Capítulo 23

Las siguientes dos noches Kate escuchó los gritos de dolor de personas que llegaban como rehenes a la Mansión Malfoy, la mayoría no duraban mucho en el lugar. Lo que más le inquietaba a Kate era escuchar el sonido de Nagini, pasaba reptando frente a la puerta del lugar donde la tenían encerrada, era como si vigilara la puerta.

Le habían quitado su varita y el bolso en el que tenía la poción Salustio, ya llevaba 1 día sin beberla o inyectarse insulina, con suerte aguantaría tres o cuatro días pero como lo había pensado antes eso seria lo unico que tendria que negociar y que daría su brazo a torcer.

Como si le estuvieran leyendo la mente, Lucius Malfoy entró al altillo y le ató las manos con un hechizo incarcerous. Le siguió por el corredor que había visto la primera noche y notó que las habitaciones estaban cerradas, contó 14 solamente en el segundo piso. Pasaron por el comedor con la mesa gigante de roble negro y luego llegaron a lo que se suponia era el hall de la mansión. Ahí Kate vio a Bellatrix Lestrange junto a su hermana y su sobrino, en el centro Voldemort estaba sentado y a su izquierda estaba Severus Snape, ambos miraban hacia un ventanal grandísimo que daba hacia los jardines, una lluvia torrencial caía afuera.

Kate siguió a Lucius Malfoy pero sintió que alguien la empujaba hacia el suelo sujetándola del cuello fuertemente con una mano en la que denotaban unas garras. Escuchó un gruñido y vio que Fenrir Greyback era quien la atacaba, Kate trató de alejarlo empujándolo con las cadenas pero Voldemort fue quien intervino haciendo un siseo igual al de una serpiente. Greyback se alejó no sin antes pasar su lengua por la mejilla derecha de Kate.

—Greyback no seas ansioso, recuerda que no te he ordenado nada— dijo Voldemort casi en tono burlón, no estaba hablando en serio.

Kate se levantó y con la manga de su blusa se limpió con asco. Miró a Voldemort y esperó que este hablara —Llevas acá dos días y no te he presentado Kate, eso es maleducado, ya conoces a la familia Malfoy y a Bellatrix, no habías conocido a Fenrir pero ya se adelantó con las presentaciones—.

Voldemort puso una mano huesuda sobre el hombro de Snape y rió —También conoces a Severus ya que te dio clases, bueno, parece que conoces a todos, no era tan necesario la presentación—.

Voldemort volvió a reír y su séquito lo imitó, Kate blanqueó los ojos pero nadie la vio hacerlo —No, no era necesario, pero ya que estamos acá supongo que habrá decidido qué hacer conmigo— dijo ella mirándolo fijamente.

Voldemort dio un paso al frente hacia ella —He estado pensando y en mi conexión con Harry no he sentido apego hacia ti señorita Potter, es como si no te viera como su hermana—.

Kate no se inmutó, Voldemort no conocía lo que era una familia, solo estaba inventando, segura le dio una sonrisa —Así que se va deshacer de mi—.

Voldemort la examinó y Kate notó un ligero temblor en él, como si no soportara que ella estuviera tranquila —¿Quieres morir acaso?—.

—No y creo que eso es una ventaja para usted— dijo Kate serena— Justamente le dije a la Sra. Malfoy que necesitaba hablar sobre una medicina, en el bolso que llevaba esa noche tenía la poción Salustio y no puedo durar más de 3 días sin beberla—.

—Interesante, justamente estaba hablando con Severus de esa poción— Voldemort hizo un gesto con su mano y Snape caminó hasta su lado, miró a Kate con una expresión fría y ella también lo hizo— Severus va conseguirte la dosis necesaria y las suministrará para que alguien te la de en los siguientes días, no lo sé pero tal vez me equivoque contigo Srta. Potter ¿o prefieres Grant?

—Cualquiera de los dos está bien— respondió Kate secamente.

El Señor Oscuro ordenó a Snape que la llevara de vuelta a su habitación, ambos salieron de ahí y Greyback antes de irse se acercó a ella pero Kate no se inmutó y continuó caminando con Severus a su lado.

Cuando llegaron a la "habitación" donde solo había un colchón y un baño adjunto Snape comenzó a lanzar encantamientos para insonorizar el lugar, hizo a Kate una señal para que no hiciera ruido y esta solo fue y se sentó sobre el colchón, estar mucho tiempo de pie la estaba haciendo sentir mareada. Cuando el Profesor terminó se acercó a ella y sacó de su levita uno de los viales de plata que Kate había comprado en Francia y se lo entregó para que lo bebiera, ella bebió la poción y devolvió el frasco.

—¿Estás herida? ¿Tienes alguna cortadura?— preguntó Snape mirándola con atención, buscando alguna herida.

Kate negó con la cabeza y tomó distancia de Snape levantándose hacia el lavabo para lavarse la cara, todavía podía oler el aliento del hombre lobo. Snape le volvió a preguntar pero ella negó de nuevo.

—¿No vas a hablarme?— preguntó Snape con algo de desespero en su voz.

—Estoy respondiendo las preguntas, no tengo heridas y solo han usado el hechizo cruciatus, ahora váyase por favor antes que entren para saber por qué demora tanto— respondió Kate secándose el rostro con su blusa.

Snape levantó una mano hacia su rostro pero ella dio un paso atrás y se sentó de nuevo en el colchón. El Profesor suspiró resignado y dándole una última mirada salió de la habitación.

Los días siguiente la poción le fue suministrada por los miembros de la familia Malfoy, eran ellos los que se encargaban de ella, le subían dos platos de comida al día además de la poción, eso comenzó a desequilibrarla, no recibía el azúcar necesario para el día pero sus captores no estaban interesados en eso.

Cada noche en la puerta se hacían algunos mortifago para vigilar, fue así que escuchó las noticias de que el Ministro de Magia había sido asesinado y que el nuevo Director de Hogwarts era Severus Snape, esa última noticia no le sorprendió mucho pero sintió ira al ver papel de de marioneta que su ex Profesor seguía cumpliendo. Sintió alivio al no escuchar noticias sobre su familia o de Harry siendo capturado. Pasaron unos meses, no volvió a hablar con Severus, su único contacto era la familia Malfoy, su hermana y los mortifagos que hacían guardia.

Fue una mañana en la que Bellatrix Lestrange entró con su cena y en un gesto teatral la tiró al suelo al cerrar la puerta, pidió excusas por ser tan torpe y le dijo que igual podía lamer el piso.

—Como lo haces con los pies de Voldemort— dijo Kate burlona pero eso le costó que la bruja le lanzara un cruciatus por bastante tiempo.

Kate sintió como sus huesos se desencajaban y volvían acomodarse, la piel le ardía y sentía como si un cuchillo caliente le atravesara el abdomen de un lado al otro. Lestrange se detuvo y la sujetó del pelo haciéndola levantarse del suelo —Muy bien princesita mimada yo no te soportaré otra, a la próxima creeme que no usaré esa maldición imperdonable— le dijo casi entre dientes.

—¿Qué quieres?— preguntó Kate ahogando un gemido de dolor por el agarre de la bruja.

—Vas a decirme lo que sepas de Potter y no te lo voy a pedir dos veces— dijo sujetándola con más fuerza.

—No sé nada, él no me dijo nada— dijo Kate tratando de aguantar el dolor, vio por el rabillo del ojo que Lestrange levantaba la varita y agregó— Harry busca una forma de destruirlo, pero no sé cual es, no le pregunté porque sabía que me iban a capturar.

En ese momento Voldemort entró y haciendo a un lado a Bellatrix levantó con la varita a Kate y conjuró un crucio, el dolor era insoportable, Kate pidió que parara cuando llegó a un punto en que sentía que su cabeza iba partirse en dos.

—Pide clemencia y pide que Potter venga por ti, si no lo haces no me sirves sangre sucia— dijo Voldemort con odio, sus ojos se entrecerraron un momento y continuó torturando a Kate.

Ella alcanzó a mencionar el nombre de Harry y le pidió a Voldemort que parara, minutos después que Kate sintió que habían sido horas, él se detuvo y salió de ahí tras su séquito de mortifagos que lo esperaban afuera.

Kate quedó en el suelo, sintió que su mente se iba y era lo mejor ya que así no sentía la carga de cuerpo. Pensó en su familia, en Harry, en Matthew, en Lupin y por un momento se sintió irse.

Alguien comenzó a llamarla, repetía su nombre como una plegaria y Kate sintió una gruesa mano tocando su rostro, logró abrir los ojos y vio que Severus tenía sus ojos con un rastro de llanto, Kate lo miró y le preguntó si estaba muerta.

—¿Piensas que al morir me vas a ver?— preguntó Snape limpiando una lágrima que se le escapaba.

Kate le tomó la mano y él se la llevó a los labios besándola —Espero que no porque eso significaría que ambos morimos y eso no estaría bien— agregó Kate tratando de levantarse pero sentía su cuerpo tan magullado, así que Snape la ayudó a levantarse un poco y pasó su brazo por su espalda para que ella se apoyara en él.

—¿Cómo consiguió entrar acá?— preguntó Kate

—Le pedí al…— pero Severus no pudo llamarlo— Que me dejara revisarte y darte medicinas, está de humor por lo que pasó con el robo en Gringotts.

—¿Harry está bien?— preguntó Kate mirando a Snape fijamente.

—Si, está bien, está con Weasley y Granger pude verlos y no están heridos como tu— dijo Severus alcanzando una poción Salustio para Kate.

Ella olió la botella y confirmó lo que estaba sospechando, la bebió toda y dejó el vial aparte —Sabía que había pasado algo, sentí su rabia y quería que Harry viera lo que me hacía— dijo aun sintiendo el dolor en el interior de su cuerpo.

Severus tomó por un momento la mano de Kate y luego la soltó —Quiero hablar contigo pero acá no es seguro, espero sacarte de aquí en unos días— dijo Severus casi en un susurro.

Kate negó con la cabeza —No quiero que haga algo, necesito estar acá—.

—Ofrecerse como víctima no va detenerlo Kate, eso lo sabes, solo vas a conseguir que te hagan más daño o peor que..— dijo él pero no terminó la frase.

—Ofrecerme como víctima no, pero servirle y esperar ¿si lo va detener?— preguntó ella y con dolor se movió alejándose de él dándole la espalda— No demoran en venir, gracias por la medicina.

Severus iba agregar algo más pero en ese momento escuchó que abrían la puerta y se puso de pie de inmediato. Kate le dio la espalda y escuchó la puerta cerrarse.

Unas horas después alguien abrió la puerta y ella vio que Fenrir Greyback entraba cerrando la puerta tras él. Kate trató de ponerse alerta pero no lo conseguía del todo, intentó decir algo pero tenía los labios reventados y podía sentir cada articulación magullada. El hombre lobo en cambio se sentó frente a ella dejando pocos centímetros entre los dos, él olía fatal, a carne podrida y a añejo. Con su mano señaló arriba y le preguntó a Kate: ¿Sabes en qué fase está la luna?

La chica no respondió y volvió a cerrar los ojos, algo en su interior no le permitía rendirse del todo al dolor pero no era lo suficientemente fuerte, solo pudo decir —Si va hacer algo, no lo voy a sentir— dijo en un susurro.

El hombre lobo gruñó y la tomó del cuello presionando contra el suelo duro de roca —Con tu genio serías un espectáculo en la luna llena— dijo burlona.

—Tengo una enfermedad en la sangre— dijo Kate con algo más de voz— Si me muerdes probaremos que tan contagiosa es.

Eso hizo que el hombre lobo se detuviera, podría ser muy salvaje y por eso mismo su instinto de preservación era la mejor arma. Greyback la soltó y salió de la habitación, Kate sintió algo caliente sobre su oreja derecha y su mejilla, quiso revisarlo pero al mover su mano derecha sintió un tirón de dolor. Cerró los ojos una vez más y espero que el dormir le ayudase en algo.

Una mano fría la despertó, era la de Narcisa Malfoy que estaba retirándole el cabello del rostro para verla, una mirada de horror se le formó, tomó un ungüento frío y comenzó aplicarselo. Kate notó que la habían pasado al colchón, tal vez había sido Narcisa; se llevó una mano al rostro y sintió la inflamación.

Cuando Narcisa terminó de aplicar el unguento le entregó la poción Salustio y también le dejó un vestido negro de mangas largas y la espalda cubierta por un velo del mismo color, seguro era un vestido de ella.

—¿Sirve serle fiel?— preguntó Kate antes de beber la poción— Su esposo y su hijo lo son también pero ¿Qué los hace distintos a cualquier otro mortifago que daría su vida por él?

Narcisa se levantó y no hizo ningún comentario a lo que Kate le había preguntado. Una hora despues Kate salió del baño con el vestido negro y Lucius Malfoy la escoltó junto a su esposa hasta el comedor donde estaba Voldemort con otros mortifagos. Escuchó el crujir de algo y vio en el suelo a Nagini devorando lo que parecía la pierna de un humano, Kate sintió ganas de vomitar pero Voldemort se acercó a ella y le hizo levantar el rostro para ver los moretones y el ojo derecho hinchado producto de la visita del hombre lobo.

—Querida Kate, hoy es un día importante, tu papel en todo esto por fin es claro para mí— dijo con una sonrisa viborana— Pero me temo que tendrás que irte de acá porque tienes una cita en el Ministerio de magia, por eso estás vestida para la ocasión.

—¿El ministerio? ¿Para qué iré allá?— preguntó Kate desorientada.

—Vas a ser juzgada por supuesto, las instituciones son importantes, como te habrá enseñado tu sucio padre muggle— dijo Voldemort con malicia, Kate hizo las manos en puños al escuchar eso pero él continuó hablando— Gracias a unas reformas vas a ser la primera bruja juzgada por cargos de ayuda muggle.

Kate seguía sin entender, eso no lo hacía el Ministerio pero sabía que Voldemort no se lo iba explicar —¿Por qué lo hará el Ministerio cuando lo puede hacer usted?

—No mereces eso pequeña Potter— dijo Voldemort con una risa tenebrosa— Tu hermano no ha venido en todo el mes y si no sirves para ser carnada, no sirves para nada.

La puerta del hall se abrió y tres mortifagos sujetaron a Kate con cadenas invisibles y la inmovilizaron por completo. El grupo la llevó levitando hasta un carruaje que esperaba afuera, dos mortifagos entraron con ella y el otro fue hasta el lugar del cochero. En minutos volaron hasta Londres y ya en el destino Kate pasó entre un grupo de personas que estaban ahí esperándola, todos se hacían a un lado y en su interior albergó la esperanza de ver a Kingsley o a Tonks. Cámaras de fotografía comenzaron a disparar sus flashes hasta que ella entró a los ascensores y llegó al piso de los juzgados. La recibió ni más ni menos que Dolores Umbridge con una sonrisa.

—Que bueno que llegaron ya podemos iniciar el juicio— dijo haciéndole señas a los mortifagos para que la siguieran.

Kate fue puesta en una silla en medio de la sala, la ataron y le quitaron el hechizo inmovilizado, a su alrededor los magos de túnica negra se sentaban y comenzaban a hablar entre ellos. A través de una barrera casi transparente Kate vio a los dementores flotando ahí, listos para atacar.

El silencio se hizo cuando Umbridge comenzó a leer el acta y los cargos de Kate

—Se le juzga por los cargos de colaboración con hijos de muggles, perpetuadores del orden, espionaje y recolección de información ilícita y colaboración el indeseable número 1 ¿Cómo se declara?— dijo Umbridge con la mirada puesta en Kate, se notaba que estaba disfrutando eso.

—No puedo declarar sin un representante, soy mayor de edad pero puedo exigir un representante— dijo Kate tratando de sonar calmada.

—Lo tienes, es Yaxley— dijo Umbridge señalando al mago que estaba de pie a su lado.

Kate lo miró y luego volvió a dirigirse a Umbridge —Si mis cargos son por convivir con mi familia no mágica, además ayudar a magos con familiares no mágicos, haber sido secuestrada en un lugar donde miembros del Ministerio estaban y el último si no estoy mal, ser hermana de Harry Potter, acepto los cargos—.

Umbridge profirió una sonrisa aguda —Ya la oyeron, la acusada acepta los cargos, vamos a proceder con la sentencia, Señorita Grant recibirá la pena máxima, muerte por el beso de dementor—.

Kate escuchó eso y sintió como si alguien le hubiese dado un golpe en el estómago y todo el aire le hubiera salido de los pulmones, con que así terminaria todo, sin poder ayudar a Harry ni protegerlo.

—Pero antes deberá cumplir un castigo adicional por los cargos de cooperación con no mágicos— añadió Umbridge e hizo una seña a la entrada de la sala.

Una mujer fue llevaba y Kate por un momento pensó que era su madre, pero cuando la tuvo enfrente pudo ver que se trataba de la Sra. Sondheim, aquella que había ayudado hace dos años. Dos aurores del Ministerio la dejaron y luego se colocaron al lado de Kate, uno de ellos sostenía su varita. Yaxley sacó su varita y lanzó la maldición imperio sobre Kate, ella sintió como si un hilo guiase los movimientos de su cuerpo en vez de su cabeza.

—Como castigo se declara que debe tomar la vida de la no mágica presente— sentenció Umbridge desde el estrado.

Yaxley rió y Kate miró a la Sra. Sondheim llorar y pedir clemencia, la orden le llegó y Kate tomó la varita que el guardia le daba, comenzó a pronunciar el avada pero sintió que un hombre fuerte la aprisionó y le tapó la boca, vio que la guardia de al lado soltaba un polvo negro y la sala quedó a oscuras, todavia tenia en su cabeza la orden de asesinar y trató de liberarse pero en un segundo sintió el hilo romperse y luego fue arrastrada por el mismo hombre, casi la llevaba en volanda. La guardia corría frente a ella y el destino estaba claro que eran las chimeneas. Entraron a los ascensores y el guardia le cubrió los ojos, Kate trató de mirar pero no podía hacerlo. Al escuchar el ascensor anunciando el primer piso se retomó la carrera hacia las chimeneas y en un momento los flashes de las cámaras volvieron aparecer pero en vez de apuntar a Kate ahora lo hacía contra los aurores y guardias que los perseguían.

Los tres entraron a una chimenea y el fuego verde los llevó hasta un bosque pero cuando Kate se levantó la aurora hizo que todos sostuvieran un traslador con forma de sobre y llegaron a un lago congelado. Fue ahí que el hombre la soltó y Kate los miró, no conocía a estas personas pero la acababan de sacar del Ministerio en una sola pieza y viva, luego recordó a la Sra. Sondheim.

—La Sra. Sondheim se quedó en la sala— dijo Kate dando un paso hacia ellos.

Ambos se miraron y luego la aurora le susurró el nombre "Lince" Kate vio frente a ella una tienda de campaña que antes no estaba ahí, siguió a los aurores adentro y sintió el calor de la chimenea.

—Esa no era la sra. Sondheim, era una espía de la Confederación Internacional de Magos— dijo la mujer con un cargado acento francés.

Kate se extrañó al escuchar esa voz, ya que la reconoció… Segundos después el rostro de ambos aurores cambió y vio a Viktor Krum y a Veronique Flamel frente a ella con una sonrisa.