¡He vuelto! Casi no lo conseguí esta semana, pero al final si se pudo! :D Espero que disfruten en el capitulo y... Comenzamos!
*Aviso que los personajes no son míos, que el escrito sí pero Hiro Mashima es el dueño de mis protagonistas*
CAPITULO 5
La historia de Lucy Heartfilia.
Ya cambiada y más despierta sentí que debía disculparme con Natsu. No sé exactamente qué hice o dije, pero lo había molestado de verdad. Terminamos en su departamento la conversación y debo admitir que me hizo demasiada ilusión ver mi cuadro en una pared que no fuera del estudio. Supongo que nos llevaremos mejor de ahora en adelante. Porque se ha ganado un poco de mi agradecimiento al ser el primero en comprar mis obras.
Ese día me reuní con mis ex compañeras de arte y pude disfrutar un poco del mundo que añoraba. Pero no por eso lo veo más cercano. Todo seguirá tranquilo mientras que mi padre no se entere. Por ahora haré lo que quiere y una vez que Natsu Dragneel inaugure la sucursal, comenzaré los planes de mí futuro.
…
-¡Le damos la bienvenida a Fairy Tail ! – Al fin habían acabado los preparativos. En dos días sería la apertura. Exactamente a dos meses de la llegada de Natsu al país.
El decorador había terminado todo y solo esperaba el visto bueno del Hijo del presidente. Este inspecciona las oficinas una a una, por suerte me había dicho que trajera mis zapatos deportivos o estaría muerta al tener que seguirlo en tacones - ¿Qué opinas? – habíamos hecho las paces y a pesar de mi manera tan directa de ser, no se molestaba conmigo.
-Que eres un exagerado – miré lo pomposa que sería su oficina. Es gigantesca y está llena de muebles caros, pero antes de que pudiera agregar algo más a mi comentario vi otro de mis cuadros atrás de su escritorio. Era el paisaje que pinte hace un mes en el parque. Lo puse a la venta recientemente.
-¿Te gusta? – Sonreía satisfecho.
-¿De dónde lo sacaste?
-Le di mi número a la curadora, en caso de que el artista pusiera otro a la venta – Lo miré sorprendida.
-¿Tanto te gustó? – Asintió.
-Tiene algo que me atrapa – Suspiró – Creo que vive en el mismo complejo que nosotros, pero no lo he vuelto a ver.
Aterrada le pregunté porque pensaba eso y dijo que ya lo había visto. Pero no pudo seguirlo; pasé saliva con dificultad - ¿De verdad?
-Si ¿Estás bien? – Asentí con la cabeza. Si el me descubría, todo se iría a la mierda – Te has puesto pálida y – Un mareo me obligó a sentarme. Estas últimas semanas han sido una verdadera locura. No he dormido muy bien y a pesar de los almuerzos que tenemos todos los días con Natsu no he contado con demasiado apetito y las pocas veces que como algo me duele el estómago - ¿Lucy? – Estaba prácticamente a mi lado, en cuclillas – Llamaré un doctor.
-¡No es necesario! Seguro es el cansancio o el calor – encendió el aire acondicionado y fue por agua.
-Puede ser, pero no es normal que una chica de tu edad esté tan agotada – Reí despacio, sonaba como un anciano.
-Tengo 26, no soy una chiquilla – Su mano tomó mi mentón y giró de un lado a otro mi cabeza suavemente.
-¿Estás durmiendo bien? – Traté de levantarme para alejarme un poco de él, su perfume me mareaba más – Tus ojeras son gigantes.
-Gracias por el cumplido – Tomé un poco de agua y el almuerzo comenzó a subir por mi esófago. Me tambaleaba mientras caminaba lo más rápido que podía al baño.
Vomité absolutamente todo, hasta el plátano que desayune y luego de unos minutos sentada en el suelo, escuche la puerta abrirse. No necesitaba mirarlo para imaginarme la cara que estaba haciendo – Iremos al hospital – Negué con la cabeza y volví a expulsar lo que tenía adentro, solo era bilis ya para ese momento.
-Estoy bien – Me pasó una bolsa y luego habló firme.
-Si no puedes caminar te cargo hasta allá, así que arriba o ¿quieres ser la princesa del cuento? – Intenté ponerme de pie y las piernas apenas pudieron mantenerme en mi lugar – Serás Blancanieves.
-¿Puedo ser Mulan? – dije tratando de sonar graciosa, y lo logré ya que una sonrisa se asomó en sus labios.
-Eres muy mala para las bromas – Ni siquiera pude contestar algo, tenía que usar todas mis fuerzas para no seguir vomitando.
Mi vesícula estaba a nada de estallar, eso explicaría los dolores que solía tener, la falta de apetito y por qué las comidas me caían pesadas. Entré directo a quirófano cuando mis estudios y ecografía llegaron. No sé cuánto tiempo duró la cirugía, pero esperándome en la habitación estaba Natsu. No podía abrir demasiado los ojos a causa de la anestesia, aunque lo veía más o menos bien.
-¿Cómo te sientes? – cansada. Me dolía la garganta.
-Quiero dormir – Negó con la cabeza.
-En breve viene el médico a revisarte. Aguanta un poco – Así lo hice y cuando me dijo que debía permanecer internada una semana más quise quejarme, pero no tenía fuerzas. Volví a dormirme ni termino de decirlo.
La historia de NATSU DRAGNEEL
Ya estábamos a nada de la inauguración, revisando los últimos detalles con alguien a quién ya consideró casi una amiga. Más a cada paso que dábamos la notaba agotada. Por poco se me va el alma al suelo cuando la llevaba en brazos al hospital. Habían sido dos meses de convivir casi 16hs al día y sinceramente no sé cómo afrontar esto que le pasa. Soy pésimo para lidiar con enfermos, no suelo querer involucrarme en problemas de otra persona.
Llamé a su padre y lejos de preocuparse por ella, me dijo que no dejará pasar mi tiempo aquí. Enviaría a Belo a cuidarla y yo podía volver a trabajar. Le colgué luego de escuchar eso - ¿Usted es el acompañante de Lucy Heartfilia? – Me pregunto la enfermera, la habían llevado hace rato y aun no regresaba – Ella entró a quirófano, saldrá en una hora y media o tal vez solo una si no hay complicaciones.
-¡¿Qué?! – Levanté de más la voz, al mismo tiempo que me puse en pie – Lo siento; ¿Qué tiene?
-Tiene piedras en la vesícula, va a ser necesario removerla y podrá verla cuando finalice la intervención – La chica sonreía tranquila, yo no entendía nada, ayer ella parecía estar en perfecta condición – Por la cantidad, es increíble que no experimentará algún dolor.
-Gracias ¿Puedo esperarla en su habitación?
-Seguro, una vez que se le asigne una le aviso – asentí con la cabeza e hice las llamadas necesarias para pasar todas mis reuniones y conferencias para mañana.
Estuvo una hora y quince minutos en cirugía, al salir se veía desorientada, cansada. Encima tuvo que esperar al médico para poder dormir. Una vez que le dijo cuanto tiempo debería permanecer en el hospital ella cerró los ojos - ¿Qué tal está?
-Es una chica fuerte, si esperaba un poco más se hubiera complicado. No pudimos salvar el órgano – La miré, a parte del evidente estado pos operatorio la veía más delgada y ojerosa.
-¿Tendrá alguna secuela?
-No, pero deberá cuidar lo que come y toma por lo menos seis meses. Quince días tardará en recuperarse casi por completo – Le agradecí y él se retiró.
Belo llegó mientras ella dormía, le dije las indicaciones del médico y me preguntó si deseaba ir a casa. Porque él me liberaría de tener que cuidarla – No es una molestia – Dormía a causa de los sedantes - ¿Sabes si tenía problemas para comer o dormir?
-No señor, la señorita es poco comunicativa. Si algo le ocurre siempre trata de solucionarlo sola – Asentí.
-¿La cuidarás? – Asintió y me dio las llaves del auto. Dijo que el permanecería a su lado hasta que tuviera el alta – Volveré más tarde.
-No es necesario, ya estoy acostumbrado y a mi esposa no le importa.
-Cuando una mujer dice que no importa miente Belo, yo me quedaré con ella – Negó repetidamente – Si tienes otras órdenes del señor Heartfilia tíralas al caño, haré lo que quiero.
Aunque renegó un poco terminó aceptando. Fui a mi departamento a buscar algunas mudas de ropa y luego me quedé con ella por la noche. Su imagen demacrada no sale de mi cabeza, estaba preocupado por Lucy y si no permanecía a su lado me sentiría fatal todo el tiempo. Despertó cerca de la media noche, mirando de un lado a otro sin mover la cabeza. Yo estaba terminando mi discurso en la notebook.
-¿Quieres agua? – Asintió. Dejé mis cosas sobre el sofá y le acerque el vaso - ¿Te duele?
Tuve que ayudarla a levantarse para que pudiera beber – Sí. Siento una cuchillada en el abdomen – Arrugó el gesto.
-Técnicamente eso hicieron, tienes un órgano menos ahora – Se quejó al intentar acostarse.
-Maldición, tengo que estar en esa inauguración en dos días – Negué con la cabeza.
-No puedes salir de aquí hasta la siguiente semana y si sales irás derecho a casa.
-Tanto te aguanté para nada – sonreí, al menos podía ser ella, a pesar del dolor.
-Pues tendrás que aguantarme cuando te recuperes – se cubrió el rostro con la parte interna de su codo. Hizo un alarido por el mal movimiento – Abrirás los puntos si no tienes cuidado.
-Odio que tengas razón – más no se movió.
Permanecí a su lado hasta que llegó la mañana; tenía muchas reuniones por delante. Pensé que me alegraría al estar solo por fin, pero me había acostumbrado a su compañía. A los chistes de mal gusto y a su manera infantil de sonreír cuando alguien decía algo tonto. Lucy pasó de ser alguien molesto a una buena compañera de conversación. Espero que se reponga rápido y no sufra demasiado.
