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Edward
Han pasado un par de días desde que no he visto a mi vecina. Sigo llamándola vecina porque no sé su nombre. Creo que ella tampoco sabe el mío. A menos que ella haya hablado con su familia y ellos le hayan dado algo de información.
Es una mujer silenciosa. Extraño que diga esto luego de que ella se apareciera en mi puerta gritando quién sabe qué diablos. Y he notado un par de cosas.
La primera es que cuando su puerta principal se abre parece que alguien está entrando a mi casa. Supongo que ella escucha lo mismo. La primera noche que su puerta se abrió, tuve un susto de muerte porque creí que alguien había entrado y me mataría justo ahí. Incluso corrí hacia las escaleras para cerciorarme, pero pude ver desde la ventana de la sala que ella sólo había pedido una pizza.
También sé que ella siempre se va luego de que termino de hacer mi rutina de ejercicio por las mañanas. Puedo escuchar su garaje abriéndose y cerrándose y toma el camino de la izquierda, nunca pasa frente a mi casa. Tiene una Suburban negra.
Por la noche, alrededor de las nueve, puedo escuchar música ahogada a través de la pared. No sé si nuestras casas son iguales, pero creo que su baño está a mitad del pasillo, justo como el mío. A veces escucho otro sonido, tal vez es la secadora de cabello.
Además de eso, pareciera que ella no existiera. Lo que tiene sentido porque ella pasa todo el día fuera, en su trabajo probablemente.
Justo ahora estoy disfrutando de mi jardín, leyendo un libro bajo la sombra de un árbol. Debería comprar una banca o algo parecido.
Alzo la vista al cielo. Estoy contento con esta adquisición, siento cierto orgullo. ¡Si, compré una casa! Estoy a mitad de mi monólogo interno cuando noto que algunas ramas del árbol de duraznos de la vecina cruzan a mi jardín, así que técnicamente tengo cierta cantidad de duraznos gratis.
Voy hacia allá y arranco dos. Nunca había tenido la satisfacción de robar la fruta de un vecino y ella nunca está aquí, ni siquiera lo notará. Lo menos que quiero es desatar una guerra de señoras sobre qué fruta le pertenece a quién.
El timbre suena y voy a abrirle la puerta a mi hermana. Alice entra sonriente, cargando una bolsa de papel.
—¡Hola, hermano! Mamá me pidió que trajera esto.
—¿Qué es?
—Oh, dame uno—me arrebata un durazno y lo muerde. Alice es un dolor en el culo respecto a lavar la fruta, así que ni siquiera me molesto en decirle que no está limpio—. Es algo de comida y cosas así.
—¿Por qué? —camino hacia la cocina y ella me sigue, echando vistazos alrededor. Se encoge de hombros.
—Yo qué se. Dijo algo sobre que posiblemente no estabas alimentándote debidamente y algo relacionado a las vitaminas.
Noto que mamá echó ahí un paquete de mis gomitas favoritas.
—¿Qué está mal con ella? Actúa como si acabara de dejar el nido—murmuro, fingiendo que la bolsa llena de rica comida me molesta.
—Cosa de mamás—otro encogimiento y salta a un taburete—. Luce bien, aunque necesitas más muebles—señala alrededor casualmente.
—Está bien, es justo lo necesario. Se le llama "minimalismo"
Alice me roba un par de gomitas y suspira.
—Necesito un consejo—luce preocupada.
—¿Sobre qué? ¿Debería hacer palomitas?
—No es noche de películas sin palomitas. Es sobre Jasper—continúa—. Creo que me está ghosteando.
—Uuhh—murmuro por lo bajo—. ¿No se supone que eso se hace antes de comenzar a salir? Es como un paso necesario.
La miro sobre mi hombro, apoya su mejilla en su mano.
—No lo sé—su voz suena apachurrada—. Aunque creo que está enojado.
—¿Por qué? ¿Qué hiciste? —pico botones en el microondas y tamborileó mis dedos en la encimera.
Ella no responde, así que me giro y le alzo la ceja.
—De acuerdo…—se acomoda el pelo detrás de sus orejas—. Puede que yo me haya enojado primero. En verdad quería que viniera.
—¿Te enojaste con él porque su madre controladora no lo dejó venir?
—Puede… puede ser—confiesa.
—Ali, ¿qué mierda? Pobre chico.
—Se supone que debes estar de mi lado, debes apoyarme a… ¿qué es ese sonido?
Bella está en casa.
—El garaje de la vecina. Y no, Alice, en verdad no te apoyaré.
Ella boquea, ofendida.
—Debería interesarte que un chico me trate mal.
—Tú fuiste quien inició, ¿no?
Me mira feo.
—Eres pésimo con los consejos. Eres el peor hermano del mundo.
—Si, si, como sea—le resto importancia con un gesto de mano y me giro a sacar las palomitas—. Dame un tazón, están justo ahí.
Ella avanza hacia mí de mala gana y me lo arroja. En verdad no estoy de humor para hablar de su toxicidad y control.
—¿Te das cuenta de que él tiene una madre y una novia controladora? Deberías aconsejarle ir a terapia.
Alice no responde y me giro. Tal vez se enojó y se fue. Voy hacia el pasillo y la encuentro entrando a la sala.
Me mira mal.
—Sólo discúlpate—murmuro cuando voy hacia allá, cargando el tazón y la comida que mamá empacó para mí.
Ella elige ver El Origen, así que metemos nuestros puños al tazón de palomitas y asaltamos la lasaña de mamá. Alice mensajea durante un buen rato, probablemente resolviendo su idílica vida amorosa. Para cuando mira de regreso a la pantalla, ya se perdió gran parte de la película y comienza a molestar pidiendo que se la explique.
La ignoro.
Una vez que la película termina y nuestros estómagos están llenos, Alice pasea por mi casa, inspeccionando e incluso abre mi cajón de la mesa de noche. Lo cierra cuando encuentra la caja de condones. Eso se gana por ser metiche.
Entonces ella va hacia el balcón.
—Es un buen jardín—murmura antes de que su vista se clave a lo lejos, sigo su mirada y oh la la.
Vecina Bonita está haciendo unos buenos estiramientos en su jardín, enfundada en un brasier deportivo y en unos leggins. Ella se apoya en sus antebrazos y alza las piernas al cielo, haciendo un split de manos.
—Wow—Alice murmura.
Si, Alice, wow.
Entonces ella estira sus piernas completamente.
—¿Cómo se llama? —Alice pregunta en un susurro.
—No lo sé.
—¿No has hablado con ella?
—Mmm, creo que he hecho más que hablar con ella—respondo, recordando nuestra discusión. Alice me mira rápidamente, probablemente imaginándose que follé con mi vecina o algo parecido.
No que la idea me repela.
—De acuerdo, pervertido, no vayas a pasar tus días en el balcón—jala mi playera y me empuja, metiéndome a la casa—. Exactamente, ¿qué has hecho con ella?
Oh, Alice.
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Como era de esperarse, Seth me envía mensajes diciéndome lo cobarde y aburrido que soy simplemente porque le dije que no pasaría al bar esta noche. Lo lamento, hermanos, pero estoy más caliente que con ganas de emborracharme.
Así que ahora Lauren está debajo de mí, besando mi quijada y se siente muy bien porque ella huele como a canela y sus labios son suaves. Pasa sus dedos por mi espalda, rascando ligeramente sobre mi playera. Eso se siente bien también.
—¿Quieres otra? —pregunto, arrastrando un poco las palabras.
De acuerdo, puede que también tuviera algo de ganas de emborracharme, pero definitivamente no estoy noqueado. Más bien hablo bajito porque a las chicas les gusta eso, además estoy relajado.
Ella asiente en silencio y deslizo mi cuerpo lejos del de ella para ir a servir más vodka.
Su abdomen está descubierto y sus pantalones desabrochados, su cabello revuelto en toda mi almohada.
Bajo las escaleras y luego escucho un ruido extraño mientras estoy sirviendo los vasos. ¿Lo estoy imaginando o es real?
No lo sé, así que decido echar una ojeada a la puerta. Tal vez es Vecina Bonita pidiendo más pizza y contradiciendo su exhaustiva e interesante rutina de yoga del otro día. No hay nadie en la acera, ni en su puerta, pero el sonido continúa.
Miro por el picaporte y ella está justo ahí… ¿intentando abrir mi puerta? ¿Qué mierda? ¿Planea asesinarme mientras duermo y tomar su, según ella, tierra a la fuerza?
Luego reparo en su apariencia. Lleva un vestido azul con un escote, parece de seda. Está muy maquillada y ella seguramente está borracha. Después de todo, son alrededor de las dos de la mañana.
Así que abro la puerta. Me mira, sorprendida. Si, ella definitivamente está borracha. Luego frunce el ceño.
—¿Ahora incluso te adueñas de mi parte? —pregunta, se tambalea en sus tacones. Mierda, se ve sexy.
—¿Qué?
—¿Por qué estás en mi casa? —demanda, se apoya en la verja, sacando la cadera.
Luego lo entiendo. Ella seguramente está confundiendo la puta puerta.
—Esta es la mía. La tuya es la de la izquierda… tu izquierda.
—Oh—luego suelta risitas—¿Quién lo hubiera pensado?
—¿Estás borracha? —le sonrío con una esquina de mi boca, la sonrisa que vuelve locas a las chicas.
—No—y convenientemente hipa.
Me río.
—Oye, ¿cómo te llamas? —le pregunto, apoyando mi codo en el marco de la puerta. Sé que su apellido es Swan, pero ¿a quién le importan los apellidos?
—Bella—responde.
—Entonces, Bella, ¿quieres pasar o quieres ir a tu casa? —pregunto. ¿Qué mierda? Lauren está justo arriba. Bueno, esto puede tomar un giro interesante y fantasioso o puede irse a la mierda.
Ella vuelve a reírse y a tambalearse.
—Quiero ir a casa. ¿Podrías llevarme a casa, Edward? —pregunta.
Y por supuesto que ya sabe mi nombre.
—Seguro.
La ayudo a bajar los cuatro escalones y la llevo hasta su puerta, colocando una mano en su espalda descubierta. Usa un vestido peligroso y su piel es suave. Huele a perfume caro y me tiende la llave.
—Eso fue rápido—dice, contenta. Bella es una borracha feliz.
—Sana y salva—le digo, dejando la llave en la palma de su mano.
—Gracias, Edward—tararea y luego se acerca peligrosamente, demasiado.
Se apoya en mí, sus pechos rozando mi brazo. Dios, se sienten firmes, tienen el tamaño perfecto. Coloca una mano en mi hombro y luego deja un beso lento y suave en mi mejilla.
Mierda.
Si, definitivamente no le diré esto a Lauren.
¡Hola! Espero que les haya gustado. Gracias por el recibimiento a esta historia. Háganme saber qué piensan.
No se olviden de los follows y los favs para que no se pierdan ninguna actualización.
Saludos (:
