Belcebú sube por las escaleras sonriendo un poquito.
Ay, sí, porque la han invitadoooo.
Siiií. Su novio le dijo que subiera.
Mira por dondeeee
Así que según ella va con sonrisita arrogante y en realidad va toda feliz.
Ñañaña su novio que la echa de menoooos
Exactooooo
Pues te vas a llevar una decepción... Entre tanto todos están aun en la sala de juntas, Gabriel incluido.
Raguel piensa que cada vez están peor los demás ángeles, en el sentido que él al menos era más discreto, luego Gabriel menos y ahora... están perdiendo el control. Remiel les mira un poco incómodo con todo esto.
—Esto... hum... —Sariel se revuelve, preocupada y Miguel, sinceramente, está pensando en Lucifer así...
—¿Qué acaba de... pasar? —pregunta Remiel finalmente.
—Que Azrael ha hecho esto sin conocimiento de causa —valora Raguel.
—¿Pero qué ha hecho?
Raguel se humedece los labios y Remiel le mira.
—Ahogarle en amor.
—¿A-Ahogarle?
—Sí, abrumarle, ahogarle... El amor es cómo una droga para todos.
—¿Y cómo sabemos cuánto es demasiado?
—Es mejor empezar de abajo. Poco a poco, ver cómo reaccionan. También creo que es posible que... Leviatán no tenga mucho aguante.
—Yo creo que... hemos encontrado la solución a nuestros problemas con el infierno —afirma repentinamente Miguel.
"Joder con ella, siempre estamos igual"
"Ya sería bastante útil que entráramos con amor en vez de con espadas..." Raguel suspira.
"No te creas, si la idea sigue siendo destruirlo todo..."
"Por eso no me parece del todo mala idea que también se enamore ella..."
—Escúchenme... vamos ahí y hacemos lo mismo que hizo Azrael. Vamos muchos... neutralizamos a TODO el infierno. Luego son presa fácil, podríamos matarles —explica Miguel.
"¿Enamorarse ella? ¡Pero si es un témpano de hielo!"
"No es un témpano de hielo, parece... pero no lo es."
"¡Escucha lo que dice! ¡Y acaba de ver a Leviatán!"
"Es... bueno es el Capitán del Ejército, pero aun así..."
—Pero eso... no es lo que quería nuestra señora, ¿o sí? —pregunta Sariel.
—No —interviene Gabriel—, no me parece que lo sea.
—¿No están diciendo que debemos amarles? Yo no he dicho que no les amen —Miguel hace los ojos en blanco.
—Según la señal que yo recibí había que casarnos con ellos.
—Azrael va a poder casarse con él —comenta Sariel.
—No estoy seguro que vaya a quererlo él —valora Remiel.
—¿Azrael o Leviatán cuando se despierte?
—¡Azrael!
—A mí me parece más probable que Leviatán no quiera acercársele.
—Pero es Azrael quien me preocupa a mí.
—No sabes si Azrael se ha enamorado.
—No puede haberse enamorado de... eso.
—Tampoco sabemos cómo llego a... eso
—Raguel nos lo está diciendo.
—Aun creo que... ¿a ti te ha pasado esto con Belcebú? —pregunta Sariel a Gabriel.
—No.
"Esto pasa cuando intentan correr antes de caminar" Raguel suspira.
"Anda, como si tú no te hubieras tropezado con esta piedra."
"Yo corrí en otras áreas, ¡y fue tu culpa!"
"¿Cómo en qué?"
"¡En el sexo! ¡Y sin saberlo! Aunque entonces ya te quería."
—¡En el sexo! —exclama Aamón en voz alta a través de los labios de Raguel.
—¿Q-Qué? —Gabriel se sonroja.
—Q-Que te... Ehm... ha pasado en el sexo —repite Raguel sonrojándose también. "Aamón!"
—¿C-Cómo s-sabes...?
"Lo siento, lo siento, lo siento"
"Es que además gritas las peores cosas!"
—Pensé que a estas alturas entenderías que... hay ciertas cosas que SÉ.
—Aun a-así... no. No ha pasado.
—¿Cómo es el sexo con Belcebú? —pregunta Sariel y Gabriel se sonroja con eso, buscando una palabra.
"Quiero ver cómo lo describes tú."
"Apasionado, dulce... amoroso. Suave. Intenso. Espero que no me pregunten" Raguel se sonroja
"¡NO DIGAS ESO!"
Puntos para Aamón por no gritarlo esta vez.
Gracias por el reconocimiento, es importante, porque el ímpetu de este hombre.
"Y qué quieres que diga?"
—Fogoso —decide Gabriel.
—¿Eso qué quiere decir? —pregunta Sariel.
—Pues que es como muy... como...
"No lo sé, pero...dulce, amoroso, suave... no parece ser..." sigue Aamón.
"Es perfectamente dulce, amoroso y suave. Esta vez lo fue más que nunca... "
—Como una cosa fogosa —eso es lo que le pasa a la gente que vende su imaginación a cambio de verse como tú.
—Es que no sé qué es una cosa fogosa.
—Pues... ¡el fuego!
—¿Quema?
—Sí. Exacto.
—Ohh... ¿y no te lastima?
—Sí.
(QUE PUTO MORRO grita Belcebú)
—Oh...
Remiel le mira con eso levantando las cejas.
—Si te duele es que lo haces mal —asegura Aamón a través de Raguel
—¿Eh? —pregunta Sariel, sin entender
—N-No duele. No debería doler. Es... placentero. Si duele es que debes estar haciendo otra cosa o algo mal.
Todos se giran a Gabriel.
—Es... difícil de explicar.
Miguel tamborilea los dedos encima de la mesa, impaciente e irritada porque para variar, no puede contribuir en una MIERDA a esta conversación porque no tiene ni idea de NADA.
Ni siquiera bien del abstracto... pero nunca lo había imaginado realmente doloroso. Mira a Gabriel preocupada.
—Intenta.
—No es que duela propiamente... ehm... que lo hace. O sea, el remordimiento, pero me refiero a quemar... o sea, no como quema el fuego literalmente, aunque sí se siente un poco como entrar en una hoguera.
—No es que duela propiamente, ¿qué lo hace? Eso no hace sentido —protesta Miguel, irritada, tamborileando los dedos otra vez.
—E-Es como que... ¡Raguel ayúdame!
—N-No entiendo que puede dolerte a ti siendo Belcebú mujer... lo es, ¿verdad? Y... humana... ¿verdad? —Raguel traga saliva.
—No es humana.
"A lo mejor tiene dientes ahí abajo. Vi una vez un dibujo en que Belcebu tenía... pene de mosca, que es así como... Largo y raro y con agujas."
Raguel levanta las cejas.
—¿De qué demonios estás hablando? —protesta Miguel ahora imaginando que Lucifer no sea humano completamente... y bufando un poco porque NO TIENE NI IDEA. MALDITA SEA.
—¡Pues que es un demonio! Claro que no es humana.
—Creo que se refiere a la anatomía, Gabriel... no es como que tenga... no lo sé, agujas envenenadas o pinchos como un cactus... o llamas —explica Remiel.
—Llamas —se lo piensa—. Sí creo que... tiene algo como... caliente. Como llamas.
Te queeemas, Gabrielito.
—O sea, niño, ¿metes el pene dentro de ella y literalmente te quemas o qué? —protesta Aamón el desesperado a través de Raguel.
"Aamón, hombre!" Raguel aprieta los labios.
Gabriel le mira y se sonroja porque esa definición de... meter... eso en... ella y... Hemos de decir que Aamón en el cuerpo de Raguel ha exteriorizado las cosas un poquito como las estaba pensando Miguel.
De nada.
Igualmente Gabriel niega porque... no, no le quema, ahora intentando recordar la sensación más detalladamente para poder explicarla y soltando un poquito de a... fecto. ¿Por qué le hacéis pensar en esto?
Porque es divertido. Miguel hace un poco los ojos en blanco, resentidamente, al sentir el afecto de Gabriel.
—Q-Quema por dentro... antes.
"Creo que está describiendo un orgasmo..."
—¿Antes de qué? —pregunta Remiel.
—Antes de... antes de hacerlo.
"No tengo ni idea de lo que está describiendo, parece imbécil" Sigue Aamón.
—Estar excitado no duele —asegura Raguel—. Si se siente, hum, calor.
—Sí, eso. Como que arde. No duele pero... sí.
"Y luego se te larga el demonio a la mitad que porque tiene noséqué con Asmodeo..."
—Arde?! —pregunta Miguel—. ¿No tendrás una STD?
"Ugh, shut up. Que no se te largue el Ángel a la mitad y no lo vuelvas a ver en dos mil años."
—A lo mejor debería ir a sanación.
—No estaría de más que fueras tú también, Raguel... por si acaso —añade Remiel.
"Ughhh" Raguel suelta amor de golpe.
—¿E-Ehh? ¿A... A sanación? Ohh... sí, sí, iré.
—¿Pero entonces arde o no arde?
—No, no arde. No duele, no arde... —"a menos que lo hagas tres días seguidos... en cuyo caso vale un poco más molestias"...
—Pero... sí que... —Gabriel insiste—. Es como... la ansiedad y...
—¿Ansiedad? —pregunta Miguel reconociendo por fin algo.
"¿Está describiendo la excitación?"
—Sí, un poco. Y como... destructivo.
—¿¡Destructivo?! —Miguel levanta las cejas
"¿Qué tiene de destructiva?"
—Sí, como... remordimientos y... malestar.
"Aun creo que algo está haciendo mal" sigue Aamón. Ojos en blanco de Miguel.
—¿Te da remordimiento estar con ella y... no lo disfrutas por ello?
—Sí. También.
¡¿Qué no lo vas a disfrutar?! ¡Claro que lo disfrutas!
Sube ahí y díselo tú misma.
—¿También? ¿Estás hablando de algo físico? Cada vez pienso más qué haces algo mal, no duele, es una experiencia especial y placentera.
Daniel toca la puerta.
—En sí todo está bastante mal... —resume volviéndose a la puerta y ahí está ella
—Vale. Quiero verlo —sentencia Aamón a través de Raguel al ver que está ahí.
Daniel les explica pues que por lo visto alguien ha... invocado a... hum... y... bueno, que ella dice que la habéis invitado a la fiesta y...
Belcebú se sonroja un poco al verles a todos y no puede evitar soltar no tan poquito amor al ver a Gabriel, aun cuando frunce el ceño e intenta poner mucha cara de enfado.
Gabriel ignora a Raguel, la verdad, mirándola y traga saliva un poco porque el tema... Igualmente le hace un gesto a Daniel para que la deje entrar.
—Oh, ¿la has traído para probar como funciona lo que Azrael le ha hecho a Leviatán? —le pregunta Remiel a Gabriel porque Miguel parecía haberlo pedido antes y la verdad, verlo directamente con un demonio de primera mano parece una idea excelente.
El momento incomodo de Belcebú que no esperaba... necesariamente entrar. Vacila y lo hace, ejem.
"Cielos... ella no puede sentirte aquí, verdad?" Pregunta Raguel un poco asustado
"No... tengo ni idea, espero que no"
—¿Q-Qué? ¡No! No te parece que bastante es tener a Leviatán como está.
—Yo creo que es buena idea ver si funciona... —asegura Miguel relamiéndose un poco—. Quizás podríamos intentarlo entre todos.
—¿Q-Qué? —Gabriel mira a Miguel.
—Es por el bien mayor.
"Ugh, te juro que no hay puta criatura más cruel en el mundo que un ángel. Dais puto miedo."
—¿E-El... bien mayor?
—Y es amor, no puede pasar nada muy malo. Vamos... todos a la vez, una... dos...
Raguel aprieta los ojos.
—¡Espera! —Gabriel la detiene poniéndose un poco frente a Belcebú.
—Miguel, ¡no! —protesta Raguel a la vez.
Miguel igualmente hace una pequeña oleadita de amor.
—No vamos a... no vamos a saber cómo es si lo hacemos así, esto es ir a lo loco —explica Gabriel.
"What the fuck? Niña Belcebú, huye, en serio. Huye ahora que aun puedes" sigue Aamón.
La verdad, la dichosa oleadita hace que Belcebú de dos pasos hacia alejarse de Miguel, sin entender qué pasa, pero habiéndolo sentido con mucha claridad y esta vez, mayor conocimiento de causa.
Raguel se levanta volviendo a enfadarse un poco, casi de golpe. Gabriel y Remiel le miran.
—¿¡Pero qué haces?! —protesta hacia Miguel.
—Lo que TENGO que hacer, que es proteger el cielo. Es una buena forma, Gabriel, ¡así no se prepara! —mira a Belcebú.
"Es que se ha vuelto loca, primero baja a la casa así, ahora va a torturar a Belcebú con amor?!" Raguel sigue incrédulo.
—¿Ellos puede prepararse? —pregunta Remiel parpadeando.
"¡Ya te lo he dicho!"
—Ni idea. Gabriel, hazlo o lo haré yo, y no quisiera... —replica Miguel.
—No, ¡Miguel! ¿¡Pero tú te has vuelto completamente loca o qué!? —vuelve a protestar Raguel.
—Espera... espera. Hay que pensar esto bien, no podemos improvisar —sigue Gabriel intentando calmarla. Miguel se cruza de brazos.
—¿Yo? ¡Todos ustedes! —protesta ella.
Belcebú sigue mirando a Miguel sin entender qué ha pasado.
—¡Es que esto es cruel! ¿¡Que no lo ven?! —vuelve a protestar Raguel enfadado.
—¿Cruel por? —pregunta Remiel.
"O sea, ni siquiera ven por qué, joder!" protesta Aamón.
—En realidad, es una buena idea... —Sariel vacila un poco al ver a Raguel un poco fuera de si.
—Pero no así, no es cuestión de desconfigurar el infierno por las buenas, hay que valorarlo —sigue Gabriel.
—¿Ga-Gabriel? ¿Q-Qué está pasando aquí? —le llama Belcebú.
"Claro porque dejar a tu novia alienada es el menor de los problemas" y que Aamón y Gabriel le hace un gesto a ella para que se meta tras él.
Belcebú es que piensa además, ¿desconfigurar al infierno ha dicho? Él le ha pedido que venga, ¿no?
—Es solo una prueba —sigue Miguel.
"Es... ¡Es que me está dando miedo hasta a mí!" asiente Raguel.
—No... No, pero... es que no sabemos cuánto tarda en... pasárseles y... Ella no es la adecuada, en serio —Gabriel tiene miedo que le posea otra vez por las buenas y no quiera salir de ahí, la verdad.
"Yo estoy acojonado, a mí no me traigas aquí en la vida si no es escondido." sigue Aamón.
—NINGUNO es el adecuado, ¡paren ya con esto! —chilla Raguel asustando a Gabriel que saca las alas, la verdad.
—¡NO PODEMOS esclavizar a los demonios usando amor! No podemos. No está bien, ¡no sabemos amar para ello! —Raguel sigue gritando enfadado y un poco asustado.
Belcebú... es que, ¿ESCLAVIZAR a los demonios con amor? Gracias por asustarla a ella.
"Además, cuando se les pase, van a estar enfadados de la hostia" añade Aamón.
Miguel mira a Raguel, por una vez, casi sin inmutarse con tanto grito. Gabriel cubre a Belcebú con las alas un poco más.
—No funciona, Miguel... van a acostumbrarse, un día no tendrás suficiente amor que darles y te habrás cargado todo lo bonito que tiene el amor... ¡y harás de ellos seres aún más crueles!
Aamón parpadea con eso... ¿eso se puede?
Pues quien sabe ¡pero hay que convencerla!
—Quizás este no es el momento para hablar de eso —determina Miguel, levantándose también.
—Sea como sea, no es algo que vayamos a discutir ahora —corta Gabriel también.
"Yo me largo de este sitio, ¡están todos locos hoy!" Protesta Raguel internamente, fulminando a Miguel.
—¿Entonces vais a contarnos lo otro? ¿Lo del... acto? —pregunta Remiel.
Miguel... que está hasta los huevos de todos, sale de la sala de juntas, nariz levantada.
—Migueeeel —protesta Gabriel.
"Remiel anticlimático hoy" comenta Raguel.
—Yo también quiero saberlo —hace segunda Sariel que siempre es lo que hace.
"Yo aún quisiera ver qué es lo que hace Gabriel con la niña esa para que le duela todo tanto." insiste Aamón.
Obviamente Miguel ni mira a Gabriel.
Raguel... sonríe un poco con ese comentario, tranquilizándose un poco ahora que Miguel se ha ido.
—Ugh —protesta Gabriel porque si no estuviera Belcebú iría tras de ella.
—Todos querríamos verlo... —sigue Sariel.
Belcebú esta asida a las alas de Gabriel, intentando ver algo porque ahora mismo no ve nada.
—¿Ver qué? —pregunta Gabriel que se ha perdido ese trozo.
—Lo qué haces con Belcebú.
—¿De qué?
—¡Que haces que te duela!
—Gabriel, ¿qué está pasando? —protesta Belcebú.
—¿Q-Qué? ¿Quieres... verlo ahora? —se sonroja.
—Queremos todos —añade Raguel.
—No voy a... Raguel, ¡eso es pecado!
—E igualmente lo haces. Esto al menos es para ayudarte
—No lo... ¡No lo hago!
—¿Entonces como sabes que arde? —pregunta Remiel.
—¡Porque es pecado!
—Pero...
—Si lo que queréis ver es el acto, llamo al principado y... —WTF.
—No. Lo que queremos es saber qué es lo que... sale mal contigo.
—¿Mal? Gabriel ¿has estado hablando del sexo conmigo con tus amigos ángeles? —medio protesta Belcebú, sonriendito.
—Nada sale mal conmigo —guarda las alas y se arregla la corbata, carraspeando y separándose, aun sonrojadito
—¿Y les has dicho que algo sale mal? —Belcebú se le va detrás.
—Estás haciendo conjeturas, Belcebú —se sienta.
—Nos ha dicho que arde. Miguel cree que tenéis una enfermedad de transmisión sexual —explica Remiel haciéndole sonrojarse de nuevo.
—¿Que arde? No, no arde. Y a él tampoco le arde, ya se habría quejado conmigo.
—¿Tú qué sabes? ¡Sí que arde!
—Que te va a arder, si te ardiera no dejarías de chillonear sobre ello —Belcebú vacila un instante y... va a sentárseme a las piernas.
¡Como si no hubiera más sillas!
Tú eres la más bonita de las sillas.
—No chillonearia sobre ello. Soy muy sufrido yo.
—Que vas a ser sufrido —Belcebú le abraza un poco del cuello.
—Pues mira lo que tengo que aguantar —le sonríe.
—Aún no entiendo que es lo que arde... —asegura Sariel arrugando un poco la nariz de ver a Gabriel con Belcebú... así.
—Ella.
Belcebú sonríe de vuelta un poquito tontamente y ahí va el amor.
—¿Es Belcebú la que arde? ¿Te... irrita?
—Continuamente —sigue hablando mirándola a ella a los ojos.
—El que me irrita a mi eres tú, cuando no te has rasurado —responde Belcebú embobada y acariciándomela la mejilla.
—Tú eres la irritante, nunca haces lo que digo.
—Subí aquí, ¿no? A que me... ¿desmantelaras el infierno has dicho? —besito en los labios.
"Veo que es literal lo de la demostración" comenta Raguel
"Pues... no pensaba que iban a acceder así de fácil" Asegura Aamón.
—Eso era idea de Miguel... —susurra con los ojos cerrados.
—Y tú me has defendido con las alas —otro besito.
Murmura algo inteligible como protesta y Remiel les mira inclinando la cabeza, la verdad el siguiente ya no es tan besito.
"No veo nada raro por ahora, ¿será que Gabriel no sabe explicarse?" sigue Aamón.
"Hmm... no lo hace tan mal en general..." QUE PUTO VA!
"A lo mejor si es una cuestión de anatomía..." Aamón hace a Raguel chasquear los dedos y desnudarlos a los dos. A parte de la Holy erection de la Hammaconda... no hay nada muy impresionante ahí.
Pues es bastante... impresionante. Raguel levanta las cejas.
"Anda ya con el esfuerzo de Gabriel..."
"Oh, vaya" Aamón opina lo mismo sobre lo impresionante, no tanto sobre el esfuerzo.
Sariel hace un ohhh casi mudo
—Eeeeeeh... —Remiel opina que esto es de repente súper incómodo.
Pues lo impresionante es el... esfuerzo que ha hecho para obtenerla. Un esfuerzo peculiar y... abundante.
Belcebú piensa que ha sido Gabriel el que los ha desnudado y ella no pierde UNA oportunidad así de buena. Va a buscar a la... anaconda con la mano.
Gabriel no sabe que ahora están desnudos.
Sariel e K. O sea alguien está perdiendo la inocencia
Y a sacarle un buen sonido a Gabriel porque... ahí es cuando arde.
"Hmmm no parece que le arda... "
"Qué coño le va a arder... mira" Aamón chasquea los dedos y le hace a Gabriel arder un poco de verdad, así que el grito cambia completamente de registro.
Y es que Belcebú intentaba guiarle al lugar correcto casi de inmediato antes de que se arrepintiera pero él la empuja llevándose ahí las manos.
"Oh... ¿qué has hecho?"
"Quemarle. Un poquito. Nada que vaya a dejar secuelas permanentes"
—What the hell? —Belcebú protesta.
—Me has quemado, ¿qué haces? —protesta Gabriel volviendo a vestirse.
—¡Yo no te he... hecho nada! —protesta ella tremendamente frustrada, desnuda, sobre el que además se ha vestido.
—¡¿Cómo no vas a haber sido tú?! —La viste también a ella apartándola de nuevo.
—¿Hacerte qué? ¡Yo no te hice nada!
"Eso por meterte a la casa del demonio equivocado" Aamón sigue haciendo a Raguel sonreír malignamente.
—¡Me quemaste!
—¿Yo? Exactamente como para que iba a QUEMARTE ahí —le mira y frunce el ceño porque ODIA que le quite de esta forma.
—¡Y cómo voy a saberlo yo!
—Parece que es lo que querías, ¡demostrar que te bloody quemo! ¡Te lo estás inventando solo para quedar bien!
—¡Claro que no!
—¡Siempre me acusas de cosas feas!
—Nunca haces esto, parece que lo hayas hecho solo para demostrarme como es que tú tienes razón.
"Mmmmm... me encanta el olor de la ira por la mañana" sigue Aamón.
—¡Pues la tengo! Claramente si te pasara esto cada vez, ¡te pondrías así!
Gabriel la empuja más, todo enfadado. Belcebú le mira un poco desconsolada.
—Pero... entonces... —Remiel no entiende si esto es normal o no.
—Siempre te enfadas por todo —protesta ella yendo a sentarse a una silla, enfurruñada.
—¡Me has hecho daño!
—¡Yo no he sido! —se queja ella, cruzándose de brazos y soltando amor hacia él sin poder evitarlo, solo porque cada vez que se enfada le da miedito.
Él sonríe un poco al sentir eso, relajándose un poco.
—Bueno, el caso aquí es que... —carraspea.
—Nada suele dolerte —Raguel levanta una ceja.
—No iba a decir eso —frunce el ceño
—¿Ajá?
—Lo que digo es que... creo que podemos dar por finalizada esta reunión.
Sariel le mira... le mira la entrepierna, le mira, le mira la entrepierna.
"Qué oportuno" comenta Aamón.
—Ahora que te conviene —responde Raguel.
—¡Ya se ha ido la mitad! —se defiende Gabriel.
—Tú les estabas explicando a ellos dos.
—¡Y ya lo he hecho!
—Has dejado la explicación a medias.
—¿Qué he dejado a medias?
"A Belcebú, por lo visto..."
Aamón hace a Raguel reírse y Belcebú le patea la silla a Gabriel, la verdad.
Él la mira. La cara de... ¿¡tú qué crees que dejaste a medias?!
—¿Qué?
—¿¡Pues tú qué crees?!
—Problemas en el paraíso... —agrega Raguel un poco para picar a Gabriel.
—¿Qué creo de qué?
—¡A MI!
—¿A ti qué?
—¡Me dejaste a medias!
—¡Porque me quemaste!
—Yo no lo hice... pero ¿ves cómo eres un chillón? —le fulmina.
—¡Sí lo hiciste tú!
—No lo hice, pero eres un chillón, ¡si te quemara nunca habríamos hecho nada! ¡No te quema y no te duele ni te nada!
—¡Pues ahora lo ha hecho! ¡E igual no hacemos nada porque es pecado!
Ojos en blanco de Belcebú.
"Así voy a ponerme yo" pica un poco Raguel a Aamón, sonriendo.
"Really?"
"Quizás... al final si es pecado"
—¡Que no vas a hacer nada, lo hubieras hecho todo! Sariel mírala, pobrecita, parece haber quedado traumatizada.
—Pues claro que lo está, ¡no haces más que gritar!
"Que va. Además ya te he dicho que no lo escribas."
"Igual lo escribo... y no pasa NADA."
"Porque Dios está muerta."
—Ah, ¿¡te crees que es por mí?!
—¡Claro que es por ti!
"No está muerta ¡y no vamos a tener esta discusión otra vez!"
"Porque sabes que tengo razón."
"¡Desde luego que estoy seguro de que no la tienes!"
"Ahora estoy aquí arriba, podrías llevarme con ella y callarme para siempre."
—O sea todo es por mí, eso te parece últimamente.
—¿Por qué iba a ser si no?
—Tú no te responsabilizas de NADA
—¡Yo me responsabilizo de bastantes cosas!
"Ella... no recibe visitas."
"Mira por donde"
"Pues no, ¡yo tampoco puedo ir con ella!"
"Eso solo prueba mi punto."
"¡Nunca nos ha recibido solo por querer verla!"
"Más a mi favor."
"No, muchas veces nos ha hablado o comandado a hacer cosas... si ya no viviera, no existiríamos como existimos."
"¿Y cómo ibais a vivir?"
"¡Pues no lo sé! Quizás no aquí, todo esto existe por gracia suya."
"O quizás sí aquí porque nadie se ha enterado."
—¡No de estas!
—¡De las que soy responsable!
—¡Yo no me acosté con Aamón en ningún lugar que no fuera lejos de ustedes! —interviene Raguel.
Belcebú chasquea los dedos y calla a Raguel de golpe.
Aamón frunce el ceño con eso, por cierto y si hasta ahora creías que esta era una bronca grande...
—¡Tú eres la que todo el tiempo está llevándome la contraria en cada una de las cosas más sencillas que te pido y luego intentando hacerme sentir mal por enfadarme por ello! —chilla Gabriel a quien la ira le envuelve.
Y la verdad, no solo a Gabriel, de repente a Remiel le parece súper desconsiderado que estén peleando estas cosas aquí y que no le hayan explicado
Y la misma Sariel ¡Que sí que le ha traumado! Raguel abre la boca y parlotea
—¡No me parece adecuado nada de todo esto! —protesta Remiel muy enfadado
—¡Esto es una locura! —protesta Sariel, enfadada también.
Belcebú, la reina del caos, sonríe de lado.
—¿Y qué protestáis ahora vosotros dos? —les chilla Gabriel a ellos.
—Pues tú, ¿qué te has creído? ¡La traes aquí y encima te pones a hacer eso! —le replica Remiel.
—Ella es la que me ha ataco a mí, estúpido, ¡ella es el demonio aquí!
Es que... mira que divertidos son. Raguel chasquea los dedos para quitarse el enmudecimiento y poder alegar.
—No le llames estúpido a Remiel, idiota! —chilla Sariel.
—¡Tú no me llames idiota, imbécil! —chilla Gabriel.
—¿¡A quién llamas imbécil, arsehole?! —protesta Remiel.
—¡Dejen de gritar los tres! —protesta Raguel callándoles a todos de un chasquido.
"Cariño..." empieza Aamón suavecito.
Todos le fulminan.
"¿¡QUÉ?!"
"Soy yo."
"ERES TÚ EL... que... ¿¡qué?!"
"Esto es mi influencia, cálmate. Os estoy tentando a la ira a todos"
Belcebú, que creo que necesita una dosis tres veces más alta para reaccionar, soy un demonio, gracias.
"¿¡Por qué me estás tentando a mí?!"
"No es como que pueda elegir a quien sí y a quién no, es indiscriminado."
"¡Pues no me tientes que de por sí ya estoy enfadado!"
"No puedo evitarlo, por eso te aviso."
Raguel toma aire... y chasquea los de dos de nuevo, dejándoles hablar.
—He tenido suficiente —protesta Remiel levantándose dispuesto a irse.
"¿Pero que querías? ¿Que se golpearan?"
—Sí, sí... vete.
"No, quería que Gabriel peleara con Belcebú."
Ahí se va entonces tan indignado. Belcebú sigue sonriendo de lado, mirando a Gabriel.
"Yo creo que... tendrías que hacer esto más intensamente..."
"Aguanta" ahí va.
Y van a matarse.
Es que ahora irrita hasta la ropa. Hasta la luz. Hasta el olor en el aire. Hasta la disposición de los muebles. Sus formas de respirar. De pararse. De sentarse. De mirarse.
—Vámonos —determina Raguel sabiéndose perfectamente capaz de descorporizar a todo mundo a su alrededor
Aamón solo le hace asentir, sabiendo que cualquier cosa puede hacerle enfadar ahora mismo.
Raguel... es que desea pensar que Gabriel no va a decirle nada.
No le dice nada porque está haciendo berrinche porque le ha hecho callar, pues si le quiere callado no habla.
—Bueno ¿y tú vas a acabar algún puta vez lo que empezaste? —pregunta Belcebú
—Sí, ahora mismo. Así que ya puedes largarte —replica Gabriel.
—¿Largarme? No voy a largarme, hablo de conmigo, imbécil.
—Y yo. Sí que vas a largarte porque esto se acaba aquí.
—¿Qué es lo que demonios se va a acabar aquí? No vas a terminar conmigo otra puta vez —se le acerca, frunciendo el ceño.
—¡Todo lo que se pueda acabar! Como te atreves a venir aquí así y hacer eso frente a todos. OTRA VEZ.
—¡Tú lo estabas haciendo conmigo!
—No, tú empezaste como empiezas siempre aunque te he dicho MIL VECES QUE NO LO HAGAS.
—Y tú te estabas bloody dejando, ¡hasta la ropa nos quitaste! Deja de estar de chillón o esta vez SÍ que voy a hacértelo así, ¡para que te quejes por algo!
—Yo no te he quitado la ropa NUNCA.
—Ay, por favor, deja de mentir que vas a caer y ¡yo en el infierno ni te aguanto!
—Yo no te aguanto aquí, ¡así que lárgate ya!
—¡No me voy a ir hasta que no acabes!
—Entonces vas a esperar encadenada—chasquea los dedos Y ahí va cuello y manos.
Belcebú le fulmina y escupe fuego por la boca.
Gabriel se aparta de ella y la amordaza también.
Los gritos que le pega pese a la mordaza, sacudiéndose como loca y... ahí van a empezar a subir las moscas por la escalera del cielo.
Gabriel la toma de las cadenas y tira de ella para ir a llevarla a una celda. Tal vez a la de Leviatán.
WTF!
Pues... si no se quiere largar va a ir presa.
Ella patalea, y protesta. Joder, no la retes a que se te meta dentro. En serio.
—¡No protestes! ¡Has tenido tu oportunidad de marcharte! ¡No te voy a dejar merodear por aquí libremente!
—Mmmm! Mmmm mmmm mmmm mmmmmm mhhhh!
Le quita la mordaza.
—¡COMO TE ATREVES A AMORDAZARME Y A ENCADENARME!
—Lárgate —La suelta del todo.
—Estoy harta de que me mandes a la mierda —y es que... le pesa en el corazón siempre que hace esto, en pánico.
—¡Y yo de que no me hagas puto caso en nada!
—Qué caso no te hice, ¡subí y te di un beso! ¡Es que no me puto dejas hacer nada!
—No te dejo que intentes violarme frente a todos mis compañeros en mitad de una reunión, no. No te dejo.
—¡Yo no te estaba violando, bloody hell!
—Bueno, ¡igual no puedes hacer NADA en esa línea estando en el cielo!
—¡Si tú me seguiste! ¡Es que no puedo creer que otra vez te estés enojando conmigo!
—¿¡Pues como no voy a enojarme!?
—¡Ha sido un accidente!
—¡No puedes decir eso cada vez!
—¡Es que lo fue! —debes sentir... un poco de amor en el aire—. Me gustas.
Parpadea con eso porque el amor suele... balancear los pecados capitales y además ha bajado la influencia de Aamón cuando Raguel se ha ido.
—Te di un beso y estabas diciendo cosas y...
—¿Y-Y eso qué?
—Y no sé qué pasó.
—Pues el beso.
—Y después estábamos en eso y te quemaste.
—Tú me quemaste.
—¡De verdad que no te quemé!
Gabriel bufa por paciencia y Belcebú hace los ojos en blanco.
—¿Y si te quemo alguien más, solo por joder?
—¿Quién?
—Uno de los otros ángeles.
—Ellos no hacen esas cosas.
—Yo lo que quería era terminar, ¡quemarte solo hubiera servido para lo contrario!
—Los ángeles no hacen esas cosas, ellos me estaban pidiendo verlo.
—¡Y yo solo te estaba ayudando!
—Y querías tener razón.
—Prefería tenerte a ti, bloody hell.
—Pues no haberme quemado —se cruza de brazos y suspira. Belcebú bufa—. Bueno, vamos, no te he hecho subir aquí para discutir de esto.
—A ratos lo que creo es que quieres que haga algo, lo que sea, para tener un pretexto para terminar conmigo —murmura—. ¿Entonces?
—Sí, claro, porque me encanta discutir contigo —responde tan sarcástico.
—Lo que te encanta es mandarme a la mierda —se cruza de brazos y debes sentir otra vez bastante amor.
—Uy, sí, la pasión de mi vida.
—¿Vas a puto enseñarme algo útil o me voy? —ojos en blanco.
—¿Puedes puto esperarte a que lleguemos o vas a seguir lloriqueando?
—No estoy puto lloriqueando, el único que lloriquea aquí eres tú, llevas lloriqueando desde que te quemaste —hace una pausa—. ¿A-Aún te duele?
—Claro que no, me he curado —igual mueve un poco la pierna de forma rara para acomodarse.
—¿Puedo ver?
—No.
Belcebú suspira
—Cuando nos casemos... Voy a pasarme una semana entera cogiendo contigo en todas las putas formas posibles.
Gabriel aprieta los ojos y se sonroja.
—Hasta que ya no quiera ni tocarte toda una puta semana completa y entonces podrás venir aquí y estarás todo el tiempo seguro de que no voy a venir tras de ti a hacerte ninguna cosa rara de estas que "no te gustan".
—A lo mejor lo que vas a ver ahora te... disuade de ello.
—¿De qué puto vas? —Belcebú frunce el ceño y se detiene.
—¿Qué? —la mira.
—¿Me has llamado aquí para mostrarme algo que me convenza de no puto casarme contigo?
—No. Te he llamado aquí para que veas lo que Azrael el bestia le ha hecho a Leviatán sin querer.
—Es que a veces creo que de verdad quisieras cortar conmigo y solo encuentras formas difíciles de hacerlo.
Ojos en blanco de Gabriel.
—Pero puedo no mostrarte.
—¡No he dicho bloody eso! ¡Ugh!
La mira de reojo sin decir nada, yendo hacia las celdas. A medio pasillo, Belcebú le toma del brazo y tira un poco de él que se detiene y la mira.
Le salta encima y le besa en los labios. Él levanta las cejas y la sujeta del culo besándola de vuelta.
Belcebú le besa un poco guarramente por unos largos segundos y él la sostiene del culo, no te creas.
Ella se separa del beso después de un rato, pegando la frente con la suya y respirándole encima.
—Uf... —él sigue de pie, espalda apoyada contra el muro, ojos cerrados.
—Fuck... —besito en los labios—. Fuck... no tienes una idea de... fuck...
Gabriel sonríe. Ella le acaricia un poco los labios con una mano y sonríe también.
—Fuck.
—¿Qué?
—Que quiero comerte entero, Gabriel, fuck... p-pero no quiero que te enfades —aprieta los ojos y hace para bajarse.
La envuelve en afecto para hacer esto más fácil. Ella se le recarga encima y le abraza, hundiendo la cara en su pecho.
Le acaricia la espalda y ella toma aire profundamente.
—¿Estás bien?
—¡Que no digas que no soy buena contigo a veces! —Asiente un poco y se separa, mirándole.
—No lo eres.
—¡Te acabo de dejar ir en vez de...!
—¿Ese es tu acto de bondad?
—Don't fucking make me regret it.
Él se ríe.
—Bastante me ha costado, así que disfrútalo.
—No lo estoy disfrutando, eso desde luego.
—¡Desde luego que estarías disfrutando mucho más si estuviéramos haciendo lo otro!
Él vuelve a reírse.
—¡Pero eres tonto tú!
—¿Tonto?
—Pues sí que eres tonto que prefieres estar aquí no haciéndoloooo —sigue lloriqueando ella.
—Es que no se puede ¿Así has sido siempre?
—¿Ser cómo?
—Así. Antes... cuando subías. ¿También pensabas estas cosas todo el tiempo?
—No todo el tiempo —Belcebú parpadea.
—¿No?
—¡No! De hecho ahora no lo pensaría todo el tiempo, si tan solo...
—¿Y antes por qué no?
—Pues... —Belcebú se lo piensa, no que no lo pensara, en realidad sí que pensaba tirarse a Gabriel—. De hecho lo que no pensé es que fuera así.
—¿Y qué pensabas?
—Que esto sería menos complicado.
—Pues era pecado también.
—Es que... no pensé que fuéramos a repetirlo.
La mira, deteniéndose frente a la celda.
—En mi cabeza era una mierda de una vez... pero tú hiciste... cosas.
—Y... mira todo lo que podría haber hecho —le señala en la celda. Belcebú parpadea y se asoma y ahí está Leviatán, en algún rincón oscuro vuelto cocodrilo.
—Encerrarme en una celda.
—No, mira... entra ahí con él.
—Entra conmigo —Belcebú le mira de reojo.
—Vamos. Pero no te va a hacer nada
—No me preocupa que me haga algo él, lo que no quiero es que me encierres aquí como querías hacer hace rato.
Gabriel pone los ojos en blanco y entra él primero. Ella entra igual, frunciendo el ceño hacia Leviatán.
—Vaya... de celda en celda.
Leviatán mueve la cola de un lado a otro y abre la boca.
—Anda, vuélvete humano.
Gabriel se sienta por ahí en plan... que alguien me ponga un whiskey
Pídelo.
Nah, es más una actitud ante la vida que un hecho.
Leviatán se vuelve humano porque... ¿qué más?
Belcebú se cruza de brazos frente a él, mirándole con arrogancia. Leviatán la ignora y se vuelve a Gabriel.
—¿Dónde está? ¿Ya me ha perdonado?
—¿Quién? ¿De qué habla?
—No. Y no va a venir en... no sé cuánto, la verdad. De hecho quizás ella puede decirnos, en realidad.
Leviatán se da la vuelta y se deja caer de espaldas a la nube dramáticamente con todo el aire de damisela desconsolada victoriana.
—¿¡De qué habla?! —pregunta Belcebú.
—De Azrael —explica Gabriel
—Por favor os pediré que no le mencionéis... —Leviatán se lleva una mano a la frente.
Belcebú parpadea... y parpadea otra vez... y otra vez. Gabriel hace un gesto con la mano.
—¿Qué coño te pasa a ti con Azrael?
—Oh, y tienes suerte de no estar sintiéndole —asegura Gabriel.
—Belcebú, sé una buena chica y entiende las cosas que se te piden —protesta el demonio con las manos en la cara, ojos cerrados.
—¿Por?
—¿Porque eso es lo que hace la gente inteligente en general? —sigue Leviatán
—¿Por qué no quieres que diga su nombre, arsehole?
—¿Por qué tengo que explicarte todas las cosas como si fueras imbécil cada vez?
—No tiene nada de evidente —Belcebú le fulmina, frunciendo el ceño.
—Bueno, entonces limítate a hacer lo que te pido.
—De hecho... veo, Leviatán que ya te encuentras un poco mejor —comenta Gabriel notando los insultos y la actitud.
—¿Por qué voy a seguir tus estúpidas ordenes...? —se gira a Gabriel —. Yo no veo que le haya pasado nada.
—A lo mejor podría decirle que venga.
—¿Harías eso? —el tono completamente ilusionado, hasta se levanta.
—¿Te hace... ilusión que venga? —Belcebú levanta las cejas.
—¡Pues claro que me la hace!
—¿Por?
—Creo que... creo que a lo mejor me perdona y se casa conmigo.
—¿Qué le hiciste?
—Creo que tal vez le abrumé un poco.
—Yo no estoy así —Belcebú mira a Gabriel de reojo.
—No, pero a lo mejor lo has estado.
—¡No! —se sonroja.
—Ha venido aquí con flores... y globos... y bombones. Y un peluche gigante. Y el anillo.
—¡Ugh! —Belcebú se sonroja pensando en el día que fue a robarse el diamante más grande del mundo.
—Sí... yo ahora mismo también veo que he exagerado un poco —asegura Leviatán.
—¿¡Un bloody poco, te parece?!
—No sabía que era tan vergonzoso.
—¿Qué es exactamente lo que te hicieron? —pregunta Belcebú a Leviatán
—No puedo decírtelo, prometí no hacerlo, pero estamos enamorados.
—Enamorados... ya. ¡Yo nunca estuve así! —protesta.
—Pues lo siento por tí —sigue Leviatán y Gabriel se ríe un poco.
—¿Qué le hizo? —pregunta a Gabriel.
—Acostarse con él.
—Esto no pasa por acostarte con alguien —Belcebú frunce el ceño.
—¿Te lo ha contado él? ¿Te ha dicho algo? ¿Le gustó? ¡Dime que le gustó!
—De hecho le hizo el amor —comenta Gabriel sin responder a Leviatán.
—Ugh, claro que le debes gustar si te... what? —Belcebú se gira a Gabriel
—¿Eso ha dicho él?
—Ugh, ¿que si lo ha dicho él o no? —Belcebú le mira de reojo otra vez.
—No, no lo ha dicho él, es algo obvio —comenta Gabriel.
—¿Le has pedido que se casen?
—Sí.
—¿Y qué ha dicho? ¿Qué pasa con el bloody ángel? ¿Tú y... a-que tú no has... hum... hecho nunca el amor? —pregunta Belcebú a Gabriel, que les suelta una oleada de afecto a los dos
Belcebú es que... se queda sin habla unos segundos y Leviatán aprieta los ojos como si estuvieran en mitad de una tempestad.
Gabriel sonríe y para.
—¿Q-Qué estás haciendo? E-eso es mío.
—Posesiva...
Belcebú frunce el ceño y aprieta los ojos
—Ehm... —vacila Leviatán. Como te vea Azrael...
—¿Qué es lo que quieres ahora? ¿Que se enamore también él de ti?
—No se va a enamorar de mí con lo que le ha hecho Azrael.
—¿Qué le hizo? ¿Lo enamoró de más?
—Sí
—What the fuck... ¿eso se puede?
—Sí. Y este es el resultado.
—¿Miguel quería hacer... esto? —Belcebú frunce el ceño.
—Sí...
—¿Y tú... vas a hacer esto?
—No, no te voy a hacer esto.
Belcebú se relaja un poquito.
—Ella está especialmente frustrada porque Lucifer está siendo un asshole. Tienes que hablar con él.
—¿Para qué le haga esto ella a Lucifer? Estás loco.
—Para que no se lo haga.
—¿Y cómo funciona eso?
—¿El qué?
—Qué coño tiene que hacer Lufcier para que Miguel no haga lo que ESPECÍFICAMENTE ha dicho que haría.
—Calmarla. Dejar de engañarla. Que ella... le quiera de verdad.
—¿Y si no? ¿Le va a lavar el cerebro?
—Es probable.
—Bloody hell, ¿nadie les ha dicho que con un estúpido gran poder tienen una estúpida gran responsabilidad?
—Lo sabrá. Miguel, aprenderá eso como lo está aprendiendo Azrael.
—¿Lo está aprendiendo? —se gira a Leviatán—. Y a él no le riñes?
—¿A quién? —pregunta Leviatán.
—Ha dicho su nombre.
—Es bastante maleducado también, sí
—¿Y está aprendiendo con él estando prisionero? Pensé que eso era algo que solo hacíamos nosotros
—Sí —responde Gabriel.
—Y lo confiesa así... Tampoco parece estarse muriendo... hemos de decir —Belcebú sonríe un poco—. ¿Y Azrael no piensa que esto es pecado y todo eso?
—¿Quieres ir con él a preguntarle?
—Vamos pues...
Leviatán parpadea con eso y... va a poseer a Gabriel
What the... FUCK. ¡No poseas a Gabriel!
Gabriel desde luego casi cae de rodillas y luego carraspea con el cuerpo de Leviatán ahí tirado en el suelo, asumo.
Belcebú... es que parpadea y suma dos más dos bastante rápido.
—What the actual FUCK! Salte de ahí!
—No sé de qué me hablas.
—Yo sí sé perfectamente bien, SALTE. DE. AHÍ!
—Vamos.
—Que te deje salir de aquí tiene un precio.
—Salvo que... yo soy el Arcángel ahora —chasquea los dedos y sale de la celda, dejándola a ella dentro.
Belcebú hace los ojos en blanco... y bufa rabiando dentro de la celda.
De hecho... tiene el cuerpo de Leviatán ahí con ella, así que puede descorporizarle.
Sí, aunque no, no lo hace, lo hace pequeñito y se lo guarda porque puede que tenga que negociar con él para salir de aquí. Ella lo puto sabía, meterte en una celda siempre es MALA idea.
