5. Capítulo 5. Esperanzas y cortesías.


Blythe entra a la tienda con una energía positiva, saludando alegremente a las mascotas: "¡Hola chicos!"

Las diez mascotas, con voces al unísono pero distintivas a la vez, responden: "¡Hola, Blythe!"

"Voy a servirles su comida, ¿listos?" La joven anuncia con una sonrisa.

Las mascotas, en un coro de asentimientos y murmullos animados, se acomodan y se sientan. Sin embargo, Blythe, al recoger los platos, nota que hay un plato menos. "Oh, esto es embarazoso", murmura para sí misma. Luego se acerca a las mascotas y dice, "Chicos, parece que tenemos un pequeño problema. Sólo tengo 9 platos para los 10 de ustedes. ¿Les importaría si dos de ustedes comparten?"

Minka, sonriendo, dice: "No hay problema, Blythe. Somos una familia aquí".

Pensando en las dietas, Blythe sugiere: "Bueno, creo que Penny Ling y Panda podrían compartir un plato, ¿qué opinas Panda? ¿Te gustaría comer bambú otra vez?"

El blanco y negro, con su voz suave, responde: "Claro que sí, Blythe. Es algo característico de nosotros los pandas".

Blythe sonríe, "Perfecto. Entonces, les serviré el doble en su plato". Y así lo hace, preparando cada ración con cuidado.

Mientras Blythe sirve la comida, Panda, tratando de ser educado, le dice a Penny Ling: "Por favor, toma primero".

Penny Ling, sonriendo dulcemente, replica: "No, no, los visitantes primero. Toma tú".

La situación da lugar a un juego de cortesías, en el que ambos se insisten mutuamente. Pepper, siempre lista para un comentario divertido, dice entre risas: "¿Quién gana en cortesía, chicos? ¿Panda con su caballerosidad o Penny Ling con su hospitalidad?"

En medio de la risa y la insistencia, ambos pandas estiran sus patas para tomar un poco de bambú, tocándose de manera inesperada. Un silencio se apodera del lugar cuando sus ojos se encuentran, ambos se ruborizan y se apresuran a decir, "¡Perdón!".

Desde el otro lado de la habitación, Vinnie y Pardo intercambian miradas y sueltan un "Awwwww" al unísono, creando un momento dulce y cómico a la vez.

Enseguida, Blythe entra a la tienda y nota a las mascotas disfrutando de su comida, y pregunta con una sonrisa: "¿Todo bien por aquí, chicos?"

Zoe, con su cola moviéndose de alegría, responde: "¡Todo perfecto, gracias Blythe!"

Blythe, animada, anuncia: "¡Tengo excelentes noticias! Nos han dado permiso para el evento de exhibición de vestuario este fin de semana. Será en el parque local al aire libre, y lo mejor de todo es que los espectadores podrán venir con sus mascotas".

"¡Eso suena fantástico!" responde Zoe con entusiasmo, mientras que el resto de las mascotas asienten y murmuran palabras de emoción y aprobación.

Y continuando con su idea, Blythe sugiere: "Pensé que, para hacerlo más especial que la última vez, podríamos añadir algunos actos extra. ¿Qué opinan?"

Minka, con sus ojitos brillando, dice: "¡Me encanta la idea!" Y las otras mascotas, emocionadas, gritan un "¡Sí!" en unísono.

En ese momento, Pardo, con una mirada esperanzada, pregunta: "¿Y qué hay de nosotros? ¿Podemos actuar también?"

Blythe, con una expresión apenada, responde: "Lo siento Pardo, ya tengo los cupos de participación llenos. Pero podrán ir como espectadores".

El rostro de Pardo muestra claramente su desilusión. "Está bien", murmura.

Sin embargo, Blythe, con compasión, agrega: "No te preocupes Pardo. Puedo hablar con el organizador y ver si podemos hacer un espacio para ustedes. No prometo nada, pero haré lo posible".

El oso marrón, sus ojos volviendo a brillar de esperanza, exclama: "¡Eso sería genial, Blythe! Gracias por intentarlo".

La joven creativa sonríe y dice: "De nada, Pardo. Haré lo mejor que pueda. Ahora, tengo que hacer mi tarea. Cuídense, chicos". Y con eso, sale de la tienda, dejando a las mascotas en un estado de anticipación y entusiasmo.


En "Esperanzas y cortesías", he querido explorar no solo las dinámicas entre Blythe y sus amadas mascotas, sino también entre las propias mascotas. Cada una, con su personalidad única, refleja diferentes facetas de la humanidad: desde la cortesía y el cuidado mutuo hasta la esperanza y la desilusión. Las interacciones en este capítulo sirven como un espejo de nuestras propias relaciones diarias y de cómo enfrentamos los pequeños desafíos que la vida nos presenta.