Después de más de 6 años, Elizabeth volvió a pisar su país natal. Hacía poco más de seis meses que Thomas había muerto, y poco a poco iba recuperándose de tan dolorosa pérdida. Sabía que tenía que salir adelante por Isabella, y también por el recuerdo de su marido. Días atrás, poco antes de llegar a Londres, Isabella le había preguntado porque se vestía de negro y porque a veces lloraba escondida. Inocentemente, y con preocupación, le pregunto si se había caído y lastimado. A partir de ese entonces dejo el luto, y se prometió a sí misma hacer todo lo posible para que su hija nunca más se preocupara por ella.
En el puerto Jane muy emocionada con su marido los estaban esperando. Al ver a su hermana bajar del barco con Isabella de la mano, corrió a su encuentro y con lágrimas en los ojos fuertemente se abrazaron
"Jane, te he extrañado tanto."
"Yo también Lizzy, yo también. Me has hecho tanta falta." Jane mirando con ternura a su sobrina le dijo, "Hola preciosa, tu debe ser Isabella. Yo soy tu tía Jane. Estoy tan feliz de conocerte." Le acarició la mejilla, "Te pareces tanto a tu mamá cuando era una niña pequeña."
Isabella sonrió y abrazó a su tía, "Tía Jane, mamá me dijo que tú eras su hermana favorita y que eres muy hermosa. También me dijo que tienes dos hijas y un hijo. Yo no tengo hermanos. Quiero tener una hermana, pero mamá me dijo que no es posible ahora. ¿Ese señor es tu esposo?" preguntó mirando al Sr. Thompson que estaba saludando a los Gardiner y en especial a su hermana.
"Si, él es tu tío Peter. Ahora vamos a ir a mi casa para que conozcas a mis hijos Edward, Madeleine y Sophia. Ellos están impacientes por conocerte."
La casa de los Thompson quedaba relativamente cerca del puerto, y en menos de media hora ya estaban instalados. El hijo de Jane, Edward, que era un niño rubio y tímido. En pocos minutos quedó fascinado con la locuaz Isabella. Sophia, que aún no había cumplido un año, estaba plácidamente dormida en los brazos de Jane. Madeleine, tenía ya once años, y era muy dulce y se encargaba de cuidar y jugar con sus hermanos pequeños. Si bien había conocido a Lizzy antes que se fuera a America, no se acordaba de ella.
Los viajeros descansaron por unas horas y se reunieron a la hora de la cena. Recién en ese momento, Lizzy tuvo oportunidad de mirar con detenimiento a Jane. Sin duda, su hermana seguía siendo hermosa, pero se notaba en su expresión, forma de hablar y comentarios, que ya no era la ingenua y bondadosa Jane. Su hermana había madurado y ya no veía el mundo color de rosa.
"¿Cómo están nuestros padres? Hace mucho tiempo que no recibo cartas de ellos. ¿Cómo está Mary? La última carta que recibí fue escrita hace unos seis meses. Me dijo que estaba siendo cortejada por un abogado. ¿Cómo está Kitty?" muy curiosa preguntó, Lizzy.
Jane sonrió, "Voy a tratar de contestar todas tus preguntas: Mamá rara vez me escribe, y a papá ya lo conoces. Mary suele escribirme una o dos veces al mes y sus cartas son muy detalladas. Se va a casar el mes próximo. Su futuro marido, El Sr. Shaw, efectivamente es abogado y se va a mudar definitivamente a Meryton para hacerse cargo de los clientes del tío Phillips." Sonrió levemente, "No se si sabes que por su salud nuestro tío se quiere retirar este año y mudarse a Bath… Kitty esta viviendo en el norte del país con su esposo y su hijo. Afortunadamente Denny recientemente fue promovido a Coronel."
Lizzy asintió y sonrió, "Estoy muy contenta que Mary y Kitty estén bien. Tenía pensado ir a Longbourn por unos días para que nuestros padres y Mary conozcan a Isabella. Supongo que ya habrás notado que es una niña muy curiosa y afectuosa." Suspiró, y con voz quebrada continúo hablando, "Lamentablemente por el incendio, además de perder a Thomas, Isabella se quebró varias costillas y por todo el humo que inhaló tiene muy débiles los pulmones. Es muy propensa a tener tos y otros problemas respiratorios, y el aire de Londres no es el más adecuado para una niña con esos problemas. El doctor que la examinó en Boston, piensa que con el correr del tiempo capaz que se recupera por completo. Pienso preguntarle al tío Phillips si hay alguna hacienda a la venta cerca de Longbourn."
Jane frunció el ceño y contestó, "¿Para qué quieres vivir en un lugar que nuestros vecinos nos despreciaron de esa manera? Aún recuerdo las últimas veces que fuimos a Meryton, Lady Lucas, la Sra. Goulding y otras vecinas daban vuelta la cara para no saludarnos, y cuchicheaban entre ellas a nuestras espaldas. Fueron muy crueles, decían una cantidad de tonterías sobre nosotras y se regocijaban por nuestra desgracia. Recuerdo muy bien que Sir William le prohibió a Maria ver a Kitty porque éramos una familia de baja moral. Kitty me confesó que uno de los motivos principales por el que se casó con Denny fue para irse de los alrededores de Meryton. No te lo quise comentar por carta, ya que no podías hacer nada desde Boston, pero el hijo del Sr. Goulding trató de besarla y propagarse con ella, alegando que las chicas Bennet eran fáciles y solo servían para que los 'caballeros' se divirtieran un rato. La verdad, preferiría no ver más a todos esos hipócritas."
Lizzy se sorprendió por la vehemencia con que habló su hermana y sobretodo por lo que le había pasado a Kitty. "Es horrible lo que me cuentas, tendría que haber hecho algo más por Kitty..."
Jane la interrumpió, "Lizzy, hiciste todo lo que pudiste desde Boston. El dinero que le enviaste fue vital para que se pudiera casar…"
El Sr. Thompson mientras ellas hablaban, estaba contándole a los Gardiner todas las novedades de la compañía, que no eran buenas. En los últimos meses, por los conflictos diplomáticos, hubo varios problemas con los embarques y era muy arriesgado hacer negocios con América e incluso con varios de los países del continente. Sus ingresos se habían reducido en los últimos seis meses de 800 libras a unas 500 libras. La situación no era crítica aún, pero debía ser muy prudente con sus inversiones y contratos. La guerra no había terminado y había piratas en la región del Caribe que estaban haciendo estragos.
Por su parte, Isabella estaba muy contenta hablando con Edward y Maddy sobre su antigua casa y les hacía todo tipo de preguntas. Estaba muy feliz ya que por primera vez en mucho tiempo tenía la oportunidad de jugar con niños cercanos a la edad de ella.
Un par de días después, Elizabeth junto con los Gardiner aprovechando que el día era cálido y soleado, llevaron a Isabella a pasear por Hyde Park para que viera y alimentara a los cisnes.
La pequeña niña estaba fascinada con esos hermosos animales, y Elizabeth la alentaba a que le tirara miguitas de pan para que los cisnes se acercaran. Los Gardiner, mientras tanto, se sentaron en un banco cercano y miraban con ternura a su querida sobrina y ahijada. Isabella – como tenía costumbre – le hizo muchas preguntas a su madre sobre los cisnes, las hermosas flores que había alrededor, los árboles que algunos de ellos tenían formas extrañas y todo lo que veía.
Pasado el mediodía, Isabella tenía hambre y le pidió a su madre para volver a la casa de la tía Jane. Estaban volviendo para tomar su carruaje, cuando en un recodo del camino, Elizabeth se encontró cara a cara con un caballero al que hacia tanto tiempo que no veía… el Sr. Darcy. Estaba acompañado de una dama rubia muy hermosa y estaba conversando con ella animadamente.
Los dos se quedaron muy sorprendidos de encontrarse, hacia casi siete años que no se veían, y la última vez que se vieron fue en la posada en Lambton. Era un recuerdo muy triste que marcó el fin de una posible relación entre ellos dos. Se miraron por unos segundos, pero ninguno de los dos habló, quizás fue por la sorpresa, quizás no sabían que decir, o quizás era mejor no reencontrarse con el pasado… con lo que pudo ser, pero no fue.
Lo cierto es que Elizabeth aprovechando que Isabella le estaba haciendo una pregunta sobre unas flores, desvío la mirada y siguió caminando hacia el carruaje. Los Gardiner ese día no vieron a Darcy.
