Dos días más tarde... es que en algún punto le besa otra vez en los labios pero ha hecho un SOBREESFUERZO por no hablarle y solo existir silenciosamente a su alrededor por dos días. Por lo pronto le besa y le acaricia el pelo porque es que... vamos, vale que esté cansado, pero ya van dos días y no puede más con el asunto de no hablar.

Igualmente, alguien debería dejar de ver películas Disney/leer cuentos de princesas.

¿Por? ¿El beso para despertar a alguien? Como si no le gustara la idea a Crowley.

Por eso las películas.

Aunque en los libros también pasa como bien apuntas. Así que... ahí le tiene, acostado al lado suyo, dándole un beso en los labios.

Lo siguiente que va a aprender Crowley es a hacer esto dormida

—Good morning, my dear...

¡No!

Oh, sí.

Meh, es un pésimo aprendizaje.

Por ahora, va a despertar al menos un poquito. A regañadientes

—Hello, my love.

—Bufff —el MAL despertar.

—No me odies por despertarte... —le acaricia un poco el pelo.

—Ugh... no me hables.

—Pero es que ya tienes que despertarte... ¡has dormido mucho!

Crowley aprieta los ojos con fuerza, ceño fruncido porque todo el mundo le cae mal al despertarse. Aziraphale le acaricia el punto entre las cejas y le da un besito en la frente.

—Hissssss

—No me sisees tan feo —pide suavecito, acariciándole los brazos y la espalda.

Murmura de mal humor alguna respuesta a eso a base de insultos que no quieres oir. Ojos cerrados.

Aprieta los labios y le da otro besito en los labios.

Vale, se lo devuelve pero aun hay algo que te puedes meter donde el sol no brilla.

—Mmmm... No me odies.

—Pues no me despiertes.

—Llevo dos días intentando no despertarte, my dear. Bastante exitosamente.

—Ñañañaña —se da la vuelta y se abraza a un cojín, dándole la espalda.

Le acaricia la espalda un poquito de todos modos. El demonio se mueve porque le da escalofríos.

—¿Te dejo un ratito? —pregunta abrazándole. Crowley se acomoda mejor pero refunfuña—. ¿De verdad sigues cansado?

—¿Qué harías si así fuera?

—Oh, Mira... ¡habla! —sonríe un poco y le da un besito a media espalda

Hissssss —vuelve a sisearle y Aziraphale se ríe.

—Si aún sigues cansado... hmm... no lo sé. Estaba pensando...

—Tiembla.

—¿P-Por?

—Estás pensado.

Shut up... lo hago más que tú —sonríe igual contra su espalda

—Claro, claro —sonríe un poco también.

—Crowley... are you my husband?

What?

—Considerando que... lo pediste y... dije que sí y...

—Aja…

—L-Luego consumamos... E-El acto.

—Ah...

—Bueno... solo...

—Sería tu esposa, más bien —sonríe un poquito.

—Bueno... así como estamos ahora, sí. Solo... bueno, nos faltaría la boda, pero...

—Es lo que no se puede

—Sí que se puede. Si quieres. Pero no quieres.

Ojos en blanco, Aziraphale se mueve un poco para mirarle.

—Solo necesitamos estar tú y yo... y... querer.

—Otra vez con eso.

—Solo necesito... una idea a la que asirme —le mira un poco desconsolado

—Pues... ¿qué necesitas? ¿Mi firma en un papel? Ya te dije que no van a aceptarlo.

—No necesito ninguna firma —aprieta los ojos—. Necesito... oírlo. Y decirlo.

—¿Oír qué? ¿"I do"?

—Sabes... no necesitas hacer nada que no quieras, pero no hay necesidad alguna de ser cruel.

—No estoy siendo c... —aprieta los ojos.

—Lo he entendido ya —le corta el ángel—. Ehm... en cuanto encuentre un sitio a donde mover las cosas que he traído lo haré. Y...

—¿Qué?

—Traje unas cuantas cosas que no quería que se perdieran para siempre... —se sienta en la cama.

—Oh... ¿el qué?

—Unas botellas. Un par de escritos... no creo que ellos noten esas cosas —le mira de reojo un instante, y se sonroja, levantándose de la cama—. Espero que no te estorben.

—No pensaba que ibas a querer guardarlo aquí —vacila porque el lo mandó todo a casa de Anathema.

—No quería inicialmente, pero... ¡las cosas habían cambiado!

—Oh... repentinamente.

—Quizás... no —Aizraphale le mira otra vez.

—No, no... Está bien.

—No debí preguntarte eso, Crowley —murmura mirándose los pies y humedeciéndose los labios.

—¿Por qué no?

—No sueles decir que no a nada... —le mira un segundo.

—¿Ahora vas a protestar por eso?

—Quizás no debí despertarte... —susurra porque todo parece ir mal hoy y no entiende la causa, negando con la cabeza.

—¿Pero qué pasa? —pregunta genuinamente sin entender.

—No lo sé. Estás toda enfadada... y... Por más que habitualmente me haga gracia que estés toda enfadada, no ahora.

—Dame cinco minutos —levanta un dedo después de reflexionar un poco. Aziraphale parpadea.

—Cinco... bueno —asiente yendo a la puerta.

—No, no, quédate aquí si quieres —se levanta ella y él le mira de reojo.

—Vale...

Se levanta y de va a hacerse un café. Uy... Ehm... tu casa está un poquito menos minimalista de lo que debería. De hecho Aziraphale le sigue al ver que sale, nerviosito, porque no, no lo ha traído todo pero sí ha traído unas cuantas cositas desordenadas.

Crowley se para de nuevo en la puerta giratoria parpadeando mira la sala y todo lo que hay ahí. Mira las plantas... y las cosas que también hay ahí. Mira al otro lado y hasta da un saltito porque parece que acaba de aparecer otra pila de cosas ahí.

Aziraphale le mira cambiando el peso de pie. Quiero decir que no lo hemos dicho pero Aziraphale le ha limpiado y puesto pijama en algún punto.

Oh, qué pena, pero vale.

Es que... le preocupo que tuviera frío la segunda noche.

No pasa nada, el movimiento de caderas es el mismo. Lo que pasa es que nos gustaba la estética de ella desnuda yendo de un lado a otro, pero no pasa nada.

Al ángel se le van los ojos igual, la verdad. Es que le has dejado TREMENDAMENTE encandilado. Puede quitarse la ropa pero es que... el frío y de verdad estaba un poco ocioso sin nada que hacer.

—Vaya, cuando estiramos el concepto "un par de cosas" hasta límites insospechados... —comenta Crowley. Aziraphale aprieta los ojos.

—Puedo sacarlas todas... ¿tienes algún sitio donde pueda ponerlas?

—Sí.

—Oh... bueno. Dime dónde y las pongo ahí para no estorbar.

—Voy a arrepentirme de esto pero... donde están —se hace los ojos en blanco a si misma.

—¿Dónde están?

—Donde están ahora.

—¿Mis cosas?

Crowley asiente.

—Pues... unas pocas aquí y allá.

—No te estoy preguntando

—O-Oh... —sonríe un poquito—. Gracias.

La demonio traga saliva porque es que las graciaaas y se va a por café. Él le sigue, pero menos encimosamente. O sea, unos pasos atrás. Sonriendito.

Crowley se toma su café y se siente mejor. Gracias. Aun odia a todo el mundo, pero ahora ya no es culpa vuestra... del todo. Aziraphale se sirve una taza y se sienta cerca de ella.

—Entonces... —empieza, apoyándose en el mármol de la cocina, de pie, en un suspiro.

—¿Qué?

Hace un gesto con una mano mientras se lleva la taza a la boca con la otra, para que empiece a hablar, ni sabe de qué en realidad, pero sabe que eso es lo que quiere. El ángel se sonroja un poco.

—Es que parecía que ibas a estar durmiendo un mes... y... ha tocado tu vecina.

—¿Y?

—Nada. Quería algo con... el internet.

—¿Y has subido amablemente a ayudarla?

—No, claro que no. Solo he hablado con ella un poco

—¿Qué le has dicho?

—Que era... un amigo tuyo y que estabas durmiendo. Y que a ver si venía a cenar un día de estos —sonríe un poquito—. ¡No te enfades!

—¿A ce... nar?

—Sí, con su esposo. Una cena doble

—O sea que lo que querías era cenar tú —se cruza de brazos y sonríe de lado.

—¡P-Pues no hay muchas cosas! —Baja un poquito la cabeza.

—¿Eh?

—Igualmente no es que vinieran a cenar ayer mismo

—¿¡Celebraste una cena aquí mientras yo dormía!?

—¡No! ¡Es Justo lo que te digo!

—Mmmm... No sé si te creo, angel —sonríe flirteándole un poco, sí, el café funciona.

—Es imposible celebrar una cena aquí con la nula comida que tienes —se sonroja un poquito con esa sonrisa. ¡Y le ha llamado ángel de nuevo! Sonríe un poco con el ceño fruncido

—A lo mejor fuiste a comprarla o pediste que te la trajeran.

—No he ido a ningún sitio, estoy secuestrado.

—Ah, sí... eso —otro trago de café.

—Y no se hacer que traigan comida. Es decir... esto está siendo un secuestro en toda la regla

—Eso sí que me lo creo. Espero que no hayas ido a comerte mis plantas cual conejito.

—Qué va...

Crowley busca su teléfono y le pone la aplicación, pasándoselo. Él querría de verdad no babear solo con verlo... ¡pero es que no ha comido casi nada en dos días!

—Deberías tener algo aquí... —toma el teléfono de su mano

—Elige lo que quieras y luego le das al botón... no voy a tener comida aquí para que me olvide de ella y se pudra.

—Las latas tardan en pudrirse... ¿quieres algo?

—Me comeré lo que pidas de más por estar muy hambriento.

—Solo voy a pedir un desayuno y un poco de pan. Y chocolate. Seguro si que quieres chocolate. ¿Ahora aquí? —le señala la pantalla relamiéndose.

—Sí.

—¡Listo! —Sonríe un poco. Ella le sonríe de vuelta

—Vas a hacerte un experto en esto...

—Por lo visto... aunque es mucho más bonito ir. Por cierto, ¿tienes champagne?

—Mmmmm... —cuando pides alcohol ya es otro asunto. Va a mirar en los armarios en los que normalmente la gente tendría cereales o botes de especias.

—He pedido jugo de naranja... pensé que podríamos desayunar con mimosas.

—Por favor, no se lo cuentes a mis otros secuestrados o van a empezar a exigirme todos el mismo trato... —saca una botella y se la pasa.

—En realidad, considerando... cómo se han desarrollado los eventos. Esto es más un rapto que un secuestro —puntualiza sonrojándose un poco.

Crowley hace los ojos en blanco con cara de... "vale, ¿cuál es la minúscula y pedante diferencia entre esas dos cosas?"

—E-El rapto... exige el fin de menoscabar la integridad sexual del sustraído —vacila un poco. La demonio parpadea, se sonroja un poquito y sonríe.

—Otro crimen a mi lista.

—Ese es... un crimen más grave. A menos que...

—¿Sea consentido? —propone para acabar la frase.

—Igulamente, no es propio de un ángel —la mira.

—La verdad es que en otros tiempos el castigo de esto... —reflexiona.

—¿Cuál castigo?

—Pero me preocupa más tener que competir con ella —se encoge de hombros sin mirarle.

—¿Ella? —parpadea un poco confundido.

—Está clarísimo que eres su FAVORITO si puedes hacer eso sin que te pase nada —le mira directamente a los ojos.

—¿F-Favorito? —vuelve a preguntar sin seguirla.

—Sin ninguna duda —hace un gesto taxativo con la mano, aun con la taza en ella.

—Yo no soy favorito de nadie —pone un poco los ojos en blanco.

—Oh, claro que sí —sonríe.

—No vas a meter a Dios aquí, que dudo mucho a estas alturas que siquiera sepa que existo.

—Ya te he dicho lo que opino de eso... ¿O acaso crees que otro ángel hubiera salido tan impune?

—N-No lo sé. Cualquier otro que sienta lo que...

—Así que ahora tengo que desear ser suficiente para el favorito de Dios a sus ojos... Es como... tenerla de suegra. ¿Sabes lo que implica tener de suegra a una deidad omnipotente e omnisapiente? —protesta un poco haciendo drama.

—Voy a decirte una cosa que deberías pensarte... quizás seas TÚ el favorito de Dios. Es a ti a quien te están exhortando a hacer esto y quizás sea YO quien la tenga de suegra... y mira que no está siendo dulce conmigo.

—¿Disculpa? ¿Quién cayó por hacer un par de preguntas mientras tú estás teniendo...? —se detiene y palidece, dejando la taza en el fregadero.

—¿Qué? —la mira.

Crowley se mira el abdomen de repente. Llevándose las manos sobre él.

—¿Qué? —insiste sin entender ese movimiento.

—La única forma en que esto... no es pecado es... después del matrimonio y con fines reproductores... S-Sí contamos que... tú... y yo... y que yo era... soy... —explica Crowley, pálida, en un tono de voz mucho más asustado.

Lo del pecado es lo que lleva toda la mañana intentando decirte respecto al matrimonio... pero los fines reproductivos le toman por sorpresa.

—No pero... n-no... no. No vas a-a... a-a... a...

—¡No! ¡Claro que no voy a! —chilla y es que entra en pánico volviéndose chico.

—¡No! No puedes... ¡vuelvete! ¡Vuelvete chica! —de hecho chasquea los dedos haciéndolo él mismo.

—Waaah!

—Espera, vale... ¡ESPERA! —hace gestos con las manos acercándose a ella. Crowley se mete las manos al pelo y la verdad, empieza a dar vueltas por la cocina, histérica—. Espera, Crowley... ¡espera! —le persigue un poco—. Es verdaderamente poco probable que tu y yo... que... que eso haya pasado, vale?

—Que va a... ¡NO ME INTENTES CONVENCER CON BLOODY ESTADÍSTICAS!

—Ni siquiera son estadísticas, my dear... ¡Nunca hemos sido capaces ninguno de crear ninguna vida humana! E-Es imposible... —si vacilaras menos.. serías más convincente

Sigue tirándose de los pelos yendo de un lado a otro con los ojos muy abiertos.

—Venga, para... ¿qué es lo PEOR que puede pasar?

Crowley le mira con absoluta cara de circunstancias un instante y luego decide seguir gritando un poco dando vueltas. Aziraphale aprieta los ojos.

—Nada terrible va a pasar, de verdad... nada terrible va a pasar.

Fuck fuck fuck fuck fuck fuck fuck fuck fuck fuck fuck fuck fuck fuck fuck fuck fuck fuck fuck fuck fuck fuck fuck fuck fuck fuck fuck fuck fuck fuck fuck fuck fuck fuck fuck fuck fuck fuck fuck fuck fuck fuck fuck fuck fuck.

—Estoy seguro de que ni siquiera sabes cómo es una mujer. ¡No te has puesto todas las partes! Y-Y a ti te gustan los niños.

—¿¡Qué bloody alegatos fucking contradictorios son esos!?

—Pues sí que son contradictorios ¡pero sirven cualquiera que sea el caso! Y no se por qué crees que... ¿¡qué tan grave sería?!

Ella vuelve a mirar le y levanta las manos al techo dramáticamente y luego se tapa la cara porque no puede con esto.

—¿Y ahora qué? Tengo que esperar al fucking arcángel Gabriel a venir y decirme "Eh, tío, ¿adivina qué? ¿Recuerdas esa movida con María?"

—No, ninguna María. Esto... esto sería diferente a cualquier otra cosa vista antes.

—¡Te juro que voy a COMERME a la próxima paloma que vea! —sigue dando vueltas, gritándoles a los muebles. O sea... a esa silla. Porque no es que haya más. Y la verdad, está muy arrepentida. Aziraphale suspira—. ¡Es que no puedo creer que estés ahí tan tranquilo!

—Estás entrando en pánico por algo que ni siquiera... ¡no tenemos ni idea!

—¿Entrando en pánico? ¿ENTRANDO EN PÁNICO? Cariño, hace seis mil años que estoy en pánico. Esto a estas alturas tiene OTRO NOMBRE.

—Ven, acercate a mi... —camina hacia el

—¡No! ¡Tres palmos de mi como mínimo a partir de ahora, angel! ¡Que corra el aire! —le señala dando un paso atrás.

—Crowley...

—¡Y no uses ese tono conmigo! Mira donde hemos acabado por culpa de tus "Crowleeey"

—No hemos acabado aún en ningún sitio... ven. Quiero... saber si siento algo —hace un gesto con la mano para ponerla en su abdomen pero es que a ella casi le da más miedo eso.

—¡No me vas a volver a poner las manos encima! —corre a esconderse detrás de la silla. ¿Por qué maldita sea no tendrá más muebles?

—Pero... tenemos que saber si estás histérica por nada. Que es lo más probable —le mira un poco desconsolado con eso.

—¿Y si lo estoy qué? ¿Vas a darme motivos? ¡A cinco metros de mí, angel!

—No voy a estar a cinco metros de ti, Crowley... si vas a tener un bebé —se le atora la frase en la boca, la verdad. Pues ni sabes cómo le cae a la idiota esta la PALABRA

—¡NO LO DIGAS! ¡NI SE TE OCURRA VOLVER A NOMBRARLO ASÍ! ¡¿ES QUE QUIERES BLOODY INVOCARLO!? —le grita señalándole con un dedo.

—Vale... vale. Vale. Aunque no creo que fuera tan horrible... —aprieta los ojos.

—¿¡Cómo iba a no ser horrible!?

—¿Por qué iba a serlo?

Crowley le mira, toda en pánico y desconsolada.

—Ven... ven aquí —abre los brazos—. Ven. Lo que sea qué pase, vamos a estar bien.

—¡No! ¿Cómo va a estar bien? Bloody hell... ¡Estás aquí porque te rapté o secuestré o whatever! ¡Se supone que tendrías que estar intentando matarme! ¡Todo el mundo nos quiere muertos! ¡Ni siquiera deberíamos hablarnos! ¿Y ahora esto?

Aziraphale se le acerca igual para abrazarle.

—Cómo vamos... que va... qué... no puede... no... —da un saltito porque se le agolpan las preguntas como un torbellino, al notar que se acerca.

—Estoy aquí porque quiero y no voy a... matarte, antes me mato yo —le asegura, tocándole los brazos y poniéndole las manos en los hombros y la cara—. ¿Y no me dices siempre que solo nos tenemos el uno al otro?

—¿Y no te parece lo bastante difícil ya como para inmiscuir a un... tercero? —esta vez no se aparta.

—Absolutamente —le acaricia el pelo y la mejilla, acercándosele más.

Crowley se le echa encima completamente. ¿No que ibas a ponerle una orden de alejamiento hace como diez segundos?

Le abraza, acariciándole el cuello y la espalda. Y ella a él. Para orden de alejamiento están tremendamente cerca

—Voy a cuidarte y protegerte... no importa lo que pase. Vamos a encontrar la forma.

Bollocks... necesito alco... —si creías que acababa de hacer un drama...

—Oh, my darling... —le aprieta contra sí—. No creo que sea la mejor de las ideas si acaso...

No, no, es que el grito desgarrado y el empujón que te vas a llevar. No la suelta. Lo siento.

—Crowley... Crowley... ven. Por favor. Vamos a hacer una pausa

—¿¡COMO VOY A NO TOMAR ALCOHOL?! ¡DILE A GABRIEL QUE RENUNCIO! ¡QUE SE LO QUEDE ÉL! QUE HAGA LO QUE QUIERA, ¡ME DA IGUAL!

—¿¡Qué tiene que ver aquí Gabriel?! Vamos... ven. Vamos a sentarnos.

—¡Cuando venga a anunciarme esto le diré que no tiene el ticket! ¡Eso le diré! ¡No es posible sin el ticket! —ok, a alguien se le está yendo la olla.

—¿Cuál ticket? Crowley... Crowley. Stop! ¡Mírame! Nadie va a anunciarte nada.

—Voy a irme a dormir... jaja! Eso es. Voy a irme a dormir y no me voy a enterar de nada de todo esto. Despiértame cuando esté en la universidad.

—No, no puedes irte a dormir así. Crowley, my dear... —le mira a los ojos—. Ni siquiera sabes si realmente... si realmente haya pasado algo así. O... ¿O lo sabes? ¿Sientes algo?

Crowley le mira fijamente.

—¿Algo raro? —insiste, vacilando.

—Claro. ¡Pataditas si te parece!

—Crowley... —le pide con suavidad.

What the hell voy a sentir, angel?, ¡La sensación fantasma del latido de tu pene en mi vagina donde nunca debió estar! —protesta porque sigue histérica.

Aziraphale se lleva las manos a los ojos con esa descripción tan infinitamente burda y ella se pasa una mano por el pelo, nerviosa, intentando calmarse

—Esto no está mal. Ni estuvo mal. Tú y yo.

—¡No me vas a convencer de esto otra vez!

—Ahora resulta —le mira.

—¡Ni siquiera me dejas volver a ser un hombre!

—Si tienes un niño ahí dentro, no puedes crecerlo en el intestinal. ¡Claro que no te dejo!

—¡Que no lo llames así!

—¿Y cómo quieres que lo llame? Como lo va a llamar todo el mundo. ¡¿Un monstruo?!

—Es un... oh, ¡por todos los infiernos!

—¡¿Pues yo no voy a llamar nada que venga de ambos un monstruo!

—¡Un huevo! ¿Y si lo que pasa es que pongo un huevo?

Aziraphale levanta las cejas y va a abrazarla otra vez del todo.

—Va a ser nuestro huevo.

Facepalm

—Claro, como el señorito ángel no tiene que hacer NADA.

—Yo lo puedo... empollar.

—¡Tú no sabes empollar un huevo de serpiente! —claro, Crowley, porque tú lo haces a diario.

—Pues aprenderé, Crowley... —le acaricia la espalda—. Vamos a hacer todo para que estemos bien.

—Pero es que...

—Quizás tenga tus ojos.

—No puedes pedirme que no tome alcohol...

—No te lo voy a pedir...

—¡Me lo acabas de decir!

—Lo vas a hacer tu sola... mientras averiguamos si... sí o si no.

LA MIRADA.

—¿Qué sugieres, my dear? —pregunta suavecito, antes de darle un beso en la mejilla.

—¿Es que cómo demonios vamos a averiguar esto? —aprieta los ojos intentando valorar las opciones.

—Déjame... —le pone la mano en el estómago.

Crosley levanta las cejas con eso dando un saltito, así como ninguna otra forma en la que el ángel le toca le hace asustarse habitualmente.

—Ehh... eh. No voy a hacerte daño —le acaricia un poco el abdomen con suavidad y lo que quizás sientas es como hiperventila—. Crowley... come on. Imagina que fuera al revés... ¿qué dice tu sexto sentido viperino?

—Aborta todo. Aborta todo. Huye lejos.

—Eso es verdad... hasta que deja de serlo.

—¿Qué sientes tú?

Love. ¿Qué más voy a sentir? —protesta un poco—. Está en todos lados.

La demonio aprieta los ojos y se sonroja.

—El tuyo y el mío... tan fuerte y tan cerca, que ni siquiera se en dónde termina uno y empieza el otro. LOVE.

Ella se humedece los labios.

—Debes estar equivocado, porque ahora mismo te golpearía con una piedra en la cabeza hasta dejarte tonto... Lo cual obviamente no me llevaría mucho rato.

Love... —repite y sonríe un poquito.

Ella aprieta los ojos porque igual eso no ayuda mucho.

—Lo único que sé... es que no hay nada que podamos hacer hoy para saber si eso... es o no es lo que puede ser. Vamos a tener que esperar... como harían las personas.

—¡No voy a estar esperando nueve meses!

—No seas tonto, Crowley... nadie se entera a los nueve meses. Unos días —le da un besito en los labios.

—¿Cómo unos días?

—Varios días... venden cosas en la farmacia que funcionan en unos días y te pueden decir si vas o no a tener un hijo.

—¡No soy una mujer humana para estar meando en pruebas de embarazo, angel!

—¿Por qué no? —pregunta frunciendo el ceño—. Eres una mujer humana para muchas cosas— le acaricia un poco los brazos igualmente, pese al ceño fruncido.

—¡No va a saber si voy a poner un huevo! Además... ¡Ni siquiera necesito mear!

—Bueno pero puedes mear si quieres. O quieres esperar a ver si un día pones un huevo mientras... yo qué sé, ¿duermes?

—¡No voy a poner un huevo mientras duermo! —protesta como si hubiera puesto decenas de ellos.

—¿Entonces a qué hora? ¿Mientras desayunas? Crowley... ¿no crees que estamos pensando demasiado adelante?

—¿Cómo voy a saberlo?

—Creo que deberíamos dejar de preocuparnos por ahora. Esto... es como la mordida.

—Excepto porque aquí van a morir tres personas

—No va a morir nadie, my dear —le mira a los ojos—. No hay UNA cosa que hayamos hecho mal.

—Eso... ya te lo diré.

W-What? —se humedece los labios.

—Cuando cielo e infierno se enteren de esto

—¡No! No. NO.

—¿No?

—No, TÚ no me puedes decir que el cielo o el infierno van a decidir si esto está bien o mal.

—No he dicho que decidan nada, he dicho que se van a enterar.

—Si tienen algo de que enterarse. Si ese es el caso deberíamos...

Crowley se frota la frente y la cara con las manos aun en el drama y tocan al timbre haciéndole dar un salto.

—¿Qué? ¿Ya se han enterado? ¿Cómo van a haberse enterado ya?

—¡No! —no crean que Aziraphale no entra en pánico con el timbre. Vamos, como si no estuviera en pánico en general—. ¿¡Son ellos?! ¿Los sientes?

—Yo qué voy a saber... —la cara de pánico.

—¡Pues concéntrate!

—Mejor vámonos.

—¿A dónde?

—¡No lo sé! —vuelve a dar vueltas por el cuarto y vuelven a tocar.

—Espera. Espera. Voy a ir a ver, ¿vale? Espérame aquí, escondida.

Asiente.

Aziraphale le mira a los ojos un instante... y se le acerca a darle un beso en los labios. Ella se lo devuelve porque es un drama y está asustada. El ángel le acaricia un poquito el pelo y la mejilla separándose después de un poquito porque sigue sonando el timbre.

—V-Venga. E-Espérame aquí.

—¿Cuántas posibilidades hay de que te secuestren por tercera vez en una semana mientras estás raptado?

—Posibilidades una... probabilidad, mucho menor —¿en serio vas a corregirle eso ahora?

—Joder. Eres insoportable. Ojalá se te lleven —le suelta haciéndole sonreír con esa protesta.

—Ahora vuelvo, si Dios quiere...

Traga saliva igualmente preocupada y ahí se va a la puerta pensando que ahora le vendría bien esa espada, notando un poco los símiles con Adán y Eva y tragando saliva. ¿Acaso los estaban expulsando del "paraíso"?

El drama. Es que está asustado también.

Por supuesto en la puerta hay un chaval malhumorado de Uber eats porque se ha tardado vida y media en abrir.

—Ohhhhhh!

—Anthony?

—Yes. Yes! Oh, dear, perdóname —Aziraphale casi le abraza. El chico da un paso atrás con la efusividad y le tiende las bolsas—. Thank you SO much!

—Yes, yes... whatever —ojos en blanco. Carraspeo, carraspeo.

—No tengo que pagarte, ¿verdad? ¿O sí? ¿Y la propina?

—La propina no va incluida.

—Oh, espera... —se rebusca el bolsillo y saca un paquetito de billetes

De repente al chaval se le pasa el mal humor, mira tú. Toma un billete de diez y se lo da.

Thank you!

Aziraphale le sonríe tomando las bolsas tan feliz y el chico se va.

—Crowley, darling! Es el desayuno! —chilla contento entrando con las bolsas, tremendamente aliviado a pesar de todo.

Wh...FUCK! —se oye desde dentro.

El ángel hacia la puerta por donde debe venir, poniéndolo todo en la mesa.

—Fuck fuck fuck fuck. Angel!

What?! ¿¡Qué pasa?!

Angel! ¡Ven, maldita sea!

Dios mío, casi le da un infarto. Ahí va corriendo y se la encuentra subida a la puerta giratoria.

Parpadeo.

—¿¡Qué pasa?! ¿Qué haces?

—¡El suelo! ¡Me has asustado y la he volcado!

—¿¡Qué?! —mira al suelo y como sea agua bendita va a MATARTE.

Se lo señala, donde EVIDENTEMENTE hay un charco de agua bendita enorme.

—Crowley! ¡Debías esconderte! No... que... como es... ¡CROWLEY!

—Quería ponerla en el difusor, ¡me has asustado con tus gritos!

—No... tienes... —manotea, infinitamente enfadado—. ARGH!

La demonio se mueve en la puerta intentando subirse a ella mejor.

—NUNCA más —se acerca al charco y al recipiente, que estará tirado por ahí.

—No! No, angel, ¿y si llegan a venir por mí? ¡Tengo que protegerme!

—No sabes usarla. No puedes tenerla. PUNTO.

—¡Sí que sé! ¡Ha sido tu culpa! ¡No me ha tocado! Hasta llevo guantes —le muestra una mano y vuelve a mover los pies para no resbalarse.

—Oh, no, no... No vas a echarme la culpa de esto.

—¿Puedes... quitarla de ahí y luego ya discutiremos de esto? —protesta apretando los ojos, súper tensa.

—¡Eso hago!

—Ugh —aprieta los ojos con la cabeza contra la puerta porque de verdad necesita relajarse.

Aziraphale cierra los ojos y vuelve a poner el líquido en la botella con cuidado, extendiendo la mano sobre él.

—Bájate de ahí y estira las manos hacia mí, sin moverte más —pide y ella le mira para ver cómo es lo que le indica que haga—. Solo quiero quitarte cualquier residuo de los guantes.

Se mueve un poco en la puerta intentando estirar una mano hacia él y luego la otra sin resbalarse.

—Bájate, ¡ya no hay nada en el suelo! —protesta de verdad tenso, porque ¡PODRÍA HABERSE MUERTO!

Crowley se humedece los labios porque... va descalza y cree que Aziraphale no lo ha visto y la va a matar cuando lo note. ¡Pero es que se levantan de dormir!

No, no te ha visto ¡Y SÍ VA A MATARTE!

Pone un pie en el suelo porque si no confía en él en quién demonios más va a confiar. Aziraphale parpadea... al verle el pie.

—No estás... no... —podría matarte ahora mismo—. ¡PARA!

Crowley suspira aliviada al notar que no se muere al tocar el suelo y con el grito vuelve a recoger el pie.

What the... actual... ugh! NUNCA, NUNCA, NUNCA, NUNCA más! —protesta a gritos. Y mira que es difícil conseguir que Aziraphale grite de esta forma.

Angel...

—¡DESAPARECERIAS PARA SIEMPRE! ¡PARA SIEMPRE SIEMPRE!

A-Angel... ha... ha sido un accidente

—¡NO ES UN ACCIDENTE QUE PUEDAS PERMITIRTE! ¡NO PUEDES TENER ESE ACCIDENTE! —le grita histérico, porque esto, ESTO le da TERROR. Toma aire, y hasta le tiembla la mano cuando la extiende hacia Él, absorbiendo cualquier molécula de agua bendita.

—Tú me has asustado... —se defiende en un murmullo, regañada y aun colgada de la puerta.

Aziraphale traga saliva y... vuelve a pasar la mano por encima de todo, aunque ya está seguro desde hace rato que lo ha recogido todo. Cierra la botella.

—Ven.

Ella le mira.

—Bájate, ya no hay. Estoy seguro.

Y ahí va de nuevo, a bajarse. Poco a poco, sintiéndose mejor porque se le estaban durmiendo las manos.

—¿Cómo puedes ser tan... irresponsable? —protesta un poco, con un tono infinitamente más suave, chasqueando los dedos y desapareciendo del todo la botella.

—¡No! —protesta cuando la desaparece.

—Oh, sí. De qué sirve que te protejas una vez si te matas sin necesidad otro día...

—¿Y qué hago si los que tocan al timbre no es el desayuno?

—Pues tendrás que arreglártelas de otra forma hasta que no me demuestres que no vas a ir por ahí manipulando agua bendita estando DESCALZA.

—No había tiempo para ir por unos zapatos... y no tenía que caerse —gira la cara y esconde un pie detrás de la pierna contraria.

—Chasqueas los dedos para TODO, pero no tienes tiempo de correr por unos zapatos. ¡Y se te ha caído! —se le acerca y le abraza.

—Tú me has... —se calla con el abrazo.

—¡Ya lo sé! ¡No quería asustarte! —le aprieta contra si y ella le abraza de vuelta—. No puedes morirte.

—No estaba intentando suicidarme...

—Lo sé, ¡por el amor de Dios! Pero no podemos hacer tonterías —JAJAJAJAJA.

—Tampoco nos extralimitemos. No estamos como para exigirnos más de lo que somos capaces.

—Me asustaste —sonríe un poquito.

—Yo estoy asustada...

—Lo sé... lo sé. Y no es como que no tengamos motivos. Pero... necesitamos calmarnos.

Asiente

—Estamos bien aquí, tenemos que relajarnos, pensar en otras cosas y... respirar.

—Vamos a desayunar.