El Ascenso de un Científico Loco
¡Descubriré como funciona el mundo!
Inicio de las Clases
"Pensé que te perderías la ceremonia de avance, hermanito" me saludó Justus apenas llegué a la sala común.
"Lady Rozemyne no lo permitió. Dijo que era importante que estuviera presente" expliqué frotando mi frente "insistió en que ya se había recuperado y me apuró a venir."
"Ferdinand, ¿Cómo está mi hermanita?" me preguntó Lord Sylvester.
"Yo también quiero saber cómo está nuestra hermana, Sylvester. Pero ahora es momento de partir. Estoy segura de que Ferdinand nos lo contará más tarde" interrumpió Georgine antes de mirarme con severidad, "qué Justus te explique más tarde las reglas del dormitorio, por ahora solo recuerda que Eisenreich tiene el sexto puesto."
Asentí y me coloqué en mi lugar antes de partir fuera del dormitorio.
Por alguna razón sentí como si estuviera de regreso en una escuela de Japón cuando un erudito dio un discurso sobre la importancia de buscar a Mestionora y Duldsetzen en estos momentos donde Angriff extendía su dominio sobre todo el país. Lo que dijo me recordó un poco a la profecía de Rozemyne. Justus a mi lado me susurro qué se refería a no descuidar los estudios durante la guerra civil. Agradecí a mi hermano y seguí escuchando el discurso. Madre y padre se habían asegurado de meterme los eufemismos y sus significados en la cabeza para evitar que me insultaran sin que me diera cuenta, aun así, Justus me explicaría el significado para asegurarse de que lo entendiera de manera correcta.
Cuando terminó el discurso nos dividimos por estatus y fuimos a la reunión de confraternidad. Aquellos que servían a la casa archiducal y sus señores estaban en la academia, irían con ellos. No todos, solo algunos.
Tres caballeros, un erudito y un asistente.
Gracias a que Justus no tenía un lord y la lady de Gudrun aun no ingresaba a la academia, se quedaron junto a mí. Entramos por orden y nos sentamos en grandes mesas las cuales estaban marcadas con un número. No entendía bien que estaba pasando, solo observaba como más y más niños con capas de diferentes colores iban entrando, acomodándose en ciertas áreas del salón y tomando asientos en mesas donde se marcaba el rango y nombre de los Ducados.
"Esto es una formalidad, te lo explicaré a detalle más tarde" me murmuró mi hermana, antes de ponerse de pie.
Gudrun miró atrás antes de ir a ofrecer los saludos a los nobles, llevando consigo a todos sus compañeros de grado, unos veinte archinobles tal vez.
"El primer ducado, los que usan capas rojas son Klassenberg." Me informó Justus mediante una herramienta de evita de escuchas "Observa con atención Ferdinand. Como estamos en guerra, el orden de los ducados no ha cambiado desde hace algunos años, así que hay mucha tensión por parte de los ducados de las facciones rivales."
"Ellos no parecen hostiles a nuestra hermana" señalé.
"No es un secreto que hay hijos reales ocultos como candidatos a archiduque en Eisenreich. Nuestro ducado originalmente mantendría a salvo y ocultos a los príncipes y princesas, sin embargo, solo el tercer príncipe envió a sus hijos. ¿Entiendes esa implicación? Aunque deberíamos ser un ducado neutral, pertenecemos a la facción del tercer príncipe, aun si ahora es el quinto príncipe quien la dirige."
"¿Quiénes son el segundo ducado?"
"Werkerstock. Pertenecen a la facción del cuarto príncipe …también son amables porque no saben si el difunto primer príncipe envió a algunos de su hijos a Eisenreich."
"Entonces ¿Rozemyne…?"
"Ella es una princesa oculta. Su identidad se mantiene bajo el sudario de Verbergen y hay muchos rumores alrededor de su origen. Algunos piensan que su nombre también fue cambiado"
Recordé el momento en que firmó el contrato. Si su nombre real era otro, tenía sentido que hubiera dudado al firmar.
"Un rumor cuenta que ella ni siquiera es una princesa soberana, sino que es hija de alguno de los príncipes y que su madre es una doncella del santuario. Básicamente la hija de una amante" lo pensó un momento antes de hablar, como si eligiera entre los tantos secretos que rondaban alrededor de Lady Rozemyne "pero el rumor que parece ser el más cercano a la realidad es que en realidad si es hija de Aub", me miró, "la hija de lord Adelbert y una princesa. Pero otra vez, nadie lo sabe" me explicó.
Considerando el color de su cabello y ojos, esa parecía ser la verdad. Por lo que sabía, el maná estaba determinado por la madre, así que si ella era hija de una princesa, había otro motivo para que intentaran deshacerse de ella. Es posible que quien usaba a Lady Rozemyne como profeta, lo hubiera hecho para que fuera conocida incluso antes de su bautizo y no pudieran eliminarla en secreto. De algún modo, eso tuvo más sentido para mí, pero aún me faltaba información.
Antes de darnos cuenta Gudrun había terminado los saludos, por lo cual mi hermano se apresuró a explicarme que ducados estaban aun sobre nosotros antes de que los nobles vinieran a ofrecernos sus propios saludos.
Ahrensbach ocupaba el tercer puesto, Hauchletzte el cuarto y Dunkelfelger el quinto. Al igual que Eisenreich, ellos se mantenían neutrales, sin embargo su princesa se había comprometido con el quinto príncipe antes de que la guerra entre él y el cuarto príncipe estallara. Según Justus, el compromiso no garantizaba el apoyo de la espada de Zent al quinto príncipe, pero había rumores sobre intentos de asesinato a su prometida. No sabían cuánto tiempo más Aub Dunkelfelger lo ignoraría, en principio porque con Lady Magdalena ahora en quinto, era posible que se intensificaran los intentos para deshacerse de ella el próximo año. Antes de su graduación.
Antes de que Ventuchte dé dos giros a su tela, Angriff se retirará. Las palabras de Rozemyne volvieron a mi mente, dos giros de su tela. Dos años. Angriff se retirará. La guerra civil terminará… ¿Cómo nadie podía saber eso…?
Le habría dado más vueltas a las palabras de Milady, pero no pude. Mis hermanos habían comenzado a comportarse extraño en cuanto Gudrun tomó asiento en una de las esquinas del frente, delante de Justus y al lado mío.
"¿Lista para el desfile de mosquitos, hermana?"
"¡Por favor, Justus, no empieces!" suspiró nuestra hermana.
Casi de inmediato un pelirrojo de aspecto altivo se acercó a nuestra mesa acompañado del resto de sus compañeros de año, dando un saludo y presentándose como Leberecht de Frenbeltag y al resto de sus compañeros de sexto año.
"Veo que Geduldh y Efflorelume se esfuerzan en darle sus bendiciones como cada año, Lady Gudrun. Mi maná se descontrola cada año de solo pensar en que Ventuchte cruce nuestros hilos una vez más bajo las protecciones de Mestionora y Erwachlehren."
Era demasiado difícil no voltear a ver a Justus para pedirle una explicación. Si bien no estaba tan versado en los Eufemismos nobles todavía… ¿No era ese un coqueteo descarado?
"No sé si sentirme halagada o intimidada por la flama de Brennwarme, Lord Leberecht" respondió mi hermana con una risita divertida y mal disimulada "me pregunto si está atraído por las bendiciones que no para de mencionar desde el año pasado o solo se debe a que Verbergen se ha negado aún a revelar a mi futura Lady."
"¡Por supuesto que yo tengo un…!"
"¿Una enorme necesidad de servir en los cielos? No lo dudo ni por un instante, milord. Debo sugerirle entonces que sea precavido. Así como podría servir a la pareja suprema en un futuro, también podría encontrar que su camino ha sido guiado por ordonannz perdidos, enviados por la misma Chaosfliehe. ¿Qué hará entonces si Verdräos lo confunde y termina subiendo la altísima escalera bajo el filo de su espada?"
El cuello y parte de la nariz del pelirrojo no tardaron en teñirse de rojo. Después, el joven pareció recomponerse, reajustando su porte y sonriendo de una forma que me descolocó por completo.
"Lady Gudrun, usted también debería tener cuidado, no sea que las diosas le abandonen, Bluanfah la excluya de su danza y Liebeskuhilfe encuentre su hilo carente de color. Quizás Schlaftraum le ayude esta noche para reconsiderar su posición, mientras tanto, hasta que nuestros hilos se vuelvan a cruzar."
La delegación de Frenbeltag pasó a su mesa y yo pude mirar a mis hermanos con curiosidad. Justus portaba una sonrisa estúpida y divertida que parecía incapaz de contener.
"Querida hermana, ¿puedes aguantar que te sigan cortejando? Si no es así, avísame cuando te canses de aplastar insectos y te suplantare con alegría. Tenemos la misma estatura ahora, deberías aprovechar."
"¿Y permitir que más ordonannz se extravíen con malas intenciones? Mejor deja de decir tonterías y concéntrate en tu trabajo, Justus. ¡Qué bochornoso!"
Nuestra hermana no pudo terminar de lamentarse cuando la siguiente delegación de casi adultos ya se encontraba sobre nosotros.
Uno tras otro, la mayoría de los Ducados medios parecían tener a alguien interesado en Gudrun. Por si esto no fuera suficientemente incómodo, Justus no paraba de hacer comentarios burlones sobre cada uno de los siguientes pretendientes o de soltar pedazos desagradables de su risa nasal cuando alguno osaba tardar más de lo que la etiqueta permitía.
Que bien que no soy una dama. No podría soportar a tantos hombres descarados en mi primer día de escuela.
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Cuando todo terminó al fin, estaba agotado. Solo quería tirarme en mi dormitorio, el cual debería estar preparado ahora, y descansar. Me saltaría la cena y me despertaría temprano para estudiar, pero tan pronto como pase la puerta fui arrastrado a un salón de té. Me encogí de miedo ante la presión conjunta de tres candidatos a archiduque sobre mí.
Literalmente sobre mí.
"Lady Georgine, ¿cómo esperan que mi hermano hable si lo están aplastando con su maná?" Gudrun llegó a salvarme "entiendo que están preocupados por su hermana menor, pero enviaran a mi hermanito a las alturas si no se controlan"
"¿Qué…? ah" lady Georgine fue la primera en componerse "lo lamento, Ferdinand. Pero padre nos contó el estado en que encontró a Rozemyne."
"No puedo creer que nuestra hermana haya seguido adelante con el concierto y menos la bendición ridícula que dio…" lady Constance se lamentó "¿no tiene sentido de la autoconservación?"
Yo también quiero saber eso.
"Así que era cierto que también trataste de evitar que siguiera adelante" Lady Georgine habló, tomándome desprevenido "necesitas entrenar más. Tu rostro delata tus pensamientos" me señaló sentándose ahora en su silla. Sentí como el calor se acumulaba en mis orejas
"Si intenté detenerla, pero ella es mi señora. Si me lo ordena, no puedo frenarla" eso pareció sorprenderlos porque se miraron entre si antes de mirarme de nuevo.
"Ferdinand, entiendo que pienses eso porque hasta tus diez años fuiste un sacerdote, pero hay una razón por la cual siempre tenemos asistentes que son hijos de antiguos candidatos a archiduque." Me explicó Lady Georgine con paciencia "Que seas nuestro primo te autoriza a frenarla cuando comience a salirse de control. ¿Cómo piensas que podrían mantener a mi hermano estudiando si con una orden se librara de sus obligaciones?"
Asentí a sus palabras aunque era un poco más complicado para mí, dados mis orígenes.
Me preguntaron un poco más sobre el estado de lady Rozemyne y cuando no tuve nada más que reportar, me dejaron libre. Joseph, el asistente adulto que había traído conmigo era hijo de un candidato a archiduque de hace dos generaciones, y mi primo.
Me regañó por dejarme caer a la cama sin cambiarme y me hizo ponerme ropa de alcoba. Le dije que no cenaría y me dormí. Estaba agotado.
Me levanté alrededor del momento en que el día cambiaba de fecha y me puse a repasar las guías de estudio que Justus me prestó. Cuando sonó la primera campanada, de nuevo fui regañado por Joseph.
"Como tu asistente, es mi deber ayudarte. Tu horario afecta mi horario. Si tenías la intención de levantarte temprano, debiste avisarme."
"Lo lamentó" me disculpé.
Esto de tener asistentes… o ser uno es un verdadero dolor de cabeza.
Las clases para hoy eran matemáticas, teología y por la tarde compresión de maná. Cómo antiguo científico e investigador, las matemáticas me resultaban fáciles, así que me concentré en la teología. Tenía memoria eidética, pero incluso si no la tuviera, a estas alturas conocería la biblia de memoria. Lady Rozemyne a menudo me hacia leerla para ella, en especial cuando comparaba las traducciones más actuales con las de su propia biblia. De alguna manera me había versado en el idioma antiguo sin darme cuenta.
La clase que me preocupaba un poco era las relacionadas con el maná.
Hasta ahora solo había llenado feystone hasta que se reventaban para controlar mis fiebres y desde que entré al templo, había usado mi maná para alimentar a los dioses.
Aunque si se parece en algo a usar una highbeast debería estar bien…
Bajé al comedor donde tomé un desayuno carente de sabor.
¿Debería regresar unas semanas antes de la ceremonia de dedicación? Lady Rozemyne siempre puede necesitar ayuda con las preparaciones. Esto no es en modo alguna una excusa para comer cosas que si tienen sabor.
Nos dividieron por grados para las clases escritas, así que me encontré sentado en el auditorio junto al resto de mis compañeros. Cada vez que intenté averiguar cuantos eran, perdía la cuenta. Aunque estaba muy seguro de que éramos alrededor de cien alumnos, o más.
El maestro comenzó explicando como funcionaba la Academia Real, el funcionamiento de la biblioteca, el uso de las zonas de recolección y de los campos de ditter entre otras cosas. También dijo que muchos aprobaban los exámenes al primer día.
Sobre la biblioteca, debería contratar laynobles para copiar textos para Lady Rozemyne durante mi ausencia.
El maestro indicó que el examen estaba por iniciar y comenzó a dictar las preguntas. Las ecuaciones eran tan sencillas qué me encontré respondiendo antes de que él terminara de dictar.
"Profesor, Lord Ferdinand de Eisenreich no está respondiendo su examen." Dijo alguien.
"Lord Ferdinand, ¿puede explicarse?"
"Seguro que esto es mucho para un sacerdote" se río otro compañero en voz baja.
No sabia que mi estado como antiguo sacerdote era conocido fuera de Eisenreich.
¿Cómo Eisenreich…
De repente me sentía de vuelta en la secundaria. Sentí como una sonrisa de frustración tiró de la comisura de mis labios. Shuu la llamaba sonrisa del rey demonio, pero por alguna razón algunas damas qué me observaban se sonrojaron.
"Disculpe, profesor. Ya he terminado mi examen, solo esperaba a mis compañeros para entregarlo."
"Se lo recibiré ahora."
Me levanté de mi asiento y caminé hasta el profesor mientras sentía las miradas de mis compañeros. Las ignoré al entregar mi examen. No era la primera vez que susurraban a mi espalda, no en esta vida y en definitiva no al cuestionar mis conocimientos.
"Todo es correcto. Aprueba, Lord Ferdinand."
"Profesor, ¿es correcto acreditarlo? Pudo haber hecho trampa" cuestiono algún estudiante.
"Si le repito el examen, ¿se calmarán?" preguntó el profesor y pude escuchar exasperación en su tono.
Cuando las voces se alzaron diciendo que aceptarían mi calificación si el profesor me vigilaba ya qué yo era un sacerdote y seguro estaba haciendo trampa, el maestro los hizo callar y ordenó a todos volver a sus propios exámenes al tiempo que me daba un nuevo pergamino donde ya se encontraban varias ecuaciones.
El segundo examen fue más complicado que el primero, pero seguía siendo muy sencillo para mi. Quise demorar un poco, pero termine demasiado rápido y con el maestro vigilándome tampoco pude hacerme el tonto.
"Todo es correcto. Aprueba, Lord Ferdinand" anunció el profesor y me permitió volver a mi lugar.
Necesitarías enviar una carta a madre, estaba llamando mucho la atención con mi estado de antiguo sacerdote revelado y no sabia como corregir la situación.
Cuando el examen finalizó me sorprendió que menos del 50% de los estudiantes aprobaran el examen de matemáticas.
El profesor debió advertir al siguiente del drama qué algunos estudiantes hicieron a mi alrededor porque me llamó a su escritorio para hacer el examen.
¡Esto es vergonzoso!
Esperé a terminar de copiar las preguntas antes de contestar, siempre con la desagradable sensación de varios pares de ojos vigilando cada uno de mis movimientos. Antes de darme cuenta, demasiado concentrado en ignorar a los otros o al menos simular que no me afectaba, terminé el examen. Cuando levanté la mano y el rostro para avisar que tenía todo contestado, me encontré con que uno de los profesores me estuvo observando en todo momento, haciéndome una seña de entendimiento sin dejarme hablar.
"Todo es correcto. Aprueba, Lord Ferdinand."
Pedí permiso para retirarme y escapé al dormitorio de Eisenreich.
Una vez en la comodidad de mi habitación, escribí una carta y se la di al caballero qué custodiaba la sala de tele transporte. Las cartas se enviarían durante la noche. Esperaba tener una respuesta pronto.
"Milord" habló mi asistente adulto, Joseph, conforme regresábamos al dormitorio "ya que volvió tan pronto, ¿desea que se le sirva la comida o prefiere esperar al resto de sus compañeros?"
"Lo lamento, Joseph, pero no tengo apetito. Preferiría descansar en mi alcoba hasta que sea hora de mi siguiente clase." Y era verdad, el drama que había sido estas últimas dos clases me había cerrado el estómago con llave y doble candado.
Tampoco es como que me perdiera de mucho.
De vuelta en mi cuarto, me quité la camisa para que no se arrugara y me dejé caer en la cama.
Debí haberme quedado dormido porque mi primo me apuro para arreglarme y partir a las clases de la tarde.
Tuve que correr, pero llegué a tiempo al salón designado.
Los profesores nos explicaron que era la compresión y cuáles eran los métodos que ellos empleaban para comprimir. En ese momento me di cuenta, por primera vez en mi vida, que había estado comprimiendo mi maná desde que mis recuerdos regresaron.
Es posible que mis padres supieran que tenía maná. Uno de mis primeros recuerdos con mi papá era el dándome una feystone y diciéndome que empujara el calor.
No recuerdo la profesión de papá, pero es posible que trabajara con nobles.
Recuerdo a mamá diciéndome que el calor que intentaba devorarme solo se podía controlar cuando lo dejaba salir en las feystone. Después, cuando mis recuerdos como Tetsuo surgieron, mi primer instinto fue guardarlo. No había reunido suficientes feystone para todo el invierno, por lo que pensé que debía guardarlo para tirarlo después, como cuando guardaba alguna basura para tirarlo en casa o en los botes de basura de la escuela. Preferí comenzar a guardar el calor para aprovechar la carne y el pelaje de los shumil y los zantzes hasta que mi mochila metafórica se llenara, entonces podía vaciarla antes de volver a guardar el calor.
Eso explica porque tengo tanto maná…
Había pasado un año desde la última vez que tuve que guardar mi maná, pero aún recuerdo la sensación.
Si puedo, me gustaría crear otro método de compresión, quizá algo inspirado en mis días como Tetsuo.
En el laboratorio había varios procesos de destilación, alguno me puede servir.
Mientras me encontraba analizando los distintos tipos de procesos qué podía usar para crear un método de compresión, me perdí el momento en el que me llamaron. Cuando levanté la vista vi a una mujer de cabello negro y ojos púrpuras usando un monóculo, la cuál me observaba divertida.
"Sus hermanos me advirtieron qué tenía el mal hábito de perderse en sus pensamientos cuando tenía una idea, Lord Ferdinand."
"Lo lamento, profesora. Estaba pensando en los métodos de compresión, quería diseñar uno…"
"Sí, es importante encontrar un método que funcione," me interrumpió "¿pensó en algo?" Asentí con la cabeza sin atreverme a hablar. Otra vez era el centro de atención "Bien, pruébelo."
La profesora me guio al frente del salón y colocó una especie de reloj en mi muñeca, mismo que se ajustó hasta quedarme perfecto "Muy bien, comience cuando esté listo."
Por lo pronto, imaginé un proceso sencillo de condensación. Visualicé mi maná como vapor. Las sustancias gaseosas se expanden por todo el contenedor, necesito volverlo a un estado líquido para hacer espacio. Me concentré en dilucidar los equipos necesarios para enfriar el vapor y convertirlo en un líquido. El vapor pronto cambió su estado y sentí todo el espacio libre dentro del contenedor. Cuando abrí los ojos la maestra me miraba con una mezcla de curiosidad y orgullo.
"Muy bien, Lord Ferdinand, si…"
"De seguro no pudo pensar en nada."
"Un antiguo sacerdote bautizado como archinoble. Ya puedo verlo fallando todas sus clases prácticas."
"¿No sería mejor que hiciera sus prácticas junto a los mednobles o laynobles?"
"Seguramente necesitarán degradarlo. ¿En qué pensaban sus padres al traerlo como un hijo noble?"
"Escuché que la más joven de los hijos de Aub Eisenreich vive en el templo porque tiene mucho maná y siempre rompe sus herramientas mágicas." Comentó una voz que llamó más mi atención.
"¿Cuánto a que se aprovechó de la niña para entrar en la sociedad noble? Debió convencerla para ordenar a sus padres bautizarlo."
Sentí el calor del maná crecer dentro de mí, hirviendo hasta volverse de nuevo un gas que amenazaba con explotar.
Una cosa era que hablaran de mí, pero estaban hablando de mi familia y mi señora. Sonreí tratando de controlarme. Escuché a la profesora hablar con otro maestro, pero no entendí sus palabras.
"Es cierto que soy un sacerdote bautizado como noble," dije elevando mi voz con una enorme sonrisa que ocultara mi furia, no les daría el gusto "pero yo no pedí volver a la sociedad noble. Me gustaba la vida en el templo. Podía dedicarme solo a las cosas que me gustan cómo tocar el harspiel, leer la biblia y estudiar sobre plantas medicinales. Mi señora me arrastró a esta sociedad contra mi voluntad, pero le estoy agradecido. Descubrí otras cosas que me gustan y ahora puedo experimentar con ellas."
Todos se quedaron callados cuando dije que fui arrastrado contra mi voluntad. Respiré hondo y profundicé mi sonrisa "Sin embargo mi señora fue considerada con mis deseos y me nombró Sumo Sacerdote del templo."
"Ya, ya. ¡Es suficiente!" Interrumpió una profesora "Ese tipo de vida suena maravillosa. ¡qué dicha sería si pudiera dedicarme a Kuntzeal!"
"Es cierto." Respondió ahora un profesor "Me encantaría una vida bajo la protección de Mestionora."
"Con la bendición de Leidenschaft, jugaría Ditter todos los días." Se sumó un profesor más.
"Todo eso suena maravilloso" continúo la profesora de cabello negro "Pero por lo pronto, será mejor que se calme, Lord Ferdinand. Ya volvió polvo de oro el medidor, si no controla su maná comenzará a aplastar a sus compañeros por accidente."
Me giré a verla solo para notar como mi mano y muñeca estaban dentro de una bolsa de cuero. Cuando me asomé al contenido, pude observar como el resto de la herramienta mágica se convertía en polvo dorado. Me apresuré y regresé el maná a la mochila. Estaba más acostumbrado a ese método y era más rápido que enfriar un vapor "No se salte la cena, por favor, Lord Ferdinand." Me murmuró la maestra con el monóculo "hablaré con usted durante ese tiempo."
¡Oh, no! ¡Esta vez si que metí la pata hasta el fondo!
Quería cubrir mi rostro y salir huyendo, pero ese no era un comportamiento digno de un archinoble y, tal como me explicaran mis hermanos al llegar, al tener una señora a la que servir, mi desempeño era un reflejo de ella misma.
Cómo pude me tragué la vergüenza, caminé hacia la puerta despacio y esperé. Lo único bueno de todo, es que está era la última clase del día.
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Sopa insípida, verduras tan blandas que parecen un puré de lo más carente de sabor y… Lady Rozemyne, por favor apiádese de nosotros y úsenos cómo conejillos de indias con sus recetas.
Levanté un trocito de carne con mi tenedor, inspeccionándolo aburrido, con la vaga esperanza de que supiera mejor como por arte de magia.
'¿Sabría mejor si le inyecto maná?' pensé en broma antes de suspirar derrotado y meterme ese pedazo a la boca, bajando el tenedor para comenzar a pasear un pedazo de mehren por mi plato, observando cuánto alcanzaba a llegar entero al otro lado.
"¡Y pensar que no es algo que mejore!" dijo una voz a mi lado.
Mi cuerpo se tensó en automático. Enderecé mi postura y comencé a meterme comida a la boca ignorando la carencia de sabores, deteniéndome en cuanto escuché a la persona a mi lado reír.
"¿Profesora… Hirschur?"
Menos mal que le pregunté el nombre de la profesora a Joseph en cuanto llegué o estaría metido en más problemas. Aunque no estaba seguro si podía meterme en más, no cuando la mujer parecía estar diseccionándome con la pura mirada.
"Lord Ferdinand. Apenas un día en la Academia Real y ya es toda una celebridad. Me preguntó si acumular la mayor cantidad de chismes a su alrededor antes de terminarse el primer día de asistencia será su único logro."
La miré tratando de no demostrar cuan cansado estaba de la situación o que tan frustrado ante su comentario cargado de verdad, sin embargo, no encontré burla ni desprecio en su rostro, solo una sonrisa amable y sincera que parecía casi maternal.
"He escuchado un poco de sus… circunstancias especiales. Debo admitir que eso me tiene sin cuidado, así que no se preocupe. Soy la supervisora de su dormitorio, carezco de una facción y mi único interés real son mis investigaciones. ¿Lo entiende?"
Mis ojos se abrieron, mis labios se curaron en una pequeña sonrisa y la sensación de estar viviendo un deja vú me sacudió entero.
Hacía mucho tiempo, cuando aún era Tetsuo, maestros de las diferentes escuelas a las que asistí me ofrecieron su apoyo a causa de mi intelecto y mi facilidad para aprender. Además de Shuu, nunca pude hacer amigos de mi edad. No era algo que me interesara. Mi amistad con mis profesores era más una sincera relación entre mentor y pupilo. En cada escuela, en casa ocasión, lo único que en verdad me motivaba a forjar algún tipo de vínculo fuera de casa era la promesa de más conocimientos, más investigaciones, más cosas por descubrir. Mis maestros lideraban el camino para mí, me nutrían con sus propias inquietudes, hallazgos y conocimientos, algunos incluso con sus propios contactos… y pronto era mi turno de adelantarlos y seguir sin ellos, en los mejores casos, terminaba debatiendo mis hallazgos e ideas nuevas con ellos en alguna reunión académica. No tenía idea de cuánto había añorado aquellas experiencias hasta que escuché su insinuación y la vi sonreír para mí.
'Tengo un mundo nuevo que ofrecerte, ¿qué me darás tú a cambio?' parecía decirme con su actitud y sus palabras.
Asentí, comiendo un poco más para que Joseph tuviera una cosa menos que reportarles a mis padres, bebí un poco de agua y devolví mi atención a la profesora Hirschur.
"¿Hay algún interés que pueda ayudarla a indagar?" dije de inmediato. Mi respuesta fue rápida también. Una sonrisa complaciente y un brillo en los ojos digno de cualquier investigador de renombre al hacer un gran hallazgo.
"Además de prometerme que vendrá a hacer todas sus comidas, a pesar de que los platillos no parecen impresionarlo, me gustaría discutir con usted sobre sus impresiones de este primer día de clases y el método de compresión que ideó hace un rato. El medidor de maná indicó una compresión de más del 65%, lo cual es poco usual en alumnos de primer año."
Traté de no sonrojarme, pero podía sentir mis orejas calentarse. El leve vistazo de la maestra a mis orejas me confirmó que, de hecho, estaban rojas.
"Prometo tomar todas mis comidas sin falta, profesora."
La mujer sonrió complacida, llevándose un par de cucharadas de sopa a la boca antes de devolver su atención a mí.
"Escuché que terminó sus exámenes de la mañana en tiempo récord. El profesor de matemáticas estaba maravillado de que incluso terminará tan rápido un examen aún más difícil."
'¿En serio? Sumas y restas de dos dígitos son casi tan sencillos como hacer ecuaciones compuestas de suma y resta.'
"Suelo ayudar a Milady a llevar el Templo y a negociar con los comerciantes. Supongo que solo estoy acostumbrado." Dije evitando entrar en detalles de lo sencillo que me parecían sus pruebas. Me habría sentido menos decepcionado de encontrar problemas de multiplicación, división, raíces cuadradas y potencias, pero no. Las matemáticas en este mundo parecen bastante atrasadas.
"Entiendo. ¿Qué hay sobre su sistema de compresión de maná? Creo que puede explicármelo mientras terminamos de cenar."
Sonreír. '¿Cuándo fue la última vez que hablé de una idea o hallazgo nuevo sobre la mesa?' no podía sentirme más entusiasmado, explicando y debatiendo con la profesora entre bocado y bocado.
Para cuando terminamos de comentar los pros y los contras ya no quedaba comida alguna en nuestros platos y Hirschur parecía satisfecha.
La profesora me despeinó un poco el cabello comentando que yo era un buen chico, uno muy interesante y luego se puso en pie.
"Espero que todos hayan terminado de cenar porque es hora de hacer una pequeña revisión del día." Anunció Hirschur con su voz amplificada.
Todas las conversaciones en el comedor murieron en ese momento y la atención de todos se centró en la profesora. '¿Revisión del día?'
"Como su supervisora de dormitorio, me siento muy orgullosa de poder felicitarlos. Muchos lograron pasar los exámenes de hoy de manera satisfactoria en alguna de sus materias. Estaré dando pequeñas tutorías a partir de mañana en…"
'¿Dijo supervisora de dormitorio?... En serio, si pensé que no podía arruinarlo más, estaba completamente equivocado.' Fue lo último que pensé antes de que la profesora me diera un ligero golpecito en el hombro para seguir hablando sobre los horarios de tutoría en ciertas materias y la importancia de una buena alimentación y un descanso adecuado en nuestro desarrollo. Supongo que lo podía esperar que nos dejarán solo bajo la supervisión de los asistentes adultos, ¿cierto?
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Notas de la Autora:
Estamos desarrollando está historia más rápido que Steiferise, así que decidimos que los martes también es un buen día para actualizar, jejejejeje.
¿Y qué les ha parecido el primer día de Ferdinand en la Academia Real? ¿Esperaban algo de esto?
Recuerden que nosotras estaremos felices de recibir comentarios de ustedes. Muchas gracias si han llegado hasta aquí y nos leemos el jueves.
SARABA
