Un brazo de tez blanca salió de debajo del edredón grisáceo para intentar hallar su teléfono y de ese modo, conseguir apagar el tono de llamada entrante. Al no encontrarlo, la persona debajo de las sábanas apartó el cobijo descubriendo la larga y lisa cabellera rosada de una joven de 17 años.

La muchacha, tras estirar su espalda para desvelarse, deslizó una de sus piernas y la posó en el suelo encima de la alfombra. Una vez sus ojos se ajustaron a la oscuridad de la habitación, rápidamente tomó su smartphone ubicado al borde de la cama.

Al instante de desbloquearlo con su código secreto, una notificación de mensaje apareció en la pantalla.

¿Estás en casa?

Tras leer el mensaje y descubrir de quién venía, la joven no pudo evitar fulminar la pantalla a la vez que apretaba los labios.

Como si realmente te importara… – Dijo mentalmente para sí misma.

Levantándose de la cama con el teléfono en la mano, se dirigió a la ventana para correr las cortinas y abrir la ventana para ventilar la habitación. Aún no había amanecido en Shibuya, pero la ausencia de nubes anunciaba un día soleado. Su teléfono volvió a sonar indicando que había una nueva notificación.

Sakura, hazme el favor de responder si no quieres que volvamos a discutir…

La ojiverde frunció el ceño fulminando el texto en pantalla. Inspirando fuertemente, se mentalizó de que no merecía la pena empezar el día mal de esa manera, sobre todo por el hecho de que hoy empezaba su último año de bachiller en el instituto. Empezó a escribir las primeras sílabas de su respuesta, pero una llamada entrante le impidió seguir escribiendo.

Desistiendo de ignorar otra vez la llamada, descolgó para soltar con una sorprendente facilidad un "¿Diga?" con entonación inocente. La pelirrosa pudo escuchar la estridente voz de su madre en la llamada.

—"Un placer poder escuchar tu voz de nuevo después de días, Sakura. DÍ - AS." - Sakura puso sus ojos en blanco y optó por dejar la llamada en manos libres, no quería aventar su inocente teléfono contra la pared solo porque a su madre le apeteciera recitarle uno de sus sermones de teniente de las fuerzas armadas. - "Podrías…"

—"Estuve celebrando mi decimoséptimo cumpleaños con Ino" - Se atrevió a decir para acallar cualquier acusación de su progenitora. — También estuve preparándome para mi primer día de clases.

—"¿Qué día es hoy?" - Dijo Mebuki tras un no muy breve silencio incómodo justo después de un sonoro suspiro.

—"3 de Abril." — Sakura escuchó a su madre reprimir una palabrota además de una masculina a lo lejos preguntarle qué ocurría, lo que la hizo enfadarse. — "Cambié las contraseñas de todas las tarjetas y de cuentas bancarias, así que ni te molestes. Paga de tu bolsillo los gastos de tu "viaje de negocios" a partir de ahora." — Usó un diferente tono al pronunciar la última oración a propósito.

Sakura escuchó como su madre apretaba algo entre sus manos, supuso que seguramente cambió el teléfono de mano. — "Me alegra que al menos tengas en cuenta las pocas ganas que tengo de discutir contigo sobre lo mismo, me ahorras tiempo" — Zanjó secamente apartándose con una mano el flequillo de su rostro. — "Cuego yo, adiós".

Sakura fingió no haber escuchado el mal disimulado aunque no menos falso sollozo de Mebuki antes de colgar la llamada. Forzó un suspiro para evitar descontrolar sus emociones al notar como sus ojos empezaban a humedecerse.

Siempre era igual con su madre, nunca hablaban. Solo discutían y no era ninguna sorpresa que cada vez salieran los mismos tópicos de conversación. Lo habitual era discutir a causa de la escasez de dinero. Su madre solía olvidar que no podían tener ciertos lujos tan a menudo como gustarían y que ahorrar no era fácil. Pero esas circunstancias parecían importarle bien poco a la rubia de pelo corto, si no estaba ella para frenar sus caprichos con los ahorros después de que ella derrochara su propio dinero, quien sabe donde se encontraría ahora mismo.

A pesar de aquello, también le dolía el hecho que a medida que pasaba el tiempo, interactuaban cada vez menos. Su relación se iba enfriando.

Observó como su madre empezó a llamarla de nuevo, pero Sakura decidió ignorarla y proceder a prepararse para ir al instituto. Después de una ducha fría para nada relajante, se secó el cabello y lavó sus dientes. Una vez peinada y maquillada, abrió la puerta de su habitación para encontrarse de frente con un akita inu de pelaje marrón claro y blanco tumbado en el suelo el cual ni siquiera se molestó en levantar la cabeza de sus patas delanteras. Sakura le devolvió la mirada y con una mueca dijo:

—"No pongas esa cara que ni siquiera voy tarde…" — El perro soltó una breve mezcla de gruñido y ladrido en la misma postura aunque meneando la cola —- "Venga, exagerado…" — Dijo Sakura pasando por su lado poniendo de nuevo los ojos en blanco, empezando a bajar las escaleras hacia la planta baja dijo. — "Anoche sobró pollo de la cena…"

La ojiverde no estaba ni a la mitad de la escalera cuando Shirö, bajó rápidamente trotando por las escaleras y sin detenerse se dirigió por el pasillo de la entrada hacia la cocina, lo que lo hizo soltar una leve sonrisa divertida ante el comportamiento de su mascota.

Una vez abajo del todo, frente a la entrada de su domicilio, Sakura vislumbró varios sobres blancos en el suelo. Acercándose ansiosamente para recogerlos todos, quedó desilusionada al ver que no había nada importante, solo facturas y propaganda comercial. Con un nudo en la garganta que tragó al instante, se fué hacia la cocina donde Shirö la esperaba gimoteando y golpeando repetidamente la puerta corredera de la habitación que daba al patio delantero. Sakura abrió la puerta instantáneamente después de separar las cortinas, viendo cómo su perro salió disparado a fuera con el objetivo de hacer sus necesidades.

Era una rutina para los dos a la que ya estaban acostumbrados y es por eso que la ojiverde enseguida se puso a prepararse el desayuno además de sacar del refrigerador su almuerzo y colocarlo en su bolsa escolar. Echando una ojeada breve a Shirö, viendo como este seguía olfateando los arbustos del jardín, empezó a preparar el primer manjar del mismo con rapidez. Cuando lo escuchó gruñir, supo que había visto alguna ardilla o algún pájaro, por lo que silbó varias veces para llamar su atención sabiendo que si no le llamaba la atención empezaría a ladrar y no quería tener broncas con los vecinos de nuevo. Oyendo a su dueña, el canino regresó corriendo en un tiempo récord para presentarse al lado de la pelirrosa con la lengua fuera.

Sakura miró a Shiro lamerse el hocico y menear la cola de pié a su lado, expectante y hambriento terminando de mezclar la carne y demás ingredientes dentro del cuenco negro de plástico.

—"Siéntate." — Dijo Sakura simplemente con tranquilidad mientras se lavaba las manos en el fregadero, la bola de pelos hizo caso omiso y empezó a gemir con ansias alzándose en sus patas traseras para oler su comida pero Sakura lo apartó con su cuerpo sin hacerle daño y repitió lo que había dicho. — "Siéntate."

Shirö inclinó la cabeza aun soltando leves gemidos, pero al ver la expresión seria de la pelirrosa el animal obedeció la orden lentamente. Sakura, soltó una tierna sonrisa y se acuclilló delante del perro para acariciarle detrás de las orejas con ambas manos.

—"Buen chico." — Dijo Sakura en un tono afable mientras Shirö cerraba los ojos gozando de las muestras de afecto meneando la cola.

Después de lavar las patas de Shirö y darle su comida elaborada con los prometidos restos de pollo de la cena de ayer, Sakura desayunó tranquilamente mientras ojeaba las redes sociales desde su teléfono, y las fotos colgadas de sus amigos. Sonrió al ver un video de Kiba en el que Lee llevaba puesta una caja que le cubría todo menos los piés dando pasos a la nada hasta tropezar de bruces en el suelo mientras los demás chicos se reían.

Sakura estuvo unos minutos más entretenida viendo los posts de sus amigos, hasta percatarse de que se había distraído. Con algo de prisa, lavó los utensilios que usó para preparar y comer su desayuno, para seguidamente salir al patio a limpiar los excrementos de su mascota. Una vez con todo listo, fue hasta el rellano de su casa para ponerse los mocasines. De reojo, observó unas zapatillas de andar por casa negras, su mirada se volvió triste, se mordió los labios para finalmente soltar un suspiro cansado. De no ser porque Shirö bostezó a su lado, se habría quedado mirando a la nada por quien sabe cuanto tiempo, por lo que se incorporó para agarrar a su amado perro por la cara y acariciarle el rostro con amor.

— Protege la casa, Shirö —Pidió la ojiverde con una sonrisa afable observando como el canino le lamía la mano.

Con esa despedida, Sakura se apartó para dirigirse a abrir la puerta principal, salir de su casa cerrando su hogar con llave, y así empezar a caminar en dirección a la estación de trenes.

Una vez dentro del vagón del tren en dirección a su instituto, se entretuvo mirando de nuevo las redes sociales en su teléfono.

Una notificación de mensaje captó la atención de Sakura, mientras se colocaba los auriculares antes de poner en marcha una playlist de Within temptation de fondo, no quería que los demás pasajeros le miraran mal. Al abrir la aplicación de mensajes no le sorprendió leer un mensaje de Ino.

–"Frentona, te espero con Hinata en la entrada del instituto para entrar juntas a la ceremonia de inicio."

Sakura frunció la nariz un poco al leer el mensaje. Instantes después empezó a teclear su respuesta:

–"Entra tu con ella"

Frunció los labios deteniéndose antes de pulsar la tecla de envío, la respuesta había sido escrita demasiado rápido y sonaría muy maleducada. Decidiendo no responder lo borró, alzando la vista a la ventana observando como una tormenta había empezado, Sakura terminó soltando un silencioso suspiro.

Día de mierda… – Murmuró mentalmente, para finalmente callar cualquier otro pensamiento en lo que quedaba de trayecto mediante la música.

Cerca de la entrada del centro estudiantil bajo su paraguas color verde pudo vislumbrar a su mejor amiga en la entrada hablando con sus padres, quienes seguramente la trajeron en coche hasta allí como casi el resto de sus amigos y compañeros de clase. Acercándose más, vió cómo bajaban de un coche gris los primos Hyuga junto al patriarca de su clan. Sakura siguió andando pero no sin antes saludar levemente con la mano y una sonrisa amistosa a Lee y a Neji, el primero le dedicó su típica sonrisa con un pulgar hacia arriba mientras que el castaño solo la miró saludando solo con la cabeza.

– ¡Sakura! – La voz chillona de Ino provocó que varias cabezas voltearan a verlas, hecho que no le sorprendió. Giró su tez para mirar como la rubia de su amiga se encontraba saludando con la mano enérgicamente mientras sus padres la miraban con gracia y cariño ya acostumbrados, lo que la hizo caminar más rápido hacia ella, ignorando por completo a Ami Watanabe junto a sus "amigas" quien le dedicaba su típica mueca de desdén situada también a unos metros de la entrada.

– ¡Buenos días! – Dijo la rubia con alegría mientras Sakura le dedicaba una sonrisa forzada diciendo lo mismo hacia Ino y los padres de la misma junto una leve reverencia por educación. Después de una leve conversación para ponerse al día, ambas chicas notaron una presencia a sus espaldas.

– ¡Ah! Hola Hinata, ¿Por qué no saludabas? – Comentó Ino apenas ver a su compañera de aula abrazando su mochila contra su pecho.

– Yo… eh. – Empezó a hablar Hinata en voz baja, casi murmurando. – ¿Qué tal, chicas?

Sakura observó a la morena de cabello largo de arriba abajo después de girarse para encarar su cuerpo hacia la recién aparecida, sin molestarse a abrir la boca para decirle nada, haciendo que a pesar de escucharse el ruido de los demás a su alrededor se volviera un poco incómodo. No obstante, se dignó a dedicarle la misma sonrisa que le dedicaba a todo el mundo cuando su mirada gris se puso sobre ella. Algo que pareció funcionar, porque le devolvió el gesto.

Una vez dentro, las muchachas fueron a sus respectivas taquillas para cambiarse de zapatos de calle a zapatillas de andar por el instituto. Sakura dejó de forzar una sonrisa cuando HInata se separó para irse a la suya, metida en sus pensamientos se cambió los zapatos lo bastante rápido para decididamente encaminarse hacia su mejor amiga y decirle que iba a ir avanzando hacia la pizarra de anuncios para ver si les iba a tocar en el mismo salón.

Saludando de vuelta a los alumnos de otros años como si fuera el día más feliz de su vida, se dirigió un poco más tranquila hacia el mural de pizarras de corcho que adornaban todo el pasillo de la primera planta. Con curiosidad, leyó primero el papel que denominaban los tutores de cada grupo de último año de bachillerato más el personal de profesorado.

Un escalofrío recorrió su cuerpo al leer…

"Profesora de ciencias: Orochimaru Hebi."

¿Qué mierda…?

"Profesor de lengua y literatura: Jiraiya Goketsu"

¿Es esto?

Con un nudo en el estómago, Sakura desvió la mirada hacia los listados de alumnado. Tragando saliva pasó con el dedo por encima del papel dando una lectura rápida.

"Sakura Haruno: Salón A"

"Uchiha Sasuke: Salón A"

"Uzumaki Naruto: Salón A"

Apartó el dedo del papel como si este quemara a más de 90º, dejando caer su brazo. Saliendo de la ensoñación, escuchó como se escuchaban murmuraciones, cuchicheos y hasta algunos grititos de admiración por parte de las chicas por el rincón donde se encontraban las escaleras.

– ¡Sakura! – El grito de Ino hizo que se sobresaltara y que su corazón empezara a bombear más deprisa. Con sigilo, volteó a ver a su amiga que se acercaba prácticamente corriendo hacia ella. Cuando esta frenó a su lado, le agarró del brazo con ambas manos mientras intentaba recuperar el aire.

La pelirrosa observaba fijamente a su amiga, quien con apenas alzar su vista para devolverle la mirada comprendió que ya lo sabía.

Observando el tumulto de gente, del que la gran parte eran chicas, no pudo evitar soltar todo el aire amontonado por la nariz.

– ¿Qué es todo ese alboroto? – Dijo una voz masculina a sus espaldas.

– Chicos… – Empezó a decir Ino al ver que se trataba de Shikamaru acompañado de Chouji. La rubia regresó su mirada hacia Sakura preocupada. – Es que…

– Naruto y Sasuke están aquí… - Interrumpió la Haruno mirando brevemente al Nara y al Akimichi, observando cómo sus rostros cambiaban a una expresión de sorpresa.

– ¿Aquí, Dónde? – preguntó Chouji con sorpresa.

– En el instituto. Han regresado. – respondió simplemente Sakura apretando el asa de su bolsa estudiantil intentando disimular su nerviosismo. Sin estar dispuesta a seguir de pié allí ni un minuto más conectó su mirada con la azul de su mejor amiga y dijo mientras empezaba a caminar en dirección a las otras escaleras en dirección contraria por donde había subido – ¿Vamos? Debemos ir a la ceremonia…

Por su parte Ino, sin saber que decir sintiéndose un poco extraña debido a la reacción de su amiga, simplemente asintió y la siguió sin decir nada más.

– ¡Espera! Vamos a buscar a Hinata, se quedó abajo… – Dijo Ino de sopetón, dando media vuelta hacia la dirección a la que había venido sorprendiendo a la haruno al notar que la rubia la agarraba de la mano para guiarla a paso rápido con ella a la fuerza. – Seguro que nos estará esperando…

– ¡Ino! – Intentó disuadir Sakura, pero fue ignorada y enseguida se vió arrastrada bajando las escaleras viendo como su amiga empujaba a varias estudiantes fuera de su camino que estaban impidiendo el paso. Soltando su mano del amarre de Ino una vez en la planta baja, Sakura miró y les susurró una simple disculpa tras escucharlas quejarse. No había remedio con su mejor amiga.

– Ei, Yumiko… - Escuchó decir a una chica de primer año susurrando de un modo no muy flojo con su amiga. – ¿No son guapísimos esos dos chicos?

– ¿Si, verdad? Me han dicho que el rubio se llama Naruto Uzumaki – Dijo la amiga dando leves saltitos levemente sonrojada. – Del moreno no se nada… también escuché que los dos empezaron el instituto aquí.

Sakura terminó de bajar las escaleras para adentrarse en el pasillo siendo así la manera en que volvió a verlos después de algunos años. A pesar de encontrarles dándole la espalda mientras hablaban con Lee, Neji y Kiba, observó lo mucho que habían crecido.

También tienen el pelo más largo.

– ¿No piensas saludar? – La dijo una voz a sus espaldas. Sakura reconoció la voz de Sai sin siquiera tener que voltear la cabeza.

¿No piensas cerrar tu bocaza algún día?

– Hola. – Le respondió la ojiverde secamente. No tardó demasiado en escuchar como el moreno de cabello corto se abría paso para ponerse a su lado. Por el rabillo del ojo, Sakura vió como presentaba su típica sonrisa enigmática e irritante en su rostro.

– Hola a ti también, pero me refería – Sakura puso los ojos en blanco para interrumpirle decididamente mientras finalmente volteaba el rostro para mirarle.

– Lo sé, Sai. Estaba tomándote el pelo… – Viendo que la expresión de su compañero no cambiaba, llegó a deducir que no había entendido la frase hecha.

– ¿Y? – Volvió a decir Sai enfocando su mirada hacia los muchachos. – ¿No deberías acercarte?

Sakura frunció su entrecejo ante tal atrevimiento. No era la primera vez que Sai salía con una de esas, y cada una de ellas estaban lejos de ser apreciadas. Sobre todo porque indirectamente parecía como si le estuviera dando una orden sin condicional.

– No, así que cállate. – Zanjó la haruno con una sonrisa falsa disimulando el enfado.

Finalmente quitó la mirada de Sai y observó como su mejor amiga llegaba justo a tiempo evitando que el chico a su lado volviera a abrir la boca sobre el tema, con la prima de Neji siguiendo por detrás.

– Buenos días, Sai. – dijo Ino un poco nerviosa y sonrojada.

– Hola, nos vemos en clases hermosa. – Dijo tan campante el moreno observando a la rubia, haciendo que esta se pusiera aún más roja. Segundos después empezó a dirigirse hacia el gimnasio pero no sin antes despedirse diciendo. – Fea.

Sai se marchó igual de sonriente sin decir nada más ignorando la corta aunque furibunda mirada que le dedicó a su compañera de clase.

Disipando de su cabeza el "insulto no insulto" del raro de Sai, decidió alejarse del lugar aglomerado número de estudiantes que parecía estar interesados por los nuevos alumnos.

– ¿Se puede saber qué hace todo el mundo aquí parados como árboles? – Dijo una voz femenina acaparando toda la atención de los que se encontraban en la escena. Sakura visualizó a la profesora Kurenai parada con los brazos cruzados junto al profesor Asuma a unos diez pasos de ella. – Todo el mundo al gimnasio, la ceremonia de inicio está por empezar.

Sakura observó a Ino con una mueca de cansancio, la cuál la rubia simplemente alzó los hombros sin entender la razón de su expresión. Colocándose su bolsa en el hombro, empezó a andar mientras atravesaba algunos grupos que seguían como estatuas en el pasillo sin prestar demasiada atención, queriendo pasar desapercibida.

– ¿Qué crees que haces, imbécil? – preguntó casi chillando Ami. Sakura hizo caso omiso y siguió avanzando junto a las demás, a pesar de saber que había sido ella la que la había apartado levemente para poder avanzar. – Te estoy hablando, pelo-chicle—

– ¿Cómo la has llamado?, perra asque – respondió Ino enfadada girándose hacia la muchacha de cabello morado rápidamente. Ami disimuló mal el temor que le tenía a la rubia mordiéndose el labio mientras frenaba la inercia de echarse hacia atrás.

– Que te follen, Ami. – Respondió agarrando a su mejor amiga de la muñeca para frenarla, frenando por un milisegundo para dirigirle una mirada impasible a su acosadora. Algunos jadearon sorprendidos mientras que algunos soltaban bufidos de risa. Ino miró perpleja a Sakura como si le hubiera salido otra cabeza mientras que la Watanabe sin saber que decir, miraba para todos lados nerviosa con furia retenida. – Si es que hay alguien a quien le agrades o apenas te tolere por más de diez segundos para ello…

La pelirosa no se entretuvo en mirar ni un segundo más a una de las personas que se dedicaban a molestar a los demás pero sobre todo a ella sin cesar. Arrastrando a Ino de la mano, quien había empezado a reír alborotadamente junto a otros estudiantes que vieron lo sucedido, seguidas de cerca por Hinata. Quien se había quedado mirando hacia atrás, donde se encontraban Naruto y Sasuke observando la pelirosa alejarse junto a su primo y Lee.

Sentadas en las sillas del gimnasio delante del escenario desmontable entre los demás estudiantes del mismo año, Sakura se encontraba distraída jugando con los dedos de ambas manos entre Hinata e Ino. Percibió dos ciertos pares de ojos clavados en su nuca dado que les había ignorado a propósito cuando fueron ellos seguidos de otros alumnos que entraron en la sala.

– Tss, tss. – Se escuchó a lo lejos haciendo que Sakura apretara sus manos contra su regazo entre los susurros de los demás. – ¡Sakura!

Sakura reconoció la voz de Naruto a pesar de que este estuviera hablando en voz baja. Le sorprendía en sobremanera que después de su última conversación, como si nada se atreviera a hablarle. Por su parte, ella no tenía más que decirle, aunque deba admitir que en el fondo no se atrevía ni a mirarlos. Es así como se predispuso a empezar a prestar atención al director de la escuela, una vez todos los cursos se encontraban dentro del recinto.

– En esta escuela están totalmente prohibidas las peleas y altercados de todo tipo. – Expuso Hiruzen con firmeza ante el micrófono. – Ni dentro de las aulas, ni en el patio durante las horas de descanso.

Veremos cuanto tarda alguien en hacer caso omiso a eso…

Sakura dejó de prestar atención y de observar al director Sarutobi decidiendo enfocar su mirada en los profesores de este año. Reconocía ciertas caras de años anteriores, como Iruka, quien se encontraba sentado entre Asuma y nada más ni nada menos que su antiguo tutor Kakashi. Detrás de estos mismos, la ojiverde contempló como Jiraiya y Orochimaru hablaban con el personal situado a su respectivo lado. Este último, sintiéndose observado bajó la mirada para después de situar la suya en la de la pelirrosa alzar las cejas.

Unas risas masculinas acapararon la atención de Sakura haciendo que volviera a quedar tensa como una cuerda de guitarra, creando el recuerdo de cierto recuerdo en su mente… – Esas voces son las de…

"Tumbada medio boca arriba en un descampado embarrada de suciedad y sangre hasta en la ropa, sentía como una lágrima se escurría de sus ojos. Con los ojos doloridos y con la vista borrosa, observó las siluetas de sus agresores alejándose riendo no sin antes gritar y patear a un perro que gruñía y ladraba encadenado en un poste de hierro.

Al cabo de un tiempo, Sakura intentó incorporarse con mucha dificultad. Sintiendo que las quemaduras en su piel creaban picores por todo su cuerpo aunque no dolieran tanto como su zona lumbar o las piernas. Con dificultad se fue levantando del suelo, para observar en el suelo sus pertenencias cerca de donde se encontraba el perro de antes. Se acercó poco a poco, con cuidado de no asustar al animal atado quien no parecía ni poder estirarse al suelo para descansar más cómodamente. Un gruñido la hizo mirar al perro a los ojos, cuando atinó su teléfono en el suelo intentó agarrarlo pero fue sorprendida por el agresivo arrebato de ladridos y movimientos bruscos del can. Cuando este vió la mirada seria de la muchacha dejó de gruñir, pero no dejó de forcejear para intentar librarse de la soga que lo mantenía al mismo lugar provocando heridas también además de las que ya presentaba. Dejando su bolsa y el móvil a su lado, la ojiverde detuvo el forcejeo del chucho provocando que este empezara a chillar y tambalearse con temor. Eso no detuvo a la muchacha, con la poca fuerza que tenía liberó su cuello de collar y cuerda disminuyendo completamente así su espanto.

Cuando volvió a incorporarse, Sakura simplemente tomó sus cosas y se predispuso a irse. Mediante pasos cortos, se predispuso a alejarse de ese lugar conocido y abundado por diferentes bandas juveniles donde se frecuentaban peleas mientras se apretaba su costado más adolorido. No pudo evitar gemir de dolor cuando otra lágrima se le escapaba sintiéndose completamente sola en ese momento.

¿A dónde crees que vas? – Dijo Zaku soltando una risa inquietante y perturbadora a la vez que abría y cerraba la boca simulando querer morderla. – No hemos acabado…

Intentó alejarse más rápido pero Dosu ya se encontraba agarrándola con fuerza y llevándola donde se encontraba, a pesar de intentar evitarlo forcejeando.

¡Defiéndete, Joder! – Gritó la voz de su consciencia. Y así lo hizo.

El fuerte y desgarrador grito de dolor de Dosu se pudo oír de lejos, y era entendible debido al fuerte mordisco que Sakura le estaba propinando en su antebrazo. Se sintió apartada y empujada al suelo con un poco de dificultad por su melena y por un milisegundo, Sakura disfrutó al ver la marca ensangrentada de sus dientes en el brazo de ese capullo.

Serás hija de puta… – Bramó de dolor el muchacho de pelo rapado mirandose la herida. – Te arrepentirás de esto, te lo aseguro…

Aun en el suelo, mostrando una expresión de ira contenida camuflada por cierto temor, observó como su agresor fue acercándose mientras colocaba de nuevo su puño americano.

No te quedes ahí parado, imbécil. – Llamó Dosu a su colega con rabia.

Viendo como el nombrado borraba su expresión de estupefacción para empezar a acercarse a paso rápido hacia ella, se preparó para otra ronda de golpes que seguramente terminarían mandándola al hospital. Intentó arrastrarse para alejarse pero fue en vano. Sintió como volvían a agarrarla del cabello y sintió verdadero asco en ver la cara de Zaku cerca de la suya.

Agárrala bien para que se esté quieta… – Dijo con una sonrisa macabra moviendo los hombros simulando estirar los músculos.

Ninguno de los presentes pareció recordar que junto a ellos se encontraba un perro. Animal que los dos muchachos habían agredido por pura diversión. Sin prevenirse de nada, Sakura observó con temor como el can saltaba a morder la zona del cuello desde atrás haciendo que el azabache soltase su fuerte amarre para intentar librarse de la bestia agrediendolo.

La escena era brutalmente terrorífica. Zaku era arrastrado de un lado para otro mientras chillaba, parecía incluso que lloraba. El perro solo soltaba su agarre para morder otras partes del cuerpo del moreno. Dosu viendo la escena, intentó socorrer a su amigo intentando frenar al animal tomándolo de su pelaje. Mala idea, porque el canino le mordió la ingle fuertemente provocando que cayera en el suelo sin previo aviso agonizando, suscitando así que ahora resultara ser él la víctima.

Contemplando la escena a metro y medio de distancia, Sakura se encontraba muda y de piedra sin saber qué hacer. ¿Ayudar o huir? Escuchaba su corazón bombear frenéticamente y a su cuerpo temblar sin cesar. Jadeó al ver como Zaku se alejaba poco a poco para tomar una barra metálica desechada en el suelo con una idea clara en su mente, agredir gravemente al perro.

Nada la había preparado por lo que acababa de ocurrir en el transcurso de pocos segundos.

De pie, con un tablón de madera bastante grueso y pesado en su mano, se quedó observando el cuerpo inerte de uno de sus agresores. Hiperventilando, observó como Dozu se quedaba quieto en el suelo observándola con algo de sorpresa a pesar del dolor. Sintió al can de pié a su lado respirando con la lengua fuera debido a la movida. Se acordó que ella también tenía heridas a causa de ellos.

Dosu frenó su intento de querer apartar el cuerpo inconsciente de su compañero al oír el gruñido del can. Atemorizado observó como la pelirrosa se agachaba para librar de la mano de Zaku la barra de metal a la vez que le dedicaba una mirada oscura. Por su parte Sakura, pudo leer en los ojos del rapado, el pensamiento que ella misma había tenido esa misma tarde.

A tres cuadras de aquí se encuentra una clínica, llévalo ahí. – Dijo Sakura aventando lejos de su alcance las peligrosas armas lejos del alcance de todos sin mirar a sus agresores.

Dicho eso, la joven recogió de nuevo sus cosas del suelo y empezó a marcharse en dirección contraria en donde esperaba que el único malhechor consciente llevara a su amigo para curar sus heridas. Sin darse cuenta de que era seguida por el can de cerca."

– ¿Estás bien? – La despertó la voz de Ino entre aplausos.

No… – Pensó Sakura sin vacilar. Pero en vol alta musitó lo contrario.

– Si, solo estaba contemplando en mi mente lo aburridos que son los discursos del director. – Soltó mediante una sonrisa calmada capaz de tranquilizar a Ino. – Antiguos alumnos que vuelven, profesores inesperados pero salvo eso nada cambia. Me lo sé de memoria.

Ino no pudo evitar reír un poco ante ese comentario, mientras miraba por un segundo a los individuos de su más reciente recuerdo.

– Me sorprende un poco que critiques un discurso que tu ayudaste a elaborar. – Sakura se alzó de hombros, un poco más calmada por lo que respondió:

– No critico, solo comento que se me hace repetitivo, que es diferente.

– Listilla… – Provocó la rubia ante la respuesta que obtuvo.

– Alguna de las dos debe serlo. – Contraatacó manteniendo la sonrisa mirando al frente.

– Engreída – añadió de nuevo su mejor amiga fingiendo una mueca de enfado graciosa.

– Mira quien habla. – Sakura dejó escapar una silenciosa risa al ver a Ino con la boca abierta con falsa indignación.

– Frentona. – Musitó después de acordarse del apodo el cual solo podía usar ella con una sonrisa traviesa.

– Vaya, hacía días que no usabas ese apodo… – Comentó Sakura para nada sorprendida ni ofendida. Con cariño se decían así cada vez que su rivalidad salía a flote o como modo de juego. – Cerda.

Sakura no pudo esquivar los pellizcos ni las leves cosquillas que su mejor amiga empezó a hacerle como intento de ganar la batalla. Ambas riendo, mientras el resto de alumnos empezaban a levantarse indicando el fin de la ceremonia, se quedaron brevemente jugando.

– Chicas… – Dijo la voz tenue de Hinata frenando el juego de las demás haciendo que ambas voltearan a mirar a la morena. – ¿Ayudamos a recoger las sillas?

Ino fue la primera en levantarse para participar en la limpieza. Era algo que los alumnos tenían la obligación de hacer. La higiene del centro era responsabilidad de todos. Cada una cargó con sus cosas además de la silla plegable que utilizaron para guardarlas en su sitio. Mientras cargaba la silla fácilmente con un brazo, Sakura descubrió a Sai saludando a Naruto y conociendo por primera vez a Sasuke terminando por chocar con alguien. Del susto, se le cayó la silla provocando que la persona de espaldas se diera la vuelta. Al alzar la vista se dió cuenta que se trataba de Neji.

– Perdón. – Musitó Sakura tomando la silla del suelo dedicándole una sonrisa junto a una educada reverencia de disculpa.

– Nada. – Dijo Neji tranquilo pero no lejos de estar menos serio como siempre. Sakura sintió la mirada fija del castaño y no pudo evitar sentirse algo incómoda. – Traed. Os ayudaré.

Dijo sin decir nada más Neji cargó con las dos sillas fácilmente alejándose hasta el almacén, dejando sorprendida a Sakura. Sakura volteó a ver a donde se habían metido Hinata e Ino pero no las vió por ningún lugar. Enseguida volvió a estar Neji a su lado.

– ¿Buscas a Naruto? – Indagó su compañero de clase de repente. Sakura frunció levemente el ceño ante tal pregunta. Estaba harta de que le sacaran el tema del rubio.

– No, ¿Sabes donde está Ino?. – Dijo agachando su cabeza algo cansada. El castaño negó con la cabeza mientras observaba como su compañera de clases suspiraba.

Maldita cerda y su habilidad de escurrirse entre la multitud… – pensó amargamente la joven. Quería mucho a su mejor amiga pero casi siempre era ella la que debía ir en busca cuando la necesitaba. A fin de cuentas, no solo quedaron para ir juntas a la ceremonia si no al aula.

Por inercia, regresó la mirada hacia el grupo donde se encontraban sus compañeros de clase desde hace años junto a sus dos antiguos mejores amigos, donde para su sorpresa se encontraban Ino y Hinata hablando con los demás.

Ya un poco harta de todo, Sakura acomodó su bolsa en su hombro para dirigirse hacia las puertas del gimnasio. Volteando a ver a su mejor amiga tras escucharla gritar su nombre para que se acercara, se atrevió por primera vez en bastante tiempo a mirar finalmente a la cara al Uzumaki. Quien se encontraba ofreciéndole la misma sonrisa de siempre que no devolvió y paró seguidamente su vista al Uchiha. Como siempre este último se encontraba en la postura de siempre. Manos en los bolsillos, mochila en la espalda. Postura recta y relajada, dando aire de popularidad.

Quedaban pocos estudiantes en el gimnasio, cada curso del mismo año se reunía en la sala comuna de cada piso para hacer dinámicas y la gran mayoría del alumnado debía estar encontrándose con antiguos compañeros de clase o conociendo nuevos alumnos. No se había detenido a pensar que acabarían por tener que participar en ejercicios grupales todos los de su mismo año…

Sakura volvió a avanzar, negando la cabeza mirando hacia su mejor amiga y al resto indicó que no se planteaba acercarse al grupo. Naruto y Sasuke se miraron el uno al otro con expresión seria pero comprensiva. A Sakura le importaba muy poco que a la vista de los demás, pudiera parecer hasta una cría haciendo berrinche, pero en caso de que pensaran así, quedaría alto y claro algo…

– ¡Sakura! – Escuchó la voz de Naruto intentando detenerla, pero Sakura hizo caso omiso. Saliendo por la puerta y cerrándola de un portazo, soltó todo el aire guardado para enderezarse.

No puedo… – Pensó Sakura bien triste. Mientras corría bajo el paraguas hacia el otro recinto estudiantil. Memorias estaban empezando a aparecer en su cabeza.

No quiero.