Capítulo III: Y se quedaron en penumbras
Time, time only heals if we work through it now
I promise we'll figure this out
I will take your pain
And put it on my heart
I won't hesitate
Fue un mes muy ocupado en la casa de los sueños.
Anne recibió muchas visitas y cartas, Gilbert volvió al trabajo, Marilla a Tejas Verdes y los tres amigos recurrentes no dejaban pasar una tarde sin visitar a la dueña de la casa, Susan mimaba a Anne, quizás demasiado y de a poco, esta última se iba recuperando físicamente.
El espíritu también le iba mejorando. Mantuvo largas charlas con Leslie, el Capitán Jim, con Gilbert e incluso un nuevo amigo: Owen Ford, quienes mejoraron su ánimo notablemente con palabras afectuosas y opiniones verdaderas.
Incluso llegó una nueva carta de Phil Blake, aún más dulce que la primera que recibió Anne. Era tan reconfortante, que Anne y Gilbert incluso se permitieron reír con las sugerencias para la cena de cumpleaños de Jonas a la que Phil los iba a invitar; tal vez un poco costoso para los ingresos de su familia, pero con la característica inocencia de Phil, que hacía de cada palabra algo muy tierno.
Aún así, Gilbert sentía que faltaba algo. Anne no aprobaba muchas demostraciones de afecto, y en una época en la que los hombres veían a la mujer como una fábrica de descendencia, el lector podría pensar que nuestro muchacho sólo quería satisfacer sus propios deseos. Pues bien, este pensamiento no es preciso. Gilbert extrañaba la intimidad, si; pero no la que viene del sexo (que esta narradora no sugiere sea malo, pero no creo que sea lo más importante en una relación que pasa por lo mismo que nuestros protagonistas en este momento), sino la proveniente de los besos que acompañan a los "Buenos días" o del abrazo con el que se despide al Sol en el atardecer.
Es una pena que nadie le haya podido explicar esto a Anne, pues esa noche que voy a describir sería muy útil.
La luna entraba a trompicones por la ventana de la pelirroja y por el jardín se veía andando a un muchacho, que parecía de muy buen humor. Gilbert le había salvado la vida a un paciente y no cabía en sí de la felicidad.
Entró a la casa y le dijo a Susan que no cenaría. Subió a la habitación y sorprendió a su esposa con un ramo de flores.
Unos lirios para mi Dríade dijo con una sonrisa.
¿Ahora por qué estás de tan buen humor?
¿Cómo sabes que lo estoy?
Sólo cuando estás así me llamas con apodos decentesexplicó Anne aceptando el ramo. La semana pasada, cuando intentaste arreglar la silla de Susan, estabas tan desesperado por las astillas de la madera que me llamaste "Mi Zanahoria más roja". Ni siquiera tenía sentido y me dieron ganas de conseguir una pizarra para romperla en tu cabeza.
-Bueno, admito que esa silla acabó con mi imaginación pero creo que siempre tengo apodos lindos para tí. Ahora Anne de mi corazón, ven a sentarte conmigo, porque esta noche tengo mucho que agradecerte.
Y tomándola de la mano, la condujo a la cama, con una distancia prudencial, pero también con mucho cariño.
Ya lo sé exclamó Anne con un brillo de orgullo en los ojos. El señor Cromber de Glen está mucho mejor.
-En realidad, aún tenemos que esperar para ver si mejora. Pero hoy le hice ese procedimiento que encontramos en el libro que leímos la semana pasada, cuando me ayudaste a analizar el caso. Eso le salvó la vida esta noche.
Emocionada, Anne se puso a dar palmas.
Eso es Genial Gilbert. Ahora el doctor Parker no va a poder decirle a la gente de Lowbridge que "los procedimientos del joven doctor son una pérdida de ingresos y sangre", como le escuchó decir la señorita Cornelia. O si lo dice va a ser de otro médico, porque mi marido es un erudito de la medicina. dijo la muchacha con un orgullo muy tierno.
Está bien. Finjamos que mi mérito no le pertenece a mí esposa, aunque fué ella la que se pasó noches en vela ayudándome con ese caso. Sin tí, no sé qué haría Anne.
Y se acercó para besarla. Anne lo aceptó e incluso correspondió al beso. Era cálido y largo.
No obstante, pasado un momento le pareció bastante largo, y cuando Gilbert apoyó una mano en la cintura de la chica y recorrió con los labios su barbilla, Anne sintió que debían parar.
Gilbert. No. Por favor, para.
Gilbert paró desde el "No", pero Anne estaba muy exaltada para darse cuenta.
No quiero que me toques de esa manera.
Tranquila Anne. dijo el muchacho haciéndose hacia atrás. No vamos a hacer nada que tú no quieras.
No se podía negar que Gilbert era un gran doctor. Muchas personas se lo atribuían a sus métodos novedosos y a su intelecto; sin embargo, la verdad es que Gilbert se preocupaba por sus pacientes. Sabía muchas historias, buenas y malas, aún con su poca experiencia. Sabía que algunos esposos se interesaban más en sí mismos que en los deseos de sus mujeres, y que con esto no sólo les provocan daños físicos, sino también mentales. Daños que ninguna mujer debe tener.
¿Tú creíste que te obligaría a…?
No lo sé Gilbert. Se supone que soy tu esposa. Es mi deber, es lo que esperas de mí. Pero ahora mismo no puedo. Me aterra que lo intentemos de nuevo y que me vuelva a embarazar y que todo suceda otra vez.
Lo entiendo Anne dijo Gilbert tomándole la mano. Quiero que sepas que el límite sobre tu cuerpo lo pones tú misma. Nadie te va a obligar a hacer algo que tú no quieras. Yo no te presionaré para ir más allá.
Pero es lo que los esposos hacen, Gil. Yo lo sé. Lo ví cuando era una niña con la señora Hammond. Su marido era un idiota con ella.
Anne, yo nunca te obligaré a nada. Lo que me preocupa es el trasfondo que tiene todo esto. Querida, la intimidad no es sólo para procrear. Yo creo que el objetivo principal es conocer mejor a la persona con la que compartes tu vida. O al menos ese pedazo de vida.
Ya, lo entiendo Gilbert. Recuerdo nuestros primeros meses de casados, cuando aún no pensábamos en una gran familia o en los niños. De alguna manera extraño esos momentos. Pero sabes que no es algo que podamos controlar completamente.
También podemos experimentar placer de otras formas que no te dejarían embarazada. De cualquier forma, Anne nenita, yo estoy dispuesto a esperar hasta que estés lista.
Anne acarició la mejilla del muchacho y le dedicó una sonrisa hermosa. Algo triste y cansada, aunque eso sólo la hacía parecer más bonita.
Supongo que con el tiempo todo mejorarásusurró.
Gilbert sacudió la cabeza.
No, yo creo que el tiempo sólo cura si trabajamos para ayudarlo.
¿A qué te refieres?preguntó Anne.
Si, tenemos que trabajar en nosotros ahora para que con el tiempo el dolor nos haga madurar. Pero para eso necesitamos el apoyo del otro. Yo por mi parte, te prometo que tomaré tu dolor y lo acogeré en mi corazón, como si fuera algo propio. Nunca te presionaré por nada. Ni para que hagamos algo que no quieras, o para que hables de sentimientos que aún no procesas. Ese era el viejo yo, ¿recuerdas? él que quería que lo aceptarás cuando no estabas segura. Ahora sólo deseo que superemos esto.
Entonces yo te prometo que intentaré hacer lo que tú dices: ayudaré al tiempo. Hasta ahora he acariciado el dolor, pero es algo que debo soltar. Y no creo que haya una manera mejor para superar esto que hacerlo contigo.
Al día siguiente, antes de salir a una consulta por la mañana, Gilbert tomó el viejo cuaderno y escribió algo para Anne. Cuando la pelirroja se despertó, lo primero que vió fue una página con algo escrito en ella.
La canción de este capítulo es Hesitate de los Jonas Brothers, compuesta por Joe Jonas y Justin Tranter, bajo la licencia de Sony.
Este capítulo lo escribí desde mi punto de vista y el contexto de la época. Si crees que le di un trato inapropiado, por favor, comentamelo. No quisiera ofender a nadie con este capítulo.
~Mund.
