Buena idea... Aziraphale mira a Miguel.

—No me miren así, no tuve otra opción —se defiende ella.

—Por supuesto —¿podrías sonar menos sarcástico?

—No me hables así tampoco. No hubo otra opción que... quedarme en este cuerpo, porque si me salgo de aquí y la despierto va a dar la voz de alarma.

—Es... un poco... peligroso. ¿No se ha dado cuenta aún Gabriel? Además va a tener que cantar un solo.

—¿Solo?

—¿No? Eso dijeron los dos ángeles que secuestramos, que los Arcángeles cantaban solos en el coro —explica Crowley través de Aziraphale.

—Ohh... eso... P-Pues... algo tendré que inventar.

—Van a darse cuenta —replica Aziraphale.

—¡No van a darse cuenta! ¡No se han dado cuenta hasta ahora!

—Pero si ni siquiera sabemos que canción canta Miguel —replica Crowley.

—Ehh... oh, ¿no es la misma? —pregunta ella.

—Ehm... ¿Angel?

—No, no es... no. Es otro villancico.

—¿Y si tú te metes aquí y lo cantas? —propone Migel.

—¡Yo tampoco me lo sé! —protesta Crowley.

—El ángel, hablaba con el ángel.

—Los ángeles no pueden poseerse unos a otros.

—Pues la despierto para que cante y luego la pongo a dormir otra vez —Ojos en blanco de Miguel.

—No va a cantar si la despiertas, ¡va a reportarte!

—Cielos... ¿Y no puede pedirle a alguien que la sustituya? —propone Crowley.

—¿¡Cómo va a pedirle a alguien que la sustituya!?, ¡Ella es el Arcángel! —discute Aziraphale consigo mismo.

—A lo mejor para cumplir el deseo de un niño o algo —Crowley le hace encogerse de hombros.

—¿¡Deseo de qué niño?!

—Yo que sé, uno de esos —se refiere a los querubines.

—Aquí arriba no hay niños, my dear.

—Bueno, ya sabéis a lo que me refiero.

—¿No puedo tararear cualquier cosa y ya está? —pregunta Miguel—. O pedirle a uno de los angelitos esos... ¿a esos te refieres?

—¿Cuál es el villancico que canta Miguel?

Carol of the bells... suele dar bastante miedo.

—¿Cuál es esa? —pregunta Crowley.

—Es... Saben... Christmas is here, Bringing good cheer, To young and old, Meek and the bold... Merry, Merry, Merry, Merry Christmas —ahí va Aziraphale a cantarla... y a aclararse la garganta porque no le sale del todo en el tonito que querría.

—Oh.

—Ehh... —Miguel no parece muy segura.

—Búscasela en el teléfono... en realidad toda tiene el mismo ritmo, no es muy difícil —explica Aziraphale mientras Crowley le hace buscarla en el teléfono—. Sí que es macabrita

Belcebú sonríe un poco maliciosamente en el cuerpo de Miguel.

—Podría ser MUCHO peor. ¡La otra era mucho peor!

—¿Cual otra?

—La otra que aprendimos de los otros dos Ángeles. Está es más... me gusta el ritmo —no tendrás ni idea del tono. Ni de cómo cantarla—. Mmmm

—Bueno... ehm... ¿y lo otro?

—¿Qué otro?

—Pues todo lo de sanación.

—Ahh... eso. Eso hay que hacerlo también, estaba... y... ¿y si le digo a Gabriel?

—¿Decirle qué?

—Que ustedes creen que tengo un... ángel.

—Eso solo va a hacer que él... intervenga en la decisión, ¿no? Aunque podría usarse para que no pudiera... desvincularse de usted.

—Ni yo pudiera desvincularme del... puto retoño.

—Y probablemente podría desencadenarse otra revuelta en el infierno.

—Tengo que matarlo.

—Entonces... vamos a hacerlo ahora, ¿no? No... Ahora era lo del coro, se notara mucho si no estamos —propone Crowley

—¿A hacerlo ahora? —prergunta Aziraphale algo escandalizado— No. Lo que tienes que hacer es... ir a ver si realmente estás en estado... ¡no a matarle!

—Angel... esto no es cosa tuya.

"NO vas a ir a ayudarle a que aborte! Menos aún un potencial hijo de GABRIEL!"

"No voy a ayudarla a NADA"

"¡Estás diciendo que hay que ir! ¡Tampoco vamos a ser testigos de ESO!"

"¡Pues hay que fingir ayudarla!"

"¡Hay que convencerla de que no lo haga!"

"Si se te ocurre como..."

"¡Pues no diciéndole que va a hacerse una revuelta en el infierno!"

—¿Ahora? ¿Aquí en el cielo? ¿Quieres que deje los restos carbonizados sobre su escritorio? Quizás... fuera una buena venganza... porque es un idiota.

"¡Pues es que es lo creo que va a pasar!"

—No creo que sepa de qué se trata. Si quiere montar un buen escándalo lo que debería hacer es aparecer frente a todo el mundo como usted misma mientras esté él cantando vistiendo nada más que una de sus americanas blancas.

"¡Está hablando de calcinarle! Hay otras opciones, ¿no crees? además de una revuelta"

—A-Aparecer... c-con... s-solo? Ohh... really?!

"Oh, dear..."

—Pues a mí me parece que sería algo bastante difícil de explicar si no es del modo obvio. Más que un montón de restos de ceniza misteriosos.

—¿Así tipo corista? —es que se lo está pensando...

"Se lo está pensando, Crowley..." Aziraphale en el escándalo.

—Así tipo completamente desnuda salvo por su americana.

—¿Caminando hacia él? Hmm... —sonrisa de lado

—Eso provocaría una... ¿revuelta en el cielo?

—Provocaría un ESCANDALO en el cielo... —Ya se lo está provocando a Aziraphale.

Aziraphale se humedece los labios porque creo que a Crowley le haría cierta gracia hacerle algo así pero... mejor que sea ella a Gabriel. Porque a Aziraphale ya lo odian bastante

Crowley lo haría MIL veces mejor que ella, pero...

Ya, bueno...

O sea solo el movimiento de caderas...

Sí, exacto.

El problema es que... ya bastantes problemas tiene Aziraphale en el cielo, en efecto. Necesitan hacer menos escándalos... puedes hacer eso en la tienda si quieres, en la tierra.

Nah, que lo haga ella

—Es lo que queremos, ¿no? —sigue Crowley a través de Aziraphale, sonriendo.

—Sí... cierta venganza —Miguel sonríe también.

—Eso nos ahorrará el problema de tener que cantar —y nos iremos de aquí pronto.

"Y no resuelve lo que queremos hacer nosotros que es saber si yo estoy o no... esperando un pequeño Crowley."

"Podemos resolver eso luego sin que ella lo sepa"

Aziraphale suspira.

—Bien... tenemos un plan entonces —Miguel sonríe olvidando a su propia bendición.

—Entonces... ¿nos vemos luego en el coro?

—Sí.

Aziraphale asiente.

"Ya acabaste de hacer planes con tu jefa?"

"Eso espero."

"Esto va a ser un DESASTRE... no sé si Gabriel vuelva a hablarle. ¡Yo no te volvería a hablar NUNCA!"

"Eso no se lo digas."

"¡Debería habérselo dicho! De alguna forma esto va a orbitar a nosotros"

"Esto hará que Gabriel deje de ir por ahí haciéndose el perfecto como si no hiciera cosas peores que tú."

"Ya, claro... claro. Seguramente va a encontrar cómo es que esto es culpa mía... "

"Anda ya."

"Ya verás... ¡ya verás!"

Ojos en blanco.

"Por ahora... veo que al menos te has librado de ellos dos."

"¿Qué tal si nos largamos?

"¿A-Ahora?"

"Ah, no, claro... quieres verlo."

"Probablemente nadie te vaya a extrañar más que ELLA."

"Vaaale vale"

"No solo quieres verlo, vas a tener que asistirla, estoy segura... "

"Puede que... me vaya con otro ángel para hacer eso."

"Eso puede que fuera útil..."

"¿Lo soportarás?"

"No me hace ninguna gracia que vayas por ahí satisfaciendo ángeles..."

"¿También se considera satisfacer si no hay una necesidad?"

"Sí la hay, solo que no lo saben."

"Si no lo saben no es necesidad."

"La será después de hoy."

"Ese ya no es nuestro problema."

"Hasta que te vuelvan a ver!"

"A ti, dirás, no saben que yo estoy aquí"

"Ugh... no ayudas!"

Se ríe

"Considerando que ya hemos gritado a unos y besado a otros..."

"Ahora dirás que eso también fue mi culpa"

"No serás tan cínico como para decir que no!"

"¡No lo serás tú como para echármela!"

"¡Es totalmente tu culpa!"

"¿Cómo va a ser mi culpa?"

"¡Tú hiciste todo eso! ¡No yo!"

"Ellos me provocaron."

"¿Te provocaron a que les dieras un beso? Vaya..."

"Pues no fui yo quien decidió que los ángeles os besabais al desearos feliz navidad"

"¡Has visto ya los besos que nos damos! Ninguno es como los besos que tú has dado que son mejores que los besos que me das a mí."

"¿Mejores que los que te doy a ti?"

"Sí. Más apasionados y... profundos."

"Sí, sí... whatever" se vuelve porque acaba de ver a Raguel solo, yendo a acercarse.

"Como que Whatever?!" Aziraphale está tan concentrado en pelear con él que ni lo nota.

"Ni siquiera vale la pena discutir contigo" Lo que ha dichooooooo.

—Ehm... T-Tú... tú. Arcángel.

—Ah! Aziraphale —Raguel le saluda con un gesto de cabeza sin acercarse para darle el beso casi reglamentario—. Feliz Navidad.

Se acerca ella. ¡Aziraphale querría morirse con esto de que le ha llamado Arcángel así!

Raguel da un pasito atrás.

—¿Pasa algo?

—No —le sonríe un poco.

Se acerca otra vez entonces, él no se echa atrás esta vez, pero se ve que le cueeeeesta.

Aziraphale entreabre los labios y Crowley se mete por un momento dentro del cuerpo de Raguel antes de volver con Aziraphale y separar se del beso.

Wtf! El problema es que... Raguel es considerablemente menos ajeno a esto de lo que aparenta.

Aziraphale le mira aguantando un poco la sensación del orgasmo al haber vuelto a este cuerpo.

O sea gracias por causarnos un orgasmo mientras besamos a Raguel para las pesadillas.

Ya, bueno, la cosa era hacerlo al otro a ver como reaccionaba.

Raguel levanta un poco las cejas, sorprendido pero menos estupidizado que los demás ángeles a los que les has hecho esto. Estira una mano y toma a Aziraphale de la solapa del saco.

Aziraphale se humedece los labios.

Merry... Christmas —sonrisita de lado.

—¿Qué acabas de hacer?

—A gentle kiss.

—No. A demon trick.

—What? C-Crees que... soy un demonio?

Raguel le mira intensamente porque... no. No cree que lo sea, SABE que HAY un demonio ahí.

Aziraphale intenta echarse atrás, asustado.

—Asumí que no se podía confiar en ti —susurra—. Ahora lo confirmo.

—Así que no confías en mi... ¿Y en quién si confías?

—En mis instintos, Aziraphale.

—Oh, qué bien.

—No sé qué es lo que te está haciendo hacer ese demonio, ni por qué consideras que está bien. Ten cuidado.

—¿Crees que... el ángel me está DEJANDO hacer esto? ¿En serio?

Raguel se echa un poco atrás con esa respuesta, aunque aún no le suelta.

—Es impresionante lo rápido que le quitáis el estatus de víctima, solo por estar enamorado.

—El amor es un arma de dos filos.

—¿Y? ¿Crees que me va afectar a mí?

Es que el corazón le late a Aziraphale a toda velocidad.

"Cálmate, voy de farol." pide Crowley internamente al notarlo.

—Él es una víctima de su propia inocencia. El cielo les conoce bien.

—¿Y qué pretendéis hacer? Aquí estamos. Dentro. Incluso en Navidad —a Aziraphale se le va a salir el corazón.

—¿Qué es lo que quieren?

"Calma, si crees que eres la víctima te tendrán un poco más de compasión" Insiste Crowley.

Aziraphale se rehúsa a responderle en palabras, por una vez.

—Querer... —se encoge de hombros—. ¿Tú qué crees que queremos?

—Atención —responde Raguel unos segundos más tarde.

—¿Crees que no tenemos suficiente?

—El infierno nunca tiene suficiente atención... y este tema de moda de Aziraphale enamorándose de ti les ha caído perfecto para sus fines.

—Entonces... ¿qué esperas para dar la alarma y proporcionármela?

—Eso no va a pasar —Raguel le suelta.

—¿Qué va a pasar entonces? —sonríe un poco porque... ángeles a él. Ja! La psicología inversa es la CLAVE.

—Nada.

—¿Vas a quedarte persiguiéndome y hablando conmigo?

—Es posible.

—Ugh, odio cuando hacéis eso.

—Mejor —le sonríe un poco, chasqueando los dedos para limpiarse.

—No, lo digo en serio, Aziraphale es el más PESADO —el tema favorito de Crowley. Quejarse de Aziraphale. Hasta vibra un poco.

—Ah ¿sí? ¿Por? —pregunta igualmente mirando alrededor.

—Siempre está quejándose de todo y protestando.

Raguel le mira otra vez y se humedece los labios.

—¿Y no se queja cuando le obligas a traicionar al cielo?

—Amarga y tremendamente, nadie se imagina todo por lo que me ha hecho pasar.

—¿Y por qué insistes con él?

—Si me dieran una penique por cada vez que yo mismo me pregunto eso...

Aziraphale está SORPRENDENTEMENTE silencioso. Crowley no lo nota porque nunca tiene oportunidad de hablar de Aziraphale con alguien que... le conoce también.

—¿Y de qué cosas se queja?

—De todo, sobre todo de mí.

—No me parece que eso sea de alguien muy enamorado... ¿crees que sí? —pregunta el Arcángel porque al final... ya están aquí y prefiere tenerle hablando qué haciendo otra cosa.

—Ah, estoy... bastante seguro, sí.

—¿Y tú?

—¿Yo qué?

—¿Sabes algo del amor?

—Algo debo saber, ¿no?

—Además de cómo aprovecharlo.

—Sé que tú sabes algo sobre demonios.

—Una que otra cosa, sí.

—Tal vez estaría de acuerdo en un intercambio de información, si te atreves a jugar con un demonio.

—Podemos intentarlo —le mira de reojo.

—Bien, suena a un trato.

—¿Qué pensaría el ángel si te viera?

—Se pondría celoso.

—No creo que tuviera razón alguna.

—Ya, bueno, no suele tenerla... y aun así — "No es eso?"

Aziraphale sigue en absoluto silencio.

—No tiene ningún motivo. Aún así me llama la atención... que estés aquí, en navidad y en su cuerpo. No se defendió?

Si. Len. Cio.

—Claro que se defendió... pero ya hemos hablado bastante de él — "Angel?" Silencio, SILENCIO.

—Ibas a intercambiar información.

—Exacto, ¿qué tal que me cuentas un poco como sabes de estas cosas?

—¿De qué cosas exactamente?

—Sobre demonios.

—Por convivencia.

—¿Alguien que conozca? — "Angel, no puedo creer que vayas a hacerme el vacío ahora."

Por supuesto que te lo va a hacer. La ley del hielo.

"Dafuq, angel"

—Mmmm... seguramente sí.

Aziraphale sigue en absoluto silencio

—Who?

—Los llamados príncipes del infierno siempre han tenido bastante contacto con nosotros.

—Ah, sí, ya... también rumorean eso ahí abajo.

—No sé qué rumoreen, pero contacto hay. Tú mismo me dirás que no tienes... contacto con tu ángel.

—Claro que lo tengo, pero los vuestros siempre niegan esas cosas.

—¿Lo hacemos?

—Categóricamente.

—Mmmm me parece que lo que negamos y con razón, es que haya apoyo al infierno.

—Cualquier relación que no sea estrictamente de odio.

—Tolerancia, es una relación de tolerancia...

Aziraphale sigue en silencio. Hasta yo estoy impresionada.

—Lo que acabo de hacerte no es algo de... tolerancia.

—Lo que acabas de hacerme, es una agresión.

—A mí me parece que lo disfrutáis bastante.

—Según entiendo está hecho precisamente para disfrutarlo. Igualmente es una agresión.

—Oh, vaya, he agredido un ángel... que desastre. ¿Qué voy a hacer ahora?

—Tampoco es nada nuevo, ni eres el primero...—hace los ojos en blanco.

—Me hace gracia saber cual es que tiene interés en ti.

—¿Por qué te hace gracia? ¿Lo crees imposible?

—No, pero hay como una teoría... de que cada Arcángel tiene como un... príncipe del infierno como contra parte, como dos caras de una moneda. De hecho, no solo Arcángeles y Príncipes.

—¿Y cuál te parece que sería el mío?

—Justo esa es mi pregunta.

—Alguno de ellos —carraspea un poco, pensando en él.

—Súper aclaratorio, eso

—Y una vez que sepas quien podría ser mi contraparte... ¿qué pasa?

—Nada, te cuento más cosas y tú otras a mí.

—¿Qué cosas vas a contarme que puedan ser útiles? ¿Vas a decirme con quien más has subido hoy?

—Nah, eso estropearía la sorpresa.

—¿Cuántos son? —se tensa.

—Probablemente menos de los de deberíamos, but we don't want to make a fuss.

—Ese no es un número.

—Nah, pero a evadir respuesta también soy bueno yo.

—Aamón —responde lo más plano que puede, aunque se le nota incomodo igual.

Crowley le hace a Aziraphale levantar las cejas mirándole incrédulo.

"Toma el chisme! ¿cierto o falso?"

Aziraphale se resiste. Raguel se encoge de hombros y se sonroja un poco.

—Aaaah... me... suena. Sí. Ya sé... ya sé quién es. Claro. Ese tío. Sí.

—Bien. ¿Cuántos son entonces?

—Dos.

—Belcebú.

—¿Qué pasa con ella?

—¿Es ella la que vino?

—Por supuesto.

—Es algo curioso... —Raguel suspira—. Cómo funciona el amor.

—¿Cómo funciona?

—Nos hace hacer locuras y correr riesgos

—Bueno... sí.

—¿Te gusta?

—Mmm... No esa parte, pero creo que vale la pena.

—Tiene otras ventajas, ¿no?

—Exacto.

—Y otras desventajas

—¿Cómo cuáles?

—Soportar las quejas infinitas... ¿no protestabas de ello?

—Me preguntaba cuales te aquejaban a ti.

—Yo soy un ángel, el amor no suele aquejarme con frecuencia —miente.

—Pues pareces bien consciente de lo que conlleva, de ahí mi pregunta.

—Riesgos, como el que está tomando Aziraphale contigo —le mira de reojo.

—¿Cuáles tomaste tú?

—Veo que estás asumiendo que yo estuve en una situación semejante —Raguel carraspea un poco.

—A estas alturas ni siquiera me convencerás que me equivoco.

—Estás muy seguro de lo que dices.

—Sep.

—¿Y qué te lleva a estarlo tanto?

—A demon trick.

—Uno más.

—¿Nunca te lo han explicado este?

—¿Que si me han explicado el exceso de confianza de un demonio? Bueno... lo he visto

—No, este truco.

—Quizás puedas explicármelo tú.

—Consiste en saber cuando alguien tiene... sentimientos por otro alguien.

—Mmmm...

—¿Qué?

—No me lo creo. Es algo fácil de decirle a un ángel...

—¿Tú crees?

—Y ustedes no saben sentir el amor.

—Nah, no... eso.

—¿Entonces?

—Sé si alguien te interesa.

—Interesa —le mira, con bastante curiosidad—. ¿Como lo sabes?

—Observando.

—¿Y que concluyes? ¿Que a mi me interesa Aamón?

—No eres el único aquí con más intereses de los que está dispuesto a demostrar.

—¿Repentinamente vas a decirme que la mitad del cielo tiene esos intereses? Creo que te equivocas... ni siquiera yo tengo interés ahora mismo.

—No, no la mitad del cielo.

—¿Entonces? —mira alrededor... y la verdad busca a Gabriel.

—Solo algunos, no creo que esto pase comúnmente, pero tampoco creo que no pase A NADIE.

—Tanto que, estás aquí... controlando a uno de mis ángeles.

Se ríe.

—¿Qué pasaría si... te ocurriera lo mismo que a Belcebú? Que el ángel se viera forzado a... parar.

—Me ha pasado. Muchas más veces que a Lord Belcebú y de forma mucho peor.

—¿Y si fuera de forma definitiva? Si no volviera, por ejemplo, a pisar la tierra.

—Bueno, yo acabé durmiendo durante cien años por culpa de algo así.

—Y después de cien años, ¿qué? ¿Subirías a buscarle cómo ha hecho Belcebú? —Sonríe de lado y le mira.

—No... fuí a... bueno, igual.

—Fuiste a...

—Da igual.

—Oh... ¿así que tú si puedes decir que da igual cuando no quieres contar tu parte? Que conveniente.

—Fuí a intervenir en una misión suya.

—Fuíste a hacer tu trabajo, entonces... cien años más tarde. ¿Y qué pasó?

—Pues que... poco a poco... volvimos a hablarnos.

—¿Y si no fuera por... gusto? Si le obligáramos, por ejemplo, a quedarse aquí —le mira.

—Encontraría la manera.

—Intentarías un tiempo, entonces... —Le sostiene la mirada unos segundos.

—¿Un tiempo?

—Si no bajará del cielo, un tiempo intentarías subir y verle... ¿y después?

—Pues depende de lo que me dijera.

—Lo que digo es que tarde o temprano tendrías que dejar de venir, dejar de buscar... y hacer tu propia vida.

—¿Así que hace cuanto que no le ves?

Raguel se sonroja de golpe sin esperarse la pregunta.

—Tal vez podríamos cambiar eso —Sonrisita de lado.

—No. ¡No! —La inocencia angelical.

—No digo nada muy complicado. Mi... Ángel tiene una librería. Está en el soho. Es un lugar discreto y tranquilo. Estoy seguro que sería un buen lugar para... digamos... una copita de jerez y una partida de ajedrez de tanto en tanto.

La cara de Raguel que está... considerándolo. Aprieta los ojos.

—Te daré una tarjeta y te lo piensas...

—No me tientes, demonio.

Aziraphale está IN DIG NA DO con todo el mundo.

—Ya, ya... —busca en la americana de Aziraphale para sacar una tarjeta y se la entrega.

Y es que, maldita sea, hasta sabe dónde van la tarjetas. Pues claro que lo sabe, si siempre las llevas en el mismo sitio.

¡Pero no te quiere! ¡Está enfadada!

Raguel la toma, leyéndola y frunciendo el ceño un poco.

—Aún no puedo creer que te deje usar su cuerpo así.

—No me deja, voy a tener que hacer MIL méritos después de esto.

Por una vez, eso es completamente cierto.

—Le has robado las navidades, además...

—Nah, luego la dejaré cantar.

—¿La dejarás cantar? Es decir, está ahí y vas a irte a la hora de los villancicos... ¿y va a cantar?

—No sé si va a querer cantar —"Angel... necesito un poco de ayuda aquí."

—Quizás ella sí dé la señal de alarma.

—No lo creo, ella sabe bien que para entonces ya será demasiado tarde — "Voy a preguntarle sobre el embarazo"

—No creo que sepa ni dónde está... aunque...

—¿Aja?

En serio no saben lo que está costando esto a Aziraphale.

—No sé qué haría yo en su caso. Enfadarme.

—Pero venga, no está pasándole nada...

—Está siendo poseída por un demonio que se está haciendo pasar por ella e intercambiando secretos con el cielo... cosa que has dicho le pondría celoso.

—Lo que le pondrá celoso es lo que he hecho antes contigo.

—La violación a mi tranquilidad —Raguel carraspea.

—La... agresión. Supongo que es más divertido cuando lo hace alguien más interesante.

—Supongo que a ti mismo no te gustaría que te lo hiciera yo.

—La verdad, él se cree que hacértelo a ti me gustó más de lo que lo hizo.

—Ustedes no sienten... lo mismo que nosotros.

—No. No así. Cuando lo hacemos del otro modo sí.

—¿De qué otro modo?

—Eso vas a tener que preguntárselo a... tu demonio —sí, el idiota ya se ha olvidado del nombre—. No te lo voy a mostrar para que se enfade aun más conmigo.

—No le llames mi demonio, no es mío.

—No es por una cuestión de pertenencia que lo digo.

—Igualmente no lo digas.

—No te pongas nervioso pero... ¿sabes o no sabes de lo que hablo?

Demonic tricks.

—Sexo.

—Por Dios. Habla con más respeto desde ese cuerpo.

—Es solo una palabra.

—¿Qué pasa con ello?

—Pregunto si se ha dado.

Raguel abre la boca así como... con absoluto azoro con la pregunta que acaba de hacerle. Sonrojándose, vamos a decirlo, aunque el proteste. Quiero decir que Aziraphale está a un segundo de matar a todo mundo.

Wh-What?

—Pues si se ha dado... o os habéis limitado a este modo.

—Estás asumiendo demasiadas cosas.

—Venga, hombre, esto no es tanto por eso como porque creo que...

—¿Que qué?

—Creo que Lord Belcebú podría estar embarazada.

"!"

"Sabía que estabas ahí" sonríe.

—Si acaso eso es posible —añade.

—No es posible. Es... no podría ser posible. Es categóricamente... imposible. ¡Belcebú es un demonio!

—Una, si vamos a ser estrictos.

Lo que ocurre es que Raguel está considerablemente más escandalizado de lo que debería para estar tan seguro de que no es posible.

—P-Pero esa es... pero Gabriel no ha...

—Ah, Gabriel! Fíjate que claro lo tenemos para no... ser posible.

—Gabriel no ha caído en pecado con ella —Raguel aprieta los ojos.

—Tal vez no estoy hablando con el ángel correcto entonces.

—¿Qué es lo que sabes?

—Mmmm... No estoy teniendo bastantes respuestas a mis preguntas.

—¿¡Qué respuesta no estás teniendo?! ¿Por qué estás suponiendo eso? ¿Qué te ha dicho?

—Si acaso sería posible o no.

—N-No creo. Somos seres celestiales que... —se humedece los labios—. Ambos hemos procreado con la humanidad en el pasado.

—Pero una cosa son humanos y otra es... esto.

—No creo que sea posible. No a menos que... hicieran un enorme esfuerzo y solo si... nuestra señora les concediera el milagro de la vida. Pero dudo mucho que Gabriel...

—¿Qué?

—Quiera semejante... desgracia

—¿Qué tiene que ver aquí la voluntad?

—Bueno, hay que... esforzarse.

—¿Esforzarse porque ocurra el acto o el embarazo?

—Pues... creo que ambas. Requerirían... pedirlo, quererlo, esforzarse.

—Rezar...

—Tengo que pensar en esto. Habría que investigar más —frunce el ceño—. ¿Qué sabe Gabriel de esto? ¿Qué te hace pensarlo?

—No creo que sepa nada.

—¿Ha... completado el acto con ella? ¿Cómo lo sabes?

—Lo vi. ¿Ha pasado antes?

—¡¿Viste el acto?!

—Sí, era lo justo.

—Lo Justo...

—Él nos obligó a nosotros a hacerlo frente a él. Dos veces.

—Escuché que es un acto común en ustedes. Es un terrible riesgo para Aziraphale.

—No es algo común para nosotros hacerlo con un ángel.

—Hablo de entre ti y Aziraphale —explica.

—¿Por qué te parece un riesgo?

—Pecado mortal.

—¿Pecado mortal amar?

—Pecado mortal es la intimidad por el placer de tenerla

—Lo humanos la tienen.

—Nosotros no somos humanos, somos ángeles. Nosotros no deberíamos ni siquiera practicar nada de esto, al contrario, nuestra devoción es únicamente a nuestra señora. Aziraphale se está desviando del camino.

—¿Entonces porque daros la posibilidad de sentir placer?

—Las tentaciones existen, hay que pelear contra ellas.

—Eso no es para vosotros, las pruebas son para los humanos.

—¿Crees que a nosotros no nos ponen pruebas?

—¿Para qué? No es como que vayáis a caer. ¿Cuánto hace que no cae nadie?

—Esas ideas justamente son las ideas peligrosas que, si quieres a Aziraphale, deberías evitar meterle en la cabeza.

—¿Porqué? Son ciertas. Y podrían demostrar que a lo mejor sois vosotros quienes estáis malinterpretando la voluntad de Dios. Ella no viene aquí y lo aclara porque le va la marcha, ¿no es eso? Y vernos a todos correr como gallinas sin cabeza. Pero eso tiene su precio. A lo mejor está haciendo apuestas a ver quién es el primero que se da cuenta.

Raguel le mira de reojo porque... es verdad. No es la primera vez que oye ideas de ese tipo que hacen perfecto sentido y son ciertas. Es verdad que nadie sabe. Es verdad que... podría no tener razón y él mismo... había sugerido a Gabriel seguir con el experimento sin pensar que fuera a caer.

—Es un riesgo que yo no quisiera correr. Aziraphale quizás sí.

—Aziraphale ha tomado sus precauciones.

—¿Qué precauciones?

—Eso... es algo que ella te contará si quiere.

—Ella... podría estar embarazada

—No. Nosotros usamos protección.

—¿Como los humanos? —levanta las cejas.

—Exacto.

—¿Porque es mujer? —Niega con la cabeza y suspira.

—Porque... el cuerpo femenino reacciona diferente al masculino. Y... —se humedece los labios y gira la cara—. Su primera precaución siempre es asegurarse que yo la quiero.

—¿Y tú la quieres más como mujer?

—No, pero es más fácil verme reaccionar.

Va a matarte Aziraphale, que lo sepas.

¿Por esto? Pero si le esta diciendo que él la quiere de vuelta!

—Oh... saber que le gustas...

—E-Ella. Saber que me... gusta a mi. Que la quiero. Que no hago esto solo como una estrategia.

—Aziraphale debe sentir que le quieres cuando están juntos...

—Sí, eso también.

—¿Y no haces esto solo por estrategia?

—Bueno, hay diferentes versiones sobre eso.

—¿Cuál es la tuya? —pregunta mirándole una vez más con toda su atención.

—Todas.

—Explícame.

—Todas las versiones son mías, se las doy a diferentes personas según requieran.

—¿Y cuál versión vas a darme a mi?

—¿Cuál prefieres?

—La de Aziraphale.

—No, no lo hago por estrategia.

—¿Entonces?

—Pues por amor.

—¿Cuál es la versión de Belcebú? —Le mira a los ojos otra vez.

—Estrategia.

—Eres Crowley, ¿verdad? El de la manzana... ¿cuál es la versión de Crowley?

—Todas son versiones de Crowley, ya te lo he dicho.

—La que Crowley se da a si mismo

—Crowley se repite a si mismo que debería apuntarse que le ha dicho a quién y tomar la medicación para la ansiedad.

Raguel se ríe un poquito y Aziraphale sonríe de lado.

—Así que la verdad es un punto intermedio. Ni tanto amor ni tanta estrategia.

—No. Ambas son verdad para sus respectivos.

—Ambas. Así que... amor y estrategia.

—Mira, sé lo que quieres. Quieres lo mismo que ellos. "Dime cuál es la verdad" "convénceme que mi versión es la que es verdad" así que voy y lo hago. Tú... solo elige una y me limitaré a convencerte de ella.

—Mmmm... Creo que por más que nos empeñemos en verlo así, nada es blanco y negro. No creo que solo puedas amarle sin tener una estrategia, o que no le ames y solo sea estrategia.

Aziraphale le mira de reojo con cara de "si supieras la cantidad de líos en los que me he metido y estupideces que he acabado haciendo por culpa de esto probablemente pensarías que la estrategia es un plan de autodestrucción."

—Ehm... sí, sí, claro. Pérfidos demonios.

—Pérfidos... —repite Raguel.

—¿No es eso?

—Interesante auto descripción... —Raguel se encoge de hombros, a decir verdad aún preocupado por Gabriel en todos los aspectos. Vuelve a buscarle con la mirada y ahí se les acerca porque tienen que organizar ya el coro.

—Aquí nos separamos por ahora —anuncia Raguel a Aziraphale, mirándole de reojo.

—Por ahora... —le guiña un ojo—. No olvides avisarme para que le diga a tu amigo si te decides a venir a la librería.

Raguel se sonroja otra vez con eso y carraspea echando a andar hacia Gabriel que frunce un poco el ceño con ese comentario de Aziraphale, sin entenderlo.