TODO LO QUE NO NOS DIJIMOS

CAPÍTULO 7

MARIPOSAS EN EL ESTÓMAGO

ÉPOCA ACTUAL…

—¡No abran!— Suplicó la pequeña Andressa con voz llorosa mientras desde afuera se escuchaba la voz de Sonomi Sanjoi amenazando con tomar represalias si no le devolvían a su nieta.

—¡Ya voy!— Respondió Rei para que quienes estaban afuera la escucharan, y después volteó a ver a la pequeña Andressa, que la miró con una mezcla de miedo y reproche.

—¡Me mentiste!— Exclamó la pequeña

—Andressa, pequeña, si no abro será peor y el juez puede pensar que te estamos haciendo daño— Dijo Rei caminando hacia la pequeña Andressa— ¡Tenemos que abrir! Yo voy a hablar con el policía y tu abuela; y a ti cuando te pregunten algo dirás lo que ya me contaste.

Cuando Andrew miró las lágrimas saliendo de los ojos de su hija, le pasó por la mente tomarla y huir con la pequeña por la puerta trasera para ponerla a salvo, sin embargo, cuando hizo un intento por acercarse a ella la pequeña lo miró con miedo y se abrazó a Rei.

—¡Qué se vaya ese Gaijin!— Exclamó asustada

Andrew confirmó lo que ya sospechaba: Su hija le tenía miedo sin siquiera conocerlo.

¡Darien, por favor abre la puerta o se me va a olvidar que alguna vez fuiste mi sobrino! —Amenazó Sonomi Sanjoi

Rei dio la orden de abrir, y Andrew, que en ese momento pensó en un plan B para poner a salvo a su hija, se acercó a Darien que en ese momento abrió la puerta; y después de seis años, su mirada se encontró con la de Sonomi Sanjoi.

—¿Y este Gaijin traidor que hace aquí?— Cuestionó el señor Sanjoi mirando furioso a Andrew

—Eso no es asunto nuestro, Isamu— Dijo Sonomi a su marido— Lo importante es llevarnos a nuestra nieta.

—¿Podríamos civilizada tener una charla antes de que se lleven a la niña?— Preguntó Andrew

—Contigo no tenemos nada de que hablar— Respondió Sonomi Sanjoi— Vine por mi nieta

Sonomi Sanjoi volteo hacia donde se encontraba la pequeña, quien aún estaba abrazada a Rei

—Mi nieta hermosa, ven aquí — Habló con dulzura la mujer

—¿Para carajos quieren llevársela si todos sabemos que no la quieren y que no es una Sanjoi de verdad?— Les gritó Andrew al borde de la desesperación.

—¡No te atrevas a levantarle la voz a mí mujer!— Refunfuñó Isamu Sanjoi mirando con odio a Andrew

—¡Es lo menos que se merece la desgraciada que tiene por esposa!

Isamu Sanjoi, pese a su avanzada edad, alzó el puño dispuesto a propinarle un puñetazo; sin embargo, Andrew lo tomó con fuerza de la muñeca antes de que alcanzara a tocarlo; y de inmediato, Darien y el policía tuvieron que intervenir para impedir que ambos hombres comenzaran una pelea.

—¡IAndrew, señor Sanjoi, basta!— Exclamó Rei, quien para entonces ya se habia apartado de Andressa para acercarse.

—Por esta vez la esposa de Darien tiene razón — Dijo Sonomi Sanjoi— Entreguenos a nuestra nieta y no nos volveremos a ver las caras

—Señor policía, no se si lo sepa pero esta señora tiene una denuncia por…

Sonomi, sintiéndose dueña del mundo e ignorando a Rei, entró en su casa, y con voz dulzona caminó hacia donde se encontraba la pequeña Andressa prometiendole dulces y juguetes. Cualquiera que la escuchara pensaría que se trataba de una amorosa abuela; sin embargo, la pequeña Andressa nada más verla acercarse se orinó y corrió al interior de la casa.

De inmediato, todos los adultos, salvo Darien que se quedó dentro tratando de tranquilizar a sus hijos, siguieron los pasos de la pequeña Andressa, que ante el miedo y la desesperación salió corriendo por una puerta trasera, y antes de que alguien pudiera darle alcance cruzó la avenida y fue arrollada por un auto.

P.O.V. MAKOTO

Después de horas atrapada en esta habitación, la puerta de nuevo se abre. Temo que sea esa bruja que me quiere muerta y que quiere hacerle daño a mi niña, pero por suerte es Minako, que se sienta a mi lado.

—¿Cómo estás, mi amiga?— Me cuestiona mientras me acaricia el cabello

Minako, por favor dile a Andrew que saque a Andressa de Japón — Le pido desesperada a mi amiga

—¿Sabes? Supe por Rei que Andrew viene a verte— Me dice— Seguro te sigue amando y va a adorar a la pequeña Andressa cuando la vea

¡Minako por favor escúchame! Esa maldita bruja me quiere muerta— Le grito, pero al igual que todos parece incapaz de escuchar mi voz

—¡Ay, mi amiga! ¿Te acuerdas cuando sufrías creyendo que eras estéril?— Me comenta Minako— ¡Qué dicha que no fuera así y que tu hijita sea de Andrew y no del idiota de Masato! Por favor despierta. Todos te estamos esperando, Ay ahora que Masato ya no está vivo para hacerte daño seguro tú, Andrew y Andressa podrán empezar una vida juntos.

Pese a estar angustiada por lo que pueda estar viviendo mi pequeña Andressa, por un momento me permito fantasear. Quiero creer que todo estará bien, que en algún momento voy a poder tomar control de mi cuerpo, que mis seres amados me escucharán , que podré volver a abrazar a mi niña, que Andrew me perdonará y quizá tengamos una segunda oportunidad, y entonces, a mi mente vienen recuerdos de mi pasado al lado de Andrew, cuando ni siquiera pensé que podría llegar a amarlo.

8 años antes…

Pocos minutos después de haber abandonado Sanjoi Resorts, Makoto abordó un taxi y pidió que la llevaran a la estación de trenes; sin embargo, en el trayecto sintió la llegada del primer cólico de ese mes recordándole que su vientre era un lugar hostil para que creciera una nueva vida; sin embargo, si algo le estaba doliendo más que aquellos cólicos, era recordar a Naru echándole en cara estar embarazada de su marido, y a este confesar que nunca la había amado.

Tras casi media hora de viaje, Makoto finalmente llegó a la estación de tren, pero para su mala suerte, justo cuando bajó, vio partir el tren que iba rumbo a Tokio.

De pronto, un trueno se escuchó en en el cielo, y seguido de este las gotas de lluvia comenzaron a caer, por lo que Makoto rápidamente se dirigió a una cafetería que estaba en el área. Al entrar, pidió un té matcha, y después tomó asiento en una de las mesas que estaban al lado de la ventana desde la cual podía ver los trenes, sin embargo, en ese momento, como si el destino se enfocara en torturarla, miró pasar a una joven pareja que tenían mucho parecido con ella y Masato, pero era evidente que esa mujer debía ser más dichosa que ella, pues lucía un abultado vientre que evidenciaba su avanzado embarazo, y el hombre a su lado la miraba con una devoción que Masato nunca tuvo para con ella; y ante tal escena de la que era espectadora, un par de traicioneras lágrimas escaparon de sus ojos.

Mira donde nos fuimos a encontrar. ¿Habría problema si me siento a tu lado?

Antes de que Makoto pudiera ver de frente al dueño de aquella voz masculina de acento extranjero y darle una respuesta, lo miró tomar asiento frente a ella, y maldijo a Andrew Furuhata por interrumpir aquel momento que estaba teniendo con ella misma.

Makoto iba a responderle, cuando de pronto su móvil que estaba sobre la mesa timbró. Al ver la pantalla de este, se dio cuenta de que era una llamada de Masato, por lo que de inmediato lo apagó.

Disculpa si te incomodé— Dijo Andrew un poco apenado.

Makoto vio entrar a la cafetería a aquella pareja que había vislumbrado a través de la ventana antes de que llegara Andrew, y para su mala suerte, se sentaron en la mesa de al lado. Makoto, que no soportó ver el amor en aquella pareja que se parecía tanto a ella y a Masato, decidió retirarse.

No me incomodas, pero ¿Sabes? Voy a ir a la estación . No quiero que de nuevo se me vaya el tren.

Andrew, que se percató de que aquella pareja de desconocidos mostrándose tanto amor habían afectado a Makoto, sintió pena por ella, así que decidió ignorar a su hambriento estómago.

Sigue lloviendo afuera y aún no llega tu tren y los dos vamos a Tokio ¿No quieres regresar en mi auto?— Preguntó Andrew mientras se ponía de pie

Makoto sabía que tardaría más en llegar a Tokio si optaba por ir en el auto de Andrew en lugar de esperar el tren, sin embargo no llevaba prisa por llegar a la mansión Sanjoi.

ÉPOCA ACTUAL

Cuando Andrew vio como su hija era, de inmediato corrió hacia en medio de la carretera, y se hincó frente a la pequeña que ante el dolor y el miedo que seguramente debía estar sintiendo lloraba, gritaba y suplicaba llamando a su madre.

—Tranquila mi niña, yo te voy a cuidat— Le prometió Andrew queriendo tranquilizarla y calmar su dolor, sin embargo, la pequeña Andressa se puso pálida, y sus ojos se fueron cerrando, hasta que de pronto perdió el conocimiento.

—¡Andressa, mi niña!— La llamo Andrew

Por supuesto no obtuvo una respuesta, y ante la idea de que quizá también perdería a su hija, rompió en llanto desconsolado; y en silencio se preguntó ¿Acaso aquello que estaba viviendo era el castigo de algún Kami por haberse enamorado de una mujer casada?

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Ocho años antes…

Tan pronto como subieron al auto de Andrew, Makoto entrecerró sus ojos, pues no tenía ganas de charlar con él y siempre era mejor fingir estar dormida que el incómodo silencio; sin embargo, como solía ocurrir muchas veces durante su periodo menstrual, un fuerte dolor de cabeza acompañado de náuseas se hizo presente, y poco más después de una hora de viaje, decidió hablar.

¿Puedes detenerte en algún baño público?— Le pidió a Andrew mientras sacaba una bolsa negra de plástico de su bolsa de mano.

No sé que tan cerca hay uno— Respondió Andrew

Entonces estacionate donde sea, quiero…

Makoto no pudo continuar hablando, pues de pronto se vio obligada a hundir la mitad de su rostro dentro de una bolsa negra de plástico para vaciar lo poco que había bebido en la bolsa; sin embargo, cuando terminó de vomitar estaba tan avergonzada de haber hecho algo tan asqueroso frente a su amante que bien hubiera deseado que la tierra se la tragara, hasta que de pronto escuchó su voz que sonaba preocupada.

¿Necesitas que vayamos con un médico?

Makoto entonces levantó su rostro y dado que no quería que percibiera su aliento nauseabundo se limitó a mover la cabeza de un lado a otro

¿Te sientes mejor?

Sólo necesito ir a un baño y a una farmacia— Susurró mientras desviaba la mirada en búsqueda de un bote de basura.

¿Qué medicamento necesitas? — Le preguntó él

Ketorolako— Susurró Makoto

Dame eso y espérame aquí — Le dijo Andrew quitándole la bolsa donde hace poco había vomitado.

Makoto qué se sentía tan mal cerró los ojos, pero pocos minutos después, escuchó de nuevo la voz de él, y al abrir los ojos lo miró cargando una bolsa de plástico y una cajita con el medicamento que de inmediato le entregó.

En la bolsa hay sueros y agua.

Gracias — Respondió Makoto—¿Sueles cargar con esto en tus viajes?

No—Respondió Andrew— Atrás de ti hay una farmacia.

Makoto volteó hacia atrás, y miró una farmacia cruzando la avenida; y sintió rabia de pensar que su marido no fuera tan atento con ella como lo era Andrew.

¿Te parece bien si vamos a un hotel?— Le preguntó él interrumpiendo sus pensamientos

Makoto lo miró sorprendida ante la pregunta, y sintió fastidio al pensar lo que quería.

Tengo migraña y acabo de vomitar. ¿Crees que quiero….

¿Pensabas que era una propuesta sexual?— Le preguntó él riendo ante lo que intuyó qué estaba pensando ella.

Makoto se sonrojó ante sus palabras, y por su mente pensó que era estúpido creer que él quisiera sexo cuando la acababa de ver vomitar.

Lo que quiero es dormir al menos una hora porque ayer después de la boda no dormí y siento que los ojos se me cierran— Confesó él

Makoto sonrió ante su respuesta y asintió, después de todo, ella no se sentía bien y prefería estar acostada en una comoda cama en lugar de estar dentro de un auto, y además, necesitaba un baño cerca por si de nuevo las náuseas se hacían presentes.

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Tras llegar al hotel, Makoto de inmediato fue al baño a asearse, pues haber vomitado frente a Andrew la hacía sentir sucia; sin embargo, cuando salió del baño y se percató de que no había un sofá donde acostarse y que Andrew estaba acostado en la única cama se cuestionó si debía acostarse en el piso.

Ven aquí — Escuchó de pronto la voz de su amante, lo cual la sorprendió, pues había creído do que estaba dormido.

¿A la cama?

Pues sí— Le respondió Andrew— Digo, no es como si antes no hubiéramos estado en el mismo lecho.

Makoto se sonrojó ante el comentario; sin embargo, se sentía demasiado mal como para discutir, así que tras tomar de su bolsa su antifaz para dormir, se metió del lado opuesto de la cama a donde estaba Andrew y cubrió sus ojos.

¿Sueles dormir con antifaz?— Le cuestionó Andrew

La luz me molesta cuando tengo migraña— Susurró Makoto acostandose en posición fetal de manera que le dio la espalda a Andrew

De pronto, al ver la blanca piel de la espalda de Makoto y su larga cabellera castaña, provocó que a la mente de Andrew llegara el recuerdo de una mujer de apariencia similar que había amado, e impulsado por ello, se atrevió a enredar sus dedos en los largos mechones castaños de Makoto, y guiado por esa misma fantasía, poco después pasó uno de los brazos por la cintura de ella, estrechando contra su cuerpo; pero entonces, al hundir su nariz en el cabello de Makoto, el aroma a rosas lo embriagó, recordandole que esa a la que abrazaba no era su amada ex novia que estaba en Estados Unidos, sino Makoto Sanjoi, su amante. De inmediato pensó en apartarse para no incomodarla, sin embargo, antes de que lo hiciera, los dedos de una de las manos de Makoto se entrelazaron con los suyos.

En cuanto a Makoto, aunque el abrazo desinteresado de su amante le tomó por sorpresa, se sentía tan vulnerable y necesitada de afecto, qué no hizo por apartarlo, y poco a poco se quedó dormida, soñando que aquellos brazos qué la rodeaban eran los de su marido, a quien añoraba a pesar de vivir bajo el mismo techo.

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El sonido de un móvil timbrando despertó a Makoto y Andrew de su plácido sueño, y al abrir los ojos, se sorprendieron al descubrirse abrazados el uno al otro; sin embargo, Andrew de inmediato se apartó de su lado para atender aquel mensaje, en tanto que ella se sentó en la cama para desperezarse.

No he llegado a Tokio, Endou. Nos vemos mañana— Dijo Andrew frente al teléfono para que su mensaje de voz quedará grabado.

Tras mandar aquel mensaje, la mirada de Andrew se posó en el reloj digital de su móvil, dándose cuenta de que eran las dieciocho horas con cinco minutos.

¡Es tardísimo! —Exclamó

¿Tenias que llegar temprano a Tokio? — Preguntó Makoto

Pues no. Los fines de semana descanso pero supongo que tú sí. Lo siento. No quiero causarte problemas con…

No le debo explicaciones a un marido infiel y te agradecería si por favor no me mencionas a mi marido ni mi matrimonio.

De acuerdo. Prometo que no te preguntaré nada que te incomode— Dijo Andrew— Por cierto, no hemos comido y tengo hambre. ¿Qué te gustaría comer?

La verdad no tengo hambre. Cualquier cosa que escojas me dará igual.

¿Aún te sientes mal?

Makoto se quedó pensando que respuesta darle, pues aunque físicamente no se sentía mal, anímicamente no se encontraba en su mejor momento.

No. Es solamente que ahora mismo tengo muchos problemas, pero entiendo que tengas hambre

Andrew se sintió apenado por ella, pues en su mirada se notaba la tristeza, así que dejándose llevar por sus impulsos, acarició sus cabellos.

Lamento que no te sientas bien anímicamente. Si un día quieres hablar de eso soy todo oídos.

Gracias

Poco después de aquella charla, Makoto y Andrew salieron del motel, y dado que en aquel pueblo de camino a Tokio nadie los conocía, llegaron a un pequeño restaurante local de comida típica japonesa donde preparaban un ramen tan delicioso que terminó despertando el apetito de Makoto, además de que viéndose ambos obligados a mantener una charla, descubrieron que había afinidad entre ambos y que fuera de la cama también les era grato el momento que pasarán juntos, lo cual terminó por mejorar un poco el estado anímico de Makoto

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Tras salir del restaurante y abordar el auto, tanto Andrew como Makoto siguieron charlando; y así, él le habló de su vida en Estados Unidos, de porque había estudiado Literatura; y ella a su vez le habló de su fascinación por cocinar y el mundo de la gastronomía.

¿Sabes? Me sorprendió que te gustara el restaurante a donde fuimos a comer porque tenía presente que eres estudiante de gastronomía, pero como no quisiste elegir.

Makoto rio ante el comentario de Andrew

¿Y eso qué tiene que ver?

Pues, supongo que como estudiante de gastronomía preferirias en restaurantes que tengan tres estrellas michelin

No necesariamente — Respondió Makoto— Hay muchos puestos de comida callejera que me encantan y no tienen ni una estrella Michelin, además mi comida favorita sigue siendo la que preparaba mi abuela y ella solo terminó la secundaria. Amaba todo lo que preparaba y también sus clientes en el pequeño puesto de comida que tenía.

¿Y ya no cocina? — Preguntó Andrew

Ya no puede cocinar— Respondió Makoto, y dado que no quería hablar de cosas que le dolían, rápidamente llevó la conversación por otro lado.—¿Sabes? A mi también me sorprendió que me llevaras a un restaurante de comida típica japonesa. Creí que terminaríamos en Mc Donald o en cualquier restaurante donde vendieran hamburguesas.

Andrew soltó una sonora carcajada ante el comentario de Makoto.

¿Solo porque ganaron los genes de mi madre creíste que no me gustaba la comida japonesa?

Makoto rio ante el comentario de Andrew

Pues casi siempre es mamá la qué cocina y tu madre es americana.

Antes de casarse mamá tomó cursos de comida japonesa para poder cocinarle a papá comida a la que él estaba acostumbrado, y además viví mis primeros diez años aquí, así que me encanta la comida tradicional japonesa tanto como la comida americana. Y el ramen y los takoyaki que preparan en ese restaurante es algo que no puedo comer todos los días porque no está cerca de Tokio.

¿No sabes cocinar?

Sé, pero no conozco la receta secreta de ese restaurante.

Puedo emular la receta

¿En serio? — preguntó Andrew sorprendido.

Sí — Respondió Makoto— Con solo probar un bocado de un platillo puedo adivinar qué ingredientes llevar y en qué proporción.

¿Eso les enseñan a los estudiantes de gastronomía? — Preguntó Andrew sorprendido

Claro que no— Río Makoto— Es algo que siempre he podido hacer sin proponérmelo

Por un rato, siguieron charlando, hasta que entonces, pasada la media noche entraron a Tokio.

Andrew. En la siguiente avenida hay una estación de taxis. ¿Podrías bajarme ahí?

Makoto, pasa de media noche. ¿Cómo te voy a dejar en una estación de taxis?

No puedes llevarme hasta la puerta de la mansión Sanjoi

Andrew se quedó pensativo un momento. Sabía que ella tenía razón, pero también le parecía muy poco atento de su parte dejarla lejos de casa.

¿Y si te dejo mas cerca de…

¡No!— Lo interrumpió Makoto— Te agradezco mucho lo que has hecho por mí, pero no quiero tener problemas ni causartelos a ti tampoco.

Pero me mandas tu ubicación y me avisas cuando llegues. ¿De acuerdo?

Makoto sonrió ante el comentario de Andrew, pues de cierta le pareció lindo de su parte que fuera tan atento con ella y mostrara una preocupación que Masato nunca tuvo.

Esta bien— Respondió ella

Pocos minutos después, Andrew estaciono su auto frente a la estación de taxis, y aunque ella insistió en que no era necesario, bajó del auto para acompañarla.

Si no me mandas tu ubicación voy a ir a buscarte a casa de Masato— Le advirtió Andrew.

Makoto, conmovida por las atenciones que Andrew había tenido para con ella, soltó la maleta y rompió la distancia que había entre ellos para besar una de sus mejillas; sin embargo, Andrew que no había vuelto a besarla desde la madrugada anterior, la estrechó en un abrazo y giró su rostro para unir sus labios a los de ella en un cálido beso que tomó por sorpresa a Makoto, pero al que no se resistió, pues tambien lo habia estado deseando despues de que salieran del restaurante.

¿Te puedo ver en la semana?— Le preguntó él cuando sus labios se separaron

Quizá el viernes— Respondió ella— Ahora me voy. Te mandaré la ubicación y te enviaré un mensaje cuando llegue a casa

Makoto se dio media vuelta, y entonces sintiendo como si mariposas revoloteaban en su estómago, subió al taxi que la llevaría a la mansión Sanjoi

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Si bien Makoto no se había atrevido a dejar a Masato porque era él quien costeaba los gastos médicos de su abuela y temía no poder costearlos si se separaba de él, lo sucedido en la boda de Rei y Darien había sido la gota que derramó el vaso, por lo que había decidido que tan pronto como entrara empacaria sus pertenencias para retirarse y no volver.

Su plan era pedirle hospedaje a Minako por un par de dias y vender las muchísimas joyas y ropa caras que le había comprado Masato a lo largo seis años de matrimonio, lo cual tenía contemplado que le daría el suficiente dinero para sobrevivir y costear el asilo donde se encontraba internada su abuela durante un par de meses, aunque tenía esperanzas de poder encontrar un trabajo pronto, ya fuera en algún restaurante o en última instancia, teniendo que tragarse la vergüenza y solicitarle apoyo a los Hino, quien siempre la habían tratado bien a pesar de la diferencia de clases sociales.

Así, tras llegar a la recamara donde desde hace casi un mes dormía sola comenzó a empacar sus dos maletas con rapidez, pero entonces escuchó la puerta abrirse, seguido de la voz de su marido.

¿Qué se supone que haces?

Makoto se dio media vuelta, y de nuevo los sentimientos de rabia y tristeza salieron a flote.

Lo que debí hacer hace tiempo. Irme y solicitar el divorcio

Makoto, sé que he cometido muchos errores, pero no puedes dejarme solamente porque…

¿Qué me seas infiel con Naru casi desde el inicio de nuestro matrimonio te parece poco? — Refunfuñó

Makoto…

¡Makoto nada! — Lo interrumpió ella—No me merezco estar en un matrimonio donde no soy amada y además mi marido permite que su familia y su amante me humillen

Si es por lo que sucedió en la boda de Rei, tú sabes que no tenía opción. Naru pensaba hacer un escándalo. ¿Querías que arruinara la fiesta de tu mejor amiga?

Lo que hubiera querido era que me defendieras cuando me insultó, qué llamaras a seguridad para sacar a esa puta y que te quedaras a mi lado, pero no Masato, que te hayas ido con ella y que además vayas a tener un hijo producto de tus infidelidades ya es demasiado. Me iré con Minako y en la semana te hago llegar la solicitud de divorcio.

Makoto se dio media vuelta para seguir empacando, pero entonces Masato se acercó a la cama y aventó la maleta contra el piso. Un acto que Makoto jamás hubiera esperado de su parte.

¿Y pretendías largarte y robarte todo lo que es mío?— Le reclamó Masato

¡No me estoy llevando nada tuyo, idiota!

¿No? — Se burló Masato— Pues toda esa ropa en tu maleta, todas tus joyas y hasta el último yen en tu cartera es mío porque todo te lo he dado yo. Has vivido a mis costillas todos estos años, y tu abuela igual, así que nada te pertenece.

Llena de ira, Makoto se quitó el anillo de bodas qué antaño le hubiera dado y se lo lanzó a la cara.

Pues aquí tienes hasta el anillo de compromiso. La ropa y los zapatos te los devuelvo mañana porque entenderás que no puedo andar desnuda por la calle.

¡Atrévete a solicitar el divorcio y te hundo!

¡Ya callate! Lo que puedas decir de mi me tiene sin cuidado

Makoto se dio media vuelta para salir de la habitación, pero entonces escuchó algo que no creía posible pero que la asustó

Si solicitas el divorcio me encargaré de que tu abuela termine sus días en el corredor de la muerte y que sea ejecutada pronto.

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ÉPOCA ACTUAL

Cuando la ambulancia llegó por la pequeña Andressa, Andrew sin dudarlo quiso subir para acompañar a su hija, pues ahora que sabía de su existencia quería darle todos los cuidados que no había podido brindarle en sus primero años, pero Sonomi Sanjoi había alegado ser la abuela de la menor, y dado que ella si tenía documentos que la acreditaban como tal y Andrew ante la ley no era su familiar, acompañar a su hija le fue negado.

Sin embargo, Andrew no estaba a dispuesto a desistir, así que cuando Darien le ofreció llevarlo al hospital donde internarian a la pequeña aceptó sin dudar, pero por desgracia, al llegar a la entrada del hospital se encontró con un par de policías qué le pidieron su identificación.

—Lo siento, señor, pero la entrada le está negada.

—¿Por qué?— preguntó Andrew desconcertado.

En ese momento, la puerta del hospital se abrió, y la mirada de Andrew se encontró con la de Sonomi Sanjoi.

—Porque no te quiero volver a ver cerca de mi nieta ni de mi nuera.

Hola!

Pues bien, aquí traigo un nuevo capítulo de este fanfic. Gracias a quienes lo leen, sobre todo a Hospitaller Knight por sus reviews; y a los lectores anónimos, que espero pronto dejen de ser anónimos y me digan que les parece.

En fin, espero actualizar pronto

Saludos

Edythe