Notas Iniciales: Me presentó con una de las parafilias que considero más chocantes.
Emetofilia
Un golpe tras otro los integrantes de Black Dragons no fallaron en consumar el mandato de su líder por la falla ocasionada de sus clientes. Las distintas divisiones acostumbraban a cobrar cuotas de protección para aquellos que estaban interesados, cuidaban de los suyos y se aseguraban de que se encontraran en las mejores condiciones posibles en territorios enemigos, pues de esa manera funcionaba su empresa de delincuentes. Negociaban con otras pandillas por bien de los grupos involucrados, decidían cuáles alianzas les convenían y se comunicaban entre sí para agilizar cada pequeña movida, así estaban enterados de todo lo que acontecía alrededor, por ello nadie podía jugarles sucio. Debido a su delicado sistema ya asentado por gran parte de la ciudad es que estaban golpeando a ese grupo de civiles hasta desfallecer, tras arrinconarlos en un callejón sin salida, pues no cumplieron su palabra y nadie de los integrantes de Black Dragons estaba dispuesto a gastar dinero por sus pobres e insensatas almas.
En medio del altercado dos de las victimas ya habían perdido la consciencia por tantos golpes. Pero Inui se había cizañado con el sujeto que le correspondía, reconociéndolo como el adecuado para su furia por haberse burlado de su aspecto y modos de calzar desde el primer contacto, así que estaba disfrutando el devolverle la vergüenza que pudo experimentar teniéndolo a su merced.
Enfocó toda su fuerza en el puño que golpeaba su estómago, provocándole una contusión tan fuerte que no tardó en hacerlo vomitar sobre él, lo cual sólo lo incitó continuar el trabajo sin importarle recibir en su cara o ropas el restos de aquel grumoso liquido color amarillo con trozos de alimento mal procesado. Kokonoi se detuvo de su trabajo sólo para prestar atención a Seishu, el cual hizo que su víctima se arrodillada ante él cuando dejó de sostenerlo contra el muro, vomitara una tercera vez tras acomodarle una patada con sus tacones directo en la zona que se mantuvo golpeando sin parar, logrando que el sujeto finalmente se desmayara del dolor, todavía expulsando un poco de ácido estomacal mezclado con su viscosa saliva.
El aroma se había vuelto bastante molesto para los demás, por lo que no dudaron expresar su descontento y sorpresa de que el vice-capitán no se mostrase siquiera asqueado por el hecho a pesar de estar empapado de aquella sustancia desagradable. Hajime buscó entre los bolsillos internos de su uniforme cualquier paño que pudiera ayudar a su equivalente hasta estar de vuelta al edificio y darse una merecida ducha. Inui por su parte observó su obra maestra antes de girarse a sus subordinados.
—Revisen sus bolsillos, si encuentran algo de valor no duden en tomarlo como adelanto, alguien se quedará para escoltarlos fuera de nuestro territorio y les advertirán que tienen el plazo de una semana para cubrir su deuda con Black Dragons.
Sus muchachos acataron al mandato al momento, rodeando los cuerpos desmayados como buitres mientras reían o se quejaban de lo duro que su vice-capitán había sido para que estuvieran obligados a soportar aquel penetrante olor, pero una mirada por parte del aludido fue suficiente para que cambiaran drásticamente el tema. En ese lapso Kokonoi había conseguido obtener un pañuelo, con el cual no dudó frotar el rostro de Seishu para retirarle lo mejor posible la inmundicia de su fino rostro, todo mientras sonreía divertido, gesto que al receptor no conmovió y sólo se dejó atender con la tranquilidad de un gatito abrazado por los síntomas del sueño.
—Eso fue increíblemente innecesario, Inopi. —Kokonoi trató de ignorar al aroma mientras continuaba trabajando en limpiar el rostro que adoraba besar—. Y asqueroso también.
—No en realidad.
— ¿Cómo puedes decir eso? Prácticamente te vomitó encima.
—Si te dijera que eso es lo que quería… —Casi por inercia los ojos de Kokonoi siguieron el recorrido que trazó la mano de Inui desvergonzadamente hasta posarse directo en su entrepierna, un hecho que lo desconcertó. Por ello alzó la vista en busca de respuestas, encontrándose con una expresión tan excitada que el rubor que pocas veces delataba había coloreado la pálida piel de sus pómulos. Hajime alzó una ceja con incredulidad—, ¿te alejarás de mí, Koko?
—Debo admitir que no me esperaba eso de ti.
—Tú nunca querrías vomitarme encima, tenía que buscar otros medios para lograr mi fantasía.
— ¿Debería dejarte sucio entonces? —cuestionó sin saber cómo proceder ante la impactante revelación, motivo por el que se quedó paralizado con la mano extendida hacia su rostro aún con la prenda limpia a medio usar. Seishu negó con la cabeza como primera respuesta.
—Puede que yo lo disfrute pero no es así para el resto de ustedes, no quiero incomodarlos. Me retiraré y volveré limpio para patrullar con ustedes de nuevo, como si esto nunca hubiera sucedido, ¿está bien?
—Entiendo. —Kokonoi trabajó con más confianza en la tarea de limpiarle el rostro, aunque no pudiera hacer mucho por su uniforme blanco, sólo le quedaba retirar los restos semi-sólidos de la vasca para formar un bulto en el pañuelo que procedería a tirar. Esta sería la primera vez que no seguiría en Inui en sus fetiches, incluso él tenía un límite que no pretendía cruzar ni siquiera por curiosidad. No besaría su boca aunque ya hubiera retirado la masa amarillenta—. Es todo lo que puedo hacer por ti —comentó sin molestarse en mirar la suciedad que todavía adornaba sus pantalones—. Me preocupa que esas manchas en tus hombros y pecho no vayan a desaparecer ni aunque metas la chaqueta a lavar ahora mismo.
—De todos modos pensaba guardarla e invertir en un uniforme nuevo, ahorré para esto.
— ¿En serio? ¿Hace cuánto lo tenías planeado? —inquirió con genuino interés, pues Inui nunca se lo había comentado a pesar de que solían compartir cosas como estas sin ningún problema.
—Alrededor de tres meses atrás, supongo. Pero no se me había presentado la oportunidad hasta hoy.
—Estás severamente trastornado, Inopi. Deberías considerar asistir a un terapeuta.
—No digas estupideces, ahora no es necesario, no afectará en nada mi desempeño normal. Es cosa de un día. Y no te preocupes, porque si no quieres participar no voy a obligarte, tampoco es que quisiera ser aceptado con esta rareza, me importa una mierda.
—Bueno, si estás tan seguro, que sea como tú lo creas conveniente. —Seishu estuvo listo para retirarse una vez recibida la libertad pero la mano de Kokonoi entrelazándose con la suya detuvo sus pasos, por lo que miró un tanto confuso en su dirección, ya que la sonrisa de este despedía sincero cariño a pesar del horrendo escenario—. Ni creas que este aspecto de ti me detendrá de amarte, Inopi. Puedes estar seguro conmigo. Si respetas mi negativa en ello entonces no tengo razones para repudiarte, ¿de acuerdo? No quiero que me malinterpretes.
—Lo sé, Koko —dijo sin más desviando la vista, aunque en su interior estaba aliviado de que esto no fuera afectar la confianza que se tenían, por temor a ser rechazado es que no lo habló con él.
—Me aceptaste a pesar de que mi primera intención contigo fue convertirte en un reemplazo de tu hermana, por eso ten por seguro que aceptaré incluso esta parte oscura de ti. Que no te quede duda de lo mucho que te quiero.
—Si… gracias. —Seishu se soltó del agarre pero sólo avanzó unos pasos antes de agregar—. Y no te preocupes por lo que nos arrastró a este presente. En un principio me molestó pero como sé que ya no es así, puedo olvidarlo. Ya no nos debemos nada, Koko. Mi hermana se lo perdió.
Hajime asintió en aceptación, silenciosamente agradecido con él de nuevo por su comprensión aunque la broma de mal gusto referente al rechazo de sus antiguos sentimientos por la hermana mayor pudo ser considerada gratuita, considerando que Akane hacía tiempo que no habitaba su mismo plano. Sin duda su amada pareja poseía una forma peculiar para superar la pérdida y también el proceso de luto, cualquier otra persona lo consideraría alguien en exceso cruel e insensible. No es que no lo fuera, pero incluso un hombre tan reservado como él tenía un corazón latiente. Girándose al grupo que gobernaban, Kokonoi se aseguró de dar las siguientes órdenes a proceder durante el día. Mientras tanto, en su camino a su guarida, Seishu luchó por no ceder a la excitación que lo abordaba desde que recibió en su rostro el vómito de otra persona, pues se tomaría el tiempo que gustase masturbándose una vez en la privacidad.
Fin.
Notas Finales: Sé que pude haber hecho algo más por esta ship en su día final pero.. mi cerebro no me sirvió estructurando un escenario más dramático, jeje.
