—So... te llevo a donde tú quieras —le sonríe.
—¿A dónde yo quiera? Hmmm...
—Eso es.
—Eso suena bastante... tentador.
Crowley sonríe.
—A dónde querré que me lleves a las tres de la mañana... estando solo tú y yo, y sin que realmente nadie nos busque —le pone un mechón de pelo detrás de la oreja con suavidad.
—No, angel, no vamos a ir a una biblioteca —sentencia y él se ríe un poco.
—Esos... ¿cómo les llamas tú? Fetiches.
—Ni siquiera a un teatro. Ni a la ópera. Ni a un museo...
—¿Cuáles son las opciones?
—La verdad, siendo honestos, son bastante limitadas
—En realidad, Crowley... sabes qué es EXACTAMENTE lo que quiero hacer, de entre todas las opciones ilimitadas del mundo...
—No, pero como me digas que tienes hambre te tiro por la ventana del coche.
Se ríe sinceramente otra vez y Crowley sonríe.
—Lo que quiero es estar contigo. Dónde sea.
Crowley se sonroja y el coche de repente decide poner "Good old fashioned lover boy", dándole a Crowley un infarto y haciendo que apague la radio histéricamente.
—Esa canción me recuerda siempre a ti...
—Es... un... es... no sé de qué me hablas.
—¿Te estoy poniendo nerviosa? ¿Yo... a ti?
—N-Nah...
—Qué mal —le acaricia un poco el cuello.
—Además, ya te he dicho que no va a pasar... —cierra los ojos y se acerca para un beso, pero no llega tiene que acercarse Aziraphale también.
—¿Nada de nada? —pregunta acercándose a ella, y sonríe un poco más, sonrojándose antes de darle un besito.
Crowley se le va detrás. Aziraphale sonríe más y es que le gusta mucho hacer esto. Mucho. Le acaricia la mejilla con la mano, cerrando los ojos y ya podrían quitarse de aquí que en unos minutos van a dejar esta librería en ruinas, aunque es que más pronto que tarde se le va a echar un poco más encima, abrazándole del todo del cuello.
¡Y además ahora no está Sandalphon para separarles wahoo!
Aziraphale hace un sonidito de satisfacción, moviéndose un poco para irle a besar el cuello otra vez.
Les va a meter un pitido otro coche...
El SALTO que da Aziraphale esta vez, perdón, pero a esto sí que no está acostumbrado.
Por supuesto también Crowley, aunque ella sale por la ventanilla a gritar porque... bueno, ella también está ya hasta los cojones de las interrupciones. De verdad, ya ha esperado bastante para que le estéis jodiendo.
Aziraphale está sonrojado, mirando a Crowley gritar y... relajándose un poco al ver que solo fue una interrupción simple y no el Armagedón como las últimas veces. Tira un poco de Crowley, que vuelve a meterse dentro aun gritando un poco al otro coche.
—¿Será una conspiración universal? —pregunta Aziraphale.
—El bloody plan de mierda —le mira de reojo y igual arranca el motor volviendo a encender la musica
Se prensa de donde puede... el techo, la manijita, la pierna de Crowley mientras vuelve a sonar la canción y vuelve a sonrojarse con ella, pero la deja.
—¿Estás intentando decirme algo con esta canción?
La demonio se sonroja más y la intenta apagar otra vez, por torpe sube el volumen, luego la hace volver al principio, luego tiene que dar un volantazo por que casi se come otro coche por estar viendo la radio y al final consigue apagarla de nuevo. Aziraphale se ríe un poquito, aunque a media risa tiene que cerrar los ojos y gritar porque ¡CROWLEY!
—Vale, ¡Te he mentido!
—What?
—Quisiera llegar, pero estando vivo sería mejor.
—Drama queen —susurra a modo ñañaña.
—Estás consciente de que sería mal momento para descorporizarnos, ¿verdad?
Da otro volantazo para que se caiga sobre ella
—Wah! —lo hace. Ahora le tiene encima otra vez—. Driving back in style in my saloon... —recita casi en su oído
Ella levanta el brazo para que esté bajo él y tiene un escalofrío cuando le oye cantar.
—Just take me back to yours that will be fine... —agrega, la cereza en el pastel. Aziraphale, estás siendo casi tan bestia como Gabriel, preo tu sí conscientemente.
—Oooh, love —canta sin poder evitarlo en un susurrito.
—Ohhh lover boooy...
—What're you doin' tonight, hey boy! —sigue un poco menos en susurro.
—Everything's all right, just hold on tight... —la verdad, es que a donde quería llegar que cantara crowley era a ESTO y es que lo va a cantar, le da igual... ya no susurrando.
—That's because I'm a good old-fashioned fashioned lover boooy —hasta haciendo las dos voces en plan coro.
Le encantas. Sonríe tan contenta y para el coche frente a su casa.
—Lo eres.
—What?
Risita de Aziraphale y ella parpadea un poco abriendo la puerta del coche.
—What? —repite porque no entiende.
—Quería que me cantaras esa frase.
—Oh, bueno, te describe bastante bien.
—¿A mi o a ti? —la sonrisita.
—¡A ti!
—Oh, ¡qué va! —se ríe igual.
—Claro que sí, tú eres completamente cualquier cosa que tenga que ver con "Old fashioned" —le mira de reojo entrando a la escalera y le toma de la pajarita negra de cuadritos brillantes y mates tirando un poquito. El ángel levanta las cejas dejándole hacer.
—Eso dices tu... porque la moda para ti cambia cada dos años...
—Tres meses —corrige.
—Sería old fashioned si estuviera aquí con ropa de Mesopotamia... —explica haciendo igual los ojos en blanco.
—No puedes defenderte de esto —sigue tomando la pajarita con dos ambas manos. No sé qué te quejas si te gusta.
—¿De la pajarita? Oh, venga ya, se ve perfectamente bien... —extiende las manos para ponérselas en la cintura.
—¿En serio es de cuadros escoceses aun siendo negra?
—Es la que vendían... —sonríe, porque le ha gustado mucho—. ¡Dime si no es bonita!
—No es bonita —tira de él con ella hacia dentro del ascensor.
—¡Sí que lo es! —abre la boca ofendido.
—Pues si tanto te gusta... —se detiene antes de decirle que se la deje, sonrojándose un poco.
Oh... puedes pedírselo.
No, porque le da vergüenza.
—Si tanto me gusta...
—Cásate con ella.
—No puedo, soy un hombre casado.
Crowley se ríe y él se sonroja un poquito con eso.
—Soy un hombre casado... —repite en un susurro, sonriendo.
Ella traga saliva cuando lo repite, soltándole la pajarita, pero sonriendo un poco. Él se humedece los labios y cambia el peso de pie, porque le ha visto tragar saliva.
—Siento que... te empujé a ello completamente.
—Ehm... bueno. Tarde o temprano...— responde ella, Aziraphale inclina un poco la cabeza—. Es probable que lo diga en el infierno
—Oh... oh. ¿Qué vas a decirles? ¿Que he insistido hasta el punto en que... bueno, lo has medio hecho haciéndome creer que es válido de alguna forma y que yo CREO que estamos casados? Creo que te van a dar un aumento con ello —le sonríe.
—No... —sale del ascensor yendo a la puerta de su apartamento.
—¿Entonces? —pregunta yendo tras ella, arreglándose un poco la pajarita.
—Pensaba decir que... me lo habías exigido, que no me había quedado más remedio para mantener mi coartada —responde abriendo la puerta de un chasquido.
—Bueno, en parte eso ha sido un poquitín cierto —espera a que entre a la casa para entrar tras ella.
Ojos en blanco
—Entonces...
—What? —Le mira cerrando la puerta a su espalda.
—¿Voy a forzarte? Unas por otras, yo he escrito que me violaste.
—No aún. Me lo estoy guardando para cuando opinen que no... parezco estar haciendo lo suficiente —aprieta los ojos porque todos los libros y cosas apilados por todos lados.
—Bueno, solo avísame porque... el cielo va a morirse. Entero. Con la idea
—Ya te he dicho que el cielo van a considerarlo no válido y ya...
—Solo me falta... —frunce el ceño.
—What?
—Es que la credibilidad en el cielo...
—¿Qué?
—Estoy un poco harto de ellos hoy. ¡Solo me falta que me digan que no!
—Es lo que van a decir... ¿Qué te ha hecho tu amigo el calvo? —sonríe de lado y vacila sin saber si quiere... ir un rato al comedor o... a la cama.
—Todo el día decirme cómo es que estoy condenado, cómo voy a caer, cómo es que hago todo mal y soy una vergüenza para el cielo, blablablá.
Crowley levanta una ceja sonriendo un poco porque que considere todo eso blablablá...
—Insiste que... TODO lo estoy haciendo mal. Y... bueno —se mete las manos a los bolsillos.
—¿Ajá? —se le acerca
—Y si...
—No, no, no, no... no —es que ni falta le hace que acabe la frase para saber por dónde va
—¿De verdad crees que no? —se sonroja un poco.
—Claro que no —le toma de las mejillas, él la mira a los ojos.
—Es lo que pienso todo el tiempo... pero ellos piensan, Crowley... que...
—Están equivocados, no entienden. Y no quieren entender. Esto es como lo de las mentiras... es ridículo.
—Estoy seguro de que quererte es algo bueno. Lo que no sé...
—¿Qué no sabes? —tira de él en pánico hacia otro lado no muy concreto porque no sabe a dónde llevarle.
—¿Y si no es esta la forma correcta?
—¿Y cuál es?
—No sé... razonar con ellos, explicarles, demostrarles. En vez de rebelarme...
—Pero es que razonar no da resultado, ni siquiera te escuchan y lo poco que lo hacen no quieren salir de sus ideas preconcebidas.
—Es que... Estoy tan enfadado todo el tiempo, porque lo que esperan es... ¿sabes qué me dijo? Que si realmente fuera un buen ángel me dejaría matar.
—¿Lo ves? Es que eso no es ni siquiera un poco racional.
—¿De verdad tendría que sacrificarme así? —hasta carita triste pone, cerrando los ojos y dejándose llevar a donde sea que quiera llevarle
—¡Claro que no! No puedo creer que siquiera dudes si... —le sienta en el sofá.
—¿Si qué?
—¡Deberías o no dejarte matar!
—¿Y si fuera... el plan? Es que no quiero.
—Si el plan fuera que murieras, entonces más vale que haga que te enfermes.
—Preferiría mejor cuidar la tierra contigo. Como siempre —se sienta junto a ella.
—Es que... no. ¿Qué bloody ideas van a ser esas?
—Unas muy malas —se le recarga un poquito encima y prefiere cambiar el tema—. ¿Y tú? ¿Qué le has contado de verdad a Belcebú?
—Eso espero —suspira.
—¿Qué esperas?
—Que te parezcan muy malas.
—Nunca nadie había tenido que venir a espiarme y menos aún criticado toda mi vida y mi trabajo en la tierra —le mira de reojo.
—Bueno, están siendo insufribles... Lord Belcebú dijo que me pondría también a alguien, aunque aún no lo hace y no seré yo quien se lo recuerde
—¿Qué? ¡No! Con lo difícil que ha sido deshacerse de UNO.
—Por lo visto uno de esos expertos en seducir a los humanos.
—¿Qué? —parpadeo, parpadeo.
—Sí... yo le di la idea en un alarde de ingenio —aprieta los ojos y se ríe—. Gabriel le dijo que te lo iba a poner a ti y somos culo veo culo quiero, así que... por lo visto no estoy consiguiendo resultados todo lo rápido que podría.
—¿Disculpa? ¿Pues qué querría Lord Belcebú que consiguieras? —Levanta las cejas—. ¿Qué más puedes hacerme?
—Eso le dije yo.
—¿Y aun así? ¿Va alguien a darte instrucciones desde el infierno de que ha-hacerme? Si ya bastante... —se humedece los labios—. No sé si quiero...
—Pues no sé qué pase al final, con suerte se le olvida. También dijo que quería venir a... ver que era lo que yo hacía. Personalmente.
—¡No soy un animal de circo! —Le mira con la boca abierta.
—Le dije que sería difícil convencerte de eso, que... tendría que ser como una cita doble.
—¿Con... Gabriel? —es que está cada vez más impresionado de lo que oye—. No voy a... no vas a ponerme un dedo encima con Gabriel ahí.
—Pues prefiero que sea con Gabriel que no con ella y contigo los dos poniéndome histérica todo el rato.
—¿Yo poniéndote histérica? Anda ya... ¿tú has visto como me has besado con Sandalphon ahí? ¡No debía ver eso nadie del cielo!
—What? No, espera, ¡el que me besó fuiste tú!
—¡No!
—¡Claro que sí!
—Acabábamos de entrar y tú me tomaste de la cintura y... sin previo aviso.
—¿Y las otras cincuenta y siete veces? ¿Quién dijo que fuéramos a bailar y casi me mete la lengua hasta el estómago?
—El daño ya estaba hecho para entonces y no te metí la lengua a ningún sitio —igual se sonroja.
—Si esas tenemos, ¿quién se acostó conmigo mientras su amigo estaba fuera en la puerta la noche anterior?
—Si estas insinuando siquiera remotamente que Sandalphon es mi amigo, vas a perder esta discusión.
—¡Ese ni siquiera es el punto de esta discusión!
—¡Tú me has seducido a mi todas las veces!
—¡Yo te dije que tú tenías que pararme y me dijiste que lo harías!
—Ahora resulta que querías que te parara...
—Claro que quería, te lo dije expresamente. Por teléfono. Que no iba a volver a pasar.
—¿Y quién me estaba dirigiendo con PRECISIÓN al punto exacto donde quería besos?
—¿¡Y quién dijo que era el maestro del autocontrol!?
—Pues tú... ¡haces!
—¡Y tú también!
—¡Yo no hago nada!
—Sí, claro. Ahora hazte la mosquita muerta—ojos en blanco.
—¿Quién es el demonio aquí? —pregunta mirándole a los ojos y levantando la mano para quitarle los lentes.
—La verdad, a veces yo también me lo pregunto... —le deja. El ángel abre la boca incrédulo con eso.
—¡Anda lo que has dichooooo! —protesta y... se pone los lentes de Crowley.
Le mira y sonríe de lado, viéndole todo de negro y con las gafas.
—¿Así que te parezco demoníaco? Ugh... Como te escuche el cielo decir eso dirán que ya estoy cayendo —sonríe de lado—. O ya estoy más que caído.
—Nah, aunque las líneas se desdibujan... —se mueve sentándose de lado hacia él.
—¿En qué aspecto?
—Hay... aspectos que son... menos angelicales... que otros.
—Estás inventándote esto solo porque yo siempre te digo que tú eres medio angelical.
—Y yo siempre te digo que tú no del todo.
—Pero exageras.
—Claro que no —sonríe más.
—¡Como no vas a exagerar!
—Pero si hasta tu amigo te lo ha dicho durante todo el día.
—¡Ahora además estás de acuerdo con Sandalphon! —se sonroja con eso, apretando los ojos.
—En algunas cosas... —se encoge de hombros y se acerca más.
—Me parece el colmo.
—¿Y eso por qué?
—¡Porque contra mi eres capaz de cualquier cosa!
—¿Disculpa? ¿Yo soy el malo ahora?
—Por supuesto... —le mira por encima de las gafas y sonríe.
—We are again in the holier than thou, aren't we? —deja caer un poco la cabeza y le echa una MIRADA pero se le escapa la sonrisa. Aziraphale parpadea.
—Un poco, sí.
—El cinismo de este hombre... —se echa para atrás y niega con la cabeza.
—¿¡Qué tiene de cínico?! —medio protesta tan cínicamente.
—"Sí, un poco" —le imita el tono un poco en falsete—. ¿Tú qué crees?
—No hablo así.
Crowley suspira y el ángel le sonríe cínicamente.
—Le dije también que habías pedido ir a Halloween —cambia de tema la demonio.
—Oh cielos... ¿y qué dijo?
—Me preguntó que si te iba a llevar y le dije que no.
Aziraphale tuerce la boca.
—A lo mejor si lleva ella a Gabriel...
—A Gabriel... creo que si va Gabriel no quiero ir yo.
—Entonces no vas a venir y ya.
Tuerce el morro un poco más
—¿Qué? —Crowley le mira de reojo—. ¡No vamos a discutir esto otra vez!
—Vaaaaaale, vale —se sube los lentes otra vez—. Nada de ir al infierno para nada.
La demonio le mira de reojo y sonríe porque le hace gracia con las gafas.
—Y tú tampoco deberías ir al cielo... no creas que no me preocupa que hayas subido a buscarme.
—¿Lo dices por... cuando subí con Lord Belcebú?
—Sí.
—Bueno, por eso subí con ella, creo que tiene alguna especie de... inmunidad diplomática, si sube cada dos por tres a ver a su novio.
—Pronto me dirás que es su marido... —sonríe de lado
—Pues esta es la velocidad normal de las cosas, angel —sonríe con eso.
—¿Normal? ¿Casarse a los dos días de salir...?
—¿Quién dice que esto pasa hace dos días?
—Ah, ¿no lo es? Desde cuando viene esto, Crowley... aún no me lo dices —le toca la mejilla un poquito y sonríe un poquito.
—¿Cómo voy a saberlo? Hace dos días que nos enteramos, pero yo qué sé cuánto lleva ella con esto.
—Habló de... ti. Y de mí.
—¡Ah! AH... E-Eso —se humedece los labios y se sonroja, desviando la mirada. Él se mueve para mirarle a los ojos. Crowley le mira de reojo un instante y luego la desvía de nuevo—. Well... you know —se encoge de hombros. Él se le acerca y le da un beso en la mejilla
—Ven —le pide tirando de ella para que se le eche encima.
—Aquí... o quieres... —mira de reojo hacia donde está el cuarto.
—Ohh... Es esa una insinuación un poco...
—¿Qué?
—Directa —le sonríe.
—¡No es por eso! No va a pasar otra vez... —se sonroja.
—Sí va a pasar.
—¿Qué? ¡No! ¡Se supone que tú tienes que... ser el del autocontrol!
—Eres mi esposa... es incluso mi obligación.
—Pero yo estoy diciendo que no... —aprieta los ojos.
—¿No quieres?
Crowley se humedece los labios porque sí que quiere. Aziraphale sonríe un poco y se sonroja porque él quiere también.
—Lujuria. Sandalphon no dejó de reclamarlo.
—Lo que no quiero es... —vuelve a mirarle.
—No quiero decirte otra vez la frase célebre porque me críticas.
Crowley levanta una ceja.
—Me vas a decir esa mierda rara sobre la tentación otra vez —nadie más que tú está obsesionado con Wilde y deberías estar encantada con esa frase de todos modos.
—¿Cuál cosa rara?
—¿Te crees que me sé la cita de memoria?
—¿Cita?
—Pues la frase célebre, lo que sea.
—"La única manera de librarse de la tentación es ceder ante ella. Si se resiste, el alma enferma, anhelando lo que ella misma se ha prohibido, deseando lo que sus leyes monstruosas han hecho monstruoso e ilegal."
Ojos en blanco y el ángel se ríe.
—Las caras.
—¿Quieres que te deje solo con uno de sus libros?
—Lo que quiero es que me tientes más que sus libros —suelta y se sonroja, porque lo ha dicho un poco sin pensar.
—¡Ahora resulta!
—Oh, ¡venga ya! ¡No entiendo cómo puedes ponerte celosa aún!
—Menos mal que yo no siento como sueltas oleadas de amor...
—¿Crees que te ahogarías en mi amor por Oscar? —sonríe de lado.
—Creo que... es posible —protesta un poco, él hace los ojos en blanco y niega con la cabeza.
—Mira… ven —le pide levantándose. Crowley se levanta haciendo los ojos en banco otra vez.
—Como me lleves a buscar un libro para leérmelo...
—A eso vamos, justamente... —asegura haciendo los ojos en blanco. Intenta soltarle la mano entonces—. Crowleeeeey... —protesta, sin dejarle.
—Ugh.
—Nunca tuve ningún interés de ir con él a dónde vamos.
—Eso dices pero...
—Pero nada —le aprieta la mano—. De hecho seguro tú le hubieras gustado más de lo que le gusté yo nunca.
—¿Yo? Sí, claro.
Se ríe un poco, caminando el de espaldas, tirando de ella, que le mira sin creerle.
—Si el culto y sensible y todas esas mierdas eres tú.
—¿Y qué? Tú eres el guapo, el chico malo, al que no le importa romper las normas.
—Tú tienes suficiente de bastard, si bien no rompiendo las normas, doblándolas y estirándolas en lo que te beneficia.
—Y por eso te gusto a ti —le abraza del cuello sonriendo, porque de verdad que le da lo mismo Oscar Wilde en este momento. Ella se sonroja un poco y le abraza de la cintura—. Hay algo que prefiero doblar y estirar... —asegura... yendo directamente a su cuello a darle un besito.
—De eso sí que no me vas a convencer —cierra los ojos moviendo la cabeza para facilitarle la actividad haciéndole reírse un poco más.
—¿No me crees que prefiero doblar u estirar algo más que la reglas?
—No, estoy segura que eso es lo que más prefieres.
—Lo dices casi como si lo hiciera por gusto. Lo hago solo cuando es necesario.
—Cuando es necesario... —podría acceder a muchas, muchas cosas mientras haces eso.
—Yes... —se recrea además, poniéndose un poco de puntas y buscando ese lugar que recuerda encontró ayer que le gustaba ESPECIALMENTE—. Solo cuando no hay otra opción.
—Nn... mmmm...
—Touché... —susurra absorbiendo un poquito ahí mismo.
Crowley le hunde los dedos en la ropa apretando los puños, agarrándosele con fuerza sin parar de hacer soniditos. Aziraphale hace más sonrisa, porque mira que sonidos tan lindos hace y la fuerza con la que le toma.
—Veo que te gusta...
—Ah... ¿Ah?
—¿Cuánto te gusta? —pregunta con plena intención de sacarle información.
—¿Mmm?
—¿Te gusta esto?
—Sssss
Aziraphale se separa un poquitín, respirándole encima a la zona en cuestión.
—Sssí —susurra.
—¿Cuánto te gusta? —sonríe.
—Mucho —se gira un poquito hacia él.
—¿Mucho, mucho? —Sonríe más con eso porque mira que cosas dice tan lindas.
—Sí —sonríe y le hace ojitos de corazón. Y mira que cara le poneeeeee. Eeees que qué cosas dices, Crowley!
The truth.
—Ay, Crowley, my love...
Ok, tiembla un poco en sus brazos. La verdad es que... va a levantarla. Como princesa, lo cual es ligeramente extraño. Ella grita un poco por el susto.
—Que te vieran en el infierno... —sonríe mientras le lleva hacia la cama.
—¿Q-Qué?
—Cargada por un ángel...
—My angel —responde y sigue temblando un poco, porque ya no está nerviosa y esto está pasando y está tan necesitada de contacto físico...
—Your Angel, my darling, claro que sí —la pone en la cama y se le acuesta encima un poco torpemente la verdad.
—¿Te burlas de mí? —protesta, tal vez sí está un poco nerviosa. Él le mira a los ojos porque no pretendía en lo absoluto burlarse.
—No —susurra un poco desconsolado—. No.
Le quita las gafas porque seguro que ese es el problema, no poderle ver los ojos, no esta acostumbrada como él a no vérselos. Es que la mira con completa dulzura.
—Tú eres mi demonio —asegura.
—Lo otro suena mejor...
—¿Te parece que es más poético? —se acuesta junto a ella, sin dejar de mirarla a los ojos
—Y dramático. En plan Phantom of the Opera.
—Olvido tu gusto por las artes escénicas y el cine —susurra tomándole la mano y llevándosela a los labios para besarle un dedo, luego otro y luego otro.
—Oh, of course, solo mío —sonríe de lado dejándole hacer.
—Yo solo tengo una debilidad... —le besa la palma de la mano.
—"Tus debilidades" es una buena definición del universo.
—La Tierra y la humanidad... Acótalo un poco —le besa la muñeca riendo un poquito.
—Me refiero a que TODO es tu debilidad —le mete los dedos en el pelo. Cierra los ojos un poco y le besa el antebrazo.
—Exageras —le besa la corva del brazo.
—Yo exagero, tú protestas... nada nuevo en nuestras vidas —se pone un poco más nerviosa a medida que se acerca. Le besa el brazo y el hombro, y sonríe un poco con eso.
—Casi nada cambia... —un besito en la clavícula y ahí va otra vez a mover la cabeza y a estirar el cuello—. Este es un gran descubrimiento... —le mira y sonríe, acercándose.
—Casi nada cambia salvo por las cosas que ahora sabes hacer.
—No estoy del todo de acuerdo, hay... otras cosas.
—¿Cuáles? —le abraza completamente.
—La demostración física de afecto... —le lame un poco el cuello—. Hace todo más cercano. Diferente.
Crowley tiembla otra vez y le aprieta. Le rodea también con las piernas.
El ángel le besa un poco más el cuello, dejándole abrazarle, aunque... le preocupa si está bien. Le acaricia un poco el costado con una mano.
Sí, sí está bien, solo un poco...
Varios besitos cortos en la zona que ya ha aprendido que le gusta. Ella arquea la espalda y se estira, moviendo las piernas... enrollándosele más y sigue haciendo soniditos volviendo a decirle que le quiere.
Es que los ojitos de amor que le pone él de vuelta, aunque está empezando a dejarle sin aire...pero ¿quién necesita aire?
Sí, la parte buena es que no necesitan respirar.
