Varios besitos cortos en la zona que ya ha aprendido que le gusta. Ella arquea la espalda y se estira, moviendo las piernas... enrollándosele más y sigue haciendo soniditos volviendo a decirle que le quiere.
Es que los ojitos de amor que le pone él de vuelta, aunque está empezando a dejarle sin aire...pero ¿quién necesita aire?
Sí, la parte buena es que no necesitan respirar.
Menos mal y es que es muy lindo que le diga que le quiere, por Dios santísimo. Aziraphale ha decidido instalarse en esta zona del cuello de Crowley.
Y le vas a hacer un chupetón del tamaño de Irlanda.
Sí, pero ya se lo curará con un milagrito. Pero es que está convencido de que podría vivir aquí en su cuello unos cuantos años.
Ella le pasa las manos por la espalda y en un chasqueo de dedos están los dos desnudos.
Cejas levantadas de Aziraphale que nunca se espera estos chasquidos.
—Ohh... hello...
—Hello —Sonríe porque el tacto suave y calentito de su piel...
Aziraphale se separa un poco de su cuello, sonriendo del todo. Porque esto, más que ser súper excitante y sexual, tiene más una connotación afectiva que al ángel le encanta.
Sí, vale, vale. A tu demonio no se le da bien lo sexual. Shame on us. ¿Podemos pasar un poco por encima de esto?
No.
Ugh.
Para eso te quiere mandar Belcebú a un experto.
—Me gusta tu cuello.
—A mí me gusta lo que me haces.
Pues no lo necesita, mira, el ángel parece encantado.
Está completamente encantado.
—Me pregunto si te gusta eso más con alguna otra parte del cuerpo.
—¿Cómo cuál?
—No lo sé... —le pasa una mano por el abdomen—. Pensaba averiguarlo.
—¿Y qué hay de ti?
—¿De mí? —la mira sin entender a qué se refiere.
—¿Qué te gusta a ti?
—Oírte.
—No, hombre —se ríe, él parpadea—. Si te beso o te acaricio.
Se humedece los labios. La verdad, Aziraphale siempre estaba muy seguro de las cosas que le gustaban y las que no le gustaban. Y exactamente cómo le gustaban. Pero estando así con Crowley sentía que le gustaba todo.
—Me gusta cuando... haces... e-es igual —se mueve para besarle el hueso del esternón.
—Sí, ya, eso es obvio.
—¿Qué tiene de obvio?
—Pues que te gusta cuando hago...
—¡No me refería a eso! —un poco sí, no seas mentiroso que eres un ángel
—Uy, que no —risas.
Vale, los besos aquí no parecen funcionar para que te calles. Se mueve unos centímetros... por cierto, tiene pechos, ¿verdad?
Sí. Parece que no, pero un poquito sí.
Eso imaginábamos, que si los tenía no serían muy prominentes. Igualmente los evita, porque esto es un poco... bueno, lo que quiere es sus ruidosos bonitos. Va a besarle debajo de los pechos.
Te estás equivocando, seguramente sacarías bastante de ellos.
Seguramente, pero es que le da un poco de vergüencita.
Eso es más sexual, desde luego. Ella le mete las manos al pelo echando atrás la cabeza
—Me gustan tus besos... —susurra sonriendo y mirándole porque ese movimiento es uno apropiado.
—¿Dónde?
—En los labios...
—¿Y ya?
—No. No. N-No sé.
—A lo mejor habría que explorarlo —se incorpora.
—Estoy explorando yo —le mira a los ojos y sonríe igualmente.
—A lo mejor se te acabó el tiempo —sonríe de lado.
Hace morritos... pero la verdad, es que la idea de Crowley averiguando que le gusta le atraaaaae. No seas cínico, Aziraphale.
—¿Qué me dices? —se incorpora más y le da un besito en los labios.
—Ehm... —se mira a si mismo de reojo un poco y se sonroja levemente—. No te...
—¿Qué?
Vacila un poco porque aun cuando no le importa demasiado, evidentemente el cuerpo de Crowley es más estético que el suyo.
—Nada, solo...
—¿Quéee? —sonríe y le toma de la cintura, yendo a besarle otra vez. Sonríe dejándole hacer—. Venga, ya sé porque no quieres, pero relájate, ¿vale? No pasa nada.
—¿Y si te gusto un poco menos... ?
—¿Qué? —parpadea porque no era eso en lo que estaba pensando.
—¿Por qué crees que no quiero? —parpadea y le mira, sonrojándose.
—¿Por qué no quieres?
—No, no... Dime...
—Tú primero.
—¿Por qué crees que no quiero? —niega con la cabeza.
—Cuando yo te lo diga no querrás decírmelo tú.
—Si yo te lo digo dirás que no es verdad y tampoco querrás decirme —se esconde un poco en su cuello.
—¡Es que no necesitas más motivos aun! —le abraza fuerte.
—Dime...
—Pues... pensaba que no querrías que supiera yo mejor como tentarte y seducirte por todo ese asunto de... los enemigos y eso.
Le mira de reojo porque... confía en ella. De verdad que lo hace. Aun así es lo que siempre protestas.
—Yo pensaba más en... otra cosa.
—¿En qué?
—En... mi cuerpo de humano.
—¿Eh?
—Que quizás si lo ves bien...
Crowley le mira de arriba abajo.
—No, no —se acerca a darle un besito.
—¿Qué?
—No veas tanto.
—¿Por qué?
—¿Para qué?
—Pues... no lo sé, ¿por qué no?
Aziraphale se sonroja un poco porque es justo el problema.
—¿Te da vergüenza que te mire?
—Pues ya si es tan... así... Quizás una poca.
—¿Por? Aun no estás tan excitado —lleva su mano ahí.
—No, no, si no es el estar excitado o no...
—¿Entonces? —igual le acaricia un poco. Vamos, que no crean que no se tensa con la mano ahí.
—E-Es... no es lo más estético que tengo, el cuerpo.
—¿No te gusta?
—No suelo pensar mucho en él... pero me parece que tú puedes pensar más en ello —se encoge de hombros.
—Mmm... Nah, bueno, o sea... es... estoy acostumbrada. Es como te sientes cómodo —se encoge de hombros.
—Estas acostumbrada a verlo con ropa, es justo lo que digo.
—¿Y? Tú a mí también.
—A mí me gustas igual —le acaricia un poco el brazo.
—¿Y por qué crees que tú a mí no?
—No lo sé... ¿y si no? —se encoge de hombros porque es justo lo que le preocupaba. Ojos en blanco de ella y el ángel se le esconde un poco encima otra vez—. Ugh… Yo qué sé. ¿Y si te gusto menos?
—Nunca has estado más atractivo que cuando pones esa cara que no puedes aguantarte más del placer.
—Oh, por Dios —vale, se muere de otro tipo de vergüenza—. No pongo ninguna cara.
Crowley se ríe y le acaricia la espalda.
—¡No me mires cuando pongo esas caras!
—Claro que te miro.
—¡No deberías! Es... Ugh!
—Pones unas caras feas y raras...
—¡No me veas!
Vuelve a reírse.
—Pero es que...
—¿Qué?
—Ughhh! ¡Para qué me miras hacer caras!
—Es mi deber de esposa.
—¿Verme hacer caras feas? ¿Por?
—¡Asegúrarme que las haces!
Vale, Aziraphale se ríe un poquito con eso, apretando los ojos.
—Tú también haces caras.
—Ehm... —Crowley vacila y se humedece los labios intentando no darle mucha importancia pero se sonroja un poco.
—Unas bastante... Tentadoras.
Crowley le mira de reojo y sonríe.
—Y feas y raras —agrega solo por...
—No te creoooo —se gira ahora poniéndosele encima.
—Soy un ángel, yo no miento —un ángel CÍNICO.
—Yo soy un demonio y estás intentando molestarme, claro que mientes. Conozco tu código ético y como haces para doblar las normas.
Se sonroja un poco y aprieta los ojos porque es verdad que todo tiene una justificación.
—Ja. Cazado.
—Ugh.
Crowley le da un beso otra vez.
—Pues yo también conozco tu código ético.
—Ah ¿sí?
—Sí, no creas que no sé qué existe —le abraza de la cintura (un poco del culo en realidad), sin abrir los ojos.
—¿Y cuál es? —pregunta y ahora va a empezar ella a besarle el cuello y demás a ver qué encuentra.
—Mmmmm e-eres... ahh... ahí me gusta.
—Bien... —Susurra y vamos a marcar el sitio con un pequeño tatuaje en forma de corazón rojo.
Ohhhh! Va a acabar lleno de corazones.
—Baja. Baja...
Ahí va hacia donde le dice. Pero es que esto va a ayudar en futuras ocasiones. Y además va a suscitar preguntas si acaso alguien más... está así de cerca.
—A-Ahí me gusta... mmmm —es que... tú lo has dicho. El universo entero es su debilidad.
Ah, sí. Pues nada, le lleeeeeeena de corazones en cada lugar que dice o que hace soniditos y después de un rato piensa en hacer eso con la boca un poco a ver qué pasa.
¿Ha-Hacer qué?
Pues meterse... A en la boca.
Halaaaaaa!No se lo espera.
¿Y a dónde crees que iba?
Pues ¡no sabe! ¿¡A los pies?! Pega un gritito pero no se quita. Solo... pega un gritito, mirándole azorado. Crowley se lo suelta y le mira.
—What?
Aziraphale abre y cierra la boca un par de veces antes de hablar.
—¿Te he asustado? —apoya el codo en la cama y la barbilla en la mano, mirándole y sonriendo.
El ángel asiente un poco, mirándole con ESOS ojos de absoluto deseo.
—Calma, no te voy a morder.
—N-No... No pensaba... e-es...
—¿Mjm?
—¿S-Seguro?
—¿Que si es seguro?
Él niega con la cabeza, respirando bastante rápido.
—Que... S-Si estás seguro.
—¿De no morderte? Trataré.
—¡No hablo de m-morderme! Hablo de p-poner eso en... tu boca.
La demonio le mira unos instantes en silencio, incrédulo de esa pregunta. Él la mira, ¡es una pregunta sería!
Se lo vuelve a meter a la boca como respuesta.
El grito agudito.
Ella le suelta otra vez y toooooma aire por paciencia con el "you go too fast for me, Crowley" resonándole en el cerebro.
—E-Es... N-No... y-yo... m-me... s-si... g-gracias —además es que parece que corrió un maratón desde ya.
—Vale, vale... nada con la boca —suspira y le sonríe.
—No... No. Sí.
—¿Sí?
—S-Sí.
—Mira cómo estás, ni siquiera te he tocado —levanta una ceja.
—Hazlo.
—No grites, ¿vale? No te voy a hacer daño.
—Sé que no me vas a lastimar —se pone una mano en la boca y asiente... es que grita de nervios.
En la primera A de lastimar vuelve a lo mismo. El gritito, silenciado, esta vez no le para.
Es que no va a pasar casi nada de tiempo antes que le tengas RETORCIÉNDOSE de placer en la cama, ambas manos en la cabeza de Crowley. Lo siento, es completamente demandante.
Vale, la vas a casi ahogar. Otra vez, menos mal que no necesitamos respirar. Aaaaaunque si le va a hacer el truco del orgasmo con los labios porque... bueno, las serpientes no tienen reflejo de vómito, pero no hay que abusar.
¡Lo siento! ¡Lo siento!
Intenta soltarse y separarse.
Cuesta un poquito pero se consigue. Lo siento. Es que a momentos es súper demandante.
No pasa nada, no pasa nada, así le quiere.
Se retuerce, gritando Crowley sin absolutamente ningún reparo.
Bueno, menos mal que no está Sandalphon abajo intentando rezar.
Menos mal. Tira de ella para besarle.
Vas a ver lo que es un beso con sorpresa si no la dejas ni tragar...
Van a tener unos minutos de discusión por el tema. He de decirlo.
¿No la va a dejar tragar entonces?
¿Va a tragar además? Cielos. Aziraphale no sé si se entera, la verdad. Lo que quiere es un beso. Lo qué pasa es que si tiene eso ahí aún va a ser como... UGHHHHH! ESCUPEEEEE!
Se lo va a tragar mientras protesta entonces.
Noooo.
Tarde.
—Crowley!
—What?
—No te... por qué te... yo... ¡No! —muere del sonrojo con que trague. Ahora y le puedes decir a Gabriel que Crowley no solo "sucks" sino "swallows"
—¿No qué?
—Estoy seguro de que no deberías... no... Deberías... ay.
—¿No debería?
—Espera... —se humedece los labios y la empuja un poco para ponerla a ella hacia arriba en la cama, con él encima—. Mi turno.
—W-What?
—Lo que has oído. Dobla las piernas...
—¡Espera! No es lo mismo —protesta nerviosita y él levanta una ceja.
—Mejor... ya lo intentaré otra vez cuando seas chico —las maravillas de no tener algunos prejuicios o vergüenzas.
Traga... saliva, ahora.
—Anda, dobla las piernas. Quizás tenga un sabor maravilloso y me guste más que las crepes —le sonríe un poco. Se sonroja porque el de Aziraphale si lo tiene, pero...—Anda, no voy a morderte —la sonrisita algo maligna.
—Solo faltaría... —aun así se sonroja más con un escalofrío por esa sonrisa.
—Pues podría.
—Y a lo mejor hasta me gusta —intenta bromear para mantener el plan de ser muy cool fingiendo no estar nerviosa.
—¿La mordida? Hmm... Vamos a ver primero si te gusta... esto —le mira la zona en cuestión
Se incomoda aún más moviendo un poco las piernas y luchando con la necesidad de cerrarlas.
Se relame un poco y lo primero es darle un besito. Así directamente, un besito como si fuera en los labios, ella arquea la espalda otra vez y hace fuerza con los pies.
—¿Te gusta? —pregunta y la mira ahí otra vez —. Creo que el mundo entero se sorprendería de verme hacer esto a una chica —¿alguien alguna vez... te ha dicho Aziraphale qué hay momentos en los que uno no debería hablar? Este es uno.
—Eh... —es que no sabe qué responder, está un poco en pánico—. Q-Quiero decir... —vacila y carraspea intentando parecer cool y fallando bastante miserablemente—. Uhm... podría acostumbrarme.
—Es... bastante húmedo —se relame los labios... ¿en serio vas a ponerte a describir ahora?
—Y negro —nota al verle toda la boca.
—¿¡Negro?! —ahora tú, más guarro...
—P-Por lo visto...
Aziraphale parpadea.
—No se ve negro tu... —¿cómo le vas a llamar? Deléitanos por favor—. Tu. Tu... Tu.
Si hablamos del color se nos pasan los nervios por lo visto, el ángel se lo mira de las cerca, moviéndole las piernas un poco por la luz.
De todos modos ella no dice nada, dejándole hablar y la verdad es que él NUNCA ha visto otro así de cerca como para comparar.
Crowley tiene que llevarse las manos a la cara sin poder aguantar más tanta inspección clínica otra vez.
—Bueno, si es negro es... será el líquido que tienes aquí. Me da igual si es negro o no... —le toca un poco con un dedo antes de sacar la lengua y lamerlo directamente.
—¡Pues a eso me refiero! —cara entre las manos.
—Tiene buen sabor... un poco salado —teníamos el pendiente... abre la boca y se le va directo.
Y ella suelta uno de esos sonidos indescifrables tipo onomatopeya que a lo mejor son alguna palabra en húngaro o en escocés porque no se lo esperaba por estar con los ojos tapados.
Aziraphale se separa un poco solo para confirmar si esa palabra en húngaro es un "es horrible y voy a matarte" o no.
—¿Todo bien? —le acaricia un poco los delgados y largos muslos, hay que decirlo.
Otro sonido indescifrable. Probablemente este significa "Sándwich de pollo" aunque esa vocal neutra, en ciertos contextos y dialectos concretos de zonas remotas de los Balcanes podría cambiar su significado a "La prima de tu madre me ha robado el chal que le presté para tu boda o me lo devuelve esta semana o voy a tener que deshonrar el buen nombre de tu hermano frente a los vecinos, el que se ha ido a Viena a estudiar informática y todos sabemos que ha arruinado el negocio de tu padre con sus ideas modernas".
Por lo visto es algo que pasa tan a menudo que los húngaros ya tienen hasta una palabra para expresarlo.
De todos modos, siendo un asunto tan profundo y con la devoción general hacia el alimento en cuestión (no los problemas familiares de chales robados y generaciones mancilladas) algunos asiáticos, queriendo imitar a los occidentales en sus tatuajes de ideogramas culinarios parecidos y sin entender muy bien cómo hacerlo, la tienen tatuada en un brazo en Comic Sans y les dicen a todos sus colegas que significa algo como "Colaje" o "Blavula" y en una memorable ocasión en la que Whuan se sentía especialmente orgulloso de sí mismo después de haber pasado unos días en el extranjero, mientras hablaba de las eslavas rubias de ojos azules y tetas enormes que se morían por los asiáticos bajitos y feos, "Siete de un golpe."
Aziraphale está teniendo dificultades para entender el húngaro de buenas a primeras. De hecho, no tiene en lo absoluto claro el concepto y podría confundir esa palabra con más de alguna en finlandés que podría querer decir "si" o "no". Inclina la cabeza.
—Vas a tener que ser un poco más clara y específica.
—Shut up.
El ángel se ríe un poco con eso volviendo a entreabrir los labios y a darle un beso profundo francés en la zona. Había leído en algún lugar alguna vez, que esto para las mujeres requería paciencia y dedicación.
La verdad es que... en general sí pero ella en concreto NUNCA imaginó que esto pudiera llegar a pasar alguna vez. Sobre todo con él, así que además de bastante nerviosa está tremendamente sorprendida y encantada.
Al parecer todo estaba en casarse. ¿Está tan nerviosa como para no... dejarse llevar?
No, no tanto, o sea... al final le conoce y confía en él, es decir, si no confía en él en quién demonios va a confiar.
Porque Aziraphale no va a hacer trampa alguna (porque en esto no puede XD)... solo va a escuchar y esperar hacerlo bien dependiendo de sus reacciones y soniditos adorables
Puede hacer trampa si quiere o sea, permiso tiene.
No, no... es que... él no tiene el don de excitar a alguien con las manos.
De hecho igual y lo que consigue cuando... lo consiga, es que ella lo haga con... eso y aun sea peor que con las manos la reacción hacia el otro lado.
Oh... cielos, ¡está mujer es peligrosa!
Y lo va a dejar con la boca dormida para los próximos tres días.
O necesitada de satisfacción. (Es decir, CREPES).
A lo mej... crepes. Really.
¡Era broma! ¡Era broma!
Ojos en blanco.
Quizás querrá darte besos toda, TODA la semana de manera un poco más incontrolable.
Claro, porque hasta ahora estaba siendo súper ordenado.
Ash. Sonrojo. Aziraphale no va a saber ni que le ha pasado encima con esa corriente eléctrica que le viene de la boca... cuando lo consiga pero Crowley cruza los tobillos en su nuca y se agarra de las sábanas como su fuera a salir volando.
¿Y dice algo? Lo siento pero Aziraphale está muy pendiente
Más cosas en húngaro. Si esto no fuera a ser súper incómodo a lo mejor hasta invocaría un demonio. Es decir... otro.
O... k. Cosas inesperadas.
Pero nadie ha hecho un círculo así que...
¿Nada de Aziraphale o I love you?
Estás presuponiendo que tiene bastante sangre en el cerebro para construir una palabra. Más aun una tan puto complicada como Aziraphale.
Un poco sí.
Estáis equivocados. Ni siendo su turno con la neurona.
Vale esto... es muy sensual y Crowley parece disfrutarlo un montón y si quiere lo volverá a repetir cuando se lo pida, pero... le gusta la reacción con el cuello y las cositas bonitas que dice.
Ah, bueno, sí, ahí sí tiene sangre en el cerebro aun.
Notas mentales de Aziraphale. Igualmente se relame un poco esperando que Crowley le devuelva su cabeza aún intentado descifrar que le hizo en los labios y la lengua que le mandan oleaditas de placer por todo el cuerpo.
Poco a poco Crowley relaja las piernas y su respiración, soltándole y mirándole sonriendo con completa devoción.
No le has visto nunca tan desprolijo con la cara medio negra como si acabara de comerse un coulant de chocolate con las manos a la espalda. Eso es lo que le parece.
Aziraphale le sonríe un poco porque conoce esa cara que le pone Crowley.
—Oh... sí que te ha gustado.
—¿Y por qué no iba a gustarme? —sinceridad absoluta.
—No, no... Una cosa es gustarte normal. Y esto no es gustarte normal. Es casi gustarte como el agua bendita...
Crowley levanta una ceja con esa comparación.
—Los ojos que me pones —se vuelve a relamer, notando el sabor característico de... Crowley. Sonríe un poco. Ella parpadea un poco y desvía la mirada intentando no poner ningunos ojos de nada, sonrojándose—. Ah no... si no has dicho cosas bonitas al menos vas a mirarme bonito... —se mueve en la cama hacia ella.
—No, claro que no te digo... ni te miro... ni...
—Uno esperaría más propensión hacia una buena actitud después de lo que acaba de pasar —protesta riéndose un poco.
—I'm not nice! Pero si quieres te doy las gracias a ver si alguien está escuchando...
Hace morritos con eso. Vale. Decididamente le gustan más los besos en el cuello. Ella se ríe.
—Si eres nice, digas lo que digas.
Ojos en blanco.
—Y no sabes mal... un poco a sal. Como salsa de soya.
—Eso es raro porque tú sabes dulce.
—¿Dulce? Si alguien es dulce en esta relación, no soy yo —parpadea.
—Como leche conden... what?
—Lo siento pero es verdad. Ahora... no compares esto con comida...
—Pues es a lo que sabes.
—Es que hasta esto es dulce —le mira y se ríe un poco.
—¿El qué?
—Tú —le acaricia un poco la cara.
—Solo lo dices para molestarme —protesta de nuevo perdida en sus ojos.
—No, lo digo porque es verdad —le mira a los ojos—. No excesivamente dulce... no ridículamente dulce. Solo la cantidad adecuada y apropiada de dulzura para enamorar a un ángel lo bastante como para que haga estas cosas.
—Le diré a Lord Belcebú que esas es la clave —aprieta los ojos
—Aunque no creo que su ángel se enamore con cosas dulces.
—¿No?
—¿Gabriel? Ni siquiera sé si la reconozca.
—La verdad es que Gabriel es mucho peor que la mayoría de los demonios del infierno.
—En otro momento te hubiera dicho que no... Pero visto lo visto —se estira un poco.
—¿Visto lo visto has entrado en razón?
—Visto lo visto no... Termino de entender por qué razón Dios...
—¿Mjm?
—E-Es que... ¿¡le imaginas yendo a decirle a María que está embarazada?!
—A lo mejor se la tiró él, la dejo embarazada y luego fue ahí como "eh, ¿adivinad qué?" —propone sonriendo de lado—. Y Dios... bueno. Nunca ha sido muy...
—Crowley... no seas... ¡Irreverente!
—Solo digo lo que todos pensamos... —le mira, sonriendo y se encoge de hombros.
—¡No todos lo pensamos! Como crees que... Él no... —aprieta los ojos.
—No creo que Dios le hubiera hecho un favor tan grande.
—¿A Gabriel? ¿Por qué no?
—Porque ni siquiera nos habla a nadie, porqué iba a hacer eso por él.
—¡Porque por alguna razón él sí que parece el consentido!
—Para nada
—Que siiiií...
—Solo lo dices porque no te gusta que te diga que lo eres tú.
—Eso dices tú, ¡y no sé a qué te refieres!
—Pues a ti, mira todo lo que haces y no te pasa nada.
El ángel se sonroja apretando los ojos.
—Hasta tienes la boca negra aun.
—Wh-What?!
—Aquí —le señala—parece que lleves barba.
Aziraphale se limpia con la mano, sonrojándose más y Crowley sonríe.
—¡Eres mi esposa!
—Sí, bueno...
—Es que... ¿tú crees que vaya a caer?
—¿A estas alturas?
—Pues siempre puede uno caer. ¿No?
—A lo que me refiero es a que... los crímenes prescriben.
—Ah ¿sí? ¿Cuándo?
—Pues en este caso, teniendo en cuenta que la juez es omnisapiente, omnipresente y omnipotente... creo que dos minutos, pero teniendo en cuenta que no vas a poder presentar defensa alguna...
—Dos minutos... eso piensa un demonio.
—Lo sabe mejor que un ángel.
—Sandalphon me dijo... que estaba por caer. Quizás me lo están guardando —se ríe un poquito con eso y le da un besito en el hombro.
—¿Porque si vas a caer igual por un pecado que por veinte mejor hacer un millón y bajar ahí como una leyenda?
—Más aún cuando son pecados tan... —estira el cuello hacia ella y le busca los labios, sonriendo—. Adorables.
—Créeme, es importante el por qué caes en el infierno.
—Tú no debiste caer —le hace un cariño en la cabeza.
Crowley traga saliva, porque muchas veces en su fuero interno ha opinado lo mismo. Incluso a veces sigue pensándolo, pero...
—No cambiaría lo que me hizo caer por el perdón.
—Viendo al cielo y como son... no sé si deberías cambiarlo. Son horribles —le asegura de la manera más sincera que ha hablado en toda su vida del cielo.
—Desde luego que no lo cambiaría.
—Además serías un ángel... no podrías llamarme angel.
—Seguro encontraría otra forma de llamarte.
—Y no tendrías esos ojos que me gustan... y tendría sus ventajas y sus desventajas —le acaricia un poco la frente y el pelo.
—Te llamaría mala excusa para un ángel y te cuestionaría porque quieres comer pescado crudo y prefieres la ilustración al imperio romano cuando vivió —pone las manos juntas y mira al cielo—. Nuestro Señor Salvador Jesucristo —se burla, aunque se atraganta un poco.
—Serías odioso entonces y no me caerías tan bien como me caes.
—Uy, que no.
—¿Serías mejor ángel que yo? —tira de ella para que se le acueste encima
—Depende... ¿a qué tendría que renunciar para ser un ángel?
—A... espera, ¿qué tipo de ángel?
—No lo sé.
—¿Uno como Sandalphon?
—Nah, uno cool.
—Como yo.
—He dicho cool.
—Ehh! Yo soy cool —frunce el ceño.
—Seh, claaaaaro.
—¿Gabriel? ¿Miguel? No me vengas.
—Está bien, no conozco a ningún ángel cool. Creo que esa es una de las cosas a las que renunciar, así que... desde ahí ya me han perdido —se ríe.
—¿¡Por qué yo no soy cool?! O sea voy a decirte un motivo absoluto por el cual lo soy... soy un ángel y estoy casado con un DEMONIO... que además es el demonio más cool qué hay.
—Si había alguna pequeña miguita que te quedara, desde luego acabas de perderla con ese comentario.
—¿¡Pero por qué?! —parpadea.
—Es así, yo no hago las normas—se encoge de hombros.
—¿Pero cómo es que la perdí?
—Toda esa declaración es un desastre de la cabeza a los pies. Tendrías más suerte como mujer de mediana edad madre de un adolescente con una pequeña obsesión por la bebida. O tal vez con un chiste de padre...
—¿¡Decir que estoy casado con un demonio siendo un ángel no te parece cool?!
—Es la clase de frase que hace pensar que hasta me mandarías bendiciones con imágenes de piolín a través de Facebook si acaso supieras como hacerlo.
—¡No! Estoy casado con un demonio eso es... cool! ¡Ningún otro está casado con un demonio!
—Y sigue alegando y repitiéndolo —se ríe.
—Es que es... ¡es que es una cosa seria!
—Serio es, pero no funciona en este caso.
—¿Por qué no me hace genial el estar casado contigo? Me hace el ángel más genial en la historia de los ángeles.
—Ya te he dicho que yo no hago las normas.
—¿Cuáles normas?
—Las que dicen qué cosas son cool y cuáles no.
—¿Y desde cuándo tener relaciones sexuales con la lengua con un demonio no es cool?
—Ugh, para, ¡estás expandiendo tu... uncoolness a cosas que sí lo eran!
—¡Es que no entiendo por qué esto no lo es!
—¡Es terrible que sigas preguntándolo! —se ríe.
—¡No me explicas!
—Es que no es algo que se pueda explicar —y si te lo explica ya no puede molestarte. Aziraphale hace morritos.
—¿Y que soy entonces? Uncool? Anti cool? ¿La antítesis de lo cool?
—Yes. Aunque desnudo ganas bastante.
—Estoy haciendo las cosas más cool que he hecho nunca —se mueve un poco, incómodo. Ella le acaricia un poco la cadera y le sonríe sinceramente—. Aunque no te lo parezca a ti... hace seis mil años me hubiera reído de ti de pensar que estuviera yo aquí... así.
—Hace seis mil años claro que no lo hubiera pensado. ¡También me hubiera reído yo!
El ángel se ríe.
—¡Aunque te rías!
—Hace mil años también me hubiera parecido imposible.
—A mí también —se sonroja.
—Esa es una mentira.
—No es mentira que me hubiera parecido imposible.
—Por razones distintas que a mí... —le quita un mechoncito de pelo de la cara
—No lo creo. O sea... yo también te conozco —la cosa es que un asunto es que conscientemente le parezca imposible y otra que lo deseara igual.
—Aún no me dices desde cuándo...
—¿Qué?
—Desde cuándo quieres esto así cómo está ocurriendo ahora.
Crowley traga saliva y se sonroja otra vez... apartando la mirada y encogiéndose de hombros con algunos sonidos guturales vagos como única respuesta. Aziraphale se sonroja un poco a juego.
—M-Meh...
—Meh, no es un tiempo específico.
—You know —otro gesto para evitar contestar
—Tengo una idea vaga, pero no lo sé —sonríe un poquito—. Dime.
—¿Qué idea vaga tienes?
—Más de mil años —sonríe cínicamente.
—Pfffff! What? Of course not! —eso sí es mentira.
—Claro que sí... ¿dos mil? ¿Cuatro mil? —le mira muy interesado, sonriendo un poco
—¡Anda ya!
Aziraphale le da un beso en los labios y ella se lo devuelve porque este tema le pone un poco nerviosa, él se separa tras unos segundos.
—¿Entonces?
Crowley se va detrás porque quiere más beso, ¡maldita sea!
El ángel se ríe un poco dejándole hacer y cerrando los ojos.
Ah, ¡pero así se calla! ¡Ajajá!
Vuelve a separarse tras unos segundos, aun sonriendo.
Noooooo. Maldito seas, angel, ¡vuelve aquí!
Se ríe más, dejándose hacer, cerrando los ojos.
¡No te rías que no nos hace gracia!
¡Qué va! Le abraza del todo porque es monísima. Aun riéndose un poquito, la verdad.
Le va a cortar las risas a base de orgasmos. Lo cual es como... ¿en serio? ¿No se te ocurre algo peor que hacerle, tú, bad excuse for a demon?
¿¡C-Con orgasmos?! Cielos.
Le consiente demasiado.
Nah, apenas.
Claro que sí.
Apenas, apenas, apenas... e íbamos a... De pie en la cornisa de la ventana, mirándoles con una sonrisa pervertida, está una figura alta y espigada... Asmodeo. El enviado de Belcebú.
