¿Qué ha estado haciendo Gales?

Pues hablar con Susana, ¿qué más va a hacer? Ser el bloody vasallo.

Deben haberle enseñado su cuarto en la zona del servicio, cerca del cuarto de su señor.

Ojos en blanco. Lleno de pulgas.

Sí y sin baño.

Ugh, va a irse a dormir a su recámara. Total, él va a ir a aprovecharse de Bélgica.

Claro que no, ¡no seas pegajoso! Tú a dormir en suelo como un buen vasallo.

Ugh! No! Bueno, igualmente, Gales sonríe con ESA sonrisa en cuanto los ve entrar... Ella además sonrojada.

Escocia se sonroja también con eso y le fulmina, negando con la cabeza a la pregunta que no le ha hecho.

—¿Qué... tal?

—Bien... bien. Todo bien.

—Claro, claro...

—Pues... hasta podríamos irnos, ya tengo la respuesta.

—Que va. No te creo.

—La tengo, pregúntale a ella si no me crees.

—No, no, sí que te creo. Vámonos.

—Aunque... nos han invitado a cenar.

—Y a pasar la noche entre las pulgas —Ojos en blanco. Escocia vacila porque... ahí deberían irse, pero...—Ugh, quieres quedarte...

—No va a pasar nada, por una noche.

—Ya te re-enamoraste —Gales hace los ojos en blanco.

W-What?

—Es una pregunta simple.

—No

—¿Y ella? Ya se...

—¡No!

—Hmmm... ¿Seguro?

Bélgica está hablando con Susana en susurros y haciendo jijiji.

Escocia la mira de reojo. Ella le mira a él y le hace un doble parpadeo.

—Es asquerosa la suerte que tienes con ella cada bloody vez

—¿Eh? —Escocia se sonroja y se vuelve a Gales sin haber escuchado lo que ha dicho.

—Que eres asqueroso

—¿Por? —frunce el ceño.

—Tu suerte con Belgium... ugh, olvídalo. No voy a dormir en el cuarto que me han puesto.

—¿Todo este drama es por el cuarto?

—¡Es un pulguero!

—Así tendrás alguien con quien hablar —Ojos en blanco.

—No voy a rascarme toda la noche.

—Pues no te rasques.

—Voy a hacerte la vida miserable toda la noche.

—Para variar... Dime algo que no hagas de per se y tal vez valdrá como amenaza.

Gales hace los ojos en blanco.

—¿Hace cuánto tiempo no te hago una noche miserable?

—Tanto como me es posible.

—¡Como si no tuviera yo otra cosa mejor que hacer!

—Por lo visto no.

—¡Tú me has secuestrado!

—Que mal por ti.

—Igual, no voy a dormir ahí —ojos en blanco.

—Prueba a decir cosas nuevas.

Gales le fulmina sintiéndose de doce años y Escocia se ríe con esa cara.

—¿Qué te ha dicho?

—Ehm... eso no es asunto tuyo.

—Venga. Ya.

—¿Para qué me hagas más imposible la noche? No.

Gales hace los ojos en blanco.

—Bien, estaremos encantados de quedarnos, aunque mi vasallo dice que no es necesario un cuarto tan lujoso para él, que se conformará con dormir en los establos —Escocia se gira a Bélgica.

—¡No he dicho eso! Y no soy su vasallo ni su valet.. —Gales se humedece los labios —. Soy su pareja, pero le da vergüenza decirlo.

—What the hell?

Bélgica levanta la cejas.

—Es verdad, ya saben cómo tratan a las personas como nosotros... —Gales levanta los brazos.

—No es verdad, claro que no —responde Escocia.

—En estos tiempos, no en esta casa, obviamente...

What the hell? —es que sigue fulminándole.

—Ohh... Ehm... bueno, eso... son bienvenidos, sí —Bélgica vacila.

—¿Sabes?... Yes, es verdad, en realidad le guardaba el secreto porque él es muy... vergonzoso, pero ven aquí que te dé un beso.

—Ya, claro, un beso me vas a dar —Gales levanta una ceja.

—Es lo que hacen las parejas, ¿no?

Yes, también casarse.

—¿Me lo estás proponiendo?

Yes

—Sin arrodillarte ni nada, vaya con el gentleman.

—¿Quieres que me arrodille? De haberlo sabido... —se humedece los labios—. Alba, my love...

—Venga, no bromees.

—No lo hago.

—Tendré que decirte que sí.

—Hombre...

Awww —Bélgica sonríe un poco.

—Salvo porque soy un hombre libre, ya sabes.

—Has dicho que dirías que sí.

—Eso he dicho.

—Pues ya está... ahora a pasar la noche los dos.

—No me extraña que France te diera calabazas ochocientas veces... darling.

—¿Por? —frunce el ceño.

—Pues esto ha sido un desastre.

Ojos en blanco de Gales.

—¿Cómo? ¿Él también? —pregunta Bélgica.

—¿Tú que crees? ¿Lo ha sido o no? —pregunta Escocia a ella.

—Es muy poco romántico... Del puede que... Ehm, bueno...

Thank you —asiente Escocia para Gales.

—A él no le gustan las cosas románticas —responde Gales.

—Eso lo dices para no esforzarte conmigo.

—Lo digo porque... seguro ya te habló de sus problemas con el compromiso.

—A nadie le interesa esa parte.

—A ella le interesará.

—¿Porque iba a interesarle eso a ella si ni me conoce? Le interesará más tu historia de desamor con su novio.

—No tengo un novio, estoy casado.

—El de ella, idiota.

—¡No es de desamor!

—Teniendo en cuenta que no es con él con quien estás casado.

—Gracias a Dios.

—Tampoco es muy bonito que salgas con que estás casado cuando acabas de pedirme matrimonio a mí.

—Ahh... eso.

—¿Están o no juntos? —pregunta Bélgica con una ceja levantada.

—En realidad... soy... su padre adoptivo— sigue Gales.

—Y nos va el incesto—añade Escocia.

—¿Incesto? —pregunta Bélgica confundida.

—Pero no mucho.

—¿Qué es eso?

—Si tú te lo montaras con Holland.

—¿Se montará qué? —pregunta el susodicho entrando como invocado.

—El cuñado... —susurra Gales. Escocia se tensa y luego aparece el otro cuñado.

—Ahh, hola —Bélgica le mira y le sonríe.

—Con lo que te gusta la familia... —susurra Gales.

—Por lo menos no son Spain and Italy —susurra Escocia—. Y ahora es diferente.

—Nos han dicho que tenías invitados y hemos venido a ver —explica Luxemburgo suavemente a Bélgica—. ¿Estamos montando una fiesta?

—Un poco, sí. Ellos son… —Bélgica se gira a mirarlos y, es que no se sabe ni su nombre.

Holanda se cruza de brazos y Luxemburgo se les acerca.

—¿Con quién tengo el placer? —tiende una mano para saludar.

—Un par de viajeros que... —empieza Gales.

—No es que sea exactamente un placer —replica Escocia. Luxemburgo sonríe un poco con eso.

—Somos unos viajeros británicos —explica Gales.

—Oh... eso es... el norte, ¿no es así? No son muy bienvenidos los británicos en esta casa... —mira a Bélgica porque siempre habla mal de Inglaterra.

—Al otro lado del mar, sí. ¿Por qué no somos bienvenidos? —pregunta Gales.

—Ellos no parecen tan desagradables —adémate Bélgica, vacilando un poco.

—Ah, no... por lo visto ha sido un error de percepción —se encoge de hombros Luxemburgo.

—Les he invitado a cenar y a pasar la noche —explica Bélgica.

—¿Cómo? —protesta Holanda frunciendo el ceño.

—P-Pues, ¿qué tiene de malo?

Holanda la toma del brazo para llevársela y decirle pues que España no está y que como sabe que no son peligrosos y todo eso. Luxemburgo les sonríe a ambos británicos.

—¿Y que os trae por aquí?

—Puede entonces que al final no nos dejen quedarnos... —Gales susurra hacia Escocia mirando a Luxemburgo.

—Bueno, si nos echan ya me ha respondido y de hecho es casi mejor... Hemos venido a traer un mensaje de France, que ya ha sido entregado —le explica Escocia.

—¿Ahora es mejor? ¡Si tú habías dicho que querías quedarte! —hace los ojos en blanco—. Tú eres Luxemburgo, ¿verdad?

—Pues sí, pero si nos echan... —Escocia se encoge de hombros.

Oui.

Belgium no va a echarte —sigue Gales.

—Eso no lo sabes. Los británicos no somos bienvenidos —resume Escocia señalando a Luxemburgo.

—¡Ella te ha invitado!

—Ha sido un error —interviene Luxemburgo.

—¿Por?

—Cuando he dicho que no erais bienvenidos —se explica.

—Ohh... Thank you.

—Pensaba que mi hermana no había sido capaz de decíroslo.

—¿Por qué no son bienvenidos los británicos? —pregunta Escocia.

—Digamos que... Angleterre no es una persona muy grata.

—Ah, bueno, no lo es para nadie —Escocia se encoge de hombros.

—De hecho, si uno pudiera echarle de su vida para siempre... —añade Gales.

—Ya no estaría en la vida de nadie —asiente Escocia.

—No es que yo tenga ningún problema con él personalmente... —Luxemburgo sonríe a uno y otro.

—Ehhh... bueno, vamos a decir que... yo... ehhh... tampoco —asegura Gales, haciendo un poco pff...

—¡Anda ya! —suelta Escocia y Gales se ríe.

—Parece que le conocéis bien... ¿cómo es que dos viajeros británicos traen un mensaje de France? —pregunta Luxemburgo.

—Le... conocemos hace muchos años —explica Gales.

—¿A France o Angleterre?

—A ambos.

—Profundamente —añade Escocia y Luxemburgo levanta las cejas.

—Bueno...

—Especialmente tú —sigue el escocés.

—A France, tú a England.

—Desgraciadamente.

—Eso dice, pero bien que le gusta.

—No te pongas celoso ahora.

—Uff... me va a costar —Gales hace los ojos en blanco —. Y tú... también, ehm, ¿conoces a France?

—Un poco. Menos de lo que me gustaría —responde Luxemburgo.

—Menos de lo que te gustaría... —repite Gale entendiendo el punto —. Sinceramente sospecho que, si le conocieras más, te gustaría menos. Así que te recomiendo que lo dejes así.

—Créele, él es un experto en eso —asegura Escocia.

Luxemburgo los mira a uno y otro.

—¡No soy un experto! —protesta Gales.

Of course yes —sigue Escocia. Ojos en blanco.

—En resumen, no le conozcas mucho más. Déjale ahí con un aire misterioso.

—No creo que le interese si lo mantengo donde está así que... —se encoge de hombros Luxemburgo.

—Y quieres interesarle...

—¿Y quién no? No, no... no se lo digáis a mi hermana.

—Yo creo que tu hermana se lo imagina... como dices, ¿y quién no?

—Aun así, no quiero que se sienta mal —se ríe.

—Nadie quiere que se sienta mal, especialmente él.

—Ya me imagino —se encoge de hombros. Escocia mira a Bélgica de reojo a ver si vuelven

—¿Por qué lo imaginas? —pregunta Gales inclinando la cabeza.

—Pues me imagino que France no quiere hacerle daño a su novia oficial. Es lo que hacen las parejas, ¿no? —le sonríe.

—Claro, claro... su novia oficial —Gales sonríe un poco también.

—Bueno, lo es, aunque todos sepamos de las... extraoficiales.

—Y las extraoficiales tienen más peso.

—Ah, non, eso sí que no.

—Hmmm... puedes pregúntale a England en unos años.

—¿En unos años?

—Es un decir... —Gales hace un gesto con la mano y suspira... buscando la botella de Escocia en su mano. Ahí está en su mano.

Toma la botella, con todo y mano y tira de ella dándole un trago. Escocia parpadea y protesta un poco, pero le deja.

—Ehm... bueno y mientras a Belgium le cantan las cuarenta, tú... ¿qué nos puedes contar de aquí?

—Vamos con ellos —Escocia hace un gesto para que le sigan.

—No mucho, yo no vivo aquí —responde Luxemburgo.

—¿Y qué haces aquí? —pregunta Gales siguiendo a Escocia.

—Visitamos a Belgique.

—¿Y por qué Belgium no vive con ustedes? Quiere vivir aquí, supongo.

—Ella... Vive con Espagne porque forma parte de la corona.

Gales se humedece los labios tratando de aclarar en su cabeza las épocas, porque entre más tiempo pasa todo esto es más complicado de recordar.

—Ya, claro. ¿Tú no te anexaste nunca a la corona española?

—Mas bien del imperio romano.

—Ah, a... con los germanos. Que acaban todos por ser el mismo caldo —arruga un poco la nariz.

—¿Vosotros no?

—Definitivamente no, nosotros... somos británicos. Hijos de Britania.

—Pero el Imperio romano llegó hasta ahí, ¿no es eso? Con el muro de Adriano —Luxemburgo sonríe.

—Desgraciadamente sí, de hecho, Roma...

Oui?

—Ehh... olvídalo.

—No, cuéntame.

—Tendría que explicarte ciertas cosas que no puedo explicarte.

—¿Cómo qué?

—Como revelar nuestra verdadera y oscura procedencia... —le sonríe

—Oh, ¿hay algo más... oscuro y verdadero que viajeros británicos, entonces?

—La esencia más pura de los oscuros y verdaderos viajeros británicos —Gales se ríe.

—Parece ser el misterio mismo.

—Espero te gusten los misterios.

—Me... atraen, supongo. Es la gracia del misterio mismo.

—Hay a quien no le gustan.

—¿Cómo quién?

—Hmm... los naz... Ehm... sajones.

—Yo me lo considero un poco y a mí me atrae.

—Bueno, mira, ¡un sajón curioso!

—Supongo que es porque soy medio sajón.

—Seguramente —se ríe—. ¿Y la otra mitad latina?

—Supongo.

—Yo tengo... una mitad latina.

—¿Y qué haces con ella?

—No tener pecas...

Luxemburgo inclina la cabeza y se acerca a observarle.

—Lux, vamos a cenar —le llama Holanda. Gales sonríe un poco dejándole hacer. Mira de reojo a Holanda cuando le llama.

—¿Eso nos incluye o no? —pregunta Gales.

—Eso espero... si os han invitado. ¡Vamos! —Luxemburgo sonríe.

—Mi vasallo puede cenar con el servicio —sigue Escocia.

—¡No soy tu vasallo!

Risas del escocés.

—Oh, ¿esa era la verdad oscura? —pregunta Luxemburgo sonriendo un poquito.

—No, definitivamente esa no es la verdad oscura...

—¿Qué verdad oscura? —pregunta Escocia.

—No lo sé, algo misterioso, por lo visto.

—El nombre de mi padre... por lo visto—puntualiza Gales.

—Soy yo. Yo soy su padre —replica Escocia.

—Ah... ¿También? —pregunta Luxemburgo.

—¿También? ¿Cómo que también? ¿También es el tuyo? —pregunta Gales.

—Espero que no. Lo decía por lo del vasallaje.

—Ah, ¡solo nos faltaría! —exclama Gales

—No le desees tanto mal —responde Escocia.

—¿Mal por? —pregunta Luxemburgo.

—Bueno, ser su hijo sería terrible... con el terror al compromiso que se carga —replica Gales.

—Ah, sí porque tu alcoholismo incipiente es mucho mejor —protesta Escocia.

—Como si tu no tuvieras alcoholismo incipiente.

—No soy yo el que lleva la botella de whiskey en la mano.

—Ah no, que sí eres tú...

—Ehh... hubo un pequeño problema con la cena —anuncia Bélgica cortándoles. Los tres la miran—. Resulta que... la cena que teníamos planeada se la comieron en la cocina...

—Oh... de verdad, como está el servicio —protesta Escocia. Bélgica le mira, porque no creas que no se acuerda de ti con la pieza de pollo en la boca.

—Oh... Bel... ¿y qué es lo que hay? Comeremos cualquier cosa—responde Luxemburgo.

—P-Pues... no mucho. Cosas en frío y fruta.

—¿¡Y vino?! —pregunta Gales.

—Seguro algo podrá apañarse, ¿tal vez alguna conserva? —insiste Luxemburgo preocupado.

—¿Aún tienes hambre? —protesta un poco Bélgica antes de mirar a Gales —. Sí, vino si hay

—Tal vez mi vasallo pueda horrorizarnos destruyendo lo que sea que pueda encontrar —responde Escocia.

—Sí, sí... solo... hay que darle más tiempo al servicio —responde Bélgica y mira a Escocia—. ¿Horrorizarnos?

—Está bien cualquier cosa que nos sirvan, Luxemburg, Belgium. Thank you—Gales mira a Bélgica—. No escuchen al que se dice mi señor, es obvio que... solo intenta que alguien te horrorice más que él.

—Las pesadillas compartidas son menos pesadillas —replica Escocia.

—Pero... ¿Tú cocinas? France siempre se queja de la comida en las islas... —pregunta Bélgica.

—Exquisiteces. Su especialidad es el pastel de barro. Una vez logró que England vomitara por una semana entera —insiste Escocia.

—Eso era un intento de asesinato...

—Claro que no, si se lo hacías a France cuando lo traía el capullo para que viera como tú no te parecías en nada a nosotros ¿No te he contado esa historia? —le pregunta a Bélgica—. Recuérdame que te la cuente, es la hostia.

Bélgica sonríe un poco, aunque le sorprende la familiaridad de Escocia... pese a que no le molesta.

—¡No se los hacía a France! —protesta Gales.

—¿Y porque no nos la cuentas ahora? —propone Luxemburgo.

—Sí, esa es buena idea Lux —Bélgica sonríe más.

—No me parece a mí una idea en lo absoluto aceptable —comenta Gales haciendo los ojos en blanco.

—Bueno, vale, tenéis que imaginar la casita de my mother... ¿vale?

—Aja... ¿cómo era la casita de tu madre? —pregunta Bélgica. Gales vuelve a hacer los ojos en blanco, aunque sonríe un poco igual.

—Una casita de madera de una sola planta con dos estancias. La sala donde estaba la lumbre y la mesa y la habitación. Estaba en mitad de un bosque. Lo bastante alejada de la civilización para evitar marchantes o viajeros extraviados, pero lo bastante cerca de un arroyo para que ir a buscar agua no implicara maldecir a mi madre hasta sus mismísimos huesos. Con una valla de piedras de como un metro con una puerta permanentemente rota delante y un establo detrás.

Gales sonríe de lado porque aun cuando odiaba esa época... la odiaba, pero... tenía sus partes buenas y divertidas.

—Y la promesa infinita de que un día construiríamos otra habitación... —agrega.

—Sí... una para cada uno... Vivíamos allí, mi madre, una bruja que tendría tu edad, pelirroja, insoportable e histérica y sus cuatro hijos imposibles.

—¿U-Una bruja? —pregunta Bélgica.

—A ti te odiaría... —comenta Gales.

—Una... bruja —repite Luxemburgo también.

—Una bruja. Pero eso no es lo importante. El imbécil que es el padre de France venía a verla a veces. A tirársela y fingir que le importábamos lo más mínimo. A veces hasta nos traía a France y a Spain.

Bélgica inclina la cabeza y parpadea un poco.

—Más a menudo a France que a Spain, hemos de decir —añade Gales.

Yes... Tampoco traía mucho a los italianos.

—Ni siquiera es que France lo pasará tan bien, siempre acababa llorando —sigue Gales.

—Pero bueno, ya supongo que os imagináis como fue la infancia de France y Spain. Tenían de todo, las mejores ropas, comidas, juguetes, esclavos y cualquier cosa que pudieran desear. Nosotros nos hacíamos nuestros propios juguetes la mayoría de las veces. A veces el capullo nos traía ropa vieja o juguetes usados también. No solían durar mucho.

—Era infinitamente más útil cuando traían comida...

—Anda ya, si tu dormiste abrazado a trapito hasta que llegaste a la pubertad.

Shut up, ¡solo era porque me daba frío!

—Y la larva tenía el conejo ese sin ojos y sin orejas, ¿te acuerdas?

—Ni siquiera parecía un conejo... solo porque él le llamaba conejo.

—¿Eire le arrancó las patas? ¿O fui yo? No, no, yo se las arranqué a la rana de Eire.

Eire le arrancó las patas y England intentó cosérselas con una aguja envenenada.

—Ah, sí... Bueno, estamos divagando.

Luxemburgo mira a uno, luego al otro y luego a Bélgica... viajeros los huevos. Desde luego, más claro ni el agua.

—El caso es que France en esa época parecía una niña. Nosotros jugábamos a correr por el bosque y hacer guerras de barro y tirar piedras y saltar por los árboles y nada de eso le gustaba al señoritingo. Pero este... —señala a Gales—. Quería que su papaíto se lo llevara con ellos o algo. O más bien quería ser como France cuando fuera mayor. Así que a la que venía France aún se volvía más insoportable y se ponía completamente de su lado llamándonos bárbaros y cosas así.

—Yo no quería... ¡Ni siquiera sabía que era mi padre! Pero eran bastante bárbaros...

—El caso es que con France eras mil veces más insoportable y fingías que te gustaban todas las idioteces que le gustaban él, como cocinar.

—Ehm... eso, claro...

—Y una vez, le hizo hasta un pastel con piedras y ramas y barro... y unas setas venenosas, que por supuesto France no se quiso comer... pero luego fue England a escondidas, porque pensó que lo había hecho France.

—Y se lo comió entero el muy idiota —Gales se muere de risa.

—Una semana se pasó vomitando.

Luxemburgo levanta las cejas porque... joder con... o sea son como súper bestias este par. Bélgica... es que hasta se siente mal por Inglaterra, lo cual es sumamente raro.

—Oh, venga... en serio, era un grano en el culo y lo merecía —protesta Escocia con esas caras de horror.

—Pero estás hablando de England... pequeñito. Ustedes son... ¡sus hermanos!

—Eeeeh... —Vale, Escocia eres imbécil.

—Buff... —suelta Gales mirando a Escocia

—Bueno, eso no significa que no podamos traer un mensaje de France.

—De hecho, lo traemos —Gales asiente.

—¿Pero porque mentir entonces? —pregunta Luxemburgo.

—Um...

—Porque los británicos no son bien recibidos en esta casa —sonríe Escocia.

—Si así... sin ser los hermanos e England, casi no nos reciben —añade Gales.

Luxemburgo mira a Bélgica que mira a Holanda también de reojo y de vuelta a los británicos. Se aclara la garganta.

—No aprecio los engaños, menos aún de... naciones enemigas.

Holanda frunce el ceño también.

—Solo... solo hemos venido por el mensaje —Escocia levanta las manos.

—Y a conocerlos —añade Gales.

—¿Qué mensaje era? —pregunta Luxemburgo.

—E-Ehm... Quizás deberíamos llevarlos a las mazmorras... —Bélgica se sonroja sin querer hablar del tema pensando que ahora no... es tanto un mensaje de Francia.

—Solo quería saber... Oh, ¡venga ya! —protesta Escocia. Gales... es que se ríe un poquito sin poder evitarlo—. ¿Qué te ríes?

—Te va a mandar al calaboozoooo...

—Y a ti también, estúpido.

—Ya, bueno, que me mande a mí no es gracioso, pero en concreto que te mande a ti es como...

—Es gracioso porque no querías dormir con las pulgas

—Quizás puedan decir algo en su defensa —comenta Bélgica, nerviosa.

—¿Algo cómo qué?

—¡Algo como algo útil!

—¿Vas a mandar al calabozo a dos personas solo porque te han preguntado como quisieras que te pidieran matrimonio?

El sonrojo brillante de Bélgica.

—¿Ese era el mensaje? —pregunta Luxemburgo—. ¿Qué les has dicho?

Se sonroja máaaaas y mira a Escocia un poco suplicante.

—Ehm... una... cosa muy romántica. Una playa, al atardecer —suelta Escocia la primera ridiculez que se le ocurre.

Bélgica traga saliva, agradeciendo que no haya dicho lo que de verdad ha dicho, se mira las manos.

—Un... atardecer en la playa. Oh —repite Luxemburgo valorándolo.

—He-He dicho eso por decir cualquier cosa...

Gales mira a Escocia, por alguna razón, sin creerle del todo.

—Es un poco cliché pero... —Escocia se encoge de hombros también, haciendo equipo con ella.

—I-Igualmente no creo que pase... —Bélgica le mira de reojo y le sonríe un poquito.

—Bueno, todos conocemos a France, tal vez debería decirle algo más complicado, solo para que se joda —sigue el escocés.

—Hmmm... un atardecer en la playa si parece romántico... ¿qué tipo de playa? Quizás ahí puede estar la complicación —apunta Gales.

—Nah, algo así, como... en la luna llena del mes de agosto, en una playa de arena oscura pero fina y luego con un picnic de cena a base de... gambas y pasteles

—Bueno, pero puede ser una playa tuya o suya —insiste Gales.

—O de un país remoto.

—No, no... no quiero que me lleve a las Américas para esto —protesta Bélgica.

—Igual no creo que lo haga, es para joderle —sigue Escocia.

—Bueno, pero esto... la idea es pensárselo bien, ¿no? O sea, realmente pensar que es lo que de verdad le gustaría, no que cosa es fea de decirle para joderle —insiste Gales.

—¿A France? Yo prefiero que se joda.

—Ya, bueno, pero extrapolar es aquí lo que... —Gales carraspea.

—¿Extrapolar? —pregunta Luxemburgo.

—A ti como te gustaría —Gales le mira y sonríe.

—Mmm... Creo que me sentiría muy incómodo si France me pidiera matrimonio a mí.

—Olvídense de France, esto va de como quisieran que alguien se los pidiera... la persona de su vida.

—¿Estás buscando nuevas formas, Cymru? —pregunta Escocia burlón.

Gales hace los ojos en blanco, porque estaba intentando ayudarle.

Ya, pero le pone nervioso.

—Quizás sí.

—¿Nuevas formas? —pregunta Luxemburgo

—De pedir a alguien que se case... —Gales se aclara la garganta.

—¿Las coleccionas?

—N-No. Parece, pero no —responde Gales sonrojándose un poco—. He tenido algunas... situaciones en las que... me han dicho que no, pero...

—Ochenta y siete —añade Escocia.

—De verdad, te recomiendo que... cierres la boca —protesta Gales.

El escocés se ríe.

—No te rías —vuelve a protestar, haciendo los ojos en blanco.

—Vale, vale —levanta las manos.

—Vamos a decir que se lo pedí a la persona incorrecta —sentencia Gales —. Más misterio aún...

—Es decir... France. Fin del misterio —resume Escocia. Gales le FULMINA.

—¿Le pediste matrimonio a France ochenta y siete veces? —pregunta Luxemburgo.

—Por supuesto que NO —Gales aprieta los ojos.

—Algunas de esas veces no llegó a hacerlo, yo cuento también las que iba a hacerlo, pero France le interrumpió.

—En serio, Alba... sé que esto a ti te parece absurdamente divertido, pero...

Bélgica mira a Gales con el ceño fruncido

—¿Crees que a ellos no?

—Pues no parece hacerles ninguna gracia, como a mí. Fue un estúpido error hacerlo y lamento haberlo intentado... igualmente el mundo es de los que lo intentan.

—Bueno, cierta gracia sí tiene —confiesa Luxemburgo.

—Oh, vaya, ¿la tiene?

—Parece una buena historia.

—Es... una de esas historias de las que no te puedes deshacer jamás...

—Pero ¿cuándo es que le pediste eso a France? —pregunta Bélgica. Gales piensa que probablemente ahora en algún sitio esté pidiéndoselo. Suspira.

—Ehm... olvídalo, ¿Qué pasa con la cena? —interrumpe Escocia.

—Ah, voy a ver a la cocina —Bélgica se levanta porque lo había olvidado.

—Voy contigo —se levanta, por costumbre.

Gales sonríe de lado con eso y Bélgica se sonroja un poquito, porque otra vez la familiaridad... que no le molesta del todo.

—¿Por? —pregunta Holanda a Escocia que parpadea un poco porque no sabía que... necesitaba una razón.

—E-Ehm... déjale si quiere ayudarme —protesta un poco Bélgica—. Que nadie parece estar muy por la labor más que el pelirrojo.