Miguel por su parte ha tomado su teléfono y se ha ido con Gabriel un poco harta de ser el foco de atención.

Gabriel le mira de una forma... de reprimenda...

—¿Qué? —pregunta ella con esa mirada dura.

—¿Pornografía, Miguel? —la riñe.

—No era pornografía. Solo era una foto de Lucifer con mi armadura —Se sonroja igual.

—A verla.

—Ugh, ¿de verdad?

—Si no fuera pornografía no tendrías problemas en dejarme verla.

Miguel piensa que en el pecado está la penitencia y... se lo enseña. Gabriel levanta las cejas y luego la mira juzgadoramente.

—Cántame una estrofa del Ave María —pide ella.

Mientras Gabriel tiene el teléfono en la mano, llega otra foto, esta vez es de solo la cadera de Lucifer con la faldita a la altura justo antes de que se pueda ver algo demasiado. Pero si sale pelito de ahí y se ve la V de la pelvis hasta donde debería estar el ombligo pero no está.

Miguel... se humedece los labios con eso la tentación de subir al cielo es ENORME.

—Ugh. ¡Y sigue! ¿Por qué le has puesto que no podría ser más sexy?

What? Yo no he escrito eso —le quita el teléfono de la mano.

—Lo pone ahí, acabo de leerlo.

—¡Pues yo no lo he puesto!

—¿Quién iba a ponerlo si no tú? Claro que te esta mandado estas cochinadas.

—Canta, Gabriel.

—No creo que estés en posición de pedirme nada ahora mismo —responde sonrojándose.

—¿Por? Tú también tienes... cosas.

—Estás recibiendo imágenes provocativas con fines eróticos de LUCIFER.

—¡Pues esto es parte de lo que has pedido! Y no me digas que no.

—Pues claro que no. No hay nada erótico implícito en la petición de Nuestra Señora.

Miguel le mira con una mirada cargada de sentido.

—¿Me vas a decir que solo estás haciendo los sacrificios sin ninguno de los beneficios?

—¡¿Desde cuando el sexo te parece beneficioso!?

—Por lo visto estoy imaginando cosas que no son.

—Pues eso parece, ¡sí!

—Uff

—Y aún más con esas fotos. Voy a borrarlas.

El chasquido inmediato para quitarle el teléfono.

—Yo lo haré —la voz dulce—. NO insistas

—SÉ que no lo harás —La MIRADA.

—Para ESO está el libro de Raguel —réplica cruzándose de brazos.

—Está para que evites los pecado, no para que escriba páginas y páginas de tu lujuria con... "Morningstar"

—¡Tú no lo llames Morningstar así! Es… Nada de lujuria y menos en páginas y páginas. Como si tú no tuvieras páginas con "Bú".

—¡TÚ le llamaste así!

—¡Tú no eres yo!

Gabriel igualmente mira a Belcebú de reojo porque esa es una acusación muy fuerte para hacerle aquí que además está ella también.

Belcebú sí que les está mirando fijamente, sentada ahí con su carita de loca y sonriendo un poco.

—Así que ahora, "Morningstar" es un apodo de cariño que solo puedes usar tú —se sonroja, volviéndose a Miguel.

—No es un apodo de cariño… Ugh

"Mira, cosas que no esperaba que admitieras nunca abiertamente" le responde Dalquiel.

Leviatán pone los ojos en blanco con todo esto y se acerca a Uriel, tendiéndole una mano.

—Ven.

Uriel parpadea con eso y le mira.

—Vamos, ven —insiste haciéndole un gesto para que se levante.

Uhhh

"Ugh… no te preocupes, yo no dejaré que te haga nada."

Uriel vacila porque no sé de cuál de los dos se fía menos.

—Venga, solo vamos ahí a la mesa —vuelve a tenderle la mano y ella finalmente se la toma.

Tira de ella y la lleva, sentándose junto a Raguel. Sí, del otro lado de donde está Aamón. Donde estaba Gabriel, vamos.

Raguel les sonríe un poquito a ambos, apretándole un poco la pierna a Aamón.

—Venga, vamos a acabar esto, que sois insufribles. Asmodeo, ayúdame —pide Leviatán tomando la carta de Raguel.

—Al fin alguien toma el control de esto —protesta Asmodeo por la boca de Uriel.

—Tenemos esta absurdidad de labios ardientes... y... —lee Leviatán.

—UGH! —protesta Uriel.

—Lo siento, mon amour, pero es la única opción—se defiende Asmodeo.

—Venga, no protestes, luego él te compensa —negocia Leviatán.

—No me... ugh. No te metas en esto —protesta ella.

—Pero Uriel, es qué hay que avanzar. A este paso serán navidades y no habrán llegado al segundo párrafo —protesta la demonio.

—Pues... ugh, es que además vosotros dos. Sois lo peor.

—¿Poooor? —Asmodeo la hace poner los ojos en blanco.

—Raguel controla que no nos pasemos, venga —sonríe Leviatán.

—Pues porque lo sois —sigue Uriel.

—Aamón puede que te esté influenciando un poco, Uri —le recuerda Raguel. Uriel mira a Aamón de reojo y frunce más el ceño igual.

—Bueno, ¿qué escribo, chicos? —Raguel suspira y le sonríe.

—Quita lo del capullito de Alelí que va a ser contraproducente —valora Asmodeo.

—Que tal algo como... "No me importaría caer si es implica tener sexo contigo" —propone Leviatán.

—Sí, ponle lo de Morningstar —asiente Uriel—. Suena más a ell... ¡no puedes poner eso! ¡Claro que le importaría caer!

—Nadie va a caer por tener sexo —asegura Asmodeo de manera bastante sarcástica.

—Mi corazón arde en deseo como el fuego del infierno, ojalá me lo apagaras con tu manguera del amor —sigue Leviatán, muerto de la risa con esto.

—No importa si va a caer o no, no puede poner que le daría igual —protesta Uriel.

—Yo me abstendría de hablar de caídas —pide Raguel—. Como bien dice Uriel, ni hubo de nosotros diría esto.

—Entonces descartamos el clásico "te dolió cuando caíste" —valora Aamón y Raguel se ríe.

—¿Fuego del infierno tampoco entonces? —pregunta Leviatán.

—A ver... —Uriel saca su teléfono para buscar pick up lines y Leviatán se pone a leer por encima de su hombro.

—¿Qué tal esta sobre "Desde que la belleza es pecado que no tienes perdón de Dios"? —propone Leviatán señalando en el teléfono mientras sigue riéndose.

—¿Por qué no volvemos a los básicos y le ponemos algo así como… me gustas desde que eras un ángel pero ahora hay algo en ti que te hace aún más atractivo?

—Esta es buena "yo pensé que hacía calor en el infierno por el lago de azufre, pero resulta que es porque tu estas ahí."

Uriel se ríe movida por Asmodeo.

—"Yo pensé que el infierno olía mal por el lago de azufre y resulta que eres tú…" —suelta Raguel en broma.

—Deberías poner esta... es muy de Miguel —comenta Uriel apretando los ojos y sintiéndose un poco culpable—. "¿A caso eres un baile de Tik tok? Porque eres súper molesto pero todo el mundo te hace."

—Si sabéis que esto no consiste en insultarle, ¿no? —sigue Leviatán.

—No va de insultarle pero si Miguel es demasiado dulce no se lo va a creer —asegura Asmodeo desde la boca de Uriel.

—Es que ella debería hacer esto... —asegura Aamón.

—Mira, esta también me gusta "Dicen que el infierno no es tan malo si te acompaña un ángel, porque no me llevas contigo" —lee Leviatán—. O esta "Deberías ser más religioso, ya que eres la respuesta a todas mis plegarias" —sigue.

—Eso es como para que se lo diga él a ella —Asmodeo puntualiza. "O tú a mi, el infierno es mejor contigo, Uriel…. Especialmente las Orgias"

—Yo creo que a Lucifer todo esto le va a parecer ridículo —comenta Uriel y se sonroja de lo que está diciendo Asmodeo, ignorándole activamente.

—Pues claro que le va a parecer ridículo, es SUMAMENTE ridículo, esa es la gracia —sigue Leviatán.

—La gracia es que Miguel que no suele ser así, este haciendo el ridículo para agradarle… ¿no? —pregunta Raguel.

—Yo no creo que a ella le vaya a gustar hacer el ridículo —opina Uriel.

What the fuck con los humanos, en serio hay una que pone literal "¿Eres Lucifer? Porque eres la cosa más bonita del infierno." —se muere de risa Leviatán.

—¿Te da envidia que no diga Leviatán? —pregunta Raguel sonriendo.

—Naaah —se ríe.

—Que tal esta "eso que traes en tus pantalones es una posesión demoníaca o es que te alegras de verme" —comenta Aamón acercándose a ver el teléfono de Uriel solo para molestar a Raguel.

—Esa no es tan buena —asegura Raguel solo para molestar a Aamón… o para responderle de cualquier forma

—A lo mejor no para Lucifer, pero...

—¿A ti te parece que a ti te va bien? —pregunta Raguel.

—No estaba hablando de mi...

—Bueno, yo creo que podemos elegir algunas de estas y ya habrá suficiente —comenta Uriel, nerviosa de tenerles a todos alrededor. Alrededor, adentro...

—A mí no me… va bien. Tonto —protesta Raguel sonrojándose.

—Que tal esta... "Aun creo que podrías ser un ángel, porque me haces sentir el éxtasis de la inmaculada concepción" o podríamos modificarla como... "Sé que acostarnos es pecado, pero muero por sentir el éxtasis de la inmaculada concepción." —propone Leviatán.

—Y por qué no la de "si fuera navidad, definitivamente te metería un árbol por el culo" —señala Aamón. El BESTIA.

—El éxtasis de la inmaculada concepción —Asmodeo se ríe un poco de esa—. Vale, suena bien esa modificación. No sé si se creerá que lo escribió ella pero si la conoce verá que… no hay tela de donde cortar.

—Yo no creo que se vaya a creer que las ha escrito ella para nada, pongamos lo que pongamos... —se encoge de hombros Leviatán—. ¿Algo sobre las selfies?

—Estaría bien si le añadimos una foto de Miguel, pero no se va a dejar... —propone Aamón.

—Claro que no se va a dejar, ¡los ángeles no hacen pornografía! —protesta Uriel.

—No tiene por qué ser una foto pornográfica... se sorprenderían de saber el éxito que puede tener una foto que deje bastante a la imaginación —asegura Asmodeo.

—¿Has visto las que ha mandado él?, ella no va a hacer algo así —discute Uriel.

—Tomarse unas fotos así un poco... picositas ¿no? —pregunta Asmodeo.

—¡Pornografía!

—¡No es pornografía! Por todos los infiernos —protesta Asmodeo.

—Quizás podríamos solo convencerla de que se tome una foto, para nada sexual... pero no sé si Lucifer tenga muchas fotos de Miguel —puntualiza Raguel.

—Sí las tiene. ¿Os ha dicho que no? —pregunta Leviatán.

—¿De dónde las ha sacado? —pregunta Raguel que... obviamente no se toma muchas fotos y menos para Aamón.

—Creo que de Instagram.

—Ah, ella suele hablar mucho de Instagram, sí —asiente Raguel.

—Él es un acosador o acechador o como se diga, cuando hace esas cosas —Leviatán hace un gesto vago con la mano refiriéndose a que es un follower.

—¿Lo hace? —Uriel levanta las cejas y se gira ella—. ¡Miguel! ¿Tú sabías que Lucifer te sigue en instagram?

—Supongo que debe hacerlo en una cuenta secreta o algo así, conociéndole —comenta Leviatán encogiéndose de hombros.

—Ugh, hay cosas que es mejor no saber. Aunque me sigue mucha gente del cielo. Y laboralmente necesito también que haya gente del infierno ahí, ya saben, por la cooperación bilateral. Así que no me extrañaría.

Todos le miran unos instantes.

—Y siguen las mentiras... —Aamón pone los ojos en blanco.

—¿Mentiras? —pregunta Gabriel con eso.

Miguel mira a Aamón también.

—Para mí eso suena a... "claro que sé que me sigue desde que soy socia, conozco las cinco cuentas secretas y las tres normales con las que lo hace y yo le hago lo mismo."

—Ugh! —protesta Miguel que... No, nada de todo esto es tan abierto pero si es un poco así...

—¿Ves? —Aamón la señala como absoluta confirmación.

—¿Desde cuándo es que lo sabes? —pregunta Gabriel—. ¡No nos lo habías dicho!

—No hay nada que decir, y no es que sepa nada... solo... p-pues... bueno, asumí que...

—O sea, ¿crees que sí lo hace, pero no sabes cuál es su cuenta? —pregunta Uriel

—Pues ya me imagino que alguna curiosidad debe darle... —asegura sonrojándose un poco porque a ella no le da ALGUNA curiosidad... le da un montón de curiosidad.

—A lo mejor podemos decirte cuál es su cuenta... ¿Belcebú? —pregunta Leviatán.

—Ohh… ¿Eh? Espera… —Belcebú levanta la mirada de su juego del teléfono porque… es que todo esto es sumamente denso como para prestar atención.

De nueeeevo Gabriel frunce el ceño y de nuevo Leviatán se relame.

—"ElfavoritodeDios" es una —explica Belcebú de una de ellas que no es precisamente la más oculta.

Los ojos en blanco de Uriel y Gabriel. Raguel y Azrael otro poco, que está escuchando por ahí, en las sombras, vestido de pies a cabeza después de que lo separaron de Mr. Levi.

—Ahh... E-esa sí la tengo.

—O sea, que sí lo sabías. Eso son mentiras por omisión —protesta Gabriel

—No son mentiras por omisión cuando uno no está hablando del tema.

—Justo a eso se refiere la "omisión"

—No. La omisión es que me preguntes y yo no te diga la verdad.

—No, eso es una mentira y punto, la omisión es que sepas que es una información relevante y la ocultes.

—¿Te importaba esto?

—Es peligroso, ¡claro que me importaba!

—No es peligroso, ¡es Lucifer siguiéndome en Instagram!

Gabriel la mira, todo decepcionado con esto.

—¡Venga ya, Gabriel! —ella le mira, sintiéndose culpable.

Él levanta las manos y se va a sentar al sofá, dramáticamente.

Vaya, vaya, vaya... se masca la tragedia, piensa Belcebú. La verdad, es que los demás también les miran otra vez.

Miguel va tras él y se le sienta junto.

—Quiero confesarme...

Gabriel le mira de reojo.

Forgive me mother for I have sinned.

Belcebú hace cara de asquito con esto. Gabriel la sigue mirando, en silencio.

—¿Podemos ir afuera? —pregunta Miguel.

—¿Ahora necesitas privacidad para confesarte?

—Hay DEMONIOS aquí.

Gabriel los mira de reojo y la verdad, se muerde el labio para no mandarla a confesarse con otro de los que hay aquí.

Miguel le mira desconsolada.

—Salgamos. Los siete.

—Es más fácil que salgan los demonios —comenta Sariel pero Raguel sí que se levanta, ahora solo le falta a Aamón que lo echen de casa.

—No me fío de que ellos salgan.

—Ehm... —Uriel vacila porque Asmodeo está... uhm... pobre mujer.

Gabriel pone los ojos en blanco con eso.

—Vale, vale. Iré yo y ya está —hace un gesto a Miguel para que le siga al cuarto.

Miguel va atrás de él toda regañada. Gabriel suspira y se sienta en la cama, cruzado de brazos y frunciendo el ceño

—Me daba vergüenza...

—No puedes poner en peligro... todo, por tu vergüenza.

—Pero Gabriel, ¿qué te parece que puse en peligro? Eso está en Instagram... es un sitio público.

—Podría estar espiando. Podría tener más de una cuenta. Podría seguirnos a los demás...

—Pero es que eso va a pasar con cualquiera, no solo conmigo. Es... bastante inofensivo por ahora, creo yo.

—¿Ha intentado ponerse en contacto contigo en instagram sin que sepas quién es?

—¿Yo cómo voy a saber eso?

—Pues... No lo sé. Ugh. Debe haberlo hecho como ha dicho Leviatán, debimos preverlo.

—No podemos preverlo ni evitarlo. Tampoco hay nada ahí más que… cosas.

Gabriel le mira unos laaaargos instantes. Y lo que pasa es que quiere que se lleve a Lucifer lejos de Belcebú, pero no quiere que Lucifer le quite a Miguel.

—No... empieces a tomarte tú fotos pornográficas de esas.

—Yo no me tomo nada pornográfico.

—Pues no empieces ahora —le advierte, tan cínicamente, como si él no le hubiera mandado fotos a Belcebú de cuando se azotaba en la espalda.

—No, claro que no.

Gabriel la mira y asiente, satisfecho con ello. Él ya le ha dicho lo que tenía que decirle, si ahora ella actúa contra las indicaciones del cielo, es asunto suyo y de Dios.

—¿Estás bien?

—Sí, claro... —se humedece los labios y se cruza de brazos—. No es a mí a quien persigue el peor demonio del infierno.

—¿Te parece que Belcebú no lo es? Tú tampoco eres… tan fuerte como yo.

Gabriel frunce el ceño con eso.

—Vengaaaaa —pide Miguel.

—Espero que te vaya bien haciendo esto tú sola, entonces.

—No quiero hacer esto sola ni puedo… ¡Ni siquiera puedo escribirle una carta, Gabriel!

—No tienes por qué escribir esa carta idiota si no quieres. Creo que puede ayudarte, pero esto es solo para que yo pueda entrar en el cielo. No tienes por qué poner todas esas tonterías.

—¿Qué harás cuando entres?

—Advertir a todos de quién es.

—Yo no creo que me dejen no escribir esa carta —aprieta los ojos.

—Miguel, tú tienes que firmar esa carta, yo entregaré lo que tú me des. Si quieres que no ponga nada en la carta, no lo pongas.

—¡No puedo poner todas las cosas ridículas!

—Pues escribe tú una carta y dámela. Esa será la que entregue.

—Pero quizás tengan buenas ideas...

Gabriel se encoge de hombros.

—Si sabes que te quiero un montón, ¿verdad?

—Tal vez deberías venir conmigo y cortarle la cabeza —suspira con eso, cerrando los ojos un poco rendido.

—Tal vez debería ir contigo y solo llegar cortarle la cabeza, sí. Vengaaaa —le abraza y él la abraza de vuelta.

—¿Entonces? ¿Quieres... escribir tu una carta y subimos los dos? Creo que ellos podrían enfadarse pero...

—Llevaré la carta que escriban ellos que será mejor que cualquier cosa que voy a escribir yo, peor aún, estando enfadada...

—Oye... —se separa un poco para que la mire.

—Dime.

—Con quien tiene que tener una relación este imbécil, es contigo. No con ellos. Y más le vale que le gustes como eres.

—¿Tú crees todo lo que dijo Leviatán? —Miguel se humedece los labios y se sonroja un poco.

—¿Lo de que le gustas? Y las fotos...

—Es que... siempre nos llevamos bien. Como tú y yo.

—S-Sí creo que le gustas. Creo que te llevas... Te llevabas mejor con él que conmigo, empezaste a venir conmigo después de que ellos cayeron.

—Pero tú y yo... es diferente. Muy diferente.

Gabriel aprieta los ojos.

—Somos hermanos. Lucifer es... no es mi hermano. Yo no soy Belcebú.

—Ya lo sé, pero no quiero... —gira la cara.

—¿Qué no quieres?

—Que le prefieras. Belcebú...

—¿Crees que Belcebú le prefiere? No me parece que se pase la mitad de la vida persiguiéndole.

Gabriel suspira porque en algunas cosas definitivamente parece llevarse mucho mejor con él.

—Yo creo que Leviatán está intentando que tengas celos, Gabriel... y lo está consiguiendo.

Los ojos morados parpadean con eso porque no lo había pensado.

—¿C-Crees? Antes me ha dicho...

—Le he estado mirando. Hace lo mismo con Azrael. Lucifer hace lo mismo conmigo. No sé si... Belcebú, o Aamón, o... no creo que seamos nosotros mismos estando tan cerca de todos ellos.

—Pero son los designios de nuestra señora —aprieta los ojos.

—Quizás tenemos que aprender a serlo.

—Quizás... vayamos fuera otra vez.

—Vamos a hacer esto bien, venga... somos más listos que ellos.

Gabriel asiente y ahí va para fuera, donde siguen discutiendo qué poner y qué no en la carta.

Gabriel asiente y ahí va para fuera, donde siguen discutiendo qué poner y qué no en la carta.

¿Un poquito más relajados ahora que la loca de Miguel salió de la sala?

Sí.

Ñañaña.

—Bueno, ¿ya está la… carta? —pregunta ella, levantando la nariz.

Gabriel mira a Raguel como respuesta a eso

—Bueno, ya está... mejor que como estaba. Sí. Creo que... se puede ir así.

—Tómala, dóblala y luego pon el destinatario fuera —Gabriel se acerca y mira a Miguel.

—Vale… vale —ella asiente.

—¿Se lo escribo? Esto... es un poco arcaico —pareciera que quieres hoy molestar a Gabriel.

—Sí, por eso tenemos los teléfonos.

—Bueno… "Lucifer MorningStar" —escribe.

Gabriel sonríe y le tiende la mano para que se la dé.

La verdad, Aamón y Leviatán, ambos chasquean los dedos de manera sutil por debajo de la mesa para cambiar el contenido del texto.

¡Ugh! ¿Qué van a poner? ¿Quién los chasquea primero? y los ángeles son unos inútiles como SIEMPRE.

No lo sé, no sé cuál lo hará primero.

Ahora supongo que lo sabremos. La verdad es que… una mosca se posa en el hombro de Gabriel, también.

Gabriel está acostumbrado a ellas, así que la espanta con la mano un poco sin pensar.

Se paran sobre él un par más porque ya conoce Belcebú su manía por matarlas.

A esas no les hace caso y claro ahí va de nuevo su tuniquita odiada y el halo de luz.

Shiiiiine

Tan guapo que se ve con su túnica asegura Belcebú.

¡Que no! Leviatán levanta las cejas con eso, porque mira que monerías hacen los ángeles, perdonadle si no se ha dado cuenta antes que lo hacía, estaba digamos... un poco ocupada en otros quehaceres.

Cosas raras, Belcebú tampoco sabía.

Ahí va Gabriel a tomar a Miguel de la cintura y a apretarla contra si para dirigirse ambos para el cielo hasta atravesar el suelo de nubecitas.