y cómo vencemos a Piedmon? -preguntó Kari-
- Lo que tú y TK me contaron me pareció bien; sólo que le cambié algunos detalles junto con Izzy y Mimi para hacerlo más emocionante, pero digamos que al final, Magnaangemon le da el golpe definitivo.
- ¿O sea que no habrá Wargreymon Burst Mode?
- No, TK; ya te lo dije: no lo habrá… -le dijo Matt- Conténtate con Magnaangemon.
- Ah, rayos…
- No creo que haga falta narrar lo de Apocalymon, ya que Wargreymon y Metalgarurumon lo hicieron por nosotros. -recalcó Sora- Pero el final lo dejamos con una despedida emotiva y un viaje tranquilo en tranvía.
- Entonces... ¿Todo está listo?
- Sí, Joe…
- Sigue sin convencerme… pero tardamos casi diez horas en escribir las ideas, elegirlas y ordenarlas… Y aún hay varias lagunas.
- Cierto, pero se nos acaba el tiempo Izzy, y nuestros padres van a llegar.
- Ni modo, Tai…
- Vamos.

Con su "versión de los hechos", los Niños Elegidos les narraron esta historia a sus familias con toda la naturalidad que pudieron demostrar. -además de algunas gesticulaciones, ademanes y apoyo sonoro- Al terminar…

- Ah, vaya… -sorprendidos- ¿Y todo eso pasó de verdad?
- ¡SÍ! -contestaron todos sonrientes, ocultando sus dedos cruzados-


11 de Agosto de 1999:

Después de varias horas en la Corte, el caso de la Televisora Fuji contra Wargreymon Kamiya y Metalgarurumon Ishida culmina fallando a favor de los dos digimon y sus familias: la Televisora se ve obligada a pagar una indemnización de 500 millones de dólares por un periodo de veinte años a los acusados. Los megadigimon deciden donar ese dinero a actividades que permitan el mejoramiento de la infraestructura del Digimundo y reforzar la defensa de ambos mundos.

Cuando se les preguntó a los digimon como se sintieron tras oír la resolución de la corte, exclamaron: ¡No lo hubiéramos logrado de no ser por el Señor Johnson!


EPILOGO:

Unos días después, en el Mundo Real:

- ¡TAI!
- ¡MATT!
- ¿Qué pasa? -le preguntaron confundidos a sus respectivos padres, en sus respectivas casas- ¿Por qué gritas?
- ¡POR ESTO! -mostrándole una carta y extendiéndola en su rostro-
- ¡¿QUÉEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEE?! -quedando con los ojos y la boca abierta al leerla- ¡NO PUEDE SER! -caen desmayados al piso-
- ¡¿DOS MIL DÓLARES POR UNA CONSULTA PSIQUÁTRICA?! ¡¿ESTUVISTE DOS DIAS ENTEROS CON UN PSIQUIATRA?!

En el Digimundo:

- ¿Las habrán recibido, Gabumon?
- Sí, estoy seguro.
- Yo nunca pensé en cobrarle a Tai…
- Yo tampoco… Pero nunca dijimos que no le cobraríamos a sus padres. -completó Gabumon con una mirada y sonrisa pícara- Jeje…
- Es cierto, amigo… Jeje…
- Sólo nos queda esperar.
- No creo que tarden... y si no, no importa. Tenemos todo el tiempo de los dos mundos.

FIN

¿SERÁ...?