NOTA: Ni los derechos ni los personajes son míos. Los he tomado prestados de la obra Harry Potter - J.

"La lujuria no es pecado, en todo caso, es satisfacción divina"

Capítulo I:

Se afeitó con calculado cuidado frente al espejo, abotonó su ajustada camisa de seda color vino y acomodó su cabello de manera que luzca como si casualmente le hubiera acariciado el viento. Su ropa contrastaba a fuego con su piel blanca, se miró con aprobación: lucía perfecto.

Ni se molestó en tomar un té o llenar el estómago con algún aperitivo. Se había alistado para salir y esa noche por fin se quitaría las ganas de follar que llevaba acumulando desde hace dos meses. No importaba quien cayera. Soltero, casado, viudo o divorciado. Se cogería a quien sea.

Aseguró con llave las puertas del departamento y activó las protecciones, acto seguido se perdió en las gélidas calles de Londres. Era sábado y casi medianoche, la cacería sería fácil. Todo lo fácil que podría ser para un renegado de la sociedad mágica con problemas de impotencia.

No se le paraba con ningún hombre por más ardiente fuera. Estaba seguro de ser gay hasta la médula, pero su libido no respondía. No desde que era vecino de cierto auror, el mismo que ocupaba la sexta casa en la misma recta donde él vivía.

Se topaba con Potter de lunes a viernes cada atardecer al volver del trabajo, y cada que ocurría, respondía con un breve "Que tal" a los escuetos saludos del moreno antes de dirigirse a su pieza.

No es que faltaran aspirantes, no. El problema era él, él y su maldito pene. No se le paraba con nadie, especialmente si ese nadie no tenía el cabello más oscuro que el negro y disparado en todas direcciones o los ojos verde esmeralda. En múltiples ocasiones se besuqueo con morenos más que dispuestos a llegar al siguiente nivel; pero a la hora de la verdad, nada de nada.

La soltería ya no parecía algo genial, era bastante humillante dejar con los crespos hechos a sus pretendientes. Todos acababan abandonados, desnudos y tumbados boca abajo sobre el colchón de un hotel. La mayoría con saliva chorreando sobre la almohada como consecuencia de un apresurado obliviate.

Detuvo el andar frente a unas letras fosforescentes "Rinconcito oscuro". Ingresó al restobar y sí, todo estaba cubierto de sombras, y justamente por eso reinaba el perfecto ambiente para ligar. Gritos por aquí y gente apretada por allá, la pista de baile repleta. El rubio suspiró esperanzado, hoy tenía que lograrlo, hoy follaría, aunque necesitara "ayuda". Tenía poción estimulante en una botellita apretada dentro del bolsillo del pantalón. La música traspasó sus tímpanos y disimuladamente lanzó un hechizo para evitar quedar sordo.

Separó una silla en la barra y se acomodó. Ni siquiera había decidido que pedir cuando un joven se sentó a su lado.

Excelente, nunca tardaba en conseguir una polla dispuesta.

Malfoy ladeo su respingada nariz y barrió al nuevo sujeto con deliberada lentitud; cosa que no tardo en calentarlo. Le echaba veinticinco como máximo. Era castaño, con grandes ojos celestes y labios gruesos.

Más que bien, le gustaba los labios carnosos y sobre todo si adornaban unos dientes rectos y blancos, como los de Pot-

—Estas solo? — Felizmente interrumpió el muchacho que se sentó a su lado.

Draco emuló un gesto suave, una casi sonrisa que fascinó, al contrario. En respuesta soltó:

—¿Que si lo estoy?

La voz del rubio era siseante y fría por naturaleza, pero intentó impregnar coquetería en ella. Se sintió exitoso cuando el joven apoyo el codo en la barra y aproximó sus labios, casualmente rozando su hombro y antebrazo, para luego soltar con un aliento caliente en su oreja:

—Acapararte para mi hasta el amanecer...— Arrimó su humanidad sobre el rubio quien tuvo que presionar los pies para no caerse de la silla. Sin introducciones estampó su lengua en el cuello del contrario que desprendía un exquisito olor. — Dime lindo, ¿Alguna vez te han foll-

El muchacho no pudo concluir ya que fue toscamente empujado por dos hombres que pasaron de largo renegando en voz alta, Malfoy los vio detenerse a pocos pasos e intercambiar unas líneas acaloradas.

—¡Entraron aquí! Lo vi ingresar acompañado. —Dijo frustrado el más fornido.

—¿Cómo sabes? Nadie ha logrado ver su verdadero rostro.

—Lo sé porque lo sentí. —Paso una mano por su cabello despeinado antes de susurrar. —Puedo sentir su firma mágica.

El más bajo agacho la cabeza y suspiró hastiado:

—Potter...

El ligue del rubio miró con rabia contenida a los dos hombres. Malfoy en cambio, enterró sus ojos en un trozo de mármol frente a él donde el bartender se apresuró en colocar un vaso con cerveza hasta el borde, cortesía de la casa. Su corazón se desboco mientras trataba de controlar su respiración.

Ni siquiera había comenzado la diversión y su noche ya estaba arruinada.

—¡Hey! ¡Par de idiotas! — Malfoy levanto la cabeza como resorte cuando sintió al joven sin nombre levantarse y hacer el amago por captar la atención de los aurores.

Harry entrecerró los ojos molesto negándose a voltear, estaba furioso y no confiaba en su autocontrol. Si no tuviera un compañero tan pesimista y receloso ya estaría en el ministerio pateando el trasero del sospechoso, que con total seguridad seguía en ese local riéndose en sus narices.

—Espera...

Malfoy viró medio tronco y estiró el brazo con rapidez para sujetar al chico que se aproximaba a los dos hombres de espaldas.

No fue tan rápido, ya que este se había acercado totalmente a los extraños. Lo siguiente que captó mientras se le secaba la sangre del rostro, fue a un Potter siendo agarrado por las solapas de su ceñida y oscura túnica mientras el más joven le escupía en la cara:

—Más te vale que pidas perdón sino quieres que te rompa la cara, cuatro ojos.

Harry desconecto su cerebro y contó hasta cinco mientras su cuerpo era samaqueado por el más alto. No hizo amago de moverse, simplemente fijó su verde mirada en los ojos celestes que lo taladraban furibundo.

—¿Eres sordo?

El alcoholizado aliento del castaño acarició su nariz haciendo que apriete los puños con fuerza, casi al punto de quebrar su varita en la mano derecha. Al menos eso intuyó su compañero quien, conocedor de los arranques del moreno, no dudó en meterse entre los dos cuerpos.

—¡Bien! ¡Suficiente! — Intermedió Kerry jovial pasando un brazo sobre el hombro del castaño e intentando aflojar el agarre de su mano con la otra. —No tenemos que ponernos así, amigo.

Sonrió forzadamente

—Fuimos descuidados, realmente lo siento.

Ah, pero el muchacho estaba realmente encendido, le habían hecho quedar mal delante de su hermoso rubio. Ni se inmutó con el más bajo y sin apartar la vista del moreno, el cual sostenía su mirada intensamente, respondió provocador:

—Me parece que también tendrán que disculparse con mi pareja. —Levantó el mentón altivo.

—¿Quieres mis disculpas? —Susurró el aludido en bajo tono y sin mover un músculo.

Alarmado, Kerry reforzó sus intentos de liberar las solapas de Harry. El cabroncete provocador tenia los dedos apretados como una manija.

Una ola de excitación golpeó la entrepierna de rubio, predominando sobre otras emociones como, por ejemplo, la preocupación: El Profeta contaba con un historial generosamente surtido de artículos sobre el moreno y sus violentas, por no decir "nada" ortodoxas, intervenciones a sicarios, contrabandistas, extorsionadores y cualquier bicho que tuviera la desdicha de estar en su mira. Logrando así el récord del auror mas problemático e infalible que haya pisado Reino Unido la última década.

—Las quiero ahora. —Respondió el muchacho cabeceando hacia Malfoy quien parpadeó deseando que se lo trague la tierra—. Pídele perdón de rodillas.

El moreno por primera vez despego la mirada hacia esa dirección. Pareció petrificarse cuando captó a Malfoy levantándose de su silla.

Lucía como todas las veces que se lo había cruzado los últimos dos meses. Bien vestido, distante y, aunque a regañadientes de aceptarlo, refinado como solamente él sabía ser. Parecía ni siquiera haber notado a Kerry, quien agrando los ojos estupefacto reconociendo a Malfoy.

—Que coincidencia Potter. —Expresó el rubio con tono burlón.

La manera en que dijo su apellido mando latigazos de irritación por la espina dorsal de Harry. No se iba a dejar llevar, él era un auror.

—Estoy en un asunto, Malfoy.

El rubio no perdió detalle de Potter torciendo el gesto con desagrado cuando un hombre paso rozándolo con descaro. —No vengo aquí por diversión.

Sus cejas albinas se elevaron hasta el cuero cabelludo con exageración.

—Los esclavos del ministerio ¿Se "divierten" siquiera?

Las viejas costumbres eran más rápidas que su capacidad de pensar.

—¿Ustedes se conocen? —El castaño aflojo las manos sorprendido, alternando la mirada de Harry a Draco con rostro pálido.

—Malfoy. — Intervino Kerry mientras el moreno blanqueaba los ojos. — Sugiero que cierres el pico si no quieres que esta "agradable" —Levantó dos dedos para enfatizar la palabra— reunión acabe en algo desagradable.

—Hacer trabajar a su nene favorito un sábado por la noche. — reprobó Draco con sorna ignorando a Kerry como si fuera aire. — La vida no está tratando bien al héroe del mundo mágico estos días.

Harry enchinó los ojos sin despegarlos del rubio, quien a su vez era incapaz de romper el contacto, por otros motivos obviamente.

El moreno ni siquiera era consciente de las miradas que arrancaba a su alrededor. Algunos bailaban con la cabeza volteada discretamente para ganarse con las extremidades de Harry enfundadas en su traje de auror. Si no hubiera entrado acompañado de su perdedor amiguito, Malfoy habría jurado que había salido dispuesto a cazar cuanta alma cachonda se tirara a sus pies.

Cosa que él no distaba mucho de ser.

Ya ni le molestaba aceptar su triste realidad, había bastado solo unos días aceptar que siempre había estado hasta los codos por Potter. No ayudaba mucho el ganarse con el moreno corriendo en short y una ligera sudadera todas las mañanas. Las cinco de la mañana se había convertido en el momento más deseado de sus aburridos días. El otro no tenía por qué saber que incluso había instalado un sillón frente a la ventana para tener una mejor vista.

—Kenny. — articuló Harry apretadamente. — Yo me encargo.

Levanto la palma de su mano libre con inesperada agilidad para detenerla a centímetros de la nariz del castaño, quien al segundo siguiente viró los ojos completamente antes de caer sin gracia al suelo. Kerry resopló con disgusto y levanto al joven para colocarlo sobre un banco cercano.

Draco no se inmutó visiblemente ante el hecho, había hecho cosas parecidas a varios muggles Usando la varita, claro está.

Internamente era otro cuento, estaba admirado. No lograba hacer magia sin varita o sin pronunciar palabra alguna. Para variar Potter lograba hacer gala de inusitadas habilidades con las que solo podía soñar.

Se limitó a apoyar su peso sobre una cadera mientras miraba al moreno. Casi sentía como si hurgase en sus sesos. La oscuridad no lograba opacar el tono de sus ojos y eso le erizaba la piel. Primero morir quemado a demostrarlo, por supuesto. Tenía algo que le hipnotizaba, el moreno siempre lo hipnotizaba.

Harry decidió que era suficiente de niñerías. Desvió la mirada y escaneó el lugar agudizando los sentidos antes de trinar molesto. Ya no sentía rastro alguno de su objetivo. Esos minutos de distracción fueron sabiamente aprovechados por el malnacido. Todo era culpa de Malfoy; si no hubiera aparecido donde nadie lo llamaba, no se habría echado todo a perder.

Kerry volvió prontamente a su lado soltando disimulados confundus en dirección de algunos curiosos que habían lograron notar al joven caer inconsciente.

—¿Y bien? ¿Aún vamos a seguir o lo dejamos para mañana?

—Se acabó por hoy. — Respondió Harry endureciendo la expresión.

Draco sonrió despectivo y giró sobre sus talones dispuesto a buscar el rincón de la barra más alejado. Nada iba a arruinar su noche de sexo desenfrenado.

Una vez instalado manoseó la carta buscando algo más fuerte con lo que aniquilar su raciocinio. No evitó avistar sobre su cartilla que el auror más bajo se colocaba el abrigo y abandonaba el lugar unos minutos después.

La figura del moreno pareció hesitar levemente antes de girar y caminar hasta una silla casi contigua a Malfoy.

Al parecer algo había quebrado la implícita norma de ambos, esa de fingir no conocerse.

Eso solo inquietó al rubio, que tensó la postura mirando la pared opuesta al moreno. Mala decisión, dos tipos se follaban la boca contra el muro.

Regresó el rostro apretando los dientes.

Harry se depositó con desgana y cansancio mientras intentaba nivelar la presión de su sangre. La misión había sido un fiasco y no podía deshacer eso.

No tenía absolutamente nada que hacer en su departamento frío y vacío. Necesitaba algo potente y, además, no le vendría mal intentar limar lazos con el otro. Es decir, ahora vivían en el mismo barrio y todo, no le mataría tener una relación civilizada con él. ¿Iban a fingir no haber estudiado juntos por siete años?

Tomaría el resto de la noche libre, al día siguiente tendría que replantear la persecución.

Estaba tan cansado renegar.

—¡Se nos viene el Ragnarok! ¿Bendiciendo este local de mala muerte con tu presencia Potter? ¿Vas a ociosear en horas de trabajo?

El moreno frunció el ceño. Escuchar a Malfoy decir célebres frases muggles lo descolocaba un poco.

Hizo un gesto con la mano al empleado del local.

— El más fuerte que tengas. — Solicitó.

El otro había sonado más curioso que socarrón, así que puso dos gramos de su parte.

—Por si no notaste, acabó mi turno por hoy.

Dedicó una mirada irritada al rubio que lo observaba con su eterna ceja quebrada. Seguía jodiéndole que quebrara las cejas y lo mirara así.

Despidió un bajo suspiro cuando una generosa copa fue colocada en sus narices. Acto seguido vació el licor en su garganta.

—¿Sueles venir aquí?

A Harry no le parecía que su antiguo rival tuviera algo que ver con Hoffman, pero si era honesto le picaba un poco la curiosidad.

—Muy seguido.

¿O tal vez sí tenía algo que ver...?

—¿Solo? ¿Sueles quedar con alguien en especial?

Justo lo que faltaba, que su integridad cayera en tela de juicio. Draco blanqueó los ojos. Potter no tenía nada de tacto, era evidente el brillo desconfiado en sus ojos. Por su parte, él no tenía nada que ocultar así que esnifó con sorna solo para irritarlo.

—Sí, Potter. — Entrecerró los ojos. — También quieres saber si follo con condón? ¿Te preocupa que coja herpes o se me caiga la polla?

Harry se desinfló hastiado y vació otra copa de golpe. No sabía porque había siquiera intentado tener una conversación civilizada con el otro. De nada sirvieron esos años, seguía siendo el mismo rompe pelotas de siempre.

—Olvídalo. Tu y yo no deberíamos conversar.

Algo punzante se abrió paso a través de las capas sensibles del rubio.

—Como quieras. —Soltó seco.

Giró el rostro hacia su vaso y dio un sorbo, demorando en tragar. Quería que lo amargo en su pecho bajara por su garganta junto al licor. Dibujo círculos con su pajita sobre el mármol intentando ignorar al antipático auror. ¿En qué momento le habían dado una? Así de efectivo era Potter para distraer sus sentidos. Una gentil mano coloco un mojito en su nariz, el rubio sorbió mecánicamente.

—¿Cómo están tus padres?

Menos mal había ya pasado el trago, porque la pregunta lo cogió desprevino. ¿Que no prefería ignorarlo?

Aclaró la garganta sin dejar de mirar su vaso ahora vacío.

—Jamás pensé que eso te interesara.

Harry lo miró de soslayo antes de responder en voz baja.

—No es que no me interese. No tuve oportunidad de preguntar nada después d-de los...—Carraspeó—Tú sabes.

Draco pestañeó irritado mientras el otro se atragantaba con más licor.

La verdad era que una parte Harry estaba de acuerdo en que era mejor evitar a Malfoy, mientras que la otra mitad sentía curiosidad.

Y él no era bueno reteniéndola. Menos si se trataba de indagar a Malfoy.

—La palabra es "juicio" Potter, no te hagas bolas. Y mis padres están bien...

Harry asintió sin idea de que más agregar.

—...Bien muertos.

Ok, eso era algo que no esperaba escuchar. La curiosidad de Harry falleció en ese instante. Detallo al rubio solapadamente, este lucía apagado y aparentemente muy concentrado en dibujar imaginarias formas con su pajita.

Se sintió culpable de repente. No eran amigos ni nada parecido, pero tampoco es que haya sido especialmente amable con él o propiciado una mejora en su casi inexistente relación.

Sabia de sobra lo engreído que era su antiguo rival, por lo que una tregua propuesta de su parte nunca ocurriría. Pudo haberla propiciado el, pero estaba enterrado hasta las narices de casos por resolver y ni siquiera había contemplado esa posibilidad.

Debió haber sido muy duro...

—¿Buscas algo en mi cara?

El rubio lo fisgaba de refilón.

—No.—Respondió automáticamente.

Harry apartó los ojos azorado al verse descubierto y removió su trasero. No había querido incomodar a Malfoy, pero ahora el que se sentía repentinamente tocado era él.

—¿Por qué estás viviendo en el mundo muggle? —El rubio acaparó la mirada verde de nuevo. —Todos besan el suelo que caminas.

—No tiene sentido —Agregó encarando al moreno.

Él tampoco podía evitar querer saber. Cuando se trataba del moreno, siempre quería saber.

El aludido guardó silencio mientras serpenteaba la mirada por el estilizado rostro. No estaba seguro de que Malfoy sea la persona correcta para profesar sus incomodidades. Había sido un hijito de papi. Uno insoportablemente engreído. Era obvio que aún conservaba reminiscencias de esa odiosa actitud...No obstante, sus padres habían muerto y había sido desterrado.

Sus reflexiones quedaron suspendidas unos breves segundos. No había notado antes lo tupidas que eran sus pestañas o que tuviera pálidas pecas en su respingada nariz.

Harry desvió sus pensamientos de cualquier cosa relacionada a la apariencia del otro y lanzó al aire algo parecido a una risa apática.

—Justamente eso me motiva a hacerlo. —Se limitó a responder sin perder la sombra de su sonrisa.

Draco pasó saliva con dificultad. Los ojos enchinados y las mejillas ensanchadas: el maldito tenía que tener todo perfecto. Hasta la sonrisa. Joder.

Su yo del pasado no se lo hubiera creído. Estaba bastante cerca y tenía una vista privilegiada del rostro de Potter. Escondió su mano en su regazo, un poco temblorosa por las sensaciones que lo embargaban, y armó la mejor expresión impasible de su repertorio.

—Creo que es bastante bueno que todos te aprecien, puedes vivir una vida normal.

Malfoy encogió los hombros luciendo despreocupado antes de vaciar otro vaso. Un calorcillo subió por sus mejillas, ya estaba entrando en "calor".

—Bueno. No lo es.

Draco abrió solo un poco los ojos, le sorprendió el tono refunfuñado.

—¿Te parece malo que el mundo te adore? ¡Que héroe tan difícil de complacer!

Harry bufó.

—No hables de lo que no sabes, Malfoy.

Lo último sonó más a un ladrido.

De nuevo Draco enterró la vista en la barra. No estaba hecho para compartir el mismo aire que Potter, ni mencionar un intercambio de copas como cualquier mortal.

El auror se mordió la lengua algo incómodo. Era difícil comunicarse con su antiguo rival. Sentía que, si no calculaba el tono de su voz o sus palabras, se iría a la mierda la frágil tregua que habían logrado establecer.

Se encontraba escarbando en su cerebro por una excusa creíble que le permita salir de ahí cuando un hombre alto y estilizado apareció de la nada.

Harry perdió el hilo de sus pensamientos de nuevo ante el individuo que acomodaba su trasero en la silla vacía. Esta se ubicaba entre los dos por lo que la vista al rubio quedo bloqueada. De hecho, todo lo que podía ver era la espalda del tipo cubierta por una camisa blanca.

—¿Sabías que me encantan los rubios?

Draco salió de su breve estado de depresión y encaró al sujeto. No estaba nada mal, era bastante agraciado. Era moreno, delgado y con un sensual piercing en la nariz. ¿Estaría acaso su noche salvada? ¿Follaría?

Que Potter se vaya a la mierda.

Curvó levemente los labios. El individuo tomó el gesto como buena señal.

—¿Te gustan los morenos? — Preguntó con fervor.

—No me gustan. Me encantan. —Enfatizó Draco en un suave siseo.

Lo último no iba dirigido a él, pero el auror no pudo evitar jadear y agrandar los ojos. Trató de resetear de su cabeza a Malfoy ligando. Expulsar de su memoria el tono erótico con que el rucio había respondido.

Su vaso lucía de pronto...muy interesante.

Para su mal, la risa grave del tipo atravesó sus tímpanos de manera irritante.

—Enséñame que puede hacer esa rosada lengua.

Ya no necesitaba excusas para esfumarse, pero el trasero de Harry se rehusó a despegarse del banco mientras el tipo levantaba una confianzuda mano y la colocaba en la nuca rubia.

No podía ver al rubio, pero el sonido de humedad y succión llegó al segundo siguiente.

Harry ignoró el hormigueo que amenazaba con invadir su organismo. Estaba un poco pasmado también. Parecía que eso de que al rubio le gustaba follar como loco era cierto. Corrían voces entre sus compañeros sobre su promiscuidad. Unos afirmaron haber visto al rubio follar en los baños sucios de cada bar de Londres, otros hasta sugerían que se prostituía.

No era su asunto ni nada, así que lo mejor sería desaparecer silenciosamente.

¡Pop!

Malfoy rompió el contacto luego de un breve intercambio de saliva. El aliento del sujeto olía a mierda, algo parecido a cigarros y huevo podrido. Como sea, no había sido nada agradable.

Un Malfoy por mas desterrado que fuera tenía sus estándares.

—¿Y si mejor me invitas un trago para calentar? —Guiñó un ojo con finura.

Era su típico "Hasta aquí nomas". La aventura había culminado para él.

—¡Oh por favor! Sé que te gusta que te metan la lengua, no seas tímido.

La voz interna de Harry sugería que se largue, pero su cuerpo era otra historia. La reticencia en la voz de Malfoy lo había petrificado en su lugar. Podrían haber perdido contacto y cambiado lo que quieran, pero se conocía al revés y derecho sus tonos. Y el último reflejaba rechazo por todos sus ángulos.

Al parecer el sujeto era de esas personas que no aceptaban un "No" por respuesta. No veía el momento de restregar su polla contra las nalgas de ese fino manjar. No todas las noches encontraba un espécimen de esa calidad. Se carcajeó antes de responder:

—Ya dejaste que te meta la lengua, no finjas que eres santo. — Sujeto la mandíbula de Malfoy, quien dejó caer la máscara amable para reemplazarla por disgusto—. Bésame.

No fue una invitación, sonó totalmente a demanda. Una que el rubio no se sentía con ánimos de complacer.

El tipo se le abalanzó soltando un rugido necesitado.

Antes que Draco pudiera decir pio o que Harry se diera cuenta que su cuerpo había actuado por sí solo, se vio apresando el reverso del cuello del sujeto con firmeza. Lo había atajado a tiempo, ya que el rostro del hombre quedó a centímetros del de Draco, quien aprovechó para liberarse del agarre.

—¡¿Que carajos...?!—Boqueó el hombre.

Cualquier persona podría haber notado que Harry también lucía incrédulo de su propio accionar, pero no por eso aflojó la mano. Sabía que el otro no podría escapar de la tenaza.

—¡SUELTAME! ¡HIJO DE P-

—Te dijo que no.

Luego de dos segundos Harry había logrado regresar en sí. Le jodía las injusticias, aunque fueran contra Malfoy. Era sólo eso.

— Desaparece. — Agregó una octava más grave.

Ver a Potter interponerse y tensar la quijada mientras las luces danzaban sobre su piel morena, era un espectáculo que Draco solo había presenciado en sus más húmedos sueños.

—¡OBLIGAME! —Rugió el tipo intentando dar la vuelta para encarar al auror.

La lucha era en vano. El ojiverde era de los mejores, sino el mejor, en combates cuerpo a cuerpo. No soltaría el gancho a menos que le volaran el brazo. Por otro lado, la actitud insolente elevó su enojo a dos metros sobre el suelo. Sin más ceremonias barrio con la pierna al sujeto que terminó estrellado de espaldas contra el piso.

Todo ocurrió muy rápido mientras Draco, quien se había levantado también, trataba de calmar el deseo que bullía en su interior y amenazaba con doblar sus rodillas.

Harry no dudó en colocar su bota sobre el pecho del sujeto que intentaba despegarse del suelo entre protestas.

—Mejor quédate ahí. —Gruñó el auror ya enervado.

—Disculpen.

Dos guardias interrumpieron. Al parecer habían sido avisados del altercado.

—No pueden permanecer aquí, deben retirarse.

Harry respingó y Draco activó su máscara de indiferencia antes de asentir dócilmente.

—Ya me iba. Las disculpas del caso.

El ojiverde pareció relajarse y no tardó en retroceder dos pasos cediendo el control al personal del local.

El furioso hombre no tardó en incorporarse como un resorte e intentar asestar un derechazo. Cosa que no logró ya que los guardias se apresuraron en sujetar su tronco y brazos para seguidamente arrastrarlo por una puerta de metal.

—¡Me las pagarás!¡Te encontraré y las pagarás!

Malfoy giró sobre sus talones y aceleró el paso entre las mesas. Nada le salía bien, todo se había ido a la mierda.

—¡Espera!

Había sido alcanzado por el moreno que intentaba mantener el paso con andar torpe.

¿Ahora que tocaba? ¿Andar de las manitos hasta la misma maldita calle donde vivían? Ya era bastante duro fingir indiferencia ante su ex-rival. No creía poder ocultar su atracción estando ebrio. Malfoy redobló el ritmo nervioso.

—Joder, Malfoy. Aguanta un poco. —Renegó Harry quedando dos pasos atrás.

—Algunos tenemos cosas que hacer Potter.

—Pues te recuerdo que yo también tenía cosas importantes que hacer...

Harry logró nivelarlo con la respiración agitada. Ya no se sentía tan ágil luego de la cantidad de alcohol que había ingresado en su sistema.

—...Pero todo se jodió por tu culpa— Continuo.

—¿Disculpa?

Draco paró de golpe, ya en la calle medio desierta.

Harry trastabilló y tragó mudo ante la mirada vidriosa e histérica del otro. Sus ojos brillaban peligrosamente.

—¿Me estas echando la culpa de tus fracasos Potter? — El rubio no pudo controlar la agudeza en su voz.

—B-bueno, ya lo tenía, pero tú-

—Se escapó porque eres una burla de auror.

El desdén impregnado hizo mella en Harry. Estaba totalmente de en desacuerdo.

—¡Yo no-

—¡TU! -Le cortó el rubio furibundo levantando un dedo largo hasta la nariz del otro. —¡TU FUISTE EL QUE ARRUINÓ TODO!

Una sensación parecida a la furia amenazó con desintegrar las tripas del moreno. Le estaba cabreando que el otro lo achacara. Tampoco ayudó que tenga la sangre caliente debido al licor.

—¡Yo solo- ¡Yo te defendí de ese-

—¡NO NECESITO QUE ME DEFIENDAN! —Aulló el contrario.

No comprendía como podía sentirse atraído por el otro si no era más que un inútil que le gustaba tirar el perro muerto a los demás.

—¿Vas a reclamarme? — Bajo Harry la voz tratando de apaciguar el ambiente. Lo miró rozando la incredulidad.

—¡No pude follar a nadie! ¿Esperas que me arrodille y te lama las botas?

Harry ensanchó los ojos intentando ignorar los tumbos de su cabeza. Malfoy era excelente para hacerle perder la razón en cuestión de segundos.

— ¡Intentaron agredirte! y ¿Solo eso es lo que te importa?

El moreno no podía creer que Malfoy estuviera furioso por algo tan banal. No esperaba que le lama las botas, pero si recibir un "gracias" al menos. Al parecer no solo seguía siendo un engreído, sino también malagradecido.

— No todos tienen al mundo dispuesto a chuparte la polla ¿sabes? — Escupió el rubio.

Draco tenía las mejillas calientes y una vena latiendo en su frente. Dio un paso al frente de manera que sus narices quedaron a milímetros de distancia. Sus miradas se acoplaron limpiamente.

— Soy un mortífago desterrado.

Harry oscilo desorientado de un iris gris al otro mientras trataba de no pestañear. Tarea difícil mientras Malfoy lo taladraba intensamente.

—No lo entiendes...

El aliento de Draco ingresó por la boca del otro. Harry era incapaz de romper la conexión. Se sentía turbado, hace años que no habían estado así de cerca. Fue inesperado descubrir diferentes tonos de celeste entre el gris.

— Nunca entenderías…— Draco arrastró la mirada algunos centímetros más abajo —Nunca entiendes nada...

La mano del rubio viajó a la nuca del moreno en un parpadeó. Este no atinó a soltar un quejido de conmoción antes de colisionar contra unos suaves labios que, luego del roce tibio entre pieles, se apresuraron a engullir su húmeda carne bucal.

No estaba seguro de cuándo fue la última vez que lo habían besado, pero estaba seguro que nunca antes habían succionado su boca de esa manera.

La lengua del rubio se filtraba atrevida y caliente sobre su propia lengua para luego acariciar sus dientes y paladar. Ese acto parsimonioso contrastaba con su agitada respiración o los agresivos dientes que apresaban su labio inferior de tanto en tanto.

Harry ahogo un jadeo cuando la mano que apretaba su nuca jaloneó los mechones de esa zona. Ese dolorcillo había viajado directo a sus testículos. El aire se estancó en sus pulmones, la impresión pulverizando todo pensamiento decente. Estaba algo excitado y mareado.

El rubio no daba tregua a su boca y lo afirmaba casi con saña. Sus fosas nasales se llenaron de sutil perfume masculino cuando aspiro desesperado por sus únicas vías libres.

El más pálido atrapo su labio superior como si exprimiera una jugosa fruta haciendo que Harry pegue un brinco y abra los ojos. No se había dado cuenta que los tenía cerrados.

Se topó con unas pestañas curvas y albinas adornando unos párpados del mismo tono.

Ver al rival de su infancia entregado en un beso agresivo y demandante mientras apretaba los ojos, activó un chip en su cerebro.

Él era un auror y Malfoy, pues Malfoy.

Había experimentado con hombres una que otra vez y no estaba seguro de ser totalmente gay. Tampoco era ciego, podía reconocer que el otro era insanamente atractivo. No había nada que hacer contra ese hecho. Pero el ahora representaba a una entidad gubernamental: Debía mantener la postura.

Habían madurado, o al menos eso quería creer. De los dos, Harry debía ser el primero en mostrar decoro y sensatez.

Además, no era correcto…

Un poco de aire ingreso por la garganta de Draco, probablemente alguna palabra ahogada del otro. Era como si en su interior hubieran descorchado un vino a presión y él no se sentía capaz de retener el desaforado deseo que inundaba sus venas y deshacía su juicio.

La inspiración de sus más tiernas pajas se removió infructuosamente. Sonó "pop" antes que el moreno lograra apartarlo con firmeza de los brazos.

Malfoy abrió los húmedos ojos mientras exhalaba con esfuerzo. Le daba vuelvas la cabeza y le punzaba la polla. Todos los besuqueos que había dado y recibido a lo largo de su vida habían pasado a multiplicarse automáticamente por cero.

— Malfoy, e-esto no…—Harry lo miraba jadeante y sorprendido.

Las palabras brillaban por su ausencia. Rechinó los dientes rebasado.

— Debo irme.

El rubio aun embriagado intento captar las palabras, pero estas flotaron entre ellos mientras el moreno daba un paso atrás.

— ¿Que...?

Fue lo único que atinó a decir antes que un "crack" resonara en medio de la calle desierta.

El rubio paseo la vista alrededor topándose con borrachos derramando su vómito en el asfalto, no estaban muy lejos del bar.

Las paredes se estrecharon a su alrededor y una opresión punzó en su pecho.

Potter se había esfumado en un abrir y cerrar de ojos.

Y el aún sentía el cosquilleo de sus labios mandar cálidas sensaciones a su entrepierna.