Mientras Miguel respira un poco... de hecho, sin dejarla respirar demasiado, es que suena su teléfono.

Pega un buen salto con la vibración que ahora mismo le parece súper intensa. Es Gabriel.

—¿¡Q-Qué?! —chilla al aire porque somos histéricos antes siquiera de ver quien es, rebuscándose en l armadura y sacando el teléfono

La verdad, nadie la oye, más que Dios, que bien que sabe lo que estaba haciendo.

Como no, si además estaba haciéndolo con Lucy.

Bueno, quizás Satán también lo sabe.

Y ya. Nadie más lo sabrá por ahora. Espero.

Lucifer MorningStar lo sabe

Miguel sigue sin estar segura de qué pasó, pero le contesta a Gabriel.

—¿Hola?

—Ho-Hola.

—¡Miguel! ¡Menos mal! ¿Qué hacías? ¡Llevo un buen rato llamando!

—¿¡Yo?! ¡Nada! ¡NADA! No estaba haciendo… estaba… aquí, en la celda, sentada sin moverme.

—¿Y por qué no contestabas al teléfono? ¡Esto es urgente!

—N-No sonó.

—Oh... bueno, escucha que no sabes lo que nos ha pasado... —se pellizca el puente de la nariz, nervioso.

—¿Qué les ha pasado ahora?

—E-Es... Belcebú —se muerde el labio porque joder. Y que todos crean que él debía controlarla es que... o sea, ¿no os han dicho que está LOCA?

—Uy… ¿Qué hizo Belcebú ahora? —pregunta ella apretando los ojos

—Ehm... estábamos... En realidad, ha sido culpa de Azrael que no tiene ningún control de Leviatán —le acusa, porque igual se siente culpable. "Ha sido culpa de todo mundo menos mía".

—No ha sido mi culpa —protesta Azrael en algún sitio, aun cuando no sabemos si lo ha sido o no.

—Tú debías... ugh —Gabriel protesta—. ¡Este no es el momento de esto, Azrael!

—Bueno, ¡yo solo digo!

—Pero ¿qué es lo que ha pasado?

—Les he contado lo que ha pasado, que te han apresado y que Lucifer ha hecho una celda infernal de la que no puedes salir y que probablemente está aprovechando para hacerte toda clase de cosas.

Miguel se aclara la garganta un poco.

—¡No me está haciendo NADA, obviamente!

—¡Ah! Pues... —mira a los demonios presentes porque ellos han sido los que han dicho que sí le estaría haciendo toda clase de cosas.

No sabemos en qué estado está Belcebú, pero ella opina que SEGURO le está haciendo toda clase de cosas.

—Bueno, el caso es que estábamos hablando sobre cómo sacarte de ahí y le dije a Azrael, que quizás sí conseguías cortarle la cabeza a Lucifer, él tendría que ir a por su alma y podría sacarte de ahí... y pues resulta que ni eso puede hacer.

—¡No funciona así con los demonios!

—El caso es que LEVIATÁN ha traído aquí a un humano y lo ha matado... y ha venido Abaddón a recogerle... ¿No que Abaddón había caído? —anda que te enteras tú bien de la gente que... cae y que no—. Uri y los demás me han dicho que no, pero yo estaba casi seguro. ¿Tú lo sabías?

—Abaddón… hum… pues creería yo que no, pero de los de Azrael no sigo mucho la historia — no tienen ni idea. Ella no sabe ni quién es Abaddón en este momento.

—A mí me parece que la mitad son demonios y él ni lo sabe —confiesa Gabriel en un susurrito, que sabe quién es Abaddón hace cinco minutos—. Bueno, el caso es que... ha venido Abaddón y... Uhm... B-Belcebú...

—Ajá… —Miguel en ese tono de… confiesaaaa

—Lo ha poseído y ahora supongo que acaba de llegar al cielo —aprieta los ojos—. Leviatán también se ha ido a no sabemos dónde. Esto es un desastre, Miguel, tienes que salir de ahí.

—¿A Abaddón? ¿O a quién? Ehm… salir de aquí es… Ehm… ¿ahora?

—Sí, a Abaddón, si le ves por ahí ándate con ojo. ¡No puedo creer que estén ambos por ahí a sus anchas!

—Y los ángeles…. Idiotamente. Ugh. Bueno, le han… están… intentando romper la celda infernal. ¿Le has dado instrucciones a Belcebú de sacarme?

—No creo que ella vaya a... sacarte —Gabriel se muerde el labio porque es que todo ha sido bastante caótico y a traición.

—¿Han matado a una persona para nada entonces? —Ojos en blanco.

—Han matado a alguien para traer a Abaddón —se lamenta, porque además ha sido idea suya.

—Para poseer a Abaddón y ni siquiera van a venir a sacarme. Y además seguro… Ugh, Belcebú va a hablar con Lucifer —se sonroja.

—No sé qué vaya a hacer Belcebú con Lucifer —a Gabriel aun le afecta Leviatán.

—Pues Lucifer estaba ocupado, no sé si le reciba —se sonroja más.

—¿Con qué?

—C-Con… hacer maldades demoniacas y que los demás no se enteren.

—Seguramente ella hará lo mismo... —se lamenta.

—Ugh, pero ¡Gabriel!

—Ya lo sé, Miguel, ya lo sé.

—¡Pues no parece! ¡Yo encerrada aquí y los demonios no van a hacer nada útil! —Solo interrumpir, piensa para sí.

—¡Ya estamos pensando cosas! —se defiende—. Sariel ha conseguido hablar con alguien le han dicho que nos han sustituido a todos.

—¡Ah! Eso me lo han dicho a mí también. Hay seis arcángeles nuevos.

—¡No son Arcángeles!

—Ellos se lo creen.

—Bueno, igualmente no lo son. ¿Has hablado con alguno de ellos?

—Con los pseudo-Arcángeles, no. Hablé con Randomiel.

—¿Y qué estás haciendo? —protesta y va a ponerle la cámara.

—Ugh… Ehm estoy… —vacila si contestarle o no pero no tiene pretexto así que ahí va.

Gabriel la pone en la tele de Aamón y Raguel. Uuugh.

La verdad, hay un... montón de cejas levantadas porque Miguel sigue llevando la armadura negra con el símbolo de Lucifer y eso que esto es bastante mejor que lo que llevaba hace unos minutos

—Miguel... ¿qué llevas puesto?

—¡Mi armadura, desde luego! Lo mismo que traía yo antes —se mira y nota el color. Y el símbolo. Y se sonroja.

—Veo que estamos abriendo el abanico de colores —comenta Aamón. (Ni te burles tanto, que a ti te gusta el rosa)

—Es… un error. Es culpa de la jaula, Lucifer…

—Porque no la muestras en pantalla, tal vez haya alguna fisura o algo que Aamón pueda ayudarnos a romper —propone Remiel.

—Ehm… claro. Claro. Esperen —apunta con la cámara.

Aamón pone los ojos en blanco, porque es que ellos no podrán hacer nada.

—¿Te ha encadenado? —pregunta Uriel al ver las cadenas abiertas en la pared.

—S-Sí —Miguel agradece que la cámara no la enfoque.

—¿Y cómo te has soltado?

—Con… ayuda de… Lucifer le ha terminado por soltar para evitar represalias con los ángeles

—De verdad, que crees que...—ojos en blanco de Aamón.

—Les está engañando, sí

—Bueno, ¿has encontrado algo con lo que poder... salir? —pregunta Gabriel.

—No hay nada, ya lo he buscado. Es… pues has estado en una celda del infierno.

—Ugh. Bueno, deja ver qué se nos ocurre y cuidado con Abaddón.

—¿Cómo pudo hacer una celda en el infierno? —pregunta Raguel súper sorprendido—. Eso… no debería poderse.

—No es una celda en el infierno, es una celda hecha del material del que son las celdas infernales, pero en el cielo.

—Eso implica que se puede hacer algo igual en el infierno con materiales celestiales.

—Pues... supongo que sí —valora Aamón—. ¿Para qué harías eso?

—Pues no lo sé, para protegerse.

—La idea es que no os dejéis atrapar en el infierno.

—No, pero a lo mejor Miguel podría hacer una celda celestial dentro de la celda infernal y así Lucifer no podría entrar —propone Remiel.

—Ohh… Así Lucifer no te podría tocar. Es una gran idea, Miguel —asegura Sariel.

—A mí me parece que a Miguel ya le va bien que Lucifer pueda entrar —comenta Aamón, sonriendo de ladito.

—Eso… hubiera sido útil saberlo antes de ciertas actividades —murmura Azrael.

—¿Yo? ¿A mi? ¡No!

—Claro, con lo mucho que las sufriste —riñe Gabriel a Azrael.

—¡Pues lo hice! —protesta Miguel pensando que se lo dice a ella.

—¿Qué hiciste? —se vuelve a ella.

—S-Sufrir.

—¿Por?

—P-Pues porque… por qué estás… ¡o-olvídalo!

—Mmm... bueno. Seguimos en ello, ¿vale? aguanta.

—Mantén a Belcebú lejos de aquí. ¿No puedes llamarla?

—Quizás Azrael tenga el teléfono de Abaddón, pero... no creo que nos conteste.

—¿Acaso se ha ido como una loca al cielo…? es que no puedo creer que Belcebú esté rampante en el cielo y nosotros NO.

—Pues igual está Lucifer, no es como que tú le estés deteniendo mucho tampoco.

—Tampoco puedo creer que Lucifer lo esté. Aunque yo al menos lo estoy distrayendo —¡No le preguntes como!

—Distrayendo —repite Gabriel.

—Ya nos imaginamos cómo —comenta Aamón para que el que no lo imaginaba hasta ahora, empiece a hacerlo.

—No, no… no. ¡No así! —chilla Miguel con aún su voz aguda, sonrojándose un MONTÓN.

—Canta... —le pide Aamón, porque bien que jodieron a Raguel con esto la primera vez.

—¿Q-Que cante? —Miguel traga saliva porque no sabe. No tiene IDEA de que se requiere para que la voz ya no sea aguda. Lo qué pasó hace unos minutos con Lucifer parece bastante pecaminoso como para…

—Es fácil... —Aamón sonríe de lado—. Aunque si dudas ya con eso nos lo dices todo.

—No, no. Sí que puedo cantar —asegura porque ella misma quiere saber si… ya ocurrió lo que tenía que ocurrir o no —. Hosanna en las altuuuuuuraaaaaaas. Benditoooo es el que vieeeeeneeeee en nooombreeee del seeeeeñoooooor

Aamón mira a Raguel porque le parece que no... Raguel abre un poco los labios porque aun cuando no se la oye del todo bien y afinada, no…. no.

—¿Estás segura que Lucifer...? —sigue Aamón y es que es absurdo, ¿qué está haciendo este niño?

El inútil de Lucifer, que la tenía hasta encerrada.

Pues es que ¡Aamón pensaba que a ÉL le había costado!

—Bien hecho, Miguel, tu resiste —asegura Gabriel sonriendo con eso. "Los demás no lo haremos, pero tú que puedes, es importante que lo hagas..."

—¡¿Q-Que Lucifer qué?! —pregunta ella histérica porque por lo visto ¡NO HA PASADO LO QUE TENIA QUE PASAR! ¿QUE MÁS TENÍA QUE PASAR?

—Pues... ¿quiere algo contigo? De verdad, esto no debería serle tan difícil, hasta te tenía encadenada.

—Si que… él… ugh! ¡No sé! ¡Sí parecía! —chilla ella toda frustrada.

—Vamos, que no te estabas resistiendo ni mierda, es que hasta a él le... —sigue Aamón, un poco para Gabriel, que frunce el ceño.

—¡Sí me estaba resistiendo! —protesta ella.

—Vale, vale, debe ser eso entonces —se encoge de hombros.

—¡Ugh! ¿Qué quiere decir eso? —protesta ella—. Es estúpida esta actividad, ¡ESTUPIDA!

—Es decir, ¿sí hiciste algo, Miguel? —pregunta Azrael que entre más ángeles pierdan la virtud, mejor.

—¿A qué te resististe exactamente? —Aamón pregunta también, asintiendo a Azrael y mirando a Raguel de reojo con una mirada de esas de... mira que justo pierdas la voz en este momento... Raguel se aclara la garganta.

—A TODO lo que intento hacerme —responde ella.

—¿Qué intentó hacerte? —pregunta Remiel y Miguel aprieta los ojos porque parece ser la única idiota…

—Pues cosas. ¡Cosas... Cosas! No sé, las cosas que hacen los demonios que yo… Ehm… No quería que me hiciera, pero me tenía atada.

—¿Pero qué cosas? —Gabriel empieza a desesperarse un poco. No quieres que eso pase.

—Cosas con las manos y la b-boca. ¡Cosas!

La verdad, Gabriel parpadea con eso, mira a los demás un poco confundido porque a él no le suena nada de eso. Remiel menos sabe de lo que habla.

—¿Te ha dicho cosas con la boca? —pregunta Azrael.

—¿Con las manos y la boca? —pregunta Uriel también porque por lo visto todos sois unos bestias.

—¿Te refieres a besos? —pregunta Gabriel porque ya dijo que la había besado.

—No me ha dado ningún beso.

La verdad, Aamón, que sí se imagina las cosas con las manos y la boca, mira a Raguel interesado en si va a explicarles.

Raguel se hace pequeñito en su asiento porque así empezó esto, haciéndole cosas con la boca.

—Por lo visto habemos demonios más delicados que otros —comenta Aamón.

—Tú, calla —protesta Raguel, sonrojándose.

—¿Cómo? ¿Tú sí sabes de qué habla? —pregunta Gabriel a Aamón.

—Pues no lo sé, pero me lo imagino... —explica, haciéndole un cariñito a Raguel en la rodilla.

—¿Qué te imaginas? —pregunta Azrael.

Aamón mira a Raguel de reojo, sonriendo un poquito y cómo pidiéndole permiso.

Raguel traga saliva, pero asiente un poquito.

El señor de la Ira sonríe más y se levanta, dándole la mano para levantarle también. Eso hace, sin esperar una demostración en vivo.

—Encadenada, dices —chasquea los dedos encadenando a Raguel a uno de los pilares de madera que hay por ahí en medio convenientemente situado.

—Ehhh! —Raguel se sonroja.

—No puedo creer que yo vaya a enseñaros esto a todos... —asegura Aamón.

—A Azrael le servirá, Leviatán le tenía atado cuando llegamos —comenta Gabriel.

—Para con el kinkshaming —protesta Azrael que le aprendió eso a Leviatán.

La verdad, Aamón no les hace mucho caso, acercándose a Raguel y humedeciéndose los labios.

Raguel le mira a los ojos y Aamón le sonríe sinceramente, así que el ángel se relaja con esa sonrisa.

La verdad, va a ir a besarle.

Cieloooos eso nunca ha pasado en público así.

Pues ya es hora.

—Uhhh —suelta Azrael un poquito divertido.

Uriel arruga un poco la nariz porque se ven super viejos como para estar haciendo esto.

Remiel inclina la cabeza con la boca abierta porque, aunque sabía esto es... un poco como ver a tus padres. Está un poco hipnotizado.

Gabriel mira esto con bastante ojo crítico porque no se le había ocurrido hacer cosas... sexuales con Belcebú encadenada. O sea, por lo menos así podría controlarlo y... le sería a él más fácil resistirse y no pecar.

Uriel, ojos en blanco. Sí, Remi, eso sí que lo entiendo.

¡El encadenado es el ángel, Gabriel! ¡No tú!

Cada uno se ve en el papel que quiere...

Raguel es que le deja, besándole de vuelta porque es IMPOSIBLE no hacerlo.

"¿Así quieres que te haga? ¿Encadenada?" pregunta Asmodeo.

A Aamón pronto le molesta la estúpida túnica de Raguel porque quiere meter las manos dentro. Pero están todos ahí. En una situación normal, se la desaparecería, pero le parece demasiado violento, así que va hacer dos rajas a los lados para poder meter las manos.

Sariel está azorada también, con la boca abierta.

—W-WHAT? —vale, los pensamientos de Uriel cambian de golpe con esa pregunta, imaginando eso con ella y Asmodeo. Siente la Lujuria desde dentro.

Raguel suelta un gemidito bastante contenido que manda al cerebro de Aamón la señal adecuada y más aun ahora que ha subido la lujuria del cuarto, sin que lo sepa

Es que Asmodeo… Justo es lo que deseaba

No te vas a tirar a Raguel aquí, Aamon. No completo. Pues no era la idea, pero si Asmodeo se esfuerza un poco.

Asmodeo puede que haga la orgia que querían. De hecho, Asmodeo lo que hace es llevar la mano de Uriel hasta… sus regiones vitales, para que se toque un poco.

Ahora que se han ido Leviatán y Belcebú, Miguel y Lucifer se la perderán de nuevo y además él no tiene cuerpo... que maravilloso timing.

Entre ellos todos… Hay Aamón para todo mundo.

Uriel se sonroja de muerte y va a intentar apartarle la mano de ahí.

Aamón dice que no, que no lo hay. Solo para Raguel. Pero los demás sí pueden acostarse entre ángeles si quieren.

Menos mal, que Raguel ya empezaba a impacientarse con la idea.

"Vengaaaa"

"NO! ¿QUÉ HACES? ¡PARA!"

Raguel… es que Aamón no suele atarle para nada. Pero besarle así sí que suele y toquetearle un poco también y lo que le pasa es que le faltan las manos de Raguel moviéndose libremente, así que esto no acaba de gustarle.

Es que ustedes no son de este modelo, chicos.

Raguel pelea un poco con las cadenas porque estaría bien poder toquetear a Aamón libremente.

La verdad, esto era para Miguel.

Miguel que… depende de Gabriel. ¿Se lo está enseñando? La verdad en alguna medida si se le parece a lo que hizo con Lucifer. Solo…

Lucifer usó más la boca y menos las manos.

Sí, de hecho, sí. Pero si se parece con las cadenas y…

—No es pecado cuando no quieres que te lo hagan —sentencia Miguel la MUY cínica.