Aziraphale le mira de reojo porque... realmente no quiere irse. Quiere... quedarse aquí y no sentarse en la orillita de la silla, sino que Crowley se le enrede en las piernas y le haga reír. Sonríe un poco. Crowley se echa un poco atrás de nuevo porque tampoco quiere que se vaya pero... bueno. No iba a durar esto para siempre.
—Crowley...
—Mjm?
—¿Puedo pasar la noche aquí? —pregunta en un susurro—. Me iré mañana temprano, te lo prometo. Y... leeré un libro sin hablar... mucho.
—Has sido tú quien ha dicho que quería irse.
—No he dicho un solo momento que quiera irme, solo que como tú has dicho que... ibas a bajar, yo... —le mira otra vez, y es que la mirada que le echa.
—Pero no tiene que ser ahora —le sonríe.
Vale, se rinde. Le es angelical y humanamente imposible no echársele un poco encima y medio acostarse sobre él. El demonio se mueve para que lo haga, tan contento.
—Creo que estoy un poco gordo para este asiento tuyo —puntualiza recargándosele encima.
—Seguro va a ser ese el problema.
—¿Cuál es el problema si no? —le mira, poniéndole una mano en el pecho y sintiéndose infinitamente mejor ahora que está aquí. Ajem, además de que estas ECHADO DEL TODO sobre él por gusto.
—Pues que por lo visto eso va a obligarte a echarte sobre mí.
—¿Quién desapareció mi silla?
—A lo mejor se descorporizó a sí misma, un suicidio. Tal vez la convenciste con tus argumentos demoledores y tu excelente retórica.
—Puede que sí.
—Es un avance... Teniendo en cuenta lo convincente que has sido hasta ahora...
—¿Te estoy inspirando al suicidio?
—A mí no, pero a las sillas, por lo visto.
—No me vas a convencer, ¡has sido tú!
Crowley se ríe y le acaricia un poco la cara.
—¡Y le ha dolido! —cierra los ojos.
—El peculiar caso de la silla con sentimientos.
—Me ha dolido, me. Deja de distraerme que digo tonterías.
—El peculiar caso del ángel con sentimientos, también.
—¿Peculiar?
—Pues teniendo en cuenta que el resto no los tienen...
—Pues igual que los demonios.
—Vale, vale... el peculiar caso del ente sobrenatural con sentimientos
—Y repugnantes deseos —sonríe.
—¿Estás intentando decirme algo? —levanta las cejas con eso.
—E-Estoy...
—¿Aja?
—E-Estoy... —vacila porque no está seguro de las implicaciones de decir que sí.
—Y aquí a fuera nada menos, esto es muy impropio de ti, angel.
—N-No e-estoy seguro de... exactamente que implica lo que tú... imaginas.
—Pues cuéntame qué implica lo que tú imaginas.
—Mejor dímelo tú. Yo tengo poca imaginación para estas cosas.
Le mira por encima de las gafas porque esa no se la cree ni él, Aziraphale se sonroja un poco
—¿Pienso que tú te refieres a... la consumación de... los matrimonios? —prueba el ángel.
—¿Yo?
—¡Yo que sé, Crowley!
—Oh, no, no. No me vas a culpar a mí de esto.
—¿¡Qué?!
—Tú eres el que está proponiendo y se está haciendo ideas.
—¡P-Proponiendo! ¡No! Yo... Ugh, Crowley!
—¿Quién ha venido a sentarse aquí? —se ríe. Aziraphale aprieta los ojos porque se ha contenido un MUY buen rato de hacerlo.
—Ugh... —intenta separarse y sentarse, pero el demonio le abraza para que no lo haga, riéndose—. Tú... tú también... ¡tú eres el del empotrado! —chillonea.
—Sí, pero ahora... Eres tú quien está proponiendo cosas.
—¡No tengo ni idea de que proponer siquiera! ¡A mí me gustan los besos!
—Eso está bien —sonríe sinceramente.
—¿Lo... está?
—¿No?
—Hablo en serio, quiero saber tus expectativas... —le mira a los ojos—. Esto nunca lo he hecho.
—No hace falta que... te tenses o estés asustado.
—Mi cuerpo... hace mucho que no hacía cosas que yo no podía controlar. MUCHO.
—Y aun así, mira lo que te gustan ahora esas cosas.
—Déjame en paz —se le esconde en el cuello.
Crowley se ríe porque hablaba de la comida y le acaricia un poco el pelo de la nuca.
—No me gustan tanto... a ti también te gustan. Crowley! Ugh!
—¿A mí? Nah, a mí me gustan otras cosas.
Es que va a morirse de la vergüenza en tu cuello.
—¿Qué cosas? —pregunta después de... ¿revivir?
—Dormir...
Qué manera de mortificar al compañero de vida, demonio. Se tapa la cara con las manos.
—Beber —sigue, abrazándole.
—Vale, vale... ya lo entiendo.
—Los besos.
—Ugh! ¡Has dicho que eso no!
—Estaba hablando de la comida.
—¡¿Desde cuándo hablabas de la comida, idiota?! —protesta.
—Desde que hablamos de las cosas que te gustan a ti y actúan sobre tu cuerpo.
—¡La comida no actúa así con mi cuerpo! O más bien... ¡mi cuerpo no actúa así con la comida!
—Pero actúa, que es el caso.
—Igualmente aún no te creo que prefieras DORMIR a cualquier cosa que sea... conmigo.
—Créeme que tienes un límite, aunque tú no lo sepas.
—¿Un límite de qué?
—De aguante.
—¿De qué? —le mira a los ojos—. ¿De estar juntos? Seguro.
—Sí y yo también lo tengo de soportarte. El mío es bastante más bajo.
Hace los ojos azules en blanco otra vez empujándole un poco para separarse.
—¡Eh! —protesta porque no quiere soltarle así que se deja caer encima de él otra vez.
—¡Deja de hacerme sentir ridículo! —se queeeeeja porque pareciera ser su pasatiempo favorito.
—Ni siquiera sé qué te hace sentir ridículo...
—¡Qué no vas a saber! Yo también puedo jugar a eso.
Crowley se encoge de hombros porque de veras no lo sabe.
—Es... el cielo, quien me hace sentir ridículo —nota un poco sorprendido después de pensárselo un poco
—Ya...
—Y me pone nervioso que les des la razón.
—¿Pero cuando les he dado la razón?
—No aquí, nunca. Tú... lo haces bien —le acaricia la mejilla—. Creo que nunca he sido el escándalo, hasta ahora.
—Te quejas de vicio.
—¡Tú también te quejas! Que si no te gusta hacer, que si los besos... —se ríe.
—Que si eres muy pesado y exasperante...—añade.
—Que si soy CURSI. Creo que aún no piensas en todo lo cursi que voy a ser ahora
—¡Ya no se puede ser más cursi!
—Eso no lo sabes, mi vida.
—Sí que lo sé, debería atentar contra alguna ley de la física. Debería ser inefablemente imposible.
—¿Así que no puedo decirte que eres el mejor demonito del mundo, suavecito y hermoso y dulce como un pastelito? —se ríe.
—¡Por todos los cielos! —casi se atraganta, mira las cosas que le haces decir. Aziraphale se muere de risa—. Dios mío... con el buen gusto que tengo yo para todo lo demás. ¡Es que no me extraña que nadie se lo crea! ¡Ni yo lo entiendo!
Es que se muere de risa contra su cuello, abrazándole.
—Mi chaparrito hermoso, mi cuchurrumín. Mi príncipe —le da un besito en el cuello —. Mi conejito cuchufleto
—Hay mísero de mí, ay, infelice... apurar cielos pretendo ya que me tratáis así. ¿Es que no he sufrido ya bastante? Bastante causa ha tenido vuestra justicia y rigor... pero ¿Qué más os pude ofender para castigarme más?
Es que el ángel MUERE de risa.
—Aunque me cites a Calderón de la Barca, que no sabía yo que podías citar, mi florecita de alelí...
—¿A quién?
—Eso que estás recitando, cosita linda.
—No estoy recitando... son mis propias palabras.
—No lo son, cachorrito.
—Ugh, angel, en serio para con eso.
—¿No te gusta, mi pimpollito?
—Angel... —le advierte apretando los ojos
—Tú has dicho, cariño, que no podía ser más cursi.
—¡Pero no como un reto!
—Te parece esto cursi... mi corazón de melón.
No, no vas a acabar esa, te va a callar con un beso en la o de corazón.
¡Al fin! ¿¡Va a tomar trescientos nombres ridículos cada vez?!
Si vuelves a hacer eso no prometo que lo que haga no sea arrancarte la cabeza.
Aziraphale le besa muy animosamente. MUY animosamente.
Crowley le abraza y le gira un poco para que quede sobre él esta vez.
Pues ahí va esta vez sobre él, a plancharle completamente contra la tumbona y hay algo que si va a hacer... Que es meterle la mano al pantalón después de unos cuantos minutos de beso.
Sea lo que sea lo que encuentre ahí, está preparado para esto. El que va a pegarse un Gran Susto es Aziraphale. Vamos, no sé si un gran susto... más bien va a ser como, cielos, cielos... ¿y ahora qué?
¿Pues qué pensabas que ibas a encontrar? ¿Petróleo?
Sí. Un poco sí
Vale, puede que toda esa humedad general sea de color negro en su caso porque... ¿por qué no?
Le va a... le... da un poco igual. Es más, podría ser literal petróleo... que le va a parecer que no está mal. Es inconveniente quitar las manchas de grasa.
Lo que pasa a continuación es que los movimientos de lengua se detienen un poco volviendose completamente erraticos si acaso hay alguno.
Aziraphale se separa un poco, notándolo. Y es que Crowley no ha saltado tres metros como él.
Si Crowley respirara, le faltaria un poco el aliento.
No sé si debiera o no. Aziraphale si que respira. Casi siempre. A excepción de cuando besa a Crowley.
La verdad se arrepiente un poco de haberle tocado puesto que el beso ha cambiado un poco y le ha atontando la lengua. Le mira y le aprieta un poco lo que sea que está tomando con la mano. Sin notarlo mucho.
Crowley aprieta los dientes y arquea completamente la espalda, puede que hasta levantándole un poco.
¡Cielos! Deja de apretar y de moverse lo poco que se movía. Y mira que no tiene la cabeza muy clara ahora mismo. Él lo llamaría estar borracho de Crowley
Se deja caer otra vez con un suspiro y el corazón acelerado... y vale, vale, la respiración agitada.
—¿Estás bien? Esto... e-esto fue mala idea.
—S-Sí —Le mira intentando relajar todas las sensaciones de su cuerpo a la vez.
Aziraphale le hace literalmente pat pat sobre la región, suavemente sacándole un... gritito, gemido, siseo. Sobre todo siseo.
—Ohhh!
—W-W-What? —casi no puede ni hablar.
Y es qué hay algo en todo esto... entre grito, siseo y la voz que pone... que hace que ahí abajo el propio Aziraphale sienta más agradable de lo que supondría.
—Estas... disfrutando e-esto —sonríe sinceramente, palpándole un poco lo que puede. ¿¡De verdad que tienes que usar pantalones tan justos?!
Pues no sé si es capaz de decir que sí, pero el siguiente siseo no deja mucho espacio a la duda
Puedo asegurar, Aziraphale, que el milagro "quitarle a Crowley los pantalones" no va a verse bien en tu récord de milagros. Quizás debas refrasearlo.
¿Está Gabriel ahí? ¿Verdad que no? ¡Pues! Aunque por cenizo, ahora se va a poner a llover.
¿Ahora? Ohh... ¡Justo cuando iba a chasquear los dedos! Maldito plan inefable, cada vez es más difícil apreciarlo. Igualmente no se puede resistir a la tentación. Vale, unos segundos más para pensar cómo hacer este milagro y dejarlo plasmado como otro distinto. El milagro de... "liberar a los oprimidos a mi alrededor" Ja! ¡Hasta parece un ángel Perfecto con esos milagros!
Crowley vuelve a besarle antes de que pueda hacerlo porque se está tardando mucho en quien sabe qué.
¡Ohh! ¡Por una vez que estaba siendo brillante! Vale, es una pena... pero ama estos besos. Si que ni crean que va a pararle.
Pues es que el otro no sabe que de repente te ha tocado el turno de la única neurona que hay en todo el cielo.
Es que podría besarle un año entero seguido es el mejor distractor posible. Le atolondra la neurona.
Hasta que empieza a mover las caderas porque estaban pasando cosas _cool_ ahí abajo
Es que además las cadenas móviles que tiene y no sabemos quien le ha dado permiso para parar.
El cuerpo de Aziraphale le ayuda un poco, frotándose contra la pierna de Crowley y moviendo un poco la mano otra vez.
Gracias.
Todo muy instintivo como si tuviera trece años. Aunque... pueden seguir besándose, ¿verdad? Después del petróleo
Sí. Aunque bueno, tarde o temprano va a dar con el... Yacimiento.
Ya, ya... bueno eso. Va a sorprenderle un poco aunque ahora mismo está muy concentrado en sus propios placeres indulgentes
Indulgentes...
Pues esto es todo un placer que... se está permitiendo. O sea, él es el indulgente consigo mismo.
Pues nada, por lo menos Crowley ya... Con tu ayuda o sin ella.
¡Con ella! ¿¡Como que sin ella?! Si ha estado ahí, manos a... la obra y de hecho ahora el de el grave problema es él.
Bueno, dejad ahora que el demonio se regodee en lo logrado.
Pues... si eso ayuda a resolver el problema, puede permitirle hacer lo que quiera. Si solo va a regodearse sin ayudar... sigue siendo un problema.
No, bueno, Aziraphale puede regodearse en su problema.
Ah... o sea ahora es problema de Aziraphale.
Durante los próximos quince segundos... sí.
Vale, vale... pues a resolverlo, Aziraphale.
Nah, nah, vale, ya vuelve en sí.
Nah, vale, quince segundos puedes disfrutarlos. De hecho muy probablemente te mire disfrutarlos con bastante atención, embobadito. Verás, casi no hay cosas nuevas que te vea hacer... y esta es una. Así que sí, puedes regodearte todo lo que quieras solo... esto acrecienta el problema. Así que para cuando vuelva en si estará Aziraphale mirándole sonrojado, sudoroso e... idiotizado.
Además...Tenemos un plan demoníaco inefable secreto y esto era imprescindible.
¿¡Un... plan secreto!?
No sabemos sí va a funcionar o no, peeeero tenemos la intuición de que Aziraphale se va a conciliar mejor con la idea de producir placer y dar cosas buenas que de dejarse sucumbir a la tentación. Así que preferimos que... vea todo lo que es capaz de hacer.
Sí, sí. Le parecerá mucho más simple dar que recibir sin duda, y... el orden puede ayudarles. Igualmente, coincido en que va a costarle trabajo reconciliar la tentación sin culpas
Bueno, el caso es que el demonio le mira con unos de esos ojos... De devoción absoluta.
Gracias por la aclaración. Aziraphale sonríe sinceramente y... por un momento está seguro de que aunque no pudiera sentirle. Aunque no tuviera ese sentido. Le sentiría.
Justo eso es lo que le pasa a él en realidad. Hasta la aureola te ve ahora mismo, aunque sea la lámpara de techo empotrada que el ayuntamiento le obligó a instalar en el balcón por quién sabe qué mierdas de la fachada y que se enciende por sensor de luz. No subestimes las aureolas de halogenuros.
Vale, vale... una hermosa aureola de halógeno pegada a un ángel que le sonríe, porque... a Crowley le ha gustado esto. Y él lo sabe.
El demonio se humedece los labios y le sonríe de vuelta sin necesidad de decir nada, porque la sonrisa lo dice todo.
Aziraphale se mueve un poco, quitando al fin la mano de las partes íntimas de Crowley con suavidad, recostando la cabeza sobre él, abrazándole
Este le abraza de vuelta y solo entonces nota que llueve.
—Oh...
—¿Qué? —susurra.
—Llueve...
—Sí... empezó hace rato —asiente, y piensa repentinamente en...—. ¿Tienes frío?
Niega. Aziraphale le aprieta un poco más contra sí y es que... esto es digno de los libros románticos que a veces lee. Besos en la lluvia... palabras de amor... Aunque bueno, silencios de amor más bien, en su caso. Sonríe un poco más.
Desde luego, esto es digno de una de las películas de amor que tanto le gustan al demonio. No le extrañaba que los humanos hicieran esto todo el tiempo y no solo por lo que acababa de pasar.
Aziraphale se mueve un poquito.
—¿Estás bien?
—Ahm... sí, solo... —se mueve un poquito más—. Creo que ya.
—¿Crees que ya?
—Me... acomode.
—Ah... podemos ir dentro si quieres.
—Oh... como quieras. Solo es... tengo que aprender a arreglar esto.
—¿Arreglar qué?
El ángel se señala un poco la zona en cuestión sin darle mucha importancia.
—¿Qué le pasa? —lleva ahí la mano y esta... perfectamente contento.
—Pues... eso le pasa.
—Oh, ya veo. Pensaba que ya...
—Pero no pasa nada —Vacila un poquito.
Excepto porque a Crowley le da igual que no pase nada. No sé exactamente qué le hace, una especie de... impulso eléctrico, como cuando el ángel cura huesos rotos ¿de dónde sacas esas cosas? O sea, cuando Aziraphale pasa la mano por encima de la muñeca rota de Anathema y se la cura... pues... Crowley hace lo mismo pero...
—Oh, G-God, Crowley! —el grito/gemido ahogado.
Le abraza con el otro brazo y le da otro impulso a ver si... o sea, ¿qué crees que tienes, un desfibrilador? Pues la onda de placer con el segundo impulso no es pequeña.
—Q-Qué ha... ahhhh?!
Ooooh... ¡mira que guay! Vale, respira un par de veces y... tres. Coño, Crowley, luego te enfadas si te dice que vas muy rápido.
Vale, ahora quieres trabarle.
Pues vamos a ver cuánto aguanta antes de que se le pare el corazón... aunque teniendo en cuenta que si se le para tampoco le pasará nada...
—Crow... AHHHH! —se retuerce. Maravilloso. Es una buena forma de matarle. ¿Que va a decir tu reporte? ¿He intentado matarle a orgasmos? El que va a MATARTE después es él.
Es una perfecta forma. Suplica por tu vida, ángel.
—Oh Dios... MÍO! AHHHH!
—Preferiría llevarme yo el mérito...
Ni siquiera sabe que hacer consigo mismo. Por lo visto Crowley intenta actualizarle en orgasmos por estos miles de años que no los ha tenido.
Ah, mira que buena idea. Te has ganado la espalda y gime otra vez además sin entender del todo que DEMONIOS está haciéndole para conseguir esto así de repente.
—C-Crowley! —ahí le tienes gimiendo tu nombre. ¿Esto ya suena a suplicar por su vida o no?
Uy uy uy... que lenguaje es ese. Otro de castigo.
¡Se le va a romper el... órgano sexual con el que estás jugando! Vamos, que creo que hace un buen rato dejo de... producir, ehm... néctar de ángel, pero igualmente, se retuerce encima de él. Creo que hoy si va a dormir después de esto. Levanta la mano y se la hunde en el pelo, tirando un poco de el en un espasmo.
—P-Pleaaaasse... C-Crow... aaah! —no tengo idea de Si quiere que pares o sigas. ÉL no sabe si quiere que pares o sigas
Le abraza, riéndose un poco, dejándole respirar un poco a ver si puede construir una frase entera.
No, que cómo va a poder. Si casi se muere por correr con Gabriel cien metros. Debe estar jadeante, sudado, aún retorcido del placer y sin NADA de aire. Sigue prensadito a tu pelo y aún arquea la espalda y tensa las piernas. Creo que aún no supera el PRIMER orgasmo.
—¿Todo... bien?
—N-N-N... ah... —es que vuelve a gemir. Incapaz de decir mucho más.
Y ahí…
¡Joder!... ¡déjale pensar una centésima de segundo por favor! ¡Ugh!
Estábamos como por el séptimo. Es que además no está seguro de... ¿¡cómo coño está haciendo esto?! Le toma de la mano y entrelaza sus dedos.
—C-Crowley!
—¡Vale, vale! —se ríe
—C-Como e-es... ¿¡q-qué haces?! Es... e-es...
Un poquito más... Mira quién es multifeliz ahora.
—Mmmmmm... —¡Es multifeliz por culpa de Crowley! ¡No por naturaleza!
¿Que protestas son esas?
¡No es... una queja! Es que está histérico.
Pues más multicastigo.
¡Alaaaa! Es que hasta que suplique que pares, ¿verdad?
Multisuplicas. O eso o que vea que lo que le hace es daño, pero no es el caso...
Ahí está retorciéndose otra vez de PLACER. Vamos, que ahora entiende que haya gente que vaya al infierno solo por esto.
Míralo que mono, es que además no se ve nunca tan guapo como ahora, casi sin poder sostenerse a si mismo.
No sabe ni siquiera quién es el mismo, le toma de la nuca... y le busca un beso.
Crowley se lo devuelve, en realidad está bastante maravillado de toda la clase de soniditos y expresiones que es capaz de sacarle con esto. ¿Qué pasara si le hace otro en mitad del beso?
Pues qué coño va a pasar, va a gemir en su boca y a comérselo MÁS aún. Insaciable. Lo habías dicho tú.
Eso vemos... qué bonito y celestial. Antes por mucho menos que esto ya caías.
No le asusten. Va a... intentar pararle. No sabe ni cómo. Le toma de las dos manos con las suyas. Él le mira, dejándole.
—¿C-Cómo...? —empieza el ángel. Está apenas organizando su cerebro. Apenas y a penas.
—¿Cómo?
—E-Espera... mmmm... —se retuerce contra él porque todo eso se ha sentido demasiado bien. Le mira, sonriendo—. Ahhhh! —sigue un poco—. ¿Q-Qué has... buff... e-ESO...?
—Puedo hacer más...
—¡Espera! ¿Cómo lo has... hecho? E-Esto... q-que...
—Calma, calma... respira —se ríe.
Eso intenta Aziraphale, de verdad... y pensar. Y no sentir, pero es que nunca ha sentido tantas cosas tan intensas a la vez.
Crowley intenta que le suelte las manos y cuando le deja, le abraza, acunándole un poco.
—C-Cielos... ¿Esto le haces a la gente?
—Sí —le acaricia la espalda. Aprieta los ojos azules.
—Ugh —se esconde en su cuello. Lo abraza más fuerte porque además ahora sí empieza a tener frío—. ¿Y-Y que hace la demás gente?
—Nadie cosas tan monas como tú.
—Ugh! No hice nada mono. Ni siquiera sé qué hice. ¡No deberías poder hacer eso!
—Tú puedes curar a los heridos, ¿no?
—Ughhhh!
—Pues está claro que lo de la tentación iba a ser lo mío. Y tiene gracia porque manualmente no aguantas más de cuatro, pero aquí parece no haber límite.
—Manu... vale. Vale, vale... Ugh! No quiero saberlo —se hace bolita contra él, rojo como tomate—. Y-Yo nunca te he visto hacerlo.
—Bueno, te lo acabo de hacer como diez veces pero si quieres más...
Aprieta maaaaaás los ojos.
—Hablo de a nadie más —eso no es definitivamente un no.
—Ya, bueno —ahí va otro solo para evitar el tema.
El grito OTRA VEZ porque ¡no lo esperaba! Crowley se ríe un poquito.
—¡Tienes prohibido hacer esto sin... permiso!
—Oh, una nueva norma.
—Dos. Ni a mí... Ni a nadie más —sigue escondido en su cuello.
—Sigue, sigue poniendo normas...
—¿Para que puedas romperlas? No creo que hagas esto así con nadie más...
—Por lo menos no pareces arrepentido de haberte quedado —carraspea un poco intentando evitar ese tema. A Aziraphale le cambia un poco la cara con ese carraspeo.
—No lo estoy... —susurra... y se recarga en él pensando en ello.
—Ese sí parece un logro.
—Más logro es conseguir que estes en una posición por más de media hora... tienes frío, estás temblando —suspira.
—Ehm... Un poco.
—Vamos dentro, my dear...—se le separa un poco y... aún está pensando con quien ha hecho esto así.
Asiente.
—¿Quizás... un baño?
Asiente de nuevo y es que necesitan ambos lavarse completos. A Aziraphale le tiemblan las piernas cuando se levanta
Sí, pero igual deberían dejar de bañarse juntos cada tres minutos. Horas... pero si no quieren puede Aziraphale dejar que se bañe solito.
Nah.
—Me tiemblan las piernas
—Quizás me he sobrepasado un poco —Le pasa una mano por un muslo.
—¿Un poco?
—O sea, lo normal es que pase solo una vez.
—¿Vienen... a-Aquí? —pregunta aparentemente desinteresado. Aziraphaaaaaaale, ¿puedes relajarte?
—¿Quiénes? —se tensa porque igual ha sentido algo. ¡No debieron hacer esto en el bloody balcón! ¿Qué necesidad? ¡Ninguna! y menos teniendo una cama perfecta y enorme y cómoda en el cuarto.
—Los que vienen a que les hagas esto.
—¿Qué? ¿Quién demonios? —le empuja para que se levante y tira de él hacia dentro Vale, vale... no esperaba esto.
—What?! ¿Qué pasa?
Tira de él y con un chasquido cierra ventanal y persianas.
—¿Qué pasa?!
—No lo sé, tú has dicho que venía alguien, les has visto en el cielo o...
—¡No! ¡Hablo de la gente a la que traes para hacerle eso!
—What the hell?
—¿¡Qué te pasa?! ¿¡Tú has sentido a alguien?!
—¡Que me has metido un puto susto solo porque estás celoso!
—¡No estoy celoso!
Ojos en blanco.
—¡Igual no me respondes!
—A saber qué te estás imaginando
—Pues justo para no imaginarme que vienes... aquí a hacer esto mismo ¿¡con quién?! ¡Ni siquiera lo creo!
—¿Entonces porque insistes? —arruga la nariz.
—¡Porque no es común en ti no decírmelo!
El problema es que... no le gusta admitir eso porque claro que le hace ver más cool tener una fila de gente pasando por aquí a ser tentada. A pesar de que no sea para nada lo que pase.
Ya, pero... es que Aziraphale se está imaginando esto mismo con más gente y no lo acaba por creer, pero... ¡Pero!
—¿Con quién... cómo es que...? —aprieta los ojos porque NO debería tener celos. No es propio de un ángel. Cada quien hace lo que quiere aquí—. ¡Ugh! ¡Esto SÍ es tu culpa!
—No puedo entender como pasamos de "no somos amigos, no le conozco, no le he visto nunca" a una relación exclusiva y física en una semana.
Aziraphale frunce un poco el ceño con eso, mirándole a los ojos.
—¿Sabes? Tienes razón.
—¿Qué? —se detiene en la puerta giratoria.
—Tienes razón. Esto es absurdo y yo estoy... esto ha pasado de... nada.
—Aaagh —mira al techo, clamando a Dios dramáticamente.
—Aaaaabsolutamente nada. ¡Y yo me estoy haciendo ideas basadas no sé en qué! ¡Tienes TODA LA RAZÓN! —chillonea, también moviendo los brazos.
—Es que no puedo creer que...
—Es que no tienes que creer NADA. Tienes razón. ¿No es eso lo que siempre quieres oír? ¿Cómo es que te digo eso con todas sus letras? La tienes... pasamos de no ser NADA, a... nada.
—¡No es verdad!
—¡O quizás debimos! No éramos nada, ¡ahora somos solo un poco más que nada!
—¡No es verdad! —cada vez es un chillido más desgarrado.
—¡Sigue así y se te va a aparecer Michael Sheen a darme la razón!
—Y como no somos NADA, es absolutamente impropio de mí estar aquí —imposible pensar que Aziraphale no está gritando desgarradamente, aunque haya que torturar a Michael sheen para que diga estas palabras.
—¡Yo nunca dije que no fuéramos nada! ¡Tú eres el que dice que somos colegas asociados!
—¡Tú eres el que me está diciendo que ahora tenemos una relación que no quiere!
—¡Que voy a no quererla si hasta te he dado un bloody anillo!
—¡Y yo te he dicho que sí, idiota!
—¡Ya lo sé! ¡Lo que no sé es porqué me estas gritando ahora!
—¡Porque quizás TÚ estás esperando a alguien más!
—A Michael Sheen voy a traer —insiste, fulminándole.
—¡Pues quédate con el tal Michael!
—¡Pues a lo mejor lo hago!
—¡Muy bien! ¡No te necesito! —grita histérico
—¡Ni te creas que yo a ti sí!
Aziraphale le mira, con el ceño tremendamente fruncido... y, se va TAN enfadado hacia la puerta.
—FINE!
—Fine! —le grita Crowley de regreso sin moverse de donde está.
El ángel aprieta los ojos porque... porque odia pelearse con él así... ejem. ¿¡Quién era el tal Michael Sheen?! Va a DESVANECERLO como le conozca.
A lo mejor se va a buscarlo y llorar con él y a acusarte. Si lo sigues igual sabes...
Pica el elevador con furia, histérico, pensando además que quería su baño y dormir... quería dormir con Crowley. Que evidentemente, con lo que se movía, no iba a dormir un solo minuto. Y era el colmo que le dejara ir así a casa, en medio de la lluvia, ¡después de hacerle eso hasta que le temblaran las piernas! Haría eso con todos quizás. Aprieta los puños, se mete al elevado, y chasquea los dedos.
Crowley se pasa una mano por el pelo sin poder creer que tenga tan bloody MAL GUSTO con las parejas. Ni siquiera sabe porque lo dice en plural como si tuviera doscientas de ellas. O sea, venía aquí, le invitaba a cenar, le hacía todo eso y el tipo encima se largaba a su casa como si nada en pleno ataque de celos.
Pobrecito de ti.
Ugh, esperaba poder sacar bastante material para hacer reportes para Belcebú para el resto de la eternidad solo de esto porque no pensaba volver a verle NUNCA ¡y que se olvidara de sus manos mágicas!
Se va a Twitter y le manda a Michael Sheen una corazón roto. Pero como Aziraphale le desconfiguró la mitad de las redes sociales y ahora mismo no es su turno con la neurona, en realidad se lo manda a una fanpage de un adolescente australiano que a estas horas esta durmiendo.
Así que decide aterrorizar a las plantas un rato por las buenas y sin que haya motivos de nada, pero un arranque de ira aleatorio de tanto en tanto siempre ayudaba a que... se esforzaran al máximo.
Cuando las puertas del elevador se abren, Aziraphale trae ropa limpia y recién planchada, incluso huele a agua de azahar como suele hacer. Trae un paraguas en mano, que se dispone a abrir al salir del lobby del edificio y el temple tranquilo y sereno que suele tener. Hasta aquí todo lo relacionado con Crowley, había sido lindo... hermoso quizás y era un desliz. Quizás podría convencer al cielo de que no iba a matarle, pero no iba a volverle a ver.
En mitad del arranque de ira, sale corriendo al balcón y grita al cielo nublado de Londres "¡Y QUE SEPAS QUE LO QUE HAS HECHO ES PECADO!"
Joder, quizás hasta le escuche. La cosa es que... Aziraphale sale del edificio, abre el paraguas y antes de que pueda o no escucharle gritar eso, alguien le pone una bolsa negra y apestosa en la cabeza, dándole un golpe en la nuca.
