SUBIDO

¡Hola! Cómo había dicho, traeré los capítulos cada 15 días. Espero disfruten este, tiene algo de lemon, pero es solo un poquito. Tengo que volver a tomarle la mano o me saldrá fatal.

Sin nada más que agregar… ¡Comenzamos!

Capítulo 10

La historia de LUCY HEARTFILIA

Natsu fue tan comprensivo conmigo, no quería abrirme y contárselo a un psicólogo desconocido. Por ahora con que él lo sepa y me acepte es suficiente. Me gustaba como me trataba, además no pensaba rendirme, permitir a esos malditos robarme más tiempo me parecía una estupidez. Seguiría intentando estar a su lado, quería que me tocara con la misma intensidad que deseo tocarlo a él. A veces mi mente me traiciona, pero la mayor parte del tiempo solo puedo pensar en este hombre.

Mis emociones se desbordan cuando estoy con este hombre, el calor recorre mi cuerpo rápidamente y mi cerebro se llena de su presencia. Me di cuenta de la mejora, al sentirlo duro contra mí, generando una sensación placentera en lugar de miedo, quería que siguiera en contacto conmigo. Eso sí, el hecho de considerarme hermosa no lo comparto. Es algo que nadie me ha dicho y de esa manera es difícil hacerse a la idea. Iba a pedirle que no siguiera haciéndolo, pero cuando se puso de pie mis ojos se desviaron a una parte de su anatomía que había sentido anteriormente y lejos de ponerme nerviosa, me erizó la piel. Pensé que sería doloroso para él, quería ayudarlo de alguna manera y mi pregunta fue inocente hasta que vi lo que causaba en Natsu.

Todo el miedo y ansiedad que sentía hace unos minutos se habían esfumado, solo quedaban muchas ganas de tenerlo, más cerca. Estaba preocupado por mí, quería que estuviera segura, me parecía aún más atractivo gracias a eso. Acerqué su rostro al mío Me gusta cuando eres tú – Estaba embobada con su presencia, el olor de su perfume, el calor de su cuerpo; como me acariciaba, la manera en la que me besaba, absolutamente cada una de sus acciones encendía algo dentro de mí.

Solo los labios recorriendo mi piel, me sacaban suspiros. Ni siquiera me di cuenta que la camisa había desaparecido, hasta que él se alejó y eso que lo miré en todo momento. Me avergonzó el estar tan expuesta, pero me encantaban sus ojos. Era incómodo escucharlo llamarme bonita, aunque poco me importo cuando me acarició desde el mentón al bajo vientre. Una vez concedido el permiso para abrirme el pantalón, y con sus manos manoseando mis nalgas pude comprender cuán lejos llegaba todo, no quería parar ahora.

No es la primera vez que veo los pectorales de un hombre, en el gimnasio siempre hay algún chico que anda sin remera, pero es muy diferente tener a alguien que te atrae así. Pasé mis manos a lo largo de su torso, es sumamente atractivo y aquello que si había tenido la desgracia de apreciar del imbécil de José, se veía mucho grande aun en el bóxer de Natsu. Un poco de miedo se colaba por mi cuerpo – Soy yo Lucy – La voz grave y seductora me trajo al presente - ¿Te gusta lo que ves?

Por supuesto que sí, tendría que estar ciega para negarlo; o ser sumamente hipócrita. Sus besos barren los fantasmas, licuan mis rodillas y despojan a mi cerebro la capacidad de pensar. Yo lo ayude a quitarme los pantalones, me alegra haber combinado mi ropa interior nuevamente, porque había dejado de hacerlo luego de aquella noche y lo retomé algunas semanas atrás, me genera un poco más de seguridad, lo cual agradezco en este momento. Se arrodilló y su cabeza quedó a la altura de mi abdomen - ¿Natsu?

-No te haces una idea de cuánto te deseo en este momento – ¿Cómo debo responder a eso? Ni siquiera creo que este esperando alguna palabra mía.

Sus labios en mi piel, la manera en la que sujetaba los glúteos y la corriente eléctrica que me recorría eran exquisitos. Me aferré a su cabello cuando una de sus manos levantó mi pierna hasta que quedó sobre su hombro – ¿Qué haces? – Acerco su rostro a mi entrepierna.

-¿No puedo estar aquí? – Estaba demasiado cerca, podía sentir su barbilla presionar la parte interna de mi muslo.

-No lo sé – Me miró fijamente a los ojos y suspiró. A pesar de que estaba arrodillado frente a mí, me sentía una presa.

-Tú ganas, será en otro momento – a que se refería no tenía idea, tampoco sé porque se detuvo. Pero se puso de pie y sujetó mis caderas para acercarme a él – Hoy haremos lo que tú quieras Lucy – Beso mis labios, luego los mordió un poco y cuando gemidos iban a escapar, lo evitó profundizando el contacto con su lengua.

Ni siquiera sé en qué momento había desprendido el sostén, solo supe que ya no lo llevaba puesto cuando unas manos calientes apretaron mis senos, gemí con más fuerza – ¡Natsu! – Me estaba volviendo loca. Pellizco uno de mis pezones y cuando la voz me salió extraña, mi teléfono comenzó a sonar. Él lo ignoró, presionando su entrepierna contra mí vientre, pero la melodía se repitió una y otra vez, hasta que se apartó con una queja silenciosa saliendo de sus labios.

-Creo que es tuyo – asentí, cubriéndome parcialmente mi desnudez con el antebrazo, me sentía atontada. Caminé hasta el sofá y al recoger mi móvil, miré el número. No lo tenía registrado.

-No sé quién es – Un mensaje llegó, era una imagen. De la sorpresa al ver mi cajón de ropa interior me senté con un grito ahogado.

-¿Qué ocurre? – En dos zancadas ya estaba frente a mí – ¿Lucy?

-Esto es… – No giré la pantalla, él se colocó a mi espalda y observó la imagen – Son mías.

-¿Lo dices enserió? – Asentí sin dejar de mirar la foto. Se colocó su remera nuevamente y me pidió las llaves del departamento – Cierra la puerta – Solo pude mover la cabeza una vez, antes que desapareciera.

Estaba aterrada, temblaba como una hoja y busqué mis cosas tan rápido, qué golpee mis manos contra la pata del sofá ¿Cómo había entrado? ¿Se metió a mi habitación? ¿Para qué? ¿Con qué motivos? ¿Por qué me mando esa foto? No hice lo que Natsu me había ordenado, lo supe cuando la puerta se abrió y el me miró con el ceño fruncido...Había vuelto

Creo que no hay nadie, una puerta está cerrada con seguro pero no escucho movimientos dentro – Una vez que bloqueo la entrada me relaje, ya había acortado la distancia y poniéndose en cuclillas sujetó mis manos – Llamaré a la policía ¿Quieres ayuda para vestirte?

-No – logré articular – Iré al baño y – Evito que me alejara.

-Te hiciste daño – Lo miré con la confusión pintada en mis expresiones, solo levantó mi mano y me enseñó la cortada que tenía en uno de mis dedos - ¿Cómo?

-No sé – admití, lo último que me importaba era eso - ¿Puedo ir a vestirme? – Me soltó y ayudó a ponerme de pie.

-Por supuesto – Me dejó el camino libre – Limpiare la herida cuando regreses.

A pesar de afirmar con la cabeza, ni una sola palabra salió de mis labios. Éste miedo yo lo conocía, a lo largo de mi vida había alguien que me seguía y varias veces me obligó a mudarme, creí que desapareció, jamás hizo contacto directo como esta vez y por sobre todo, pensé que nunca llegaría tan cerca. No solo era miedo, estaba aterrada… Seguía escalando el acoso…

La historia de Natsu Dragneel.

Es hermosa, seductora, inocente y bajo mis manos fuego puro. Escuché el teléfono pero lo ignoré todo lo que pude, hasta que no me quedo de otra, la dejé contestarlo. Menos mal seguí sus movimientos con atención, pues pude ver el momento exacto cuando el color desapareció de su rostro, incluso había gritado. Miré el aparato para poder entender que pasaba, la foto del cajón de ropa interior me desconcertó y más aún al saber que eran suyas.

No lo dude, ya vestido fui a revisar su departamento. Estaba en perfecto orden, salvo por el dormitorio.; en el cual las prendas se hallaban repartidas por todo el lugar. Busqué alguna persona dentro, pero no encontré nada, lo único raro era la puerta cerrada con llave. Toque varias veces y al no escuchar un solo movimiento volví junto a Lucy.

Ella estaba aterrada, tenía la ropa a medio poner y los ojos perdidos en un punto sin importancia de la pared. Obviamente iba a llamar a la policía, pero no podía dejar que la vean en ese estado, incluso se había hecho daño en tan solo 10 minutos que me retiré - ¿Estás bien? – Sabía lo estúpida que era la pregunta, claramente no lo estaba

-¿Llamaste a la…?

-Lo haré – Tomé una de mis chaquetas y se la coloque encima, subiendo el cierre. No se había colocado el sostén, aun podía apreciar sus pezones a través de la tela – Pero primero estás tú.

Cuando la vi más recompuesta, llamé a la policía. Con el botiquín en mano la conduje hasta el sofá y curé su herida, teniendo que ponerle un pequeño vendaje en el dedo – No duele.

-Quiero evitar que se infecte – Ella sólo asintió. Una vez que terminé me acomodé a su lado y pasé mi brazo tras sus hombros. Ejerciendo un poco de fuerza para atraerla hacia mí - ¿Me puedes -?

No pude continuar hablando, ya que los agentes de la ley habían llegado. Le explique lo que pasó, mostrando la foto y guiándolos al departamento en cuestión. Revisaron el lugar, más tuvieron que pedirle a Lucy que abriera la puerta cerrada y ella me rogó que esperara afuera mientras lo hacían. Todos tenemos secretos, no me molesta que los tenga y fue necesario hacérselo saber al ver su cara de preocupación. Yo soy el menos indicado para criticarla…

-¿Encontraron algo? – Negó con la cabeza y se volteó hacia el oficial.

-¿Qué tengo que hacer ahora? ¿Volveré a mudarme? – ¿Volver?

-No creo que eso solucione nada, aunque igual… ¿Tiene algún lugar para quedarse? – Asintió, el hombre me miró a mí – debería quedarse con su novia por ahora, es peligroso dejarla sola y deben ir a la estación para poner una denuncia.

-Está bien – Estaba incomoda -¿Lucy?

Se quedó callada hasta que el policía se retiró – No somos novios, no es necesario que hagas nada de eso – Parpadee sorprendido.

-¿No lo somos? – Me miró con duda.

-¿Lo somos? – Jamás se lo había pedido, simplemente estábamos saliendo sin ponerle nombre a nuestra relación. Ella es lo más cercano a una novia que tuve, pero temí asustarla.

-No necesito serlo para preocuparme por ti – Sus ojos seguían abiertos como platos – Recoge algunas cosas, nos quedaremos en otro lado por ahora.

Preparó un bolso pequeño al igual que yo y luego de poner la denuncia alquilamos dos habitacines en un motel cerca de la oficina. Tenía muchas ganas de preguntar porque había dicho volver a mudarse, quería saber más sobre ella, pero solo lograba que me diera migajas de su historia. Esa no sería una noche alegre y toda la magia que compartimos por la tarde se desmoronó como una torre de naipes. Ella no se asomó por la puerta, ni una sola vez y yo… Tampoco quise molestarla.

A la mañana siguiente fue igual, ella llamó a alguien para pedirle asilo y me informó su nuevo destino ese día. La acompañé a casa de una amiga, pasando solo un momento con el fin de saludar a la pequeña de nombre Levy, para después regresar con mis cosas al departamento. Le pregunté a la recepcionista si podía ver el video de seguridad del pasillo, me dijo que fue borrado y la policía ya estaba buscando al culpable. Le agradecí, caminado con un sabor amargo hasta el ascensor. Quería ayudar, deseaba poder hacer algo más por ella que solo llevarla a otro lado. Tantas medallas en artes marciales deberían poder servir para proteger a la mujer que me gusta, pero nuevamente soy un inútil. Tal vez Lucy vuelva a subir sus defensas, hay posibilidades de que todo el progreso se vaya por el caño o peor aún, no me deje volver a acercarme a causa del miedo - ¿Qué debo hacer?

AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA