Dr. Stone no me pertenece es propiedad de Inagaki y Boichi, yo sólo tomo prestado a los personajes para fines de esta historia.
~Pecado. ~
_._
Kohaku no se percató del brusco movimiento, de lo único que pudo ser consciente fue de la sensación de invasión cuando la rodilla de Senku subió por sus muslos y separó ligeramente sus piernas. Y por supuesto, la sensación del cuerpo de Ishigami pegándose cada vez más a ella sin dejar espacio alguno entre ambos.
Las manos de Senku la tomaron de las caderas para acercarla y frotar su prominente erección contra ella, rozando por encima de la estorbosa ropa. Un audible gemido escapó de los labios de ambos ante aquella placentera intrusión.
Abrumada por las sensaciones y mirando al demonio a los ojos, Kohaku pensó entonces que había cometido el mejor error de su larga existencia.
Senku levantó una de las piernas de Kohaku para envolverla alrededor de su cintura y se frotó despacio contra ella sólo para atormentarla, la reacción del ángel fue casi inmediata cuando comenzó a retorcerse en sus brazos. Cualquier otro pensamiento desapareció de la mente de Kohaku mientras sucumbía al placer absoluto que él estaba brindándole.
Algo que jamás conocería si se quedaba al servicio de su creador.
El demonio no podía pensar nada que no fuese que definitivamente debió tomarla cuando tuvo la oportunidad, ahora no la dejaría escapar.
Una de las manos de Senku subió a la garganta de Kohaku, presionando suavemente dicha zona mientras volvía a torturarla. Él pudo sentir a la perfección las vibraciones en su piel debido al gemido emitido por el ángel, algo que consideró jodidamente hermoso.
Senku la observó entonces, la manera en la que ella estaba sucumbiendo ante él le pareció más que satisfactoria.
—¿Qué estás haciendo? —susurró apenas Kohaku mientras otro jadeo escaba de sus labios cuando Senku se frotó de nuevo contra ella.
Ella lo miró y pudo notar en sus ojos aquella llama peligrosa de antaño, esa promesa que amenazaba con consumirla de una manera que aún no podía entender del todo.
—Castigándote, Leona. Maldita sea Kohaku, pensé que te habías marchado para siempre —la sola idea le horrorizó, quería a ese ángel con él y la tendría, como el bastardo egoísta que era—. Y es por eso que ahora me encargaré de que te quedes… —se acercó peligrosamente al rostro de Kohaku, rozando su cálido aliento en su mejilla—. ¿Estás lista para caer? —susurró con cierto atisbo de malicia y diversión en su voz.
No habría nada que lo detuviera, la tendría de una u otra forma. Y se encargó de dejarle eso muy en claro con la seria mirada que le dió después.
Senku se inclinó hacia ella para lamer sus labios y aquella acción hizo a Kohaku apartarlo de inmediato sin comprender a qué se debía su actuar, la sensación de la lengua del demonio en sus labios, tal como si estuviera saboreándola la confundió pero también la abrumó.
—¿Por qué…? Dijiste que no cometerías el mismo error que tu padre, entonces ¿Por qué quieres hacerme caer? ¿Por qué me quieres a tu lado, Senku? —ella cuestionó, tenía que saberlo antes de dejar todo por él.
Aquello tomó brevemente por sorpresa al demonio, sin lugar a dudas fue algo que por mucho tiempo él también estuvo cuestionándose. Pero sabía que Kohaku tenía razón, en muchas ocasiones él renegó de la absurda decisión de Byakuya, considerando que los sentimientos humanos eran ilógicos y absurdos, una molestia y una desgracia que le había costado la existencia a su padre.
"Amor". Algo tan mundano y peligroso para los ángeles y los demonios.
Pero aún así…
—No lo sé —o quizá lo sabía, en lo profundo de ese ya marchito y estoico corazón sabía por qué no podía dejar ir a Kohaku—. Pero te quiero sólo para mí, Kohaku… por toda la maldita eternidad, incluso si intentas alejarte iré por tí y te encontraré.
La sorpresa se instaló en el rostro del ángel, sintiendo una debilidad por esas palabras y la promesa tácita tras esa mirada carmín.
—S-Sen…
Senku acalló cualquier posible comentario cuando comenzó nuevamente con el tortuoso vaivén de sus caderas, enfocando nuevamente el rumbo de los acontecimientos en el placer.
—Dejemos los momentos cursis para después, Leona, y terminemos con esto de una vez por todas. No sabes cuánto he esperado por esto… —rió por lo bajo.
—Eres una pequeña escoria… demonio. —Kohaku llevó sus manos al cabello de Senku para tirar de él con bastante fuerza en respuesta a las sensaciones que sus movimientos estaban provocándole.
A pesar del ligero dolor que eso le causó, Senku sonrió ampliamente.
—Y tú un pequeño dolor en el trasero, testarudo ángel. —el calor de su aliento se deslizó por el cuello de la rubia cuando ella inclinó la cabeza a un lado para darle mayor acceso.
Sin recato alguno Senku ahuecó los pechos de Kohaku en sus manos, encajaban de maravilla y se amoldaban a la perfección. Él pudo sentir a través de la tela de ese sencillo vestido los pezones endurecidos en sus palmas debido a su descarado toque.
Kohaku emitió un gemido que Senku interpretó como aprobación ante sus caricias. El demonio entonces se inclinó nuevamente hacia ella justo a la altura de su mejilla, lamiendo un camino hasta sus labios e iba a besarla cuando ella lo interrumpió.
—Espera… yo… ¿Qué vas a hacer? —Kohaku podía intuirlo, algo que había visto en los humanos.
Oh por supuesto, Senku admitió que en cierta medida esa inocencia suya aún le sorprendía (y también le excitaba), estaba a punto de tener el privilegio de robar el primer beso de un ángel.
—Ya lo verás, Leona. —su sonrisa fue más que descarada entonces.
Fiel a su palabra unió sus labios en un beso calmado, apenas una caricia que tomó por sorpresa a Kohaku casi de inmediato. Pero ella no correspondió pues no sabía cómo hacerlo, sin embargo él se encargó de guiarla con movimientos suaves y lentos hasta que Kohaku comenzó a llevar el ritmo.
Senku entonces afianzó las caderas de Kohaku para pegarla más a él mientras intensificaba el beso, mordió tenuemente el labio inferior para tener acceso a su boca lo que provocó que ella se apartara súbitamente cubriéndose los labios con ambas manos ante la impresión de su actuar.
Kohaku reconoció internamente que la sensación de la boca de Senku invadiendo la suya era sublime pero también algo que ella jamás había podido experimentar en toda su existencia. Podía sentir también la desesperación en él, pero tuvo que admitir que la intrusión de su lengua en su boca aún se sentía extraña y la sorprendió.
—¿Mentiste tu lengua en mi boca? —ella parecía un poco contrariada.
—Se llama "Besar", es un acto íntimo ¿No te gustó, Leona? —la sonrisa de diversión en el rostro de Senku sólo se ensanchó.
Kohaku desvió la mirada hacia un lado, avergonzada de admitir que en efecto aquello le había gustado. No quería darle la razón, al menos no todavía.
Senku volvió a besarla y esta vez fuera de todo pronóstico fue ella la que correspondió de una manera casi desesperada, él reconoció que Kohaku no era mala besando sino sólo insegura e inexperta, incluso vacilante, pero aún así estaba tentántolo y despertando una cruda necesidad por tomarla en ese mismo instante.
El demonio empujó su lengua con fuerza buscando tener el dominio, Kohaku era salvaje pero no quería perder del todo el control. Sin embargo ella no lo permitió y en un momento dado fue Kohaku la que le mordió el labio a Senku con fuerza (más de la necesaria) que incluso le extrajo algo de sangre.
— ¡Maldición, Kohaku! —Senku se retiró del beso para palpar su labio, encontrando rastros de sangre en la herida.
Definitivamente no por nada le atribuyó aquel singular apodo, ella era toda una leona en más de un sentido.
—No fue mi culpa, bastardo… tú te moviste.
La ceja de Senku se levantó en incredulidad por la penosa excusa ¿De verdad se atrevía a decir eso?
—Es la excusa más tonta que jamás he oído.
—Soy nueva en esto…no puedes culparme de nada y si es el caso ¡Entonces bien! puedo buscar ayuda por mi cuenta para mejorar, tampoco te necesito…
Oh, eso sí que no le agradó a Senku, ¿Qué demonios estaba diciendo Kohaku? ¿Ayuda externa? Él no permitiría que alguien más se acercará a ella, la sola idea de que otro pudiera ponerle las sucias manos encima le molestó.
—Escúchame bien Kohaku, no harás esto con nadie más. Aprenderás conmigo ¿Entiendes?
Los labios hinchados de Kohaku tiraron hacia un lado con diversión y curiosidad ante semejante afirmación.
Senku prácticamente la arrastró hasta su habitación abriendo la puerta con una estrepitosa patada, rápidamente volvió a besarla mientras la acorralaba junto a la cama. Llevó una de sus manos a su sexo, palpando por sobre la tela de su ropa.
—Vaya, estás muy mojada, Leona. —comentó con un tinte de socarronería y excitación.
Kohaku no comprendía bien sus palabras, pero en algo tenía razón Senku, cada toque de él se sentía como fuego consumiéndola. Ella asintió, revolviéndose un poco debido a la sensación de los dedos de Senku en su parte inferior acariciándola, y él volvió a besarla.
Senku no podía tener suficiente de ella. Y él supo que no se trataba simplemente de aquel instinto básico que lo dominaba, quería hacerse uno con ella y reclamar a Kohaku como suya. Sus terminaciones nerviosas eran tan sensibles cada vez que la tocaba, la besaba o se frotaba contra ella.
Senku la recostó sobre la cama y después se cernió sobre ella, llevando sus labios al cuello de Kohaku para esparcir besos y leves mordiscos en la delicada piel del ángel.
—N-No te detengas… —masculló entre audibles jadeos cuando el placer por sus caricias y sus besos la inundó.
Senku tomó una de las piernas de Kohaku y la envolvió alrededor de él imponiendo otra vez el contacto, un gemido escapó de sus bocas al mismo tiempo. Inclinó la cabeza y la volvió a besar mientras Kohaku envolvía los brazos en su cuello para atraerlo más a ella.
Ishigami fue consciente de la dureza de los pezones de Kohaku debajo del estorboso vestido, así como también fue consciente de las reacciones de su propio cuerpo por ella, su pene estaba duro e hinchado debido a la excitación. Se apartó y la observó, labios hinchados y húmedos debido a los calurosos besos, mejillas ligeramente sonrojadas y el cabello revuelto esparcido por las sábanas de la cama. Y aquel embriagante y angelical aroma…
—¿Estás lista? —preguntó él, casi jadeando—. Dime si estás segura de esto, Leona.
Un momento, Senku había esperado por esto y ahora si Kohaku le pedía que se detuviera ¿Lo haría? No lo sabía, pero también reconoció que no quería lastimarla… en el fondo él esperaba que ella dijera que siguieran.
—¿Te preocupa? —Kohaku entrecerró los ojos para poder observar mejor su reacción en esa oscuridad. Su don era la visión celestial después de todo.
Ishigami desvió la mirada pero de nada sirvió ya que Kohaku pudo ver con total claridad la respuesta a su cuestión, y ella le dió también la respuesta que él esperaba escuchar. Estaba segura de lo que iba a hacer y nunca en su larga existencia estuvo tan segura de algo como ahora.
El demonio le arrancó el vestido de un tirón dejándola en completa desnudez, Kohaku no llevaba nada más debajo de aquella prenda y sus pechos rebotaron al liberarse. ¿Su inocencia era siquiera real o lo había hecho adrede? Esa fue la duda pasajera de Senku, pero no importaba.
Sus pechos eran magníficos, gloriosos y sus pequeños botones rosados estaban erguidos por su toque, Senku lamió desde su pulso hacia la base del cuello dejando un rastro húmedo en su camino y bajando hacia uno de sus montículos hasta que llegó a un pezón, lo circundó con su áspera lengua una y otra vez.
— ¿Te gusta, Leona? —quiso saber él.
—Tu lengua es caliente y húmeda. —medio gritó ella entre jadeos cerrando fuertemente los ojos.
—No fue lo que te pregunté Kohaku… —su tono fue ligeramente inflexible—. ¿Te gusta?
Necesitaba saber, Senku sólo se había instruido teóricamente sobre esto, nunca lo llevó a la práctica. La lujuria no fue un problema para él… al menos hasta ahora.
—Ss...si…
Succionó el pezón haciéndola jadear, el temblor de placer atravesó cada centímetro del cuerpo de Kohaku, lo que hizo a Senku sentirse orgulloso de su labor.
Los ojos aguamarina se abrieron ante tal sensación y Senku pudo apreciar a la perfección un sentimiento nublando su mirada, una que él no pudo desentrañar del todo… reconoció la lujuria pero también algo más que no supo cómo llamar.
—No quería admitirlo, pero creo que caí desde el momento en el que te conocí.
—¿Te arrepientes?
—No… y más vale que no hagas que me arrepienta después o juro que te patearé el trasero, demonio. —sin vergüenza alguna, Kohaku rasgó la camiseta de Senku justo como él lo hizo con su vestido.
Ishigami se dió un banquete con sus pechos, succionando y lamiendo, saboreando la piel cálida y sudorosa mientras ella se arqueaba y retorcía contra él. Se apartó lo suficiente de Kohaku sólo para quitarse la estorbosa ropa, liberando así su pene en toda su gloria, sintiendo incluso su propia humedad deslizándose por su miembro. Senku se percató entonces también de la penetrante mirada de Kohaku sobre él y no se equivocó, ella estaba observándolo con un brillo centellante en sus ojos.
Se cernió de nuevo sobre ella mientras separaba las rodillas de Kohaku para acomodarse y volvió a besar sus pechos, pero después redireccionó hacia su estómago.
—Senku… —ella jadeó audiblemente, deteniéndolo al tirar de su cabello.
—Te dije que podría enseñarte lo que era el placer, si te hace sentir mejor Leona, esta también es la primera vez que hago esto. —admitió él descaradamente sosteniendo su mirada.
La estupefacción invadió el semblante de Kohaku.
Las manos de Senku se dirigieron hacía los muslos de la chica abriendo aún más sus piernas con el único fin de posicionarse frente a su feminidad para lamer sus ya húmedos labios y hundir su lengua en ella, probando así el dulce néctar de su excitación por él.
Y tal acción provocó un estridente chillido en Kohaku al sentir la intrusiva lengua del demonio en su pequeño botón sensible de placer. Se sentía casi enloquecer con cada lamida y lengüetazo, la manera en la que él parecía estar devorándola sin contemplación alguna.
—Senku… no puedo —gimió, sacudiendo la cabeza de un lado a otro y con los ojos cerrados, concentrada totalmente en la sensación de la lengua de Senku—. No sé… yo… por favor…
Senku simplemente dignificó aquello con un farfullo sin poder dejar de degustarla, le encantaba su sabor y sabía que se haría adicto a ella. A final de cuentas al menos podía agradecer algo a su antiguo creador, el haber creado a semejante y exquisita criatura.
Ishigami necesitaba y quería que Kohaku sólo lo deseara a él, que lo ansiara y pensara únicamente en estar a su lado.
—No te… detengas. —pidió ella en un quebrado susurro.
Y no lo haría, la lengua de Senku se movió rápidamente sobre su clítoris, lamiendo sus sensibles labios y su caliente centro, imitando lo que su miembro haría más adelante. Kohaku se aferró fuertemente a las sábanas empuñando las manos cada vez que Senku golpeaba ese punto que la volvía loca.
Entonces, una sensación nació desde su interior y sintió una deliciosa explosión en su bajo vientre que se extendió desde su centro, su primer orgasmo. Un grito de placer la acompañó y la sensación fue aún mejor cuando Senku la miró, Kohaku se percató que el tono de sus ojos adquirió un color más rojizo, cuál sangre, y no ese apagado carmín de antaño.
—Voy a tomarte ahora, Kohaku ¿Estás lista? —la vió asentir algo dudosa.
Senku se preguntó si lamentaría lo que estaba a punto de hacer, no quería que ella lo odiara. Besó sus labios y acarició su mejilla, sintió a Kohaku temblar levemente y adjudicó aquello a la expectativa y a la inocencia de su condición, esto era demasiado nuevo para ella.
Pero su mirada también le dijo que ella lo anhelaba.
—No podrás regresar al cielo ni con tus hermanos después de esto, así que lo preguntaré una vez más ¿Esto es lo que quieres? —Senku tenía que estar seguro de que ella no iba a odiarlo después.
Kohaku lo miró con tal intensidad, llevando una de sus manos al rostro de Senku para acariciar su mejilla y posteriormente apartar uno de los mechones de cabello de rostro y poder verlo a los ojos.
—Te dije que tomé una decisión, idiota. Jamás habría venido a buscarte si no estuviera segura de lo que quiero.
Una sonrisa socarrona surcó el rostro de Senku. Esa era toda la confirmación que necesitaba.
—Bien, trataré de ser cuidadoso, Leona… no quiero que me odies en la mañana.
Ser "cuidadoso", Kohaku no entendía con exactitud a qué se refería. Pero pronto lo sabría.
Las manos de Senku se aferraron a las caderas del ángel para acomodarla y una vez que lo consiguió, abrió las piernas de Kohaku y alineó su pene en la húmeda entrada de su sexo. Lentamente comenzó a penetrarla, llenándola poco a poco. Un gemido escapó de los labios de Senku y un jadeo de los de Kohaku, ella era tan estrecha que la sola sensación de sus paredes hicieron dudar a Senku de su propia resistencia… no duraría demasiado, él lo sabía.
Notando en ella la evidente incomodidad y para evitar seguir prolongado el malestar, Senku se hundió rápidamente acallando con un beso cualquier gemido lastimero. Kohaku se arqueó ante la intromisión y se aferró a él en un necesitado abrazo que calmara la punzada de dolor que estaba experimentando, sus uñas se clavaron en la carne con tal intensidad que le dejaron marcas. Un sonoro gemido escapó de sus labios mientras un par de lágrimas comenzaban a acumularse en sus ojos y rodar por sus mejillas.
Senku por su parte se mantuvo estático en su interior, besándola para tratar de apaciguar el dolor que estaba causándole. Kohaku tenía razón después de todo, él era una escoria egoísta… pero no se arrepentía.
—Dime cuando estés lista…
Ella no respondió de inmediato.
Pero el dolor comenzó a menguar en intensidad siendo reemplazado por otra sensación que comenzaba a crecer e invadir cada fibra de su cuerpo. Kohaku entonces elevó las caderas para hacerle saber que estaba bien y ese fue el inicio. Sus ojos se cerraron con mayor intensidad cuando él salió nuevamente y después la embistió con fuerza, un sonoro gemido escapó entonces de sus labios y reverberó en aquella habitación.
La sensación de tener a Senku en su interior y la manera en la que él estaba moviéndose, dentro y fuera con desesperación y frenesí, como si no pudiera tener suficiente de ella… Kohaku estaba disfrutándolo tanto o incluso más que él.
Las manos del demonio estaban recorriendo su cuerpo y marcando cada centímetro de su piel, la boca de Senku recorriendo desde sus labios hasta su cuello y nuevamente hacia sus pechos, saboreando y jugando con sus pezones sensibles, mordisqueando sus montículos hasta dejar marcas en éstos.
Sus embestidas se sentían casi salvajes como si de pronto toda esa pasión hubiese salido y explotado en el momento.
Ambos gritaron sus nombres gimiendo de placer.
Kohaku envolvió sus piernas en las caderas del demonio para llevarlo más profundo en su interior durante las embestidas, Senku estaba bombeando dentro de ella con una intensidad que nunca antes había experimentado. Él se aferró a ella, obligándola a arquear nuevamente la espalda para sostenerla mientras su otra mano mantenía el equilibrio en el colchón. Senku jadeó audiblemente y mordió el cuello de Kohaku en una de sus embestidas, y ella no pudo más que clavar nuevamente sus uñas en la piel de Ishigami, dejando un rastro rojizo y haciendo que el placer aumentara.
Estaba cerca, esa sensación devastadora que había experimentado cuando él la devoró con su boca… podía sentir la acumulación placentera a punto de volver a explotar. Y no se equivocó, el segundo orgasmo de Kohaku llegó tras una profunda y violenta embestida, nublando su mente y haciendo temblar su cuerpo de manera incontrolable debido al innegable placer que él estaba otorgándole.
Un audible grito clamando el nombre de Senku con necesidad y pasión resonó en el aire, y las manos de Kohaku se aferraron al cuello del demonio, jalando los mechones de cabello con fuerza mientras surcaba las olas de su orgasmo.
Y eso bastó para que Senku alcanzara también su glorioso orgasmo. Las paredes en el interior de Kohaku apretaron deliciosamente su pene mientras él vaciaba por completo su semen en una violenta explosión que dejó en blanco su mente. Con un grito ahogado en el cuello de la chica, Senku remontó una ola de placer indescriptible… Ella era todo lo que podía sentir en ese momento.
Kohaku entonces presionó sus labios con los de él en un beso salvaje y necesitado, uno que desnudó aún más sus almas y se sintió casi agonizante.
Ishigami colapsó sobre ella jadeando y sudando, ambos tratando de acompasar sus respiraciones y él aún sin salir de ella. Estaban muy cansados y se quedaron así por una fracción de segundos más, disfrutando aún de los remanentes del placer y de la calidez del cuerpo del otro.
Kohaku acarició distraídamente el cabello de Senku sin emitir palabra alguna, dándole tiempo también a él de recuperarse.
Era todo, Kohaku renunció al cielo entregándose a ese demonio… ella había caído y ahora le pertenecía sólo a él.
Senku no se apartó y posicionó su cabeza en el pecho desnudo de Kohaku, quería permanecer así todo el tiempo que pudieran. Escuchó entonces el sonido de su desbocado corazón golpeteando contra su pecho, y él emitió una débil risa de satisfacción.
Pero la diversión duró apenas lo necesario.
— ¿Dolerá? —habló Kohaku en un susurro, tratando de recuperar el aliento.
No dijo más pero Senku sabía muy bien a qué se refería… la caída.
—Si. —fue lo único que pudo decirle, no era lo mismo contarle sobre eso que sentirlo en carne propia.
Ella se acurrucó un poco más y abrazó la cabeza de Senku, acariciando con delicadeza sus extraños cabellos. No podía imaginar el horror que podría esperar, Chrome hizo un último intento antes de su partida explicándole lo que su decisión conllevaría y el sufrimiento que experimentaría… él lo intentó, pero ni siquiera conocer esa verdad le hizo cambiar de parecer.
La noción de no volver a ver a Senku dolería más que cualquier otra cosa, ella fue consciente de aquello después de admitir que estaba profundamente enamorada de él. Comprendió entonces la historia de Senku sobre aquel hombre al que una vez llamó "padre", un ángel que se había enamorado de un demonio… justo como ella lo hizo.
Los ojos comenzaron a pesarle y un lánguido bostezo escapó de sus labios, señal de que en cualquier momento se quedaría dormida. Notando esto, Senku se separó de ella y los acomodó a ambos cubriéndolos con las sábanas.
La fatiga se derramó sobre ambos pero fue ella la primera en dormirse al ser incapaz de luchar contra ésta. Y él la observó, a ese ángel testarudo que rompió sus esquemas e irrumpió en su existencia y se arraigó en su vida. Ahora Kohaku se quedaría a su lado, ella no podría regresar al cielo… Esto es lo que más había anhelado ¿Cierto?
Sí lo fue, pero tampoco pudo evitar sentirse preocupado por ella y por lo que esta situación probablemente acarrearía en el futuro. Aunque no se arrepentía. Él no pertenecía ni al cielo ni al infierno y estaba dispuesto a permanecer a su lado y no compartirla con nadie más, como la escoria egoísta que era. A diferencia de su padre, Senku compartiría el resto de la eternidad con Kohaku.
De cierta manera ahora quizá podía comprender un poco al viejo.
No supo en qué momento se quedó dormido.
Pero el suave susurro de la voz de Kohaku al informarle que debía irse lo despertó por completo. Y a pesar de sus protestas ella le dejó muy en claro que regresaría una vez que hablara con su creador, Kohaku sabía que vendrían por ella una vez que la corte angelical supiera sobre el motivo de su ausencia en el cielo. Ella no era una cobarde, afrontaría aquello de una vez por todas… Ese fue el plan original después de todo.
Kohaku ya no formaba parte de las líneas del cielo al perder su divinidad, ella ya no era un ángel. Sin embargo no iba a esconderse de ellos para evadir su "error" y su "traición".
Se presentaría ante dios y aceptaría su castigo para comenzar de una vez con la caída.
A pesar de las negativas de Senku, Kohaku lo dejó ahí con la promesa de su regreso. Ella tenía un lugar al cual pertenecer ahora y alguien a quien verdaderamente amar.
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N/A:
Después de mucho tiempo he aquí otro capítulo de esta historia uwu la verdad es que fue gracias a un Fanart que ví en "Twitter" o "X" (Xeno compró Twitter, lo de Elon es puro bait… no tengo pruebas pero tampoco dudas) y weno, me acordé de este Fanfic y… El resto es historia.
No sé si dejar esto como el final definitivo o darle el epílogo (si lo encuentro en los archivos 0.0) en fin…
No sé si alguien todavía lee esto pero si es el caso quiero agradecer infinitamente por su tiempo, también se agradecen sus comentarios y eso ayuda bastante a la retroalimentación :3 (siempre y cuando sean con respeto)
Oh y por supuesto, una disculpa por todo el Ooc (personajes fuera de carácter), la mala ortografía y redacción que puedan encontrar aquí… se hace lo que se puede y pues "un hechicero lo hizo" ah y por supuesto "Así lo requería la trama" u.u
Y bueno creo que eso sería todo… *se vuelve a morir*
