Capítulo V:


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MIENTRAS LLORAS

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¿Qué le pasó a Sakura?

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―¿Qué le paso a Sakura? Konan― Volvió a chillar Rin dando vueltas en círculos por el living.

Konan clavo los ojos en el suelo de la sala si seguía viendo a su hermana mayor acabaría mareada, apretó su cabeza con ambas manos. Le dolía tanto que en cualquier momento vomitaría nada porque no había comido nada en todo el día. Era sábado a las ocho de la noche y su pequeña hermana aún no aparecía. Sabía que había sido mala idea haberla llevado a la fiesta de fin de curso que se organizo en la lujosa casa de Itachi Uchiha.

Pero no había sido su culpa.

―Es tu hermana menor― Volvió a chillar Rin y escucho el sollozo de Matsuri a su lado.

Rin se creía su madre por ser la mayor de las cuatro. En realidad la culpa la había tenido su madre, ella no quería llevar a Sakura a la fiesta pero la pelirrosa le había insistido a su madre alegando que Sasuke Uchiha el dueño de la casa la había invitado y Hikari Haruno no pasaría la oportunidad de ennoviar a otra de sus hijas con uno de los hijos de las familias más poderosas y adineradas de Konoha.

―Llama a Pain a ver si esta con Naruto. Yo voy a llamar a Óbito a ver si esta con Sasuke― Ordenó la castaña mayor tomando el móvil de encima de la mesita ratona.

Matsuri se mantenía callada sentada en uno de los sillones de la sala pero no paraba de gimotear y llorar.

―No esta con Naruto― Susurro Konan, Rin la miro con el ceño fruncido ―Yo dormí allí y no la vi al despertarme― Aclaro y escucho el bufido de su hermana mayor.

Konan sabía que algo muy malo le había pasado a su pequeña hermana pero no lograba recordar que.

―Sakura solo tiene quince años. Tu tienes dieciocho― Reprochó y Konan quiso gritarle que ella solo tenía veintitrés y no tenía derecho a hablarle de ese modo porque no era su madre por más que quisiera dárselas de adulta ―Debes cuidar de ella― La reto.

Pain había pasado la noche anterior junto a Naruto a buscarlas en su coche. Hikari la habían obligado a llevar a Sakura con ellos y Konan no quiso contradecirla, ya bastante se había enojado cuando le contó que salía con Pain Uzumaki, el vecino drogadicto y lleno de piercing como solía decirle su madre.

―Si no llega en una hora llamare a Kakashi y haremos la denuncia― Volvió a hablar Rin preocupada.

Konan rodó los ojos fastidiada, desde que había ingresado a la academia de policías no paraba de hablar de ese tal Kakashi.

La puerta se abrió en ese momento.

―Sakura― Grito Matsuri y corrió a abrazar a su hermana mayor.

La pelirrosa sonrió apretando el pequeño cuerpo de la hermana mas pequeña. Rin la miro furiosa y Konan agradeció que Sakura haya aparecido. La noche anterior aún la tenía confusa.

―¿Dónde estabas?― Chillo Rin.

―No me grites― La reto la de ojos verdes ―Me quede dormida en lo de Ino y se me descargo el móvil― Explicó y Rin respiro profundo antes de abrazarla, Sakura sonrió ―Me iré a dar una ducha―

Konan la observo subir las escaleras a paso lento, llevaba el mismo vestido que la noche anterior y su largo cabello todo enmarañado y húmedo. Konan supo que algo muy malo le había pasado la noche anterior a su hermana menor.

―Da las gracias que apareció― Dijo Rin a su lado.

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―Sakura― La llamo acostada en su cama, su hermana se encontraba arropada en la cama de enfrente ―¿Estás bien?―

La escucho rechistar por lo bajo.

―Bien―

Sakura se había duchado y metido entre las cobijas y no se había movido de allí por horas. Sabía que no era la resaca, era lo que le habían echo la noche anterior.

¿Pero que le había echo? ¿Qué carajos había pasado en la fiesta de Itachi Uchiha? ¿Y porque carajos ella no lograba recordar nada?

―Sakura ¿Qué pasó anoche? ― Pregunto clavando sus ojos en él techo, la habitación estaba en una semi oscuridad.

―No paso nada. Ya duérmete― Contesto de mala gana.

Konan quiso seguirle preguntando pero la pelirrosa se volteo mirando la pared y dándole la espalda y supo que por más que preguntara ella no iba a decir nada.

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A la mañana siguiente Sakura despertó muy temprano, sus hermanas aún dormían y su madre había llegado de la guardia - era enfermera en el hospital de Konoha- hacia unas horas directo a ducharse y dormir. Sakura se baño unas cuatro veces antes de salir de su casa. Hacía mucho frío a esa hora a pesar de estar en primavera. En marzo, en poco más de una semana cumpliría dieciséis.

Camino despacio hasta la farmacia y se tomo aquella pastilla blanca con una lata de coca cola en el parque a unas cuadras de su casa. No noto su presencia hasta que él se sentó a su lado y apoyo su mano sobre la de ella.

―Sakura― La saludó.

―Sasori―

―¿Todo bien?― Susurro el pelirrojo.

Él sabía que todo estaba bien después de todo fue con él que Sakura paso todo el día del sábado. Sabía que estaba todo bien sino Sakura no estaría allí un domingo a las ocho de la mañana. Estaría en la jefatura de policía haciéndoles la denuncia a todos.

―Si, todo bien― Dijo de mala gana levantándose de la banca, Sasori la siguió de cerca ―No voy a decir nada si viniste a eso― Comentó encarándolo.

El pelirrojo metió las manos en su chaqueta y sacó una pequeña bolsa blanca. Sakura había visto esa droga un par de veces en las fiestas. Jamás se había animado a probarla.

―Con esto estarás mejor― Dijo dejando aquella pequeña bolsita en la mano de la chica ―Búscame cuando necesites mas―

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La primera línea de cocaína que Sakura consumió fue un domingo a las ocho y media de la mañana en la mesada de la cocina de su casa mientras sus hermanas y su madre dormían.

Respiro profundo, el corazón le latió más de prisa y se sintió llena de energía.

Cuando Konan, Rin y Matsuri despertaron Sakura había limpiado y arreglado la casa y preparado el desayuno para todas.

―¿Y todo esto?― Pregunto Rin divertida sentándose en la mesa y sirviéndose una taza de café.

Sus hermanas hicieron lo mismo y Sakura les sonrió dejando las tostadas en la mesa.

―Es para compensar lo de ayer―

Konan la miro extrañada.

Una semana después, tres días antes que Sakura cumpliera los dieciséis años. Exactamente la noche del viernes que se realizo la fiesta de graduación en aquel lujoso hotel de Konoha, Konan salto del veinteavo piso en la fiesta de graduación.

No dejo una carta suicida. No dejo una despedida. No dio señales. No pidió ayuda. Y Sakura comenzaba a sospechar que Konan no salto. Que alguien la empujó. Y que Konan sabía más de lo que decía.

Luego de verla caer, corrió a la piscina y llamó a emergencias. Sakura aún tiene grabado la imagen del cuerpo inerte de su hermana flotando en aquella piscina. Una parte de su alma murió ese día.

Sakura no lloro. No lloro cuando Rin y Matsuri llegaron, no lloro cuando Hikari casi rompe la sala de espera del hospital tras haberle avisado la muerte de una de sus hijas.

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―Te quiero, Sakura― Había susurrado Naruto aquel domingo por la tarde.

Estaban sentados en la escalerita de la entrada de la casa de Sakura. Sólo habían pasado unas treinta y nueve horas de la muerte de Konan y aún no le habían entregado el cuerpo.

―Yo también te quiero, Naruto―

Y por fin Sakura había permitido que alguien la quisiera, que alguien la cuidará, que la abrazara y le dijera que todo iba a estar bien. Aunque fuera mentira.

Sakura no lloro la muerte de Konan, no lloro hasta que Naruto la llevo a su casa, la recostó en su cama y le hizo el amor por primera vez. Solo cuando el rubio acabó dentro de ella, Sakura se permitió llorar la muerte de su hermana.

―Sakura ¿Estás bien?― Dijo preocupado aun recostado sobre el cuerpo desnudo de la chica ―¿Te lastime? ―

Porque Naruto era su lugar seguro.

―Es mi primera vez. Perdón― Dijo el rubio preocupado al verla llorar cada vez más fuerte.

Sakura sonrió entre las lágrimas tras oír su confesión y lo abrazo con fuerza evitando que el rubio saliera de dentro de ella.

―Es perfecto― Murmuro y deseo que su primera vez hubiera sido esa ―También es mi primera vez― Mintió.

Pero quizás si lo repetía muchas veces lo empezaría a creer.

Naruto asintió saliendo de ella y se recostó a su lado abrazándola con fuerza. Sakura se recostó sobre su pecho y respiro profundo recuperándose de su crisis de angustia. Naruto no dijo nada, solo espero a que ella se calmara.

―Mi vida― Lo llamo con ese apodo cariñoso que ha usado con él desde niña y clavo sus ojos verdes en los azules de Naruto ―¿Quieres ser mi novio?―

Y jamás en sus quince años de vida Naruto se sintió más feliz.

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Esa noche Sasuke apareció en la ventana de su dormitorio. La abrió despacio evitando hacer ruido, ahora dormía sola pero la habitación de Matsuri y Rin estaba junto a la suya.

―Sakura― Susurro el pelinegro y apoyo su mano derecha en la mejilla de la pelirrosa, ella se recostó sobre la palma inclinando la cabeza.

―Sasuke―

Tomo la mano del Uchiha y ambos se recostaron en la cama. Uno al lado del otro arropados entre las frazadas. Sasuke apretó su mano entre la suya y sintió la cabeza de la chica apoyarse levemente en su hombro, él inclinó su cabeza apoyándola en la de la pelirrosa y sintiendo ese aroma a cerezas característico de ella.

―Mi amor― Lo llamo con ese apodo cariñoso que ha usado toda la vida con él ―Naruto y yo somos novios― Le confesó con la vista fija en el techo.

Apenas si podía ver con la poca luz que entraba desde la ventana. Sasuke ni se movió a su lado, no dio señales de estar enojado o incomodo con la noticia. Sakura creyó que no le importo en lo absoluto que ella y el rubio se hayan puesto de novios pero la realidad era que se le estaba partiendo el alma en pedazos.

―Felicidades―

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