Capítulo 1
31 de octubre 1981
En una habitación de la calle Kilburn la medimaga Amelia Grant balanceaba de un lado a otro a una pequeña que reía. La puerta se abrió y entró Remus Lupin, ella lo saludó y él miró a la niña pelirroja reír, luego llegó por la misma puerta el Profesor Dumbledore —Querida Amelia sucedió una tragedia esta noche, James y Lily Potter fueron asesinados por Voldemort— le dijo el Profesor mirando también a la bebé en sus brazos.
Ella ahogó un grito y unas lágrimas brotaron, Amelia asistió al colegio con Lily y era una amiga de la infancia; no solo de la infancia, era una amiga. Asistió su parto y la acompañó muchas veces cuando llegaba de las misiones con la Orden. Remus al verla y preparado por conocer la noticia, se acercó y la consoló.
—¿Dónde está Harry?— preguntó Amelia sujetando a la niña.
Por la puerta entró Severus Snape y Lupin se colocó en medio de ellas y él —Vine porque Dumbledore me lo pidió— dijo Snape con tono monótono y sin expresión alguna en la mirada cuando habla con el Profesor— No lo saben y nadie la ha mencionado, todos se han desintegrado y escondido, nadie ha tomado un liderazgo.
Dumbledore asintió y miró a la niña —Amelia debes cuidar de Katherine, Harry estará con sus tíos en Privet Drive y estará protegido ahí, pero no puedo poner en peligro a los Dursley con Kate también, algún seguidor podrá querer terminar el trabajo de su amo— le explicó acomodando la manta que la bebé tenía.
—Claro que no se lo vamos a permitir— dijo Lupin mirando a Snape enojado.
Amelia intentó decir algo pero la pequeña la distrajo sujetando su anillo de casada. La medimaga miró en los ojos verdes de la bebé todo el amor que ella le podría dar y no dudó que su esposo también lo haría —Robert y yo la cuidaremos como nuestra propia hija, no le faltará nada— afirmó.
—Cuentale de donde viene, merece saberlo y también merece una infancia con una familia que le enseñe a amar, luego se encontrará con su hermano en Hogwarts y estarán juntos allá —dijo Dumbledore tomando a la niña quien se había quedado dormida— Sé que Katherine hará grandes cosas, pero por ahora debe ser una niña feliz, eso es lo que sus padres habían querido.
—Eso ya no importa, ellos están muertos— dijo Snape mirando a otro lado vigilando la ventana de la habitación donde se encontraban— Voy a visitar a los Malfoy, averiguaré cómo está Narcisa.
El Profesor Dumbledore le entregó un sobre a Amelia y miró por última vez a la pequeña con una sonrisa antes de abandonar la sala.
Solo quedó Remus Lupin con ella —¿Robert está en la oficina?— preguntó mirando a la puerta.
Ella asintió y acomodó a Katherine en la cuna. En la ventana se veían estrellas fugaces y algunos vecinos de la calle salían para ver el espectáculo. Las lechuzas comenzaron a ir de un lado al otro y el asombro no terminaba.
—¿Cómo puede haber alegría cuando algo tan terrible acaba de pasar?— preguntó Lupin yendo a la ventana con una lágrima resbalando su mejilla.
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1 Septiembre 1991
Ya eran las 10 de la mañana y en el comedor de Downing Street, la residencia del Primer Ministro de Gran Bretaña, Amelia y Robert Grant desayunaban junto con su hija Katherine —En una hora voy a estar en Hogwarts ¿Algún consejo sobre cómo contarle a Harry?— preguntó ella alisando su falda en un intento de calmarse.
—Él aún no sabe todo de su pasado y conociendo a los Dursley no estarán contándole mucho, cuando lo conozcas sabrás que decir no te preocupes— respondió su madre tomando una taza de té, hoy tiene el día libre en San Mungo, ella era ahora la Directora del hospital y también la esposa del Primer Ministro.
El señor Grant le entregó unos cuchillos de plata que habían comprado para su hija en la larga lista de materiales para Hogwarts. Los estaba afilando para ella. —Tu le contarás cuando sientas que es oportuno Kate y la forma en que lo hagas, estará perfecto— dijo con una sonrisa el Primer Ministro.
Kate miró los ojos azules de su padre y tomó la caja, fue justamente esos ojos los que le hicieron preguntar a su mamá porque ella no tenía los ojos de su padre ni los de su madre, tampoco los de su abuela o abuelos, con eso vinieron después las preguntas por el color de su pelo, un rojo cobrizo que tampoco había heredado de nadie.
Sus padres le habían contado lo sucedido: la muerte de sus padres, su hermano que vivía cerca a Londres… y como acababan de decir, fue oportuno y perfecto, ella lo asimiló pero ahora estaba viviéndolo, en seis meses no los vería por ir a Hogwarts, su nuevo colegio y atrás quedaban sus clases y sus amigos de Thomas School.
—¿Qué vamos hacer con mi estudio? No creo que funcione solo el examen en verano ¿Qué pasará con los eventos en los que necesitan a la familia del Primer Ministro?.
En eso llegó el secretario del ministro Kingsley Shackelbot con Mathew Davis, el mejor amigo de Kate desde muy pequeños,y quien, para su suerte, también era mago y el hijo del Director de Scotland Yard, John Davis.
—Ministro, estamos listos para partir— anunció Kingsley.
Los esposos saludaron a Mathew y Katherine saludó a Kingsley. En eso se escuchó una puerta abrirse y llegó Mina Grant con su rostro rojo y las botas con lodo por su clase de equitación. La niña castaña de 4 años llegó directo a abrazar y besar a su hermana, ella le respondió con un abrazo tan fuerte como si quisiera llevársela al colegio.
—Escríbeme todos los días y envíame todas las ranas de chocolate que no puedas comerte— pidió en voz baja Mina ya con lágrimas asomando.
El reloj anunció las 10 y todos salieron del comedor, algunos integrantes del staff de la residencia salieron a despedir a Katherine deseándole un buen viaje, todos creían que iba a un internado en París para enfocarse en sus estudios; era la historia que mejor encajó para explicar la partida de Kate. La familia se dió un último abrazo, Amelia abrazó a su hija diciéndole que lo mucho que la amaba y comenzaron a asomarse unas lágrimas.
Ya en el auto camino a la estación, la parte de atrás del auto iba en silencio, Mathew se dio cuenta del ánimo de su amiga.
—Vas a un colegio mágico Kate, deberías estar feliz por todo lo que haremos— dijo sonriendo.
"No tenemos que estar en un colegio mágico para divertirnos" pensó Kate viendo por la ventana pero no le respondió. Con algo de tráfico llegaron a la estación a tiempo, Kingsley con ayuda del conductor bajó las maletas y los colocó en los carritos, caminando por la estación varias personas notaron la presencia del secretario y los dos niños, Kingsley lanzó un hechizo haciendo que la atención se perdiera con un ruido en los parlantes y en frente de la columna de piedra los tres cruzaron y pudieron ver el tren rojo escarlata. Kingsley le entregó el equipaje a un ayudante y entregó los ticket de ingreso, Mathew le dio la mano dándole la gracias y Kate lo abrazó.
—Cuidalos mucho mientras no estoy, no dejes que mi papá trabaje hasta tarde para que llegue a la hora del cuento con Mina— le dijo con la voz casi entrecortada. Kingsley le prometió que lo haría, luego le susurró "Serás la mejor"
Los amigos encontraron un compartimiento vacío y se sentaron ahí, Mathew miró el pasillo y preguntó si estaría cerca.
—Te presentas y le dices "Hola Harry soy Katherine tu hermana" y todos nos volvemos grandes amigos— dijo con una risa burlona.
Kate negó con la cabeza —Claro porque el primer día de colegio es mejor empezar con sólo cosas nuevas, además de aceptar que eres un mago y una bruja cuando has vivido sin saberlo—.
La puerta se abrió y una niña de pelo rostizado preguntó si podía entrar, pero al verlos con cuidado abrió la boca sorprendida. Los dos asintieron y ella se acomodó
—Katherine Grant, eres la hija del Primer Ministro muggle y tu eres Mathew Davis, el hijo del Director de Scotland Yard, yo soy Hermione Granger mis padres son muggles y sé quienes son, no sabia que ustedes también iban a Hogwarts— dijo emocionada la niña.
La puerta se volvió a abrir y un sorprendido niño preguntó si podía sentarse con ellos, llevaba un sapo en su mano. Él se presentó como Neville Lombottong y antes que se pudiese sentar abrió el compartimiento una amable señora ofreciendo dulces del carrito, Mathew pidió casi todo el carro y les ofreció a Hermione y a Neville que tomaran lo que quisieran.
—¿Cuando lo supieron? ¿Por la carta?— preguntó Hermione abriendo un pastel de calabaza.
—Yo lo supe cuando una tarde estaba jugando un partido de fútbol y mágicamente el balón hizo un giro extraño desde la mitad del campo solo porque pedí hacer un gol— respondió Mathew mordiendo una rana de chocolate.
—Yo lo supe desde pequeña, mi madre es bruja, así que no fue algo nuevo— dijo Kate tomando el cromo de Matt que era de Laverne de Montmorency, la inventora del filtro de amor.
—¿Quieres una rana de chocolate? No has comido ninguna, esta es la última— le ofreció Hermione a Kate sonriendo.
—Gracias Hermione pero no puedo comer nada del carrito, tengo diabetes— respondió Kate secamente.
Tanto Neville como Hermione dejan de comer y miran sorprendidos, Kate notó que lo dijo en mal tono y se disculpó —No se preocupen, pueden seguir comiendo yo ya lo he hecho—.
En un momento Neville perdió su sapo y Hermione salió con él para ayudarlo, Mathew y Kate aprovecharon para vestir sus túnicas y cuando ellos regresaron Hermione contó emocionada que había hablado con Harry Potter y que "es como lo describen en Historia de la Magia" Kate no hizo ningún comentario y acomodó su varita en la túnica del colegio.
Cuando el tren se detuvo y todos bajaron, Kate escuchó a varios estudiantes decir que Harry Potter estaba en el colegio. Un hombre alto llamó a los de primer año y los guió hasta el lago. Después del viaje en bote Kate vió el grandioso castillo y los terrenos del colegio, en ese momento sintió que su corazón se detuvo y sonrió; entendía un poco a Amelia y a Mina por estar tan emocionadas por Hogwarts.
La Profesora McGonagall se presentó y relevó al hombre guiándolos dentro del castillo.
—¿En qué casa quieres estar?— preguntó Mathew mientras caminaban por los pasillos de piedra.
—Supongo que Gryffindor, ellos fueron seleccionados ahí— dice Kate mirando como una armadura caía a lo lejos por un fantasma.
El Gran Comedor se abrió para los nuevos estudiantes y en el fondo la mesa de profesores y un butaco de madera con un sombrero viejo eran su destino. Kate reconoció al Profesor Dumbledore porque su mamá le mostró algunas fotos de él con La Orden del Fénix.
Minutos después el sombrero seleccionador fue puesto por la profesora en cada uno de los estudiantes de primero y uno a uno los fue llamando, a Mathew lo llamaron primero y fue elegido en Ravenclaw, Katherine sonrió al ver a su amigo feliz, pero pensó que su idea de estudiar en la misma casa no sería posible y su respiración se aceleró un poco.
Después de que un estudiante era enviado a Slytherin, fue el turno de Grant; algunos susurros se escucharon y ella solo puede fijarse en el profesorado, pero notó una pequeña sonrisa en la Profesora McGonagall al colocarle el sombrero.
—Tienes una inteligencia como ninguna y veo liderazgo en ti, pero debes cultivar lo primero— dijo el sombrero— Claro que Gryffindor podría ayudarte con ambas Katherine Potter.
Kate respiró nerviosa y abrió un poco los ojos, solo unos minutos en el castillo y ya alguien sabía su secreto. Miró entre la multitud y llegó a ver a un muchacho delgado con gafas redondas y una cicatriz con forma de rayo.
—No tome una decisión por mi familia, por favor, sino por mí— susurró Kate al sombreo.
—Estoy impaciente por ver al señor Potter— le respondió el sombrero antes de gritar que ya había tomado su decisión —¡Ravenclaw!—.
La pelirroja bajó de la silla sonriendo y caminó a la mesa azul donde Mathew le guardaba un puesto, la gente a su alrededor la felicitaban. Después llamaron a Harry, ya ahí frente a todos, los susurros eran más altos y la tensión se incrementaba, todos querían saber en qué casa será elegido. Kate pudo verlo y detalló más su rostro, así con los lentes veía un parecido con James, con su padre.
La mesa de Gryffindor estalló en gritos cuando él fue enviado a esa casa y con los últimos estudiantes llegó la hora de la cena. Mientras se servían la cena, Kate no podía evitar mirar a Harry de vez en cuando, claro que no era la única que lo hacía. "Sus ojos son del mismo color que los míos y veo claramente su cicatriz" verlo ahí era para ella su último momento como solamente Katherine Grant.
Cuando la cena terminó y los prefectos llamaron a los estudiantes de primer año emprendieron marcha a la sala común pero un profesor de baja estatura llamó a Kate y le pidió que aguardara.
—Katherine, bienvenida a Ravenclaw, soy el Profesor Flitwick el jefe de la casa— se presentó con una sonrisa el profesor— Por favor acompáñame.
Kate miró a Mathew y siguió al profesor por el castillo, mientras caminaban ella pensaba que de pronto lo que dijo el sombrero fue lo suficientemente alto para que todos escucharan que eran hermanos y ahora se dirigían al despacho del director. Pero en el camino el profesor amablemente le explicó algunas cosas del castillo y que él iba ser su profesor de Encantamientos
—Sé que no es fácil entrar en este mundo mágico cuando creces en el mundo muggle, pero encontrarás en Hogwarts un lugar donde aprenderás mucho— dijo Flitwick con una sonrisa.
Kate respiró de nuevo tranquila, confirmó que él no sabía quién era y le agradeció al profesor. Comenzaron a bajar hasta las mazmorras del castillo hasta que llegaron a una puerta de madera negra, Flitwick tocó a la puerta y tras ella apareció uno de los profesores que estaba en el Gran Comedor, el jefe de Ravenclaw lo saludó y mirando a Kate le pidió que entrara.
—Él es el Profesor Snape, tu maestro en pociones y el jefe de la casa Slytherin— le contó Flitwick, Kate le sonrió al oscuro profesor pero por su nombre ni por su aspecto parecía reconocerlo, no lo había visto en las fotos de la Orden del Fénix. Snape solo la miró rápidamente y caminó hacia un caldero.
Flitwick le explicó a Kate que él vendría por ella para llevarla a la Sala Común de Ravenclaw. Ella le agradeció y vio al Profesor irse por la puerta.
—Tome asiento por favor— pidió el Profesor Snape acercando una silla con su varita.
El caldero bullía en la mesa y Snape solo le daba la espalda a su estudiante mientras seguía concentrado en la poción. Kate aprovechó para mirar la instancia, se parecía un poco a una de las salas de San Mungo, había varios elementos para pociones organizadas casi militarmente. Mientras observaba, el Profesor se acercó y le entregó el vaso de cristal con un líquido azul turquesa muy brillante.
—El Profesor Dumbledore y sus padres autorizaron esta poción que la ayudará con su enfermedad, no tendrá que usar la medicina muggle sino que tomara la poción esta primer semana cada tres días, si corremos con suerte su cuerpo la asimilará, Madame Pomfrey está avisada y si hay alguna reacción será tratada de inmediato— explicó acomodando las cosas de la mesa sin prestarle atención a Kate.
Ya sus padres le habían hablado de la poción y ella estaba entusiasmada de poder dejar de aplicar la insulina. Bebió el vaso y sintió un sabor agrio y fuerte que hizo que cerrara los ojos, el Profesor se percató y se acercó rápidamente pero Kate abrió los ojos mirando la cara de preocupación del hombre —Disculpe, me sorprendió el sabor agrio pero estoy bien, ¿Qué contiene?—.
Snape respiró aliviado —Es una poción que preparé con una planta del Perú, la llamo poción Salustio— respondió tomando un pergamino para comenzar a tomar notas— ¿Alguna otra reacción?.
Kate metió sus manos en los bolsillos de la túnica y apretó los dientes —Siento frío en las manos y en mi cabeza como si hubiera comido helado—.
El profesor tomó una taza de té de su escritorio entregándoselo, Kate notó el enojo del profesor, como si le molestara el frío que ella siente.
—No es mucho y ya ha comenzado a bajar un poco— le reportó tomando un sorbo de té— Mi madre ha seguido el tratamiento con insulina y con todo lo que ha pasado, es mejor no tener un caldero en la casa a simple vista.
El profesor estaba más concentrado en el pergamino que en ella y con la mención de su madre Kate recordó de dónde le sonaba el apellido Snape
—Estudió con mi madre, estaban en el mismo año en Hogwarts— dijo ella mirando al profesor.
Snape se detuvo pero trató de disimular su sorpresa —¿En qué casa estaba su madre?— preguntó levantando la mirada.
Kate lo observó y vio en él algo…
—Ella estaba en Gryffindor— respondió sin bajar la mirada.
El Profesor Flitwick interrumpió la conversación entrando al despacho
—Te veo muy bien Kate— dijo el jefe de Ravenclaw con una sonrisa.
—Si, no encontraste un cadáver Flitwick— respondió Snape.
—Sería un mal primer día de colegio si eso pasara Profesor Snape— le respondió Kate todavía riendo. Luego le entregó la taza y le agradeció por su trabajo.
Snape asintió y recibió la taza, volvió a inclinarse sobre el caldero y ambos Ravenclaw salieron de las mazmorras y llegaron a la sala común. Ya adentro Kate se reunió con Mathew que la esperaba mirando el cielo estrellado de la sala.
—Si la gente supiera quien eres no estarían hablando solo de Harry— dijo Mathew bostezando y Kate lo silenció pidiéndole que no dijera algo así en la sala común.
Ambos se fueron a la cama, ella entró al dormitorio de las chicas y la mayoría ya estaban durmiendo, así que sin mucho ruido se preparó para dormir en la única cama libre.
Mirando el cielo azul estrellado y las constelaciones en él Kate repitió su nombre, Katherine Potter, Katherine Grant, Katherine Potter… nunca había usado ese nombre y aun así estaba en Hogwarts. El pensamiento la hizo cerrar los ojos y el cansancio del primer día hizo su trabajo haciéndola dormir profundamente.
