—Y tú vas a trabajar todo el día conmigo para compensar el tiempo que he perdido —señala Crowley y sale caminando

—¿Qué? Pero... —la sigue, igualmente.

—And Shut up.

Crowley la mira de reojo e igual tira la cabeza atrás haciendo drama silencioso.

—¿Sufres? Bien.

—¿Qué? Nah, nah... estoy bien. Está era la ilusión de mi vida —tan sarcástico.

—A veces hasta en el infierno uno tiene suerte —Belcebú le mira de reojo.

—Sí, sí... claro —bufa un poco y luego piensa en la misión de seducir a Aziraphale y no puede evitar sonreír un poco.

—Vas a estar todo el día. Todo el día encerrado aquí, pero cuando salgas puedes ir a verle.

—My lord?

—Yes?

—Es decir... a qué...¿ a quién?

—Pues al ángel.

—Ah... Mmm... Gracias, supongo. L-Lo... haré.

—¿Gracias?

—¿Por... darme permiso?

—Por permitírtelo. Bueno, en sí me parece que no es que lo disfrutas... ¿o sí?

—No, no... Pero... prefiero cualquier cosa en la superficie que el trabajo aquí abajo, aunque sea eso.

—Pues más vale que lo hagas bien, o te pondré a trabajar aquí abajo todo el tiempo. Quiero buena información

—Desde luego. Y por eso necesito... tiempo a solas con él.

—Pues me parece muy bien.

Crowley se humedece los labios porque estaba alegando de nuevo sobre el asunto del compañero.

—Párate ahí, voy a dictarte.

Crowley suspira yendo a lo que le dicen y Belcebú se lo piensa mejor.

—Una pregunta... —decide, antes de ponerse con eso, porque necesita comentarlo con alguien y de todos los inútiles, está parece la adecuada. Ella la mira—. ¿El ángel suele decirte cosas... que... Con doble sentido?

—¿Cómo qué? —la pelirroja levanta una ceja

—Como... decir que... si vas a fucking kill him mejor lo haces sin el... kill.

Crowley levanta las dos cejas con eso... y se sonroja un poco imaginándose a Aziraphale diciéndole eso. Sí, sí, todos sabemos que es bastante brutal la frase.

—¿Eh? —insiste.

—N-No... No es la clase de cosa que... o sea, suele ser bastante inocente.

—¿Y esto no es inocente?

—No parece inocente. ¿De dónde la ha...?

—Ehm... no, no, ¡era un ejemplo!

—Ah, bueno. Es que no puedes fiarte mucho de la ficción. Los guionistas siempre montan escenas con esa clase de réplicas porque al público le gusta la tensión sexual no resuelta entre personajes, pero esas cosas no pasan luego en la realidad —explica, pensando que lo habrá visto en una película. Belcebú se sonroja levemente.

—Ah... c-claro, claro. Solo me preguntaba si...

—Aunque podría decírsela yo a él... pero estas cosas luego nunca salen a conversación.

—No, yo me refiero a... si el té dijera algo así, ¿qué harías?

—Es que él ni borracho me iba a decir "fucking" nada.

—Oh... ¿no?

—Pues no dice palabrotas. Y ya está bien, porque si me dijera eso tal vez tendría que hacerlo y todos sabemos que es asqueroso, así que prefiero limitar las ocasiones a las que sean realmente requeridas.

—¿L-Lo harías si te lo dijera?

—Tendría qué.

—¿¡T-Tendrías?!

—Pues... o tendría que tener una buena excusa para negarme, no suele ser una petición fácil y si tomara el valor de hacerla... es que ya me imagino el drama si no.

—O-Oh. ¿La considerarías u-una petición... seria? —traga saliva.

—Bueno, eso depende del tono y el contexto y... todo lo demás.

—En un tono... —trata de recordarle.

—De todos modos era un ejemplo, ¿no?

Ehh... yes.

—No hay que darle mucha importancia, además los ángeles no están muy versados en eso.

—¿N-No?

—Pues pueden aprenderlo pero...

—¿Aprenderlo? No creo que él lo...

—Por lo que sé las primeras veces es raro, pero a la séptima u octava ya funciona bien.

—¿Séptima u octava?

—Ehm... sí.

—¿Hablas de... sexo?

—Uhm... Sí, bueno... más o menos.

—¿Cómo se puede hablar más o menos de sexo?

—Es... un tema bastante amplio.

—¿El sexo?

—Sí.

—Tú no eres ni por mucho el más experto en eso, pero si eres el más asqueroso.

—¿Qué?

—Hay otros demonios expertos en la tentación del sexo. Ninguno con ángeles.

—Bueno... sí, claramente lo mío es la fruta —responde un poco ofendida, tragando saliva.

—Por eso me sorprende.

Crowley se siente muy orgulloso de ciertos aspectos de si mismo. En general, no de la ansiedad y de llevar un desastre de vida a pesar de que finge que no le importa y por eso es cool y todo eso. Pero hay cosas de él que sí le gustan genuinamente. Le gusta su aspecto. Le gusta ser sarcástico, le gustan sus preguntas a pesar de que al parecer fue lo que lo condenó y sus ocurrencias. Hasta que tiene una como la que va a exponer a continuación. El problema es que Crowley no es capaz de controlarlas hasta que no las oye ser pronunciadas por sus propios labios, porque en general, no pasan por su cerebro hasta casi casi que no están fuera.

—Pues... será que no soy tan incompetente. ¿O qué, planeas ponerme a uno de esos expertos como compañero?

Belcebú levanta las cejas y Crowley se lleva una mano a la boca. Shit shit shit shit.

—Oh, es... Una buena idea. Que te guíe.

—No es... No... O sea, los humanos... los ángeles no son como los humanos y ya habíamos dicho que no yo trabajo mejor solo —lloriquea.

—No, ¡es perfecto!

—P-Pero...

—Quizás puedas mejorar.

—¿Mejorar? —protesta.

Yes!

—¿¡Quién dice que necesito mejorar!? Además, estarán todos ocupados en sus propios planes.

—Pues el ángel parece... convencido, pero no del todo en tu poder

—¿Qué es lo que no está en mi poder? ¡Hastur le ha asustado!

—El ángel no está en tu poder.

—¿Cómo quisieras que lo estuviera?

—Completamente... embobado.

—Lo... Lo está —no le mira—. Hastur le ha asustado —añade de nuevo murmurando.

—¿A qué te refieres?

—¡A traerlo aquí y encerrarlo! Y tratar de matarlo. Claro que se ha asustado, de hecho, debería estar ahí confortándole y convenciéndole que Hastur se ha equivocado. Cada minuto que tardo en ir, más piensa por sí mismo, saca conclusiones erróneas y me pasará más factura.

—¿Qué factura?

—Pues me será más complicado convencerle de que no quiero matarle y si se puede confiar en mí.

—¿Ves? No está lo bastante enamorado —hace los ojos en blanco—. ¿Así de qué nos va a servir?

Crowley aprieta los ojos porque esto es más complicado que solo eso.

—Sí lo está, ¡pero no es idiota!

—Es idiota.

Crowley aprieta los dientes y tiene casi que morderse la lengua para no replicar.

—Mira que enamorarse de ti es lo MÁS idiota que puede hacer alguien —suspira... y es que no están trabajando, solo le está quitando el tiempo—. Anda, lárgate. Quiero un reporte de esto mañana.

Crowley se queda ahí con cara de... por lo menos a mí me podrían decir lo del "fucking kill me without kill" en serio... pero no se lo dice porque quiere irse y no pasar el resto de la década en un calabozo.

—Quiero ver PROGRESO útil.

Ni siquiera pregunta qué implica progreso útil como haría normalmente.

Gesto con la mano de... largo y ahí se larga corriendo literal.

De hecho, si por ella fuera, dejaría un espacio vacío con su silueta. No, pero sin efectos de humo, por favor. No vamos a ponernos ridículos.

Un acto de magia. Obviamente, Aziraphale le espera. Quizás ahí mismo afuera de las escaleras en una banca un poco más lejos.

Magia de verdad. No efectos sobreactuados innecesarios ¿En serio? Angel, ¡vete a casa! Como hagas esos lo va a secuestrar alguien otra vez. Just saying.

¡No! ¡Está preocupado!

Pues a saber si va a salir por ahí... ¡no puedes tener un ataque de ansiedad cada vez que se va al infierno!

¡Sí que puede! Está teniendo uno.

No puede, ¡trabaja ahí!

¡Ah! ¡Pero igual le da un ataque de pánico cada vez que va!

Ya, bueno... Ya debería estar acostumbrado

Vamos, que acaba de sacarle de ahí casi muerto, después de que Hastur le hizo a saber qué cantidad de cosas terribles. Puede que se acostumbre de nuevo pronto. Por lo pronto... está esperándole afuera de las escaleras hace un buen rato con carita de angustia.

Peeeero, no sabemos si ella va a salir por ahí.

¿¡Por qué no saldría por ahí?! Ugh ¡Debía salir por ahí! Supongo que si llega la noche y no viene, va a irse a casa a buscar el bendito celular.

Pues porque va a salir por la salida más cercana sin esperar que este ahí esperándole antes de que cambien de idea otra vez.

Van a pasar una bonita tarde sin encontrarse.

Crowley va a ir a buscarle a la librería, eso desde luego, que tristemente está igual que como la dejo él... Seguro va a asustarle.

De hecho... peor, porque se encuentra dentro a Sandalphon y Uriel.

¿Fueron a revisar que Aziraphale estuviera bien? Aziraphale pregunta esperanzado.

No, fueron a... bueno, que vaya ahí y lo pregunte pero es que... llevan ahí un buen rato esperando a Aziraphale porque se supone que esto es como su... madriguera o su guarida o como le llamen los humanos a eso.

Pero ni siquiera es terreno consagrado. Como puede estar seguro que el demonio que tiene que matarle no va a entrar en mitad de la noche a hacerle quien sabe qué clase de cosas.

Oh... Siempre podemos consagrarlo mientras esperamos pero... Bueno, ¿no queremos supuestamente que lo maten?

Es que Aziraphale no puede ser más inútil. La verdad, si Sandalphon tiene que quedarse ahí a ayudarle, esto va a estar consagrado.

¿Sandalphon? ¿Van a ponerle de verdad a Sandalphon? Ugh.

Y vamos a ventilar porque aquí huele fatal. Aziraphale va a INSISTIR en conseguirle una casa propia. Venga, es infame si no.

¿Para qué? Si no tiene que dormir.

Para que ventile su casa y la consagre y deje su librería en paz ¡No pueden consagrar su librería!

No te creas, para cuando llega Crowley están censurando libros. ¿Qué hace vendiendo libros de vampiros? Que sacrilegio, no, no, no, todo eso al rincón de quemar.

¿¡Censurando libros?! ¿¡QUEMAR?! ¡No! ¡Vende libros de lo que quiera! ¡No van a prohibirle ahora vender libros de cosas! ¡Tienes que echarles! ¡O atraerle más rápido!

Las biblias pueden quedarse, pero ¿qué es esto? ¿Recetas de cocina? Si Dios quisiera que los hombres comieran macarrones, los haría brotar de la tierra. ¡Pero si hay hasta recetas con alcohol! ¿Y qué son estos tratados de pa-le-on-to-lo-gia? ¿DARWIN?

La campanita de la puerta de la librería suena con la entrada de la demonio y esta automáticamente sabe que algo va mal. Sobre todo porque el pomo de la puerta le quema la mano.

¡NO! ¡Los libros de cocina no! ¡Y que no TOQUEN sus vinos!

Aún no han encontrado los vinos, esa suerte tiene.

Llévate sus cosas. ¡Por favor llévate todas sus cosas! ¡SUS cosas! Crowley! ¡Chasquea los dedos!

Antes de que Crowley pueda siquiera notar lo que están haciéndole a los libros es que los dos ángeles se ponen en guardia contra ella.

Crowley se tensa como un palo y Uriel hace que se cierren las puertas tras él mientras Sandalphon empieza a recitar un exorcismo.

En serio, otra vez. ¡No jugábamos a los dos exorcismos a la semana desde el bloody siglo XIV!

No, no... no! Ugh!

Se quita los zapatos de tacón a patadas, maldito día para elegir ponerselos, saltándo a una silla y luego trepando a una estantería para no tocar el suelo.

Uriel empieza a hacerle los coros a Sandalphon con el exorcismo mientras Crowley intenta no pegarle fuego a todo, sinceramente. Ni siquiera sabe del todo que lanzarles, corriendo de un lado a otro y saltando de estantería en estantería.

Quémalo todo, sugiere Aziraphale con horror, pero es que con tal de que no le maten...

SSSTOP! SSSTOP! —les chilla intentando respirar subido a una columna medio enrollado en el capitel.

—Atrás, DEMONIO DEL INFIERNO!

—Ugh, en ssserio, ni sssiquiera esss como que me gussste essstar ahí —protesta intentado tirarle algo a Sadalphon para que se calle, que grita más cosas en latín.

—Bollocksss, en ssserio no ssse puede hablar con vosssotrosss! —protesta escalando a salir por el traga luz que han abierto para ventilar antes de que terminen el bloody exorcismo arrastrándose como serpiente.

—¡Justo a eso me refería con que puede entrar CUALQUIERA aquí! —chilla Uriel.

—Exacto. Habrá venido a matarlo, no te puedes relajar ni un instante —protesta Sandalphon.

—Qué asco tener que estar aquí.

—Pues imagina si encima tuvieras que quedarte...

—Ya, ya... es lo que estoy pensando. Lo lamento...

—¿Seguro no puedes pedirle a Gabriel que reconsidere...?

—¿Crees que no se lo he pedido ya?

—Es que además, si nosotros acabamos con ese demonio, que pasa entonces con el traidor.

—El traidor... ¿has pensado en lo poco probable que es que se maten a la vez?

—Precisamente.

—Pero, ¿sabes? Sé que es poco... extraño decirlo, pero prefiero al demonio este vivo, que a Aziraphale.

—Y aun así somos nosotros quienes le están poniendo ayuda.

—Yo creo que lo que quiere Gabriel es que limpiemos aquí y preparemos el terreno para... el siguiente —suspira.

—¿A qué te refieres?

—Pronto Aziraphale no estará más y tendrán que mandar a alguien.

Sandalphon hace un gesto de completo desagrado.

—Nadie querrá venir.

—Claro que no, quién iba a ser tan tonto de venir aquí... con los... humanos.

—Aziraphale, el tonto. ¿Qué haría el demonio aquí?

—Pues intentar matarlo, ¿no? Eso es lo que se supone que le mandaron.

—No parecía ¿o sí?

—En realidad... no. Ha venido aquí desarmado y parece que le hemos tomado por sorpresa. Aunque los demonios son bastante tontos.

—En el caso de Aziraphale no se cual es peor —se ríe. Sandalphon se ríe también.

Aziraphale me ruega volver... Debe estar caminando de vuelta.

Pues se va a llevar otro saco pestilente a la cabeza. Parece que fue un saldo. O tal vez formaba parte del equipo que te entregan el primer día de trabajo. Aquí está la tarjeta de la puerta, aquí las normas de la empresa y aquí este saco negro pestilente. Ah, y un bolígrafo de merchandaising que dice recursos humanos que propicia el buen ambiente de trabajo y todo lo demás. ¡Bienvenido al infierno!

What?! El maldito infierno en la tierra.