Ese corto, pero significativo beso, había tomado por sorpresa a Trunks, sorpresa que luego se transformó en una sonrisa de pura felicidad. Se encontraba a punto de arrojarse sobre Mai, para concretar la situación por completo, pero se detuvo cuándo sintió la presencia de su padre estando detrás de él. Esa sonrisa se convirtió en un rostro de sorpresa nuevamente, y luego de seriedad. Él se levantó y miró a su padre. Trunks juraba haber visto una sonrisa de orgullo en los labios de su padre, pero había durado apenas unos segundos, volviéndose a ese semblante firme y serio, con total orgullo sí, pero ocultando esa sonrisa.

—Trunks. Ha pasado un tiempo desde que has estado acá…— Vegeta parecía tranquilo, de forma sorpresiva, arrojó un puñetazo en dirección del estómago de Trunks, ataque el cuál Trunks bloqueó con su mano izquierda, doblando la mano de su padre por autoreflejo.

—¡Lo siento padre!— Dijo él, soltando la mano de este, antes de causarle daño real. Se alejó unos segundos, quedando perplejo cuándo Vegeta comenzó a reír un poco.

—No has descuidado tú entrenamiento, me complace saber eso. Un guerrero nunca puede descuidar su espalda, ni la de quién pretende proteger— Agregó Vegeta, dándose cuenta de que Mai había comenzado un entrenamiento en el uso del Ki, siendo algo loable y que enorgulleció a Vegeta, al ver que el espíritu de Guerrero de su hijo no se veía mermado, sino complementado, al lado de esa mujer.

—Así es, papá… No dejaré de entrenar Nunca, lo he hecho todos los días de mí vida, estos últimos diez años, ya lo sabes…— Le indicó a su padre. Trunks creyó que vendría otro ataque de su padre, pero sucedió algo diferente.

—No sabemos cuándo puede aparecer un enemigo que amenace con destruirlo todo. Es momento que yo te entrene, otra vez, en un camino diferente al que has estado siguiendo— Habló con firmeza el principe de los Saiyajin, dejando a Trunks entre la espada y la pared, teniendo que pensar ¿Estaba dispuesto a tomar ese camino? No fue mucho tiempo el que tuvo que pensar, al recordar que ese tipo de poder, en sus manos, podría ser de utilidad para así poder ayudar, y hasta derrotar a los enemigos que pudieran aparecer.

—Sí, papá. ¿cuándo comenzará este entrenamiento?— Preguntó Trunks, causando una pequeña sonrisa de su padre.

Vegeta soltó una cápsula, haciendo aparecer una cámara de gravedad, lo que llamó la atención de Trunks, al cuál ya con esa sola acción, su padre le había contestado la pregunta, una clara y firme respuesta que Trunks había querido, y le había dejado plenamente satisfecho.

Sin decir una sola palabra, los dos Saiyajin entraron dentro de la cámara de gravedad, al mismo tiempo que Mai era visitada por Bulma y el Trunks más pequeño. Nunca podría dejar de ver a Trunks niño cómo una pequeña parte, muerta, pero que alguna vez existió, de su Trunks.

Dentro de la cámara comenzó lo que podía decirse que era un pequeño calentamiento, teniendo al padre y al hijo en medio, haciendo algunos ejercicios de estiramiento de brazos y de piernas, cuando de pronto la máquina se encendió, la gravedad se elevó, y el primero en atacar fue Trunks, que lanzó una patada con giro hacia el costado izquierdo del cuerpo de su padre, quién bloqueó el golpe con el antebrazo. Trunks, no quedándose atrás, lanzó un segundo golpe hacia el hombro de su padre, un golpe que lo empujó hacia atrás, y que fué seguido por un tercer movimiento de agresión del pelimorado, una patada en el torso, que terminó por hacerlo caer.

Todo aquello no era más que un calentamiento para saber cuán poderoso era Trunks en realidad, siendo una respuesta más que satisfactorio para su padres. —Con tú poder, harías pedazos a cualquier enemigo normal, Trunks— Elogió su padre, quién ahora estaba totalmente seguro de que su hijo podría haberse hecho cargo de Majin Buu con una facilidad pasmosa. —Pero los enemigos normales ¡ya no existen!— Avisó Vegeta, quién cerró los ojos tras ese grito, y se transformó.

Trunks sintió el ki de su padre desaparecer, el semblante de su padre volverse más tranquilo, y un aura de color y textura idénticos a los del fuego hizo aparición. Su padre se había transformado en super saiyajin dios. Trunks apretó los labios de frustración. —¿que es lo más poderoso que tienes Trunks?— Preguntó Vegeta, ante lo cuál, su hijo contestó rápidamente.

—¡Esto!— Su ki rápidamente se elevó, sus músculos se tensaron, y su cabello se volvió dorado y erizado, con un aura eléctrica a su alrededor. Era el legendario super saiyajin fase dos, que Trunks no tardó en elevar al máximo poder. —¡Esto es todo lo que tengo papá! ¡Prepárate!— Y antes de que pudiera escuchar algo de su padre, Trunks se lanzó hacia él, con una doble patada hacia su torso.

Logicamente la velocidad de Vegeta fue tal, que para el punto de vista de Trunks este no se movió, apenas y vió cómo él atravesaba el cuerpo de su padre, y este lo tomaba del rostro y lo estampaba contra el suelo. Trunks, en un acto reflejo, golpea con todo su poder el rostro de su padre, no causando ningún tipo de daño.

—Esta, es la diferencia a la que tú te estás enfrentando, Trunks— La voz de Vegeta sonó mordaz. Levantó del rostro a su hijo, y golpeó con su puño cargado de Ki el estómago de su hijo, devolviendo a este a su estado base.

—Ugh…— Trunks fue dejado caer al suelo por Vegeta, quién vió cómo el pelimorado se tomaba el estómago, para rápidamente responder con un ataque de Ki directamente a sus ojos.

—Eso fué un buen movimiento, Trunks. Pero no lo suficientemente. ¡En ese estado jamás me ganarás!— Avisó Vegeta.

Trunks no sabía que objetivo tenía su padre con todo esto, solamente le siguió el juego, hasta saber de que se trataba todo eso. Se levantó, se transformó en Super saiyajin fase dos, y disparó un masenko directamente a su padre. Vegeta lógicamente no tuvo porque moverse, solamente necesitaba mantenerme ahí, de pie, hasta que el ataque acabase. No de esperaba que luego de eso, su hijo haría el Taioken, y elevaría su poder al máximo, usando una transformación fallida, el super saiyajin de tercer grado. Tampoco había esperado un golpe, con ese endemoniadamente músculoso puño, sobre la boca de su estómago, ataque que provocó una sonrisa de orgullo paterno, que fue respondido de la forma más amorosa posible por Vegeta. Un puñetazo en el rostro de su hijo, que una ves más, lo devolvió a estado base, y esta vez definitivamente.

Trunks despertó sobre el pasto, con Mai sentada a su lado, viendo a sus padres y a su otro yo estar sentados en unas mesas, mientras parecía que preparaban una parrillada. Cuándo se despertó, miró a Mai, sintiéndose triste consigo mismo por caer desmayado en el primer intento de entrenamiento, lo que Mai respondió con suaves caricias en el cabello de su pareja, cosa que fue vista por Bulma, quién les sonrió.

—Papá me dió una golpiza…— Comentó el guerrero del futuro, provocando la suave risa de Mai

—No te preocupes, es sólo el Primero día. No te darás cuenta cuando seas tú el qué le está dando una golpiza a él— Animó Mai, levantándose junto con Trunks, acercándose a la parrillada.

Ambos observaron a Vegeta, quién miraba detenidamente la espada que había estado guardada en casa de su hijo. Cuándo menos él se lo había esperado, Vegeta se la arrojó a Trunks, recibiendola apenas.

—Preparate, iremos a dar un paseo— Anunció Vegeta, en un tono ciertamente rígido, dejando perplejos a todos los allí presentes.

Continuará...


¿Vegeta acaso está tratando de compensar los años que ha desperdiciado? quizá, o simplemente está aburrido y está aprovechando al único saiyajin con sentido común.

¡hasta otra!