Ducktales (2017) no me pertenecen, y este es un insignificante Fic.
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La varita mágica
Capitulo 2
(...)
Morgana no extrañaba la antigua mansión de la familia Macawber, ni siquiera sintió remordimiento alguno al derribarla, para vender aquel terreno maldito. El resto de su familia no deseaba habitarla, su madre sufría de tristeza al verla ante el recuerdo de su esposo fallecido, y ella que había pasado encerrada casi toda su vida allí, con miedo a salir al mundo exterior.
Lo único que hacía llevadero aquel encierro, y la espantosa casa familiar, era su abuelo, que había muerto hace un par de meses atrás, de una enfermedad terminal.
Una de las muchas tardes en las que Morgana había acompañado a su abuelo durante su prolongada enfermedad, asegurándose de alimentarlo y proveerle sus medicinas, le había hablado de la familia De Spell.
En aquel entonces, su abuelo no mejoraba, a pesar de los múltiples médicos que le habían atendido y los tratamientos que estuvo dispuesto a realizar. Ella estaba preparándose para su inminente final, más cuando era habitual escuchar al pobre hombre lamentarse sobre las decisiones que tomó en el pasado, en sus episodios de delirio causados por la fiebre. Sin su madre en condiciones de acompañarlos en esos fatídicos días y su padre fallecido, culpa de su propia estupidez, todo cayó sobre los hombros de una Morgana demasiado ajena al mundo real, debido a su terco deseo de convertirse en una ermitaña.
—La familia De Spell… No se merecía lo que nuestros antepasados hicieron— Su abuelo comenzó a delirar de nuevo, mientras tosía con fuerza sobre el pañuelo limpio que le había proporcionado Morgana. Ella trató de no parecer preocupada al ver como aquel pañuelo se manchaba de sangre, aun así, estaba un poco taciturna ante los lamentos del hombre.
—¿No me habías dicho que McDuck detuvo a los gemelos años atrás? Ya no tienes que preocuparte— Morgana recordaba aquella anécdota demasiado bien, y en su interior seguía agradecida con el excéntrico millonario. Realmente no tenía deseos de confrontar a ese par de monstruos en un futuro cercano.
—Si, hemos tenido suerte, otro Macawber atacando a los De Spell solo abriría viejas heridas— Su abuelo se veía un poco aliviado y se incorporó de su lecho, tratando de mantenerse firme entre las almohadas.
—¿Qué te preocupa abuelo? Solo te harás más daño si sigues agitándote así— Ella trató de detenerlo, pero el pato negó levemente y le dedicó una mirada helada.
—Ve a mi caja fuerte, pon la fecha del cumpleaños de tu padre en la combinación, y vacíala por completo, hay algo que necesito mostrarte—
Morgana le dedicó una mirada preocupada, dudando por un momento irse de la habitación, con miedo de que le suceda algo mientras no estaba. Lo observó con duda desde el marco de la puerta, antes de salir para cumplir ese cometido. Regresó al poco tiempo con una caja de madera, la cual colocó delante de la bandeja de comida de su abuelo. Al abrirla sin mucha ceremonia, reveló lo que parecía ser el sombrero de bruja más horrible jamás confeccionado y un elegante revolver de hierro negro.
—Tengo que confesar un asesinato antes de morir— Dijo con seriedad su abuelo, tomándola por sorpresa —Tu padre no es el único que ha hecho cosas terribles, lo siento mucho Morgana—
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...
Morgana se quedó mirando al encargado de la tienda por un largo rato antes de reaccionar, mientras recordaba aquel revolver negro que su abuelo le había heredado.
Una carga más.
Podía agregar una carga más a las que ya tenía, le correspondía ¿Por qué se acobardó de esa forma? Estaba un molesta consigo misma por haber huido de una persona que claramente necesitaba su ayuda, pero era muy diferente a tratar de curar a una persona malherida, se iba a necesitar más que un hechizo de curación para conseguir un resultado.
Pero eran solo excusas vacías ¿A quién quería engañar? Ella no era mejor que su padre o su abuelo. Iba a dejar que un inocente muera solo porque temía ser reconocida…
—¿Puedo ayudarla en algo señorita?—
Ella se despabiló y vio la cara de exasperación del empleado, que estaba hablándole con la boca torcida por el disgusto. Le resultó extraña su actitud porque era la única que estaba allí, pero era posible que le estuviera incomodando su actitud apática.
—Si, tengo una lista— Morgana arrastró su voz y extendió la lista para anunciar de forma monótona cada una de las piezas que necesitaba, acomodando sus gafas sobre su pico. El empleado gruñó por lo bajo, pero comenzó a buscar lo que pedía, mientras la voz lacónica de la pata se alzaba en la tienda.
Estaba molesta, lo sabía y sabía que el pobre empleado no tenía la culpa, pero no podía evitarlo. Al menos se apresuraría a despacharla y deshacerse de ella para no tener que soportarla.
—Vaya, con todo lo que compraste parece que estar por construir tu propio robot ¿Acaso eres una experta en tecnología?— Un ganso mestizo se acercó hablarle con cierta altanería, pero ella apenas registró el tono de su voz. Era curioso que alguien quisiera acercársele cuando estaba realmente molesta, así que el extraño vestido por completo de verde llamó su atención.
—No, solo sé cómo deben verse, eso es suficiente— Morgana tenía buena memoria, se daría cuenta de que partes necesitaba con bastante facilidad, aunque no tenga la más remota idea para que servían.
—Entonces no podrás ayudarme, vine a buscar una pantalla de radar para mi primo y no tengo idea dónde empezar buscar— El extraño ganso le sonrió, perturbando un poco el ambiente de aquel lugar.
Morgana acomodó sus gafas sobre su pico nuevamente, al darse cuenta de su situación. El karma del sujeto era terrible, pero al parecer estaba fuera de todo sistema.
—Algo me dice que tendrás suerte en encontrarlo— Morgana casi gruñó al decir esto. El ganso apestaba a magia de suerte, literalmente era un amuleto parlante ¿Cómo era posible que una criatura así existiera?
—¿Cómo sabes…?— No terminó la frase cuando de repente, comenzó a sonar una pequeña alarma bastante molesta, y el confeti explotó a su alrededor. Morgana suspiró un poco apabullada por el escándalo, mientras los empleados aplaudían alrededor del joven ganso, y comenzaron a ofrecerles cosas gratis. Era demasiada suerte y al parecer sin consecuencias.
Pero siempre algo como esto derivaba de una maldición, alguien más debía estar pagando por toda aquella suerte.
Tratando de alejarse de aquel mestizo maldito, pagó por los repuestos que Fenton y Gyro necesitaba, y salió de la tienda sintiéndose un poco abrumada. No le estaba gustando Duckburg, había demasiadas personas relacionadas con la magia.
Recordó de nuevo a la pobre niña que dejó atrás, y no pudo evitar gruñir molesta.
—Hey espera, no me has dicho como adivinaste que conseguiría lo que buscaba ¿Acaso eres una bruja?— La voz juguetona de aquel hombre hizo que la joven pata se le erizaran las plumas del cuerpo. Tenía que salir corriendo de allí, nunca había enfrentado a algo parecido a la magia de la suerte.
Pero no pudo moverse.
Morgana sintió una extraña punzada en su cabeza, a pesar de su deseo de marcharse, la suerte de aquel sujeto le estaba afectando. Trató de resistirse, pero era doloroso ignorar aquella urgencia de hablarle. Esto debía ser lo que se llamaba "Forzar la suerte".
Nunca les prestó la atención a las historias de su abuelo sobre esto, y ahora se arrepentía, porque realmente necesitaba escapar de aquel sitio.
—Si, lo soy— Morgana trató de evitar hablar de más, y forzó su cuerpo a guardar sus cosas en su auto. El pitido en su cabeza se hizo insoportable, y una clara mueca de dolor apareció en su cara.
—He conocido hace poco una bruja, creo que se llama Mágica, no se parecía en nada a ti— El ganso comenzó a reírse, al parecer estaba tratando de obtener su nombre, pero Morgana seguía resistiéndose.
—Mágica no es una bruja— Morgana protestó, deseando que esa horrible sensación se fuera de su cuerpo. Forzar la suerte de alguien era espantoso, no se había percatado de lo poderosa que era ese tipo de magia y le estaba costando demasiado concentrarse.
—Eres extraña, a estas alturas me estarías diciendo todo lo que quiero saber de ti ¿Estaré perdiendo mi suerte?— El extraño parecía asustado, mirando en todas direcciones, y luego dirigió su vista al suelo, donde justo debajo de sus pies había un billete de veinte dólares.
—Tu suerte está intacta, estoy tratando que no me afecte y es muy difícil— Protestó Morgana, cerrando con demasiada fuerza las puertas de su auto.
—Impresionante, es la primera vez que alguien intenta hacer algo así— El ganso elevó ligeramente sus hombros mientras guarda su billete en sus bolsillos, como si le restara importancia a su patético esfuerzo —Deberías dejarte llevar, porque se ve doloroso—
Morgana resopló con terquedad, y le dedicó una mirada desafiante. Le estaba molestando demasiado la actitud de aquel sujeto.
—Por cierto, me llamo Gladstone Gander— El ganso extendió su mano, esperando parecer un poco más afable, pero ella la rechazó.
—No deberías darle tu nombre a una bruja— Morgana le miró molesta, pero el mestizo le dedicó una sonrisa socarrona y un movimiento juguetón de cejas, que la terminó desconcertando.
—No creo que vayas hacerme nada en tu posición, mi suerte nunca se apaga, querida—
—Morgana, me llamo Morgana— Ella cedió su nombre de manera apresurada, deseando que no vuelva a decirle "querida" de nuevo.
—Ahí te atrape, Morgana— Gladstone pronunció su nombre con exasperación, era posible que no le haya gustado su clara resistencia —Noté que estabas de malhumor allá dentro, y una bruja malhumorada solo trae problemas ¿Dime que te pasa?—
Esa fue una pregunta directa y con demasiada confianza. Sin embargo, como Gladstone le cuestionó directamente lo que necesitaba saber, Morgana sintió un poco de alivio al sentir que su suerte no estaba siendo forzada. Mantuvo la guardia alta y consideró contestarle.
Era un completo extraño, su opinión no iba afectarle, y necesitaba poner en palabras sus pensamientos. En algo tenía razón aquel extraño ganso, una bruja malhumorada solo significaba problemas.
—Ignoré la inminente muerte de un ser mágico, aun sabiendo que podía hacer algo para ayudarle— Ella fue sincera, no quería involucrarse por lo que significaba en su posición salvar la vida de un ser mágico. No era reparar unos cuantos nervios destruidos o detener a una armadura robótica teledirigida, terminaría poniéndose en evidencia después de años de aislamiento.
—¿Por qué lo hiciste? Se ve claramente que te está amargando y eso que no soy el más perceptivo de mi familia—
¿No es el más perceptivo de su familia? Literalmente la acorraló para cuestionarla, solo porque se dio cuenta de que era una bruja. Pero en algo Gladstone tenía razón, no estaba feliz por dejar morir a esa pobre adolescente. Por otro lado, ella temía mucho más a las expectativas que despertaría si llamaba más la atención, todo se volvería una enorme bola de nieve, la cual no podría parar.
"Hipócrita ¿No buscaste que todo esto pasara? Usaste magia oscura para ayudar a los demás y en público ¿Y ahora le temes a las expectativas?"
Morgana podía escuchar a su padre reprocharle, dentro de su propia cabeza, tras años de llevar muerto. Ella podía ser todo lo hipócrita que quería, mientras no haya riesgo de arruinar la vida de todos.
"No te crie para que fueras una cobarde, se supone que no le tienes miedo a nada, pero aquí estas, dejando a una joven indefensa y en peligro mortal, solo por tu ineptitud"
—La muerte es mejor que una vida llena de penurias, si la ayudo, ella sufrirá por el resto de la eternidad y jamás me lo perdonará— Morgana le contestó a Gladstone, pero en realidad estaba tratando de silenciar la voz de su cabeza. El mestizo la miró con cierta molestia, y se cruzó de brazos molesto.
—Eso es una estupidez— Gladstone trató de no gritarle, pero se le veía bastante afectado por su decisión. La joven pata supuso que aquel pobre sujeto había perdido a seres queridos culpa de su maldición, la magia de la suerte era siempre igual, no importa quien la porte, la soledad es lo único que terminan experimentando.
Sin decirle nada más, el ganso dejó las cosas que había ganado en la tienda en medio de la acera, y abrió la puerta del acompañante de su auto (Morgana no recordaba haberla dejado abierta) y se sentó en el asiento del pasajero.
—Por tu bien y de esa pobre criatura, vas a ir ayudarla—
Morgana cerró sus ojos molesta, gruñendo por lo bajo y deseando que la tierra la tragara. No tenía opciones, entre los poderes de aquel sujeto y su obstinación, no le quedaba más que hacer un trato y conseguir lo que le pedía.
—Si quieres que vaya tendrás que hacer un trato conmigo— Ofreció de mala gana la bruja.
—De acuerdo, pero nada de lo que digas me hará cambiar de opinión—
Morgana se sentó en el asiento del conductor, y extendió su mano derecha para estrechar la de Gladstone. El ganso dudó por un momento, pero confiando en su suerte, la tomó con firmeza.
—De ahora en más nuestro karma está atado a la vida de esa chica, si llego a fallar, las consecuencias para ambos serán terribles— Reveló con cierta parsimonia Morgana, mientras el ganso sonrió completamente confiado.
—No vas a fallar, no con mi suerte de tu lado, ahora conduce que, por tu expresión, a la pobre no le queda mucho tiempo—
—¿Por qué haces esto? Ni siquiera conoces a quien vamos ayudar— Morgana enciende el auto y comienza a conducir con cierta prisa, mientras el ganso parecía estar escogiendo sus palabras antes de responder aquella pregunta.
—En otras circunstancias no me metería, pero mi primo Fethry insiste que use mi suerte para ayudar a otros, ya sabes, que ayudar al prójimo y esas cosas me harán sentir mejor— El ganso se apoyó contra la ventana de su auto y miró hacia afuera con indiferencia.
¿Solo quiere sentirse mejor? Sonaba bastante egoísta de su parte, sin embargo, en su posición ¿Qué más le quedaría hacer? Morgana ya sentía pena por el tal Fethry, al tener que soportar alguien así.
La bruja se quedó pensativa por un momento, recordando la razón por la que ayudo a Fenton. No eran muy diferentes, si era sincera consigo misma. Pero estaba aterrada, no había forma de saber lo que pasaría si llegaba a tener éxito y las consecuencias de sus actos.
No estaba convencida de entrometerse, pero iba a dar lo mejor para solucionar aquella situación. Si más adelante todo se sale de control y no ve forma de manejar lo que se le avecine, no le quedaría más opción que pedirle ayuda a Fenton y a Drake.
(…)
Lena apenas podía seguir la conversación de Huey y Violet, así que, dándose por vencida, se concentró en Webby que parecía tener un colapso nervioso. La pobre estaba acostumbrada a solucionar las cosas con mucha energía y determinación, pero se la veía aterrada ante su estado.
No se había dado cuenta de lo mal que estaba, hasta que vio los ojos vidriosos de Webby, y escuchó como se le quebraba la voz al hablarle.
—Hey, tranquila, no voy a morirme— Mintió sin dudarlo, realmente no sabía cuánto tiempo le quedaba.
¿Quieres vivir?
—¿Quién te hizo esto Lena? ¿Acaso fue Blot? ¿Magica te lanzó algún hechizo? Dime para que pueda ir a por ellos y golpearlos hasta que…—
Lena detuvo a Webby antes de que empiece a hiperventilarse. Ella apenas podía moverse, pero sujetó su mano para hacerla entrar en razón. Cuando su amiga se calmó, la pata pekines suspiró resignada.
—Nadie me ha hecho nada, solo… pasó—
—¿Tienes nuestra banda de la amistad? Tal vez te ayude, tu magia debe seguir estando en tu interior ¿no?— Webby se veía desbastada, y solo estaba empeorando su estado de ánimo.
Lena se percató lo mucho que odiaba la magia, al ver lo desesperada que estaba Webby culpa de esta. A pesar de que su cuerpo estaba compuesto de esta, y debía aceptarla, este poder solo lastimaba a sus seres queridos. Siempre deseo que su magia desapareciera para siempre, y ser solo una niña normal.
Se cumplió su deseo, estaba perdiendo su magia, y en grandes cantidades. Pero de seguir así, seguro que moriría, mientras que Webby, Violet y sus padres estarían desconsolados.
¿Quieres vivir?
Había pensado que era fácil responder esa pregunta. Si seguía con vida, seguiría incordiando a Webby y a su familia con su estúpida magia. Realmente pensó que lo tenía bajo control, pero fue demasiado ingenua. La magia era lo peor, una maldición que la mantenía con vida y que llenaba de amargura a todos.
¿Quieres vivir?
Pero si moría, no podría estar con Webby, no volvería a ver a su familia, no vería a sus amigos. No era lo suficientemente desinteresada para dejarlos y no disfrutar finalmente de su vida, lejos de Magica, su horrible influencia y su indeseable herencia.
¿Quieres vivir?
Mientras la magia de su cuerpo y su vida se escurría de sus manos solo podía recordar aquellos ojos rojos, brillantes e inquietantes, que la miraron con cierta simpatía ¿Cómo aquel ser tan oscuro podía tener una mirada tan amable? ¿Y porque le hizo esa pregunta?
Debía soportar esto y buscarla, necesitaba hablar con ella, con esa mujer de ojos rojos y alma tan oscura como la noche. Tenía que aguantar, cada segundo contaba e iba hacerlo hasta que aquella persona regrese.
¿Quieres Vivir?
Claro que sí, maldición, quiero vivir y estar con mis seres queridos ¡Por favor, regresa por mí!
Lena perdió el conocimiento, desvaneciéndose en la oscuridad, mientras su cuerpo estaba siendo mojado por las gruesas lágrimas de Webby.
(…)
—Lena, Lena por favor, eres mucho más fuerte que esto, no te desmayes— Webby estaba sujetando con fuerza la cabeza de Lena, mientras no para de llorar.
Estaba asustada, mucho más que en toda su corta vida, no sabía que hacer porque no había una solución clara para esto. Con todo su entrenamiento, no tenía forma de ayudar a Lena, hasta revisaron todos los tesoros de McDuck y no hallaron nada que pudiera recuperar toda la magia que perdió hasta entonces.
—Webby, está todo listo, vamos a comenzar— Huey estaba pálido y sus ojos se encontraban llenos de lágrimas. No habían tenido tiempo de avisar a los demás, Loui estaba con el tío Scrooge, presentando su nuevo y fallido proyecto, y Dewey salió con su madre de compras. Boyd estaba ocupado visitando a la familia de Doofus y no volvería hasta pasada las cinco de la tarde.
Solo estaban ellos, y Quackfaster, que no dejaba de murmurar sobre lo útiles que serían en ese momento los libros que le pidió al señor McDuck hace unos días atrás.
—Estamos ante un raro caso de disipación de magia, nunca había visto algo parecido, los seres mágicos suelen contenerla dentro de sus cuerpos muy fácilmente— Explicó con cierta parsimonia Quackfaster, mientras que con la ayuda de Violet, mueve los escritorios para dibujar un círculo de tiza en medio de la biblioteca
—Tendremos que obligar a la magia a quedarse en su cuerpo, empujándola hasta su interior— Develó la bibliotecaria con una mirada sombría.
—Bien, eso suena bien… creo— Violet sacó los libros para comenzar a preparar el hechizo, mientras Huey y Webby acomodaban a la inconsciente Lena en el centro del círculo.
—Es mi imaginación, o cada vez está más liviana— Exclamó alarmado Huey al ver como el cuerpo de Lena estaba transparentándose lentamente. Ya podía ver su mano a través de sus delgados brazos.
—Se está desmaterializando ¡Rápido, el hechizo!— Violet entró en pánico y todos se prepararon para comenzar con el ritual.
Quackfaster comenzó a recitar el hechizo junto con Violet, y de inmediato los símbolos pintados en el suelo que rodeaban a Lena, empezaron a brillar. El aura azul que solía despedir comenzó a rodearla, y su cuerpo empezó a flotar con suavidad, como si la magia estuviera regresando a ella. Pero de repente se apagó, y cayó al suelo, desparramada como una muñeca de trapo.
—¿Qué pasó? El hechizo debía meter su magia a su interior— Webby miró aterrada a Violet, que parecía estar entrando en pánico también.
—Su cuerpo la está rechazando, es como si no pudiera soportarla, pero no tiene sentido es su propia magia— Quackfaster estaba indignada por el resultado, protestando por lo bajo mientras volvía a revisar aquel hechizo. Webby no quiso pensar que pasaría si no conseguían ayuda pronto.
—Lena, por favor, no me dejes— Las lágrimas de la niña estaba mojando el suelo, la mayor parte del cuerpo de Lena estaba desvaneciéndose.
—Suficiente, yo me encargo—
Una voz monótona detrás de Webby hizo que la niña se erizara, miro hacia arriba y vio a una extraña pata de gafas redondas, cabello largo y despeinado. Llevaba una camisa roja a cuadros demasiado grande para su cuerpo, remera y pantalón negro ajustado. La joven la reconoció, era la extraña amiga de Fenton que peleo en pijama contra la armadura de Gizmoduck.
—¡Oh, Dios mio! ¡Lena! ¿Qué te pasó?— La voz de Gladstone detuvo los pensamientos de Webby y sorprendió a los presentes. El ganso sujetó el brazo derecho de la extraña de camisa roja y comenzó a zarandearla —¿Por qué esta así? ¡Rápido, tienes que ayudarla!—
—Deja de forzar tu suerte, necesito concentrarme— La pata zafó su brazo de las manos de Gladstone, dirigiéndole una mirada venenosa. Luego observó el circulo alrededor de Lena, con una expresión inocua, entrando a este sin mucho problema, para acercarse al cuerpo casi invisible de la niña —Despierta, tienes que responder mi pregunta—
—E-eres… tú— Lena suspiró aliviada mientras elevaba sus manos que se desvanecían, tratando de alcanzar a la recién llegada —Te estaba esperando—
—¿Quieres vivir?— Preguntó de repente la pata de cabello oscuro, y por un momento Webby creyó ver que sus ojos negros brillaron de un color rojo cruel y aterrador.
Lena sollozó con su último aliento y asintió, mientras sus efímeras lagrimas se escurrían por su rostro, utilizando sus últimas fuerzas para acercar sus manos a la mujer que las tomó sin dudar.
—Entonces, este será nuestro trato— La extraña sujetó las manos casi inexistentes de Lena y cerró los ojos, mientras comenzó a recitar un hechizo que nadie había escuchado hasta entonces —No conjuro magia con mis labios, aquel que conjura magia con sus labios ha olvidado el rostro de su padre, conjuro magia con mi mente… No conjuro magia con mis manos, aquel que conjura magia con sus manos ha olvidado el rostro de su padre, conjuro magia con mi corazón…—
Alrededor de ellas, un nuevo círculo de fuego comenzó a quemar la madera del piso de la biblioteca, dejándola oscura y cetrina. La marca de aquellas extrañas runas que se extendían alrededor de Lena, parecía desprender un extraño olor a ozono. A medida que la mujer recitaba, el ambiente se ponía cada vez más pesado, y la luz de las lámparas menguaron hasta casi extinguirse.
—Un territorio de bruja— Quackfaster estaba extasiada ante semejante experiencia, viendo como la oscuridad por un momento los rodeo, para que luego la luz distorsionada de las lámparas los bañara, como si hubieran perdido algo de fuerza —Nunca había presenciado algo así ¿Hasta dónde llegara su influencia?—
De repente, Lena dejó de desvanecerse, comenzó a moverse lentamente y abrió los ojos para observar de cerca aquella mujer que la sujetaba de las manos, la cual seguía recitando sin pausa, completamente concentrada.
—No conjuro magia con mi cuerpo, aquel que conjura magia con su cuerpo ha olvidado el rostro de su padre…—
—…Conjuro magia con mi alma— Completó Lena, y vio como los ojos de aquella mujer se abrieron para mirarla con firmeza. No eran rojos, para su decepción, pero estaba segura que era la misma que vio en el estacionamiento.
—¿Puedes levantarte?— Preguntó con cierta calma la extraña mujer, soltando sus manos y alejándose de ella, saliendo del circulo que había quemado en el suelo de madera.
Lena no respondió de inmediato. Miró sus manos libres, moviendo sus dedos con cierta duda, y tocó su cuerpo inspeccionando si había vuelto aparecer por completo. Más animada, se levantó del suelo, sintiéndose al parecer, mucho mejor.
—¡Lena estas curada!— Webby se lanzó sobre Lena para abrazarla, y esta no tuvo problemas en recibir aquel afecto. De inmediato, Violet abrazó a su hermana también y comenzó a llorar aliviada, porque se había contenido hasta entonces.
—Eso fue increíble ¿Cómo la curaste?— Huey miraba impresionada a la extraña, que parecía estar un poco taciturna ante el pequeño espectáculo que habían montado las jovencitas.
—Lo siento, pero ella aún no está curada— La extraña dijo esto con cierta monotonía, mirando a Lena y a las niñas con calma, mientras estas parecían estar desconcertadas —No podrás salir de ese círculo hasta que solucione tu problema—
—¿No podrá salir de allí? Eso no fue parte del trato, Morgana— Gladstone la increpó molesto desde el otro lado.
—Necesitamos hablar con sus familiares, y explicarles lo sucedido, no podré recuperar su magia sin su permiso— Reveló Morgana, mientras busca una silla para sentarse y reclinarse hacia adelante —No podemos hacer nada hasta tener aprobación de su familia—
Gladstone estaba por protestar, pero fue interrumpido por Quackfaster que parecía estar impresionada por aquel despliegue de habilidades mágicas.
—Ya lo entiendo, no metiste magia en su cuerpo, creaste un campo de runas a su alrededor para que no la pierda— La bibliotecaria sonrió fascinada ante semejante solución, tan sencilla como conservadora —Como era de esperar de una bruja con título—
—Me dará tiempo para actuar— Morgana miró con desconfianza a Quackfaster, y luego a los niños a su alrededor, todos consternados y al borde del llanto. Frunció el ceño en señal de frustración —Esto fue muy peligroso ¿Dónde están sus padres? ¿Por qué están solos contigo?—
Quackfaster elevó sus hombros, como si le restara importancia. Lena notó que la recién llegada se estaba exasperando, pero le dedicó una sonrisa calma.
—Señorita Morgana, quisiera ver a mis papás, por favor—
(…)
TBC
N/A 1: Debo admitir que estaba temerosa de volver a publicar, pero por suerte este fandom es muy tranquilo. Voy a dejar el capitulo 2 por aca, todo cuqui.
N/A 2: Agradezco mucho a Nubis-Cat por depositar su confiaza y dejar un favorito y una alerta. Saludos y gracias :)
