La verdad, creo que Aziraphale va a dormir un poquito más por relajación que por necesidad
¡Que milagro!
Y no vas a verlo por estar durmiendo.
¡Pues pues!
Es que dudo mucho que te despiertes antes que ella pero si te hace gracia podríamos intentarlo.
Oh... Podría...
Ajá...
Luego me llora por días porque no le dejamos dormir pero a lo mejor podría despertarse sediento o algo así.
Puede dormir otra vez después.
Exacto. Aunque es TAAAAN malo despertándose.
Pero no si se despierta solito por algo. O sea... quizás tiene un mal sueño y se despierta de golpe. Todo mundo puede despertarse bastante despierto de golpe en algún momento por algo, así de... soñé algo horrendo y le esperaré de golpe... no se ni que soñé pero me desperté.
Tuve la peor pesadilla. Soñé que había comprado una casa en la playa con el ángel y ahora nos acostábamos regularmente. Oh, no, ¡está aquí a mi lado, en una cada en la playa! ¡Esto es real! Or it's just fantasyyy ?
—Mmmmm... —se gira casi de inmediato para volver a dormir porque luego ella si lo ve despertarse aprovecha hasta el más mínimo momento para decir basta.
El dramático.
—Mmm... —susurra ella también... no le despiertes que no se que tan factible es que vuelva a dormirse. Pero ahí está, boca media abierta, ojos cerrados.. dormida.
—No, no angel, déjame. Aun es pronto.
—Crowley... —ella susurra.
—¡Ni Crowley ni nada! —tan enfadado.
—Peras... solo son peras...
—¿Eh? —se da la vuelta hacia ella.
—Solo si probaras... y moras también —sigue entre dientes. Crowley parpadea mirándole.
—¿Estás... dormida?
—It is... scrumptious —hasta sonríe un poquito.
—¡Estás dormida! —se gira completamente cara a ella de nuevo—. No puedo creer que duermas...
Las cosas que le haces hacer.
—No puedo creer que duermas y SIGAS HABLANDO mientas lo haces... —sonríe de lado inclinando la cabeza
—Como tú... te ves delicioso vestido así... —agrega.
Crowley parpadea un poco y le acaricia la cara apartándole un mechón de pelo. Aziraphale sonríe sinceramente.
—You are my world... —vamos, treinta segundos y ya sabe todo el mundo hasta exactamente qué estás soñando.
Levanta una ceja con eso... y la besa.
Vale, Crowley, no despertemos a Aziraphale. Ok! Voy a besarle a ver si así.
¡No! Le besa por lo que ha dicho
Igualmente Aziraphale le responde un poco menos ávidamente que si estuviera despierta. Pero sonríe más.
Mejor porque no queremos despertarla. Se separa al cabo de nada y apoya la cabeza en el cojín, mirándola.
—... mmmm... rfect —susurra lamiéndose los labios un poquito.
—I'm glad you like it —susurra y le acaricia la mejilla.
Abre un poquito la boca y suelta un suave ronquidito, sonriendo. Y el otro se le aprieta un poco contra ella, porque está calentita y solo la mira, todo creepy, peeeero, pues ahí estás hecho bolita empezando a dormirse otra vez.
—... the baby.
Crowley parpadea abriendo los ojos otra vez.
—No, no... you... —se ríe un poco.
—Me?
—Crowleyyyy... —ahora lo has puesto a hablar, te reto a callarle, se ríe un poquito más.
Levanta las cejas y sonríe de ladito porque el tonito... debe estar molestándola en el sueño.
—Stop it!
Eh, wait! ¡Eso no es justo! ¡A él le gusta molestarla personalmente! Angel, no hagas tú sola todo el trabajo, ¡así no tiene gracia!
—Noo... you...
Había una manera... de entrar en los sueños de alguien. Los... los ángeles podían hacerlo. Pero nunca tuvo el placer de intentarlo entonces... ¿Cómo debe hacerse?
Es un buen momento para que lo intentes. Aunque... ¿y si luego ella cree que... puede hacerlo de vuelta? No la quiere metida también en sus sueños, sus sueños son épicos y chulísimos, si ella se mete seguro todo empezará a tener tapetitos de ganchillo y habrá tacitas de té en todas las escenas.
Y seguro echa a los patos. Sabe que tiene algo... personal contra los patos. O tal vez empezara a ponerles nombres y sombreritos ridículos. Y pajaritas. ¡No quiere que le ponga pajaritas a los patos de sus sueños!
¿No participa nunca en tus sueños? No inventes.
Sí, pero no se mete ella como ELLA. Aparece como personaje.
Vale, vale... puedes intentar ser su personaje a ver si cuela
¡Eh! ¡Esa es una buena idea! Vale, va a intentarlo a ver qué.
—... chocolate...
Crowley cierra los ojos y se concentra en... intentar... ehm... meterse en su mente, pero no poseerle demoniacamente que es lo que sabe hacer.
Demonios que te visitan en sueños...
Exacto. Porque no pueden pasar un minuto sin ti, aparentemente.
Que digno de pesadilla... Lo de los demonios, no lo otro. La verdad es una buena oportunidad.
Aziraphale... está sentado a una mesa, vestido de Dr. Fell, el herpetólogo.
¿Y Crowley? ¿Está ahí, o es Isquir Wildi?
Crowley está a su lado en la mesa. Es como del Ritz pero mucho más grande.
Podría ser Oscar.
Buf... No, porque antes ha dicho su nombre. ¡Lo oímos! CROWLEY parpadea un poco mirando a su alrededor.
Crowley es un hombre también, está vestido eso si como en los Beatles. Como en los setenta. Pelo también. Le teníamos ganas desde el otro día a ese atuendo.
Oh... demonios. Se da un poco de vergüenza ajena a si mismo ahora con esto.
Aziraphale, que lo qué pasa es que tiene hambre, está tragando pastelillos como un imbécil, hablando con él. Menos mal que aún no te ve.
Ah, no, pensábamos que él había aparecido ahí como el... otro Crowley. Vale. Vale... hay dos Crowleys ahora por lo visto, el infiltrado y el que da vergüenza ajena.
Sí, puedes irte a poner en el lugar del otro en cuanto Aziraphale se descuide.
O... podría aparecer como otro personaje. O como dos Crowleys. Mmmm tantas posibilidades y tan poco tiempo.
Dos crowleys podría hacerle gracia.
Eso lo probaremos luego, primero vamos a jugar a los personajes.
Puedes ser... Oscar.
Sí, ya lo habíamos pensado y lo será, pero primero vamos a meterle un susto.
¿Ven? Ven a que se refería con las pesadillas. ¿Cómo le van a meter un susto?
Chasquea los dedos y... Hola, Gabriel.
Joder.
Sonríe de lado y se dirije a la mesa con paso seguro.
Aziraphale le explica a Crowley algo sobre los árboles de hojas perennes, mientras se come otro pastelito
Y Gabriel le va a pegar un susto... Tal como quiere Crowley.
—Aziraphale...
Aziraphale palidece y el Crowley del sueño desaparece culpablemente de golpe.
—Gabriel, q-que gusto verte.
—¿Qué haces?
—E-Estaba comiendo. Lo siento.
—Comiendo... —se sienta frente a él donde antes estaba el otro Crowley.
—Ehm... S-Sí. Sí. Solo comiendo —risita nerviosa.
—Estabas aquí con alguien.
—U-Una persona. Un amigo. Un... escritor —Aziraphale se sonroja visiblemente.
—¿Un... escritor?
—Ahm... s-sí. Un humano.
—Mmmm... ¿Cómo se llama?
—Neil —Aziraphale carraspea.
—Oh, ¿Neil qué más?
—Ehm... Gaiman —carraspea—. ¿Qué necesitas, Gabriel?
—Oh, Neil Gaiman. Me suena... ¿Qué es lo que escribe?
—Algunos libros... que realmente no creo que te interesen. Ehm... literatura fantástica y esas cosas —le mira y sonríe, carraspeando otra vez.
—¿Literatura fantástica, Aziraphale? —frunce el ceño como si le hubiera dicho que lee... quién sabe. Porno. Bueno, no que con eso pone sonrisas del millón de dólares.
—L-lo sé, lo sé. Solo... bueno, la imaginación, a veces hay que echarla a volar. Ya hemos discutido esto, Gabriel —se mira las manos, incómodo.
—Ah, ¿sí? ¿Lo hemos discutido? No lo recuerdo.
—Sé que no te gusta mucho la idea de que la lea. Pero... es con fines completamente... de comprensión de la humanidad.
—¿Y qué comprendes de la humanidad cuando la lees? Porque siempre me dices eso pero luego nunca me dices qué.
—Pues qué piensan y qué se imaginan... las cosas que les hacen ilusión o les gustan. Es una cuestion de... curiosidad por ellos.
—Creo que tu curiosidad está yendo demasiado lejos.
—N-No Gabriel. Es un malentendido... —Se sonroja otra vez.
—No, no... Es que esto no va solo de humanos.
—¿P-Perdona? —es que se le nota lo nervioso. Hasta ha dejado de comer.
—Sabes bien de qué hablo.
—Bueno... ese asunto. Sé que has visto lo que ha visto pero... —Se sonroja más, pensando desde luego en... Crowley.
—No solo eso, Aziraphale, sé que esto viene de lejos.
—¿D-De lejos? N-No. no. No es cómo crees. Nunca hicimos nada antes.
—¿Y por qué debería creerte ahora?
—¿Por qué iba a mentirte?
—Porque intentas esconderlo —y porque te estoy echando la bronca, angel. Añade para sí.
—No lo hago... no tengo nada malo que esconder.
—Ah, ¿no?
—¡N-No! ¡Nada malo a los ojos de Dios! Nada que no hayas hecho tú, ¡yo te vi!
—Sé que te has casado, Aziraphale, en una ceremonia pagana a espaldas del cielo y de Dios.
—Wh-What?!
—Has unido tu alma con el alma corrupta de un demonio y le has dado la espalda al cielo.
—No, no es un... ¡No he dado la espalda al cielo! Y su alma NO está corrupta. Nos queremos, Gabriel.
—Te dejas llevar por el placer de la carne y no te arrepientes... —ni siquiera sabe porque hace esto si va a ir en su contra. Deja de atormentar a tu marido, ¡idiota!
—¡No es solo el placer de la carne! ¡Es amor! ¡Dios dijo ámense los unos a los otros!
—¿Y cómo... sabes que él te quiere?
—Porque lo hace, no sabes todo lo bueno que hace por mí. Y le veo. ¡Es amable y dulce! ¡Y también le siento!
Gabriel se sonroja y Aziraphale parpadea.
—Y cuanto hace que tú...
—¿Q-Que yo qué exactamente?
—Le quieres.
—L-Le consideró un adversario digno desde que tengo memoria, Gabriel —Aziraphale se sonroja.
—¡No he preguntado eso!
Aziraphale aprieta los ojos.
—No debes decir mentiras —se susurra a sí mismo... y es que en los sueños luego las cosas no funcionan del todo bien.
—¿C-Cuándo supiste... cuándo te enamoraste de él? —vacila Gabriel otra vez.
—N-No creo que pueda determinar una fecha exacta. Fue... algo que fue creciendo dentro de mí, como un árbol. Empezó pequeñito, solo como... un buen adversario y fue creciendo hasta ser lo que es. ¡Eso es justo lo que nos enseña Dios!
—Pero como notaste que ya no era...
Aziraphale le mira a los ojos y suspira.
—Un día me tocó la mano, solo fue un roce y... casi se me detiene el corazón.
—¿Cuándo? —Levanta las cejas.
—Gabriel... Fue... e-es que... ¡no es justo que me preguntes eso!
Gabriel parpadea un poco porque se había olvidado que es Gabriel y se ha asustado un poco.
—Todas las respuestas te van a parecer mal... si te digo que fue hace mucho, te va a parecer terrible y una traición infinita al cielo. Si te digo que fue hace poco te va a parecer que soy un fácil.
—Eh... Espera un momento —se levanta.
—No, no. No. ¡No! No vayas a ir tras él —se levanta por si acaso.
—No, no, solo voy a hacer una llamada, pero no es algo malo.
—Define "no es algo malo" —Le mira porque Gabriel hace estas cosas...
—Aziraphale...
Tal como Gabriel. Igualito. Le toma de los hombros. Aziraphale traga saliva porque está historia ya la ha vivido.
—Please...
—Eres mi mejor empleado y el ángel más dulce y bueno del cielo. Estoy súper orgulloso de ti.
Aziraphale le mira, con los ojos azules redondos e impresionados.
—Eres honesto, fuerte, empático y altruista, siempre estas cuidando a los humanos. Te apreciamos mucho y valoramos tu labor.
Sonríe un poquito porque Aziraphale es un crédulo de lo peor. Gabriel le sonríe de vuelta y le da unas palmaditas en el hombro porque sabe lo que quisiera oir de Gabriel y quiere hacerle sentir bien.
—Thank you... Tú eres también un buen jefe.
Suspira porque... maldita sea, ahora le hace favores al imbécil de Gabriel. A la estrellita.
—Disfruta de tu cena sin miedos ni remordimientos. Amar es muy importante... ser un ángel consiste en eso básicamente.
Aziraphale sonríe.
—Lo sé... ¡gracias por recordarlo! ¡Siempre trato de que lo entiendas y nunca lo entiendes!
—Lo entiendo aunque no lo creas. Vamos, no hagas esperar a tu marido —le guiña un ojo con complicidad y le empuja un poco porque quiere ir a cambiar de personaje
Aziraphale se ríe un poquito con eso... vale, vale, para... Se sienta otra vez metiéndose un pastelito a la boca.
Y ahí se va Gabriel tras una columna a chasquear los dedos y a reírse un poquito. Aziraphale se zampa otros tres pastelitos. Tiene mucha hambre.
El Crowley del sueño reaparece en la mesa después de unos segundos.
El Crowley de verdad decide hacerse camarero solo para ir a oír lo que habla.
Por supuesto le está contando a Crowley, tan feliz. TAN feliz. ¡Mira lo que me ha dicho Gabriel! El camarero sonríe de ladito parándose tras él.
—Y... y... ¡ha dicho que amar es nuestra esencia! —es que se estira un poco hacia Crowley para besarle.
El camarero maldice un poco a Gabriel interiormente porque mira qué fácil le sería hacer feliz a este idiota con un par de palabras de aliento.
—I love you VERY much.
El camarero vuelve a sonrojarse.
—I love you more, angel —El Crowley del sueño le responde con facilidad.
El camarero levanta las cejas sin esperarse eso con tanta facilidad y Aziraphale sonríe embobado, sin considerarlo raro.
Carraspea un poco el camarero.
—¡Oh! ¡Hola! Perdón.
—Hola —sonríe. Aziraphale se ríe sonrojadito porque venga... es que estaba ahí embobadisimo con Crowley.
—¿Todo bien, señor?
El Crowley del sueño asiente y le pide expresamente otra ronda de pastelitos y otra botella. Porque Aziraphale tiene mucha hambre.
—Oh, ¿más pasteles de qué sabor?
—De todos los que tenga —responde Crowley—. Lo que sea para mi ángel.
—Oh, Crowley... voy a engordar.
—Sí, sí que vas a engordar...
—Los tenemos de régimen —comenta el camarero.
—Pero no son tan buenos... —susurra Aziraphale.
—Disculpe, ¿Ha dicho... su angel? —sigue el camarero.
—Sí, sí. Es mi angel —asiente Crowley con seguridad—. Así le llamo yo de cariño.
—De cariño, vaya.
Aziraphale carraspea un poco, sonrojadito aún.
—Hacen una bonita pareja —comenta el camarero.
—¿U-Usted cree?
—Sí, se nota que hace tiempo que están juntos.
—Mucho, mucho tiempo —asiente Aziraphale.
—Que va, angel. Si es tu culpa que no... —Crowley protesta. El camarero sonríe un poco de lado con esa respuesta de su propio yo.
—Crowleeeeey —se queja Aziraphale un poco.
—Por más Crowley que me hagas... —le riñe Crowley. Vamos, que hasta solo se riñe... y se alega.
—¡Ya sabes la razón de eso, Crowley!
—Oh, ¿me la podría contar a mí?
—Él es un dramático —suelta Crowley.
—No soy solo un dramático es... nuestra vida estaba en riesgo —le explica al mesero estirando un poco la mano hacia Crowley.
—¿En juego cómo? —mira la mano. Crowley no se la toma.
—Nuestros... jefes. Trabajamos para... Ehm... dos gobiernas distintos.
—¿En guerra?
—Constante e inacabable —Crowley se ríe.
—Oh, que mal —sonríe un poco el camarero y vuelve a mirar la mano, inclinando un poco la cabeza y notando que el otro Crowley no se la toma. Es que le parece que nunca se la tomas, por lo visto.
—Bueno, ahora mismo hay una especie de tregua... más ahora.
—¿Y por eso tenéis una cita?
—Bueno, no es como que no llevemos teniendo citas cómo estás los últimos cientos de años... —asegura Crowley haciendo sonrojar al camarero.
—¿Cientos?
—Pero shhh, no le digas a él que se incomoda —sigue Crowley. Freud estaría encantado de todo esto pasando en tu cabeza, Aziraphale.
—Oh, ya veo... —el camarero mira a Aziraphale sonriendo de ladito con eso—. ¿Por qué te incomoda?
—No eran citas —tiene el descaro de sonrojarse—. Eran reuniones de trabajo.
—En las que se trabajaba un montón —replica el camarero sarcásticamente.
—Hablábamos de... cosas. De trabajo. Sí.
—¿Quejarte amargamente de tu jefe se considera trabajar? —sigue el camarero.
—¡No me quejo de él todo el tiempo! —protesta comiéndose otro par de pastelitos de los que acaban de aparecer en la mesa. Tiene HAMBRE.
—No, también te quejas de la competencia.
—¿De él? ¿O de su jefa?
—De la tuya.
—Oh, sí, se queja de todo —asegura Crowley. El camarero sonríe con eso mirándose a sí mismo porque le hace gracia ver como Aziraphale le ve y le imagina. Aun parece bastante cool para ser la imaginación del ángel. Suena un poco más suave y relamido que él mismo pero en general no es muy diferente a como se ve él a sí mismo.
No, si te conoce sumamente bien.
—Y se queja TODO el tiempo —asiente Crowley sonriendo un poco también.
—Bueno basta los dos, dejen de hacer equipo contra mi —Aziraphale se queja cruzándose de brazos.
—Pasteles de todos los sabores entonces —asegura el camarero—. Tenemos de pis, de moco y de vomito como en ese libro del niño mago.
—What?! —protesta Aziraphale con un pastelillo en la boca que le ACABAS de echar a perder. Es que no puede evitar morirse de la risa.
—Los de moco son muy populares, creo que porque hay muchos humanos que les gusta comerse sus propios mocos.
—Ugh! —se debate entre escupir y no, porque es muy impropio de él pero... Ugh! Crowley se muere de risa igual.
—Te estás poniendo verde, angel —es que no puede evitarlo. Aziraphale... es que está a nada de vomitar. A nada. Aprieta los ojos... y cuando está a punto de hacerlo todo alrededor cambia.
El camarero mira nervioso intentando adivinar, porque debería cambiar en consonancia o le va a descubrir.
