Capítulo 8

Azize abrió los ojos y sonrió. Siempre era así desde que estaba allí, en Izmir. Se desperezó y vio que todavía era temprano. Apenas amanecía…

Cerró los ojos y recordó la calidez del sol sobre su piel cuando había contemplado el amanecer desde el balcón de la habitación de Cevdet… apretó los ojos y sonrió… recordó sus ojos azules, profundos, inquietos por momentos, amorosos, a veces temerosos…

No podía negar que le pasaban mil cosas por el corazón y el cuerpo con él, pero tampoco necesitaba apresurar nada… a no ser que él no quisiera tener nada con ella y se perdiera la oportunidad, por una vez, de sentirse amada y deseada… sobre todo por un hombre como él…

Se preguntó si él estaría despierto y no pudo evitar levantarse, se puso su bata sobre el pijama y se acercó a la puerta de su habitación…

Contuvo la respiración para hacer más silencio. No escuchó nada y entonces tomó coraje para golpear…

-Azize…- escuchó decir a sus espaldas y se sobresaltó.

-Cevdet…

-¿Me buscabas? ¿pasó algo? - le preguntó él, sus ojos la miraban con complicidad.

-Solo… me desperté y nada… me desvelé un poco…

-¿Desayunamos?

-¿Ya amaneció? - dijo y él se perdió en sus ojos.

-Querías ver el amanecer…

-No, no… solo chequeaba si te habías despertado…

-Entiendo… bueno… aquí estoy…

-Creo que podría aceptarte ese desayuno…- dijo con una sonrisa y él estuvo a punto de abrazarla, solo para sentirla más cerca.

Bajaron las escaleras y se encontraron con una muy sonriente Gül, que les sirvió el desayuno y desapareció… pero cuando casi terminaban, vieron que la mujer volvía, con un gesto de preocupación en la mirada…

-Coronel… le pido disculpas…- le dijo sujetando su móvil entre sus manos con nerviosismo.

-¿Por qué? ¿qué sucede Gül?

-Bueno… mi nieto… parece que lo internaron… él… es asmático y tuvo una gran crisis… sus padres estuvieron con él toda la noche… y…

-Quieres ir a verlo ¿qué problema hay?

-Señor… hoy es viernes… recién podría volver el domingo por la noche… porque no hay muchos vuelos hacia Ankara estos días…

-¿Cuál es el problema?

-No quiero dejarle los temas de la casa… usted está muy ocupado y…

-No se diga más… tú ve a acompañar a tu nieto… yo puedo arreglármelas aquí… además, tengo la ayuda de Azize…- dijo y la miró con una sonrisa- y si se nos complica con la comida, podemos salir a comer…

-¿Lo dice en serio?

-¿Cómo podría mentirte? Se que esto es muy importante para ti…

-Muchas gracias, coronel…

-Gül… que se mejore pronto tu nieto… te prometo que cuidaré del coronel, así no tienes que preocuparte…- dijo Azize y se levantó para darle un abrazo.

-Cevdet se quedó mirándolas… en ese momento, recibió una llamada en su móvil desde el estudio y se alejó un poco para poder escuchar bien…

Por favor, señora Azize… le ruego que no lo deje cocinar… él no tiene ni idea…- dijo y se tapó la cara con las manos.

-No se preocupe, Gül… me haré cargo de su cocina…- dijo y la mujer se fue para hacer su bolso e irse lo antes posible…


Azize comenzó a juntar los platos del desayuno y él se reunió con ella mientras los lavaba…

-¿Pasó algo?

-Tendremos que pasar por el estudio recién mañana para ver algo del vestuario que usaremos y hacer una prueba de luces… parece que todo se hará rápido… bastante para mi gusto…- dijo e hizo una mueca.

-No te quejes… ya verás que saldrá lindo…

-Eso ya lo sé…- dijo él y se quedó mirándola.

-¿Tenemos el día libre, entonces? - preguntó ella.

-Así es… ¿tienes planes?

-No… quizás solo descansar… relajarme… es algo que no suelo hacer… y luego saldré a comprar algunas cosas para cocinar esta noche…

-Esta noche cocinaré yo…- dijo él y ella alzó las cejas.

-¿Lo harás? - se sorprendió Azize.

-¿Acaso no me crees capaz de alimentarte, señorita periodista?

-Bueno… las malas lenguas dicen que eres bastante desastroso en la cocina…- dijo ella y se alzó de hombros.

-Bueno… tengo un delivery de pizza si no llega a gustarte mi comida… ¿qué te parece?

-Acepto…

-¿Me acompañarás a buscar los ingredientes para la cena?

-Por supuesto…- dijo con una sonrisa.

Luego de despedir a Gül, a quien vino a buscar un taxi, decidieron almorzar, ya que la comida ya estaba preparada y Azize le propuso a Cevdet sentarse fuera, en la galería que daba al jardín.

Al principio hablaron sobre el trabajo. Pero luego comenzaron a contarse anécdotas de su niñez y ella terminó riéndose, imaginándose a un pequeño Cevdet, con un carácter bastante complicado, robándose las manzanas de la casa de una vecina en Estambul.

-Pero, tú tienes cara de niño bueno…- dijo ella riéndose.

-Pues… las apariencias engañan… sino pregúntale a la señora Hatiye…- dijo él también riendo.

-Luego de almorzar, ella se quedó allí, leyendo un libro que había llevado, en caso de tener algún tiempo libre y él se dedicó a contestar algunos mensajes de los patrocinadores del documental. Se enfocó tanto en lo que hacía que no se dio cuenta de que ella se había quedado dormida, sentada en uno de los silloncitos…

Se puso de pie y se acercó a ella. Quiso pensar que todo lo que sentía en ese momento no era por sentirse solo, o porque ella, además de ser hermosa, lo había conquistado… tenía mucho miedo de dar un paso en falso… aunque ella le hubiera dicho que se sentía igual que él…

Se agachó a su lado y ella se movió suavemente. Tomó una manta tejida y la colocó sobre ella para abrigarla. No hacía tanto frío, pero aún estaba fresco.

Se quedó allí, observándola un buen rato. Casi memorizando sus rasgos. Y ella durmió un buen rato así, a su cuidado…

El móvil de Azize comenzó a vibrar a su lado y ella abrió los ojos. Cevdet se dio cuenta de que no tendría posibilidades de ocultar lo que hacía, mirarla dormir y cuando Azize lo miró, pestañeó, como si pensara que se trataba de un sueño…

-Te quedaste dormida…- dijo él en voz baja, aliviado de que ella no demostrara incomodidad.

-Así parece…- dijo y sonrió, al ver que él no se movía y que seguramente había estado así durante un rato.

-Creí que tendrías frío, por eso busqué esa manta…

-Gracias…- dijo ella y él entrecerró los ojos cuando ella miró sus labios.

-¿Prefieres descansar un rato o me acompañarás a hacer compras?

-Te acompañaré, dices que sabes cocinar, pero dudo que te defiendas para comprar lo necesario…

-Es muy feo que me tengas tan poca confianza…- dijo él y ella alzó las cejas.

-No es eso… pero sucede que quien no cocina a menudo, no suele tener en la cabeza lo que es indispensable para cocinar…

-Si tú lo dices…- dijo él y alzó los hombros.


Unas horas más tarde, volvieron con todo lo que habían comprado y ella le dijo que tomaría una ducha mientras él cocinaba…

Cevdet la miró irse y aprovechó para buscar una receta que hacía mucho no hacía… no quería que ella pensara que era un inútil…

Cuando regresó, se acercó a él, que cortaba verduras y Cevdet entrecerró los ojos, al sentir el aroma de su perfume suave…

-Supongo que los comentarios sobre tu comida podrían estar equivocados…-dijo al destapar la olla y mirar su contenido.

-Espera y verás…- dijo él con una mueca de agrado.

-¿No me dejarás probar?

-¿La salsa? - preguntó él y tomó una cuchara de madera.

-Por supuesto…- dijo ella y él tomó un poco y la sopló, para que no estuviera tan caliente.

-Mmmm… huele muy bien…-dijo ella antes de probar.

Cevdet estuvo a punto de contestar "tú también" pero prefirió no hacerlo. Ella cerró los ojos antes de abrir la boca cuando él le acercó la cuchara y Cevdet sintió que su corazón se aceleraba…

Ella degustó la salsa y luego abrió los ojos. Se perdió en los de él y luego sonrió…

-Puras habladurías… esto está riquísimo…- dijo finalmente y él le devolvió la sonrisa.

-Sabía que te gustaría…

-Me trae recuerdos… no puedo especificar a qué me recuerda… pero es algo bonito…- dijo y se sonrojó un poco cuando él alzó sus cejas.

-¿Cenamos?

-Pondré la mesa…- dijo ella y se inclinó sobre él para tomar las copas que estaban a su lado en un soporte especial que las tenía colgando.

-Mejor quedémonos aquí…

-Como quieras…- dijo ella disfrutando la cercanía, cada vez menos incómoda.

-No le digas esto a Gül, pero adoro mi cocina… es cierto que no la uso mucho, pero me encanta estar aquí y ella siempre me echa porque está ocupada cocinando…

-Tú la adoras, ella la disfruta… deberías decírselo…

-Se enojará…

-Se sorprenderá si alguna vez prueba tu comida…- dijo ella y sonrió.

-¿Quieres servir los platos? Destaparé una botella de vino…

Se sentaron a comer y él sirvió las dos copas. Estaban enfrentados, pero la isla central de la cocina era algo angosta, y no estaban tan lejos…

-Brindemos…- dijo ella con una sonrisa- por las habladurías… seguramente me permitirán seguir disfrutando de tu comida sin compartirla con nadie más…

-Por ti… y también por mí, porque desde que llegaste has dado vuelta mi vida…- dijo él y luego exhaló, como si le hubiera costado sacarse eso y expresarlo.

-¿Eso es bueno o es malo? - dijo ella desafiándolo.

-A juzgar por el estado de mi corazón y mi mente, yo diría que muy bueno…- le contestó y sintió que los ojos de ella brillaban.

Ella no dijo nada, solo levantó la copa y la chocó con la de él. Entrecerró los ojos luego de beber para probar la comida. El ánimo fue distendido durante la cena… sobre todo luego de un par de copas más…

La conversación, que comenzó siendo solo amigable, se tornó un poco más personal, ellos se sentían más desinhibidos…

-… yo creo que no tendría nada de malo que finalmente reconocieras que querías ver el amanecer en mi habitación…- le dijo él y alzó una ceja cuando la vio sonrojarse.

-Bueno… realmente no tiene nada de malo, además, tienes la mejor vista…

-¿El amanecer de mañana?

-Es una cita…

-Te espero…- dijo él y ella sonrió con nerviosismo.

Ella preparó un par de cafés y se sentaron en el living a tomarlos…

-¿Tan buena eras de pequeña? No puedo creerlo…

-Buena no… era inocente… y muchos se aprovechaban de eso…- se quejó.

-Quisiera ver fotografías…- dijo él riendo.

-Bueno…- dijo y buscó en su móvil, no hacía tanto, había escaneado un par y seguramente había olvidado borrarlas.

Azize lanzó una risita y le mostró una foto. Cevdet se quedó observándola y la miró…

-No has cambiado nada… tu cara es la misma… esa bella expresión de tu sonrisa… y…- dijo y se detuvo, el vino lo había hecho hablar de más.

-¿Y qué? - dijo ella y se acercó a él, sus ojos fijos en sus labios.

-Azize…- dijo él, sin poder moverse.

-Cevdet… dime… ¿acaso seguiremos argumentando un impulso?

-¿Un impulso? - preguntó él que casi no podía pensar.

-Somos adultos… y tenemos muchas ganas de besarnos… ¿seguiremos culpando a los impulsos? Porque es cómodo, pero no es cierto…

-Estoy demasiado oxidado para esto…

-¿Qué dices? ¿qué podría salir mal? Hace siglos que no le doy una oportunidad a mi corazón… y siento aquí…- dijo y se tocó el pecho en la zona donde su corazón latía alocado- que tengo que dársela ahora…

-Como dices tú… hace siglos que no hago esto…

-Pues... tomémoslo con calma…- le dijo ella con los ojos cerrados, sobre sus labios y como él no se movía, los abrió- ¿qué dices?

Cevdet pareció tardar una eternidad y ella lo respetó. Levantó la mano y acarició su cara con suavidad mientras se perdía en sus rasgos. Ella cerró los ojos, disfrutando y cuando los abrió, sintió los labios de él sobre los suyos, suaves, pidiéndole permiso, pero determinados… y volvió a cerrarlos…

Sus manos lo atrajeron a su cuerpo y el beso se hizo más intenso, más demandante, pero a la vez dulce…

Pudieron haber pasado horas, o tal vez minutos, ellos no lo supieron, y cuando se separaron, agitados y sonrientes, él tiró de su brazo y ella apoyó su cabeza en su pecho y escuchó su corazón…

-¿Estás bien? - le preguntó él luego de un rato de sostenerla en la misma posición.

-Estoy donde quiero estar…- le contestó y sonrió, suspirando suavemente…


Se lo tomarán con calma... veremos cuánto dura... mil disculpas por la demora, pero fue una semana de mucho trabajo. Gracias por leer! Nos vemos en el próximo capítulo!