Thank you... —susurra Aziraphale, mordiéndose el labio porque... ahora ya está hecho. Y no hay forma de deshacerlo.

Ella lo sella con otro beso. Porque parece que nunca has visto una película.

Creo que toda la luz de toda la cuadra, titila aumentando la intensidad y probablemente reventando todas las bombillas. A eso me refería con el conjuro.

No puedo creer que os lo hayáis montado para hacerlo en terreno consagrado y todo.

Ja! Y con un arcángel de testigo.

Al que has echado del cuarto veinte veces y que hace cinco minutos querías muerto.

Bueno, vale, ahora es útil.

Crowley está segura que igual le van a decir de los sacramentos blablablá, pero... Aziraphale se separa un instante porque hay algo más, que es imprescindible decir.

—Lo que Dios ha unido, nadie más lo separe —sentencia muy, MUY seriamente.

Crowley traga saliva, porque esa es la plegaria de un ángel. Una muy fuerte y potente que además la incluye y la afecta, cosa que normalmente es suficiente para sentir esa sensación desagradable de las bendiciones... pero esta vez no la siente.

BOOM BITCHES! ¡Ja! Aziraphale sonríe sinceramente, de oreja a oreja y Sandalphon debe haberse ya desmayado al otro lado de la puerta con el DESBORDE de amor que sale de este cuarto.

—Idiota —susurra Crowley sonriendo y negando con la cabeza.

—Sí, pero... tú idiota —se ríe un poco, abrazándole—. I love you.

Sandalphon se ha ido abajo porque de verdad, esto es ridículo y humillante. Nadie se cree que esté durmiendo.

Mira, mañana Aziraphale va a estar TAN de buen humor que puede que te enseñe alguna cosa buena de la tierra. Pero por ahora, le busca los labios a Crowley.

Crowley agradece no tener que responder a eso porque está... ligeramente abrumada ahora mismo.

No tienes que decir nada, sabe lo que sientes. Solo espero que... la consumación del acto no le abrume más.

Teniendo en cuenta que es ella quien está poniéndose de nuevo en posición... oye, va a ser que lo de hacerlo así desnudos sí tenía una razón práctica.

El plan inefable. Aziraphale no va ni a acordarse de los condones. Solo para que se lo recuerdes si es indispensable.

Que se va a acordar ella, ya van a tener un huevo, ya qué más da otro. Solo que le van a decir que esto pasó antes. O sea, es que mira el desorden general aquí, nunca van a lograr que se arregle el cuarto si le explican como ha ido esto de verdad.

Quizás sale a ti. Hay una cosa que es cierta y es que estas cosas son instintivas. Aziraphale ya está como debe y donde debe estar, volviendo a tomarle de la mano además, y a entrelazar sus dedos.

Sandalphon se va a soplar el RECHINIDO DE LA CAMA que además va a durar... yo que sé, horas. Porque si antes ha podido hacer eso con el pie... también puede hacerlo con la vagina. Y además ella también lo siente y además puede hacerlo un millón de veces. ¿Están todos ABSOLUTAMENTE seguros que no era EXACTAMENTE ESTO lo que tenían que estar haciendo todos según el plan inefable y en realidad no son todos imbéciles por estar peleando en vez de ello?

Puede que Sandalphon empiece a considerarlo después de hoy después de oírlos toda la noche quizás tenga la curiosidad.

Aziraphale está perdido, absolutamente perdido en Crowley. El tiempo, el espacio, el cielo y el infierno han perdido toda clase de sentido y por su parte, podría quedarse aquí para siempre. No tiene idea de cómo los humanos pueden conseguir hacer una vida y levantarse todos los días después de probar esto.

Crowley está completamente fulminada al cabo de un buen rato, con la mente en blanco como si le acabaran de hacer un reset.

Aziraphale sonríe, mirando al techo y acariciándole la espalda sabiendo que Crowley va a dormirse en seguida.

Oh, sí, echa bolita a su alrededor. Debajo de la manta, que por lo visto ha estado ahí todo el tiempo.

Aziraphale no va a dormir hoy. Va a simplemente acariciarle el pelo y la espalda un poco, y luego va a abrazarla y a disfrutar enormemente la noche, con la mente en blanco.

Noche a la que le quedan cinco minutos... mira, por esa ventana se ve el cielo clarear

Sonríe igual, porque mira que bonito amanecer. Podría estar lloviendo, que diría que esta hermosa la lluvia o nevando y diría que es preciosa la nieve.

No creo que esté nevando en otoño.

Uno nunca sabe. Por lo pronto pasa un buen rato antes de que empiece a lamentar que este Sabdalphon ahí porque lo que quisiera es desayunar con ella y caminar por ahí de la mano y pasar el resto de la tarde, o de la semana, o del mes... o quizás del año, besuqueándose en todos lados

Ya, ya... pero ella no va a querer despertarse hasta como la una. Deberias haberla dejado hacer esto hace años.

Sigh... Sí. Aunque sospecha que si de por si no hacían mucho... nunca hubieran hecho nada más que besuquearse.

Y ahora eso le parece mal.

Pero habrían tenido miles de años para esto. Sin que al cielo o al infierno les importaran en lo absoluto.

Bueno... ya tendrán otros seis mil años, solo es cuestión de paciencia y hoy se siente optimista.

Es que se NIEGA a soltarla. Solo la mira embobado y mira que es creepy esto y sonríe recordando un poco todo lo que ha pasado en las últimas horas.

Ella está ahí hecha bolita, ojos cerrados, boca semi abierta, respirando tan plácidamente.

Aziraphale valora levantarse y dejarla dormir en paz pero es que... no quiere despertarse y que él no esté ahí pero Sandalphon va a empezar a impacientarse seguramente.

De hecho, sí, cuando ya hay luz fuera, es que sube a golpear la puerta haciendo que dé un saltito, saliendo de la burbuja de fantasía.

—Ugh... ¿Sí?

—Ya es de día. ¿Vas a seguir durmiendo?

—Sí —Ya que lo pones como pregunta...

—¿Hasta cuándo? Aun se siente amor por todos lados...

—Eres el primer ángel que se queja de algo así... —se sonroja un poco y sonríe penando que nunca había sentido tanto amor ni de manera tan intensa como en las últimas horas.

—Es que es inusual... ¿Qué hago si viene un cliente?

—Le atiendes y... le dices que estoy haciendo inventario y por eso no hay nada.

—Tendríamos que buscar los libros. Gabriel lo dijo. ¿Cuándo vas a subir el reporte?

Suspira.

—Yo ya he escrito el mío —sigue Sandalphon.

—Tengo que hacer muchas cosas hoy, incluyendo ir a la peluquería, a la tienda y al correo. ¿Qué has puesto en tu reporte?

—Oh... iré contigo. Pues que nos atacó un demonio y que has dormido toda la noche.

—Deberías agregar que parte del día también. Estoy cansado.

—Si has dormido toda la noche, ¿cómo puedes estar cansado?

—¿Te ha secuestrado el infierno alguna vez?

Lo siguiente que va a pasar es que Sandalphon... va a intentar abrir la puerta.

Aziraphale le da un beso rápido a Crowley en los labios, la tapa completamente y se levanta de un salto... y pega un gritito ahogado porque le duele TODO.

Crowley se medio despierta con eso, parpadeando y se mueve.

Es que además la cama impide poder abrir apropiadamente la puerta. Aziraphale abre lo que puede. Desnudo cómo está, sin pensar en ello.

—Sandalphon!

La verdad, al ir hacia la puerta pasa por encima de Crowley haciéndola soltar un quejido.

—¿Te has encerrado? ¿Qué...?

Ay, ay, ay... perdón

—Pues después de que sugeriste venir a dormir conmigo, tuve que hacerlo. Uno no abre las puertas así.

Fuck, angel, en serio. ¡Prefiero los bloody besos!

—¿Qué? ¿Tienes a una mujer...? —Sandalphon intenta meter la cabeza.

—No tengo a ninguna mujer, es la radio. SANDALPHON! —grita y no le deja meter la cabeza deseando que Crowley entienda eso ¡por el amor de Dios!

—¿Se te enciende la radio ella sola? —pregunta Sandalphon y Crowley protesta un poco más sonidos indefinidos.

—Estaba oyéndola en bajito hasta que has llegado tú y se debe haber subido el volumen. Sandalphon, de verdad, no seas encimoso —le empuja un poco hacia atrás—. Ahora bajo.

—Ehm... y... e-el tráfico en la M25 es un bloddy infierno como habitualmente, ha habido un... uhm... siniestro en la salida… eh… ¿veintisiete? Veintisiete, sí creo que es la veintisiete la de Cambridge. Bueno, whatever, dirección Cambridge con un choque entre dos idiotas así que más vale que ni intenten tomarla hoy... Como todos los días. Uhm, bueno... Pasamos ahora al pronóstico del tiempo.

Es moní hecho ahí está en directo otra oleada de amor hacia ella de un repentinamente sonriente Aziraphale.

—¿No dices que estabas durmiendo?

—La uso para arrullarme. Baja por favor que quiero vestirme y arreglarme. Y... bañarme.

—Es muy sospechoso todo esto, Aziraphale... —insiste Sandalphon.

—¿Vestirme y bañarme? Ya podrías hacer lo mismo tú, uno lo hace todos los días aquí abajo. Ahora bajo... ve preparando el té.

—Van a estar lloviendo putos perros y gatos todo el día, ¿qué otra cosa van a hacer? Estamos en bloody Londres, si queréis malditos días soleados iros a vivir a España.

Aziraphale se ríe con eso. Otra absoluta oleada de afecto.

—Ya bajo —cierra la puerta.

—Voy a incluir todo esto en mi reporte —advierte Sandalphon.

—Incluye lo que consideres necesario —pone el pestillo y levanta la manta para buscar a Crowley y besarla. Ahí está ella intentando inventarse más cosas que decir y sonar como una locutora.

—Va a haber una ola inesperada de altas temperaturas en el Soho...

Aziraphale le mira, y sonríe acercándose a ella.

—Eso desde anoche... —susurra.

—Esto no cambia nada, aun te odio por despertarme —replica igual sonriendo un poco.

—No he sido yo —beso—, ha sido Sandalphon —beso— estaba abriendo la puerta.

—Tengo odio para repartiros a todos —no deberías decir eso después de besarle durante como tres minutos enteros, es casi ridículo.

—Menos para tu esposo... —le acaricia el pelo que tiene toooodo despeinado. Sonríe un poco más, labios hinchaditos.

—Especialmente para él...

Aziraphale se sonroja un poco sin dejar de sonreír. Crowley se mueve estirándose y cuando saca una mano del círculo vuelve a quemarla y vuelve a meterla dentro.

—Es el PEOR insiste en meterme en toda clase de complicaciones.

—Pero él no ha hecho nada ma... oh... Ugh. ¿Estás bien? —pregunta al sentir el salto.

—Sí, si... el círculo...

—Ya, ya... la próxima vez lo haré más grande —asegura acariciándole el pelo un poco otra vez—. Y no te quejes de las complicaciones... no pareces no haberlas disfrutado.

—Aunque aún creo que tenemos que mandar aquí a unos cuantos demonios... ojalá hubiera sido cuando estaba la otra también.

—No creo que aguante mucho tiempo sin pedir que venga alguien —se estira un poco también—. ¿No te duele todo?

—No... ¿qué te duele? —le mira.

—Las piernas, la espalda, los brazos...

—No... —le acaricia los brazos y es que ella suele moverse más que él.

—En realidad pensé que dejar que me siguiera doliendo podría ser... útil para recordarme recordarle a Sandalphon que me raptaron al infierno.

—Puedo hacer que te duela un poco más.

Él le mira de reojo. Sonrisita.

—Tengo que bajar en algún punto antes de que vuelva él... —advierte.

Crowley se humedece los labios. Aziraphale se sonroja un poco más, pero... no parece negarse en lo absoluto.

—¿No crees que cuele de nuevo lo de la radio? Puedo cantar algo.

—Yo creo que tú disfrutas más de lo debido el que venga aquí y me moleste.

Ella se ríe

—Lo que yo veo es que... realmente no sabe qué pasa —sonríe un poco—. No puede poner nada en el reporte que no sea... inconcluso.

—Sigue siendo divertido lo nervioso que te pones.

—Pues cómo no me lo voy a poner... no sé qué pasaría si se enteraran.

—¿No ibas a proponer que vieran las ventajas de seducirme en vez de tratar de matarme?

—Ayer... empecé a explicarle a Gabriel. ¿Sabes el caso que me hizo?

—¿Es imposible saber en qué piensa o qué? —Suspira.

—Es absolutamente imposible saber en qué piensa. Lo que... bueno, lo que yo estaba pensando era que quizás, si le daba la suficiente curiosidad el asunto de los ataques sexuales... Quizás no le molestara que los repitieras.

—¿Y crees que se la da?

—No. Pero me pidió un reporte DETALLADO de lo que había pasado en mi secuestro. Así que pensé... bueno, escribirle un... poco un relato erótico. Aunque no quiero que piense que lo he disfrutado.

—Es que eso es más o menos lo mismo que me pidió a mi Belcebú.

—¿Un relato erótico?

—¡No!

—¿Cómo lo describirías? La noche... de anoche.

—¿Vas a contarle lo que pasó anoche?

Aziraohale niega con la cabeza, en realidad... lo que quiere es saber cómo la describirías y era un bonito pretexto.

—Tal vez yo lo haga.

—¿Y qué vas a decir?

—Pues que dijiste que querías casarte conmigo —responde Crowley sonriendo.

—No, no... no. No puedes decirles eso —protesta Aziraphale.

—¿Por qué no?

—Porque van a saberlo los míos.

—¿Y?

—Se supone que te estoy intentando matar... —se revuelve el ángel.

—Puedo decirles que lo hiciste para evitar que yo te matara.

—¿Y por qué ibas a dejar de matarme por ello?— pregunta mirándole.

Crowley se pasa una mano por el pelo y le acaricia un poco el costado con la otra mano porque no sabe cómo responder a eso

—Tal vez deberías decirle a Gabriel que han cambiado mi misión.

—Solo... imaginemos por un momento que realmente tú no sientes nada por mí y que yo lo... lo sé. Lo sé pero secretamente te quiero como te quiero y no puedo hacer nada para evitarlo.

Crowley aprieta los ojos porque es que eso es estúpido

—Estoy... desesperado por intentar que me quieras. Además se... que te han mandado matarme. ¿Sabes qué haría?

—¿Qué?

—Es que además, imagina que poco a poco descubriera que... no pareces quererme matar del todo, sino... empiezas a caerme bien, a venir a verme... a tratar de confraternizar conmigo.

La demonio sonríe de lado.

—Lentamente... pero con constancia, empiezas a darme exactamente lo que deseo. Atención, un poco de afecto... y yo tengo que matarte, pero eres un demonio, y la tentación...

Ella se mueve sin notarlo en realidad, de un modo un pos serpenteante cambiando los pies y piernas de posición mientras le escucha, enrrollándolas y desenrrollándolas con las suyas

—Y es verdad que me doy cuenta, que... poco a poco te considero más. De repente ya no eres del todo mi enemigo, eres un... aliado. Una cara conocida. Trato de... mantener la cabeza fría a todo momento, evitando dejarme llevar, pero eres hábil, y cada vez que me descuido avanzas un poco más.

Crowley se sigue moviendo un poco como un perro que mueve la cola porque le gusta esta historia, mirándole a los ojos y sonriendo un poco.

—Trato seriamente de... parar. De poner barreras. De decir cosas horribles. De recordarme a mí mismo que no debo confraternizar con el enemigo... pero igualmente tienes buenas ideas, no por nada, eres un demonio listo. Hacemos el pacto... y puedo hacerlo, me aseguro a mi mismo que es... es algo en orden puramente profesional

Es que esa sonrisa inocente no es en lo absoluto, a Aziraphale le hace sonrojarse y bajar un poco la mirada, humedeciéndose los labios.

—El problema es que, no dejas de ser hábil... y después de un tiempo del pacto, somos irrefutable e irremediablemente amigos. No puedo pensar siquiera en describirte como algo distinto a mi mejor amigo

La pelirroja se muerde la lengua para no intervenir.

—Y aún tengo que recordarme frecuentemente que no deberías ser mi mejor amigo... ni debería quererte como te quiero, pero... es imposible.

Siiiigue perdida en sus ojos azules por completo

—Y aparece algo... complejo y... que nos da una misión JUNTOS. Al otro lado del mundo... y... vivimos once años prácticamente juntos. Y aun así... no puedo flaquear. Aún hay una pequeña parte de mí que sigue recordándome que no debo ser amigo de un demonio. Es absurdo a estas alturas.

Ojos en blanco.

—Somos mucho más que amigos... —susurra.

Le mira con cara de "ya era puta hora" pero no lo dice

Shut up, que estoy contando yo.

Crowley sonríe porque no ha dicho nada y levanta las manos en señal de rendición. Aziraphale se ríe un poquito porque está de buen humor, así que la demonio vuelve a abrazarle.

—Igualmente, a lo que iba con esto, es a que...

—¿Aja?

—Si tú realmente no me quisieras, pero actuaras como si lo hicieras... —suspira —. Igualmente sabría que no lo haces.

—Eso es lo que le hemos dicho a todos desde el principio y aun así todo el mundo se muere de la risa con la idea.

—Si sabes que quien inunda la cuadra entera de amor desde anoche no soy solo yo, ¿verdad?

—Tu mejor amigo ahí abajo no considera que así sea... por lo visto esto es lo que normalmente exhalas cuando sueñas conmigo —igual se sonroja un poco y sonríe.

—Es tonto, como si no supiera cómo funciona el amor.

—O a lo mejor es tu relación súper rara con la radio. De todos modos no me has dicho qué harías.

—Y yo quería que tú me dijeras cómo describirías la noche.

—Eeeeh... ¿quieres oír inefable?

—¿¡Inefable?! —pregunta sorprendido.

—¿No? —sonrisita.

—¿¡Así lo describirías?!

—Seh, ¿por qué no? Si es un buen adjetivo para el plan de Dios, también lo es para esto.

—No lo describiría yo así...

—¿Cómo lo describirías tú?

—Es decir, sí... tiene ciertas cualidades imposibles de describir o explicar con palabras... pero no me parece que tu estés describiéndolo así a propósito.

Crowley le mira, levantando las cejas y sonriendo un poco

—Y no me pongas esa cara, que nos conocemos —le acaricia la mejilla con suavidad.

Es que la falsa inocencia, se le escapa un poquito la risa.

—Igualmente... yo la describiría como una noche memorable —sique Aziraphale y le da un besito en la mejilla.

Crowley se ríe un poquito más y gira un poco la cara hacia el otro lado para dejarle acceso... digamos que un vampiro sabría qué hacer.

El ángel le da un beso en el cuello sin mucho trabajo. No sé si sea lo que quería, pero es lo que hace él, porque ayer aprendió que dice su nombre de buena manera cuando le besa ahí.

Pues claro que es eso lo que quiere

Vamos, quizás quería mordidas, eso no es muy de su estilo, pero aquí sabe delicioso.

Ah, bueno, nah, no necesariamente.

—Mmm... —arquea la espalda y levanta la barbilla.

De todas las cosas que han pasado estos días, ESTE es un descubrimiento maravilloso

¿Que sabe bien?

No, que hace esos soniditos cuando hace esto. Este SI es un descubrimiento real de algo que genuinamente no sabía.

Un poquito más... y ahora del otro lado.

Mira que obediente es, por lo visto tiene una fijación oral... entre la comida y esto...

Ella sonríe, ojos cerrados haciendo toda clase de suspiritos y luego le toma de la cabeza guiándole a donde quiere que vaya. Ahí va, a donde ella diga, abrazándole un poco de la cintura y sonriendo.

—Mira quien no escatima en saber qué quiere

—La próxima vez traeré chocolate.

—¿Mmmm... chocolate? —susurra

—Lo pondré exactamente donde quiero que hagas eso.

—Exactamente... —se burla un poco.

—¿Qué?

—Lo dices como si no te estuviera haciendo exactamente dónde quieres... —le lametea un poco donde ÉL quiere

—Bueno, sí, pero... tal vez aun podrías resistirte menos —como si acaso se estuviera resistiendo en algún modo.

—¡Resistirme! —es que hasta se separa, ella parpadea y él le sonríe—. ¿Crees que me estoy resistiendo? ¿Quieres ver "resistirme"? —pregunta, bromeando... picándola, más bien.

—¡No! ¡Por todos los infiernos! Ya sé que eres insoportable —tira un poco de él del cuello.

El ángel se muere de risa, volviendo a besarle el cuello y cuidado con eso porque vas a acabar comiéndole los pechos en cero coma como te descuides.

Hala... Sinceramente creo que no va a resistirse mucho. Vamos, si le gusta y es a dónde le guía, estamos hoy complacientes. Aprovecha.

Todo muy sacro

Es su esposa. Que alguien le venga a decir que no puede complacer a su esposa.

Ah, sí, mira que bien. Recuérdanos otra vez... ¿porque hemos tardado tanto en hacer esto?

Nadie lo sabe. Vamos a ver también cuanto le duran las ganas de complacerla... ejem - Aziraphale intentando defenderse de alguna forma, más aún si es ella quien va a poner los huevos. (Ahora no es uno)

Gemelitos, por lo visto.

Vemos que hoy estamos un poco más abiertos a la idea.

¡No! Pero no está pensando en esto. Está ahí piernas abiertas y espalda arqueada dejando/guiando/disfrutando de su marido.

Marido que EN SERIO acaba de entender cómo es que el sexo mueve al mundo... O más bien no lo mueve. Podría pasarse la vida entera otra vez aquí.

Vale, por lo visto hoy no nos levantamos tampoco.

Aun así, ciertamente, Aziraphale sabe que Sandalphon está abajo así que después de un poco de tiempo, busca... poner las cosas donde deben estar, para propiciar tener huevos, justamente. Vamos, que es el fin obvio de esto. Ajem.

Y la otra vuelve a hacer esto maravilloso que ahora sabe hacer con cualquier parte de su cuerpo dos mil quinientas veces.