Crowley no va a pararse ahora que ha tomado carrerilla.
El ángel mueve la mano de su pecho hasta la base de su cuello así medio por instinto. Él dirá que para pararle...
No le va a parar, empieza a cerrar los ojos y a entreabrir los labios.
No, no le va a parar. De hecho es que no va a intentarlo siquiera realmente. Entreabre los labios y le mira, sin cerrar los ojos. Quizás fuera a ser condenado, pero esto... a él... le parecía la cosa menos aberrante en el universo.
Está bien que nadie esté intentando matarle ahora mismo.
¿Está bien? Sí. Eso siempre está bien. ¿O por qué lo dicen?
Para variar...
Igual Crowley le plancha contra la bañera con el beso.
Aziraphale le pone una mano en la mejilla, y termina cerrando los ojos. Al fin. EL beso tan ridículo y humano para todos los demás y tan absolutamente perfecto para él.
Pues hoy lo merece, después de todo lo que han hecho.
Lo merecen ambos. Ajem... más Aziraphale, dice él.
Bueno, Crowley está de acuerdo ¡Aunque él ha pasado mucho miedo!
Ya tendrá oportunidad Crowley de merecerlo. Por lo pronto Aziraphale le aprieta contra sí para quitarle todo ese miedo infinito. ¡Que desde luego debe haber pasado!
El frío le está quitando.
Oh... eso, considerando que Aziraphale hoy ya... va a tener considerablemente menos problemas que Crowley pero no creo que no tenga ninguno, lo que creo es que va a... sorprenderse un poco cuando lo note.
De hecho es más necesidad de afecto y contacto físico que algo sexual...
Sí, absolutamente sí. ME parece que va a ser... un efecto colateral, no especialmente desagradable, pero... definitivamente no el tema principal para ninguno.
Exacto. Aun servirá de algo que no les puedan ver en público.
¿Les servirá para que nadie les interrumpa el beso esta vez?
Sí, porque luego en el Ritz estas cosas no las hacen
No, ni las harán.
Ya empezamos con las reglas...
Pues desde luego que sí, ¡unas muy estrictas!
Ahora no sabemos si quiere que las rompa o... cómo.
Ya sabíamos que eso iba a ser un gran problema. ¡Ahora va a querer romper todas las reglas!
Bueno... no es como que les haya hecho nunca mucho caso de todos modos.
¡Pero ahora va a parecer que a él le gusta que las rompa! Y no le gusta... casi nunca.
Sí que le gusta.
¡No, no le gusta! Como no le gusta él.
Exacto.
¡No! Aunque, Aziraphale, querido... sinceramente tu posición actual no ayuda en lo absoluto a tu argumento.
¿No qué? Si le estamos dando la razón.
¡Pero ya les conocemos! Y nos están dando la razón a modo "claaaaaro, no les gusta" ¡Y no es así!
No, estamos dándole la razón en que no le gusta como no le gusta él.
Ya, pero eso parece implicar que él sí le gusta.
Eso depende de cómo quiera leerlo, si cree que es así como se debe leer, será por algo.
Lo... tolera. Como un mal necesario.
Claro... Y Crowley a él lo...
Quiere.
Presiona más contra la bañera.
Anda, ahora pretende ahogarle.
Nah.
Estábamos pensando que... dado que no TIENEN que respirar... este va a ser un beso sumamente largo. Aziraphale... extraña el pelo largo de Crowley, por cierto, podría enredarle los dedos en el en este momento.
De hecho, se lo cambió en las Vegas, porque ya no estamos en los noventa. Era largo de arriba como para traerlo en una colita y corto a los lados con barba. O sea, es que tiene que dar vergüenza ajena en diez años.
Igualmente, vale, es que le ha visto de tantas, TANTAS formas que... pff. Una más. Tan lindo que se ve. Le enreda las manos en el pelo, hay que aprovechar cuando lo trae largo, va a despeinarle felizmente.
Bueno, en resumen... No crean que no se ve guapo así, solo que en efecto en diez años dará pena.
Pues como cada vez. Será que su bigote de la M25 no la da.
Terriblemente o su barbita de Shakespeare, o su corte John Lennon o las patillas... aunque Aziraphale también trae patillas.
Aziraphale se la lleva en esa escena con su sombrero con ricitos.
Bueno, el de Crowley de la bastilla es terrible. Pues anda que los zapatos de Aziraphale en la bastilla que tienen charolpower.
¡Hablábamos del pelo! ¡Era la moda de la época! ¡Crowley tiene dos rulos sobre las orejas!
Eso también era moda. De hecho, seguramente más extremado y sofisticado.
Aziraphale se separa del beso después de un rato infinitamente largo y simplemente abraza a Crowley, hundiéndole la nariz en el cuello (antes de que les saquen de aquí, quería hacer eso). Crowley vacila un instante y le abraza de vuelta
—Thank you... —susurra el ángel.
—¿E-Estás... bien?
—Mejor que nunca, my dear...
Sonríe un poco aliviándose, sin darse cuenta de la tensión que estaba porque aun creía que iba a decir que no.
—¿Estás bien tú?
Asiente suavecito, Aziraphale sonríe un poco y le toca el pecho con suavidad.
—¿Este... ha sido suficiente para llevarse el título?
—Podemos repetirlo para intentar mejorarlo...
—Lo sabía... —se ríe el demonio.
—No parecías saber nada, no te hagas el que sabía. ¿Qué supones que sabías? —pregunta estirando un poco las piernas, sin dejar de estar hundido en su cuello.
—Insatiable —susurra en su oído, acusándole.
—No es... ugh —Se sonroja de muerte haciéndole reírse más—. ¿No quieres repetirlo? Quizás... deberíamos salir de aquí. De hecho... estás temblando.
—Sí que quiero.
Se estira un poco y le da un besito, perdón pero es que tenía ganas de los besitos desde hace un rato largo.
—Tienes frío —Ajem, o quizás no es frío por lo que Crowley tiembla.
—Y aun así la idea del baño ha sido esplendida.
—Como casi todas las ideas.
—Sobre todo las mías.
—Hablaba yo de las mías, evidentemente —le da otro besito, en la mejilla y vacila, porque si se quita es como si se rompiera el encanto y recorrer otra vez la distancia hasta el punto de estar así de cerca... cuesta trabajo, pero Crowley tiembla.
Las serpientes son seres de sangre fría y sí, sí tiene frío.
Una serpiente con frío.
Pues siempre tienen frío.
Sí, sí... pero Crowley no siempre tiembla.
Está bien, really, come on. Estornuda.
Vale, de una poca mal gana Aziraphale se hinca entre sus piernas para levantarse. Y hello, little angel!
Crowley se gira, pasándose un poco la mano por la nariz.
Crowley haciendo cof cof cof... avergonzado. Ja.
Aziraphale levanta las cejas y se cubre con las manos un poco. Vamos... que... cielos. Ehm... el indicador masculino de placer sexual si le funciona y no lo sabía.
¿Eh? No, es por el estornudo. Ahh! Ehm... vale.
—God bless you —responde Aziraphale sin pensar, igualmente levantándose.
—Aaaaaagh! —eso, además medio mátalo.
—Ay, ay, ay... perdóname —pide apretando los ojos y tratando de salir de la tina y la verdad resbalándose un poquito torpemente.
El otro se lleva las manos a la cara porque eso le ha dolido un poco e intenta sostenerle.
—Ya estoy, ya estoy. Venga... te ayudo a ti.
—Si pretendes matarme en serio dímelo ya y ahorrémonos rollos
—No seas dramático. Anda, dame la mano.
—¿Dramático yo? ¿Quién va por ahí bendiciendo a diestro y siniestro? —se la da.
—Lo he dicho sin pensar —tira de él. Deben verse monísimos ahí los dos desnudos... eso sin duda.
Aziraphale levanta las cejas cuando le mira de reojo y nota que el beso le ha afectado, no puede evitar mirarle un poco más intensamente de lo que debería, antes de parpadear y aclararse la garganta.
—¡Nada más faltaría que lo hubieras dicho expresamente! —exclama el otro en su propio asunto, sin notarlo.
—E-Expresamente. No. No. Vamos... saca un pie que no quiero no matarte pero que te descorporices además desnudo y... así te verás muy mono en el infierno haciendo todos los trámites.
—Te daré todo el crédito —responde haciéndolo.
—Probablemente para este momento ya lo imaginen... si no es que ya lo saben con lo que ha pasado hoy...
—Puede, no creo que les importe, de todos modos.
—Bueno, esta... ha sido una experiencia interesante. Mira que... hace tiempo no tenía experiencias nuevas en la tierra... pero las cosas que consiguen mis colegas... —Le sonríe un poco soltándole en cuanto tiene los dos pies en el piso.
—Bloody hell —protesta, porque esa definición... le ha puesto más pasión al sushi algunas veces. Él lo ha oído. Y luego chasquea los dedos vistiéndose porque tiene frío.
Levanta las cejas. ¡Eres un drama, Crowley! Y después de todo lo que ha pasado hoy, al menos considera que puede vestirse con un milagro y que le den a Gabriel. Hace un gesto con la mano y un chasquidito... ya está vestido.
—Bloody hell?
—En el ranking de postres... —sí, sabe que lo tienes. Todos lo sabemos, ahora no te hagas el idiota. Toma la manta y se vuelve a envolver.
—Ehm... eso no voy a decírtelo —se sonroja un poco, pero sonríe tontamente. Ojos en blanco—. Pero sé que estás esperando oír crepes...
—Ya sé que esa batalla está perdida hace muchos años.
—Hay un problema serio con asignar a cualquier cosa... el nivel de las crepes
—A cualquier cosa... vaya.
Le mira a los ojos, Crowley le está vacilando.
—A las cosas especiales y bellas, como tú —ahí tienes el revés.
Parpadea y el ángel sonríe más, porque ahora le está vacilando a él.
Play it cool, play it cool, Crowley, no tiembles.
—¿Q-Qué? No seas... ridículo.
Aziraphale levanta una mano y le hace un cariño en la mejilla. Aparta un poco la cara porque se ha sonrojado y lo sabe.
—El problema de que esto que ha pasado hoy sea "crepes", my dear... es que no hay nada mejor que crepes. Y... yo tengo fe en que haya aún muchos momentos así, quizás aún mejores... nunca dejas de sorprenderme —le da un besito en la mejilla.
—A lo mejor podría estar por encima de las crepes.
Aziraohale se ríe un poco, pensando que siempre está MUY por encima de todas las crepes, del sushi, del vino y de los libros. Crowley tiene una escala aparte, mejor que todas las otras escalas juntas.
—A lo mejor —responde el muy cínico, asintiendo un poco.
—Well... who cares, anyways? Yo no, desde luego.
Aziraphale se ríe un poquito, porque está tremendamente contento en este momento, moviendo las manos para acomodarle la manta y abrigarle bien.
—¿Y en la escala... canciones de Queen?
El demonio le mira, porque ni sabía que había un ranking de canciones de Queen. O sea, seguramente lo hubo, en algún momento. Y luego volvió a dejar de haberlo y cíclicamente fue cambiando y... el caso es que no tiene ni idea de cuál cree el ángel que es el ranking.
—Ehm... Killer queen.
—Killer... queen?
—She keeps her Moet et Chandon
In her pretty cabinet
"Let them eat cake", she says
Just like Marie Antoinette —le canta un poco, para que sepa cuál es—. Eh... no?
—¿Soy yo una killer queen?
—¿Qué? ¡No!
—No sé... qué... me quieres decir con esa canción. Es bueno o malo.
—Pues tú pediste la posición en el ranking. ¿No? —la verdad, te ha dicho lo mas aleatorio que se le ha ocurrido.
—No creo que esa sea en lo absoluto tu canción favorita.
—¿Y cuál es? —anda, ahí está. La PREGUNTA.
Aziraphale debería saberlo... No, no lo sabe ni Crowley. Por eso es LA pregunta.
—Fat bottomed girls.
Pero es posible que diga la que diga, si no es muy aleatoria, la... oh. Olvídalo.
—Wait a minute!
Aziraphale no le mira, girándose un poco.
—¿Desde cuándo te sabes el título de una canción de... quien sea, posterior a mil setecientos?
—Tú SIEMPRE piensas que no te escucho...
—Porque no lo haces.
—Sí lo hago. Te he escuchado CANTAR esa canción —y en realidad... le hace gracia que la cante.
—Bueno, ¿y qué?
—¿En qué lugar está esa que has dicho?
—No tengo ni idea —sonríe de lado.
Aziraphale hace morritos porque eso no es ni remotamente... parecido a crepes. Ni siquiera es tiramisú.
—Vaya, así que podría ser el último.
Ojos en blanco. No puedo creer que le pongas ojos en blanco cuando tu acabas de ponerte celoso de unas crepes. Sale a sentarse al sofá otra vez, el ángel frunce el ceño yendo tras el... porque es que...
—No puedo creer que... —protesta
Crowley vuelve a hacerse bolita dentro de la manta y a estornudar. Aprieta los ojos... ese es un MUY buen movimiento.
—¿Algún día te enfermas? —pregunta yendo por otra manta para echársela encima.
—Nah... —no, claro, esto de ahora es normal, ¿Quieres decir que hay demonios a los que no les hace un exorcismo cada semana?
—Estás estornudando... —se la pone por encima.
—Sí, bueno... me habrá entrado algo en la nariz —se acomoda dentro de la segunda manta, cerrando los ojos.
Aziraphale toma un libro y luego otro... y luego uno más, acercándolo a la mesita. Y... se sienta en el mismo sillón que está Crowley.
Es casi automatico que se deja caer sobre él. Ojos cerrados. El ángel sonríe un poquito, abrazándole y subiendo un poco los pies al sillón para acomodarse mejor.
—Solo porque te sientes mal... —se justifica.
—¿Eh? —se mueve con él sin saber de qué habla y se está empezando a quedar dormido otra vez.
Ya lo suponía. Si se h traído libros para eso. Aunque puede evitarlo... por lo pronto solo le acurruca, sonrojándose un poco y dándole un besito en la mejilla.
—No te me vas a dormir un siglo, ¿o sí?
Sonidito de satisfacción como única respuesta. Ojos cerrados.
—Porque si ese es el caso estás poniéndome el matarte muy fácil —le quita la liga que le medio sujeta el pelo largo, pasándole los dedos por el... y sonrojándose otra vez. Ni siquiera protesta ya—.¿Crowley? ¿De verdad vas a dormirte?
—Nnn...
—Ugh
—Mmm?
Aziraphale piensa en darle otro besito... ajem, solo para ver si despierta. Se sonroja. Pero... es que esto no va a durar para siempre y cuando se rompa el encanto no podrán verse ni hablar hasta dios sabe cuándo. Crowley puede dormir todo el tiempo si quiere entonces.
—Deberíamos planear que más vamos a hacer. Y quizás podrías contarme The Sound of Music, porque no veo cuando la vamos a poder terminar y...
Justifícate todo lo que quieras, bastard. Ugh, es que si se siente culpable por no dejarle dormir.
Y Crowley... ¡Maldita sea! Crowley le calla la boca con un beso... Ojos cerrados y todo, por lo visto es una nueva habilidad.
¡Mira que rápido ha encontrado la forma de usar esto a su favor!
Peeeero, adivina quien tiene un cliente.
Aziraphale no se esperaba que le callara así, sinceramente. ¿¡U-un cliente?!
Lo siento, muchacho, tú pusiste los horarios de apertura rarísimos para espantar a los clientes, pero algunos son tan persistentes que no entienden la indirecta. Así que...
Noooo ¡Estamos cerrados! Por... inventario
Aun tienes que salir a decirlo.
¿Y a medio beso? Really?
No creerías que como ya... una vez, ahora íbamos a permitirte.
—E-Espera... hay... hay alguien —se separa e incorpora asustado además de pensar que sea otra vez alguien que viene por ellos
—¿Eh? —se echa para atrás para dejarle.
—¡Hay alguien! —susurra un poco en pánico, levantándose del todo—. Quédate aquí.
Crowley parpadea y se frota un poco los ojos, arrodillado en el sofá, dentro de las mantas.
—He-Hello? —sale todo sonrojado... y estás despeinado también, querido, aunque no lo creas. Ah, bueno, pero él siempre lo está.
—¡Ah! Hello! —saluda el chico que hay fuera, joven y de aspecto universitario—. ¡Menos mal! ¡Llevo una semana intentando averiguar los horarios comerciales de esta tienda!
La cara de alivio del ángel al ver que es un chico normal y corriente.
—Ohh... en realidad, ehm... había cerrado ya. ¿Que necesitas?
—Nooo —hasta lloriquea un poco—. Please, le prometo que será rápido. Estoy estudiando literatura y necesito esta bibliografía para mi tesis y este parece ser el único lugar en Londres donde encontrar estos títulos —explica desesperado, buscando la hoja de su bibliografía.
—Ohh... cielos. ¿Son muchos? —se le aceeeerca. Sí, lo son, pero más de dos lo son para ti, así que...—. Hmmm... ¿te los busco para la semana entrante? —ofrece.
—¿En qué momento podría pasar a recogerlos?, aun no entiendo muy bien los horarios.
—Ehh... tenemos horario flexible. Pero... hmmm... la próxima semana a esta misma hora.
—¿L-Las tres de la mañana?
—Ehm... un poco más temprano si quieres.
El chico le mira porque... nunca pensó que la vida universitaria fuera a ser tan dura. La sonrisita cáustica del ángel. Junta las manos, mirándole.
—Ven a las diez.
—Oh... ¡Oh! ¡Gracias! —sonríe aliviándose con ello y de repente empieza a oírse música desde dentro.
El chico parpadea al oír la música porque no esperaba que... o sea, ¿se habrá encendido sola la radio?
La sonrisa absolutamente idiota del dueño de la librería puede hacerte cambiar de opinión, chico.
—Oh... Wagner...
—Ah... ehm... no sabía que tenía usted compañía.
—Umm... yo... ehh... no... b-Bueno no, no es lo que... no. No, no. E-Es solo un conocido, que vino de lejos y... estábamos poniéndonos al día. Ehm.
—Entonces... ¿la semana que viene?
—¿Ehh?
—Me lo ha dicho usted. ¿Podría asegurarse si los tiene todos?, así podría buscarlos en otro lado los que no
Aziraphale toma la hoja... y es que esta 90% en poner atención a la música, 10% en ponerle atención al chico.
—Hmmm... sí, si debo de... bueno, la mayor parte...
—Sobre todos estos —señala —. Me han dicho que son muy difíciles de encontrar.
—Ahm... estos...
Se oye algo rompiéndose ahí atrás. Aziraphale levanta las cejas
—Eh! ¡No me desarmes nada!
—¡Ups! ¡No pasa nada, no era nada importante! —responde Crowley desde dentro.
—¿Qué era?
—Nada importante, sigue, sigue —hay una pequeña pausa—. ¿Tienes algo con lo que... ehm... secar... digamos... otro algo? Es una pregunta para un amigo.
—¿¡Secar?!
—No, o sea... hipotéticamente. Digamos que... papel.
—What?!
—Y cuero. Puro interés académico.
El muchacho parpadea mirando a Aziraphale con esta conversación y se sube las gafas.
—¡Cuero! ¡Como haya sido una primera edición! Te prometo que te... te... ¡no te vuelvo a hablar!
—La verdad, no estoy seguro que no sea uno de esos... comosellamen. Incubables o whatever.
—¡Incunables! —chilla el ángel y mira al chico—. Los tengo todos. Próxima semana. ¿Me disculpas?
—Ehm... Y-Yes?
Ahí se va corriendo para dentro.
¿¡Qué haces?!
Crowley está ahí envuelto en las mantas, bebiendo vino y mirando su teléfono.
—¿Qué tiraste?
—¿Tirar yo?
—Sí, sobre un incunable. Con N.
—No sé de qué me hablas...
Aziraphale abre la boca incrédulo y levanta las cejas.
—Pero hace solo un segundo tu... tú me... ¡me estabas diciendo! Y sonó el... —entrecierra los ojos. Crowley intenta no sonreír pero es que se le escapa, no puede—. Te conozco, serpiente.
—Sigo sin saber de qué hablas... aunque eso no es algo fuera de lo común.
El ángel se le acerca, buscando por aquí y por allá.
—¿Has empapado algún libro de vino y luego has chasqueado los dedos y lo has limpiado mal, como siempre?
—¡Claro que no! ¿¡Por quién me tomas!?
—Por Anthony J Crowley.
—Pues le juzgas muy mal al pobre diablo.
—¿Ah sí? ¿Y cómo debería juzgarle? —se le planta enfrente con los brazos cruzados.
—Con... piedad, misericordia, bondad y... amor —se sonroja con la última palabra.
—Amor —repite, y se sonroja también. Podía haber repetido Piedad, o Misericordia... o bondad. Pero no. Ha decidido repetir AMOR. Descruza los brazos.
—¿N-No? —carita de falsa inocencia.
—¿Tu qué crees? —pregunta dando un pasito hacia él. A veces, muy a menudo de hecho, agradece que Crowley no pueda sentirle. Sentir lo que el siente... porque se sorprendería o quizás no tanto
—Que la jueza debería ser Dios. Aunque para la sentencia de la última vez...
—Dios podría estar tranquila.
—Parece estarlo a pesar de todo así que... será que no le parece mal.
Aziraphale levanta las manos y le acaricia un poco la cabeza.
—Es verdad —le da un besito en la frente.
Crowley sonríe de lado porque se ha salvado de la bronca.
—Hmmmm... —¡No se vale ponerle suavecito para librarte de las broncas!
El demonio le abraza de la cintura para tirarle sobre él y el ángel se ríe un poco, cayéndosele encima porque... es que está demasiado embobado. Crowley también le mira a los ojos sonriendo.
—Ay, Crowley... —se ríe un poco acariciándole la mejilla y sintiéndose un poquito como Adán en el paraíso, siendo seducido por Eva a comerse la manzana prohibida. Pero es que... sus ojos. Y su cercanía... y su sonrisa.
—¿Qué? —compleeetamente perdido en sus ojos.
Sonríe un poquito más porque... ni siquiera puede explicar lo que siente él y el amor que siente salir de Crowley. Es...
—Esto es lo que es... inefable —susurra mientras le acaricia un poco más el pelo—. Tu... y yo.
—Ugh, no seas cursi, ángel —protesta porque lo estás sonrojando.
—Anda, ahora quien se queja...
—¡Pues es que escucha lo que dices!
—¿Qué digo?
—Cursiladas. Uno tiene una reputación...
—Oh, venga ya, demonio rudo...
—Pues sí.
—Vale, pues me guardaré para mí estos comentarios —protesta un poquito, sonrojado.
Crowley se humedece los labios porque tampoco quiere eso y bastante ya le reprime todo el mundo para que ahora él también.
—¿Te sientes mejor? Ya no estornudas —decide cambiar el tema, mejor.
—No te los guardes... —susurra.
El ángel le mira de reojo y se sonroja un poco más, lamiéndose los labios. Asiente, pero se esconde un poco en su cuello porque esto también es complejo para él. Crowley le abraza más.
—Lo siento...
—¿Qué sientes? —pregunta el demonio y le acaricia la espalda.
—Quizás estoy exagerando un poco...
—¿En qué?
—Estaba... solo... dejándome llevar.
—No pasa nada, está bien... soy un idiota, no debí decirte eso.
—Venga, no eres un idiota. Esto... es... distinto.
—Tanto tiempo esperando esto y ahora...
—¿Llevas mucho tiempo esperando esto? —le mira separándose un poquito
—N-Nah... —se sonroja otra vez.
—¿Cuánto tiempo es mucho tiempo, Crowley?
—Olvídalo.
—No. Ahora me vas a decir... —Sonríe de lado y le mira a los ojos.
—Dos... o tres...
—¿Milenios?
Crowley aprieta los ojos porque... sí. Tal vez más.
—D-Días.
—Te olvidas de una cosa, my dear —Aziraphale sonríe de lado. Le mira de reojo—. Yo sé lo que sientes... —le pone una mano en el pecho haciéndole sonrojarse más—. Aunque... el campo de los deseos me parece que lo manejas mejor tú.
—¿Eh?
—Has dicho esperando... una cosa es el afecto, otra distinta es... desear que algo pase. Eso no lo siento yo.
Crowley se humedece los labios porque de nuevo esto no es deseo sexual, si no necesidad de afecto físico. En realidad, Aziraphale tampoco pensaba en lo sexual, pero sí como... desear que sea tu cumpleaños, o... desear irte de viaje.
—Bueno... yo...
—Aun así... no... Sabía yo que querías... algo como esto.
Crowley le mira pensándose ahora que seguramente era Aziraphale el que ya estaba feliz como estaban y por eso nunca había sentido ese... deseo que supuestamente tenía que emanar de él. Y no que no supiera que le quería, aun sin tener ese don angelical, pero...
Y espera, que ahora le parece que ya han llegado hasta aquí y hasta aquí es suficiente. La verdad, ni siquiera es malicia, es... falta de conocimiento.
O sea, pero es que... de verdad él no tenía ese sentido angelical, qué había de malo en anhelar muestras de cariño físicas, como abrazarse en el sofá o besarse en la bañera o darse las manos en un restaurante, ¡tampoco había nada tan imposible en eso!
Nada, no había de malo nada. Vamos, o había de malo todo.
—¿Por qué nunca... ?
Crowley le mira y se le muere en los labios un "Por ti, idiota. Por ti. Por el cielo y porque te respeto." Aziraphale aprieta un poco los labios.
—Se suponía que... estaba haciendo lo correcto —susurra.
—Lo sé...
Y es que... es un problema, cuando llevas toda la vida tan seguro de que lo que estás haciendo es lo que tienes que hacer y luego descubres que... llevas toda la vida bastante equivocado.
Crowley le mira y le sonríe. El ángel sonríe un poquito al ver que lo hace y se estira un poco... cerrando los ojos y dándole un beso en los labios. ¡El ACTO DE REBELDIA!
El demonio levanta las cejas sin haberse esperado eso, pero casi enseguida cierra los ojos para devolvérselo.
Se podía todo el cielo ir a la... irse... ¡muy lejos! Hoy. Al menos hoy. Los muy... ¡malos!
Al infierno se podían ir todos.
Creo que esta vez si que le abraza Aziraphale hasta con las piernas. Vale, demonio suertudo, ahor alo has hecho bastante bien.
¡Ja! Ni sabe qué, pero ¡ja!
Creo que pueden quedarse ahí hasta que Crowley se quede dormido. Si... Aziraphale supiera dormir creo que se lo quedaría también, porque ha sido un día... INTENSO.
Gracias.
De hecho muy probablemente no se quede dormido, pero por una vez... no se quede leyendo, sino acostado... ahí, abrazándole y mirándole un poco creepily
Ya podrías chasquear los dedos y hacer de esto una cama, veras cuando empiece a desparramarse y a moverse de un lado a otro.
Aziraphale durmiendo así boca arriba derechito y Crowley está abrazándole de un lado, luego del otro, luego con una pierna encima.
Noche uno... puede soportarlo.
Ya, ya... noche 1538592 quiere estrangularlo. Lo sabemos.
Por lo pronto aún le parece mono. Vamos a ver si le deja dormir mucho porque no es bueno para mantenerse en silencio.
Ya ya... míralo de este modo...Noche cuatro... es Crowley quien quiere estrangularlo a él.
No va a hablar todo el rato pero después de tres horas...
Va a tomar un libro y se lo va a enchufar a la cara y luego se va a hacer pequeñito a dormir de cucharita mientras lee.
¡Pero ya es de día casi! Pero vale, vale.
Que va a ser de día. Además, insistimos, las mañanas son cosas que les pasan a otras personas, no a Crowley.
Al raro que quieras atención va a estar leyendo, aunque admite que no le molesta en lo absoluto leer así.
¡No era un libro tan gordo!
Cuando acabe ese va a leer otro con eso de que Crowley no tiene mañanas... Pues a leer la enciclopedia británica otra vez.
Uno que te dure hasta el mediodia.
Va a negarlo pero seguro sí sabe de qué número de páginas debe ser el libro para que dure cierto tiempo.
Pues claro que lo sabe, casi lo sabe hasta Crowley.
Ugh. Pues hasta el mediodía necesita varios. O uno bastante gordo, a las diez de la mañana va a darle unos besos porque hablar no parece funcionar pero los besos son nuevos.
¡Ala! Todos usando lo mismo en beneficio propio.
¡Pues claro! ¿Qué se puede hacer si no? Más que ver si el bello durmiente, despierta.
Sí que se despierta, aunque puede que le muerda primero.
¿¡Muerda?! What?!
¡Pues no está acostumbrado a que le bese nadie! Es como un... reflejo, ¡a saber qué soñaba!
El chillido sin esperárselo.
Crowley le suelta automáticamente cundo chilla despertándose por completo.
