—Creo que somos más que amigos —determina justo cuando se les acerca un muchacho, que es el valet parking.

Wait a fucking moment, angel! Puede que hasta se pare el tiempo. Aziraphale parpadea.

What?

—Pero qué... ¿has parado el tiempo?

What the hell acabas de decir?

—¿Y-Yo? —se le separa.

—Yes. Acabas de decir... ¿qué has dicho? —es que necesita oírlo de nuevo.

—Pues... ¿cuándo?

—¡Ahora! ¡Hace un momento!

—Tú has dicho que éramos amigos y valorándolo, creo que... bueno, ponderando la situación, el tiempo de conocernos y... —modo parloteo on, again.

A Crowley se le acaban las fuerzas para mantener el tiempo detenido.

—Creo que somos más que amigos —concluye justo cuando empieza el ruido del ambiente de nuevo.

Vuelve a mirarle otra vez como si siguiera el tiempo detenido. Aziraphale se muerde un poco el labio, nervioso.

—Bueno, los amigos... hacen cosas distintas.

Seguramente el valet abre la puerta del coche y los invita a salir pero Crowley no se mueve. El ángel se humedece los labios.

—O-O quizás ya no sé ni lo que estoy diciendo... —risita súper ultra nerviosa.

Vale, el coche se pone en marcha de nuevo aun puerta abierta y sale de ahí. Ni siquiera sé si se lleva al pobre chico por delante.

Oh, my... —se gira a mirar al chico que se ha caído al suelo, pero parece estar vivo, y luego a Crowley.

—C-Crowley?

Se para unos metros más adelante cuando ya ha salido del parking

Aziraphale se sostiene del tablero para no salir volando por el parabrisas y suelta un muy masculino "ahhhh!"

Crowley sigue en silencio sepulcral y tampoco se mueve más de lo indispensable. La verdad el ángel está sumamente preocupado

—S-Si no estás... si te parece que mi percepción es incorrecta, n-no pasa nada... e-el chico del valet está de acuerdo contigo. Aun así toma en cuenta que me conoces desde hace demasiado tiempo y...

Angel...

—Ehm... y-yes? —le mira un poco desconsolado.

—¿Crees que haya alguien tomando fotos ahora?

Esa es una pregunta que sinceramente, de verdad, realmente... en serio... Aziraphale no esperaba. Parpadea.

Well... los videos de la municipalidad... quizás. Aunque seguro vamos a convencer al chico de que ha sido un accidente...

—Me refiero en tu... lado o en el mío.

—No —decide después de unos segundos—. ¿Tú crees que sí?

—Es una pena...

—¿¡Una pena?! —el escándalo.

Yes.

—¡No!

Crowley le mira y la verdad es que ahora mismo Aziraphale se arrepiente de haberle quitado los lentes porque están ahí esos ojos amarillos que le hacen tragar saliva SONORAMENTE.

I mean...

Le sigue mirando con intensidad.

—¿P-Por qué... siento que de repente a-algo va a explotar?

El demonio cierra los ojos y suspira, con eso, dejándolo correr.

W-What? —cambia el tono a uno considerablemente más suave.

—Vamos, voy a aparcar el coche —vuelve a encenderlo y no creo que deje a nadie que se lo aparque, la verdad. De hecho, ni siquiera creo que humano pueda encenderlo, teniendo en cuenta que Crowley le convence constantemente de que no necesita gasolina para moverse, en contra de su sentido común.

Aziraphale le mira... y es que la verdad, por unos largos momentos pensó estúpidamente que quizás... Crowley iba a besarle.

—A-Alright... —responde revolviéndose un poquito en su asiento sin tener idea de... por qué ha pensado eso o qué le ha hecho... suponerlo.

Lo iba a hacer, pero le dijiste que iba muy rápido hace cincuenta años después de seis milenios y ahora está en la incertidumbre total.

¡Pues iba muy rápido!Pero ahora estaban tan cerca! Y le había abrazado... y... bloody... heavens! Quería que le besara. Estaba perfectamente MAL. Pero... ¡quería que ocurriera!

¡Pues a lo mejor ahora también va rápido! Pero es que se... casi acabo el mundo y se cambiaron para protegerse el uno al otro y seguro si antes estaba todo el mundo enfadado ahora no quiere ni saber cómo van a estar cuando se den cuenta de cómo lo hicieron ¡y le ha dicho! ¡Y antes hablaban de...!

Igualmente Aziraphale no entendía por qué no había ocurrido... y... ¡es que quería un beso aún! ¡Y no se lo había dado! Toma los lentes del asiento y los mira sin... mirarlos realmente, abriéndolos y cerrándolos.

Crowley aparca el coche a lo que el ángel le extiende los lentes sin mirarle. Él los toma y se los pone suspirando otra vez.

Aziraphale le mira de reojo y suspira, bajándose del coche. Quizás debía haberle dado el beso él...

El demonio le mira unos momentos desde dentro porque... ahora se le ha escapado. Y sale azotando la puerta otra vez en el drama total y otra vez preocupándose un instante por la integridad del coche un segundo después del efecto "Diva saliendo del cuarto."

Ahí va Aziraphale detrás de él tomándose una mano con la otra. La verdad es que hasta tiene que correr para alcanzarle, ¡pero no le digan! Oh, sí. Porque además el otro ahora anda deprisa enfadado con el mundo.

—Has visto... ehm... —es que joder, no ha visto NADA específico del hotel para hacer conversación otra vez—, que... ehm... ¿hay un show de chicas?

—No —se va directo al bar.

Se muerde el labio porque además esto de perseguirle a él se le da como el culo, pero ahí va detrás, evidentemente.

Nah, se sienta en la barra casi en seguida, o sea, nada más llegar a ella MUY enfocado. Cómo consigue adoptar esa postura en un taburete alto es algo que solo se puede achacar a habilidades diabólicas. Y ahí va Aziraphale a sentarse a su lado, eso sí. Muy propio, limpiando un poco el asiento con un soplido

—¿Qué vas a beber?

—Lo más bloody fuerte que haya.

—Con una sombrilla, por favor... y una cereza —añade el ángel en un tono afable.

Crowley parpadea con eso, desenfocándose y mirándole a él otra vez girándose solo un poquito

—Son vacaciones, my dear... —le sonríe un poquito y... pone una mano en su brazo.

—No le vas a poner una ridícula sombrilla y una cereza al vodka, angel!

Aziraphale sonríe un poquito cuando escucha que le dice ángel otra vez y le aprieta el brazo con suavidad.

—A todo se le puede poner una sombrilla y una cereza. Lo hace divertido.

—¡No le vas a poner una ridícula sombrilla al vodka! —repite mientras el chico del bar le pone una sombrilla a uno de los vasos que prepara, efectivamente.

—Pues yo considero que AL MENOS necesitas una sombrillla y una cereza para dejar de estar tan enfadado.

Chasqueo de dedos. No parece haber cambiado nada. Aziraphale mira la sombrilla.

—Hmm... —toma la sombrilla con los dedos y se la quita a su agua-que-antes-era-vodka... poniéndosela al vodka de Crowley, que la mira en su vaso y luego lo mira a él—. No es humillante como piensas. De hecho... te ves bien con la sombrilla.

Lo siguiente que hace la sombrilla es prenderse fuego mientras él se bebe el vodka de un sorbo.

Aziraphale pone morritos con eso. Sí, bueno, pero... la estética general...

For heaven's sakes... —protesta frunciendo un poco el ceño. Pero el fuego reflejado en los lentes siempre es... maldita sea, atractivo. Da un sorbo a su... agua.

Y nunca nadie lo verá porque es un movimiento maestro a la velocidad de la luz como Crowley consigue lamer el fondo del vaso en un instante con una lengua bífida.

Show off.

¡Lo ha hecho muy rápido!

Pues ahí tienes a Aziraphale haciendo berrinche a su lado porque ni beso, ni vodka, ni cena ni sombrilla.

Relájate muchacho, estás aquí hace diez segundos.

Bueno, ¡ahora ni siquiera puede frustrarse uno un poco!

La verdad, a Crowley le sorprende que no proteste por el agua.

¿Pues es Justo lo que quiere no? Jum!

—Está delicioso este vodka.

Of course, cómo iba a no gustarte la virginidad de algo —responde Crowley por lo bajini, sin ni mirarle.

Excuse me?

Vuelve a hacerle al vaso algo que podría estarte haciendo a ti con la lengua bífida. Y es que... se emboba con eso unos instantes hasta abre un poco los labios él. Su beso... se lo está dando al vaso.

Crowley se detiene y le mira de reojo cuando nota que le mira. Ahí le tienes boca medio abierta y hasta la lengua se le ve.

Se separa el vaso de la boca con un suave sonido de pop al romper el vacío. Sacando a Aziraphale de la estupidez... y haciendo que se sonroje.

El demonio suspiiiiiira ooooootra vez.

—¿Entonces? ¿Cuál es el espectáculo que quieres ir a ver?

—E-El...

—Ibas a mirar las actividades, ¿no?

—Ah, sí... no he mirado nada aún —admite aclarándose la garganta y relamiéndose los labios—. ¿Quieres otro vodka, darling?

Yes.

—Y sin sombrilla —le acerca su vaso.

Vuelve a chasquear los dedos y cuando hace eso Aziraphale aparta el vaso para que no lo alcance.

Uuuh, you shouldn't play with the devil —en realidad no se lo impide

—Tú no eres the devil.

A demon... —se encoge de hombros como... es lo mismo. Aprox. ¡Pues no! ¡Diferencia abismal.

My demon... —murmura con el vasito en los labios antes de darle un trago.

—De todos modos... está bien.

—¿Lo está?

—Sí, prefiero este vaso.

—¿Por?

—¿Está... más caliente? —propone. Aziraphale hace una mueca—. What?

—Pues aunque me desprecies... el vaso...

Yes?

Se toma el vodka entero de un trago y aprieta los ojos porque... no, no le gusta freírse las papilas gustativas usualmente. Crowley le mira con media sonrisita porque ya lo sabe.

—Ugh... Anda, vamos

—Espera.

What?

—No me he tomado mi bebida.

—Ya tomaste tu bebida, Crowley.

—No, aun no.

—Pero te he visto hacerlo.

—Me has visto empezarla pero aún me queda un poco.

—Pero si no te queda nada.

—Claro que me queda, en mi vaso favorito. Si dejas de ser tan quisquilloso, me la tomaré y podremos irnos.

Hace los ojos en blanco un poquito, impaciente, el demonio le mira, sonriendo y esperando pacientemente.

—¿Vas a pedirlo al menos?

—No. Está aquí.

El ángel mira hacia la barra y luego hacia él.

—Crowley si estás intentando establecer un punto...

—¿Un... punto?

—Me refiero a si quieres algo particular.

—Aja?

Aziraphale le mira a los ojos... y por un momento vuelve a preguntarse si... Se sonroja.

—C-Crowley —es que se le va a salir el corazón.

Yes?

—¿E-Exactamente que estás pensando?

—Nada... —toma su vaso vacío, juega un poco con él dándole vueltas con los dedos apoyado en una esquinita del borde—. Somos adultos, estamos de vacaciones... nos tomamos unas copas en un bar...

Deja de pensar que va a besarte, Aziraphale, se repite a sí mismo como un mantra

Well... yes. Y quieres beber otro vodka.

Yes.

—Y yo... me... bebí un vodka —le mira de reojo.

—Lo sé. El mío.

—Era el mío —¡Nadie entiende por qué razón están discutiendo esto!

—Me lo diste.

—Porque lo hiciste agua.

—Porque pediste una ridiculez de sombrilla.

—No es una ridiculez. Es divertido. Y me hace sonreír.

—¿Cuándo has vuelto a tener diez años? —protesta ácido, porque se está impacientando otra vez

Aziraphale cierra la boca. Vale. Ahora si va a ser... llevan seis mil años con esto. Y es el momento. Es verdad que lo mínimo es que no esté hablando de idiotas sombrillas. Le sonríe un poquito.

Crowley parpadea, porque no era la reacción esperada.

W-What? —susurra porque le ha visto cambiar la cara.

—Ugh. Nada. Será mejor que nos vayamos —se levanta apretando los dientes otra vez, porque... esto está tardando demasiado y era una ocasión perfecta, hasta era una excusa creíble pero ahora se ha burlado de él porque le hace feliz una estúpida sombrillita. Como si a él no le hicieran feliz cosas estúpidas y... se está tardando todo mucho y le está poniendo histérico porque antes tampoco... y uno pensaría que después de todo lo que han pasado esta no tendría por qué ser la bloody parte difícil.

Busca algo en el bolsillo y saca un ticket de quién sabe qué convertido en billete de diez dólares... que volverá a ser un ticket en una media hora.

Igual que antes, ya se lo había dicho y era una frase cojonuda. Y el idiota del ángel lo había estropeado todo (porque en su mente esto había sido culpa suya) En su mente toda la escena iba tal que así:

Estaban en el coche. Vale. Punto uno. Establezcamos el ambiente. Esta parte es fácil y está clara.

Así que podría haber estado sonando Good old fashioned lover boy de la lista de Spotify de Cold Play, porque está en la Lista De Canciones Permitidas Por Ese Estúpido Running Gag. Aunque la verdad es que todos creemos que sonaba Radio Gaga o algo así tremendamente aleatorio y no relacionado con la escena, porque el bloody coche.

El caso es que podría haber estado sonando Good old fashioned lover boy y él, más adelante, hubiera sonreído como un idiota al volver a oírla y, secretamente y esto es muy importante porque no iba a confesarlo NUNCA se hubiera vuelto SU CANCIÓN.

De hecho, a estas alturas, había un unas cuantas docenas de canciones que habían sido su canción. Crowley las cambiaba periódicamente del mismo modo en cambiaba su pelo o su estilo. Aunque por algún motivo, Good old fashioned lover boy había estado ya un par de veces en el palmarés.

El asunto aquí es que esta vez hubiera estado pasando algo relevante y no hubiera sido La Canción Que Sonaba Mientras Le Salvaba La Vida Por Vez Y Luego Él Rechazaba Cualquier Cosa Que Le Propusiera... o La Canción Que Sonaba De Fondo En El Ritz Que Se Parecía Preocupantemente A Música De Ascensor... o La Canción Que Sonaba En Esa Tienda De Electrónica El Día Que Casi Le Da un Shock Anafiláctico Por Creer Verle Ahí Pero Luego No Era Él.

Crowley nunca tenía mucha suerte con esas cosas pero por lo menos podía decir con el pecho bastante orgulloso que nunca había sido una canción excesivamente cursi y romántica. Salvo en una ocasión, cuando vio esa película y durante tres eternos minutos fue La Canción De Esa Peli Que Había Visto Y Que, Por Todos Los Infiernos, Crowley, No Puedes Estar Hablando En Serio.

Total, que sonara lo que sonara él le había dicho en su voz oscura y sexy, porque en su mente no seseaba y si acaso su voz era ya oscura y sexy de per sé, si Aziraphale hubiera oído la voz que se ponía él a sí mismo en su mente, se le hubieran caído los pantalones como si hubiera estado andando sobre una placa de hierro con los bolsillos llenos de imanes.

—¿Crees que haya alguien tomando fotos ahora?

Y Azirafel le habría respondido en su voz normal, porque en realidad es bastante bonita y dulce y no tiene especialmente porblema con ella.

—Well... los videos de la municipalidad... quizás. Aunque seguro vamos a convencer al chico de que ha sido un accidente...

—Me refiero en tu... lado o en el mío.

—No. ¿Tú crees que sí?

—Es una pena.

—¿¡Una pena!?

—Yes.

Y atención porque aquí venía el punto importante en el que todo se había torcido irremediablemente hasta el fracaso más absoluto. No sé si ha sido suficiente enfático en el drama. Así que vamos a ponernos... ENFÁTICOS: Aquí se había desencadenado la tragedia.

Aziraphale, aun un poco escandalizado, seguía protestando y le habría preguntado POR QUÉ. Por qué. Nada más. No era una expresión tan difícil. Y de hecho sus planes no eran inefables como para que no pudiera responderle a por qué hacía las cosas. De hecho la mayoría de las veces se las respondía con entusiasmo y paciencia. Y venga, esto parecía lo bastante extravagante como para que cualquiera pudiera querer saber por qué decía eso.

Así que él le habría tomado de las mejillas y le habría respondido.

—Porque creo que esto sí valdría la pena fotografiarlo —y entonces le habría besado.

Y ya está.

No parecía tan difícil. Pero el estúpido ángel tenía que meterse en veredas raras COMO SIEMPRE.

Y ahora estaba haciendo otra vez LO MISMO.

Al ángel se le abre la boca irremediablemente cuando escucha que... no va a haber beso. De nuevo. Hasta se pregunta sinceramente si no serán alucinaciones suyas que lo fuera a haber en algún punto.

—Y el b... odka?

—¿Qué le pasa? —le mira de reojo.

—¡Pues... pues! Excelente momento para sacar tus dotes de abstemio —suelta frustrado —. Vámonos.

Ojos en blanco otra vez pero le sigue.

—Creo que necesitamos un cuarto —determina andando en el lobby del hotel y mirando a todos lados.

Levanta las cejas con eso y le sigue, en silencio, dejándole hacer. Aziraphale camina hasta la recepción, aún... tratando de descifrar qué era lo que detenía a Crowley y hacía que pasara de tener esa cara de, bueno, serpiente a punto de cazar... a enfadarse y frustrarse y no hacer lo que... bueno, ciertamente es que NO debía hacerlo. Pero... ¿desde cuándo le importaba?

Crowley se queda tras él haciendo drama interno porque nadie que conduzca un coche en llamas durante sesenta kilómetros solo por la estética podrá nunca defenderse de ser más dramático que la obertura del fantasma de la ópera.

E igual OTRA VEZ... solo tenía que decirle que vale, que se tomara el maldito vodka, o sea, no iba a hacer eso sin un poco de... permiso por parte de Aziraphale, así que habría ido y se lo habría absorbido por la boca. No era exactamente un beso pero... de nuevo una maldita excusa perfecta desperdiciada.

Aziraphale se acerca a la recepción y le sonríe a la mujer... pidiendo la mejor habitación que tengan disponible.

Te van a dar el penthouse... y a cobrarte lo que no está escrito, pero si dejas que lo pague Crowley... solo tienes que aceptar el dinero sin preguntarte de donde viene.

Aziraphale mira a la chica, luego mira a Crowley de reojo... y la verdad es que quiere que esté feliz. Y esto de alguna manera parece algo que podría gustarle. Sonríe nerviosito y asiente.

Crowley le mira porque el ángel no va a hacer desparecer ni un solo cero... bueno, ya resolverán eso luego en las mesas de juego mirando la planta que hay en la recepción y pensando que alguien tendría que imponer un poco de disciplina por aquí, pero no es su planta, así que ya sabrán ellos como las educan.

La chica se enrolla empezando a contarle a Aziraphale toda la clase de actividades de diferentes índoles que se pueden llevar a cabo en el hotel.

El rubio se humedece un poco los labios mientras recibe la llave del cuarto y la escuuuuuuuuuucha con paciencia. Crowley hace facepalm esperándole, porque "En serio, Angel, que te dé un folleto y ya nos enteraremos..."

Pero Aziraphale es bastante paciente. Bastante más paciente que Crowley. A momentos hasta estamos pensando que le rescates si no quieres quedarte toda la noche ahí.

Seguro puede hacer que pongan alguna reposición de las chicas de oro en esa pantalla al otro lado de recepción.

Al fin, un bueeeen rato después... ahí viene.

Mientras Crowley se ríe un poco de la tele y rápidamente hace que se cambie el canal a... cualquier otra cosa. Fútbol americano, por ejemplo. Sonrojándose un poco.

—Veo que tienes un soft spot por ciertos... programas —no creas que no te ha visto—. ¿Listo?

—What? Nah, solo estaba... puesto en la televisión, no lo había visto nunca —carraspea.

Aziraphael se ríe, la verdad, pero le hace un gesto con la cabeza.

—Técnicamente podemos vivir sólo con un riñón, ¿verdad?

—Venga, es verdad, no creo que podamos encontrar pastel de riñones como es debido por aquí pero pensaba que te habías acostumbrado al sushi —hace un gesto inclinándose un poco hacia un lado.

—No, no... Solo es que creo que voy a tener que vender uno de mis riñones para pagar esta habitación —puntualiza—. Pero tengo aquí el detalle del mejor restaurante de sushi de la ciudad —le muestra un folletito.

—A lo mejor puedes probar suerte en las mesas de juego... —toma el folleto y lo lanza directamente a la papelera.

Aziraphale abre la boca ofendido con eso y... va a recuperarlo, verás, porque en cuanto se sube al elevador lo trae de nuevo en la mano.

—Voy a dejarte a ti el placer.

—¿De qué? —sonríe al verle llevándolo en la mano de nuevo porque ya se lo imaginaba.

—De probar suerte en las mesas de juego —mira el folleto—. ¡Oh! Mira esta descripción...

Crowley se acerca a ver.

The smooth decor with its breathtaking flowers and exotic plants made up into huge lush Japanese designed arrangements makes a woman, and yes, even a man, swoon —lee en voz alta —. Plantas, Crowley!

Swoon? No creo que nadie se vaya a desmayar por unas plantas. A no ser que no sea mirarlas lo que haga.

—Probablemente las plantas contigo... pero, ¿no te gustaría ir?

—Claro, por qué no.

—Es el sitio perfecto para nosotros. Quizás hasta te desmayes.

—No vas a poder robarme el riñón entonces, ni te emociones, Angel. De todos modos, quisiera ir a ducharme primero.

Aziraphale se muere de risa.

—De todos modos no creo que mis riñones sirvan para un trasplante —ahí va el otro con sus disertaciones raras dirigiéndose al ascensor—. Supongo que envenenarían el cuerpo de cualquiera —valora—. Quizás para una serpiente... Aunque no creo que por tamaño le sirvieran a ninguna...

—Quizás podrían tenerlos en un frasco...

—Seguro encontrarías algo mío más caro que tener en un tarro.

Aziraphale le mira a los ojos.

—Tienes razón.

Sonríe de lado y se mete al ascensor, manos en los bolsillos.

—Nada que fuera yo a vender —añade el ángel.

—Entonces no serviría a tu propósito original si no a tu obvio síndrome de Diógenes patológico. A excepción de con las espadas.

—¡No tengo ningún patológico síndrome de Diógenes! ¡Solo me gustan mis libros! Como a ti tus lentes de sol. O el coche. ¡Y ya sabes por qué está ese asunto de la espada!

Se ríe.

—Y olvidaba mencionar las plantas.

—Yo puedo cambiar de gafas y de plantas sin que me salga un sarpullido —le mira de reojo, sin dejar de sonreír.

—Lo de las plantas no estoy en lo absoluto seguro.

—Pues no creas que tengo mucha piedad con las que no están bien.

—¿Qué les haces? —Le mira de reojo.

—No es algo apto para alguien como tú —sale del ascensor.

—Anda ya.

—Tú delicado corazón no podría soportarlo —sonríe parado frente a la puerta.

Aziraphale le extiende la tarjeta que le han dado a él así en modo... tú abre que no sé si se utilizar esto. Crowley la toma y abre la puerta entrando primero.

—¿Es... es bonito al menos? —pregunta intentando asomarse tras él, que se aparta para dejarle entrar. En realidad... esta vez no pasa, pero le toma un poco del brazo, mirando—. ¿Qué... opinas?

La verdad es que esto... no es una habitación. Un pequeño país podría caber ahí dentro.

Crowley parpadea.

La verdad, hay muchas clases de lujo, uno puede pensar en lujosos áticos en rascacielos en Nueva York o palacios exuberantes en París o jardines frondosos ingleses o hasta un yate en mitad del mediterráneo. Todos esos emplazamientos abogaban a cosas completamente diferentes, a pesar de iconizar lo mismo. La idea de lujo había ido pasando por diferentes estilos a lo largo de la historia. Esta habitación se había quedado en los años veinte.

Aziraphale le mira de reojo.

—Es Linda, ¡no te quejes!

—Podría ser peor... podría haber... retablos. Aunque mira, sí hay un crucifijo sobre la cama —señala.

—A saber qué pesadillas va a darte...

—Con el siglo XIV, desde luego. Igualmente hubo otra época muy interesante en mi vida con esas cosas —sonríe de lado mirándolo de lejitos.

—Estoy seguro de que no quiero saberlo.

El demonio se encoge de hombros, sonriendo y entrando.

—Eh... bueno, es grande. No puede uno decir que no.

Estira las manos hacia ella desde la distancia, empezando a darle la vuelta para ponerla de cabeza.

—Hmm... creo que vas a tener que dejarla de lado —comenta Aziraphale.

—Esta... clase de... cosas... —está sudando la gota gorda.

—¿Ajá?

—No... Responden... bien...

—Ya, no me extraña —sonríe de lado—. Quizás has perdido el toque.

—No es eso, es que todas estas cosas... sacras —le fulmina.

—Como Los Ángeles...

—Se me resisten —le sonríe de lado.

—Por algo será —se sonroja un poco, sonriendo.

—Quisiera pensar que es debido a... ¿mi propia naturaleza contraria? —responde y se olvida un poco de la cruz habiéndola girado solo 90° teniendo en cuenta que la posición del símbolo era lo que le daba la santidad o la maldad, que estuviera a noventa grados la convertía en una especie de... espada de poco filo o señal de tráfico poco concreta. Podía ser una nueva religión. El izquierdismo. Para zurdos, comunistas progres y personas que no pide indicaciones.

—Nada personal...

—¿Personal?

—Nada que ver con Crowley, todo relacionado al... demonio —Aziraphale se encoge de hombros.

—Pues... ¿qué podría tener yo personalmente?

—No lo sé... quizás es el movimiento de caderas —camina en el cuarto, acercándose a la ventana. Crowley parpadea con eso, sin esperárselo—. ¿Alguna idea de qué hora es?

—¿Verano?

Aziraphale se gira a mirarle porque ha sentido por un momento estar hablando con uno de los otros ángeles que no tiene IDEA de cómo funciona la tierra, el demonio se ríe.

—Solo has bebido UN vodka.

—Anda, elije un plan de actividades en lo que me ducho. Puede incluir otro vodka.

—La chica me ha dicho que aquí hay una carpeta con información. Voy a leerla.

—Sobre todo, no vaya a ser que se nos pase por alto alguna norma... —se va abrir la puerta del cuarto de baño poniendo los ojos en blanco.

El ángel le mira irse, de reojo, aún nervioso con todo este asunto. Porque es que no ha pasado un solo segundo solo desde que... bueno, se le ocurrió esta idea de las vacaciones.

Y a pesar de las aspiraciones de la puerta en lo que a ocupación se refiere, y si bien su familia estaban orgullosos de que hubiera llegado tan lejos en el mundo de los cerramientos como para estar trabajando en la gran ciudad, bien le hubiera gustado ser una puerta de un baño. Se hubiera conformado hasta con ser la de un cuarto de escobas... pero no. Era una puerta de armario. Por lo menos era un trabajo honrado y conocía a mucha más gente que ese primo suyo de quien su madre siempre hablaba que se había ido al campo a hacer fortuna como verja de jardín.

Tan mono y seguro de ti mismo... yendo al armario. Crowley finge tenerlo todo bajo control y haciendo como que esto era EXACTAMENTE lo que pretendía, buscando una toalla y se va a probar con otra puerta.

Aziraphale le mira, bastante más atento de lo que es bueno cuando no encuentras los cuartos de baño.

Carraspea entrando cuando y lo encuentra e igual que a Aziraphale le sale la bondad de modo natural... este deja la puerta abierta.

Aziraphale por su parte se sienta en el asiento del escritorio del cuarto y habiéndole seguido con la mirada hasta que encontró el baño, levanta las cejas cuando espera el... click de la puerta cerrarse y, esto no ocurre. Parpadea... y se humedece los labios.

Ni siquiera la entrecierra, la verdad.

Todos vamos a confirmar qué tan flexible y maleable puede ser el cuello de un ángel, cuando lo estire un poco para ver... es decir... vamos, que no es que no... haya tenido cierta curiosidad cuando cambiaron de cuerpo y todo, pero esto así es bastante distinto.

Pues eso depende de lo que te estires. Si te estiras, lo verás.

¡Maldita sea! Ahí va a estirarse más, incluso inclinando la silla.

Está llenando la bañera y desnudándose como si nada, sin mirar hacia afuera.

Es que cuando se desnude del todo va a escuchar el absoluto trancazo que se va a pegar Aziraphale contra el suelo al caerse.

Crowley levanta las cejas y sale a mirar... se lo encuentra, con lo torpecito que es, piernas arriba pataleando, espalda en el suelo. Y diabetes del susto.

—¿Qué haces?

—Nada. ¡NADA!

Levanta las cejas y le mira, cruzándose de brazos. Es que... maldita sea.

—Ihh! Crowley! —se aprieta los ojos.

Ojos en blanco del demonio y se vuelve al baño. Por supuesto el ángel le espía en cuanto le escuche moverse, quedándose idiotizado con su culo e iría tras él de no ser que levantarse parece complejo.

Entonces se oye chapotear.

Al fin... se levanta del todo... y vacila un poquito antes de... mirar la silla en la que estaba... mirar al baño, mirar la silla... mirar al baño. Bloody... ugh, porque además la puerta sigue abierta. Igualmente hay... algo que... considera importante.

—Crowley —le llama desde el pasillo del baño.

What?

—Ehm... tengo algo aquí para ti... —se humedece los labios.

—¿Un patito de goma?

Yes —sonríe.

—Pues tráelo.

Aziraphale suspira... y cierra los ojos, cruzando el puto umbral de la estúpida puerta abierta.

Está dentro de la bañera, sentado

—Ten —de pie, en medio del baño, ojos apretados y un patito de goma en la mano que no se ve bien aún, porque lo trae en el puño cerrado.

—Acércate más, no llego.

—¿Acercarme a dónde, Crowley?

—A aquí. Da tres pasos adelante.

—Por cierto... ahí afuera... —ahí va, dando los pasos con cierto cuidado.

—Ahora uno a la izquierda. ¿Aja?

—El piso e-estaba resbaloso... —lo da como le dice.

—Ahora otro adelante. Ya me imagino, maldita moqueta.

Well… y había también un escalón. Uno pensaría que en estos países iban a hacerlo mejor y... —lo hace.

—Otro a la derecha...

—Hmm... —lo da.

—Ahora un cuarto de vuelta a la izquierda.

—Esto parece un baile infernal en cámara lenta.

—Bueno, a ti te gustaba bailar esa cosa... comosellame.

The Gavotte.

—Eso. Ahora un paso adelante.

—¿Has pensado en todas las enfermedades de las que puedes contagiarte en una tina de estas?

—Algunas veces he tenido pesadillas con alguien viviendo a bendecirla. Ahora un paso lateral a la izquierda...

—Pasó lateral... ¿¡pues dónde estás?!

—Justo aquí. Sube un escalón —hay decir que no hay escalón así que va a acabar cayéndose dentro de la bañera porque incluso las... maldades tienen niveles diferentes adaptados a cada clase de público. Aunque si le ha hecho dar más pasos de los necesarios solo por reírse.

Qué va, ahí va de cabeza porque Aziraphale siempre dice que no confía en él, pero es una mentira gorda como se va a poner si sigue comiendo pasteles como hasta ahora. Crowley recoge las piernas y se muere de la risa.

En los instantes que sucedieron a que dio ese último paso, Aziraphale tuvo unos instantes de reflexión que le parecieron eternos. Esto parecía ser un accidente, uno de esos accidentes que ocurren cuando uno es un poco torpe e inocente. Pero caerte a la bañera en la que el demonio tentador está desnudo, demonio tentador al que le has permitido hoy abrazarte... y quien parece llevar la tarde al borde de darte un beso, parece ser uno de esos "accidentes" a perfecta conveniencia del accidentado.

Y a pesar de que Aziraphale intentó convencerse muy seriamente a sí mismo de que obviamente él nunca se "accidentaría" así de esta forma, su primer pensamiento al tocar el agua fue que, si el mismo estaba pensando en este asunto del "accidente" a modo, seguramente Crowley pensaría lo mismo. Así que... ¿alguna vez han visto a un gato caer en la bañera llena?

Crowley se hace bolita para no llevarse una patada, muerto de la risa.

Y por supuesto... lo más fácil era echarle la culpa al único y evidente demonio en la habitación.

—Crowley!

El nombrado se ríe aún más con las protestas. Además es que... no es tan fácil salir de la bañera de un salto con las ropas pesadas de mojadas y Crowley no ayuda, desde luego.

Después de intentarlo unas cuantas veces y volverse a caer en el intento, Aziraphale para, mirándole con el ceño fruncido.

—Como patito de goma te doy... un cuatro y medio —se burla sonriendo.

—Ja-ja.

—Prepárate ahora a morir de lepra.

—Voy a salir de esta bañera y tú vas a chasquear los dedos y ni lepra... ni agua —le fulmina—. Darling.

—¿Peste bubónica al menos?

—¿Te parece que quiero tener peste bubónica? —se abraza las piernas... y le mira a los ojos. En la tina. Con él.

—Pues algo habrá de pasarte —aún se ríe y está tan divertido que se le ha olvidado la... Ehm... obvia otra parte del plan de meterle en la bañera con él.

—Lo que va a pasarme ya me pasó.

—¿Ni siquiera un pequeño resfriado? La verdad, no creo que pueda estar yo gastando... —hace el gesto de los dedos mostrándoselos pero no los chasquea—. Tan alegremente —ahora si los chasquea y una toalla que estaba LITERALMENTE a un palmo desaparece del toallero y aparece en su mano.

Aziraphale hace los ojos en blanco con eso.

—ESO es un desperdicio.

El demonio se ríe porque estaba siendo cínico y lo ha hecho con total intención

—Y aun así... vas a tener que hacerlo tú. O cambiarte de ropa.

El ángel abre la boca como un pez.

—Estoy seguro que tras una ardua agonía podrás sobrevivir.

—Además no pretendes arreglarlo.

Arruga un poco la nariz y hace un gesto con las manos echándose hacia atrás aun sonriendo.

—¿Pretendes que vaya mojado a cenar?

—¿Vas a decirme que eres menos resolutivo que un humano para arreglar eso? —se pone de pie, secándose con la toalla.

—No, si no es la falta de resolución...

—¿Entonces?

—¡Es por principio! Tú has hecho esto, tú lo debes arreglar.

—Te has caído tú solo.

—No me he caído yo solo, me has tirado tú.

—Y estás invadiendo mi intimidad —se acerca al espejo y de repente se incomoda un poco, mirándole de reojo porque de hecho, meterse a la bañera no es lo que le ha incomodado. Pero quiere cambiar de estilo y de ropa y tiene que hacer pruebas antes que decidirse y... eso sí que no puede verlo.

—No porque quiera, yo solo... iba a darte el pato, no a... ¡No a meterme aquí! ¡Evidentemente! —Aziraphale vacila un poco al notar ese pequeño grado de incomodidad de Crowley—. Vale, vale... yo lo arreglo —responde y... vale, un movimiento corporal y... ropa seca, bañera vacía, todo en orden.

—¿Ves como sí que sabes?

—Si, si nunca ha sido por falta de conocimiento. Pero no me gusta hacer milagros a la ligera —replica levantándose ahora sí muy dignamente de la bañera

—El milagro hubiera sido que te cambiaras de ropa —se burla mirándose al espejo—. Además, ahora, con esta... inmunidad... nadie va a venir a decirte que haces demasiados.

Aziraphale le mira con ese asunto del cambio de ropa... y se sonroja un poco, sin responder, yendo a la puerta del baño... y cerrando tras él. Por supuesto, va a cambiarse para ti.

Crowley mira la puerta y luego suspira, negando con la cabeza. Bueno, el otro también, ni te creas que no. Esto es una cita.

No es una cita! O sí es una cita, pero... bueno, es igual.

Pues no se lo va a preguntar pero... es obvio que lo es. Después de varias pruebas de pelo/ropa ya está casi convencido de cómo va a ser el rollo, salvo por un detalle.

Ha decidido ir así como de hípster, con barba corta y el pelo largo por arriba y corto de los lados, recogido en una cola. Con una camisa de cuadros negros y grises de manga corta porque es verano... y un pañuelo al cuello y... el problema son las gafas.

Aziraphale no va a hacer tantas pruebas, la verdad... pero en efecto, es verano, y heavens! El calor del desierto. Aunque aquí hay aire acondicionado. Pero ahí va con una guayabera blanca y pantalón caqui.

Y el problema de las gafas es que está tentado a usar unas de... Lolita, con montura de pasta roja en forma de corazón. Porque es verano y están de vacaciones y son desenfadadas y extremadas y está seguro que Aziraphael se va a morir de la risa. Aunque están un poco fuera de su... estética general habitual y eso le incomoda un poco, pero qué demonios, están de vacaciones y venga, ¡son un icono de la cultura pop!

No, no, le vas a parecer muy mono, pero... va a reírse.

Sí, por eso lo hace... un poco. De todos modos ahí sale. Aziraphale está leyendo la carpeta que dijo que iba a leer, muy seriecito él.

—Está bien, ya podemos irnos.

Cuando levanta la vista y lo ve... es que... suelta un pff... Ooooojos en blanco del demonio y se sonroja un poco. Pero venga, Crowley, play it cool. Ya sabías que esto iba a pasar.

—What?

—Esa camisa es distinta a las habituales —sentencia sonrojándose un poco también—. Te hace ver... ehm... distinto.

—Es verano.

—Ya, ya... si yo también traigo esto —se levanta... Abre los brazos y se mira a si mismo con el atuendillo también.

—Estás muy guapo —sonríe.

Vamos, que si le hubieras dado un golpe en la cabeza puede que se quedaría menos sorprendido.

W-What?

—¿Ya has decidido? —Se encoge de hombros y se le acerca.

—¿D-Decidido? —es que sigue en shock mirándole a los ojos con los corazones de lentes que tiene alrededor. Y el debe tener un par de corazones en la cara igual, solo que sin lentes.

—A dónde ir —responde con un movimiento de hombros así... un poco serpenteante. El ángel termina por parpadear y sacudir un poco la cabeza.

—A-Ah... ah. Yes. Yes. Hay... bueno... ehm, he descubierto que esta ciudad es la ciudad de las opciones.

—Bueno, obviamente —se acerca a ver, la verdad, esperaba que le dijera algo de las gafas. Aziraphale le mira otra vez, de reojito y vuelve a sonreír un poco idiota.

—Pero... está este sitio, mira —le muestra un folleto—. Hay comida y bebida, y... un pequeño show... no me odies, pero es de magia y...

—UUUUUUUGH —la PROTESTA, haciendo draaaaaama.

—Venga ya, pleaseeeee. Podemos ir al casino después —sonrisita.

Ooooooojos en blanco, que morro tienes, como si no lo hubieras traído aquí expresamente para esto.

—Vale... pensé esta otra posibilidad —ofrece—. Está este restaurante sin... show. Aunque vas a perderte del mejor mago de Las Vegas. ¡EL MEJOR!

—¿Qué tal si vamos al del mago... y luego me debes una y vienes a jugar?

—¿A jugar... yo? —vacila —. Vale, pero solo... porque quiero ir al mago. Y la verdad vale la pena, vas a arrepentirte si no vamos.

—Seguro, llorando por las esquinas —suelta con ironía mirando su teléfono.

—Exactamente... —le mira—. Al menos está en este mismo hotel.

—¿Y a qué hora es?

—La cena es a las nueve, el show empieza a las diez...

—Ah, entonces hay bastante tiempo para beber lo suficiente para que sea divertido.

—Y... ver el atardecer —se sonroja un poquito y no le mira, en realidad, aclarándose la garganta.

—Ah... es verdad, que lo has dicho. Pues vamos.

Aziraphale asiente, yendo a la puerta.

—Aunque te advierto, un solo comentario sobre la inefabilidad y te dejo tirado en el desierto.

—Bueno, esas gafas son bastante inefables... —murmura sonriendo de lado.

—¿Disculpa? ¿Qué tienen de inefable? —se las baja un poco y le mira por encima de ellas mientras salen.

Aziraphale sonríe porque es que así puestas a medias aún son... no sabe si mejores o peores.

—Es imposible... explicar cómo te ves con ellas.

—¿Pero te gustan? —le guiña un ojo, flirteando.

—M-M-Me... Me... Se te ven... Quien... ¡Ni siquiera hubiera yo pensado que tú podrías usar unas gafas de esas! —el chillliidito histérico. Eso DEFINITIVAMENTE no es un no.

—Oh... vaya, no pensaba que te iban a gustar tanto —responde riéndose y volviendo a subírselas.

—¡No he dicho que me gusten!

—No, bueno, si tuviera yo que hacer caso de solo las cosas que dices...

—¿Qué quieres decir con eso? —Abre la boca.

—"Vade retro, satanás" —le cita y se encoge de hombros, sonriendo.

—Pues justamente eso deberías hacer, pero... no. Eres necio —protesta un poquito empujándole un poco—. Anda, vamos.

Crowley se ríe, andando hacia donde le empuja. Aun así, cuando llegan a la puerta... el ángel no le suelta del todo. Quedándose un poquito más cerca de lo que es habitual sujetándolo un poco de la camiseta por la espalda.

—El caso es que son un poco como... la sombrillita.

—Ya sé que son como la sombrilla. No he dicho que sean feas, solo he dicho que son... inefables.

—Usas tanto esa palabra que ha dejado de tener sentido.

—Inenarrables —agrega y, se sonroja un poco.

—Eso solo me dice que o eres tonto, que ya sé que no lo eres, o que deberías leer más —se burla.

—Me lo dice el que asegura no leer en lo absoluto.

—Pues no lo hago...

—Lo bastante poco como para no saber que inenarrable y inefable... no es lo mismo.

—¡Sé que no es lo mismo!

—Empiezo a dudarlo... pero está bien, eso nos evita bochornos.

—Sí, claro, mucho que te avergüenzo yo a ti —ojos en blanco.

—Ya vas a empezar...

—Pues es que dime ¿¡En qué demonios te avergüenzo yo a ti!?

—Pues... desparramarte en una silla en el Ritz en vez de sentarte...

Crowley levanta las manos dramáticamente como clamando al cielo.

—Aun así, yo nunca me quejo —qué va.

—"Oh, good looord" —le imita, mirada de desaprobación incluida.

El ángel chasquea la lengua llegando a nuestro querido fan destacado... el coche.

Crowley lo abre con un chasquido de dedos. Aziraphale mira el coche, vacilando un poquito. Querría... poder, ehm... subirse como estaban la última vez.

Pues eso vas a tener que hacerlo tú...

Ehm... no. Pero ahí va a subirse a su lado y a sentarse... un centímetro más hacia Crowley de lo que habitualmente se sienta, que para el tamaño del coche, es bastante.

Crowley arranca saliendo del parking, la verdad, no muy seguro a dónde debe ir. Y secretamente pensando que cuando le dé un minuto, tiene que buscar en wordreference inefable e inenarrable. Solo por si acaso.

Well...

Yes?

—El mundo no terminó...

—No, no lo hizo —le mira de reojo y sonríe. De verdad que las gafas de corazones no te ayudan a la causa.

—Y todo... volvió a la normalidad —manos en las rodillas, todo estiradito.

—Bueno, más o menos —mira por donde va.

—¿Sientes al coche... distinto?

—No, pero lo siento como si se estuviera esforzando extremadamente para no serlo.

—Bueno, fue una experiencia traumática.

—Para todos —asiente.

—¿Para ti lo fue? —pregunta en un susurrillo

—¿Cómo puedes pensar que no lo fue? Llegué en un bloody coche en llamas sostenido solo por mi fuerza de voluntad, vino Belcebú, vino Satán, no tenía ni idea de que iba a hacer ese crío... comosellame ¡Tú habías sido descorporizado como dos horas antes! ¡Y vi arder la librería!

—Pensé que no podría volver... de hecho tuve que lanzarme a la tierra sin cuerpo.

—Sí, ya noté lo que le hiciste a esa pobre mujer...— le mira de reojo.

—No podía no volver.

—Sí el niño no te hubiera... devuelto tu cuerpo...

—¿Hubiera sido tan grave?

—Hubieras tenido que ir poseyendo gente —le mira.

—Me refiero a... bueno, seguiría siendo yo.

—O habrías tenido que compartirlo con ella. No creo que te gustara a lo que se dedica.

—Quizás podría... haberme ido a algún otro sitio que no requiriera este cuerpo —le mira de reojo un instante.

—¿Cómo cuál?

—Es igual, prefiero estar aquí. Ya me acostumbré y... he aprendido a usar el tube al fin —aunque estaba pensando en alpha centauri... la verdad.

—Aun así, un día de estos voy a enseñarte a poseer un cuerpo —responde y ni siquiera tú puedes ser tan idiota de no notar lo que acabas de decirle.

Aziraphale levanta las cejas y le mira de reojo un instante, nerviosito. Mueve los dedos en sus rodillas.

—¿Crees que no sé? —pregunta... ejem...

—Pues no pareces muy ducho. No se supone que el anfitrión tenga que estar... consciente —le mira, carraspeando e ignorando la connotación—. Además, imagina que no te lo devuelven... no sé si habría sido lo mismo que cada vez que nos viéramos hubiera estado ahí esa señora a comentar la jugada —mira alrededor y ya fuera de la ciudad, este le parece un buen sitio. Sale de la carretera al arcén, parando el coche—. Por no hablar, de nuevo, del asunto de que le dejaras seguir ejerciendo... y no me refiero a lo de médium como me contaste —añade, intentando imaginarse a Aziraphale en el cuerpo de Madamme Tracy mientras ella... respondía a los caballeros que iban todas las tardes salvo los jueves.

Primero le había dado una punzadita de celos, pero luego le había imaginado haciendo comentarios aportando datos curiosos y observaciones educadas a mitad de todo el intercambio.

"Disculpe, caballero, pero creo que de verdad le ayudaría tomar más fibra y tal vez debería ir al doctor, realmente esto no es normal."

"Ahora que la conversación ha decaído, ¿alguno de ustedes sabe de dónde viene el término utilizado para describir esta actividad? porque tiene un origen muy curioso ya que en la edad media..."

"No les molestará que me ponga a hacer crucigramas mientras terminan, la verdad es que siempre me aburre un poco esta parte."

Y la verdad le había parecido hasta cómico que así fuera, aunque la llama de la duda de si en realidad iba a empezar a disfrutarlo no era fácil de extinguir.

Good Lord! —Aprieta los ojos con cierto desagrado/medio escándalo—. Menos mal nunca llegamos a... podía desposeerla de ser necesario, ¿sabes? Solo estaba siendo amable.

—Por supuesto, por supuesto —se ríe.

—No, no. Por supuesto. Vamos, que cada quien es libre de tener el oficio que mejor le convenga, pero ese claramente no es uno que yo elegiría.

—Aun así, no deja de sorprenderme que eligieras una de... nuestras almas.

—¿Quién? —le mira, sin entender.

—Madame Tracy... no la van a aceptar en el cielo con esa profesión.

Aziraphale se humedece los labios con ese asunto de "nuestras almas" que vuelve a poner a Crowley en el maravilloso Team Hell en el que ahora mismo no le gusta que esté, por la demonio que siga siendo.

Si te consuela, él ni quería, solo se equivocó cuando se dio un garbeo por ahí abajo.

Sus almas... Independientemente de su profesión, Madame Tracy ES una buena mujer —mira hacia el desierto y entrecierra los ojos.

—Te aseguro que si yo hiciera las normas serían muy distintas... —se defiende mirando también a lo lejos. Aziraphale se humedece los labios.

—No sé cómo es que eventualmente quizás tengamos que volver ahí —admite.

—¿Ahí?

—Yo al cielo y tú al infierno.

—Pues eventualmente van a decidir que no pasó lo que pasó y todo sigue como siempre y...

—No quiero... —susurra.

—¿Y qué quieres?

—Pensar que eventualmente voy a querer otra vez —bromea, mirándole de reojo un poco, moviendo las manos en sus rodillas porque... estar aquí, con él...

—¿Querer... volver? Si te consuela, creo que Gabriel va a tenerte un poco más de respeto en adelante.

—Lo que digo es que es posible que tarde o temprano necesitemos volver. Y si es el caso no quiero... ser tan infinitamente poco feliz con la idea de volver como lo hago ahora.

Crowley le mira de reojo unos instantes laaargos y luego se vuelve al horizonte, sonriendo de lado.

—Ehm... y tampoco... —Aziraphale no le mira, aunque nota que Crowley sí lo hace—. Tampoco me hace ninguna ilusión que vuelvas tú.

The sun is nearly gone... —empieza el demonio en un susurrito, mirando al frente—. The lights are turning on... a silver shine that stretches to the desert —se gira a él—. We've stumbled on a view, that's tailor-made for two. What a shame those two are you and me —recita burlándose un poco de él.

—Interesantes canciones te sabes tú... ya podrías haberla cantado —Aziraphale le medio fulmina aunque sonríe.

Some other girl and guy, would love this swirling sky but there's only you and I... And we've got no shot —le canta, burlón, moviendo un poco una mano. Señalando el cielo y luego a ellos dos.

—En eso tienes razón —asiente sonrojándose un poco con el corazón acelerado porque... es que están en el puto desierto viendo el atardecer, y Crowley le está cantando con unas gafas de corazón. Maldita sea!

This could never be—le señala a él y luego a si mismo—. You're not the type for me and there's not a spark in sight. What a waste of a lovely night —acaba señala el cielo otra vez.

Y es que a cada frase, Aziraphale piensa que definitivamente no podría ser más equívoca. En lo absoluto.

—Es la canción PERFECTA para nosotros.

—No tienes ni idea de... de donde es —Crowley se ríe, notándolo.

—Ah... ¿no la acabas de inventar?

—¡No, claro que no!

—Oh, vaya... quedaba tan bien. Y es completamente tu estilo... —le pica.

—¡No seas idiota! —protesta, porque además es de un estúpida película romántica, así que aun peor.

Aziraphale se ríe un poco, mirándole protestar y es que... al final se está tan bien aquí. Aquí, justamente aquí con él, en el coche, a medio desierto hablando de canciones tontas. Podría estar aquí toda la eternidad. Así que... momento de cara de idiota enamorado, on.

—Es perfecta para tí que eres todo así... ridículo, por eso te la he cantado

—Ridículo —se ríe.

—Yes... —vuelve a mirar el cielo y luego a él.

Aziraphale mira al cielo de reojo a donde ha mirado, y se humedece los labios, pensando solo por un segundo qué ocurriría si... el fuera quien le besara. Sacude la cabeza con la idea.

—Yo no voy cantándote por ahí esas cosas.

—Lo cual es bastante raro.

—¿Raro? No, no es raro. Lo dices como si fuera yo por ahí cantándoles todo a todos. Cosa distinta sería... sacar monedas de tus orejas, por ejemplo. Pero eso no te gusta.

—No empieces —protesta poniendo ojos en blanco y echando atrás la cabeza en drama—.De todos modos tampoco voy yo por ahí cantando de normal —añade.

—Menos mal... a saber a cuanta gente encandilarías.

—Aunque, a diferencia de ese asunto tuyo con la magia... a mí no me molesta que me cantes —carraspea un poco.

—Tal vez por eso solo lo hago contigo —le mira de reojo.

—Eso me parece saludable.

—No creo que mi salud peligrara de otro modo.

—Mentalmente saludable.

—Para no estarte quejando... vale. No más canciones para ti —ojos en blanco.

—¡No! —protesta—. Venga ya, estás muy sensible.

—No, no... ya está —hace un gesto con las manos de aquí se acabó... aunque sonríe un poco, pero es que no es tan fácil todo esto tampoco para él.

—Crowley —chillonea un poco porque es que NUNCA es Crowley el que declara que las cosas se acaban—. Ese es mi diálogo, ¡no me lo robes! O voy a empezar a cantarte yo a ti algo y vas a morirte.

—¿El qué? ¿Un salmo? —responde muerto de risa.

—El padre nuestro, quizás

—El halleluya hace más para ti.

—¿Esa es una indirecta?

—¿De qué?

—Eso quisiera yo saber —se incomoda, mirando al horizonte otra vez y al paso que van debe ser ya casi del todo de noche.

—En realidad no...

—A-Aunque... bueno. Como bien decías cuando llegamos, todo ha cambiado en alguna medida...

—¿Quieres decir que podrías empezar a apreciar buena música para variar?

—Para variar, quizás podría empezar a apreciar algunas cosas.

—Hombre, yo diría que algunas cosas ya las aprecias.

—Un buen vino y una buena comida, yes —replica el ángel haciendo los ojos en blanco proque se refería a... otra cosa.

—Los libros... yo...

—¿¡Tú?! —le mira de reojo ligeramente escandalizado. El demonio sonríe y se encoge de hombros...

—Los crucigramas —sigue—. Los conciertos en el Albert hall, las obras de Shakespeare.

—Eso sí —asiente sonriendo un poquito.

—El champagne del Ritz, el sushi... El parque de St. James.

—Vale, vale... ALGUNAS cosas sí. En sí me refería a estas cosas raras que te gustan a ti y que... bueno, he tenido que soportar.

—¿Cómo qué?

—La música que acabas de cantarme —le pica, sonriendo de lado. Ojos en blanco de Crowley—. O el coche —como si no te gustara tanto como a él. Hasta pat pat le hace en el asiento—. O... cielos, esas gafas, my dear.

—De todo lo que podría haber en esa lista...

Aziraphale se ríe

—Por ejemplo, tú compañía como la cosa más insoportable de todas —pero que a ti te gusta, era la otra condición para estar en la lista.

—Bueno, eso... es perfectamente obvio. Pero insistes tanto que, bueno... no queda más que vernos.

—Forma parte de mi inefable plan demoníaco —responde mirándole de reojo.

—¿Ahora tú también tienes un plan inefable? —se ríe un poco.

—¿Uno? ¡He tenido un millón en los últimos seis mil años! —le mira todo escandalizado.

—Si son tantos no serán tan inefables. ¿Cuál es el plan actual? —le mira de reojito.

Make you fall.

Aziraphale levanta las cejas y le mira. Crowley le sonríe.

F-Fall?! —el escándalo angelical de nuevo, el demonio mira adelante otra vez sin dejar de sonreír—. Vamos, que quieres llevarme del todo al camino del mal —protesta un poco, pensando en cómo pretende hacer esto.

In love —añade en un susurro prendiendo el coche a la vez, sin mirarle.


Hemos mencionado los reviews antes, verdad? :D