Capitulo XIV

Recordando las dificultades financieras del inicio de su reinado y empapado de la riqueza de Partia, Perseo buscó formas de evitar una futura falta de fondos. Durante varios años no se implementaron soluciones efectivas. Finalmente, el jurista Ulpiano presentó una idea basada en sus estudios jurídicos sobre las societates publicanorum y sobre la puesta en común de riqueza por parte de los prestamistas judíos (aunque con fines de seguridad física más que fiscal). Sugirió que se ayudara a los prestamistas de Roma a formar grandes asociaciones que luego poseerían suficiente riqueza financiera para prestar dinero para gastos públicos masivos.

Único entre los contratos, las societates (sociedades) de publicani (recaudadores de impuestos) persistían después de la muerte o salida de cualquiera de sus socii (socios). Siguiendo este viejo modelo, a la luz de las sociedades contemporáneas, Perseo fundó tres societates argentariorum (sociedades bancarias), reuniendo a docenas de prestamistas de toda la ciudad de Roma y suministrando millones de denarios de su propia riqueza como incentivo a los argentarii (banqueros) y un estímulo para su organización conjunta.

Una década más tarde, Perseo llegó a un acuerdo con la mayor de estas sociedades para adelantar el dinero para construir un edificio privado de propiedad conjunta de sus socios para el almacenamiento del dinero compartido en su sociedad; como antes, las otras sociedades de argentarii tenían acuerdos ad hoc, Políticas para almacenar la riqueza compartida. Dado que cada préstamo implicaba un contrato, se llevó a cabo la práctica típica de designar un actor societatis (representante) para celebrar cada contrato, donde uno de los socii durante la finalización de cada contrato.

Desde una perspectiva financiera, las operaciones de estas societates argentariorum no eran diferentes de las de otros argentarii. Por contrato con un cliente, ofrecían préstamos y aceptaban depósitos que luego podían retirarse. A diferencia de los argentarii independientes, estas sociedades tenían suficiente dinero disponible en cualquier momento para que los depósitos pudieran devolverse a la vista, como comenzó a convertirse en una práctica estándar alrededor de 235.

En realidad, la gran clientela y las finanzas flexibles de estas sociedades crearían problemas en el futuro, pero Perseo cumplió temporalmente su deseo de contar con un prestamista suficientemente rico para las finanzas estatales. Es más, Perseo decidió abolir el edicto de Adriano que prohibía la entrada de hombres circuncidados (judíos) en Aelia Capitolina (Jerusalén), a modo de agradecimiento por la ayuda indirecta de los judíos.

Lemon

Había sido un día largo y Perseo se relajó, se relajó y se sintió bastante bien en una lujosa piscina en su, recién remodelada, villa en Capri. A él se habían unido dos preciosas morenas maduras. Proserpina, la Reina del Inframundo, se inclinó y besó el costado de su cuello. Salacia, Reina de los Mares, pasó sus pies por la longitud de Perseo y lo provocó bajo el agua, con una larga, hermosa e intensa paja con los pies, haciendo que su verga le doliera de lo inmensamente duro que estaba mientras ella seguía provocándolo.

–Mmm, me encanta verte palpitar– dijo Salacia –¿Qué te parece, hijo? ¿Estás disfrutando de tus mimos de mami?–

Proserpina besó a Perseo y le dio de comer uvas mientras acariciaba su cuerpo. La masturbación con los pies de Salacia continuó y los latidos de Perseo debajo del agua respondieron a la pregunta. Su pie trabajaba en movimientos circulares y provocaba al emperador, haciéndolo latir por ella. Salacia frotó ligeramente su longitud e hizo que su virilidad se hinchara para ella, llevándolo hasta el límite, luego lo empujó entre sus plantas.

–Eyacula, córrete por tu madrastra– le dijo Salacia.

Bueno, Perseo no se lo iba a decir que no a su segunda madre. Él pensaba que se vendría sobre sus pies, pero Proserpina sumergió su cabeza bajo el agua y atrapó su segunda cabeza en sus labios pintados de negro. Perseo llenó su boca con su semilla con la hermosa reina de Atlantis observando mientras se tocaba debajo del agua.

Proserpina, con sus mejillas hinchadas como ardilla, se sentó a horcajadas sobre Salacia y se aseguró de que Perseo tuviera una buena vista del beso lésbico entre las dos reinas. Salacia chupó el semen de la boca de Proserpina, lo que hizo que Perseo palpitara bajo el agua.

–Mnnn ¿so te pone duro, cariño?– dijo Proserpina, mientras abría el coño de Salacia bajo el agua –Ven, mamá te aliviara con su flor–

Perseo se acercó a su madrastra. La deslumbrante MILF abrió sus piernas y él enterró su verga profundamente dentro de su coño. Salacia rodeó con sus brazos y piernas, sintiendo a Perseo atravesó su coño mojado y ella gimió cuando él la empujó.

–¡Oooh! ¡Me estiraste más que mi señor esposo!– gimió Salacia –Ahora tendrás que hacerte responsable ¡Mami no podrá vivir sin tu verga!–

Proserpina se inclinó sobre el costado de la bañera, mientras Salacia era montada. La diosa de la primavera abrió las piernas mientras se tocaba el coño y se provocaba a sí misma. Los ojos de Proserpina se abrieron de golpe, de repente el agua se volvió sólida y empezó a salir y entrar de ella, provocando sus partes inferiores y la acercaba al punto de ruptura. Ella se mordió el labio inferior y se apretó sensualmente sus pechos, ella quería provocar a Perseo para que la tomara y la follara en persona por el borde de la piscina.

Perseo quería disfrutarla, así que agarro las enormes tetas de Proserpina y siguió canalizando placer a través del agua en ella. Mientras tanto, él siguió deslizando su vara dentro de Salacia y haciéndola explotar para él. La diosa de los mares tranquilos se mordió el labio rojos y apretó sus pechos mientras se corría por todo el miembro viril. Perseo deslizó su verga dentro de ella y la hizo explotar para él. Salacia apretó sus piernas y se aseguró de llevarlo dentro de ella.

–Sal... Mama– rectifico con una mirada de su madrastra –Eres perfecta–

Salacia dejó que el poderoso semidios arriba de ella simplemente le diera placer. Ella se sintió tan mareada como una doncella y atrajo más adentro a su joven amante. Perseo aceleró el ritmo e hizo que su clímax fuera difícil para él.

–Esa zorra traviesa lo pide todo el tiempo– dijo Proserpina al oído de Perseo –Tal vez... deberías asegúrate de dejarla embarazada para que se calme–

Salacia no podía estar en desacuerdo. Desde que vio lo que le hizo a Juno tenía hambre de la gran verga de semental de su hijastro. Salacia presionó sus piernas contra él mientras Perseo la tocaba y estrellaba su miembro profundamente dentro de ella. Los dedos de los pies de Salacia se curvaron orgásmicamente cuando Perseo atravesó su cérvix de una embestida, llegando profundamente dentro de su útero.

Proserpina no pudo evitar envidiar a Salacia. Y aún así, excitarse por lo mucho que Perseo la dominaba. Él presionó su dedo en su boca y lo mojó bien. Luego lo deslizó por su espalda y se lo metió dentro del culo de Salacia. La reina de las mares tembló como loca, los ojos se le pusieron en blanco, mientras Perseo la enculaba con sus dedos.

–Voy a hacerlo– respiró Perseo en su oído. –¿Vas a quedar embarazada por mí, mama?–

Salacia movió la cabeza hacia arriba y hacia abajo, corriéndose con fuerza para él. El dedo de Perseo se deslizó profundamente dentro del delicioso trasero de Salacia, mientras la follaba con fuerza, haciéndola perder el control. Se deslizó dentro de ella hasta que la hizo soltar sus jugos por todos lados. Perseo empujó hacia ella y la hizo perder la cabeza por él, haciéndola temblar.

–Voy a preñar tu vientre ahora– gruñó Perseo –Ahora es mío–

La diosa de los mares tranquilos se mordió el labio y dejó escapar un gemido muy vigoroso, disfrutando de su hijastro penetrando su apretado coño.

–Es tuyo, mi dominus– respiró Salacia.

Proserpina lamió las bolas de Perseo. Lamió y chupo cada gordo testículo, asegurándose de tentar su simiente para que se vaciara dentro de Salacia. Perseo podía sentir sus bolas agitarse cuando golpearon las nalgas de Salacia. Un empujón más y Perseo vació sus bolas profundamente en Salacia.

–¡Ooooooh!– Salacia se arqueó hacia atrás con Perseo retorciendo sus pezones y reduciéndola a un interminable ataque de placer.

Ella corrió hacia él, perdiéndose mientras Perseo vaciaba su carga profundamente en su viciosa raja. El coño de Salacia lo ordeño cuando terminó dentro de ella. Proserpina se inclinó y entrelazó su lengua con la de Salacia, mientras que Perseo salía de su bien jodido coño, usando su poder para sellar su coño con un tapón de agua.

Perseo miró a las diosas lamiendo sus lenguas obscenamente en el aire y endureció su miembro contra la trasero de Proserpina. Perseo inclinó a la reina del infierno y fue a su segunda ronda con una diosa madura. El trasero burbuja de Proserpina se agitó con una palmada del emperador, eso la alerto y le dió una mirada sensual sobre su hombro.

–Mnnn, hazme llegar al Elysium ahora y yo no solo te daré la entrada– susurro ella, mientras frotaba su miembro en el valle de su culo –Te visitaré seguido y podrás tenerme por toda la eternidad ¡Oh Destinos! ¡Meteré diosas a escondidas para montar las mejores orgías que se hallan visto en el Inframundo! ¡Ooooh, sí!–

Con el último comentario lascivo, Perseo penetro profundamente el coño anhelante de la diosa y siguió hundiéndose en ella. Perseo se inclinó y bombeó su miembro dentro de ella. Proserpina apretó esa verga y se aseguró de correrse en ella, brotando jugos con fuerza hacia él, ordeñando su miembro con su orgasmo. Perseo tiró de su cabello hacia atrás y siguió golpeando dentro de ella.

–¡Ah!– gimió Proserpina –¡Oh sí! ¡Házmelo duro primo!–

Perseo se hundió profundamente dentro de ella. Sus bolas se azotaron contra su clítoris. Llenó a Proserpina y aró su apretado coño, haciéndola apretarse alrededor de él. Pronto, Perseo sintió que le chupaban las pelotas mientras se echó hacia atrás y enterró su verga en la entrada del útero de la reina del Inframundo. Era Salacia quien le estaba lamiendo el escroto ahora.

El favor había sido devuelto y ahora Perseo estaba hundiendo pelotas profundamente en la hambrienta flor del inframundo. Siguió arándola, sintiendo que sus bolas se apretaban cuando empujaba dentro de ella. Perseo inhaló su cabello y el aroma que lo había vuelto completamente loco. Él siguió llenándola y perforando su útero hasta que la hizo temblar como gelatina cuando terminó con ella.

–MAS, MAS, MAS, MAS, MAS, MAS– grito de eufórica la diosa de la primavera –VAMOS, PLANTA TU SEMILLA EN MI ÚTERO, COMO LO HICISTE CON MAMA–

Salacia sintió como las bolas se apretaron y supo que su amiga tendría su deseo cumplido. La diosa de los mares tranquilos adoro los testículos del macho, mientras estos llenaron el vientre de la reina del Inframundo, haciendo que Proserpina jadeara cuando ingentes cantidades de semen fueron inyectadas profundamente dentro de ella. Salacia ayudó a sacar hasta la última gota de sus pelotas y enterrarlas profundamente dentro del coño de la diosa de la primavera.

–Ahora que llenaste a esas perra ¿Tendrás suficiente para las demas?–

Perseo dio un besó en el cuello de Proserpina y se aparto de ella, antes de girarse. Ellos no estaban solos en Capri, todas sus "conquistas" fueron invitadas a un mes de diversión en la isla privada del emperador.

Desde la ex gladiadora Clarice, que tenía a Alek levantada verticalmente al revés, comiéndose mutuamente; pasando por el trío de zorras de Alejandría teniendo unas tijeretas entre Xia y Sarah mientras bebían la leche de los pechos de Thalia; seguida de Katie y Miranda que estaban encima de una Avellana que recibía por ambos lados; o Samirah y Rakhel, dónde la primera está "enseñándole" a la segunda unos pasos de baile.

También se podían ver varias diosas, como Minerva y Diana, que tenían una pequeña competencia de lucha gimnasta muy lasciva; Ceres, que estaba en una pequeña orgía con dríadas; Afrodita y Vesta, quienes le dedicaron un beso en el aire antes de volver a una "lucha a muerte" en dónde ninguna sería realmente la perdedora.

Quién había hablado era Annabeth, quien estaba sentada en un trono, con una copa de vino en la mano, una Juno lamiendo y besando sus pies, y Regina parada con una correa de esclavo, dándole uvas.

Todas las chicas presentaban distintos niveles de embarazo.

–Claro que si– le respondió con suficiencia –Pero, veo que te estas divirtiendo sin mi–

Annabeth uso su pie para apartar a Juno con desden. Ella se levantó sosteniendo su vientre hinchado con su cuarto hijo. Regina le intento ayudar pero la aparto antes de andar hacia Perseo.

–Apenas y son un entretenimiento, Percy– dijo mirándolo con amor sensual –Solo tu puedes complacerme–

–Y tu a mi, listilla– dijo este besándola románticamente.