En fin... entretanto, Sandalphon mira su plato de sushi como si fueran un montón de arañas muertas sazonadas con bilis de gato y luego mira a Aziraphale.
—Pruébalo.
—Es que no me gusta su aspecto.
—No lo mires, come.
Aprieta los ojos.
—Métetelo a la boca. Mira, ponle de esta salsa... es un poco salada. Y luego te lo metes a la boca.
Sandalphon arruga la nariz y decide tapársela con dos dedos como si fuera a meterse al agua mientras intenta pescar la estúpida bolita de arroz con dos palillos. Se le cae diecisiete veces.
—Quizás pudieras pedir un tenedor —declara Aziraphale sonriendo de lado.
—Quizás podrías comértelo tú.
—Si que puedo comérmelo yo. Me encanta. El problema es que debes aprender a comer tu... venga hasta a Cr... Ehm... a todos les gusta.
—Entonces solo cámbiame el plato y ya está. A ti te encanta y yo no tengo que...
—Tienes que intentarlo. Un bocado, ¿vale?
Ojos en blanco.
—Un bocado y me lo acabo yo.
—No soy un niño pequeño. ¿Qué tal si te lo comes y yo te ayudo con el teléfono?
Aziraphale le mira... y se humedece los labios. Parece ser un gana-gana, sinceramente. El doble de sushi y ayuda con el teléfono. Sonríe un poco.
—Vale.
Sandalphon le pasa el plato y él le pasa el suyo junto con el teléfono.
—Vamos a ver... —lo toma—. ¿Va con tu huella? ¿O reconocimiento facial?
—Ehh... no... sé. Lo he podido usar.
—A ver —le enfoca la cara con la cámara y desde luego no se abre—. Ehm... prueba con el dedo.
—No, ¿sabes? Se abre con un milagro —lo acerca...
—Que desperdicio, solo haría falta registrar tu huella.
—No sé hacer eso.
—A ver... —lo busca—. Hay una registrada...
—No, no... creo que... no. Es la del vendedor. Registra la mía. ¿Es difícil?
—Vale... —toca unos cuantos botones y luego se lo tiende—. Pon el dedo en el centro.
—¿De la pantalla?
—No, en el botón... y límpiatelo primero.
—Está buenísimo —se lame el dedo, se le lo limpia un poco y lo pone ahí.
—Bien... ya está. Ya no necesitas un milagro para abrirlo. ¿Qué quieres hacer con él?
—Ver los mensajes. Y mandar mensajes. Y hablar con video. Y guardar un teléfono. Y que me dejen de llegar todas esas notificaciones tontas raras.
—Vamos a ver... tienes un montón de notificaciones de muchísimas cosas.
—Ya, ya lo sé –se relame los labios porque Sandalphon es tan tonto al no querer esto—. ¿Qué dicen? ¿Algo interesante?
—Vamos a ver... tienes dos me gusta nuevos en tu ultima foto de Instagram...
—¿Y qué foto es? —estira el cuello hacia él.
—Pues la última que pusiste... no sabía que tenías un Instagram. ¿Sigues a Miguel? Ella siempre está colgando cosas interesantes... espera voy a buscarla para que la sigas.
—Oh... bueno, no sé. Síguela si quieres... —estira el cuello—. Pero me interesa más el "what is going on" o cómo se llame.
—Espera... Ya está, ya la sigues. Mira, yo no te sigo, no sabía que esta era tu cuenta —se pone en su propio teléfono a buscarle y deja ahí encima el de Aziraphale con la página de Instagram de Crowley. Se ven unas cuantas fotos en pequeñito.
Aziraphale toma el teléfono para espiar un poco.
Se ven seis fotos pequeñitas. Todas con filtros súper contrastados con las sombras muy negras y los colores (si es que los hay) desaturados casi grises.
La primera es de esta mañana, su ordenador con las fotos de Aziraphale y Gabriel en la pantalla, una taza de té, las gafas de sol, una pequeña plantita, un montón de papeles y su pluma edición limitada Montblanch serpiente imperial.
La segunda es de una perspectiva del pasillo desde la puerta giratoria con unas cuantas enormes pilas de libros y papeles y cajas apilados por todos lados de suelo a techo.
La tercera es de su anillo con alitas blancas sobre lo que parece una tela de seda negra que debe ser su pijama medio arrugado.
La cuarta es un comic reposteado de una serpiente atada a un globo diciendo que se va al espacio exterior. His, his, mafakacars.
La quinta es Hastur sacando los ojos y mirándole con absoluta rabia a través de la rendijita de la puerta del calabozo del infierno.
La sexta son los libros de Crepúsculo por los que firmo sobre el mostrador de madera en la librería de Aziraphale.
Qué bonito el ordenador con la taza de té. Sonríe en general, la verdad con todas las fotos. Mira el... ¡MIRA EL ANILLO! ¡ES SU ANILLO DE BODAS! Te va a ahogar de amor, Sandalphon.
Sandalphon parpadea mirando a Aziraphale otra vez.
—¿Todo bien? —pregunta con las oleadas de amor.
—Sí, sí. Todo bien —se mira la serpiente en el dedo y... es que sonríe más, ojitos de amor—. Los mensajes, necesito revisar donde se mandan.
—A ver... —toma el teléfono de nuevo—. Tienes unos cuantos mails... son de avisos de seguridad, por lo visto te has conectado a tus cuentas desde otro dispositivo.
—Ahhh... eso. Bueno. No. Lo del what is it.
—¿Doy acceso, entonces?
—Sí, sí.
Sandalphon teclea un poco asintiendo, dando acceso y de repente se detiene.
—Ah, aquí me pide tu contraseña para confirmar.
—Oh... no la recuerdo.
—¿No la recuerdas?
—Ni idea. No te preocupes por eso...
—Hombre, alguna sabrás... si no quieres decírmela ponla tú —se lo tiende.
Aziraphale vacila sin tener idea. NI IDEA.
—¿Es imprescindible hacer esto? Lo puedo hacer luego...
—Podemos decirle que se te ha olvidado, pero es un rollo, prueba a ver antes, en serio.
Vacila otra vez e intenta con 4004
Nop, sorry, no es.
BohemianRhapsody.
Nop. Está intentando introducir contraseñas antiguas.
Se sonroja un poco. Aziraphale.
Ahí está. Acceso concedido.
Aziraphale levanta las cejas. Va a MORIR de amor.
¡Ugh! ¡Solo es una palabra difícil del número adecuado de letras!
—Ehm... en serio, ¿qué haces? —protesta Sandalphon porque es que le pone nervioso.
Es que quiere ir a darle besos.
U. G. H.
—¡Nada! Pongo la contraseña —le mira con ojos de amor
—Vuelves a... rezumar amor. Ugh. ¿Ese demonio es tu contraseña? Eres tan ridículo —ojos en blanco y tiende la mano para que le dé el teléfono de nuevo.
—¡No lo es! Ugh. No entiendo como TU no rezumas nunca amor —se lo da
—Veamos... —le ignora un poco—. Tienes un mensaje privado en Twitter.
—¿De quién?
—Un tal... Michael Sheen y unos cuantos números, ¿le conoces? Parece que es alguien de Austria... no, Australia. Bueno, no sé, siempre los confundo.
—Michael Sheen? —levanta las cejas.
—Sí. Te manda una foto... llena de emoticonos de corazones de este tipo con barba... Mira, se te parece un poco —se la muestra.
Aziraphale abre la boca... los celos. Y así se corta de golpe una oleada de amor.
—Ugh! ¡No le respondas!
—Vale, vale... qué más... veamos... tienes unos cuantos me gusta en la última publicación de Facebook.
—¿Libro de caras? ¿Qué es eso?
—Pues Facebook, mira... —entra y de repente nota algo, poniendo los ojos en blanco.
—¿Qué?
—¿En serio tienes que tenerle de avatar en todos lados? —le muestra la foto de Crowley que... pues obviamente él usa de avatar en su cuenta de Facebook.
Aziraphale se sonroja tremendamente.
—E-Ehm... lo uso para atraer seguidores
Sandalphon levanta una ceja.
—Es... Ugh, Sandalphon, ¿qué quieres que te diga?
—Tu newsletter de Dairy Curious Cat Facts tiene trece actualizaciones que no has leído —decide seguir leyendo en el teléfono.
—Ohh... ¿son los videos de gatitos? Que tierno —que Crowley los siga.
—No tengo ni idea. Has alcanzado el nivel 870 en Candy Crush y hay un evento nuevo en Pokemon Go...
Aziraphale le mira con cara de... no tengo ni puta idea de que es... Vale, no. No se me ocurre que cosa hermosa debe ser nada de todo eso.
—Oh, que bien. ¿Podríamos quitar todas las notificaciones menos las de los textitos y las llamadas?
—Estoy en ello, pero no es sencillo. Gabriel te ha mandado vidas, ¡Oh! ¿Te mandas vidas con Gabriel? ¡Ni siquiera sabía que jugara Candy Crush!
—¿Ga-Gabriel? ¿Nuestro Gabriel?
—Pues... mira —le muestra el avatar de Gabriel.
—Vaya... que bien. Dale las gracias.
—¿Le... escribo?
—No. No. No, gracias.
—Ehm... bueno... wait! ¿Tienes cuenta en Tinder?
—¿Eh?
—¡Esto está muy mal, Aziraphale!
—¿Una cuenta de qué? ¿Por qué está mal?
—No te hagas el que no sabe que hemos hablado de la lujuria antes.
—¿Lujuria? —frunce el ceño.
—Sí. Además, todas las fotos vuelven a ser del demonio este... ¿Qué haces cuando consigues una cita? ¿O es que le estás buscando pareja a él?
—Espera, espera... espera —se estira para quitarle el teléfono—. Explícame que es Pinder.
—Es una aplicación para buscar pareja, Aziraphale, ¿qué creías que quería toda esta gente que te habla?
—¿U-Una aplicación para buscar... pareja? —parpadea varias veces.
—Por lo que sé la mayoría la utiliza para tener relaciones sexuales de una noche.
—E-Esa aplicación no es mía —susurra picando un poco todo y tratando de... ver con quien tiene citas o con quién habla. Seguro va a conseguirle a Crowley veinte parejas raras que no quiere.
—¿Cómo no va a ser tuya?
Pues ahí siguen saliendo... fotos de chicas y de chicos, uno tras otro.
—No la he puesto yo... ¿cómo veo los mensajes que se manda con la gente? —es que frunce más y más el ceño.
—¡Pero si hasta te has mandado mensajes con la gente! —replica—. No lo sé, yo no conozco esa aplicación ni tengo interés en ella.
—¿Como veo los mensajes? No es mía, vale... es... ¡de alguien que me ha pedido el teléfono!
—¿Por qué alguien iba a poner su Tinder en tu teléfono?
—Porque tenía que ver algo y había perdido el suyo. Sandalphon, ¿cómo los miro?
—No lo sé, ya te he dicho que no conozco esta aplicación.
—¡Pero lo haces mejor que yo! ¡Ayúdame a ver!
Ojos en blanco del arcángel.
—Es de Crowley, ¿vale? —confiesa intentando picar su curiosidad para que le ayude en la ira ciega, tal cual la describe Crowley.
—¿No te parece el COLMO del cinismo que utilice TU teléfono para esto?
—Es un demonio, ¿qué esperabas? —se sonroja
—Prueba dándole a todos los iconos, en alguno tendrían que aparecer —propone poniendo los ojos en blanco ante esa explicación.
Aziraphale picotea por aquí y por allá. ¡Quiere leerlos! ¡Quizás... esté por ahí teniendo una cita en Ritz con alguno ahora mismo! Es que... hasta debes verle la mirada de absoluta furia, Sandalphon. El ángel que hace un minuto estaba DERRETIDO de amor.
—No, ese no, ese es el perfil, cuando hay un icono que parece una persona es el perfil... y creo que esos son para aceptar o declinar citas... Ok. Vale. Parece que va estar ocupado los próximos días si le sigues dando ahí...
—¡No quiero aceptar ninguna!
—¡Entonces deja de darle al corazón verde como maníaco!
—¿¡Dónde veo los mensajes?! —deja de tocar la pantalla AL FIN.
—A ver, trae... déjame intentar.
El principado le deja hacer, y se levanta arrastrando la silla y yendo a sentarse a su lado para ver lo que hace mientras el arcángel pica un poco por todos lados, incluso en el corazón verde, sin querer.
—¡Que no aceptes más de esos humanos fáciles que se creen listos!
—Perdón, perdón... a ver... aquí, mira —por fin encuentran la ventana—. Oh, vaya... hay un montón.
—¿Qué dicen? —es que casi hasta se nota como cambia la luz ambiental a una la mitad de luminosa. Sandalphon le mira de reojo y se revuelve en su silla.
—Pues... a ver... —abre uno al azar—. Son... unos emoticonos. Una berenjena, unas gotas de agua, un melocotón y una cara así con media sonrisa
—¿Qué es eso?! —Frunce el ceño más aún, sin entender
—Pues no lo sé, será una invitación a comer una sopa de verduras y fruta de postre.
Aziraphale abre la boca con eso, un poco heartbroken. ¿¡A quién llevaba a comer sopa de verdura que no fuera a él?!
—¡Pues a mí que me importa! ¡Abre otro!
Abre otro y la verdad, Crowley les manda siempre el mismo mensaje de emoticonos a todos... Aunque varios tienen respuesta.
—¡Busca uno con respuesta! —chillonea—. ¿De cuándo es el último?
Uy, la vas a matar.
Chan Chan CHAAAAAN.
—De... hace dos horas. ¿Cómo puede ser, si estabas conmigo?
Aziraphale parpadea sin entender cómo es que... hace dos horas el... y... ellos y...
—¿Y-Y q-qué di-dice?
—Dice que... esta noche. En el Xoyo a las once y media.
—¿¡Qué ostras es el Xoyo?! —¡No lo vas a volver a ver NUNCA!
—No tengo ni idea, pero a lo mejor tendríamos que ir —propone Sandalphon porque mira lo enfadado que está Aziraphale. A lo mejor esta era la manera de hacer que olvidara al demonio ese al fin y salvara su alma.
—¿¡Y con quién se supone que se va a ver en el... Hoyo ese?! —es que apenas y le sale la voz de lo enfadado que está.
—Es... una chica, mira —le muestra la foto del perfil de ella—. Aquí dice que va a estar en la ciudad solo un par de días, que tiene veinte años y que es licenciada en filosofía por la universidad de Yale.
Aziraphale abre la boca. Y la cierra. Y la abre otra vez. Y es que quiere estrangular a la chica y pasarla por la máquina de hacer hamburguesas y dársela a la gente qué pasa, ¡y poner una barbería! Le quedarían muy bien los coros.
—¡CLARO que vamos a ir! —es que hasta le tiemblan las manos—. No me puedo creer que va a ir a... ni siquiera sé dónde es. ¡Ni siquiera sé qué es! ¿¡Que es?!
—Pues por lo visto es un club nocturno en la calle Cowper.
—Vamos a comprar ropa.
—¿Ropa?
—¡No vamos a ir ASÍ a un club nocturno a espiar a Crowley!
—¿Por qué no?
—Porque TODOS van a mirarnos.
—¿Y?
—Y no quiero que me vea, ¡quiero verle yo a él y saber qué trama!
—Pues qué va a tramar... pero vale, vale.
Aziraphale traga saliva y mira a la chica de la foto súper joven y bonita y le da un poco de horror la situación. Vamos... no era que Crowley no... no... pudiera hacer lo que quisiera y llevaban seis mil años cada uno haciendo lo que quería.
Pero... Hacía dos horas él estaba entregando un informe a Gabriel detallando lo que habían hecho y... aprieta los ojos pensando que Crowley estaba a su vez quedando con esta chica de verse en la noche en un club nocturno, seguramente para tentarla y hacer su labor de demonio normal. Hiperventila unos cuantos segundos.
No había nada de malo en que Crowley saliera con... gente y... Ugh! Ugh ugh ugh ugh ugh! Lo había todo, todo, TODO de malo. Estaba seguro de que Crowley no la quería ni sería algo serio ni nada. Pero sólo de pensar en él comprándole una copa a no sabe qué chica medio aleatoria y bailando con ella, muerto de risa le hacía sentir instintos asesinos que lo acercaban más a caer que el enamorarse de un demonio.
Y es que llevaba demasiados días solo enfocado en... él. Desde el no-Apocalipsis, la ida a Las Vegas, los baños, los besos, las horas con él, el infierno. Ugh. La noche anterior. Ugh! Y estaba... hombre, es que... él también jugaba a la canasta y comía sushi y hacía un sin fin de cosas sin Crowley, venga... peroooo...
Ataque de pánico momentáneo. ¿¡Qué tal que la BESA?! Vamos, que claro que... habría besado a más gente y eso. Pero... ¡él se ponía celoso de una PLUMA!
Ni siquiera te dijo eso realmente... aunque todos sabemos que es verdad.
Él tenía que verla besuquearse con una... con una... tonta niña que no sabía a quién estaba besuqueando.
Pelandusca.
¡Sí! Una pelandusca. Además, ahora resulta que él no le había dicho nada de la pluma. O sea, ni le importaba la pluma. Vale. Vale. Va le.
Nah, sí, pero no se lo dijo personalmente.
Pues él sabe que se pone celoso de la pluma, aunque no se lo diga. ¡Y ahora no le volteen el asunto! ¡Él tiene un Tinderest!
Vale, vale.
¡Y citas con chicas que estudian Filosofía! ¿Es que recuerdan los ojos de Adán cuando quería controlarlo todo? Bueno... pues ahí le tienen con unos semejantes. Saca un billete y lo deja en la mesa, levantándose.
La verdad, Sandalphon está un poco acojonado.
—Vámonos.
El arcángel se levanta también, asintiendo... lo mejor era ir y que... A Aziraphale se le rompiera el corazón frente a sus propios ojos. No había forma más precisa de despertar de este ensueño terrible. Así se le pasaría el enamoramiento de golpe y volvería a ser el de siempre y todos lo felicitarían (a él, Sandalphon) por haber salvado la pobre alma antes de caer.
Aziraphale no estaba especialmente seguro de que Crowley fuera a romperle el corazón propiamente. Vamos. Si. Pero... no. Un poco sí... pero es que Crowley le quería, aún si estuviera besando a una chica en el antro de mala muerte ese. Solo... claro, si ese era el caso, igualmente iba a MATARLE. Ni siquiera le había escrito a... oh. Espera.
—Sandalphon... ¿dónde están los mensajes?
—¿Los de Tinder? ¿Quieres ver más?
—No. Sí... pero no. Quiero ver mis mensajes. Mis mensajes del teléfono.
—¿Te refieres a... sms? No creo que tengas ninguno Ya nadie manda sms, lo que tienes son un montón de notificaciones de cosas raras... Tumblr, Pinterest, WordPress, Snapchat, YouTube, Google plus... ¿Quién usa google plus? Spotify, telegram, Flickr, Vine, tik tok, LinkedIn... ¿tienes también un LinkedIn? Y sigue y sigue, hay muchas que ni sé lo que son... parecen solo siglas marcadas al azar y palabras estúpidas. Cielos, tienes de MySpace... ¿esto aún existe? ¿aun lo usa alguien?
—No, habló del Whatsthat.
—Ah... tienes varios mensajes también, sí.
—¿Cuál es el más nuevo? —pregunta y se piensa que, como sea de antes de el de la chica, lo mata.
—Hay unos cuantos de un número que no tienes guardado.
—Esos son los que quiero ver –le extiende la mano.
—A ver... —los abre para leerlos él en voz alta sin notar la mano.
¡Ugh!
—Trae —pone la mano en la pantalla para tomarlo porque no está muy por la labor de discutir.
—¡Eh! —protesta el arcángel.
—Ahora me dices cómo guardar el número... o no —mira la pantalla.
—¿Qué?
—Que quiero guardar este contacto... creo.
—¿Crees?
—Sí, creo. Vamos a ver si vale la pena o no —taaaan enfadado. Mira a ver qué dicen los tontos mensajes del tonto demonio Crowley.
Uuuy
"Vale. Ya tengo un bloody teléfono nuevo."
"Aun odio a tu estúpido jefe. Le pueden dar por culo, solo para el registro: me cago en el imbécil capullo idiota del culo de Gabriel y ojalá se muera mientras le clavan astillas bajo las uñas y le dan por culo con un piano."
"Ves? Así es como uno se desahoga."
"Vale, ni sé para qué te escribo porque igual nunca lees estas cosas"
"Por todos los infiernos, Angel... Really. Eres desesperante."
"¿Podrías al menos salir de mis cuentas y cerrar las sesiones?"
"Conste que aun quiero que Gabriel se muera y lo odio por esto."
"En serio necesito que me des acceso a mis cuentas."
"Fuck, lo haré desde mi portatil, no sé ni para qué me molesto en darte mi teléfono."
Aziraphale parpadea porque en su pequeño cerebro de Ángel esperaba leer ALGO que fuera siquiera ligeramente agradable.
She is a demon; she is not nice.
¿Y de cuándo es ese último mensaje? ¿De hace horas y horas y horas?
Los dos últimos son de después que se fuera hoy, pero de antes de los de la chica.
La pelandusca.
La tonta pelandusca. O sea, quería acceso para hacerse una cita con noséquién.
Más o menos sí
Aziraphale bufa y la verdad una pequeña parte de él quiere quitarse el anillo y lanzarlo al lago de St. James a ver si un pato se lo traga y se ahoga. Ya, ya, sabemos que no están ni siquiera cerca de un pato, ni del lago, ni del parque. ¡Pero igualmente!
Lleva todo el día poniendo su cara de idiota con todos y defendiendo lo que tiene con él de Sandalphon y de Gabriel ¿y él lo que quiere es acceso para irse de copas con noséquién? Todavía que estaba pensando en perder a Sandalphon en el Metro para irle a ver a su casa... ¡quizás de haberlo hecho le hubiera encontrado en la cama con otra!
La verdad es que, pese al enfado y a la absoluta seguridad que tiene de que Crowley le quiere y le quiere muchísimo, la idea de que hoy se vaya a una cita con alguien más le da una punzadita de dolor en el corazón.
Ojos en blanco.
Aunque vuelve a recordarse que... Crowley es un demonio y que... bueno, cada uno tiene una vida y es verdad que no son exclusivos y... Ugh.
Se humedece los labios y le pica al teléfono para mandarle una de estas notitas y aparece el pequeño tecladito.
"Hola" le escribe después de... un minuto entero buscando las letras.
Y hasta el auto corrector quiere golpearse la cabeza contra algo, pero no va a haber respuesta porque duerme.
Claro, que no fuera la filósofa porque hasta se despertaría.
Mira la pantalla un poco más con cierta esperanza de que le responda algo que le haga sentir un poquito mejor y tuerce el morro cuando no pasa nada.
Pues así lleva ella dos días.
Él le LLAMO ayer.
Bueno, toda una vida de no responder mensajes.
¡Pues igualmente!
—¿Entonces? —pregunta Sandalphon sacándole de su tren de pensamiento/vórtice de negatividad.
Gracias.
—Oh... oh. Ropa. Hay que comprar ropa. ¿Cómo... guardo este número?
—Deja, te lo guardo... ¿quién es?
—A-Anthony.
—Anthony?
—Sí —Aziraphale se humedece los labios.
—¿Quién es Anthony? ¿Ya vas a acordarte?
—¿Acordarme?
—Pues parece un nombre bastante común. Yo a veces pongo de donde conozco a la gente... ¿sabes?
—Ah... ehm... del parque.
—Anthony del parque... Ok... —hace una cara un poco incrédula.
—¿Qué?
—Parece un poco raro, pero vale, ahí está.
—Bueno, vamos a... vamos a calmarnos todos y a buscar algo de ropa. Y quizás a por una copa antes de ir ahí en la noche.
—¿Una copa?
—¿No sientes como que necesitas una?
—No. Creo que tendríamos que urdir el plan a seguir.
—¿Cuál plan?
—Pues para matar al demonio. Es a lo que vamos a ese club, ¿no?
Aziraphale le mira de reojo porque... MATAR a Crowley por esto es demasiado. Vamos. Así como literalmente.
—Vamos a espiarle.
—Pero es la ocasión perfecta. No esperará que estemos ahí.
—Really, Sandalphon? —Aziraphale le mira, cansado.
—Yes.
—¿De verdad no me puedes dar una noche para esto?
—Es que es la ocasión perfecta, para qué alargarlo.
—A veces me sorprende notar que... pareciera que nadie en el cielo tiene corazón —refunfuña.
—Bueno, vamos entonces, esta vez podemos conseguir algunas cosas para hacer otro exorcismo y que no se marche.
—No funcionan los exorcismos. La última vez se burló de todos nosotros con ello.
—Pues... ¿con qué?
—Bienvenido a mi mundo... no es tan simple.
—Hay un montón de otros ritos, que se pueden hacer, tal vez el que tú hiciste es el que no funciona.
—Ya, ya...no creas que no he intentado varios, Sandalphon. Hay algunos que no le hacen nada. Pero podemos probar...
El arcángel le mira y asiente.
—Pero primero vamos a comprar ropa.
—Está bien.
Aziraphale sonríe un poco y... buff... es que no tiene idea de de dónde sacar ropa más moderna.
Menos aún sabe Sandalphon.
Aunque había varias tiendas por la que a veces pasaba cuando iba precisamente de casa a reunirse con Crowley, que usaba su tartán para hacer ropa y que tenía un aparador que habitualmente tenía una o dos cosas de ropa bastante moderna que podría servirle (habla de Burberry, por si alguien tiene alguna duda...) La ropa... moderna.
De gustos baratos, el chico.
¿Desde cuándo tiene alguno de ellos gustos baratos?
No, no... En fin. ¿Entonces podemos imaginar esto como en Pretty Woman cuando va a comprarse la ropa con la tarjeta de él?
Oh. Es... posible. Si Sandalphon le indica que puede pagar con el teléfono... sí que puede cargarle la ropa a la cuenta de Crowley.
Crowley opina que se la consiga con milagros para eso.
Además, va a ir ahí a pedirles en plan... vístanme con lo más cool que tengan. ¿O sea ahora tampoco quiere pagarle la ropa? Vamos, que Crowley está hoy en plan no quiero nada.
La verdad... es que si no se compra ropa ni para sí mismo...
Igualmente, Aziraphale es perfectamente capaz de comprarse ropa genial él solo. Lo que pasa es que va a salir de ahí vestido con smoking negro pero los pagos lo decíamos porque parecía ofrecerse a pagarlo... con este comentario de a lo Pretty Woman.
Es perfecto para ir a un bar de copas...
Pues... es mejor que su traje de 1940 ¿O no están siendo sarcásticos?
Sí estamos.
Nadie parece criticar a James Bond por ir de smoking negro a TODOS lados, pero claro, que no fuera él la filósofa, porque hasta de pajarita negra le parecería muy bien vestida.
Ya bueno... tú no eres James Bond.
Conclusión, no vas a impresionarle vestido así. De hecho, probablemente no le impresiones vestido de ninguna forma, así que vístete como se te dé la gana, querido.
Sí, hombre sí, no seas tan negativo, pero no sé si todo el mundo va a pensar que eres el padre de alguien.
O el mesero. Aziraphale aprieta los ojos mirándose al espejo. Vale, vale...vale. Quiero decir que se va a ver FATAL con jeans.
Entonces vas a parecer el padre de alguien que intenta ser guay.
El padre de la estudiante de filosofía. Suspiiiira otra vez.
"Hey, mozuelos, ¿qué me container?, esto es chachi piruli, ¿no? Nos lo estamos pasando guay del Paraguay"
Ojos en blanco. Vale, va a ir de negro entero, camiseta, pantalones, unas botas y una chaqueta. Y así seguramente nadie le hará ni caso.
Vas poco maquillado.
No va a ir maquillado. ¿Por qué iba a ir maquillado? ¿Quieren que se ponga unos bigotitos así dibujaditos?
Para matar a Batman...
¿Cómo el pingüino?
Sí.
Vale, luego dice Crowley que es él el que tiene mal gusto.
Pues lo es.
Nadie ha hablado del PÉSIMO gusto que tiene Aziraphale... En esta horrible relación abusiva en la que está intentando ir ahí y pasar desapercibido ¡Y solo se burlan de él!
¿Saben? Va a irse con su mismo traje blanco de siempre y a la mierda. Si les miran, pues que les miren.
¿En serio? Sandalphon quiere matarlo, todo este drama para ahora decidir...
Ugh! Vale, ropa negra. Necesita alcohol.
Si le da igual, pero es que mira el drama que está haciendo.
¡COMO SI CROWLEY NO FUERA EL REY DEL DRAMA! Solo intentaba pasar desapercibido y crashear la cita de su marido.
De hecho, creo que si quiere empezar a hacer planes para matarle. Preferiblemente de forma dolorosa.
Sandalphon empieza a congraciarse con esta actividad. ¿Va a comprarse algo Sandalphon? ¿O él si va a ir vestidito como siempre? Por cierto, Aziraphale asegura que Crowley, por más guapo que esté, también va a parecer el padre de la colegiala...
Nah... no es lo mismo. Pues Sandalphon se va a comprar lo que le diga, a lo mejor se visten los dos, así como gemelos.
Cosas que no van a pasar, versión 253726
¿Por?
Vamos, que hasta en los perros hay razas.
¿Y?
¿Ahora quieres que Aziraphale se te vista como Sandalphon? Y de una vez que se ponga el brillito en el diente. En un rato vas a decir que te llevaste a Sandalphon al baño en vez de a Aziraphale por confundirles. Pero vaaaale, vale. Igualmente es habitual que se vistan de forma medianamente parecida.
Todos los van a confundir con un... dúo cómico o así.
Sigh. Bueno, pues será el dúo cómico más cómico en la historia... Si van a ser un dúo cómico, serán un gran dúo cómico diga lo que diga Crowley.
La verdad, bastante risa sí dan.
Crowley quiere marcha hoy por lo que veo ¿Cuál es la gracia? (pregunta seria, dice Aziraphale)
Pues... Míralos.
Agradece que no estás aquí porque la mirada que te echaría Aziraphale creo que sería capaz de matarte. Pero es igual, créeme, ha vivido aquí seis mil años, le importa poco si te hace o no te hace gracia como se viste... o si alguien se viste igual que él. Hoy ha querido ponerse de negro para sí mismo, no para ti, y da igual. Es más, quizás diga a todo el mundo que viene de pareja de Sandalphon.
¡Sandalphon dice que ya no juega!
