"Hay Amor (En Tu Cuerpo)."

Por B.B. Asmodeus.


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Fandoms: Guardians of the Galaxy Vol. 1, 2, 3.

Pareja principal: Rocket/Peter Quill (Star-Lord).

Rating: Adulto, por sexo explícito.

Categorías: Realidad Alterna de Vol. 3, Primera Vez, Problemas de Comunicación porque Peter y Rocket son Idiotas, Readaptación del Canon/Canon Rewrite, Escenas Perdidas/Missing Scenes, Romance, Humor, Drama, Relación Establecida, SMUT/Contenido Sexual Explícito, Mpreg, Saltos en el Tiempo, Rocket POV, Peter Quill/Star-Lord POV, Exploración de Fisiología Alienígena.

Advertencias: Referencias a PTSD, problemas de autoestima, depresión, abuso animal (nada más allá del canon), experimentación sin consentimiento, y abuso del alcohol como mecanismo para lidiar con la depresión.

Sobre las líneas de tiempo: Esta historia correrá en dos líneas de tiempo al unísono. Conforme reescribiré escenas claves de la segunda mitad del Volumen 3, también estaremos viajando al pasado desde el momento que Peter y Rocket comenzaron su relación. ¿Por qué? Porque creo sumamente importante explorar el punto de vista de Rocket durante esta transición de amistad, amigos-con-beneficios, a posible-amor-de-su-vida, partiendo de Thor: Love & Thunder.

Decidí hacerlo de esta forma teniendo en mente que cuando Rocket se entere de que será padre, deseaba que fuera el clímax principal de esta historia. Para lograr ese efecto, el contexto será elemental.

Otra cosa: Por favor, recuerden que el punto de vista de Rocket es subjetivo y atado a su baja autoestima por las razones que todos conocemos. Lo que piensa no es necesariamente la realidad, ni dicta con certeza lo que Peter siente en verdad por Rocket.

Aclaración especial: He pensado considerablemente en las posibilidades de cómo hacer posible el Mpreg de forma creíble sin usar el Omega 'verse, y terminé con dos opciones muy factibles. Usaré una de ellas para esta historia y la otra la guardaré para otra historia. Sólo quiero advertir que Peter será el del estado encinto (no todos son fans de Bottom!Peter) y NO estará teniendo mapachitas (sí, la idea es adorable pero no va con lo que tengo en mente, y ya tenemos adorables mapaches bebés directo del canon).

Spoilers: Avengers: IW/Endgame, Thor: Love & Thunder, Guardians of the Galaxy: Holiday Special, Guardians of the Galaxy Vol 1-3.

Sinopsis: Aun poseyendo corazones endurecidos por el impacto del pasado, Peter y Rocket descubren que todavía hay amor en sus cuerpos. La verdadera sorpresa, sin embargo, será desvelar el resultado de su extraordinaria afinidad juntos. Todo en medio de patearle el trasero al Alto Imbécil, por supuesto.

Post-Thor: Love & Thunder; versión alternativa de GotG Vol. 3.

Notas:

(1) Esta historia es una extensión del Cap. 2 de otra colección de viñetas "Toca, Toca, Toca (Los Grandes Éxitos, Baby)" que presentó la premisa de Peter Quill/Star Lord en estado encinto durante el Vol. 3, sin Rocket saberlo.

(2) Porque la gente lo pidió, HENOS AQUÍ. SE RETRASÓ EL UPDATE DE TOMÉ LAS ESTRELLAS POR ESTE NUEVO MONSTRUO.

(3) La maravillosa Florence Welch lo hace de nuevo, el titulo de la historia está inspirado en su canción "Hardest of Hearts" que si me lo preguntan, describe a la perfección los problemas emocionales entre Quill y Rocket.


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01.

"Hay amor en nuestros cuerpos

y nos mantiene unidos.

Pero nos separa

cuando nos abrazamos."

-Florence + The Machine.

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Actualidad.

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Nebula se había visto obligada a extraer el líquido directo de los pulmones de Rocket para darle más tiempo.

El proceso fue crudo, Peter evadió mirar la jeringa de cerca mientras sostuvo la mano de Rocket sobre la camilla. Nebs fue eficiente, sin embargo. Ni un segundo menos, ni un segundo de sobra, estuvo encajada esa aguja en el pecho de Rocket.

Cuando los escáneres dieron un diagnóstico positivo, ambos suspiraron, entre alivio e incertidumbre. "No tenemos mucho tiempo, Peter."

-Ya lo dijiste. Peter contempló el rostro de Rocket. Lució débil. Algo que nunca hubiera asociado con él. "¿Podrías darnos un minuto a solas?"

Nebs se tornó hacia Peter con una suspicacia innata. "Deberías descansar también."

"Estoy bien." Quill negó de inmediato. "No me mires así, no soy un inválido."

"No fue lo que dice." Nebula acarició la mano opuesta de Rocket. "Las cosas han cambiado. Sigues actuando como si no fuera así, pero tarde o temprano, la realidad te alcanzará." Al regresar a Quill, su voz se suavizó. "La realidad no ha sido misericordiosa con ninguno de nosotros… Pero, al menos sé consciente de que no estarás solo. Debes estar listo, Peter."

Un nudo se atascó en la garganta de Quill. Acarició la cabeza de Rocket para distraerse. Después de la confrontación con Gamora 2.0 sobre lo peligroso que sería enfrentarse al Alto Evolucionario, la realidad había sido inescapable. Gamora no lo comprendería. El terror helándole las venas a Quill en estos momentos, con el prospecto de fallar; de no obtener la maldita llave. La desesperación por mantener lo que tenía, contenido, a salvo, porque de lo contrario, Quill perdería todo al doble.

Nebula lo dejó a solas y cerró las puertas corredizas para brindar algo de privacidad. Quill se agazapó sobre Rocket de inmediato, rendido ante la conmoción.

"Tienes que aguantar, Rock." Suplicó al cuerpo inmóvil. "Dame tiempo. Lo arreglaré, lo prometo."

Los monitores fueron el único sonido de respuesta.

"Tenías razón." Quill suspiró con el peso de lo que sabía doblegándole. "Cuando peleamos esa noche—algo sucedió. Algo, que yo… No tenía idea cómo manejarlo, ¿de acuerdo? Por eso he estado actuado frío y caliente, y de arriba abajo, estas semanas."

Quill talló su rostro, queriendo encontrar las palabras adecuadas. Había creído que confesárselo a un Rocket inconsciente habría sido más fácil.

"Solamente Nebula lo sabe. Sé que lo sospechabas, Nebs me dijo que intentaste sacárselo varias veces—De seguro, creíste que estábamos teniendo una aventura juntos. Te conozco, paranoico de mierda." Una breve sonrisa ablandó sus labios. "Pero, tienes que comprender que le pedí que lo guardara en secreto porque debía ser yo el que te lo dijera. No le incumbía a nadie más." Esa noche del ataque, cuando habían discutido, Rocket había actuado como animal acorralado. Como si hubiera estado esperando las peores noticias, al encontrar a Peter vomitando en el sanitario.

("¡Hueles diferente! ¿Estás enfermo? Algo anda mal. Algo anda mal y no me lo estás diciendo—¿Estás tomando de nuevo?")

"Seguiste insistiendo e insistiendo esa noche—Necesitaba tiempo, Rock…" Peter no lo había obtenido, sin embargo, y en pánico, había atacado de vuelta. "Cuando me acusaste de haber vuelto a tomar, yo… Lo siento… Dije muchas tonterías. Sólo quería que me dieras espacio para tomar un endemoniado respiro." Las hormonas ciertamente no estaban haciendo las cosas fáciles. Quill siempre había sido emocional, pero esta montaña rusa habitando su sistema estaba llevándolo a otro nivel.

Al final, las palabras adecuadas no vinieron. Quill acudió a las acciones. Tomó la garra de Rocket con cuidado—la cubrió por entero entre la suya—para acomodarla en el punto de su estómago que los escáneres médicos habían revelado encontrarse el embrión.

"Tienes que aguantar, cariño."

El pecho de Rocket subió con el auxilio del respirador artificial. Aunque cálida, su garra no se movió dentro de su albergue.

Humedad brotó a los ojos de Quill con la falta de reacción. Era tan equivocado, que Rocket no explotara en movimiento caótico en este momento. Que no gritara. Que no perdiera los estribos con la noticia.

"No puedo hacerlo por mi cuenta." Peter tragó saliva. "Voy a ir por esa llave, vamos a salvar tu vida, y después—"

Después.

Bueno…

"Peter, ya llegamos." La voz de Mantis hizo eco por la med-sala.

Quill resonó su nariz y tras soltar la garra de Rocket, hizo su mejor esfuerzo por limpiar su rostro para restablecer su compostura. Contempló a Rocket por un segundo, atascado entre la necesidad de salir de inmediato a la cubierta del Bowie y el no saber cómo despedirse. Al final, se agachó a plantar un fugaz beso en lo alto de la cabeza de su novio.

"Hablaremos de ese después, ¿de acuerdo?"


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Antes.

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Se suponía que debía ser cosa de una sola vez.

Quill, presionado contra el muro del callejón, jadeando y murmurando con ojos cerrados, mientras Rocket masajeó el interior de sus pantalones. Ambos ebrios, por festejar aquella noche la compra de Knowhere.

"Mierda." Las manos de Quill orbitaban en la cercanía de sus hombros sin llegar a tocar. Rocket estaba apoyado en un reciclador, casi al mismo nivel que el terrano. "Oooh."

Rocket no había tenido idea de que llegarían tan lejos. Al inicio de la noche solo había buscado sacar a Quill de sus humores mercuriales, contento un momento y depresivo, al siguiente. Tragos habían sido compartirlos toda la noche, acompañados con rounds de apuestas en los casinos de Contraxia con los units sobrantes de su gran adquisición. Drax y Mantis seguían dentro del casino, divirtiéndose.

La mano de Quill por fin se dejó de titubeos. Aterrizó en la nuca de Rocket, sus gemidos suaves casi mudos en la oscuridad del callejón.

Escalofríos le invadieron. D'ast. Sentir los dedos de Quill debió aberrarle. Debió provocar que saliera a saltos del lugar.

En lugar de eso, Rocket aceleró sus masajes, atado a la sensación carnal de proveerle placer de esta forma a alguien—alguien que, honestamente, merecía olvidarse de toda la mierda con la que habían tenido que lidiar. Quill merecía tan siquiera esta liberación, aunque no fuera la gran experiencia proveyendo de alguien como Rocket.

A la distancia, risas pasaron momentáneamente por las afueras del callejón. Causó que tanto Quill como Rocket se congelaran un momento.

Con su cabeza agazapada sobre el esternón de Quill, Rocket aspiró profundo. Estuvo consciente que el aroma de Quill permanecería en su memoria, inclusive tiempo después de este encuentro. Cuando ambos pretendieran que esto nunca había sucedido, los sentidos de Rocket lo seguirían torturando.

Volviendo a la quietud de las penumbras, Quill acarició franjas del pelaje de Rocket con sus dedos. "Más rápido," Vino el siseo de las alturas. "Por favor…"

Fue la súplica lo que le afectó.

El miembro en su mano pulsaba, vasos sanguíneos dilatados y pre-eyaculación dejando ver que Quill poco necesitaría para encontrar culminación. Rocket deslizó sus manos de arriba-abajo en el ritmo pedido, creando un túnel que hizo temblar las rodillas de Quill. Rocket disfrutó el poder afectarle así. El poder percibir la textura de los vellos del regazo humanoide en cada movimiento—rizados como los propios mechones cobrizos de su dueño. Maldita visión nocturna, que no le permitía perderse de cada detalle.

"Ummm." El apretar de los dedos de Quill en su nuca fue la única advertencia. Quill echó una maldición, cabeza adherida al muro y ojos cerrados. Rocket alzó su mirada y lo vio todo. Luces neones se reflejaron parcialmente en el rostro de Quill, aluzando su mueca involuntaria—endemoniadamente atractivo. Rocket apenas logró moverse del camino para no recibir evidencia del orgasmo en su jumper. Siguió masajeando a Quill, sin embargo. Porque así era de avaro. Quería sentir cada estremecer; cada señal de que su amigo había encontrado alivio…

"Oh, dios mío." Quill gimoteó a nada en particular. Siseó entre dientes, después de unos momentos de seguir siendo estimulado. "Rocket, espera, es suficiente—"

Escuchar su nombre fue un shock. Rocket soltó a Quill de inmediato.

Quill abrió sus ojos. Le buscó entre las penumbras. "Perdón, fue demasiado." Apuntó hacia sus regazos entre jadeos. "Scut, eso fue…"

De golpe, Rocket se sintió sobrio. Las justificaciones que habían guiado sus acciones hasta este momento, de repente le resultaron difusas. Algo estúpidas. Observó a Quill en sus torpes intentos de cerrar sus pantalones, guardar sus miserias de vuelta a donde pertenecían.

Cuando la mano humana quiso tocarlo de nuevo, Rocket saltó del reciclador.

"Oye, oye…" Quill intentó seguirle el rastro. "¿A dónde crees que vas?"

Rocket sintió su pecho apretarse. Toda incandescencia provocada por el erotismo de tocar a Quill—de oírlo, de respirarlo—en un solitario rincón de este mal nacido planeta, murió. Junto con su dificultad para pensar. "Obtuviste tu diversión. Será mejor regresar al casino."

"Disculpa, ¿qué?" Enojo pronto se filtró por la voz de Quill. "¿Estás bromeando? Más te vale estar bromeando—Rocket, ¿podrías verme a la maldita cara, al menos?"

Rocket lo ignoró hasta desembocar en la calle principal. Los ruidos desastrosos de recicladores siendo tumbados al suelo, le dijeron que Quill no estaba dispuesto a dejar el tema por la paz. Estúpido, estúpido, estúpido.

"¿Para qué rayos—? Si vas ibas a ser un imbécil al respecto—"

"¡Sssh! Flark, Quill, anúnciale al planeta entero lo que hacíamos, ¿quieres?" Rocket comenzó el camino de vuelta al casino. Soplidos ofendidos fueron la respuesta.

"Vete al diablo." Quill apareció a su lado. "Quiero una maldita explicación, Rocket. ¿Qué demonios fue eso?"

"¿Qué crees que fue?" Rocket limpió su hocico con la manga de su brazo de forma arrebatada. Fue un error, porque el olor de Quill estaba impregnado en su cuerpo. "Un pequeño favor entre amigos no es nada fuera de lo común. Todos los hacen."

"¿Lo hiciste por lástima, entonces?" Quill frenó en seco. Rocket avanzó unos metros más adelante, pero, luego suspiró para sí.

Mierda.

Se dio la vuelta.

"Pensamos que ayudaría a distraerte." Rocket masculló, tallando la pelusa de su rostro.

"¿'Pensamos'? ¿Quiénes?"

Ugh, no. Error, mencionar a los demás. "Yo pensé que ayudaría. ¡Ya sabes, algo de diversión para sacarte de tus humores raros! ¡Pero, nadie más quiso comprometerse en verdad con la causa excepto yo, así que, aquí estamos!"

Eso definitivamente no ayudó.

La expresión en Quill solamente se oscureció más y más. Copos de nieves estaban cayendo sobre la chaqueta de cuero y el cabello del humie. Rocket podía percibir cada copo rozar en su pelaje por igual. Cuando Quill recuperó su voz, se volvió casi monótona. "Ya veo. Pobre Star-Lord, necesitaba un revolcón para sentirse mejor. Oh, Dios. Gracias por todo, Rocket. No sé qué hubiera sido de mi sin tu sabia intervención. Supongo que me ahorraste los 600 units que hubiera gastado en una cortesana robot."

"Ése es el espíritu." Por qué Rocket se metía en este tipo de embrollos, nunca lo entendería. Sólo había deseado ver a Quill sonreír de nuevo. En lugar de eso, Quill lució como si estuviera a un paso de estrangularlo. Por un momento, al reiniciar el camino al casino y pasarle a Rocket de lado, estuvo seguro de que al menos Quill lo intentaría.

"Eres un imbécil."

Rocket permaneció de pie en el mismo lugar, un buen rato más. Recibió miradas impacientes de los demás turistas, al estar atravesado en la concurrida calle, impidiendo la movilidad. El frío pareció haberle entumido el cerebro.

No pudo procesarlo.

Porque Peter sonaría tan… lastimado.

Las siguientes semanas fueron incómodas, por decir poco.

Afortunadamente, con todo lo que el equipo necesitaba hacerse cargo para la transición de habitar en el Benatar a habitar en Nowhere, Rocket tuvo excusas de sobra para no compartir el mismo espacio con Quill por más de cinco segundos. Fueron civilizados el uno con el otro, más no se atrevieron a hablar de otros temas que no fueran el trabajo en sus manos. Rocket no podía pensar en cómo comenzar una conversación normal con Quill, de todas formas. La mejor alternativa, en su opinión, era dejar pasar el tiempo hasta que se les olvidara lo sucedido en Contraxia.

Si el equipo notó la tensión, mantuvieron sus bocas bien cerradas al respecto. Pequeñas victorias.

Nowhere ocupaba de múltiples reparaciones. El plan de Quill consistía en construir una base en la ciudad para que fuera punto principal de contacto con los Guardianes de la Galaxia, y Rocket ya tenía los planos en su mente. Convertirlos en realidad tomaría algo de tiempo. Lo bueno, que eso, era algo que Rocket tenía.

Una de esas tardes, mientras Rocket examinaba los dichosos planos, fue como Groot lo acorraló.

"Yo soy Groot."

"No sé de qué hablas." Rocket dobló sus orejas. "No le hice nada."

"Yo soy Groot."

"Ese es su problema."

"Yo. Soy. Groot."

"Quill toma de forma descontrolada porque es un idiota." Rocket gruñó. Así que Quill volvía a las andadas. Después de cuatro semanas sobrio, había vuelto a recaer. Y de alguna forma, Groot creía que era culpa de Rocket. Bonita cosa. "Créeme, yo soy la última forma de vida que podría hacer algo por él. Emociones—ya sabes cómo nos va, cuando lo intento. De alguna forma, todo termina en violencia."

"…Yo soy Groot."

Scut.

Rocket arrugó parte de los planos. "…¿Por qué se sentiría solo? Nos tiene a todos nosotros." Rocket no necesitaba este drama. No necesitaba saber que no eran suficientes. Que no eran Gamora. Que lo que Rocket había compartido con Quill en un sucio barrio de Contraxia había sido inmundo e insignificante, a comparación con la historia entre Quill y su difunta amiga. Nada de esto era necesario—Rocket tenía suficiente en su plato. Tenía una base que construir. Una nueva nave que adquirir. Provisiones que administrar junto a Nebula.

Rocket aventó los planos a la mesa de trabajo. Apretó sus puños mientras gruñó.

"Después, no digas que no te lo advertí." Fue lo último que masculló, dirigiéndose a las afueras del taller. Lucir satisfecho no le duraría mucho a Groot. Parecía que no los conocía.

Quill había tomado residencia en la cantina local. En el camino hacia allá, divisó a Drax y Nebula movilizando cargamento de provisiones a las bodegas. Afuera de la cantina, Mantis se encontraba espiando hacia el interior, levantada en puntillas. Lució preocupaba por el idiota, justo como Groot. Cuando vio a Rocket acercarse, se tambaleó de vuelta al piso firme y sus antenas se levantaron.

"Ha estado ahí dentro desde la mañana." Mantis sobaba sus manos juntas. "Ni siquiera ha comido algo decente."

"Flark." Al asomarse por la ventana, alcanzó a ver a Quill en la barra de la cantina, en completa soledad. Tenía una botella frente a él, vaciada más allá de la mitad. "Ve a ayudar a Nebs, hablaré con él."

"Rocket, eres un buen amigo." Mantis le sonrió.

Rocket batió una garra al irse, dirigiéndose a la entrada de la cantina. "Veamos si Quill piensa lo mismo."

Había música deprimente corriendo por la atmósfera del lugar cuando se introdujo. Quill no reaccionó a la nueva presencia. Odiaba ser ignorado, así que Rocket se dirigió directo al puerto del Zune con todo el propósito de provocar.

En dos clicks, cambió la balada a algo de rock pesado. Hora de despertar.

"¿Qué crees que haces?" Quill arrastró su demanda con lengua pesada. No se tornó hacia Rocket, todavía hecho bolita sobre sí mismo en la barra.

"Así que, sigues consciente. Bueno saberlo." Rocket dejó salir algo de su coraje. "No podemos estar seguros, cuando empiezas con tus malas rachas. Supongo que solo tendremos el olor de descomposición algún día para avisarnos."

"Déjame en paz, Rocket."

"No hay nada que desearía más en estos momentos," Rocket caminó hacia la barra. "Pero, Groot y los demás creen que soy el indicado para lidiar contigo." Rocket saltó al asiento paralelo a Quill. Divisó la etiqueta de la botella. Hizo una mueca. ¿Aliento de Kraken? Esa bebida era veneno puro. Cuando volvió a hablar, trató de suavizar su tono. "Quill, estás asustando a las masas. ¿Por qué no le cortas hasta aquí y te vas a tomar una siesta?" Aspiró el aroma de la bebida y sus fosas nasales se retorcieron. "Y una ducha, por las estrellas."

"No eres mi Jefe." Quill masculló sobre sus brazos entrelazados. "Ni mi madre."

Rocket tragó saliva. "Soy tu amigo."

Un resoplido vino del nido de rizos despeinados. "…¿Lo eres?"

De nuevo, aquel tono herido. Le ardió en el pecho a Rocket, reconocerlo.

Scut. Por eso odiaba interactuar con este Quill.

"Los amigos no se manosean en callejones oscuros, ¿qué no?" Quill prosiguió, levantando su cabeza. "Mm. ¿Amigos con derechos, quizás? Nah. Tampoco somos eso—por lo menos en ese caso, ambas partes salen contentas con el encuentro, no increíblemente humilladas." Un resoplido cáustico prosiguió. "…Ni siquiera me dejaste tocarte." Petulante, Quill alcanzó la botella a medias en su mano. La ladeó en consideración con movimientos burdos.

Después de un mes ignorando lo sucedido, Rocket no estuvo preparado para que Quill abriera el tema sin preámbulo alguno. Bueno, ahí se iba el plan de borrar de la historia lo que había sucedido. Parecía ser que Quill no había olvidado absolutamente nada.

"Lo hiciste." La admisión se le escapó, Rocket casi la muerde de vuelta. Carraspeó su garganta. Automáticamente, acarició su propia nuca. Como si fuera a olvidarlo. Los dedos en su pelaje. "Al menos, sí recuerdo esa parte."

El perfil de Quill se torció hacia él. La mitad de su rostro se mostró enrojecido por tener la cabeza aplastada. Sus ojos resplandecieron con humedad, sin embargo. Se afianzaron a la garra de Rocket tocando su cuello y de una inhalación súbita, ambos estuvieron en la misma página.

"Pero no de la forma…" Quill hizo la mueca. "Yo deseaba…"

A la defensiva, los vellos de su espalda se levantaron. "¿Quieres saber algo más que recuerdo? Como me dijiste que me detuviera, Quill. ¿Así que, ahora por qué actúas como el ofendido?"

"¿Qué-qué?" La histeria de Quill llegó a ese nivel agudo que retorcía un poco las orejas de Rocket. "¿Cuándo lo dije, para ser exactos? ¡Tú fuiste quien actuó como si su trasero estuviera en llamas! No me diste ni un segundo para reaccionar cuando ya te habías esfumado."

Maldición, todo se estaba volviendo confuso. Quill le había pedido detenerse. Rocket lo recordaba.

…¿Cierto?

D'ast. Rocket admitió que ambos habían estado bastantes tomados. Vagamente podía evocar el pánico. La adrenalina. Ambos gritándose, en medio de la calle principal de la ciudad.

"Como fuera." Rocket sacudió su cabeza. "¡No es como si en verdad hubieras deseado algo más de lo que recibiste!"

Quill lo observó fijamente.

Aprovechando la distracción, Rocket se acercó suficiente para retirarle la botella de las manos. Quill no se la peleó.

"Pero, sí lo hice."

Rocket apretó sus dígitos alrededor del fondo de la botella.

"…quería más. Quería tocarte más. Sentirte." Quill murmuró entre dientes, ahora examinando lo que quedaba de bebida en su vaso shot. "Flark, Rocket, yo estaba—pudimos alquilar una habitación de hotel para sacarle el provecho a la noche como se merecía, al menos." Quill le aventó una mirada suspicaz. "Claro, eso fue antes de saber que te me echaste encima por una estúpida apuesta, o porque estabas aburrido—o por lo que sea que se te haya ocurrido." Se empinó el shot. Luego, movió su mano hacia Rocket. "Devuélvela. Sigo demasiado sobrio."

Rocket miró la botella.

Miró a Quill.

"De acuerdo. ¿Quieres tocarme tanto, Quill?" Rocket colocó la botella sobre la barra como intermediaria. "Deja esta porquería aquí y sígueme."

"Rocket." El gruñido fue una advertencia. "No me interesan tus juegos mentales."

"No es un juego." Rocket saltó de la barra. Se tornó hacia Quill y se encogió de hombros. "No voy a mentir, Quill. Apenas recuerdo un cuarto de lo que hicimos esa noche. Estábamos intoxicados hasta los globos oculares. No significa que no podamos darle otro intento, si es lo que se ocupa para superar este bizarro episodio en nuestra amistad." Aguardó un momento para que las palabras calaran. "Así que… ¿Interesado, o te harás la gallina?" No esperó por una respuesta concreta. En lugar de dejarse vulnerable a la posible burla, emprendió camino a la salida de la cantina. Se corazón se aceleró, sin creer totalmente lo que estaba haciendo. Sabía que el sexo solía ser un gran motivador para Quill—Pero, ¿desde cuándo Rocket consideraba en serio que formaría parte del amplio catálogo de gustos del terrano? Una noche ebria no significaba mucho, cuando Rocket podía recordar la imagen etérea de Quill con sus ojos cerrados, muy posiblemente pensando en alguien más.

El banco rechinó a sus espaldas. Las orejas de Rocket bailaron al registrar el alboroto.

Rocket pausó por un segundo en el umbral.

El sonido de botas hizo eco en el piso metálico.

"¿A dónde vamos?"

Sintiendo a Quill pisarle los talones, Rocket reanudó el camino. No respondió.

Tenían habitaciones temporales mientras se construía el complejo oficial de los Guardianes. Aunque no lo había visitado personalmente, Rocket sabía cuál complejo había sido escogida por Quill. Ese fue el objetivo. Optó por irse por la vía menos concurrida, no queriendo llamar la atención de sus amigos. Entre escabullidas por los laberintos de Nowhere, escuchó a Quill escupir maldiciones, agachándose en intervalos para no decapitarse. Rocket no se molestó con disimular sus risas.

"Te veo allá arriba, Star-Lover." Gesticuló hacia la ventana de la lata que Quill había escogido como su cuarto en el segundo piso y prosiguió a deslizarse por las tuberías, trepando su camino hacia allá. Todavía en tierra firme, Quill balbuceó más quejas.

La ventana no tenía seguro. Por supuesto que no. Quill era un confiado. Rocket la abrió una franja, suficiente para escurrirse.

La habitación estaba oscura. La cama de Quill no estaba hecha, primer delate que hoy no había sido un buen día. Rocket estaba al tanto de las pesadillas que plagiaban a su Capitán post-blip. En el mínimo espacio del Benatar había difícil no notarlo. La chaqueta de cuero que Quill tanto apreciaba estaba colgando de la silla de su pequeño escritorio y parte de los planos del Bowie estaban extendidos en la superficie. La tablet con las versiones digitales de los planos y su intercomunicador yacían sobre los planos, haciendo contrapeso. Dentro de todo, el rincón personal de su Capitán no fue un desastre, aunque hubo ciertos hallazgos que revelaron un poco del remolino sacudiéndole la mente.

Los pasos sobre metal fueron la única señal, antes de que la puerta del apartamento se deslizara. Quill entró apresurado. Encendió las luces de golpe, haciendo a Rocket parpadear con el cambio.

"Estás aquí."

Rocket talló sus ojos. "Sí, es lo que dije."

"No lo sé, pensé…" Quill se detuvo en medio de la alcoba con ojos engrandecidos y cabellos alborotados. Luego, el humie recorrió su propio territorio con incertidumbre. "Lo siento, no tuve tiempo para arreglar todo. Tuvimos una conferencia con los R'kuk temprano para afinar las negociaciones del Bowie."

"No es como si estuviera acostumbrado a la gran vida, Quill." Rocket se reenfocó en la tablet de Quill, al no recibir reacción negativa de su amigo al andar husmeando. Quill se comportó como ama de casa paranoica, apresurándose a rejuntar su ropa de dormir del piso y recoger platos usados de la mesa a lado de su cama. "Entonces, ¿cuánto nos falta? Esos R'kuk se están haciendo mucho del rogar. El trato debió cerrarse desde hace días."

"Son una raza calculadora."

"Eh. Ávara, es lo que estoy escuchando."

"Quieren 150 mil units más."

Rocket rodó sus ojos. "Están locos. Están rebasando los precios del mercado de este cuadrante."

"Y un poco de nuestra… asistencia."

Rocket gruñó a lo bajo. "¿Qué tipo de asistencia?"

Quill destapó su ventana. Por un momento lució satisfecho de permitir algo de luz alumbrar la caja metálica que llamaba su alcoba. Luego, miró a Rocket fijamente, y pareció reconsiderarlo. Cerró las cortinas de nueva cuenta.

"Todavía no lo sabemos, acordamos que mandarían los detalles a las 27.00 horas del día de hoy. Nebula le dará seguimiento." Interesante. ¿Por qué Quill lució todo enrojecido? "Yo—um. ¿Quieres algo de tomar? Tengo refrescos." Gesticuló hacia el refrigerador personal. "Iré a—Siéntete cómodo de tomar una botella, eh, regresaré."

Todo sucedió en menos de seis segundos. Rocket, confundido, observó a Peter huir al baño adaptado al apartamento.

-Eso fue raro. Rocket, esperaba que al menos, Quill estuviera listo para metabolizar todo ese Aliento de Kraken. -Supongo cuando tienes que ir, tienes que ir. Aceptó la invitación de tomar un refresco helado y tomó asiento en el escritorio de Quill. Había estado metido en el taller por días. Ni siquiera podía recordar su último snack.

Al regreso de Quill, se reveló que el terrano no solo había vaciado su vejiga. Espeso vapor se escapó del umbral de su baño. Cuando Quill se le unió estaba completamente húmedo, vistiendo una toalla alrededor de su cintura y murmurándose a sí mismo.

Refresco se le atoró en las cuerdas vocales. Rocket tosió una fracción de líquido sobre sus pantalones.

"Pensé en vestirme—Pero, luego, me di cuenta, ¿qué eso no sería en vano?" Quill caminó hacia la cama de la alcoba sin ver a Rocket. "Aparte, olvidé mi ropa acá."

Oh por un flark.

Quill se flexionó sobre sus rodillas para husmear bajo la cama. En el proceso, su enorme trasero quedo expuesto con solo una toalla separándolo de la plena desnudez. Rocket no pudo despegar sus ojos. Tragó saliva—descubrió que lo había desertado. Toda la saliva en su garganta.

"¡AHA!" Quill extrajo un tubo plástico. Prosiguió a dejarlo en la mesa próxima a la cama.

Lució revivido—vibrante—a comparación con los minutos previos. Rocket sospechó que Quill no había estado tan ebrio, en primer lugar.

Hubo una capa de humedad que hizo resplandecer su piel por toda la espalda humana. El estómago de Quill fue una meseta blanda, no endurecida con músculos. Una línea de vellos claros nacía de su ombligo hacia abajo. Los mismos vellos espolvoreaban su pecho. Rocket distinguió cordilleras de pecas sobre sus omóplatos.

Diminutas gotas se deslizaron por los mechones mojados. Cuando Quill se dejó caer a la cama, aquellas gotas rebotaron por todas partes. "¿Y bien?"

"¿Bien, qué?" El primer impulso de Rocket fue esconder el impacto. No ser transparente con la sangre bombeando enérgicamente bajo su piel.

Lentamente, Quill se recostó sobre la longitud de la cama, apoyándose en sus codos. "¿En verdad estás así de sediento…" Ojos claros se ladearon de la botella de refresco en la garra de su compañía, a la cintura de Rocket. "…o prefieres que sigamos donde nos quedamos la última vez?"

Rocket se levantó del escritorio. "Eso dices ahora." Suspiró. Gesticuló hacia su cuerpo. "Espera a que veas el resto."

Quill frunció su ceño. "Oye, tenme más fe, Rocket… ¡Ah, sé que ayudará!" Reincorporándose, su amigo se hincó sobre la cama hasta acercarse a la cabecera. Rocket lo vio reintroducir un casete al reproductor viejo que Quill había readaptado del Milano. Música se filtró por la alcoba.

Rocket sonrió, sacudiendo su cabeza. "No tienes que esforzarte tanto, Quill."

"Shhh. Es parte de crear la atmósfera, amargadito." Su amigo levantó su dedo para incitarlo a acercarse. "Y si vamos a hacerlo bien, nada de Quill."

Rocket comenzó a jalonear las mangas de su camisa. "¿Oh? ¿Entonces qué prefieres?"

"Puedes comenzar con Peter." Quill se arrastró en rodillas de regreso al borde, observándole. "Sin objeciones, a que después evoluciones a Dios. Es completamente normal, hasta lo esperado."

La visión de Rocket fue bloqueada, la camiseta atravesando las dimensiones de su cabeza en el proceso de desnudarse. Finalmente, dejó la camisa descartada caer al piso. Ignoró la mirada atenta de Quill, enfocándose en las botas. Se agachó para comenzar a zafar una de ellas.

"Uuuuuuuh, love to love you, baby."

La cantante se expresó como si ya se les hubiera adelantado, con el sumo placer fundiendo su tenor. Calor extremo corrió por todo su cuerpo. Zafó una bota. Se enfocó en la otra. Cuando la tarea estuvo hecha, sus manos se congelaron camino hacia su cintura. Hielo se entremezcló con las llamas de su interior con el prospecto de tumbar el último escudo de su cuerpo.

-Scut, ahora lo recuerdo. Rocket resopló par sí. -El pánico. Peter había intentado tocarlo. El recuerdo le vino como una espina en su mente. Peter había intentado tocarlo, cuando ese no había sido el plan original.

"Rocket, mírame." El colchón rechinó debido a movimientos sobre su superficie. "Rocket."

Una sonrisa le dio la bienvenida al entrelazar sus miradas. Gentil. Dulce. Al estilo de Peter Quill, el conciliador.

"Hagámoslos juntos, ¿eh? Eso ayudará con los nervios." Peter golpeó el lado derecho de la cama. Cerró un ojo en coqueteo. "Tú y yo, al mismo tiempo."

Por un momento, Rocket se sintió embelesado.

Ver a Rocket despojarse de su atuendo había causado una obvia reacción en Quill. La toalla hizo nada para esconderlo. A Rocket le costó creerlo. ¿En verdad le era atractivo a Quill, alguien como él? La evidencia estuvo ahí. Esta vez, Quill tenía los ojos bien abiertos y enfocados en Rocket.

"Quill…" Bueno, Rocket no era ningún casto. Su erección empujó contra sus pantalones, demandando atención por igual. Todo era culpa de esa maldita toalla. "No fue por lástima." Siseó como si admitirlo le doliera. "O una estúpida apuesta—quiero decir, estamos preocupados. Sí, tiramos sugerencias estúpidas al aire, creyendo que podrían ayudar a hacerte sentir mejor… pero no lo hacemos porque… queramos humillarte."

La manzana de Adán de Quill botó considerablemente, al tragar saliva. Parte de su gentileza se endureció. "Ven aquí."

Rocket gruñó. "No estás prestando atención." Talló su cabeza por un momento. "Necesito—quiero decir… Flark, ¿por qué es tan difícil decir…?"

"¿Qué lo lamentas? Creo que lo acabas de hacer." Quill se deslizó hacia el borde, expandiendo sus piernas de forma provocativa. Maldito. "Aunque, no te voy a perdonar hasta que te deshagas de esos malnacidos pantalones."

Un peso que no estaba consciente de estar cargando, se le soltó de los hombros. Rocket respiró hondo. "Pervertido."

La sonrisa se alargó por un breve momento. Luego, seriedad se filtró por su expresión conforme vigiló los pasos de Rocket hacia él. "Rock, no tienes idea… cuanto quiero tocarte."

"¿Por qué?" Rocket masculló. Se detuvo al ras de las piernas abiertas. "¿Estás así de aburrido?"

"Porque eres sexy. Desde esa noche…" Peter se auto-interrumpió. Relamió sus labios, y dejó sus manos flotar en pregunta, frenándose de hacer contacto con los pantalones de Rocket. "¿Puedo…?"

Rocket consideró las manotas humanoides frente a él. Estaban pálidas en la parte dorsal, mientras los dedos lucieron bronceados, consecuencia del uso de los guantes de combate. También encontró pecas esparcidas en diferentes puntos.

Eran manos que sabían pilotear. Manos que podían matar. Manos que también podían ser gentiles. No eran manos crueles, dispuestas a abrir a Rocket hasta su núcleo, con el propósito de averiguar qué hacía a Rocket funcionar—para determinar qué se podía descartar y qué se podía mejorar.

Rocket las tomó entre las suyas, sus palmas apenas cubriendo las partes dorsales y los nudillos.

Las guio directamente al elástico de su pantalón.

"Y tú encárgate de mí." Peter alentó a Rocket hacia el medio de sus piernas con suaves jaloneos de su pantalón.

Rocket rebuznó. Usó dos de sus dígitos para crear una pinza y los ancló sobre el nudo que amarraba la toalla. "¿A la cuenta de tres?"

Los dientes aperlados de Quill se asomaron. "Uno, dos—¡Oye!"

"Sorpresa." Rocket se burló, moviendo sus bigotes en una risa. El suspenso se acabó. De a una, Rocket conoció a Quill en todo su esplendor. "Huh… en verdad eres rubio a cuerpo completo."

"Pensé que ya habías visto todo." Peter bajó el zipper del pantalón de Rocket.

"Te lo dije—apenas recuerdo lo que hicimos." Dio un minúsculo salto cuando una mano inmensa se introdujo en su ingle. "Whoa."

"Así es." Quill masculló. "Dios, fuera de mi camino." Quill no fue muy considerado que digamos, al jalar los pantalones hacia el suelo. Rocket extrajo una pierna, sosteniéndose de Quill, y luego la otra. "Mira qué cosa más linda."

"Cállate." Rocket manoteó el pecho de Quill. "No es lindo."

"Oh, pero lo es." Peter susurró. Hizo el primer roce con la longitud del miembro ajeno con suavidad. Sus dedos se sintieron inmensos al rodearlo. Esta vez, Rocket se sostuvo de Quill por diferentes razones. "Listo para mí, ¿no es así?"

"Quill." Flark, ¿era esa su voz? Scut. Le sorprendió como su cuerpo tomo vida propia, vulnerable a la estimulación que Quill supo aplicar. Embistió en espasmos contra su mano, agazapándose sobre el torso del terrano.

"Rock, por favor." Llegó el gimoteo a sus orejas. "Quiero sentirte también."

Rocket frotó su hocico por la piel a su disposición. Ese maldito olor, el mismo del callejón. Rocket acarició los anchos muslos del humano para familiarizarse. Para cerciorarse de la textura masculina de vellos rubios y piel. Quill experimentó por igual, dejando su miembro erecto para acariciar el pelaje de su estómago. Subiendo, subiendo—luego, dirigiéndose hacia abajo de nuevo. Su mano opuesta se mantuvo anclada a la cintura de Rocket.

Sin mucha experiencia previa a considerar, Rocket imitó las caricias. Subió de los muslos de Quill hacia sus caderas. Su estómago. Sus costados. Encontró músculos fortalecidos de antaño y suavidad de una nueva Era donde los Guardianes ya no se mataban de hambre, ni tomaban misiones sin paga anticipada. El peso que Quill había perdido durante el luto de Gamora al regresar del Snap, había sido bien compensado durante el nuevo estilo de vida que estaban estableciendo en Nowhere. No le sentó mal a Quill, para nada. Rocket se sintió avaro, al desear conocer a Peter de esta forma.

"Acuéstate." Empujó a Quill ligeramente.

"Excelente plan." Quill se deslizó por la cama de inmediato. Con las plantas de sus pies se impulsó hacia la cabecera. "¿Qué te gusta, Rock? Dime."

Rocket saltó a la cama. Con una pezuña retiró la toalla húmeda al piso. "No lo sé." Encogió un hombro.

Quill frunció su ceño. "¿Nunca has tenido… otros amantes?"

"No son un humie. Distintas necesidades. No tengo los mismos impulsos… o por lo menos, por un largo tiempo, pensé que no los tenía."

"¿Qué cambió?"

Rocket se sentó al costado de Quill, apoyando su espalda en la cabecera. A la misma altura, no pudo frenar el capricho de acariciar un rizo cobrizo. "Cinco años por mi cuenta."

Peter se tornó hacia él. El tono verde su mirada se perdió en la baja iluminación de la habitación.

"Yo tampoco he estado con alguien más, desde Gamora." Compartió, acariciando una pierna de Rocket. "No se sintió correcto, ¿ya sabes? Acostarme con personas que conocería una vez. Sin ningún vínculo—aparte de lo obvio." Sus labios se curvearon. "Ha pasado mucho tiempo desde que me he sentido de esta forma…"

Rocket frunció su ceño. "¿Cómo?"

"Ya sabes. Emocionado por estar con alguien." Sintiendo los dedos de Rocket todavía en su cabello, Quill ladeó su rostro en su dirección como un gato gigantesco. "Con alguien en quien confío." Su mano se deslizó al área del regazo de Rocket, robándole el aliento. Quill acarició sus testículos con certeza exploratoria. Rocket no había tenido idea de la alta sensibilidad. "Alguien… a quien encuentro increíblemente atractivo. Todo en un solo paquete."

Rocket acercó su trompa al perfil del terrano. Respiró el aroma artificial de la crema de afeitar. Dio una lamida experimental. "Hablas demasiado, Quill. ¿Alguien te lo ha dicho antes?"

"Esta boca tiene múltiples talentos." Quill acarició a contrapelo el área del pecho de Rocket. La sensación fue electrizante. "¿Quieres comenzar a conocerlos?"

Quill, efectivamente, le mostró otro de los impactantes usos de su boca parloteadora.

Rocket se encontró encajando sus garras en el cobertor, envuelto en el asalto de sensaciones foráneas—exhilarantes. Intimidantes. Quill lo tuvo apoyado en las almohadas, piernas extendidas, mientras el terrano se deslizó en el medio de éstas, frenando hasta encontrarse al mismo nivel de su regazo.

Flark, Rocket tuvo que cerrar sus ojos—la imagen fue demasiado. El cuerpo desnudo de Quill desparramado por la cama de esa manera, su trasero alzado en el aire sin vergüenza alguna. Quemó nervios dentro de Rocket que no sabía que poseía. Gruñó para sí, luchando por dominar las reacciones fisiológicas, que iban más allá de la evolución cibernética que se le había impuesto.

Mierda. Quill seguía hablando. "-si deseas que me detenga. No importa en qué parte. Dilo, y lo haré, ¿de acuerdo?"

Quill tuvo el descaro de lucir presumido al levantar su cabeza, masajeando la base del miembro de Rocket, sin prisas. Se percató que Quill estaba esperando por una respuesta.

Rocket asintió, orejas doblándose.

Quill le sonrió con una dulzura—Rocket no lo entendió.

"Ajústate el cinturón, vaquero."

Los rasgones a las sábanas fueron inminentes.

Las lamiditas volvieron. Quill no hizo muecas con el sabor—algo que Rocket había esperado. Al contrario, los giros de su lengua perduraron y se ampliaron en tiempo y dedicación. Arrastró su boca por la longitud de Rocket como si tuviera todo el tiempo en el universo. La cola de Rocket se onduló alrededor de la nuca de Quill en instantes, para luego torcerse en dirección opuesta, completamente confundida. Quill emitió sonidos cada vez que sintió el contacto, más no se detuvo.

"Uggggh." Era difícil mantenerse inmóvil. Rocket flexionó sus piernas de forma involuntaria, observando la cabeza de Quill subir y bajar, empinándose de poco a poco sobre su erección. El olor fue inescapable, entonces. Se espesó alrededor de la alcoba. ¿Feromonas? ¿Sería Quill capaz de reproducirlas como Rocket? "F-Flark."

"Mm-hmm."

Rocket rodó sus ojos en blanco.

Quill separó su boca, sin dejar de masajearlo. "Rocket..." Su voz se escuchó ronca. Al reabrir sus ojos, Rocket detectó movimiento bajo el terrano. Quill, estimulándose por su cuenta. Todo su rostro fue un desastre sonrojado y húmedo. Estaba cubierto en los fluidos naturales. El impulso de Rocket fue el de saltar a su lado y lamerlo todo. "Siéntete libre de decir, no, pero no estaría opuesto a que terminaras dentro de mí."

El miembro en las manos de Quill se estremeció. Cuando Rocket eventualmente comprendió la extensión de lo dicho, tensión se acumuló en su cuerpo. Alzó su cabeza de las almohadas.

"¿Qué… cosa?"

"Mierda…" Quill plantó su rostro en el abdomen ajeno. "¿Crees que es demasiado loco? Sería tu primera vez, lo sé. Por eso, pensé… que podría ser especial."

Rocket jadeó sobre las almohadas en necesidad de un breve receso. Intentó hilar pensamientos coherentes. Era bueno en esto. Pensar.

Dentro de Quill. Tener sexo con Quill.

Nunca había estado en el interior de nadie. La idea lo abrumaba, al mismo tiempo que le interesaba. "¿No te lastimaría?"

Quill besó su estómago. "No, cariño. No, si lo hacemos bien."

"¿Lo has hecho… antes?"

Quill asintió, su barbilla rozando el pelaje. "Algunas veces. Ya fue hace tiempo, eso sí."

Rocket tragó saliva. "¿Lo disfrutaste?"

"Oh, por un flark, me encantó."

Bueno, Rocket difícilmente podía negarse con tal entusiasmo. "¿Qué… hago?" Rodó sus ojos. "Aparte de lo obvio, quiero decir."

"No te preocupes por nada." Cierto brillo de emoción iluminó la cara de su amante. Sin más, Quill se incorporó sobre la cama para estirarse hacia la mesa anexa a la cama. Rocket divisó el tubo que había sido extraído del piso, ahora en las manos del terrano. Le guiñó el ojo a Rocket. "Yo me encargo de todo."

Rocket hizo espacio en la cama para que Quill pudiera acostarse. "¿Qué haces?"

El humie se recostó en la cama, piernas abiertas. "Tengo que prepararme." Al aplicar presión al tubo, liquido transparente y aceitoso brotó directo a sus dedos. Peter se encargó de cubrir dos de sus dedos en especial. Luego, respiró hondo en intervalos para relajarse. Le echó un vistazo a Rocket. "Dios, mírate nada más..." Camino abajo, Quill acarició su propia erección unos momentos.

Rocket ensimismó sus orejas de la impresión, viendo un dedo yendo más de los testículos. Quill lo dirigió hacia su recto.

Oh.

El proceso fue tortuoso en el aspecto de la espera. Rocket vaciló entre hacer más preguntas—¿Cómo lograría caber ahí dentro?—mirar hacia otro lado—algo bastante imposible con la manera que Quill mascullaba sonidos aprobatorios—y acariciar su propia firmeza para aliviar su estado.

"Casi." Quill jadeó. Tenía dos dedos dentro de sí, deslizándolo en parodia de lo que estaban por hacer. "¡Déjate ahí, Rocket! No arruines la fiesta cuando apenas vamos a comenzar."

"Apresúrate, Barbie." Rocket siseó entre colmillos. Presionó en la base de su regazo para tratar de cortar el flujo de sangre. Sentía que estaba a punto de combustionar por su propia cuenta.

"Okay, okay… Creo que así bastará." Quill le aventó el tubo. "Es lubricación, embárrate todo lo que puedas en tu bláster, Casanova."

Rocket resopló con la comparación. Lo que fuera, para que la espera terminara. "¿Q-Qué haces ahora?"

"Será más fácil así." Colocándose boca abajo, Peter empujó las almohadas bajo su cuerpo, a la altura de su cintura, para elevar su trasero. "Confía en mí." El idiota le sonrió. Cuando flexionó sus rodillas por la cama para arrodillarse, las últimas neuronas dentro de Rocket se evaporaron. "Vamos, Rock."

Había algo tan… innatamente sensual, en la manera que Quill manejaba todo su cuerpo. Rocket lo había notado desde el primer combate. Quill utilizaba hasta un meneo de sus caderas de arma mortal.

Por supuesto, que en el contexto de amantes, aquella gracia ceñida a su ADN, resultaría aniquiladora.

Rocket permaneció de pie al acomodarse detrás de Peter. A ciegas, un brazo humano se estiró hacia él, buscando guiarle. Al no encontrarle a su alcance, Quill gimoteó.

"Por favor." Chilló. "Hazlo ya. No la hagas de emoción."

Todo en Rocket tembló. "Quill, siempre queriendo las cosas a su manera." Terminó la distancia con su corazón en su garganta. Plantó sus manos en los glúteos de Peter, acariciando por primera ocasión con solo las puntas de sus garras escribiendo sobre la piel. "A la hora que le apetece, de la manera que se le antoja." Extendió los glúteos firmes hasta encontrar el recóndito núcleo que guardaba aquel aroma que lo estaba volviendo demente.

Ahí.

Rocket jadeó al divisar el anillo dilatado. Tan bonito. Tan bonito como el resto de Quill.

"OhDios—Rocket." El cuerpo de Quill convulsionó ligeramente al sentir las lamidas en su centro. Rocket lo hizo de nuevo. El sabor afloró en su lengua. Las feromonas, arrasaron su olfato. Sintió a Quill prácticamente derretirse sobre la cama. Oh, los sonidos. Fueron suficientes para orillar a Rocket muy cerca del límite. Gruñendo, instinto llevó a Rocket a reacomodarse sobre Quill, sujetándose de su ancha cintura mientras guio su miembro hacia el lugar indicado. "Ooooh, diablos, sí."

"Quill." Rocket gimoteó por igual. Embistió de poco a poco. No esperó que todo fuera tan abrumador. El calor. La presión. Ver a sí mismo desaparecer dentro de otro cuerpo. Rocket se agazapó sobre el cuerpo acostado. "¿T-Te duele?"

"Oh, cariño, no… Sigue, Rocket…" Quill empujó con su trasero para asegurarlo. Rocket así lo hizo, lentamente avanzando hasta que ya no hubiera espacio entre sus cuerpos. Quill necesitó un momento para aclimatarse. Luego, acarició la pierna de Rocket que le quedo más cercana. "Comienza a moverte, por favor… Estoy bien."

Inclusive si cien años transcurrieran, Rocket sabía que no encontraría las palabras para describir las sensaciones de este día. Rocket actuó en impulsos que nunca les había dado pie antes. El placer carnal, la cercanía—Rocket nunca había pensado que los experimentaría. Así que sentirlo todo de golpe—le desbordó más allá de lo que su cerebro pudo compartimentar.

Armando un ritmo, la cama rechinó en delate de sus actividades poco inocentes. Vagamente, música fue concebible. De cualquier manera, a Rocket le interesó mucho más seguir escuchando la suciedad brotando de la boca de Quill. En este punto, el terrano ni siquiera estuvo expresándose en lenguaje estándar, frases de otros idiomas sin registro en sus implantes, intercalándose con sus gemidos.

Rocket terminó abrazándose al torso ajeno, lamiendo el sudor directo de la fuente. Cuando Quill reclamó por más fuerza en ese-maldito-tono, Rocket perdió una porción de su autocontrol y apretó sus garras para afianzarse.

Sus modificaciones le habían proveído de una fuerza física que solía ser poco creíble para sus adversarios, hasta que sentían las consecuencias de su propia estupidez en carne propia. Y Quill lo sabía. Sabía perfectamente de lo que Rocket era capaz.

Y no le importó un carajo.

Su regazo sacudió el cuerpo de Peter en una ola reforzada que hasta empujó al idiota hacia la cabecera. La muestra impetuosa tuvo al humano masajeando su regazo en veloces movimientos de su brazo, contra las almohadas. Rocket volvió a sisear en sonidos que parecieron trinar de su garganta.

La candencia de sus cuerpos no fue perfecta. Hubo momentos donde Quill quiso moverse en dirección opuesta para tomar control, rompiendo el ritmo semi-establecido por Rocket. Cuando eso sucedió, Rocket refunfuñó, apretando sus pezuñas para advertirle que se quedara quieto. En reacción, Quill produjo cien mil maldiciones más. Sentir las marcas naciendo en su piel, pareció emocionarle, en lugar de molestar. Su mano casi volaba bajo su cuerpo a estas alturas, estimulándose con afán. Con su palma opuesta, se sostuvo de la cabecera, cabeza encorvada sobre el colchón.

Rocket intentó imaginarlo. La expresión de Quill en estos momentos, los mohines transpirando en su rostro. El cabello sudoroso aplastado contra su frente.

Scut, su firmeza. Apenas lo había divisado, el miembro hinchado de Quill, enrojecido y regordete, brillando con la extraña sustancia que Peter le había frotado. Flark, ¿compartiría el mismo sabor de su centro?

Las caderas de Rocket entraron en corto circuito. Sin más, conoció el desenlace—una supernova triturándole las células.

"R-Rocket." Quill se dio cuenta. Su trasero se retorció junto a los últimos arremates, brincando a la misma cresta. Rocket no pudo producir algo coherente. Presionó su rostro sobre la espalda de Quill, y se dejó llevar por los malditos fuegos artificiales. "Mmmm—sí, sí… Mmmm."

El cuerpo de Quill se apretó desde su núcleo con los espasmos naturales de su orgasmo. Demasiado sensible para aguantarlo, Rocket chilló para sí. Fue demasiado. Pudo sentir todo. Fue demasiado. Tuvo que zafarse. Tuvo que alejarse.

"Aw… con cuidado." Completamente fundido a la cama mientras disfrutaba las réplicas de su éxtasis, Quill le siseó al voltear hacia él. Algo, debió haberse colado por el lenguaje corporal de Rocket, porque se apresuró a levantar su cabeza. "Oye… Cariño, ¿estás bien?"

-No me llames así. Rocket no era el cariño de nadie. Quill nunca había optado por darle ese tipo de sobrenombres antes. ¿Por qué ahora? ¿Sólo por qué estaban teniendo sexo? Rocket no era Gamora. Sacudió su cabeza y le dio las espaldas al humano, sentándose en el borde del pie de la cama. Jadeó, abrumado, garras en sus rodillas mientras trató de recuperar su aliento.

"¿Rocket?"

-Aborta y sal de aquí. Con una garra, talló parte de su rostro. Fue como en el callejón. El pánico. El miedo—aunque Rocket no comprendía miedo a qué, exactamente.

La cama rebotó un poco, marcando movimiento a sus espaldas. De reojo, divisó las piernas y pies de Quill retroceder del borde. Rocket había arruinado el momento. Quill debía estar pensando en una manera de sacarlo de su apartamento tras tremendo desastre.

Pasos de pies desnudos contra metal anunciaron que Peter se había levantado.

Rocket se enfocó en respirar. En cuanto Quill se estuviera fuera de su línea de visión…

No esperó que Peter volviera. Mucho menos, que lo que hiciera con dos botellas de agua helada. El terrano se sentó a lado suyo en el borde y ofreció una de las botellas. Por un momento, Rocket sólo examinó la ofrenda en shock.

"Ayuda." Quill susurró. "Y respirar. Sigue respirando."

Rocket arrancó la botella. La abrió y se empinó un largo trago. Después, limpió su hocico con el pelaje de su muñeca de restos de agua.

No sabía qué decir.

Así que, optó por el silencio.

Quill recogió sus piernas del suelo, optando por sentarse de piernas cruzadas. "Rocket, lo siento. No debí… haberte presionado."

Rocket frunció su ceño. "No lo hiciste."

Quill suspiró. "No lo sé, hombre. Se siente como sí lo hubiera hecho."

"Esto…" Rocket contempló la condensación de la botella en su garra. Siguió respirando hondo por unos momentos. Cuando se sintió controlado, gesticuló hacia su pecho para dejar en evidencia que el único culpable aquí era su propio cuerpo. Su propia mente. "Esto, no tiene nada que ver contigo, Quill."

"Fue un ataque de pánico, ¿cierto?" Peter inquirió con voz neutral. "Yo también los tengo. A veces. Durante las noches."

"Heh." Rocket rascó de la pelusa de su brazo. "Así que, ninguno de nosotros es un premio del cual presumir."

Un mínimo resoplido evidenció la reacción a su intento de humor. "¿Lo disfrutaste, al menos?"

Qué pregunta. Rocket tomó otro trago de la botella. Esta vez no se detuvo hasta vaciarla. Luego, torció la botella de material reciclable y lo aventó al cesto de basura cerca de la cama. -Creo que lo disfruté tanto que ese es el maldito problema. Pero, no quería hacer sentir mal a Quill, a pesar de todo. Estas reacciones no eran su culpa. Rocket era el único que debía pagar por ellas. Y al final, había logrado el cometido: alejar a Quill de la maldita cantina. Enfocarse en algo más. Si tener sexo constante con un amigo pudiera ayudar a mantener a Quill lejos de la botella, Rocket no descalificaría el método todavía.

"No lo sé, Quill. Puede… que necesite otra repetición para formar una opinión buena del asunto."

Cuando se tornó hacia Quill, ojos verdes se habían engrandecido en sorpresa. …"¿Lo dices en serio?"

Rocket hizo una mueca al percatarse del desastre en su regazo. "Seguro." Saltó de la cama. Le mandó una mirada considerante a Quill sobre su hombro. "Pero primero, qué tal si me enseñas, ¿cómo esa cosa primitiva que llamas regadera, funciona?"


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Fin de Parte i.

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NdA: LO SÉ. Sexo para mantener a Peter entretenido NO es la mejor manera de comenzar una relación. Rocket estará por vivir las consecuencias en el siguiente capitulo, no se preocupen. Oh, más bien, , preocúpense.

¡No, bromeo! Por favor, sean pacientes. Rocket eventualmente se sacará la cabeza del trasero, ¡lo prometo! Y entraremos más de lleno en los primeros síntomas del Mpreg pre-Volumen 3.

Próximo capitulo: Abarcaremos ciertas escenas del Especial de Navidad, donde Quill estará de mal humor gracias a Rocket, y no tanto por Gamora, + el épico enfrentamiento de Star-Lord vs The High Evolutionary con un twist interesante. Porque es mi headcanon que HE estaría interesado muy en los genes celestiales de Quill.