Estupefacción era lo que su rostro denotaba. La mirada ambarina se hallaba perdida en un lugar que parecía una escena falsa en sus ojos. La figura masculina no se movía del sitio, su cuerpo estaba petrificado y sus amigos lo acompañaron en el doloroso silencio enfocando el mismo lugar que sus ojos no podían dejar de ver.

Ella estaba allí frente a su regazo, descansando en sus brazos, dormitando un sueño eterno que para Inuyasha era tortuoso, la enfocada imagen de ella ahora era temblorosa, la ira y la tristeza se mezclaban como el ácido más fuerte para sus emociones, su cuerpo hormigueaba sin permitirle moverse o moverla, sentía que el cuerpo frágil femenino se desvanecería, luego de mucho tiempo, el lloraría otra vez.

-Inuyasha... -susurro Sango con pena, acercándose un poco a su compañero, depositando una mano cálida en el hombro masculino, el no respondía.

Una lágrima brillante surcó la perturbada cara del hanyou quien no soltaba a la sacerdotisa ignorando el hecho de mostrarse débil frente a sus amigos, frente a la persona que más quería en ese mundo y que ahora no estaba para el.

-Kagome - zarandeó Shippo el cuerpo de la mujer que dormía en los brazos de Inuyasha quien miró amargamente al pequeño

-Déjalo Shippo ... los hombres no lloran - le recordó al kitsune, limpiando con brusquedad la humedad de las lágrimas en su rostro, Shippo lo imitó

-Pero ella...

-Aun debemos recuperarla Shippo, nuestra Kagome seguramente está con ese miserable - soltó con ira al recordar la fuerza con la que jaló el cabello de la mujer bajo su control abrazando con fuerza el cuerpo inerte en sus brazos hasta que desapareció como polvo frente a sus ojos dejándolos a todos completamente estupefactos - ¿pero que demonios?...

-¿qué sucedió Inuyasha? - pregunto Sango luego de ver lo que había ocurrido, tan incrédula como él - ella solo desapareció sin más... eso no es...

-normal? - interrumpió Miroku quien se había mantenido en un silencio sepulcral - duele perder a una amiga, pero creo que nuestro dolor es parte de una ilusión más... - dijo luego de analizarlo con detenimiento recibiendo la mirada desaprobatoria de todos, sobre todo la del hanyou

-¿qué mierda acabas de decir Miroku? - resoplaba enojado Inuyasha levantándose con un nudo emocional incomprensible para él, había ira, tristeza, desolación y esperanza, sentía que no podía controlarse

-Es una ilusión Inuyasha...- repitió

-Una ilusión? ...pero como es posible semejante cosa Miroku - devolvió Sango con amargura en sus ojos.

-Para nosotros es casi imperceptible pero Inuyasha debe saberlo mejor que nadie - dicho esto el hanyou lo miro con desconcierto - Tú más que nadie debió percatarse, yo no pude hacerlo hasta ahora y lo siento por ello - confeso el monje.

-Pero se sentía como Kagome - susurro Shippo cabizbajo aún arrodillado alrededor del polvo que había dejado la mujer.

-Piénsenlo un poco por favor, ella tiene una repentina amnesia y falta de poderes espirituales - declaró con convicción - Inuyasha, nunca sentiste descargas de energía de parte de ella?

-No lo recuerdo - respondió incrédulo, lo que el monje decía era sensato. Kagome ha sido manipulada en oportunidades anteriores pero aun así ella demostraba oponerse ante tal cosa, incluso lloraba cuando la forzaban a atacarlo, abriendo los ojos y sorprendiéndose ante tal descubrimiento - Insinúas que esta kagome es otra marioneta?...dices que estás cenizas pertenecen a una jodida marioneta? - pregunto hastiado de la situación, su sangre comenzaba a hervir ante tal posible descubrimiento.

-Creo que nuestra preocupación por la señorita kagome es evidente pero te detuviste un momento a pensarlo? - comenzó llevando una mano a su barbilla - yo también he tardado en darme cuenta pero la señorita Kagome que murió frente a nosotros no poseía la presencia que todos conocemos ¿tú no pudiste detallar el aroma de ella, Inuyasha? Lo conoces mejor que cualquiera de nosotros - pregunto Miroku.

El hanyou negó con la cabeza y comenzó a repasar todos los momentos que tuvo con esa Kagome, la batalla en la cascada, esa kagome tenía el aroma de ella pero no era más que una marioneta cuyo propósito era lastimarlo, luego estaba la aldeana sin recuerdos con la apariencia de su compañera pero con un nombre distinto, su ansia por recuperar a Kagome lo cegó de todo propósito y no podía recordar con exactitud si ella poseía la misma esencia y ahora los restos frente a él no podían decirle nada, era una situación que comenzaba a frustrarlo, así que despeinó su flequillo con una mortificación evidente.

-Creo que la respuesta está en ese tal Yui y en la Kagome que lo acompaña - soltó Inuyasha luego de un corto silencio, empuñando sus manos al costado de su cuerpo - y espero que sea otra marioneta, porque si es MI compañera... - soltó un bufido haciendo tronar cada fragmento de sus dedos al recordar cómo lamió la mejilla femenina y jalaba con brusquedad un mechón del hermoso cabello - lo voy a desmembrar con todo el placer del mundo.