Kimi
Estoy en el coche de mamá, rumbo a nuestra casa. Chuckie viaja a mi lado, y yo no paro de pensar en la máquina del tiempo.
¡Qué suerte tienen mis amigos de haber podido viajar por el tiempo! A mí también me habría gustado mucho ir y conocer lugares tan mágicos y maravillosos como la Antigua Grecia, la época de la cultura maya en México, o la ancestral y milenaria China.
Pronto llegamos a casa y mamá nos desabrocha los cinturones del coche a Chuckie y a mí, y nos ayuda a bajar del coche. Mamá cierra la puerta del garaje y abre la puerta que da a la cocina, y Chuckie y yo entramos cogidos de la mano de mamá.
Es la hora del baño, y mamá se lleva primero a Chuckie, y yo me quedo en el salón jugando con mi perra Fifi, que es muy cariñosa. Le encanta lamerme la cara y a mí me encanta que lo haga.
Lo que me llama la atención es que al parecer, Helena y Leonor también vienen de la máquina del tiempo, así que debe estar activa más tiempo, y no sólo esta tarde cuando ha aparecido ese niño, Severus.
Tengo muchas cosas que preguntarles a los tres sobre la máquina del tiempo, y también a los demás.
Viene mamá, me aúpa en brazos y me dice que es la hora de mi baño. Chuckie ya está lavado y aseado, y ahora me toca a mí, y yo encantada porque me encanta el agua y bañarme. Y Chuckie se queda con papá mientras yo me baño.
Después del baño y después de la cena, Chuckie y yo nos quedamos un ratito jugando en nuestra habitación. Jugamos a hacer puzzles.
Enseguida vienen mamá y papá, nos ponen el pijama y nos meten en nuestras respectivas camas. Nos leen un cuento, el de El Gato con Botas, y después nos dan un beso de buenas noches a cada uno, apagan la luz y salen de nuestra habitación cerrando la puerta muy despacito.
Pero yo todavía no tengo sueño así que hablo con mi hermano.
-Oye, Chuckie.
-¿Sí?
-¿Tienes sueño? –le pregunto, no vaya a ser que él sí tenga sueño y no tenga ganas de hablar.
-No mucho –confiesa él-. ¿Por qué?
-Porque tengo muchas preguntas que hacerte sobre la máquina del tiempo.
-¿Todavía sigues con eso?
-Sí, ¡me parece alucinante! –contesto yo con entusiasmo.
-¿Qué quieres saber? –dice Chuckie en un tono que indica que no le queda más remedio que hablarme de la máquina del tiempo, aunque no le apetezca mucho. Yo no quiero molestarlo pero de verdad que me pica mucho la curiosidad y no puedo esperar a ver a nuestros amigos para que me aclaren las dudas, aunque no me cabe duda de que aunque hable con Chuckie sobre la máquina del tiempo, los demás también tendrán mucho que aportar sobre el tema, incluso más que Chuckie porque ellos no parecían tenerle miedo a la máquina del tiempo, a diferencia de mi hermano.
-¿Qué os pasó para que entrarais en la máquina del tiempo? ¿Os caísteis o algo así?
-Fue un día en que nuestro papá y el papá de Tommy nos llevaron a El Palacio de los Juguetes, buscando un regalo de cumpleaños para Susie, y Tommy, Phil, Lil, Dil y Angelica en cuanto vieron la máquina del tiempo, sintieron mucha curiosidad por ella. Angelica nos asustó diciendo que esa máquina se llevaba a los niños a los que sus padres no los querían –yo muevo la cabeza en señal de desaprobación-, pero ninguno de ellos, excepto yo, les hizo mucho caso. Estaban embelesados contemplando la máquina del tiempo. Yo también la miraba, pero asustado.
-Continúa –le animo yo, intrigadísima. Esta historia me parece mucho más alucinante que la de El Gato con Botas, que ya es decir.
-Total, que en un descuido, Dil se metió en la máquina del tiempo, que creemos que se había activado porque Angelica había toqueteado antes todos los botones a boleo, y desapareció, aunque la máquina permaneció activa. Tommy se dio cuenta enseguida de que su hermano se había metido en la máquina del tiempo y que ésta se lo había como tragado o enviado a otra parte, así que él también se metió para ir a rescatar a su hermano.
-¡Vaya!
-Pero como ni Tommy ni Dil regresaban, Phil y Lil decidieron ir a buscarlos, y también se metieron en la máquina del tiempo. Y luego, Angelica preocupada porque los mayores le pudieran echar la bronca por haber permitido que los bebés se acercaran y se metieran en la máquina del tiempo, también se metió a buscar a nuestros amigos. Finalmente sólo quedé yo, pero al final, preocupado por ellos, no me quedó más remedio que meterme también en la máquina del tiempo y fui a parar a una mina antigua abandonada.
-¡Qué guay! ¿Y encontraste allí a alguno de nuestros amigos?
-Sí, a Tommy. Y cuando lo rescaté, le tocó a él continuar la aventura.
-¿Qué quieres decir con que le tocó a él continuar la aventura?
-Pues que la máquina del tiempo, por lo que fuera, no me dejaba a mí continuar buscando al resto de mis amigos, pero a Tommy sí, así que tuve que dejar que se marchara de nuevo en la máquina del tiempo. Y luego, al cabo de mucho rato, regresó con Phil.
-¡Qué bien! ¿Y luego qué pasó?
-Que a Tommy le pasó lo mismo que a mí: una vez que rescató a Phil, la máquina del tiempo no le permitió volver a entrar y tuvo que ser Phil quien entrara en ella de nuevo para continuar rescatando a nuestros amigos.
-Y Phil rescató a Lil, ¿no? –He dicho esto por pura lógica.
-Sí, y luego a Lil le tocó rescatar a Angelica, y después Angelica tuvo que rescatar a Dil, y Dil tuvo que realizar un viaje a la Luna él solo, y cuando completó ese viaje, fue cuando todos pudimos volver a casa.
-Entonces, parece que la máquina sólo os dejaba rescatar a uno de vosotros y luego el que había sido rescatado tenía que ir a rescatar a otro –resumo yo.
-Sí, así es.
-Pero esta vez parece que no funciona igual que cuando vosotros la utilizasteis, ¿no? Porque esas dos niñas, Leonor y Helena, dicen que van y vienen de este parque al suyo sin ningún problema. Quiero decir, que parece que ellas sí pueden elegir a dónde quieren ir, y no necesitan rescatar a nadie. Eso es lo que me parece lo más alucinante y llamativo de todo.
-Sí, eso parece, pero realmente no lo sé. Se lo tendrías que preguntar a ellas.
-Eso haré –le digo con convicción-. Y ese niño, Severus, también parece que no necesita rescatar a nadie y que ha venido a nuestro parque sin necesidad de meterse en una aventura.
-Eso es lo que he pensado yo también. Bueno, Kimi, vamos a dormir. ¿Tú no tienes sueño? Porque a mí me está entrando ya un poco –me dice mi hermano, bostezando.
Pero yo no tengo sueño. Todo lo que me ha contado Chuckie ha hecho que me parezca aún más chula y divertida la máquina del tiempo. No puedo parar de pensar en ella, y en Severus, Leonor y Helena. Seguro que esos tres bebés tienen también muchas cosas que contarnos sobre la máquina del tiempo.
Abrazo a Súper Cosa y me quedo yo sola conmigo misma y con mis propios pensamientos y sentimientos mientras en la otra parte de la habitación Chuckie duerme como un tronco.
