Capítulo 11
Estamos remando en el bote del destino, pero las olas continúan golpeándonos, una tras otra.
Pero, ¿No es aun así un viaje maravilloso?, ¿no son todos viajes maravillosos?
—Life is Like a Boat. De: Rie Fu.
Y de forma involuntaria, mientras pensaba en los problemas que se había metido, sin quererlo, a su mente llegaba aquel joven del parque y sus ojos que le hicieron pensar que podría volar en ese mismo instante de haberlo querido.
Con esos pensamientos revoloteando en su mente, poco a poco, se fue quedando dormida, queriendo olvidar, aunque fuera por unas horas, todo lo que la molestaba y soñar con poder ser libre de hacer lo que quisiera.
No supo en qué momento dejo de estar en su habitación y había pasado a estar contemplando el horizonte de un hermoso valle. Podía sentir la gélida brisa del lugar chocando contra su piel, pero como de costumbre, esta no le molestaba, suspiró ante la sensación de calma que el bello paisaje le transmitía y pudo ver el vaho de su aliento, dándose cuenta de la álgida temperatura.
Asustada, movió la cabeza varias veces tratando de espabilarse para concentrarse y averiguar en dónde estaba, apenas dejo de ver el horizonte se fijó en que a su alrededor no parecía haber más que montañas, hasta que se dio la vuelta y descubrió; una enorme ciudad coronada en la parte más alta por un castillo inmenso, era una vista muy surrealista, pero aun así, Rukia podría describirla como un lugar conocido, sin saber realmente que lugar era o siquiera haber estado ahí una tan sola vez, sin salir de su estado de shock, logro escuchar varios aullidos qué venían de distintas direcciones, pero cuando dirigió su mirada al frente.
Estaba parado frente a ella un pequeño que fácilmente podía pasar como un niño de tal vez catorce años, de no ser por dos orejas (qué pensó eran de perro) y una mullida cola qué se agitaba, podía intuir qué de alegría. La miraba fijamente con unos hermosos ojos grises, luego de unos segundos noto que el niño tenía la boca y brazos manchados de algo rojo, bajando un poco más la vista se percató de un ciervo qué yacía muerto frente al niño, antes de poder regresar a ver al pequeño, este comenzó a aullar.
Su aullido le provocó un sentimiento de alegría, aunque no comprendía por qué, luego, tan rápido como apareció el pequeño niño lobo se fue, trato de ir en dirección de la ciudad, pero solo pudo dar unos pocos pasos antes de notar que la nieve bajo sus pies no le molestaba para caminar en absoluto.
Al ver sus pies se sorprendió, pues, solo usaba unos calcetines tabi y sandalias de madera, más aún, no había ni una sola huella de sus sandalias en la nieve, entonces, se contempló a sí misma y se sorprendió de que llevaba puesto un kimono blanco, tan puro como la nieve, un cinturón obi de color azul claro y mientras apreciaba la hermosa prenda, pudo ver lo que parecía ser su cabello, aun teñido de blanco, era incluso más largo que antes de cortarlo.
Sintió una corriente de aire qué la hizo voltear en dirección opuesta de la ciudadela, directo al valle y al inmenso lago que había en el mismo, logro distinguir dos siluetas cerca del mismo, apenas los vio trato de correr para llegar a su lado, pero por más que corrió no logro alcanzarlos y de repente, todo se volvió negro y la oscuridad fue seguida por un dolor insoportable en su pecho, tan fuerte que incluso logro despertarla...
Tan pronto abrió los ojos, se incorporó en la cama, la acción tan repentina le causó un mareo que la obligó a recostarse de nuevo, estaba sudando y su respiración era irregular, tenía una mano sobre su pecho, que dolía horriblemente y podía sentir cada latido de su corazón, estaba completamente aterrada y no sabía por qué, sus recuerdos en ese momento eran solo niebla, toco su frente dándose cuenta de que había estado sudando, intento calmarse y regular su respiración, creía que su corazón saldría de su pecho en cualquier momento.
Estaba muy confundida, no podía recordar su sueño, ni siquiera recordaba como había llegado a su cama, desistió de levantarse a causa del mareo, estuvo dando vueltas en su cama por casi una hora hasta que logro dormirse de nuevo. De haberse levantado, habría visto la delgada capa de escarcha qué rodeaba su cama.
Temprano por la mañana su padre fue a ver como estaba, la noche anterior, su mujer lo incitó para ver como se encontraba Rukia, ella le había dicho que no pudo abrir la puerta para verla ella misma y asegurarse que seguía allí.
Contagiado por el temor de su esposa de que algo malo le fuera a pasar, fue con la llave, dispuesto a abrir la puerta y cerciorarse de que todo estaba bien, cuando quitó el seguro, empujó la puerta con suavidad para no hacer ruido, pero la puerta apenas y se abrió, la empujó con algo más de fuerza hasta que pudo asomarse dentro y vio a su hija dormida en el suelo apoyada contra la misma.
Como pudo entro en la habitación, cargo a Rukia hasta su cama y paso su mano por la cabeza de ella, deseando que tuviera un buen sueño, seguía preocupado, por eso decidió ir a despertarla el mismo.
Se acercó sin hacer mucho ruido para no asustarla, puso su mano en uno de sus hombros y la sacudió con suavidad para despertarla, en cuanto ella abrió los ojos y se sentó en la cama, solo le dijo que la esperaba para desayunar.
«Será un día muy largo» fue el primer pensamiento en la mente de Rukia, si conocía a sus padres tan bien como creía, lo más seguro era que la estuvieran esperando para discutir como, en este caso, alargar su castigo. En esta situación, mientras bajaba las escaleras, solo podía pensar en Byakuya y sus palabras, cuando aún no tenían una relación tan cercana.
Él le había dicho que no podía esperar que Hisana estuviera siempre para arreglar sus problemas, no se lo dijo en mal, estaba preocupado por ella, pues, más temprano que tarde, él mismo tuvo que asumir la responsabilidad de sus "travesuras".
Se sentía mal por eso, cuando llego al comedor donde sus padres la esperaban, los saludo cortésmente como le habían enseñado y tomo asiento en silencio, se sentó derecha y con la mirada a la mesa, tal y como su hermana mayor siempre hacía cuando sabía recibiría un castigo, ya fueran de ella misma o propios.
Sus padres se sorprendieron al verla tan, dócil, sobra decir que estaba actuando muy fuera de sí misma, no tuvieron que forzarla; a sentarse, guardar silencio o incluso qué se quedará quieta.
Yachiru se recuperó primero de la sorpresa, se aclaró la garganta para indicarle a su esposo comenzará.
—No debiste escapar ayer, y lo sabes, confiamos en ti, y lo primero que hiciste fue romper tu promesa.
Claro que no podía ser de otra forma, por supuesto que su padre continuaría por donde se habían quedado anoche.
Rukia guardo silencio, resignada a recibir la reprimenda qué le tenían preparada.
—Tu padre y yo solo queremos que estés bien, ¿qué es lo que quieres lograr con esto? —cuestionó con cierta desesperación la mujer.
Respiro hondo, observó a sus padres y respondió.
—Nada realmente, es solo que no puedo estar todo el tiempo solo encerrada, lo siento.
Su disculpa era genuina, se sentía mal por hacer que sus padres, su hermana y Byakuya se preocuparan.
De nueva cuenta el matrimonio quedo desconcertado, su hija menor no estaba buscando excusas y se disculpó, era algo sumamente extraño.
Jushirō tomo la palabra de nuevo.
—No nos gusta castigarte, Rukia, tampoco tener que mantenerte encerrada, pero no sabemos que más hacer para mantenerte segura.
—Y yo quiero saber, ¿por qué es tan importante mi seguridad? No es como si hubiera alguien tratando de matarme yo...
Guardo silencio, no fue su intención sonar impertinente con ellos, quería hacer caso al último consejo que Hisana le dio antes de irse.
"—Escucha, sé qué mamá y papá pueden ser algo... exagerados, pero es porque nos aman, trata de ser comprensiva con ellos también, es como en nuestro juego del juicio, ellos también tienen turno y pueden ser víctimas."
—Lo siento, no quería hablarles así, pero, no puedo evitarlo, hay momentos dónde me muevo por instinto a lo desconocido —«Como si buscará algo que necesito».
Yachiru le respondió con calma y en un tono de voz tranquilo, pero su lenguaje corporal delataba su enojo.
—Por esta vez te lo dejaré pasar, pero sabes que no toleró esa actitud, Rukia.
La joven sintió que se le secaba la garganta, su madre era una mujer muy intimidante cuando se lo proponía.
—Mira, puedo entender tu deseo de aventura, Hisana fue similar por un tiempo, la casa parecía un hospital de tanto material de primeros auxilios —Recordó con cansancio, sus hijas eran diferentes entre ellas, pero los dolores de cabeza eran los mismos—, En verdad quiero entenderte, pero quiero que comiences a pensar más en lo que tus acciones provocan, la angustia qué nos provoca.
—Y lo haré, esta vez en verdad lo haré.
Jushirō suspiró antes de continuar.
—¿Y como quieres que confiemos en ti de nuevo?
Como si estuviera esperando esa pregunta, Rukia sonrió.
—Me lo ganaré, haré todo lo que me pidan y como lo pidan para recuperar su confianza.
—¿Estás segura de esto? —su madre parecía desconcertada.
—Muy segura, mamá.
Su padre sonrió ampliamente, observó a su esposa y esta le devolvió el gesto. Esto descolocó a Rukia, qué cambio su sonrisa por un gesto de incertidumbre.
—Me alegra que estés dispuesta a intentarlo —Yachiru puso sobre la mesa una pequeña caja y se la paso a Rukia para que la abriera.
En el interior había una peluca negra, en cuanto la saco, Rukia observó a sus padres sin saber qué decir.
—Pensamos que tal vez sea mejor para ti, si en la escuela no luces tan... extravagante —comentó Jushirō con un tono bastante más relajado—, Sigues castigada, solo la usarás en la escuela, fuera de ella deberás lucir ese lindo tono blanco.
Rukia forzó una pequeña sonrisa, incrédula por el detalle, no comprendía qué había pasado, pero le alegraba qué al menos aún podría ir a una escuela de forma normal, recibir clases en casa fue divertido las primeras semanas, aunque se volvió un martirio conforme los meses y los años pasaron, finalmente podría volver a interactuar con otras personas de su edad y hasta tener sus propios amigos.
Su emoción era evidente para sus padres, qué rogaban internamente, su pequeña hija se volviera más responsable y cuidadosa, solo querían lo mejor para ella.
Residencia Hitsugaya
Los Hitsugaya se encontraban desayunando juntos entre risas, dado que esa mañana el líder de la familia había decidido preparar el desayuno y como cada vez que lo hacía, era un evento de comedia en el que, ni siquiera su esposa podía evitar reír.
Aunque reía con ánimo, Tōshirō parecía algo ansioso y no dejaba de ver su celular, Suì lo estuvo observando por un rato, pero ya que el menor no decía nada, decidió que se lo dejaría pasar, no quería ser demasiado entrometida con él, no después de lo recién acontecido.
Luego de desayunar, Suì se retiró a la oficina de Kisuke para tener algo de privacidad, necesitaba hablar con Ryuji, desde el día anterior no había logrado comunicarse con él, y ya estaba muy preocupada.
Estuvo cerca de una hora intentando contactarlo, pero no contestaba ninguna llamada o mensaje, entonces decidió llamar al teléfono fijo que tenía, pues ni siquiera su sobrina contestaba y solo eso bastaba para que sintiera angustiada.
Marco el número y espero a que el aparato del otro lado sonara, un tono, dos tonos, tres tonos, cuatro tonos y por fin, escucho el sonido qué indicaba su llamada había sido atendida.
—"Casa de los Arisawa, ¿quién habla?".
La voz que le contesto fue la de su sobrina, eso la ayudo a calmarse.
—Tatsuki, soy tu tía Suì, ¿te encuentras bien, en dónde está tu padre? —necesitaba saber en donde estaba el imprudente de su hermano.
—"Bueno, yo estoy bien, pero..." —hubo un largo silencio de parte de la adolescente.
—¿Tatsuki?
—"No sé en donde está mi papá, ayer en la cena fue la última vez que lo vi, hoy cuando desperté parecía que ya tenía algunas horas de haberse ido".
Suì sintió en ese momento como si la sangre abandonará su cuerpo y al mismo tiempo frustración por no haberlo sospechado.
—"¿Tía Suì, sigues ahí?"
La preocupada voz de su sobrina la regreso a la realidad.
—Sí, Tatsuki, estoy aquí, escucha, voy para haya, no puedes estar sola.
Sin esperar respuesta, Suì colgó y se apresuró a arreglar sus cosas antes de ir a la casa de Ryuji.
Hablo rápidamente con Kisuke lo que ocurría y pese a las protestas del rubio decidió que saldría a resolver la situación, después arreglaría los problemas con su esposo.
Justo antes de salir, Tōshirō la detuvo, vio la preocupación en su rostro y sintió que su corazón le dolía, había necesitado mucha fuerza de voluntad para no ceder a la petición de Kisuke, pero si su hijo le pedía algo similar, no sabría como negarse.
—Oye, ¿sabes si, Tatsuki y el tío Ryuji están bien? No he podido hablar o Tatsuki desde el viernes y no contesta mis llamadas.
Suì suspiró de alivio antes de responderle al menor.
—Tatsuki está bien, hijo, ahora voy a su casa para ver que todo esté en orden, no te preocupes —le sonrió mientras abría la puerta—, Volveré en algunas horas.
En el camino cientos de escenarios pasaron por su mente y ninguno de ellos le gustaba, sabía que Ryuji estaba molesto por la discusión con Isshin qué se salió de control, pero cometer la estupidez de ir por su cuenta a una misión qué era casi con total seguridad una misión suicida, era demasiado.
Se impacientaba cada vez más conforme se acercaba a la casa de su hermano, en ese momento, antes que en él, debía preocuparse por su sobrina. En cuanto viera a Ryuji se desquitaría con él, siempre la molestaba con el hecho de que es mayor y que es más responsable qué ella, desde que eran adolescentes, hoy no, lo traería por la fuerza y esta vez tendría que escucharla.
Apenas se estacionó salió casi corriendo del auto con la llave en la mano para abrir la puerta, llamo a su sobrina varias veces hasta que la misma apareció. Apenas la vio suspiró de alivio.
—¿Tía, cómo entraste?
—Tengo una llave —Sonrió—, ¿Sabes a dónde fue tu padre?
—No, solo me dejó esta nota junto al desayuno —le extendió el papel a Suì—, Me pareció extraño, había estado muy enojado desde el viernes —Frotó sus brazos recordando la discusión qué habían tenido el viernes al volver a casa.
Suì leyó la nota y no vio nada raro en ella, aparte de que sabía que como reaccionaria ella, al pedirle a Tatsuki qué la esperara, al terminar de leer, noto el gesto de Tatsuki y se acercó a ella, para poner su mano sobre su cabeza, abrazarla por los hombros y ayudarla a tranquilizarse.
—Todo va a estar bien, solo respira, estoy aquí contigo y no dejaré que te pase nada.
La adolescente estaba preocupada por su padre, nunca lo había visto tan molesto, rayando en la furia, le sorprendió no haber recibido alguna clase agresión hacia ella misma, su padre nunca fue ni sería un maltratador, aun si no era muy efusivo, nunca la lastimaría, pero el miedo se apoderó de ella y temió lo peor.
Nunca se había sentido tan vulnerable, y lo odiaba, ella no era una damisela en peligro, era una luchadora igual que su padre, y aun así, no fue más que una niña asustada.
"El camino a casa había sido silencioso, su padre no había intentado iniciar una conversación, agradecía eso, pues tampoco era como si quisiera hablar con él.
Al llegar, apenas entrar a la casa, su padre le pregunto con un tono bastante bajo.
—¿Algo que quieras decirme?
Sintió que se le secaba la garganta y con dificultad respondió:
—No, nada.
Él no le respondió, solo camino hasta la cocina y estando ahí la llamo de nuevo.
—Traje una pizza para cenar, está algo fría, puedes calentarla en el horno si quieres, estaré en el cuarto de entrenamiento si necesitas algo.
Luego de comer, Tatsuki fue a su cuarto, noto que su teléfono estaba descargado, lo dejo cargando sobre la pequeña mesa donde hacía tarea y se fue a dormir.
En la mañana vio que su teléfono estaba saturado de llamadas y mensajes, pero no tenía ánimos de hablar, camino con cautela por la casa hasta la cocina, vio que la pizza qué había dejado para su padre seguía en el horno y se preocupó.
Fue al cuarto de entrenamiento; solo era un cuarto algo más grande que el suyo, con dos caminadoras, un saco de box, colchonetas para practicar artes marciales y equipo de protección para distintos deportes de contacto.
—¿Papá?, ¿Sigues aquí?
—¿Necesitas algo?
—No has comido nada desde ayer, ¿dormiste algo?
—No te preocupes por mí, si tienes hambre, pide algo, deje dinero en la mesa.
—¿Qué? ¡No! Papá, tienes que dormir y comer algo o vas a enfermarte.
—Estoy bien, no tienes que preocuparte, ahora sal.
Estuvo apuntó de irse, pero decidió quedarse y hablar con su padre.
—Me quedaré aquí contigo hasta que vayas a dormir.
Ryuji detuvo sus golpes al saco.
—Tatsuki, sal de aquí, no estoy de humor.
—Yo tampoco, pero no voy a dejar que te quedes y te hagas daño.
Tatsuki se acercó a él, pese a que ella era al menos unos 20cm, más pequeña que su padre, se paró firme frente a él.
—Si no vas a comer o dormir, yo...
—¿Tú qué? —la interrumpió y la reto mientras la veía como si la retara.
—Yo... —lo pensó apenas unos segundos, fue lo único que creyó funcionaria—, Llamare a la tía Suì, no dudaré en hacerlo, aun si me sacas de aquí —Saco su celular para mostrarle que hablaba en serio.
Ryuji se molestó mucho, suspiró fuertemente y le advirtió qué no llamará a Suì, cosa que solo alentó a Tatsuki para comenzar a marcar. Grave error.
Ryuji tomo su celular y lo azotó contra el piso.
—¡¿Qué te sucede, papá?!
—¿¡Por qué no me dijiste lo que hacían!? —Su voz sonó fuerte e intimidante.
No se esperaba esa pregunta y tuvo miedo de responder en un inicio.
—¡Anda, dímelo! ¿Por qué hacer todo eso, por qué tratar hasta el último momento de esconderlo? —Se notaba su furia al escupir cada palabra.
—¡Por qué estaba asustada! ¡¿Bien?! —se desahogó, su voz aunque fuerte temblaba—. No queríamos seguir siendo sus conejillos de indias, al menos queríamos saber de lo que somos capaces —Intento calmarse un poco y reducir el temblor de su voz—, Por nuestra cuenta, aunque fuera peligroso.
Ryuji se limitó a verla de pies a cabeza, relajo su postura y suavizó su voz.
—Me enorgulleces, pero esto con lo que estoy lidiando no te incumbe.
El mayor salió del cuarto a paso lento y estando en la puerta se detuvo para decirle;
—Te compraré un nuevo celular, lamento haberte asustado, pediré la comida.
Después de eso, no lo vio precisamente para comer, solo le aviso que comiera, sabía que estaba en la casa aunque no lo viera, en la cena fue lo mismo, solo la llamo para que fuera por su plato con el único cambio de que al volver para lavarlo, él nuevamente se disculpó con ella y le dijo que se encargaría de todos los problemas que tenían, dejándola muy confundida.
Por la mañana del siguiente día, vio su desayuno preparado con una nota al lado y supo que algo andaba mal, y sus sospechas se confirmaron cuando después de comer su tía llamo a la casa y se notaba confundida por la situación."
Con todos esos recuerdos agolpados en su mente, sumados a las palabras de su tía, hicieron qué se quebrará en llanto, un llanto silencioso, qué duro varios minutos.
Luego de asegurarse qué Tatsuki estaba mejor, se separó de ella y le pidió que fuera a su cuarto y la esperara ahí, ella mientras fue al cuarto de su hermano para ver si podía encontrar algo que la ayudará a saber a donde había ido.
Lo único que encontró fue el teléfono de Ryuji, apagado, noto que faltaba una maleta y el desorden en su ropa (qué solía permanecer en perfecto orden) le dieron una idea de lo que estaba tramando su hermano.
Se apresuró a volver Tatsuki y ayudarla a empacar varias de sus cosas en un par de maletas.
—Escucha Tatsuki, no estoy segura de dónde está Ryuji, ni tampoco si podré encontrarlo, mientras tanto te quedaras con nosotros.
—Es-está bien.
Suì llamo a Kisuke para pedirle que fuera a recoger a su sobrina lo más pronto posible, apenas el rubio llego, le explico lo que ocurría dejándolo sin palabras, nunca pensó que Ryuji podría hacer algo así, parecía más el estilo de Isshin, quien en esta ocasión, en realidad desaprobaba esa estrategia.
—Ya subí tus cosas, Tatsuki, ¿puedes esperar unos minutos en el auto?
La joven respondió afirmativamente y salió dejando a sus tíos solos.
—Trataré de ir por él, Kisuke.
—No creo que sea buena idea.
—Es mi hermano.
—Suì, es una misión en extremo peligroso, no está pensando claramente.
—Por eso iré a traerlo de vuelta, es mi familia, lo que me queda y no dejaré que Tatsuki pierda a su padre también.
—Y Tōshirō y tú son todo lo que tengo.
Suspiró, paso su mano por su cabello y luego por su cuello.
—Sé que no te detendré, nunca he podido disuadirte de nada —Tomo una de sus manos entre las suyas—, Pero por favor ten mucho cuidado —Beso su mano con dulzura y le sonrió—. Y trae a ese idiota devuelta, podré desquitarme por años de crítica.
Suì le sonrió y ambos salieron, Kisuke con dirección a su hogar junto a Tatsuki y Suì dispuesta a encontrar a Ryuji y traerlo de vuelta.
Continuará...
Fecha de subida en Fanfic: 01/09/2023
Fecha de subida en Wattpad: 01/09/2023
