Refugiada diplomática.

Flury Heart seguía en Canterlot, viéndose incapaz de volver a la Ciudad de Cristal, una exiliada en Equestria, con el pasar de los siglos para ella eternos, tal vez podría volver, pero de momento, no había posibilidad de esto. Las heridas estaban frescas aun y poco probable era la quisieran de regreso, aunque no fuera como gobernante, Cozy no sería el problema, si no por todos los demás, prefería mantenerse al margen. Sin embargo, su situación en Canterlot no era precisamente la mejor tampoco, la mayor parte del tiempo Twilight estaba muy ocupada para atender sus preocupaciones, las cuales incluían facciones enteras en la corte que no querían ahí a Flurry Heart.

La opinión cortesana respecto a la princesa estaba dividida, un grupo al cual no le importaba su presencia, otro que consideraba, era natural estuviera ahí siendo parte de la realeza Equestre y el que le preocupaba, un grupo que la veían con malos ojos, culpándola de las dos derrotas en el imperio, por dejarse capturar y por entregar la ciudad de Canterlot a las fuerzas imperiales. Esta opinión de ella en la corte se reflejaba en el pueblo cuya opinión también estaba dividida, aunque por razones un tanto distintas.

En el caso del pueblo la razón por las que algunos no la querían en Canterlot, era que para el pueblo Equestre, ella era imperial, una princesa de cristal, familiar de su propia monarca sí, pero extranjera a Equestria, lo notaban en su hablar, en su forma de andar, incluso en su forma de actuar. Flurry había crecido en el imperio, no tenía la cultura Equestre, mucho menos la cultura que la alta sociedad de Canterlot esperaría de ella. La suya era la cultura de la corte imperial, no la equestre, y esto, aunque podría sonar insignificante, la hacían desentonar con su alrededor, y los otros miembros de la corte real, lo notaban y les desagradaba.

Algunos hasta les preocupaba que en su cercanía a Twilight pudiera contagiarle a esta, las costumbres del imperio, alejándola de las buenas tradiciones Equestres. Para estas alturas Flurry ya estaba acostumbrada a las habladurías sobre ella y al mundo cortesano, pero no significaba que lo disfrutara, mucho menos en el estado que ella se encontraba, parecía una decoración para la corona Equestre, estaba ahí pero no tenía ningún poder, ninguna función además de verse linda, ser juzgada y criticada. Para empeorar su precaria situación, ella era completamente consciente de que algunas facciones contrarias a su presencia, no dudarían de tener la oportunidad, en deshacerse de ella.

Vivir en Canterlot cada vez se sentía más y más como vivir con una soga al cuello cada momento del día, sin saber en qué momento la intriga de la corte la iba a devorar. No podía hacer nada, no por su propia cuenta, tenía que esperar a que su tía tuviera algún momento de tratar esta problemática, o por el contrario esperar a que finalmente alguien hiciera un movimiento que marcara cuál sería su destino. Esta opción negativa probablemente también atraería la atención de su tía, si llegaba a ocurrir, pues obligaría al conflicto, de momento podía suponer que los demás problemas de la nación eran irónicamente lo que la habían mantenido relativamente segura hasta ahora, con la atención en otras cosas las facciones contrarias a ella, pocas intenciones tenían de actuar.

Sin embargo, los planes de Twilight, lentamente estaban causando efecto, Equestria empezaba a sanar y los grabes problemas que habían acontecido empezaban a enfriarse, lo que hacía que cada vez más los focos de atención de ciertos miembros de la corte se centraran en ella. Flurry temía por su bien estar, y ahora que la problemática mayor parecía calmarse un poco, decidió ir ella misma con Twilight a expresar sus preocupaciones, una vez más, esperando esta vez su tía tuviera tiempo de escucharla.

Para cuando entrara al despacho de la princesa la luna ya brillaba en lo alto del cielo Equestre, Flurry encontró a Twilight guardando los últimos papeles que había atendido aquel día. Tocando suavemente la puerta un par de veces con su casco Flurry llamo la atención de Twilight, reafirmando su intención de hablar con una pregunta:

-¿Puedo pasar a hablar contigo tía? Es importante…

Twilight pasó su vista a su sobrina, terminó de despejar su escritorio, sonrió a Flurry e invitándola a pasar respondió:

-Claro, tengo algo de tiempo, entra, siéntate. ¿Qué sucede Flurry?

-Desde hace un tiempo ya, hay algo que me preocupa, y cada vez es más presente y temo su sombra se cierna más de lo que ya está sobre mí. Twilight, no se sí lo has notado, entendería perfectamente si no lo has hecho, pero para mí ha sido imposible de ignorar, que un preocupante número de tus cortesanos no me quieren aquí. No solo de los nobles y burgueses, hay aquellos en el pueblo llano que tampoco están felices con mi presencia. – explico Flurry.

-Entiendo, no te preocupes Flurry, la corte entiende tu estadía y eres parte de la corona Equestre, cualquier facción que exista con ideas contrarias pasara con el tiempo, estas segura. – respondió Twilight.

-Tía, los últimos años has estado muy ocupada, y lo entiendo, pero este problema ya lleva mucho tiempo creciendo y no parece desaparecer, ahora que los otros problemas del reino están diluyéndose, estoy en un momento en el que de verdad temo. – reafirmó Flurry.

-Tranquila, no te pasara nada, no lo permitiré, te mantendremos segura, cualquier amenaza en tu contra no crecerá más, no hay razón para que lo hagan. – respondió Twilight nuevamente.

-Incluso si es verdad, que es algo pasajero, no puedo seguir aquí toda la vida Twilight, necesito buscar un propósito, como tú lo hiciste, necesito salir del palacio, buscar mi lugar. Lo que está sucediendo me dice claramente, que aquí, al menos por el momento, no está ese lugar, tía, no quiero permanecer milenios como la princesa rechazada, la exiliada, necesito un propósito. – dijo Flurry levantándose y regresando a la puerta. – y por el momento, ese propósito no está aquí, espero puedas entenderlo, esperare tus respuestas, no espero me las des hoy, ni mañana, pero no puedo esperar mucho, no más.

Con esto dicho, Flurry salió de los aposentos de su tía, Twilight, por su parte siguió atendiendo su papeleo descartando el asunto como eso un problema pasajero, Flurry se retiró al cuarto donde se estaba quedando, ahí la esperaba su única dama de compañía, una Kirin que había llegado a Equestria poco antes de su propio exilio. Su entrada al palacio se debía a su estatus de regreso en su tierra, la hija de un noble, había llegado a Equestria para asistir a una de las escuelas de la amistad, pero ella prefirió quedarse en el palacio y se encontró a Flurry cuando esta llego del imperio.

Desde entonces había atendido a la princesa en todo lo que necesitaba, y se habían vuelto amigas, en la mente de Flurry parecía la única amiga que tenía. Al entrar a su aposento y verla, suspiro, sintiendo que no había logrado realmente mucho con su tía.

-¿Qué sucede? – cuestionó la kirin.

-Lo usual Kiara, solo que esta vez fui tan lejos como decírselo a Twilight, pero no siento haber tenido un gran avance, estoy segura que se hará poco o nada. – dijo Flurry.

-¿Vamos, no puede ser tan malo o sí?

- No tienes idea, de camino identifique dos ponis que estoy segura me odian, en sus miradas lo veo, la forma en la que me hablan, me preocupa hasta donde planeen llegar.

-Lo sé, sabes, si las cosas no salen bien aquí, siempre podríamos irnos.

-¿A dónde?

- Tal vez no puedas regresar al Imperio, o quedarte aquí por siempre, pero, hay más naciones en este mundo, en mi aldea seguramente estarías a salvo.

-¿Qué clan perteneces?

-Pertenezco a los clanes interiores, aunque mi familia realmente es nativa, de los clanes del sur. – respondió Kiara.

-¿Cómo funciona su sociedad? ¿No tienen una cabeza concisa no?

-No, somos una colección de clanes y tribus solamente, a veces se organizan consejos en los que se reúnen representantes de cada uno, pero no tenemos realmente un líder bajo el que se representen todos los nuestros, cada clan tiene su diplomacia externa e interna con otros clanes y el mundo exterior. Incluso la lengua por mucho tiempo fue un problema pues está dividida en un trillón de dialectos. – explicó Kiara con un poco de exageración – pero, si decidieras venir, estarías a salvo, los clanes profundos saben poco de lo que pasa afuera de tierras Kirin, podrías volver a empezar.

-Lo haces sonar prometedor. Lo tomare en cuenta Kiara, gracias. – terminó Flurry.

Kiara sonrió y fue a ayudarla con su vestuario y cabello