¡Hola, buenos días! ¡Muchas gracias por sus comentarios!, ¡me alegra mucho que les esté gustando esta historia! Aquí les comparto un nuevo capítulo. ¡Muchas bendiciones!
"UNA DECISIÓN DE VIDA"
CAPÍTULO IV
A la mañana siguiente, cuando Anthony salió de su habitación y tras llegar a las escalinatas de la mansión Andley, desde el segundo piso escuchó una gran conmoción en el piso de abajo. Parecía que alguien lloraba.
"¿Qué sucede, Anthony?" preguntó extrañado su primo Stear al acercarse al rubio, acompañado de su elegante hermano Archie. Ambos venían también de sus habitaciones, listos con antelación para el desayuno - a la tía abuela le molestaba la impuntualidad en la comida -.
"No tengo idea." Les dijo extrañado su alto primo, también elegantemente ataviado con un traje azul índigo y corbata burgundy. "Vamos a averiguar." Les dijo y los tres primos bajaron de inmediato.
Cuando entraron a la sala principal en el primer piso, Sarah Legan lloraba desconsoladamente sentada en uno de los grandes sillones junto a los ventanales, mientras una mucama trataba de que aceptara un vaso de agua para tranquilizarse, bajo la preocupada supervisión de la tía abuela, de pie también junto a ella.
"¿Qué sucede, tía abuela?" preguntó Anthony sorprendido.
"Tía Sarah, ¿está usted bien?" preguntó Stear también preocupado, acercándose junto con sus primos a las damas.
La tía abuela Elroy los miró con preocupación, "Ha sucedido algo que…" se detuvo, llevando su pañuelo a sus labios, cerrando sus ojos. "¡Ni siquiera sé cómo se lo voy a explicar al tío abuelo William!", dijo contrariada.
Sus palabras sorprendieron al joven Brower. ¿Por qué lo mencionaba a él ahora frente a los demás?, se preguntó. "¿Qué sucedió, tía abuela?" inquirió preocupado entonces.
"¡Esa muchachita con la que ustedes tanto insisten en tener amistad!... ¡ha hecho algo inaudito!" Los miró con severidad, "Candy…" miró a su hijastra que lloró de pronto con más fuerza al escuchar el nombre. "Ella fue encontrada en la habitación de Neil esta mañana. - ¡Pasó allí toda la noche! -" Dijo escandalizada.
"¡¿Qué!?" Ellos exclamaron con total conmoción.
"¡Eso es imposible!" exclamó Anthony de inmediato.
"¡Son amantes!" Sarah grito indignada, "¡Neil me lo dijo! ¡Se metió a su habitación anoche… y él ahora insiste en que quiere casarse con ella para reparar el daño! ¡Con esa pordiosera de establo!" ella lloró amargamente. "¡Esa muchacha con cara de mosquita muerta, sedujo a mi hijo y ahora quiere salir de su pobreza con nuestra fortuna!", lloró.
"¡Eso no es verdad!" gritó Anthony furioso, "¡Candy es incapaz de hacer algo así! ¡Ella es una joven buena, bondadosa y recatada!" protestó el muchacho. "¡Lo que Neil dice es una horrenda mentira, y no voy a permitir que acusen a una joven inocente y honorable como ella solo porque el patán de su hijo lleva meses lanzándole indirectas y acosándola!", le gritó indignado.
"¡Es verdad, tía abuela!" lo apoyó su primo de lentes y cabello oscuro, indignado, "Hace dos meses intentó propasarse con ella en los jardines de la mansión Legan, pero Anthony y yo llegamos a tiempo y lo pusimos en su lugar." En esa ocasión, Anthony le había advertido claramente que se alejara de la muchacha o se las vería con él y con sus primos, una escena que ni a Elisa que veía todo desde el balcón de la mansión, ni a su hermano, tirado en el suelo con el labio reventado, les había caído en gracia.
"Si Neil le puso una mano encima a Candy, ¡por mi vida, que me las pagará!" gritó iracundo el rubio.
"¡Anthony!, ¿por qué defiendes tan ciegamente a esa muchacha? ¡¿Qué no ves que nos ha engañado a todos?!", protestó sorprendida la dama mayor.
"¡Es Neil el que las ha engañado a ustedes, tía abuela! ¡Y yo lo voy a probar! ¡Candy no va a sufrir otra vez por una canallada más de esa familia!" gritó y volviéndose decidido, salió corriendo del salón.
"¡Anthony, espéranos!" gritaron sus primos, y salieron corriendo tras él.
"¡Anthony!" gritó la tía abuela, viéndolo alejarse sin detenerse.
"¡Lo ve, tía abuela!" le dijo su hijastra poniéndose de pie. "¡Esa muchacha es un demonio! ¡Ha embromado a mi pobre Neil, y tiene comiendo en la palma de su mano a sus tres nietos! ¡No me extrañaría que de no haber conseguido nada con mi hijo, no hubiese puesto ya los ojos en alguno de ellos también!"
Al escucharla hablar, la tía abuela se sentó en uno de los sillones, con un aire renovado de preocupación.
"¡Oh, Dios! ¡¿Qué será de mi familia ahora, tía?! Si Neil sigue con esta locura, y nuestros vecinos se enteran…" la elegante mujer se angustió. "Ahora que no está Richard con nosotros, ¿quién podrá obligarlo a cambiar de opinión? ¡Está encaprichado con ella!" comenzó a llorar otra vez, sentándose y conteniendo su llanto con su pañuelo blanco. La mucama atenta volvió a ofrecerle el vaso de agua. "¡Déjame tranquila, idiota!" le gritó, apartando el vaso de agua con un movimiento brusco, haciendo que el vaso cayera al piso, rompiéndose en mil pedazos.
Su actitud sorprendió a la señora Elroy, y asustó a la mucama.
"Recógelo todo, Adele, y déjanos solas, por favor." Le instruyó la Matriarca del Clan Andley sin mostrar emoción.
"Sí, madam." Dijo la joven mucama y se apresuró a cumplir con la petición de su señora con la ayuda de otro de los mayordomos que se aproximó a ayudarla, y luego ambos salieron del salón.
La expresión de la tía abuela era de incomodidad y al notarlo, la ofuscada señora Legan, se mostró inmediatamente más gentil "Lo siento, tía abuela. No fue mi intención comportarme así."
"Una dama nunca pierde la compostura, Sarah, incluso bajo las circunstancias más apremiantes. La gente sin instrucción ni clase puede hacerlo, pero un Andley o un Legan ¡jamás! - Y menos frente a la servidumbre -, eso nos hace parecer débiles." Le dijo molesta. "No lo olvides otra vez, Sarah." Le dijo severa.
"No, tía." Dijo la dama Legan y bajó la vista apenada.
La Matriarca de los Andley y tutora de los tres primos que acababan de salir de la mansión se puso de pie y caminó hacia uno de los cuadros principales en la sala. Era un óleo que había mandado a hacer de sus tres nietos a su regreso a vivir a esa mansión, y en él aparecían en su tartán de gala, un alegre Stear, un elegante y sonriente Archie y un afable Anthony, a la edad de 16, 15 y 14 años, en ese orden. Desde la muerte de sus padres, ella se había encargado de los tres y de su educación, y aunque ya Stear y Archie estaban recibiendo instrucción con George respecto del manejo del Consorcio - ya tenían 19 y 18 años ahora-, sabía muy bien que la pieza clave en todo esto era su nieto menor, Anthony Brower de 17, heredero a la fortuna Andley y futuro Patriarca de la familia, tras el desafortunado deceso de su tío William Albert Andley en África hacía tan solo ocho meses atrás. Si tan solo su inquieto sobrino William Albert, entonces supuesto tío abuelo William para la familia, no hubiese insistido en hacer ese viaje de dos años antes de tomar el control total de las empresas, él no hubiese visitado ese perdido pueblo en Kenia, y no hubiese fallecido víctima de la malaria atendiendo a toda esa gente desconocida. Su entierro se había realizado en aquel país, por razones de sanidad, y en América solo se había podido realizar un servicio especial y misa en total secretismo. Solo ella y Anthony habían asistido esa vez, junto con los miembros del Concejo Andley. Esto, tras explicarle al muchacho, en una reunión privada, el significado de lo que acarrearía sobre sus hombros esa pérdida personal de la familia. Anthony lo había tomado, para su tranquilidad, con total aplomo. Con mucha tristeza por su tío querido, descubriendo que se trataba del vagabundo que se hiciera amigo de él y de Candy años atrás, en los terrenos de Lakewood, pero que ahora con su muerte lo comprometía a él a un destino muy diferente al que había pensado.
Por lo pronto, para el mundo, el Patriarca de los Andley seguía de retiro. Y ella misma, como Matriarca, y el eficiente administrador del Consorcio Andley, George Johnson, estaban a cargo. Viendo nuevamente el rostro de los muchachos en el cuadro no pudo evitar pensar que era una pena que Anthony fuera el menor y no el mayor de sus tres nietos. En Illinois y en Michigan - como en la mayoría de estados en el país -, la mayoría de edad eran los 18 años, y Anthony los cumpliría hasta septiembre de ese año. Pero lo que la hacía preocuparse ahora más era esa actitud tan decidida y protectora que estaba mostrando el muchacho por esa jovencita del servicio. Una atracción entre ambos a estas alturas, y bajo las circunstancias actuales, sería todo un escándalo - ¡y eso ella jamás lo permitiría! -.
La expresión de la señora Andley se volvió estoica, y volviéndose hacia su abstraída hijastra llorosa, la dama mayor se irguió en toda su elegancia.
"Vamos, Sarah, levanta ese ánimo. Resolveremos esta situación de una buena vez."
Continuará…
La situación se complica… ¡Gracias por leer!
Y gracias por sus comentarios al capítulo anterior, muchas gracias, Mayely león (Creo que ahora sabes a qué se refería la frase de cierre, ¡un abrazo, amiga!), gracias, Anguie, Sharick (Creo que este capítulo también te lo aclaró. ¡Bendiciones, amiga!), gracias, Guest 1, Guest 2, Guest 3 (Espero este capítulo también te lo haya aclarado ¡Un abrazo!), gracias, Guest 4, GeoMtzR (¡Tan bellos ellos!, ¿verdad? A mí también me sorprendió y gustó mucho su unión estando separados. Como mencionaba, es algo que siempre me intrigó, qué pasaría si la separación de clases continuaba. Creo que conseguí mi respuesta. Espero les guste. ¡Un abrazo, querida Georgy!), y gracias, Julie-Andley-00 (¡Gracias, Julie! Te extrañaba ya, amiga. Ahora cada 6 meses hay que activar el permiso de aviso en el sistema, porque se desconecta, talvez es eso. ¡Un abrazo! ¡Y qué bueno que te está gustando!)
¡Bendiciones a todos y gracias por acompañarme en esta aventura!
lemh2001
15 de agosto de 2023
P.D. El próximo capítulo se publicará este jueves. ¡Un abrazo!
