Hola a todos! He aquí traigo un pequeño one-shot, tiene unos cuantos OC´s, AVISO, no son Claude y Juliet pero igual espero que les gusten. Y sin más qué decir además que estén atentos a un nuevo y pequeño especial…. COMENZAMOS!

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Incómodo disfraz.

Capítulo único.

Su primer día de clases había sido horrible en todo el aspecto de la palabra, ¿pero de quién era la culpa? ¡De ella solamente!

El viento movió ligeramente su largo y ondulado cabello rubio mientras sus ojos azules observaban la hermosa ciudad a la que había deseado ir más que nada en el mundo.

Se mató estudiando por esa beca para venir a Paris y así escapar al fin de las garras de su madre y su abuela y cumplir su sueño… Encontrar su camino mientras vestía ropa que no fuese de marca, zapatos que no tuviesen tacón y atiborrarse de comida chatarra. Pero ¡SORPRESA! Su madre tuvo la macabra idea de enviarla con su estricta institutriz que la vigilaría a casi toda hora para que no se involucrara con "los plebeyos" y deshonrara su apellido, apellido que intentó cambiarse, ¡Incluso le suplicó a su padre que le dejase usar su apellido a cambio de no volverle a llamar! ¡Pero no! En el momento en que el profesor dijo su nombre y la felicitó por haber ganado la beca la condenó al ostracismo.

Amber Angelique Bourgeois cayó en la pirámide social de golpe.

Ni siquiera supo porque todo el mundo la trató así hasta que escuchó de boca de una de sus compañeras sobre lo que su madre hizo en su juventud. Entre varias cosas horribles ¡casi gritó al escuchar que esclavizo Paris!

Pero a pesar de intentar ser amable con sus compañeros, no pudo, ya que la señorita Mason (la cual todavía no ha podido probar que tiene relación con cierta familia del mismo apellido) le recordó que llamaría a su madre para contarle los por menores de su "fallida" actitud. Así que tuvo que ceñirse a su papel de ridícula princesita déspota a la que estaba acostumbrada. La sentía como una segunda piel, pesada y difícil de pelar. Y pegada a su rostro una máscara que ocultaba su impotencia e infelicidad.

Un disfraz más que incómodo que le impedía respirar o ver más allá de lo que podía.

Se apoyó en el barandal de su balcón y gimió a lo bajo. Debía estar dormida a esas horas, pero el sólo pensar en cómo sería su segundo día de clases le daba dolor de estómago, aunque lo atribuía a la cena ligera de conejo que tuvo. Y más porque tendría que ver a su compañero de asiento, el cual, no se llevó la mejor impresión de ella. ¡Y ERA TAN GUAPO! ¡Un adonis hecho por los dioses! ¡Y echó a perder su primera impresión! ¡JAMÁS EN LA VIDA LE HABLARÍA DE NUEVO!

Tras unos segundos suspiró resignada ante lo que sería su vida. Miró las estrellas con anhelo mientras un rizo se posaba en medio de su rostro.

-Please, sólo quiero un poco de ayuda, sólo un poco… ¿O es que pido demasiado? ¿Un milagro?- preguntó cerrando sus ojos.

-Los milagros existen pero sólo si pones de tu parte.- escuchó una voz sobre su cabeza, algo imposible porque estaba en un penthouse. Pero al voltear arriba vio a un chico vestido con un elegante traje púrpura con capa corta y con un antifaz en forma de mariposa.

-¿Q-Quién eres tú?

-Lo siento, me presento.- con gran agilidad bajó al balcón y se sentó sobre el barandal moviendo un bastón con movimientos rápidos para colocarlo sobre sus piernas.- Me llamo Psique, cherie. Y no pude evitar escuchar las quejas de una princesa en su torre.

La palabra princesa le daba sarpullido.

-Suuuure. En primera no soy una princesa y en segunda creo que voy a llamar a seguridad y conste, están armados.

-Oh~ me siento ofendido.- hablo de forma teatral.- Las mariposas no solemos posarnos en cualquier lado y siempre traemos oportunidades de cambio y transformación a las personas que lo necesitan.

-… ¿Acaso eres un demonio que pide mi alma a cambio?

-¿Qué? ¡No!- exclamó aunque ella de inmediato le puso la mano en la boca.

-No grites.- advirtió susurrando antes de soltarle.- Vale, entonces eres sólo un chiflado con un disfraz sacado de un anime que estaba en mi azotea. Sorry, no soy una chica con traje de marinerita que busca ser salvada, que tengas buena noche.

-¿Eres siempre así de negativa?- preguntó curioso y ella se detuvo. Volvió a suspirar.

-I think so, después de usar el disfraz de una bruja despiadada y sin corazón, lo único queda es esto.- se señaló por completo de arriba abajo.- Y en serio, estoy exhausta.

-¿Y si te cansa tanto por qué usas ese disfraz?

-Porque no tengo de otra.- admitió dándose la vuelta.- Vengo de una familia que lo único que le importa es mantener las apariencias a toda costa. Y si cometo un error, aunque sea uno pequeño, mi horrenda institutriz le contará a mi madre que si no me da el sermón de mi vida me regresará a Nueva York en el primero vuelo disponible y me inscribirá al colegio más estirado de niñas ricas y presumidas. Así que ya ves, es lo que hay y… ¿por qué te estoy contando esto?- se reprochó a sí misma. Psique rio entre dientes, le parecía graciosa.

-Pues estás de suerte mon cherie. ¿Sabías que Paris es la ciudad del renacimiento?

-¿Qué no era Florencia?

-Me refiero al renacimiento espiritual.- corrigió él de inmediato ante la posible metida de pata y se movió alrededor de ella que se quedó quieta.- Puedes renacer cual mariposa, dejar atrás tu capullo y volar libre por el cielo. Sólo debes dar el primer paso.

-¿Y cuál sería ese?- él se puso frente a ella con una sonrisa.

-Deja caer tu disfraz.

-… ¡¿Así y ya?!- gruñó furiosa y esta vez fue él quien puso su mano sobre su boca.

-Shhh, silencio, cherie. Y aunque no lo creas, puede ser más fácil de lo que crees si te lo propones.

-¿Te sacaste eso de una galleta de la fortuna? No está bajo mi control y cuando los demás no me vean como la hija del diablo, te digo cómo estuvo.- se dio la vuelta sintiéndose cada vez peor con aquella charla. Sólo quería ir a su cama pero se detuvo al escuchar su voz susurrar a su oído.

-Una pequeña acción puede hacer el milagro que tanto deseas.

Amber se dio la vuelta pero Psique ya no estaba. Revisó alrededor del balcón pero había desaparecido. ¿Quién era él en realidad?

Al otro día, la señorita Mason permanecía a su lado como una sombra mientras iban en la lujosa limosina hacia el instituto.

-¿Te hiciste los retoques necesarios?

-Sí, señora.- todo en ella era como debía. Su largo cabello estaba recogido en una apretada coleta alta, sus tacones estaban tan impecables como su manicura y su maquillaje no tenía fallo alguno. Sentía de nuevo la enorme incomodidad de aquel disfraz.

A pesar de sus palabras la srita. Mason se atrevió a tomarla del mentón con firmeza y revisar el maquillaje que era obligada a ponerse para parecerse alguna clase de diva. También revisó sus uñas con detenimiento.

-Todo parece en orden, pero intenta usar más sombra de ojos la próxima vez.

-Entendido.

Al llegar bajó de la limosina y sus tacones hicieron ruido en cada paso que daba hacia su salón de clases. Se sentó a un lado de su compañero de asiento que leía un libro completamente ajeno a su presencia. No lo culpaba después de lo de ayer. Pero era tan apuesto, de cabello azabache y enigmáticos ojos azules del color del cielo. Hugo Gabriel Agreste era un ángel.

Él hizo un leve movimiento de cabeza en su dirección y ella se obligó a girarse para que no notase la baba que se le caía por él.

Miró de reojo a su institutriz que la miraba con reprimenda.

Pronto la campana sonó y el profesor entró.

-Bonjour clase. El día de hoy seguiremos con el tema que quedó ayer. Oh, cierto. Disculpe señora Mason…

-¿Perdone? Es señorita.- recalcó.

-Mi pésame, quiero decir...- corrigió el profesor aunque muchos ahogaron una risa como pudieron.- El director me dio el aviso de que usted ya no puede estar en clases.

-¿Cómo dice?- se estiró como un ganso que quería mostrar su superioridad.- Soy la guardiana de miss Bourgeois. Mi deber es estar con ella.

-Sí, pero el director dio la orden. Distrae a los estudiantes y a mí. Además de eso hemos recibido quejas de algunos alumnos.

Amber miró alrededor, varios sonreían ante las palabras del profesor.

-P-Pero es mi trabajo. Y miss Bourgeois no es cualquier estudiante.

-Igual que varios de este instituto. Pero ninguno trae a sus guardaespaldas o tutores a clases, ellos esperan afuera a la hora de la salida. Así que por favor, le pediré que se retire porque deseo comenzar mi clase.

La mujer se mostró ofendida pero no tuvo de otra más que obedecer, no sin antes lanzarle una mirada de advertencia a Amber.

-Muy bien chicos, comencemos con las clases.

Amber se sintió extraña. Un poco más ligera y… eso de alguna manera la abrumó. Tomó su pluma y ante el ligero temblor de sus dedos ésta cayó al suelo. Se agachó rápido para recogerla cuando su cabeza chocó con la de alguien más.

-/Auch/- se quejaron al mismo tiempo.

-Lo siento, fue sin querer.- musitó ella frotando su frente.

-No pasa nada, fue mi culpa.- respondió Hugo que le tendió la pluma, ella dudó un poco en tomarla.

-G-Gracias.

-No pasa nada.- respondió él con tono serio e indiferente. Ella se acomodó en su lugar sin saber qué hacer.- Hey...- ella se volvió a él.- Relájate. Ya no hay nadie que te vigile, al menos no dentro de la escuela.

-¿Qué?- preguntó sin comprender sus palabras.

-Tu tutora ya no podrá entrar al instituto. Deberías soltarte un poco.

Tardó en asimilar esas palabras. No habría nadie vigilándola en clases, nadie que le dijese cómo hablar, cómo sentarse, cómo caminar, cómo retocar su maquillaje, ni… que le dijese qué debía comer, con quienes relacionarse, qué estudiar, qué leer, qué hacer. Un nuevo mundo se abría ante sus ojos. Durante las siguientes horas era libre de ser y hacer lo que siempre quiso.

Poco a poco una sonrisa temblorosa apareció en su rostro y para sorpresa de Hugo y de los que estaban alrededor, se quitó los tacones y los pateó bajo la mesa. Movió sus dedos con libertad y se sentó en una pose más cómoda. Se quitó el moño del cuello que debían llevar las estudiantes femeninas y se abrió un botón de la blusa. Y por último se quitó la liga de su cabello dejando que sus suaves rizos cayeran libres. Algunos comenzaron a susurrar, más no por algo malo. Felicitaron su pequeña muestra de rebeldía viéndola con ojos distintos y Hugo sonrió levemente.

El quitarse su disfraz unas horas podría obrar el milagro que tanto buscaba. Y quién sabe, aquello podría originar en un milagro todavía mayor llegado el momento adecuado.

Y… espero que les haya gustado! Como Chloe ya no tiene salvación, pensé que al menos alguien de su sangre sí lo merecía. Gracias a todos por leer. Dejen review, nada de tomatazos y sin más qué decir… UN ABRAZO! UN GUSTAZO! Y HASTA LA SIGUIENTE!