Para ti, que has venido aquí de tan lejos para encontrar respuestas, mírame... escúchame, ¿puedes entenderme? ¿Puedes escuchar mi eco?
¿Puedes escuchar mi voz perdida en el espacio y el tiempo?
Espero que puedas… Y si no, intentaré buscar a alguien que pueda hacerlo.

He vagado solitariamente por este mundo oscuro, buscando una pequeña chispa de Luz… Pero si puedes escucharme, no busques por ayuda… No intentes buscarme y mucho menos vayas a ese punto perdido en la existencia…
Solo te pido que si puedes escucharme… Me lo hagas saber, han pasado siglos desde que escuché la voz de otra persona, creo… Que esta es la definición de la vida eterna, la completa y absoluta soledad…
Pero estás aquí, justo donde deberíamos estar, te lo agradezco… Ahora, escúchame, mírame, y contempla esta historia…

Una historia de Dolor y Esperanza, una historia de muerte y miedo. Una historia de poder, una historia de dioses y demonios por igual, una historia de triunfos, una historia de derrotas.
Una Historia… Olvidada ya del sitio donde vengo, pero aun así resuena con el poder de una gran estrella. Escucha… y déjate llevar por las palabras de este humilde servidor…

Para ti, que has venido aquí de tan lejos para encontrar respuestas…

Y entonces los siglos transcurrieron, la última guerra santa contra Hades fue una victoria tambaleante, han pasado siglos desde de la última, gran Guerra Santa y después de la gran batalla contra Saturno, hemos llegado al milenio del de 2275 y la humanidad logró lo que muchos creían imposible desde tiempos inmemoriales… La Odisea espacial...

Desde entonces la humanidad buscó un nuevo planeta al que llamar hogar, una cuna para sí misma, buscando entre las infinitas estrellas. Una valiente mujer; Ashley Ninbus fue la primera encargada en encontrar el primer planeta sustentable para la humanidad, este fue llamado Ninbus6, Fue el Sexto Planeta, Sexto planeta sin una atmósfera radioactiva, sexto planeta sin ríos de lava, sexto planeta sin lluvias ácidas y sexto planeta donde finalmente los colonizadores pudieron reclamar. La investigadora logró analizar con éxito, un planeta igual al de nuestro primer Hogar: La Tierra, pero con una fuerza gravitacional menor.

Una tierra virgen y pura a la cual conquistar...

Ante el Pasar de los siglos... Los Caballeros de la Esperanza, vivieron las épocas más luminosas de la humanidad, pero al mismo tiempo las más oscuras.

Pero una leyenda fue pasada y contada durante generaciones y generaciones de guerreros:

La leyenda de Seiya y sus amigos, trascendiendo los años y las generaciones.

La historia sobre cómo valientes guerreros desafió a los Guerreros más Fuertes y Formidables de la Tierra, Seguido de los dioses Guerreros de una tierra perdida en el hielo conocida como, Asgard, Para librar la gran batalla en las profundidades del Océano contra los generales marinos de Poseidón… Y el reto que definió su leyenda, la Última Guerra Santa Contra Hades el dios del Inframundo.
Historias convertidas en memorias, y después en recuerdos de un pasado glorioso, para finalmente ser consideradas leyendas, de voces de tiempos antiguos.

Mucho ha pasado desde esa edad de oro… Pero ahora, quizás una nueva esperanza surja de nuestro más grande fallo…
En este siglo… En este remoto futuro del 2275, una nueva leyenda surgirá, en esta nueva generación de Caballeros, valientes, fuertes, decididos a acabar con las fuerzas del mal que intentarán acabar con la humanidad una vez más.
La leyenda dice… que los Caballeros aparecen cuando las fuerzas del Mal intentan Apoderarse del mundo… O en nuestros días, del universo.
En un tiempo muy alejado y olvidado por la humanidad existía un grupo de Jóvenes Guerreros que defendía a Athena, la diosa de la Justicia y de la Guerra. Eran conocidos como los Santos de Athena.

Y en su credo, existía una única Regla, jamás utilizar armas para luchar...
Sus cosmos lograron brillar igualando al resplandor de una estrella, sus puños lograban desgarrar los cielos y sus poderosas patadas, destruían la tierra.
¡Ellos son la última esperanza de la humanidad!
Ellos son...

Los Guardianes Del Zodiaco.

Era de noche, en pleno verano las hojas bailaban junto al viento, la cascada resonaba cerca, la que dejaba caer las miles de toneladas de agua que día a día fluían naturalmente, y cerca de esa cascada de un pico formado de rocas le daba la mirada un anciano moribundo con una larga cabellera como la nieve, que se complementaba con una espesa barba, ojos de color verdosos semi grisáceo y arrugas en toda su pálida piel él se encontraba sentado frente a una fogata, mirando como las pequeñas ascuas ascendían al cielo estas y desaparecían sin dejar rastro él vestía una larga túnica gris.

Y a su lado un joven de quince años de cabello castaño oscuro, el cual le tapaba casi completamente los ojos, con una figura esbelta, juvenil y una larga vida por delante, este solo vestía una playera de manga larga con una chamarra y unos pantalones azules. El anciano suspiró, listo para hablar, su voz era grave y cansada, pero se podía sentir una cierta melancolía proviniendo de sus palabras él sabía… Que este sería último día de vida.

— Mi joven aprendiz. — El anciano habló mirando hacia la dirección de su alumno. — ¿Nunca te he contado cómo todo comenzó? El cómo es que todo lo que conocíamos y creíamos se esfumó, de como ellos y nosotros sufrimos, la verdadera razón porque el hombre decidió buscar un nuevo hogar en el espacio y por qué muchos de nosotros sólo ocultamos un secreto para mantener a salvo a alguien de una trágica verdad. — Preguntó sacudiendo su cabeza en negación.

»No… claro que no ¿porque lo habría hecho? tú eras demasiado joven para entender esa clase de cosas. — Mencionó, estaba cansado sentía que su carga se aliviaba mientras más hablaba. — Pero ahora que mi último día de vida está llegando a su fin no voy a ocultar más esto… No puedo seguir ocultando la verdad… de todas formas… ya no queda nadie para seguir manteniendo esta horrible verdad en secreto… te contaré todo, antes de comenzar con mi sueño eterno.

El aprendiz escuchaba y veía a su mentor un poco confundido.

— No entiendo maestro ¿A qué se refiere? — Preguntó el joven, quien miraba atentamente a su viejo maestro.

— Me refiero a que nunca te he contado la verdad. — El anciano no podía ocultar la tristeza de su marchita voz de solo mencionar eso.

— Pero ahora escucha atentamente mi joven aprendiz, abre bien tu mente y deja todas las verdades que has sabido hasta hoy, deja que las palabras de este viejo te lleven por el largo y doloroso camino que he recorrido. — Dijo volteando su mirada a las estrellas.

— En la era clásica los Caballeros de esa generación se habían enfrentado a una terrible amenaza. Empezó comenzando a imaginar las escenas en su mente.

— Lograron lo que se creía imposible, matar a un Dios. — Ahí mismo, el anciano imaginaba que los guerreros del Pegaso, Andrómeda, Fénix, Dragón y Cisne golpeaban a Hades.

» Pero… el pecado más grande y severo, llegó con un precio, un precio bastante alto… Y ese fue, obligar al Pegaso a pagar sus acciones con su cuerpo, para así, nunca más volver a moverse con libertad. — Dijo mientras en su mente, veía como el pecho del Pegaso de aquella generación era atravesado por la espada de Hades.

» A ser un prisionero de su propio cuerpo. — Después la escena cambió, para ver al Pegaso que se encontraba en coma, en una silla de ruedas completamente inerte y casi sin la vida que en el pasado tanto rebosaba. — Para fortuna de muchos, él sobrevivió, volvió a caminar, a luchar, a seguir dándole cara al destino con la frente en alto, a vivir…

» Entonces, el caballero de Pegaso, finalmente pudo desprender la espada de su pecho y nuevamente volaba con la armadura de Sagitario, acoplada a su cuerpo.— Pero como todo y como siempre… hacía falta un sacrificio… todos tenemos que sacrificar algo de nosotros, para que otros tengan la oportunidad de que vivan, y esos son de los que más nos duelen, pues al ganar de nuevo la voluntad de vivir… Él perdió lo más importante que le quedaba, a alguien, la persona que más amaba en todo el mundo. — Entonces por debajo del vuelo de aquel caballero, se veía a una chica tratando de alcanzar al Pegaso, pero ella poco a poco era tragada por una fuerza oscura.

— Lo sé mi maestro… Conozco… la historia. — El anciano miró a su aprendiz nuevamente. — Escuché esa misma historia cuando comencé mi entrenamiento. — El joven de cabellos castaños apartó su mirada. — Él perdió a su Hermana… E intentó rescatarla… pero jamás pudo lograrlo y vivió arrepentido de haber fallado en su misión más importante… pero… Por favor mi maestro continúe.

— Bien… — El anciano volvió a posar sus ojos al cielo. — En esa época los hombres sólo buscaban el poder sin importarles su madre la Tierra. — Entonces en la mente del anciano comenzaron a fluir diferentes imágenes, imágenes de la explotación de la Tierra, la deforestación, contaminación, la guerra, la destrucción, la escasez de recursos, el hambre, la enfermedad, la miseria y la muerte. — La que con tanto amor los protegió los dioses a sentir el dolor de esta intentaron destruirlos, pero como bien sabes… Todos los intentos de calmar el dolor de la madre Tierra fueron inútiles. — Dijo, mientras veía como los Caballeros de la esperanza derrotaban a las fuerzas de los dioses. — Así siguieron lastimando a su madre matando a sus demás hijos. — Comentaba imaginando el cómo mientras el santuario protegía el bien, otros solo mataban la tierra. — Los hombres siguieron y siguieron, madre al intentar destruir lo que había hecho, creó todo tipo de desastres, huracanes, terremotos, tsunamis. — Dijo recordando cada parte de esas catástrofes naturales.

» Pero como bien se dice el daño ya estaba hecho. — Decía, pensando en cómo la tierra finalmente estaba vacía, sin vida, contaminada, sin recursos, sobrepoblada y enferma. ― Razón por la que Apolo decidió juzgar a toda la humanidad de una vez por todas, el hombre, desesperado abandonó a la Tierra en búsqueda de sobrevivir, olvidando sus reinos y ciudades, llevándose únicamente sus edificios, estructuras y la historia perdida de sus pasados, trayendo con sigo lo que ellos definían como… patrimonio de la humanidad.— Decía recordando a sí mismo, en una de las naves crucero, que abandonaban la tierra, y en algunas partes del mundo veía como algunos monumentos y edificios eran cortados de la Tierra y llevados en rayos de energía.
» Los humanos desertaron la Cuna del Comienzo, abandonaron a su madre para que ésta muriera en una gran agonía, por la fuerza de un sol despiadado. — Dijo presenciando como la Tierra estaba siendo abandonada, solo pocos infelices se habían quedado para el juicio final.

» Apolo el dios del sol, erradicó todo lo que quedaba, con una gran explosión solar para acabar lo último que quedara de vida en nuestro primer hogar. El destino de la Tierra fue implacable… Realmente nunca supe si pudimos hacer algo para evitar tanta muerte y destrucción… aunque el daño ya estaba hecho, no quisimos escapar, nosotros ya no teníamos otras opciones… El mundo nos había gritado que dejáramos de luchar…. pero no hicimos caso hasta que fue muy tarde. — El anciano recordaba el escapar de la Tierra en una nave crucero y viendo al planeta siendo tragado por una gran marea de energía incandescente y destructiva que quería arrasar con todo a su paso.

» Así fue como comenzaron la búsqueda de un nuevo planeta al que llamar hogar. — Comentó recordando colonizadoras de los antiguos países de la Tierra buscaban entre las estrellas un nuevo hogar sin éxito. — Para explotar y adueñarse, lo peor creo yo... Es que lo lograron… — Una nave colonizadora mandaba señales a los cruceros interestelares, donde las colonias humanas estaban listas para que las ciudades, pueblos y comunidades se volvían a alzar en tierras salvajes.

» Domaron las tierras y comenzaron todo de nuevo. — Le decía a su pupilo, la falsa prosperidad veía una nueva era. — Mientras más avanzaba el tiempo más Planetas encontraron. — Replicó dejando de imaginarlo todo para volver a la realidad. — Ahora creo que ya están explorando una luna, De sector 1385 en la brecha del crepusculo, creo que se llamaba Raknul123, pero ya no es como que debe de importarme eso, ya no estaré aquí para ver cómo termina esta historia...

— Creo recordarlo… Yo escapé en una de esas naves… Mis padres, no tuvieron la misma suerte… Por eso vine a ti, para volverme… Mucho más fuerte. — Respondió el muchacho negando con la cabeza. — Pero es lo que yo jamás entendí, jamás pude creer que ellos hayan hecho eso… ¿Por qué? Si era nuestro hogar. ¿Por qué lo destruyeron? — Bajando la su mirada al suelo sin consuelo.

— Poder hijo. — El anciano respondió, volteando su mirada a su alumno, la que se volvió melancólica. — El poder es algo que puede cambiar a todos… Cualquiera en busca de él puede ser corrompido con facilidad… Incluso a los mismos dioses no están exentos a ello… El poder sobre otros y sobre otras especies puede convertir a un ser racional… en un animal sediento de más poder del que apoderarse… o robar...

El muchacho miró sorprendido a su maestro...Triste pero decidido, quiso saber más. Quería saber cómo era el mundo antes del avance la ciencia y los viajes por el espacio.

— Por Favor, mi sabio maestro, sígame contando. Continúe necesito entender. — Sin dejar de lado su expresión melancólica.

— Muy bien… Aún con todo esto que te he contado… Los Caballeros perduraron. — El anciano respondió con una sonrisa Imaginando viejas glorias. — Incluso en la era premoderna algunos se volvieron leyendas, tal es el caso de un par de guerreros, uno llamado Koga, valiente y decidido. — Dijo el anciano recordando con una sonrisa tranquila a su viejo amigo. — Era un buen hombre… y aunque murió prácticamente joven aún tengo su recuerdo presente. — La nostalgia lo invadía.

» También de una Saintia muy poderosa, que protegió a Athena hasta el final de su vida, ella portó la armadura del caballo, era una Saintias muy bien entrenada y con la capacidad de convertirse en una leyenda… Y a una guerrera muy fuerte llamada Sei… Sei… — Trató de recordar su nombre, pero no podía, la apenas alcanzaba a ver, tan viva como sus recuerdos le permitían, pero lograba recordar el nombre de aquella guerrera. — Ohm… lo lamento mi aprendiz… no recuerdo su nombre con certeza… Era mi amiga, yo… ayudé a entrenarla. — Se sentía un poco avergonzado de no poder recordar el nombre de aquella guerrera. — La edad me ha jugado tanto en contra.

— No se preocupe mi maestro, yo lo entiendo. — Sonriendo un poco. — Está bien, por favor sígame contando. — terminó de decir simplemente sin nada que temer.

— Gracias y disculpa mi aprendiz, pero es que esta mente moribunda ya no es como antes…— Respondió rascándose la cabeza. — Pero sí. — Murmuró acariciándose la barba — De ellos tengo buenos recuerdos…— Había sonreído por unos simples momentos para luego cambiar a su expresión melancólica. — Pero al asesinar a un Dios y no cualquier Dios, sino que el mismísimo señor del Inframundo, — Decía mientras veía como Hades se desintegraba dentro de su imaginación. — Uno de los Dioses Olímpicos que mantenía el balance entre la vida y la muerte, desequilibraron la frágil línea entre estas dos lo que llevó a dos de sus leales súbditos a entregar sus almas. — Dijo mientras que dos espectros regresaban a la vida de entre las ruinas del inframundo. Y luego ambos se arrodillaban ante él Taratos.

» Al Padre del Tiempo y de los antiguos Dioses, Cronos, para revivir a Hades. — Mencionaba mientras imaginaba cómo silueta del dios de la muerte se levantaba nuevamente con un poder que nadie había visto antes.

— Y es así, y así será como el renacimiento del dios de la muerte ocurrirá. — Dijo mirando al cielo que por un momento se veía oscurecido por una sombra maligna, cuyos ojos resplandecían como gemas del mismo infierno la guerra futura con Athena al frente, con un campo de Caballeros y espectros por igual, y quien estaba en la cima de todo era. Hades.

»Y la guerra santa volverá, con todo su poder. — Se podía imaginar a los caballeros dorados luchando para defender a Athena y otros guerreros sucumbiendo a lo inevitable. — Con todo su Horror — Cada guerrero que moría se volvía polvo y la sangre manchaba a todo lo que rodeaba el campo de la muerte. — y con toda su gloria. — Miró hacia un punto indeterminado y pudo ver a la diosa Athena, junto a su leal Pegaso y a Hades en una batalla en la cima del universo.

— ¿Habrá alguna forma de detenerla? — Preguntó el muchacho, interrumpiendo esa escena en su voz se notaba la preocupación y la desesperación de evitar aquel sangriento conflicto.

— No… Será algo completamente inevitable...— El anciano finalizó sintiendo que su última carga se desvanecía. — Así que deben de estar preparados para cuando eso ocurra, yo te he entrenado en todas las técnicas que mi padre, el maestro de mi padre y yo hemos perfeccionado durante tantos siglos… en tus manos está todo el conocimiento de la era del mito, hasta la era heroica y la era actual...— en sus ojos le demostraba a su alumno mucha determinación, pero al mismo tiempo mucha confianza de que él lucharía por el futuro. Para al final levantar su mirada una última vez a las estrellas, su tiempo había llegado a su fin. — Mi tiempo terrenal se ha agotado… y ya es hora de que mi alma se reúna con mis amigos y con mi familia.

Aquellas últimas palabras hicieron que el aprendiz se levantará y mirará con impotencia a su mentor.

— No... por favor, Maestro. — En los ojos del joven comenzaron a desbordar las lágrimas él, su segundo padre y amigo se iría para siempre y aún no se sentía listo para tomar la gran responsabilidad que significaba ser un caballero.

— Aún no se vaya mi maestro... Usted, ha sido como un padre para mí, yo he aprendido mucho de usted más que de mis propios padres, aún tengo muchas preguntas. — Decía casi con la voz quebrada.

— ¿Qué ocurrirá con la guerra santa? ¿Cuándo comenzará? ¿Cómo podremos saber que estamos preparados? ¿Cuántos tendremos que luchar? ¿Cuantos van a morir? ¿Por qué o quiénes van a morir? ¿Por quienes debemos luchar? Díganmelo por favor...

— Eso mi querido aprendiz, es algo que tu tendrás que responder por ti mismo. — respondió colocando su mano marchita en el hombro del joven. — Pues debes de creer en ti, como yo lo hice, hace mucho tiempo atrás…

— No... No lo comprendo… No puedo comprenderlo mi maestro. — Decía el joven bajando la cabeza, mientras que sus lágrimas caían al suelo, sintiendo mano sostenía su hombro, la mano que le pertenecía a su maestro.

— No puedo comprenderlo. — Llorando decía en un intento de obtener una última respuesta de su mentor, padre y amigo.

— Lo comprenderás muy pronto, quizás no hoy… quizás no mañana, pero pronto pues eso has de leerlo en el libro de tu vida. — Dijo sonriéndole. — Pero antes de irme…. Debo decirte algo. — Aclaró seriamente mientras lo veía a los ojos.

» En el futuro… encontraras a un joven con alma de guerrero, él será quien decida el destino de la humanidad y traerá un balance entre luz y oscuridad él junto a otros 5 niños elegidos serán capaces de hacerle frente al horrible destino que se avecina deben estar preparados, deben ser fuertes y deben confiar en la sabiduría de los ancianos.

» Guiarlos por el camino de la verdad es clave, para que, en el futuro, los errores del pasado no afecten el presente. Mi capítulo en esta historia ha llegado a su fin… pero el tuyo apenas está comenzando, muy pronto encontrarás las respuestas que necesitas, necesitas creer en ti mismo, y en tu coraje mi joven pupilo yo tengo que partir… Solo que no sin antes entregarte esto — Último sacando de su túnica una caja dorada con el símbolo de Libra.

» Je jeh… es curioso, ¿Sabes? mi padre una vez, me dijo que cuidara de ella hasta que llegara el momento de entregarla a su nuevo portador y protector… — Dijo cerrando sus ojos por esa alegre nostalgia el ver el rostro de su padre una última vez.

— Es como si hubiera sido ayer… Cuida de ella mi aprendiz y ella cuidará de ti… prométeme que lo harás… — Pidió el viejo maestro mirándolo a los ojos de su aprendiz.

— Sí… — Respondió el joven regresándole la mirada. — Sí Maestro Ryūhō… la cuidare y protegeré con mi vida. — Respondía llorando y bajando la mirada por última vez.

— Je jeh… no llores mi querido amigo. Recuerda que, esto no es un adiós… Sino un hasta pronto… — Dijo Ryūhō para finalmente cerrar ambos ojos por última vez, dejando escapar una lágrima y un suspiro de alegría.

— Si eso es cierto... ¿lo voy a volver a ver maestro? — Preguntó levantando la cabeza, pero… El anciano ya se había ido en una nube de polvo, dejando tras de sí un silencio y a su joven aprendiz quien, con su determinación y su fuerza, había tomado el manto del caballero de Libra.

FIN DEL PRÓLOGO.

Eh aquí, después de años y años de arduo trabajo, esfuerzo, dedicación, sangre sudor y lágrimas mi primer proyecto.
Caballeros del Zodiaco: Guardianes del Universo.
Sé que ya había subido antes esta historia, pero anteriormente estaba contada en formato Script, y yo sé que el formato Script no estaba permitido en la página, pero en esos tiempos no lo sabía, de hecho no sabía que el formato Script era el que utilizaba y el que… Sigo utilizando. Pero aquí está, después de miles de dificultades finalmente lo he traído aquí a ustedes.
Disculpen mi larga demora pero la vida… se volvió complicada, y los fics aunque me he distanciado y he experimentado con otros, pero ahora he vuelto a lo que más me apasiona que es Saint Seiya. (O Caballeros del Zodiaco.)
Pronto habrán más Fics de S.S. Explicando la historia del pasado, del Presente… y quizá del futuro, pero por ahora esto es para ustedes…
Comenten, denle a favoritos y diganme lo que les pareció este episodio, estaré esperando pacientemente sus críticas, sin importar cuales sean.
Yo acepto todo tipo de criticas constructivas.A menos que sean destructivas, en ese caso no me importan en lo absoluto, pero las demás son más que bienvenidas.
Sin nada más que decir, me despido.

Espero que disfruten de esta historia así como yo disfruté mucho hacerla.
Con todo mi amor, Eddy B.