3 años más tarde


Derecha. Izquierda. Enfrente. Arriba. Y luego tengo que saltar. Ese es el patrón. El patrón siempre es el mismo, pero esta vez voy a romper mi propio récord.

Impulsé mi cuerpo hacia atrás para lograr esquivar el disparo de la última máquina. Pude ver el proyectil pasando cerca de mí cómo si el tiempo se hubiera detenido para permitirlo. Estuvo a escasos milímetros de rozar mi brazo. Inmediatamente después extendí mi mano y cerré el puño, concentradome en la máquina de tiro. El metal se contrajo hasta reducirse a una superficie plana. Con eso había destruido el último objetivo, dando fin a la sesión de entrenamiento.

Apoyé la manos sobre mis rodillas y tomé una bocanada de aire para recuperar el aliento. La puerta de la habitación se abrió en ese momento, dejándome escuchar los aplausos exagerados de mi único espectador.

—¿Cuánto fue? —le pregunté ansiosa.

—¡Treinta segundos! —exclamó Todd maravillado—. Acabaste con las 10 máquinas de tiro en treinta segundos.

Volví a erguir la espalda para comprobar lo que dijo. Una sonrisa de satisfacción se formó en mis labios al ver el tiempo marcado en el cronómetro que me mostró.

—¡Rompí mi récord! —grité, echando la cabeza hacia atrás y alzando los brazos.

Siento que esto es un gran logro. Mis reflejos han mejorado mucho desde la última vez, me he dedicado a entrenar mis habilidades para aprender a controlarlas, puedo decir orgullosamente que ha dado frutos. Al menos lo suficiente para usar este poder a mi voluntad. Creo que he encontrado ese balance entre la ira y la calma.

—Ahora te toca la prueba de carga —anunció, invitándome a salir de la habitación para ir a la siguiente.

Solté un bufido exhausta. Esa es la parte que más detesto.

—¿Podemos saltarnos eso hoy? —pregunté cansada—. Sabes que soy pésima levantando objetos pesados.

—No lo entiendo, esa es la mejor parte.

—No para mí.

En esto consisten mis días desde hace unos meses. Tengo que cumplir con una serie de entrenamientos controlados, tanto con la energía de la Chispa Suprema cómo entrenamientos físicos para mantener condición. La parte buena de derramar sudor a diario, es que mi fuerza se ha duplicado desde la última batalla. Podría patearle el trasero a mí yo del pasado con facilidad.

Hablando de eso, hace mucho que no salgo de este lugar. He tenido permiso de visitar a mis padres bajo una estricta supervisión en dos ocasiones. Y en cuanto a Sam, bueno, lo único que sé es que él está a unos días de tener su graduación. Me hace feliz pensar que está teniendo una vida tranquila cómo siempre quiso. Supongo que tiene suerte. No quise abrumarme más pensando en todo lo que me he perdido del mundo exterior. Debo concentrarme en el presente, ahora mismo muero por tomar una siesta.

Nuestro recorrido continuó hasta el cuartel principal dónde estaban todos. Parece que acaban de llegar de una misión. No sé mucho al respecto, ya que no me dejan acompañarlos por mi propia "seguridad". Comienzo a extrañar la emoción del peligro.

Mientras cruzábamos el hangar hacia los dormitorios, me fue inevitable echar un vistazo hacia atrás. Ahí estaba Optimus. Son estos pequeños momentos del día dónde puedo verlo aunque sea de lejos.

—¿Cuánto tiempo más vas a dejar pasar? —la pregunta de Todd me hizo saltar.

—¿De qué hablas? —negué con la cabeza y regresé la vista al frente.

—De los 20 metros con pintura llamativa de ahí —respondió cómo si fuera algo obvio—. Mientras tú entrenas cómo Rocky Balboa, otras te están ganando terreno.

Las manos de Todd cayeron sobre mis hombros, después me obligaron a darme la vuelta para encontrarme con que Optimus y Elita estaban hablando. Ella y sus hermanas sufrieron graves heridas en Egipto, ahora que se han recuperado, suelen participar activamente en las misiones. Admito que al principio me sorprendió un poco, sin embargo, ya estoy acostumbrada a su presencia al igual que a la de los recién llegados. Hace unas semanas, recibimos a un grupo de Autobots refugiados. Es lo normal, no tiene que molestarme.

—Primero: esto no es una competencia —aclaré, logrando liberarme de su agarre—. Y segundo: solo deben estar hablando de la misión. Eso no tiene nada de malo.

—¿Segura? —insistió—. Porque yo los veo muy juntos.

—Se conocen desde hace mucho tiempo, tendrán demasiado con que ponerse al día —dije simple—. Además, ¿Por qué tendría qué molestarme? Optimus es el líder de los Autobots, puede hablar con quién él quiera.

—Pues si no haces algo pronto, creerá que no te interesa.

Es cierto que ya he dejado pasar tres años desde la última vez que hablamos. El tiempo me ha sanado, pero ahora temo que sea demasiado tarde. Ni siquiera sé qué es lo que debería hacer. Tal vez no hacer nada sea lo correcto.

—¿Ahora también me das terapia? —cuestioné, elevando una ceja.

—Solo digo la verdad —se defendió—. Y la verdad es que si te lo guardas demasiado, te debilitará. Será tu Kryptonita.

Rodé los ojos al oír la terrible comparación. Pero no puedo negar que me puso a pensar. ¿Y si tiene razón? ¿Guardarse los sentimientos puede ser dañino a largo plazo? Ojalá tuviera un manual para esto.

Mi mente se puso en blanco al notar la mirada de Optimus se alzó en nuestra dirección. Mis músculos se tensaron y la adrenalina por haber sido descubierta me hizo dar un ligero salto. La peor parte fue ver que comenzó a caminar hacia nosotros.

—Carajo —mi garganta se sintió seca—. ¡Bien hecho, tonto! —estiré mi brazo, alcanzando a atinarle un puñetazo en el hombro.

—¡Auch!

Detuvimos el parloteo cuando Optimus estuvo lo suficientemente cerca. Él se quedó de pie en un silencio que comenzó a generarme dudas.

—Grace, tú… ¿Estás ocupada? —su pregunta me tomó por sorpresa.

—No, justo ahora me dirigía a los dormitorios —contesté lo más serena que pude—. ¿Sucedió algo?

—Solo quería hablar contigo —respondió—. Me interesa saber tu opinión.

¿Mi opinión? ¿Sobre qué? Ahora estoy intrigada, maldición.

—Claro, estoy libre.

Estaba viéndolo fijamente en espera de alguna explicación, en lugar de eso, Optimus volteó despacio hacia mi derecha. Hice lo mismo sin saber el porqué, hasta que recordé que Todd seguía ahí parado con los brazos cruzados.

—¿Qué? —preguntó, levantando los hombros—. Soy bueno guardando secretos.

Rodé los ojos antes de ordenarle a regañadientes que se fuera. Él soltó un resoplido y se alejó arrastrando los pies. Una vez que estuvimos solos, Optimus se transformó frente a mí, dejándome la puerta del copiloto abierta. Entendí que quería que subiera, así que lo hice. Se puso en marcha fuera de las instalaciones, lo cual me hizo sentir un poco nerviosa.

¿De qué querrá hablar para tener que salir de la base? Podría averiguarlo si lo deseo, pero me impuse la regla de no usar mis poderes a menos que la situación lo amerite. Todos confían en mí, no quisiera romper esa confianza que me brindaron. Por lo tanto, es mi deber no cruzar la línea.

No quise hacer preguntas, simplemente dejé que Optimus condujera hacia donde se supone que vayamos. Apenas estaba atardeciendo. La puesta de sol en esta isla es magnífica. Tres años viviendo en Diego García y me sigue asombrando igual que la primera vez. Es cómo tener tu propio lugar secreto, apartado del mundo. Eso lo hace más especial.

—¿Estuviste practicando hoy? —La voz de Optimus me tomó por sorpresa de nuevo, instintivamente bajé la mirada para observar la radio.

—Sí, ya rompí mi marca del mes pasado —presumí orgullosa—. ¿Cuándo me dejarán acompañarlos a una de sus misiones?

—No queremos ponerte en peligro —repitió lo mismo de siempre.

—Ya lo sé —dije fastidiada—. Pero todos están poniendo de su parte, hasta a Todd lo dejan ir con ustedes —me quejé en voz alta—. Yo también puedo ayudar, estoy lista.

—Entiendo tu preocupación —me contestó tranquilo—. Trataré de hablar con el Coronel Lennox al respecto.

—¿En serio? —sonreí entusiasmada—. Te prometo que me voy a comportar, acataré todas las órdenes.

—Creo en tu palabra.

Bueno, eso fue sencillo. ¿Es normal que sea así de fácil? Optimus no miente, tampoco es de los que suele hacer bromas de ningún tipo. ¿Tal vez por fin tengo suerte? Sí… eso debe ser.

El camino terminó en la orilla de una colina, desde esta posición el sol se aprecia en su máximo esplendor mientras se oculta en el horizonte. Tuve la oportunidad de ser testigo detrás del parabrisas del vehículo. Es una forma gratificante de concluir el día.

—Gracias por traerme a ver esto —agradecí maravillada—. ¿Es lo qué querías mostrarme?

—No precisamente.

¿A qué se refiere con eso? ¿Qué más puede haber? Esas preguntas se volvieron irrelevantes cuando un débil parpadeo de luz entró en mi campo de visión. Volteé preparada para cualquier cosa, excepto para lo que mis ojos encontraron en el asiento del conductor. Había alguien más. Un hombre estaba sentado a mi lado. Ni siquiera pude procesar que hubiera aparecido de un segundo al otro.

—¿O-Optimus?

Esos ojos. Eran azules, tan azules que son inconfundibles. No se veía demasiado joven ni demasiado viejo, era cómo un punto intermedio entre ambas edades. Incluso con esa apariencia, seguía siendo más alto que yo. No cabe duda de que es él pero, ¿Cómo es posible? Creo que me va a explotar la cabeza.

—Esto es una holoforma, consideramos que podría resultar útil en misiones secretas y para pasar desapercibidos —explicó la imagen del hombre frente a mí—. ¿Qué piensas al respecto?

Me llevé las manos a la cabeza y tiré de mi cabello para comprobar que no estuviera soñando. Simplemente no puedo con la impresión.

—¿Pudiste hacer esto todo el tiempo? —fue la primera pregunta que arrojó mi cerebro.

—Resulta agotador mantenerlo durante un periodo prolongado —me confesó—. Estuve estudiando las características físicas más comunes entre los varones humanos, quería qué te pareciera lo más normal posible.

—Espera… ¿Qué? —cerré los ojos un momento y repasé lo que dijo—. ¿Por qué te preocupaba tanto lo que yo iba a pensar?

—He notado que te sientes cómoda cuando estás con ese chico —contestó la holoforma—. Creí que también podrías confiar más en mí si me veías cómo un humano.

—Optimus, tú confías en mí, ¿Cierto? —pregunté, a lo que obtuve un sonido afirmativo que me concedió continuar—. Entonces, ¿Por qué razón pensaste yo no confío en ti?

—He sido paciente —mencionó, tomando una postura seria—. Pero a pesar del tiempo, percibo que no sientes la libertad de acudir a mí cuando algo te inquieta.

¿Cómo lo sabe?

—V-Voy a intentar ser sincera, lo prometo —dije más dudosa de lo que hubiera querido. Rápidamente busqué una manera de sacarle la vuelta a ese tema—. Por cierto, ¿No te molesta tener que usar un disfraz cómo ese?

—No comprendo.

—¿No te molesta parecer un humano? Ya sabes, porque técnicamente ustedes son una especie superior y todo eso —expliqué—. ¿No te incómoda?

—Ese pensamiento perdió el sentido cuando nuestras especies se aliaron. Lo que nos une ahora, es más de lo que nos separa.

Me quedé absorta en su mirada al mismo tiempo que escuchaba sus palabras. Es una experiencia diferente tener su rostro al alcance de mi mano. Él se ve tan real. ¿Será solo una ilusión o de verdad podría tocarlo? Esa pregunta me hizo dirigir una de mis manos hacia su rostro para comprobarlo. Di un pequeño salto en el asiento cuando las puntas de mis dedos se toparon con la piel de su mejilla, ¿Realmente será piel? Mi mano se deslizó en un intento de descubrirlo. Optimus no se movió en absoluto, sus ojos se cerraron bajo mi tacto, ¿Que tanto podrá sentir?. Dibujé una línea desde el pómulo hasta el mentón, ahí me detuve al darme cuenta de que quizás me estaba excediendo.

—Lo siento —regresé a mi asiento y me estremecí avergonzada.

¿Por qué tuve que hacer eso? Estúpido impulso de curiosidad.

—No, está… bien —sonó confundido—. Debemos regresar a la base, ¿Te molesta si nos vamos ya?

—Para nada.

El motor arrancó emitiendo un ronroneo suave, tan suave que me hizo recordar que estaba cansada por el entrenamiento de hoy. Estirando los brazos, di un largo bostezo y me acomodé en el asiento. El respaldo de repente bajó, dejándome completamente acostada. No puse resistencia porque mis párpados ya pesaban, así que decidí cerrar los ojos para descansar en el trayecto de regreso.

Creo que mi siesta en realidad se convirtió en un periodo de sueño completo. De otra forma, no encuentro una explicación al porque desperté en mi habitación. No recuerdo en qué momento llegué aquí. ¿Ya habrá amanecido? Maldición, tengo prepararme para la sesión de hoy.

Salí de la cama de un salto, lo primero que hice fue tomar mi ropa e ir a las duchas. El agua caliente me proporcionó energía suficiente para iniciar el día. Después de vestirme, fui directo a la explanada exterior con la intención de comenzar mi rutina. Antes tuve que cruzar por el hangar, eso hizo que me percatara de que Optimus estaba de pie frente a la plataforma alta. Sonreí recordando lo de ayer, después me distraje observando que había más Autobots de lo normal. Es decir, la cantidad de Autobots que hay aquí ha ido aumentando con los años. Pero esto es diferente.

Afuera hay un avión del cual descendió un robot que no había visto antes, a pesar de que está siendo escoltado por Ironhide y Sideswipe, todos los demás se encuentran reunidos a su alrededor cómo si estuvieran preparados para cualquier movimiento inesperado. Me acerqué sigilosa hacia la escena. Todd también estaba presente usando el uniforme de NEST, lo que significa que estuvo involucrado en lo que sea que haya ocurrido. Caminé a hurtadillas y me coloqué detrás de él.

—¿De qué me perdí? —solté de golpe.

Reí entre dientes al ver que conseguí que se asustara.

—Muy graciosa —gruñó, dándose la vuelta—. Solo pueden estar aquí los que tienen autorización —dijo en un tono que buscaba venganza—. Cómo yo.

—Deja los juegos y dime que ocurre.

—Bueno —suspiró rendido—. ¿Ves a ese de allá? Es un prisionero Decepticon —señaló al misterioso robot de pintura amarillenta que estaban escoltando al interior de la base—. Lo llaman Fearswoop, él y su grupo estuvieron vendiendo armas Cybertronianas a humanos.

—¿Por qué harían eso?

—Ojalá lo supiéramos —contestó—. Lo único que averiguamos es que estaban actuando bajo órdenes de Starscream, cuyo paradero aún es desconocido.

—Así que sigue haciendo de las suyas —dejé salir nada sorprendida—. Pero incluso para alguien cómo Starscream eso es inusual.

—Pues se decidió que Fearswoop estará prisionero en la base hasta que podamos descubrir más información —colocó una mano sobre su barbilla en una pose pensativa—. Para ser honesto, eso no me da buena espina.

—¿Por qué lo dices?

—Los buenos nunca acaban bien después de que encierran a uno de los malos —respondió paranoico—. Ahí tienes a Hannibal Lecter en El Silencio de Los Inocentes, al final escapó y masacró a todo el mundo.

—No va a pasar nada, Todd —le aseguré—. Este es el lugar más seguro que conozco.

—Que tu sentido arácnido no se equivoque —me pidió encarecidamente.

Cuando él habla en serio es porque algo de verdad le preocupa. Y debo aceptar que últimamente he pensado que los Decepticons han estado tranquilos, no han dejado de causar problemas, pero no es lo mismo que en otras ocasiones. Si hay cierto aire extraño en esto, aunque no creo que debamos precipitarnos.

—Descanse, soldado —esa conocida, e irritante voz, me sacó de mis pensamientos para mirar al hombre que entró caminando con un andar bamboleante—. Con permiso, voy pasando.

Para mi mala suerte, fui detectada por su mirada haciendo que cambiara su curso hacia mi posición. Tomé aire antes de poder decir algo de lo que me iba a arrepentir.

—Director Galloway —dije con la sonrisa más falsa que salió de mí—. ¿Por qué está vestido para ir a un safari? —contuve la risa mientras me detenía a repasar su vestimenta.

Después de nuestro primer encuentro, me enteré de que Galloway es en realidad el enlace entre NEST y el gobierno. De ahí su actitud altanera, aunque no es cómo que nadie aquí lo tome en serio. Lo que es una verdad, es que ha disminuido su hostilidad hacia los Autobots. Incluso logró que les proporcionaran una nueva base en Washington. Solo por eso lo detesto menos.

—Hace calor en California del Este —obtuve la respuesta por parte de Epps, lo cual me sorprendió al darme cuenta de que estaba justo detrás.

—Así es, niña elegida —hice una mueca al escuchar como me llamó—. ¿Quién crees que se hizo pasar cómo un comprador para capturar a esos rufianes?

—Por lo menos ya hace algo más que criticar los métodos de NEST e intentar hacer que el gobierno retire los fondos —murmuré indiscreta. No me importa si me escucha.

—Déjame decirte que tú y tus amigos clasificados han cambiado mi opinión respecto a esta alianza entre humanos y Autobots —el tono serio de Galloway fue inusual—. No olvido que salvaron mi vida.

¿Acaba de insinuar que nos está apoyando? Solo puede ser eso o algún insecto venenoso lo picó en la selva. ¿Quién lo diría? El tiempo si puede cambiar hasta a los más necios.

—Cuando esas cosas lo atacaron me dijo "trae la lluvia" —Epps se acercó a susurrarnos una vez que Galloway se retiró—. ¿Quién cree que soy? ¿El hombre del clima? Ya estoy viejo para esto.

—No digas eso —le pidió Todd—. Gracias a ti aprendí todo lo que sé.

—Puede ser que tomes mi lugar próximamente, niño —anunció, apoyando una mano sobre su hombro—. Prepárate.

—¿Qué? Vamos Epps, no puedes retirarte —alegué de inmediato.

—Ya tuve suficiente de peleas con extraterrestres —admitió suspirando—. Me ofrecieron un trabajo de consultor, estoy pensando en aceptarlo.

—No será lo mismo sin ti —volví a insistir.

—Yo ya hice mi parte, ustedes los jóvenes son el futuro de este país —Epps me dió una palmada en el hombro, casi cómo una despedida, luego se alejó dejándome decaída.

La noticia de su posible retiro es triste, sobre todo porque lo conocemos desde hace años.

Intentando despejar la mente, finalmente salí del hangar para poder iniciar mi entrenamiento. Pero no pude sacarme la inquietud de lo que dijo Todd. ¿Por qué los Decepticons estarían vendiendo armas a humanos? ¿Qué propósito se esconde detrás? Entre más vueltas le doy, resulta más misterioso. Por ahora no me romperé la cabeza atando cabos, esperaré a que obtengan más respuestas.


Bueno, oficialmente estamos en la tercera película. Tal vez parezca un poco lento este inicio, pero me gustaría introducir a ciertos personajes que simplemente salieron de un momento a otro en pantalla jaja

Espero sea entretenido. ¡Nos leemos en el siguiente capitulo!