12. Capítulo 12. Sueños no realizados.
Mientras Blythe estaba en la escuela, su teléfono vibró con una nueva notificación. Al verlo, sus ojos recorrieron rápidamente el mensaje que le informaba que los cambios propuestos para el plan de actividades no habían sido aprobados. Una sombra de desánimo cruzó su rostro, pues sabía lo importante que era para los osos poder realizar esos cambios.
Después de la escuela, las mascotas estaban en plena práctica de modelaje y presentaciones cuando Blythe llegó.
"¡Buenos días, chicos!" saluda Blythe, intentando mantener su usual entusiasmo.
"¡Buenos días, Blythe!" le responden las mascotas al unísono.
Después de alimentar a las mascotas, la expresión facial de Blythe se torna aún más seria. "Chicos, lamento decirles que tengo malas noticias".
Pardo, con una mirada preocupada, pregunta: "¿Qué sucede, Blythe?"
Con un suspiro, la joven responde, "No nos aprobaron los cambios para el plan de actividades".
"¡Oh, qué lástima!" exclama Pardo, claramente desilusionado. Panda y Polar bajan sus cabezas en señal de tristeza.
Blythe, tratando de consolarlos, sugiere: "Aunque no podamos mostrarlo en el evento, pueden seguir practicando lo que querían hacer. Tal vez haya otra oportunidad en el futuro".
El oso marrón asiente lentamente. "Gracias Blythe. Es una pena que no podamos mostrar nuestras nuevas ideas al público".
"Así es, bueno los dejo tengo cosas que hacer" dice Blythe y se va.
Pepper, tratando de levantar el ánimo, dice: "Oye, Pardo, después de practicar, ¿qué te parece si durante las prácticas simulas ser el presentador y haces tu show como lo habías planeado?"
Pardo sonríe levemente. "Eso suena bien, gracias Pepper".
Una vez durante las prácticas, el oso sociable se coloca en el centro, "¡Señoras y señores!", exclama, "¡Bienvenidos al gran show de las mascotas!" Luego, con un tono más solemne, confiesa a los demás: "Desearía hacer esto en el escenario real".
Los demás asienten en acuerdo. "Nosotros también", comenta Russell, "pero ya sabes cómo es el encargado del escenario".
Vinnie, tratando de animar a Polar, dice: "Polar, ¿por qué no bailas conmigo? Incluso si no es en el escenario, me encantaría ver lo que has aprendido".
Polar se coloca junto a Vinnie y comienza a bailar con una precisión y energía sorprendentes. El gecko, claramente impresionado, comenta: "¡Wow, Polar! ¡Eres un talento natural!"
Penny Ling, con una sonrisa, se dirige a Panda: "Si quieres, puedo enseñarte un poco de danza rítmica".
Con entusiasmo, Panda responde: "Me encantaría, Penny Ling".
Penny Ling, grácilmente, comienza a mover su listón en el aire, hipnotizando a Panda con sus movimientos. Panda, tomando un listón, intenta replicar los movimientos, pero su mirada sigue centrada en Penny Ling, claramente deseando compartir ese baile con ella pero sin decírselo por timidez.
Después de un largo y ajetreado día, los osos caminan lentamente hacia su área de descanso. Las luces del recinto empiezan a atenuarse, marcando el final de otro día.
Pardo, con un tono melancólico, dice: "Hermanos, hoy sentí algo especial al simular esas presentaciones. Ojalá pudiéramos hacerlo en realidad".
Polar asiente con una expresión nostálgica, sin decir una palabra.
Panda, con un suspiro, agrega: "Sí, hermano. Yo también deseaba que hiciéramos esas presentaciones demostrando nuestros talentos. Pero, bueno, a veces las cosas no salen como uno quisiera".
Pardo asiente, "Lo importante es que lo intentamos y dimos lo mejor de nosotros. Quién sabe, tal vez en el futuro tengamos otra oportunidad".
Los tres hermanos se acomodan en sus camas, y en medio del silencio y la penumbra, sus pensamientos aún revolotean por un escenario en el que sus sueños se hicieron realidad. Lentamente, uno tras otro, van cayendo en un sueño profundo, esperando un nuevo día.
La vida, en ocasiones, nos pone obstáculos en nuestro camino, obstáculos que nos impiden realizar nuestros sueños. Sin embargo, lo que quise transmitir en este capítulo es que, aunque las cosas no siempre salen como planeamos, lo verdaderamente valioso es la pasión y el deseo de seguir adelante, independientemente de las circunstancias. Los osos, con su genuino deseo de mostrar al mundo sus talentos, nos enseñan que el valor no está en la realización final del sueño, sino en el camino y el esfuerzo que ponemos en perseguirlo. Aunque puedan sentirse desilusionados, la esperanza siempre brilla en el horizonte, y un nuevo día puede traer consigo nuevas oportunidades. A todos mis lectores, les invito a nunca rendirse y a mantener viva la llama de sus sueños, sin importar cuán lejanos puedan parecer.
